Capitulo 16: Vida por vida

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Vida por vida

Reaccioné cuando un segundo golpe en la puerta me sobresaltó, salté de la cama y fui hasta Edward que miraba la puerta con su rostro pálido como si en cualquier momento esperara ver a Benjamin entrando por allí,

_Edward_ susurré tomando sus mejillas con ambas manos, él despegó a regañadientes la mirada de la puerta y fijó sus ojos en los míos, _escúchame, ve al baño… solo será un momento_ él arrugó el entrecejo,

_Debo enfrentar esto_ susurró de vuelta _ no quiero esconderme, que haga lo que quiera…_

_No, no es así ve… no puedes perder este trabajo ¿recuerdas?_ esas palabras parecieron tomar algún valor en él y reaccionó, tomó la ropa que le faltaba de la silla y caminó cabizbajo hasta el baño. Tomé mi bata rápidamente mientras sentía otro golpecito en la puerta, me la coloqué y fui a abrir. Me di cuenta de que estaba cerrado con traba, algo que seguramente Edward se percató de hacer, pero que no era realmente necesario… si algo debía agradecerle a mi marido es que respetaba mi intimidad.

Al abrir la puerta Benjamin estaba en el corredor con su saco colgando en una mano y su corbata en la otra, pero no era mi marido el que me miraba allí. Abrí la boca al verlo y me contuve de llevar mi mano para taparla. El Benjamin que estaba en el corredor estaba más delgado de lo que se fue, su rostro cabizbajo y su cabello despeinado me señalaron su agotamiento, sus ojos cansados me miraban cautelosamente y la palidez que tenía nunca había sido habitual en él,

_Disculpa haberte molestado Isabella_ murmuró despacio _sé que es muy temprano para molestarte pero solo deseaba hacerte saber de mi llegada_ sus ojos se dispararon hacia dentro de mi habitación detrás de mi hombro, me sobresalté por un minuto pero luego sus ojos volvieron a los míos _ que descanses, mañana te veré…_ sin más dio media vuelta y caminó por el corredor hacia su habitación.

Cerré la puerta lentamente luego de que él se fue y me quedé allí, aún tomando la manilla con la mano y preguntándome ¿qué había pasado con él?, se veía cansado… agotado a más no poder y nunca lo había visto así. Benjamin era de esos hombres que se levantaba a las seis de la mañana para comenzar el día, y no paraba hasta la medianoche, pasaba horas y horas en la oficina y luego de eso no se detenía hasta cumplir con las reglas de etiqueta de la sociedad asistiendo a cenas y galas. Benjamin definitivamente no era ese hombre que apenas se podía sostener en el corredor.

Sentí unos brazos apoderarse de mi cintura y una respiración aliviada en mi espalda,

_Debo irme Bella… ¿me necesitarás hoy?_

Volteé para estar frente a él y lo abracé por la cintura recostando mi mejilla en su pecho, su corazón bajaba su frenesí de latidos luego de haberse calmado, _No, hoy estaré en casa… puedes ir con tu familia si quieres, anoche al final viniste y…_

_Realmente quería estar contigo, que eso te quede claro Bella, estar contigo no es un compromiso para mí…_ murmuró antes de besar mi cabello, sonreí con mi corazón latiendo a mil, si él supiera que estar con él era todo para mí,

_En serio ve… estaré practicando en mi estudio y tal vez luego acompañe a Claire en la cocina_ él suspiró profundamente y se separó de mí, tomó mi mentón y lo levantó hacia él y depositó un suave beso en mis labios,

_Nos vemos luego bebé…_ sonreí ante su nombre para mí y di un paso atrás para dejarlo pasar por la puerta, él se fue y yo me quedé mirando el corredor ensimismada.

“Te amo…” susurré a nadie…

Más tarde, ya vestida para iniciar mi día, bajé a desayunar junto a Claire, no estaba de humor para sentarme sola en la mesa del comedor nunca más, había descubierto lo que es comer en compañía y de que las palabras y la charla agradable puede estar en medio de una cena o un almuerzo, algo que nunca sucedía con Benjamin, así que no permitiría perder eso que había descubierto.

