Capitulo 5: Conociéndonos…

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Conociéndonos…

Decir que quedé en un estado de shock cuando lo vi muy cómodo en la sala de mi casa era decir poco, mis pies me impidieron caminar hacia él pero él mismo se encargó de venir hacia mí con esa sonrisa plasmada en su rostro, parecía satisfecho de estar en la sala de mi casa y de haber conseguido el puesto que mi marido le había dado como perro faldero mío… ok, la última palabra la tenía yo y si yo no me sentía cómoda con él, Sebastian tendría que ir buscando a otra persona para hacer el trabajo.

_¿Qué hace aquí?_ pregunté fingiendo no saber, él se paró a un metro de mí y levantó una ceja con las esquinas de su boca hacia arriba,

_Bueno Isabella, fui contratado para cuidarle las espaldas_ dijo algo petulante, ¿cómo podía osar ser tan descarado comigo? _al parecer, y fueron palabras de su marido, usted no deja de meterse en problemas_

_Primero que nada señor Cullen deje de referirse a mí por mi nombre de pila, soy Sra Isabella o Sra Plath en su defecto_ murmuré dejando en claro la diferencia _segundo, no me gusta que se rían en mi cara y si va a trabajar para mí o para mi esposo, quiero respeto por su parte…_

El rostro de él fue de clara consternación, no dijo nada más y su sonrisa de suficiencia se borró de su rostro, miró nervioso hacia el suelo y luego se aclaró la garganta frunciendo el seño,

_Disculpe Señora Isabella, no fue mi intención ofenderla…_ murmuró alzando su vista hacia mí, _disculpe mi atrevimiento_

Asentí aceptando sus disculpas pero por ningún motivo iba a tolerar que eso volviera a suceder de nuevo, él no era nadie para andar riéndose de mí, no era nadie como para andar mofándose que yo me metía en problemas, aunque esas palabras fueran de mi marido.

_Bien, quiero hacerle unas cuantas preguntas antes de decidir si voy a necesitar sus servicios o no_ murmuré antes de caminar hacia el salón y sentarme en el sofá de cuero blanco, él dio media vuelta y me siguió sin decir palabra, le señalé un sofá frente a mí y él asintiendo se acomodó en él con la espalda recta. No podía negar que su postura parecía profesional, como la gente de seguridad que tenía Benjamín, solo que quien tenía frente a mí era por demás más guapo… sus hombros anchos, su torso a simple vista trabajado y su mirada calculadora, sin contar claro sus penetrantes ojos verdes, su cabello cobrizo revuelto y su sonrisa torcida que más que custodio lo hacía parecer un playboy…

Bajé la cabeza sacudiéndola ligeramente ¿qué estaba pensando? Debía emplear a este hombre, hacer de La fría Isabella y dejar en claro con quien trataba, aunque me hubiese gustado contar con que él no hubiese visto mi frágil momento de debilidad en aquella tienda de instrumentos… eso me hacía vulnerable,

_Señor Cullen, mi marido tomó la decisión de emplearlo como mi custodio personal y como usted supongo que se dio cuenta, yo no estaba enterada de ello, no sé nada de usted… no se en definitiva quién es usted y a quién le voy a confiar mi vida…_ él me miró con sorpresa por un segundo, pero luego hizo un gesto de comprensión mientras cepillaba su cabello con sus dedos,

_Señora Isabella, esto es una entrevista informal, mi legajo e información adicional se lo haré llegar mañana por la mañana temprano, lo que menos deseo es que usted desconfíe de quien deberá guardar su vida y créame que no sabía que usted estaba desinformada sobre la decisión de su esposo en contratarme… yo…_

_Bueno, al parecer di un vergonzoso espectáculo hoy en el negocio de León, un espectáculo que a mi marido no le agradó… por eso pienso que su decisión precipitada de contratarlo sin mi autorización fue simplemente por el deseo de evitar un espectáculo mayor en el futuro_ dije casi al borde de la furia, Benjamín me escucharía… a pesar de no tener en cuenta mi palabra, él me escucharía.

_Discúlpeme Señora, pero lo que le sucedió hoy le puede pasar a cualquiera, supongo que su marido debe entender eso…_

Reí sin ganas ante esa confirmación, al menos me dejaba en claro que nunca había tratado con Benjamin y si lo hizo no había prestado suficiente atención para darse cuenta de la arrogancia, el egoísmo y la frivolidad de mi marido.

_Está bien, mire… quiero saber de usted ante nada, su experiencia, su formación y el motivo porque le dijo sí a mi marido_ lo miré atenta mientras él parecía pensar cada una de sus respuestas.