Claire preparó unos deliciosos panqueques con miel, algo que no me había dado el gusto de comer desde… no recuerdo cuando, pero que la antigua cocinera de la casa de mi padre seguramente hacía porque al probar un bocado, reminiscencias de mi infancia vinieron a mi mente. Saboreé el plato completo y ayudé a Loise que me miraba con aprensión, a elegir la vajilla para el desayuno de Benjamin,

_¿Qué sucede Loise?_ pregunté ya cuando me sentía incomoda con la mirada de mi ama de llaves, terminé de colocar los cubiertos de plata en su lugar y la miré,

_Nada señora, es solo que… usted no debería estar haciendo esto_ murmuró colocando bien derecho un cubierto que dejé unos segundos antes,

_¿Qué cosas?... ¿preparar la mesa para el desayuno?_ inquirí incomoda, es cierto que nunca había hecho nada de tareas del hogar, pero no siempre tendría por qué ser así… después de todo era la señora de la casa y era uno de mis privilegios _Loise, te recuerdo que soy la señora de la casa… puedo hacerlo si quiero_

_Si señora, por supuesto… pero el señor Plath no estará de acuerdo con su “nueva” manera de actuar..._ levanté mi mirada hacia ella cuando recalcó de manera peculiar la palabra “nueva” y la miré interrogante,

_¿Tienes algo que decir sobre mi “nueva” manera de actuar Loise?_ inquirí algo ya exasperada, ella me miró como si hubiese sido ofendida y bajó la cabeza,

_No señora, pero debería cuidar su nueva manera de actuar… o con alguna de sus nuevas “costumbres”… ahora que el Señor está en la casa, no sería apropiado que él supiera algunas cosas…_

Me quedé de piedra ante la mujer que me había servido durante años, cuando entré a esta casa Loise ya era parte de ella y siempre la vi fría y abocada a su trabajo, pero ahora que la miraba y que la escuchaba, no podía creer que esa fuera la Ama de llaves sumisa y abnegada que siempre había sido, por supuesto debía imaginarme su lealtad hacia su señor…

¿Acaso ella me estaba desafiando?... dios… ¿ella nos había visto?... ¿ella sabía?

_Loise, espero que después de tantos años no desconozcas tu lugar en esta casa. Soy la Señora aquí y no voy a permitir que …_

_¿Qué sucede aquí?_ la voz de Benjamín me sobresaltó, Loise bajó la cabeza como una verdadera sumisa y volteé a él,

_Nada, solo le estaba recordando su lugar en esta casa, no voy a tolerar que la servidumbre me falte el respeto ni nada parecido…_ dije decididamente, Benjamin alzó una ceja expectante. Seguramente sorprendido de ver mi actitud hacia Loise por primera vez después de tantos años.

_¿Qué sucedió Loise?..._ preguntó en tono demandante, la mujer lo miró con nerviosismo y luego me miró a mí, abrió la boca para hablar y rogué internamente que no dijera nada si había visto a Edward conmigo,

_N-nada Señor Benjamin, solo le decía a la señora Isabella que no debería preocuparse en realizar ciertas tareas del hogar, para eso estamos nosotras Señor_

Oh gracias a dios…

Benjamin arrugó el entrecejo y miró a Loise y luego a mí,

_No creo que sea tan malo que Isabella tome el mando de esta casa, después de todo es la dueña y señora. No quiero ver que contradigas a mi esposa nunca más Loise ¿entendiste?... lo vuelve a hacer y es mi esposa quien decide que hacer contigo._

Me quedé pasmada ante esa situación, al igual que Loise que miraba aturdida a su señor… ¿el mismo poniéndola en su lugar a causa de defenderme?... definitivamente increíble.

_Si Señor, discúlpeme Señora… no… fue mi intención_ murmuró ella antes de dar la media vuelta y salir disparada hacia las cocinas,

_¿Estas bien?_ preguntó Benjamin mientras yo veía el recodo por donde mi ama de llaves había desaparecido, volteé a verlo y asentí quedadamente,

_Si, pero no era necesario que la amenazaras de esa manera… yo no podría tomar represarías, es tu mujer de confianza después de todo…_ le indiqué. Benjamin me miró luego de sentarse frente a su puesto en la mesa y estiró su servilleta sobre su regazo esperando que trajeran el desayuno,

_Eres la mujer de esta casa, tendrás que acostumbrarte a ello Isabella, aunque no te guste_

_¿Por qué?... ¿Por qué ahora después de cuatro años?..._ demandé comenzando a exasperarme la situación _¿Y por qué mandaste a firmar esos papeles Benjamin?... ¿por qué así… tan de repente y sin explicación alguna?_

_¡Porque eres mi maldita esposa! ¡Cállate y limítate a firmar cuando te lo pido!_ gruñó golpeando con su puño cerrado sobre la mesa. Me sobresalté en un principio pero estaba tan jodidamente enojada que no me iba a ganar con un gruñido… no

_No te creo!_ repliqué _ese motivo nunca fue suficiente para ti Benjamin, desde hace cuatro malditos años soy tu esposa y recién ahora vienes a acordarte de mis derechos como tal?... ¿Qué mierda te propones?_ él dejó caer los codos sobre la mesa y recostó su frente en las palmas de su mano,

_Isabella… por favor, no discutas… solo limítate a hacer lo que te digo y no discutas, por amor de dios ¿por qué siempre tienes que ser tan terca?_ reclamó en voz baja,

_No!, quiero explicaciones, si soy tu esposa y estás, de alguna milagrosa manera, haciendo valer mis derechos como tal, quiero saber por qué deseabas que firmara eso!..._

_Isabella, no tengo tiempo, no puedo…_ masculló entre dientes,

_Ok ¿no puedes explicarme?_ reclamé cansinamente _deja… de todas maneras no te creeré_ murmuré hastiada, nunca iba a obtener nada de él… solo más dudas y preguntas. Tiré un servilleta que tenía en mi mano sobre la mesa y caminé hacia las escaleras, escuché un quejido detrás de mí y le di mi respuesta sin siquiera mirar,

_Isabella, por favor…_

_No me molestes, saldré con Edward más tarde!_

Subí las escaleras y me encerré en mi estudio. Tomé mi chelo y me dispuse a hacer música con él, eso era lo único que me distraía de los problemas y discusiones.

Traté de concentrarme para tocar Ruska pero mi mente estaba en otra parte y mi mirada en el piano… Dios, ese piano!

Sacudí mi cabeza sabiendo que no era hora de pensar en él, que hacerlo complicaba más y más las cosas y mi vida ya era complicada… ¿empeorarla más aún?.

Posicioné mis dedos en las cuerdas de mi chelo y sostuve el arco con la otra, rocé delicadamente éste con las cuerdas y toqué… cerré los ojos al oír la nota fluida y firme que mis dedos dejaron salir. Toqué nuevamente y me mordí el labio cuando tembló… no quería llorar.

Toqué una serie de notas lánguidas y melancólicas y me dejé llevar por el sonido de mi instrumento debajo de mis dedos, toqué… toqué y toqué, una y otra vez la misma pieza, hasta que mis dedos podían llegar a sangrar, Ruska no era la mejor elección con mi estado depresivo. Algo tan irónico… porque maldición!... había sido tan feliz estos últimos días, ¿Por qué la felicidad era efímera? ¿Por qué era imposible para mí?.

Había sido tan fácil con Edward a mi lado, desde la más mínima cosa, desde tomar un helado hasta ir de compras, dormir abrazada a su cuerpo y cobijarme sobre su piel… había sido todo tan fácil. Sus besos recorriendo mi piel desnuda, nuestras respiraciones agitadas… mis gemidos… los suyos a mi oído, oh dios… mi sangre corría más fuerte al recordar y podía calentar mi piel al rememorar la manera de darme esos orgasmos tan atesorados.