_Bueno, primero que nada, mi formación la llevé a cabo en el Ejercito Real Británico especializándome como escolta y custodio personal, estuve siete años especializándome en esta área_ aclaró, mis cejas se levantaron involuntariamente al oír donde se había formado… ¡Este hombre provenía de las huestes reales! _mañana en mi legajo podrá interiorizarse más de mi formación, en cuanto a mi experiencia… bueno, trabajé ocho meses en el palacio se Buckingham como custodio real antes de venir a los Estados Unidos nuevamente._ él frunció el seño y miró hacia el suelo como si algo lo hubiese molestado… yo no podía comprender por qué motivo había renunciado a seguir trabajando para la mismísima reina y volver al país, me removí incomoda en mi asiento tratando de comprender hasta que decidí averiguarlo,

_Dígame una cosa Sr Cullen…

_Edward por favor señora… solo Edward_ lo miré por un momento con ganas de replicar pero al verlo hablarme seriamente desistí…

_Está bien Edward, dime… ¿por qué tuviste que volver?_

Él me miró frunciendo el ceño, si no hubiese sido que recién lo conocía hubiese jurado que ese seño me decía “¿Y a ti que te importa?” Pero si él me lo hubiese querido decir unas palabras eran suficientes, sin embargo no lo dijo,

_Yo… volví a causa de unos problemas personales, yo tenía cosas que hacer aquí…_ dijo agachando la mirada, no quise indagar en ese tema para luego ser tildada por entrometida, opté por tomar otros rumbos,

_Bien… Edward, dime… ¿estás casado? ¿Tienes algún tipo de relación personal con alguien?_ su mirada se levantó de golpe y cerré la boca abruptamente al darme cuenta de mis preguntas, sentí que mis mejillas se calentaban furiosamente y comencé a pestañear nerviosa… _Eh… quiero decir, supongo que sabes que este tipo de trabajo necesita de tu entera disponibilidad, es decir… yo tengo mis propios horarios, ¿serás capaz de acoplar tu vida personal a ello?_ respiré aliviada al poder arreglarlo, él arqueó las cejas por un segundo algo contrariado y con una sonrisa bailando en sus comisuras,

_Bueno… no tengo esposa, novia ni nada que me impida trabajar con libertad, mi familia entiende lo que esto conlleva y ciertamente no hay ningún problema con ello_ murmuró serio nuevamente. Podían llegar a exasperarme sus cambios de humor pero creo que no se comparaban en nada con los míos.

_¿Tu familia está aquí en Seatlle?_ pregunté intrigada, él miró al suelo una vez más indeciso si debía responder o no… lo mío era simple curiosidad pero a él parecía molestarle _disculpa… no quise ser entrometida_

_No, está bien… mi familia vive en Seatlle, mi padre es médico generalista en el hospital de la ciudad, mi hermana es menor que yo y este año se gradúa de la preparatoria, mi madre… bueno, mi madre es ama de casa_ dijo cortante, en seguida supe que no quería hablar de ellos, parecía ser un hombre celoso de los suyos… y eso me gustaba.

_Bien, creo que con ese es suficiente… mañana me entretendré viendo tu legajo personal de todos modos._ me levanté de mi asiento y el enseguida hizo lo mismo _supongo que te mostraré las instalaciones de la casa en las que te moverás_ dije para luego caminar hacia la puerta que dividía el resto de la casa con las cocinas, sentí sus pasos detrás de mí y por alguna razón me sentí cohibida, como nunca… sentí su mirada todo el tiempo en mi nuca y la proximidad de su cuerpo a escasa distancia mía,

_Bien… esta es la cocina, Claire y Beth son las encargadas de este sitio… Loise es mi ama de llaves, ya la conoces_ dije señalando a las mujeres que se encontraban trabajando allí, Loise había estado sentada en el desayunador ingiriendo alguna clase de bocadillo y al vernos entrar dejó todo para pararse con su característica postura rígida y a juzgar por el aroma, Claire y Beth estaban haciendo la cena. Todas asintieron a él, _Mientras estés aquí puedes venir a las cocinas y pedirles a ellas que te preparen algo si lo apeteces_

_Gracias Señora…_ musitó él, asentí a las cocineras y a Loise y seguí camino hasta salir por la puerta de vidrio que daba al patio trasero, bajé por las escaleras de piedra hasta llegar al área del patio trasero, una gran piscina con agua turquesa se ubicaba a metros de la salida al patio, unos bancos de fierro retorcido blanco y las mesas de mármol correspondientes adornaban el lugar, seguí caminando hasta llegar a metros de la casa a través del césped, Sam no se veía por ningún lado… seguramente esperaba a mi marido salir de la compañía para traerlo a casa…

_Este es el garaje_ dije oprimiendo un botón para que el portón de hierro se alzara y dejara en descubierto la colección de automóviles de Benjamin y yo… _suelo conducir mi Mini Cooper cuando Sam, nuestro chofer no me lleva, Benjamin siempre sale con Sam, él no conduce_ pasé al garaje y le indiqué que me siguiera, su mirada consternada me decía que nunca había visto tantos automóviles últimos modelos en un solo lugar antes, aunque tendría que haberlo hecho si venía de Europa,

_¿Usted maneja un Mini Cooper?_ preguntó curioso, no pude evitar caminar hasta mi segundo bebé, el primero era mi chelo, y acariciarlo pasando las yemas de mis dedos por su pintura negra

_Si, yo lo conduzco… ¿qué creías?_ él me miró por un momento mientras mis dedos rozaban el filo del capó de mi auto, él observó ese movimiento de mi mano muy entretenido…

_Es que… por un momento pensé que usted sería dueña de un auto… más a su altura?_ murmuró lo último en forma de pregunta,

_No, no me gusta conducir autos grandes, ya sabes… mi espectacular manera de atraer los problemas_ dije sarcástica _aunque no me quedo con las ganas cuando quiero conducir mi Aston Martin o mi Mercedes_ él repasó su mirada por los autos que habían allí _tú conducirás el automóvil que te asigne Benjamin…

_Señora es mi deber conducir el auto en el que usted salga, es parte de mi trabajo…_

_No, tú no conducirás mi Cooper o mi Aston, tendrás que conformarte a ir a mi lado en un auto adicional_ dije enfatizando la palabra “conformarte”, nadie tocaba a mis bebés más que yo,

_Bien, lo que usted diga señora_ murmuró a regañadientes, asentí con la cabeza y comencé a caminar cruzando el garaje hasta la puerta contraria, abrí una pequeña portezuela que se encontraba a un costada del portón de hierro y salí al exterior, en la entada había un Volvo plateado, por lo que supuse era su auto,

_¿Conduces un Volvo?_ murmuré incrédula, me daba la impresión que ese era un auto más familiar,

_Si, lo compré con mi salario europeo, los Euros valen más que los dólares…_ dijo risueño, lo miré por un instante y asentí en acuerdo _a demás que es el auto más seguro del mercado, más confortable y estable_

_Valla… si que haces gala de tu profesión_ murmuré mientras caminaba por la vereda de piedra, él sonrió a mi lado sin decir más, crucé el jardín delantero y sorteé la gran fuente de agua que se encontraba en medio del lugar, caminé unos metros más y llegué hasta la garita de guardia que había frente a la casa en la cual nuestra vigilancia se encargaba de dejar pasar o no a las visitas.

_Ellos te darán el código de acceso a la casa, cada vez que vengas lo pondrás en el tablero y el portón te abrirá, cuando hay visitantes ellos le hablan por el intercomunicador a Loise y ella nos comunica la visita…

_Bien, de ahora en más yo también seré comunicado de las visitas_ murmuró con frialdad, yo asentí y nos adentramos a la garita de guardia para pedir el código, momentos después estábamos caminando devuelta a la casa,

_¿Cuales son mis horarios?_ me volteé a verlo mientras estábamos por subir la escalera hacia la entrada de la casa, pensé por un segundo…

_Bien, eso depende, en noche que no tengamos una cena o evento especial, estarás fuera de servicio alrededor de las ocho de la noche, supongo que cuando haya un evento especial o yo tenga que salir a algún lugar fuera de ese horario tú serás mi sombra…_ me mordí la lengua para no decir “Perro faldero”…

_Bien, ¿Cuándo comienzo a trabajar?_

_Supongo que a partir de mañana, si Benjamin no dice otra cosa_ él asintió y caminé hasta la casa seguida de él… me iba a costar acostumbrarme ser seguida constantemente, amaba la poca libertad que tenía y ahora iba a tener que soportar estar a toda hora con él mientras este fuera, bueno… le podía sacar provecho, Rosalie estaría feliz de acompañarme a todo lugar si él venía con nosotros, después de todo a ella le gustaba que le besaran los talones.