Lo amaba… tanto que dolía! Dolía maldición!

Abruptamente dejé de tocar y dejé caer el arco a mis pies, lo necesitaba… ¿cómo podía desearlo tanto?. Tenía que asegurarme que mi cuerpo y el suyo solo fueran uno, solo uno para siempre, al menos para mí, porque nunca me volvería a entregar a nadie más que a él. Inexplicablemente él era el dueño de mi todo… lo necesitaba. Llevé mis dedos a mis mejillas y me limpié las pocas lágrimas que por allí caían, sorbí mi nariz, deje a un lado mi chelo y me levanté de mi silla.

Minutos después estaba en mi habitación cambiándome los pantalones de vaquero por una falda de coctel y buscando en la agenda de mi teléfono el nombre de mi custodio, oprimí la tecla verde en cuanto lo encontré y él respondió con el primer tono,

_¿Edward?_ mis lagrimas comenzaron a salir nuevamente _ te necesito, ¿puedes pasar por mí?... por favor, te necesito tanto_ del otro lado de la línea oí una maldición y me imaginé a Edward revolviendo frenéticamente su cabello,

_¿Qué sucede bebé? ¿te hizo algo?..._ preguntó en tono apremiante, _dime Bella… por favor _

Necesito que me hagas el amor bebé…

_No, no… solo, deseo verte Edward, quiero estar contigo…_ dije simplemente ahogando un sollozo _solo… sácame de aquí Edward, por favor_

Él mantuvo la línea en silencio por unos minutos y luego suspiró,

_Te pasaré a buscar en quince minutos, soy tuyo ¿lo sabes?, haré lo que me pidas_ dijo suavemente. Por un momento, solo por un momento, eso “Soy tuyo” parecía una promesa, una especie de declaración en la que me vi obligada a no creer… no ilusionarme.

_Te espero_ susurré antes de que la línea se cortara.

Me terminé de vestir rápidamente y salí de mi habitación hacia la sala, Benjamin ya no estaba por ningún lado, seguramente estaría como siempre encerrado en su despacho, tomé mi abrigo del vestidor del vestíbulo y esperé pacientemente,

_¿Señora?_ volteé al oír la voz de Loise detrás de mí, ella parecía avergonzada y cuando la miré, ella desvió su mirada hacia el suelo, _disculpe Señora… solo quería saber si debo poner su lugar en la mesa para almuerzo…_

_No_ respondí _almorzaré afuera hoy y no regresaré hasta tarde_ ella alzó la cabeza, asintió una sola vez y salió hacia lo cocina.

Unos minutos más tarde oí el motor del Volvo fuera de casa y salí por la puerta, Edward salió de su auto y por primera vez me quedé pasmada viéndolo, era la primera vez que venía por mí sin su traje habitual. ¡Por dios! Había visto a este hombre desnudo y me altero por verlo con ropa normal!... Bueno, si era normal para mí, que estaba completamente enamorada de él, verlo con unos jeans negros, una camiseta gris pegada al cuerpo y una camisa a cuadros encima, con unos sencillos converse.

_Edward…_ susurré mientras lo veía caminar hacia mí, él se aproximó y miró detrás de mi hombro, tomó mi mano y me llevó de nuevo hasta su auto,

_Hoy iremos con el mío…_ murmuró mientras abría la puerta para mí, su mirada siempre en la casa, sus ojos verdes llenos de resentimiento, como si esperara ver salir a Benjamin de un momento a otro, no había miedo en ellos y no había culpa.