POV Edward

Seguí a Isabella a la casa, su jean ajustado daba una buena vista de una parte de su cuerpo que difícilmente se podría dejar pasar, con razón su marido quería un escolta para ella, la mujer era deseable y no podía creer cómo había sobrevivido a los acosadores todo este tiempo sin custodia. Estamos subiendo las escaleras hacia la entrada de la casa y yo procuré mirar hacia otro lado ya que la vista frontal era tentadora y no quería ser un irrespetuoso en el primer día de trabajo, pero cuando menos lo esperé oí un gritito ahogado, cuando levanté la vista ella estaba de rodillas sobre uno de los escalones con sus manos en el suelo,

_Maldición…_ murmuró por lo bajo, me apresuré a subir junto a ella y arrodillarme a su lado,

_Señora ¿está bien?_ la tomé de los hombros ayudándola a sentarse bien sobre el escalón, su rostro estaba surcado por una mueca de dolor y supe que debía ser su rodilla, su mano viajó hasta su nariz y rápidamente se puso pálida, miré su rodilla y vi una mancha de sangre en el pantalón.

Maldición! Primer día de trabajo y no había sido capaz de detener su caída, ella dejó de respirar por la nariz y abrió los ojos mirándome alarmada, entonces me di cuenta de su reacción a la sangre, la puse entre mis brazos y la alcé rápidamente, abrí la puerta de la casa y me adentré caminando hasta la sala,

_Loise!_ grité en un intento de hacer llamar al ama de llaves, Isabella se mantenía aferrada a mi cuello cuando la dejé sobre el sofá _Señora, necesito dejarla aquí así curo su herida antes de que usted se desmaye…_ ella gimió y se separó de mí cubriendo con ambas manos su rostro, _respire por la boca Señora…_ dije arrodillándome a su lado para observar su herida, enseguida llegó Loise alarmada por mi grito,

_Señora Isabella ¿Qué le ha sucedido?_

_Loise, debo curarle la herida antes de que se desmaye ¿tienes una caja de primeros auxilios?_ ella miró inquieta a su señora y ella solo asintió conteniendo la respiración,

_Isabella respira, hazlo por la boca_ exigí,

_Señor, llevémosla a su habitación, allí tiene todo lo necesario…_ murmuró Loise, yo asentí y tomé una vez más en brazos a Isabella, ella enredó sus brazos en mi cuello y hundió su rostro en mi pecho, la sentí respirar sobre mi camisa… al parecer eso distraía momentáneamente su sensibilidad con la sangre. Subí las escaleras detrás de Loise que me guió hasta la que parecía ser la habitación principal, el cuarto era amplio y luminoso, supe enseguida que era la habitación de Isabella por las grandes fotos de ella en blanco y negro que había colgadas en la pared frente a su cama, no me detuve a mirarlas solo me apresuré a dejar a Isabella en la gran cama tamaño King sise.

_Loise… um… ¿puedes ayudar a la señora a sacarse el pantalón mientras yo preparo lo necesario para la curación?_ dije tomando la caja blanca que ella me acercaba, Loise asintió y yo caminé hasta una pequeña mesa de vidrio que había cerca del gran ventanal, retiré algunos libros que habían encima y puse la caja, me arremangue la camisa hasta los codos y me dispuse a abrir la caja, preparé un copo de algodón con antiséptico y unas gasas con cinta inmunizada mientras oía las quejas de Isabella mientras seguramente su ama de llaves le sacaba el pantalón.

_solo… avísame cuando esté preparada señora…_

_Lo está…_ dijo Loise, volteé hacia la cama con algodón en mano y vi a Isabella recostada sobre el respaldo con unas cuantas almohadas en su espalda y sus piernas desnudas desde sus muslos, el resto de su cuerpo estaba tapado por una especie de bata de seda, se veía… no puede evitar fruncir el entrecejo tratando de reprimir las imágenes que llegaban a mis ojos, debía actuar lo más profesional posible y dejar de encontrar una definición a como se veía… ningún termino era suficiente…

_Relájese Señora_ murmuré mientras me sentaba a su lado, ella continuaba pálida y con los ojos cerrados, respirando dificultosamente por la boca, me apresuré a limpiar su herida en la rodilla, no era importante pero al parecer una simple herida causaba en ella una grave descompensación. Un hormigueo extraño recorrió las yemas de mis dedos al tocar la suave piel de su pantorrilla, ella pareció estremecerse pero yo continué con mi tarea, pude visualizar en una inspección rápida otras cicatrices en sus rodillas similares a la que dejaría esa herida, al parecer era habitual en ella su falta de coordinación y sus caídas… debería estar atento a eso.