Él rápidamente se subió al auto y arrancó rodeando la enorme fuente del jardín delantero, salió por las puertas forjadas de la propiedad y aceleró una vez que habíamos tocado la calle. Su rostro inescrutable me previno y supe que estaba enojado por algo,

_¿Qué te hizo?... ¿qué te dijo?_ masculló entre dientes,

_Nada…_ dije cortante,

_¿Que te dijo para que me llames desesperada para que te venga a buscar Bella? ¿Qué mierda te hizo?..._

_¡Nada!... Literalmente nada! Soy invisible para él, en un momento me necesita para sus… trámites y al minuto siguiente me desprecia sin ninguna explicación, solo eso!... como siempre luego solo me desprecia_ las lágrimas volvieron a mis ojos, lágrimas de impotencia, de rabia. Él despegó la mirada de la carretera y me miró con cautela,

_¿Y te duele que él hagas eso? Es decir… es obvio que te duele, pero… ¿por qué te afecta tanto?, es decir se que es tu esposo… pero ¡maldición!_ revolvió su cabello con una mano y cerró fuerte los ojos, luego solo se fijó en la carretera con su rostro cansado,

_¿Qué es?_

_¿Lo amas?... ¿por eso te duele?_ murmuró sin mirarme. ¿Amarlo?... al hombre que hace de mi vida un asco ¿amarlo?...

_Por supuesto que no!_ dije rápidamente _ lo… aborrezco, no sé nada de lo que él pretende y eso me irrita, pero no… no lo amo._ miré hacia la ventana y supe que nos dirigíamos hacia su lugar, nuestro lugar… nuestro paraíso personal. Pero en ese momento sentí que desaceleraba el auto y se corría hacia un lado en la carretera,

_¿Qué haces?..._ pregunté cuando vi que se estacionaba sobre la hierba a un lado del camino,

_¿No era que me necesitabas bebé?... pues yo igual te necesito_ soltó su cinturón de seguridad y se abalanzó hacia mí chocando su boca con la mía. El beso me sorprendió en un principio, pero él tenía razón… la necesidad, la sed de él surgió nuevamente con ese beso, millares de sensaciones que siempre me invadían al sentirlo, volvieron a resurgir y le devolví el beso gustoso, frenética y desesperadamente. Me aferré a su cabello y sus manos se ciñeron a mi cintura y en un movimiento rápido, él tiró su asiento hacia atrás y tiró de mí para sentarme en su regazo.

_Dime que necesitas Bella, dímelo bebé…_

Necesito que me digas que me amas… que soy más importante que cualquier otra cosa, dímelo mi amor, hazme creer que soy importante para alguien al menos… y te juro que dejaré todo, todo por ti…

_Hazme el amor_ dije simplemente. Él me miró detenidamente por un momento y luego una sonrisa adornó su hermoso rostro.

Y lo hicimos… en su auto, en algún lugar alejado de la indómita realidad, bajo el cielo que compartíamos juntos y lentamente… como un hombre y una mujer que comparten mucho más que la cama, como si realmente con cada una de sus caricias pudiera sentir sus palabras de amor, como si no fuera mi imaginación engañándome y jugándome malas bromas, como si realmente su cuerpo me gritara mucho más que un “te deseo”…

Como si gritara “te amo”…

POV Edward

_¿Qué es?_ preguntó mi madre mientras acariciaba mi cabello con sus dedos, _¿alguna chica?..._ suspiré sonriendo al recordar a esa chica que me tenía así.

Había llegado a casa luego de un largo día, Isabella… mi Bella, llenaba mis días por supuesto. No había nada más que ella, su presencia constante en mi vida había sido una constante para mí… y los domingos, cuando tenía mis días libres, la extrañaba a más no poder.

Habían pasado dos semanas desde que Benjamin había vuelto a casa, asegurándose con ello, aún sin saberlo, que las salidas de su esposa fueran más seguidas y prolongadas, por supuesto… yo como su custodio, debía asegurarme de seguirla a todas partes. No me gustaba hacer eso, deseaba tomarla de la mano cuando estábamos en el centro comercial, deseaba besarla mientras esperábamos frente al semáforo, dios… cómo la deseaba, era imposible para mí desearla más… Pero aún así, me sentía incomodo al pensar que estábamos engañando, que ella sería juzgada si se supiera algo de lo nuestro… me sentía culpable que mi familia no supiera nada de ella, porque si lo hacían seguramente se desilusionarían. A demás no deseaba llevarle más problemas con el semejante que ya teníamos.

_Digamos que si_ murmuré sin decir mucho, me removí sobre la cama de mi madre, ella aún estaba débil… cada día más, pero su compañía era algo de lo que no podía privarme, a pesar de todo, sus palabras seguían siendo certeras y apropiadas.

_¿Que te hizo?... ¿no te correspondió?_ su voz debilitada era suave y apenas audible, pero aún ella estaba allí… conmigo. _Si no lo hizo… será porque es ciega mi niño guapo_

Sonreí cerrando los ojos, su mano acarició mi mejilla y por enésima vez en la vida, deseé ser un niño de seis años, olvidarme de los problemas, de las complicaciones y solo disfrutar de las caricias de mi madre mientras estaba allí, recostado en su cama…

_Me gusta demasiado… y… no puedo permitirme sentir más_ confesé,

_¿Por qué?... si tu corazón lo dicta no hay quien lo niegue_ susurró acariciando aún mis cabellos,

_Esme… no estas ayudando_ gemí revolviéndome sobre la cama,

_ Edward, hijo… no te atormentes más, no me dejes verte así_

_Lo siento… pero no puede ser, me… gusta una mujer que no puede ser ¿si?. Solo déjalo así…_ murmuré antes de levantarme de la cama, debía sacarme el traje e irme a dormir y descansar para el otro día,

_Es ella… ¿es Isabella?_ susurró cuando tomaba mi calzado del suelo. Levanté la cabeza y la miré detenidamente, ella no necesitaba un disgusto así, no ahora…

_Madre…_

_Lo sé Edward, era imposible no saberlo._ sonrió _lo supe desde que comenzaste a venir a casa a contarme de ella como si fuera la persona más interesante del planeta_ cerré los ojos y me dejé caer sentado junto a mi madre nuevamente, el peso del mundo parecía estar sobre mí… ¿cómo pude hacer algo así? _sé todo de ella… se lo que le gusta comer, sé de su afición por el chelo, sé que ama la literatura y que estudió en Europa sobre eso, sé que no ama a su marido… Edward… sin darte cuenta me costaste su vida entera_ sonrió nuevamente_ ¿la amas?_

_No lo sé… Esme, mamá… no puedo_ gemí tapando mi rostro con mis manos,

_Lo sé cariño…_ sentí su débil mano subir y bajar lánguidamente por mi espalda. _¿Pero sabes una cosa?... por favor Edward, solo quiero que seas feliz, quiero cerrar mis ojos definitivamente y saber que mis dos hijos son felices_ volteé a ella rápidamente y una lágrima bajó por su mejilla, mi corazón golpeteó en mi pecho. No! ella no puede sufrir por mi culpa… no.

_Mamá, no digas eso por favor_ me apresuré a acariciar su mejilla llevando los restos de lágrimas _estarás bien, solo aguanta unos días… unas semanas más por favor, no llores_ mi pecho se oprimió al ver a la mujer que me dio la vida llorando por mí.

_Prométeme que cuidarás a tu padre, solo eso mi niño… sé que no me queda mucho y… tampoco quiero que gasten esfuerzos en mí…_

_Mamá basta!_ gemí, mis ojos se nublaron por mis lágrimas y me limpié rápidamente, no podía romperme frente a ella _estarás bien, papá hará hasta lo imposible y yo también… no me importa nada, solo quiero que estés bien, no bajaremos los brazos Esme… no ahora_

_Hijo…_ jadeó débilmente, me paré decidido a hacer lo único que me quedaba hacer. ¿Por qué no lo hice antes?...

_Descansa mamá, mañana habrá noticias… lo sé_ besé su frente y me marché de su habitación hacia la mía con la rabia y el dolor en el pecho, ¿por qué ella? ¿por qué no yo?...