Terminé de limpiar la herida y me apresuré a poner un pequeño vendaje, miré a Isabella y ella continuaba con los ojos cerrados y su cabeza recostada en la almohada, pero la vi respirar mucho mejor… ahora lo hacía por la nariz, pegué la última cinta adhesiva para completar el vendaje y mis dedos acariciaron suavemente la piel de su rodilla bajando hasta su pantorrilla, nuevamente sentí un estremecimiento departe de ella, levanté su pierna que había estado flexionada y la estiré para acomodarla sobre la cama, tragué en seco al ver sus piernas, eran dos perfectas piernas color marfil, pálidas pero hermosas… sus pequeños pies con sus uñas pintadas de un rojo intenso me dejaron sin aliento, ella era hermosa en su totalidad, lástima que era tan arrogante…

_Descanse Señora Isabella, Loise ¿puedes traerle un té a la Señora? Seguramente debe tener el nivel de azúcar bajo y debe compensarse_ murmuré tomando una manta que había a los pies de la cama, los ojos de Isabella me miraban calculadoramente y parecía avergonzada. Suavemente la cobijé tapando sus piernas para el bien de mi corazón… la vista era hermosa pero debía mantenerme en mis cinco sentidos y actuar profesionalmente. En seguida Loise salió de la habitación dejándonos solos, me paré a un costado de la cama y la miré por un momento mientras ella bajaba la mirada,

_Descanse… mañana temprano traeré mi legajo y si usted está conforme comenzaré a trabajar para usted_ murmuré, ella se mordió el labio y miró sus manos sobre la cobija, levanté la mirada y de inmediato mis ojos buscaron las imágenes que había visto de ella al entrar. Dos grandes fotografías en blanco y negro estaban muradas sobre la pared de enfrente a la cama, eran hermosas… y tuve que reprimir un gemido por lo sensuales que me parecieron, en una ella estaba abrazando con sus piernas desnudas un violonchelo, su única vestimenta eran unos zapatos de tacón alto fino que estilizaban aún más sus bellas piernas, el Violonchelo cubría el resto de su cuerpo mientras ella parecía estar ejecutando alguna melodía en él, sus ojos estaban cerrados y su boca entreabierta mientras la tenue luz la iluminaba.

Hermosa…

En la otra ella estaba recostada en la cama boca abajo con un fino y corto camisón que parecía de seda, sus piernas estaban al descubierto sobre las sábanas, su cabello suelto remarcaba su rostro mientras ella sostenía una hoja de partituras, en realidad ella estaba rodeada por partituras, desparramadas sobre la cama a su alrededor… en ningún momento miraba a la cámara, por lo que supuse habían sido sacadas cuando ella estaba desprevenida… su marido tenía un fetiche con la música y al parecer ella la interpretaba.

Escuché que se aclaraban la garganta y salí de mi ensoñación, al mirar hacia abajo la vi a ella sonrojada a más no poder mordiéndose el labio, me alejé de la cama dando un paso hacia atrás y fruncí el seño buscando qué decir… ella me había atrapado mirando esas sensuales fotos.

_Yo o mi marido te llamaremos luego de ver tu legajo, procura enviarlo temprano… ahora, ahora me gustaría descansar_ dijo fríamente, asentí sin mirarla y me apresuré a salir de la habitación. Mientras iba bajando la escalera Loise iba subiendo con una bandeja en la que llevaba un té y frutas en rodajas, la saludé asintiendo la cabeza y bajé apresuradamente, salí de allí y me metí a mi Volvo donde al fin pude respirar tranquilo.

Si así iba a comenzar este trabajo mejor me quedaba con la opción del FBI, debía mantener la cabeza fría y mi hombría en el lugar donde tenía que estar, no podía mirar de esa manera a la mujer de mi jefe… mucho menos a mi protegida, eso no era ético y mucho menos profesional. No pasé siete años preparándome para que una mujer altanera y frívola viniera y osara derribar mis murallas, aún podía llamar a Benjamin Plath y rechazar la oferta y llamar a Emmett y aceptar la suya… aún podía decidir, si la fría Isabella Swan o el FBI… ¿Qué era más tentador?...

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Amigas!! aquí nuevo capi, espero les haya gustado... hoy iba a poner un Shoot que Erzengel, mi gran amiga, me regaló, pero decidí dejarlo pendiente para otro día, más bien para el fin de semana que será día de celebración, al menos en mi blog... ya que Edward Cullen cumple añitos! Varias sorpresas este fin de semana, bueno... espero sus palabras y gracias por leer! Las amoooo...

Merezco tus palabras??? Gracias!