A la mañana siguiente me dirigí a mi trabajo con un único objetivo… lo único que me quedaba en la maga y que por orgullo no había hecho, pero ver a mi madre sin esperanzas la noche anterior, me había despertado… me había sacudido de manera frenética removiendo el orgullo y orando por la piedad.

Era temprano aún así que sabía que Bella estaría durmiendo o a penas levantándose, pregunté a Claire si el Señor Plath había tomado su desayuno ya y ella me dijo que lo había pedido en su despacho, al parecer él estaba ahí y no se movería hasta tener que ir a su oficina.

Caminé hasta la parte sur de la casa y llegué frente a su puerta, golpeé ansiosamente y esperé, segundos después su voz me indicó que pasara.

_Edward… ¿qué te trae tan temprano?_ dijo él al verme entrar. Estaba frente a su gran escritorio viendo unos papeles y algo en su notebook, sacó sus anteojos y me miró con sutileza,

_Siento molestarlo Señor, pero debo hablar un asunto con usted_ dije luego de adentrarme en su despacho y pararme frente a su escritorio, de repente me sentí un niño en la oficina del director. Él tendió su mano señalando una silla frente a él y me invitó a sentarme,

_Dime qué es… casualmente estaba por llamarte por estos días para tocar unos asuntos contigo, estaba esperando… una confirmación_ dijo en voz baja mirando sus papeles.

_Bueno… si desea hablarme usted primero Señor…_ dije vacilante,

_No por favor… continúa._ señaló dejando sus papelas a un lado.

Respiré hondo y revolví mi cabello con mi mano, tenía las palabras exactas de lo que debía decirle pero de la nada, en mi camino hacía allí, desaparecieron y mi mente quedó en blanco… ¿por qué era tan difícil esto?...

_Bien, Siento acudir a usted señor, pero no tengo otra opción posible. El tema que me trae hasta aquí es… difícil y complicado para mí… y para mi familia y realmente necesito su ayuda_ lo miré y él me devolvía la mirada fríamente… y yo me sentía mal… sentía que era la peor mierda del planeta. Allí estaba yo, el custodio que se acostaba con su mujer, pidiéndole ahora dinero….

_¿Es tu madre?_ preguntó él, lo miré sorprendido… no sabía que él podía llagar a estar informado, ¿qué otras cosas sabía?

_Si… ciertamente es sobre mi madre. Ella… está muy enferma, lo estuvo durante meses, un año y medio precisamente. Su corazón está colapsado, ella… tiene insuficiencia cardiaca, hace unos meses tuvo una trombosis que la dejó débil y si fuerzas… le han hecho cirugías y tratamientos que de nada sirvieron más que para alargar solo un poco más su vida._ él me miraba detenidamente y de a momentos miraba el vacío, como si se perdiera en sus pensamietos,

_¿Qué necesitas?_ dijo él,

_Señor… mi familia está casi en banca rota, mi padre es médico y ha gastado todos sus esfuerzos y capital para salvarla y… está devastado. Señor… siento mucho tener que recurrir a usted, pero la situación se ha tornado demasiado difícil._ tomé una respiración profunda y me resigné a lo que debía hacer _Necesitamos dinero Señor, mi madre lo necesita… solo hay una cirugía que puede revertir la situación y… no tenemos el dinero, ni los medios para que los médicos la hagan, es en el Instituto Cardiovascular del Hospital Monte Sinaí de Nueva York y no tenemos fondos para su traslado y cirugía. Es costosa y…

_Lo sé Edward, sé lo que me quieres decir…_ murmuró él deteniéndome. Me miró inescrutablemente por una vez antes de levantarse y caminar hacia la ventana que daba al patio. El nudo que tenía en la garganta se destensó al haber dicho ya todo lo que tenía que decir, todo ya estaba en sus manos…

Parecieron horas, largas e inacabables, hasta que él decidió voltear hacia mí con rostro de determinación y calculador, supongo que su fachada de hombre de negocios salía a la luz cuando se trataba de dinero. Volvió a caminar hacia su asiento y se sentó una vez más, me miró y esperé pacientemente sus palabras,

_¿Sabes Edward?... pensé en tener esta conversación contigo durante las dos últimas semanas desde que regresé. No pensé que fuera a suceder tan pronto… pero es así ¿verdad? Tú necesitas algo… y ciertamente yo necesito algo de ti_ dijo con palabras encriptadas… ¿qué podía necesitar un hombre rico que ya lo tenía todo? Asentí incitándolo a continuar, _recuerda siempre que la vida de tu madre está en juego Edward, siento mucho esto… mucho, pero tengo que velar por lo mío_

_Señor… yo… no comprendo_ murmuré vacilante,

_Sé lo tuyo con Isabella_ dijo sin más.

Lo miré y era conciente de que mis ojos se abrieron de par en par y que abrí mi boca buscando palabras para decir, pero que extrañamente no encontré… fui conciente de que miraba a ese hombre frente a mí como si fuera el filo de la guillotina. Simplemente no reaccioné…

_No sé desde cuando… ni me interesa. Solo sé que lo han estado haciendo aún delante de mis narices, sé todo Edward. ¿Pero sabes qué?... Después de calmar mi enojo al enterarme, pensé mejor las cosas y decidí tornar esta situación como un punto a favor…_ su voz fría y calculadora me estremecieron y supe que de esto no podía salir nada bueno.

Él se paró nuevamente y fue hasta uno de sus cuadros, lo abrió como si fuera una pequeña puerta y supe que estaba allí su caja fuerte, sacó unos papeles y volvió a cerrar…

_Esto es el porqué de mi desaparición durante una semana, esto es el porqué me fui_ tiró los papeles sobre el escritorio y con una señal suya los tomé aún con mis manos temblorosas. Abrí lo que parecían ser unos estudios hospitalarios y mi mandíbula cayó al leer lo que decían esos papeles.

_¿Sabes qué es lo más gracioso?..._ dijo con una risa sarcástica _ que soy un pobre infeliz pudriéndome en dinero… y no pude hacer nada… gracioso ¿no?_ alcé la mirada y lo pude ver. El poderoso Benjamin Plath no era nada… solo un hombre lleno de miedo, cada minuto más cerca de la muerte. _Y tú me vienes con esto… que por cierto, me viene como un anillo al dedo_

_No sé lo que quiere decir…_ musité dejando los papeles sobre la mesa,

_¿Nunca haz oído hablar de la ley del Talión?_ preguntó poniendo ambas manos sobre su escritorio _pues ojo por ojo, diente por diente… en este caso, vida por vida_ sus palabras frías eran directas pero inescrutables aún,

_¿Que quiere decir?_

_Quiero decir, que yo ya estoy jodido. Tu madre aún puede vivir… mi vida ya no vale nada, pero entonces ¿no adivinas donde está la otra parte de la ecuación Edward? Vida por vida_ recalcó… y tu puedes dar esa vida ¿no lo entiendes?... solo así te ayudaré, lo siento_

_Señor yo… no comprendo_

_Edward… ¿quieres seguir con tu curiculum intachable? ¿Quieres ser capaz de ir con la cabeza en alto y decir que jamás haz traicionado la confianza de tu jefe? ¿Quieres que tu madre viva?..._ dijo fieramente,

_Si, por supuesto que si_ murmuré enfáticamente,

_Entonces dame lo que yo necesito de Isabella… una vida… un heredero_

Me quedé mirándolo con mi boca abierta… ¿Qué me estaba pidiendo él?... ¿Un hijo?. Entonces él sonrió fríamente y se sentó nuevamente y como si el objetivo fuera cerrar un negocio, dijo…

_Entonces… ¿tenemos un trato?_

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¿Queee?... ja ja ja, si lo sé, como que quedaron así: 0.O

Bueno... ya verán, pero no me maten.

Saludos a todas y besotes a mis niñas Adis y Dani, las amooooo! Y FELIZ CUMPLEAÑOS BELLA!!!!!

Video super triste Ruska, que toca Bella en chello, disfruten...