Capitulo 19: Duele

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 Duele

Algo había cambiado. Alguna cosa, en su interior… algo que lo hizo reaccionar de esa manera, como nunca lo había imaginado. Haciéndome el amor casi furiosamente, como si estuviera castigándose, castigándome por algo… ¿pero qué?.  Cuando su semilla se derramó en mi interior él jadeó agitado en mi oído, aferrándose a mí como un niño en medio de la oscuridad, sus brazos rodearon mi cintura desesperadamente y susurraba algo inentendible, su nariz se hundió en mis cabellos y aspiró hondo antes de besar mi nuca, gimió cuando tomé sus manos de mi cintura y quise separarlas porque su agarre  me lastimaba.

_No… no, no… no Bella, no_ murmuró en mi cuello dolorosamente, su voz quebrada me estremeció.

Oh bebé… ¿no quieres soltarme? Dios, no permitas que se derrumbe aquí, que se arrepienta…

_Edward_ gemí, sus dedos se hundían en la carne de mi vientre, sus dedos como garras me lastimaban y me mordí el labio haciendo todo lo posible para no quejarme… sería peor. _Edward… cariño_ dije acariciando sus manos, su agarre no aflojó sino que se hizo más fuerte hasta que logró que un chillido saliera de mi boca. _Edward! Me lastimas_

En seguida lo sentí paralizarse detrás de mí, sus brazos se aflojaron y cayeron inertes de mi cuerpo, atiné a sostenerme de la pared que tenía frente a mí y enseguida di media vuelta. Edward estaba en el suelo de rodillas jadeando y sosteniéndose con sus manos en el suelo, me sobresalté al verlo así y me acuclillé enseguida a su lado.

_¿Edward?... ¿qué sucede?... por favor dime_ tome sus mejillas con ambas manos y lo obligué a mirarme a los ojos, su mirada estaba nublada por lagrimas que caían silenciosamente por su rostro. _Edward…_ murmuré antes de rodear su cuello con mis brazos y abrazarlo fuertemente. _bebé… me asustas ¿qué sucede?_

_Perdóname, perdóname Bella… te lastimé, perdona_ murmuraba frenéticamente _ni siquiera abrazarte puedo hacer bien_

Oh dios, ¿qué había sucedido? Luego de un minuto de estar haciendo el amor desenfrenadamente él caía roto y deshecho en el suelo… ¿qué diablos había sucedido?. Lo abracé con fuerza y él rodeó mi cintura con sus brazos, su cabeza se hundió en mi regazo y abrazó con fuerza mi vientre, su boca se movía y susurraba cosas que no pude entender, el sonido de la música era muy fuerte.  Acaricié el cabello de su nuca suavemente  y él cerró los ojos fuertemente, agaché mi cabeza en un intento de dejar un beso en su cabeza y pude escuchar algo de lo que decía,

_No aquí, no ahora… por favor, no ahora… no en este lugar, perdóname…_

_Edward ¿qué sucede?... ¿qué hay de malo?_ pregunté en su oído, él negó con la cabeza y luego acarició mis piernas con sus manos, mis muslos y glúteos, esperé que se calmara, pero miraba hacia arriba de las escaleras porque temía que alguien entrara, _deberíamos salir de aquí, alguien puede venir_ dije mirándolo nuevamente. Él asintió y acercó sus labios a mi estómago, dejó un suave beso allí y subió dejando besos a lo largo de mi torso, entre mis pechos, mi cuello, mis mejillas y finalmente mi boca. Lo recibí con gusto… era un notable su desesperación, su lengua buscó las mías y pude saborear el salado de sus lágrimas, fue un dulce amargo y desesperado a la vez. Finalmente sus manos acunaron mi rostro y me hicieron mirarlo, sus ojos brillantes aún por sus lágrimas me rompían el corazón…

¿Qué habrá pasado por su cabeza para ponerse así? ¿Qué lo perturbaba?...

Acaricié suavemente su mejilla bañada en lágrimas y le sonreí en un intento de calmarlo, de hacerle saber que todo estaba bien, que no importaba el lugar… que todo estaba bien con tal de amarnos, con tal de entregarnos, con tal de demostrarle mi amor. No importaba una maldita escalera, un piano, una playa de arenas blanca… no importaba un sucio corredor de algún club, no importaba nada para mí, lo amaba y lo único que deseaba era estar con él así fuera en la luna.

Te amo mi amor, no te avergüences, no te arrepientas. Te amo…

_Yo…_ murmuró tragando saliva _siento haberte tomado así, hubiese preferido mil veces el auto… perdóname bebé_

Asentí sonriéndole, él se acercó a mí y dejó un dulce beso en los labios. Delineó con su lengua cada rincón de mi boca y se entregó a una exquisita danza con la mía… dulce y salado a la vez, suave y tierno.

Dios… cómo lo amaba!

Luego se separó de mí y se disculpó limpiándose las lágrimas, arregló sus pantalones y yo hice lo propio con mi falda. Cuando terminé él tomó mi mano y besó mis nudillos, asintió y caminó hasta la puerta de salida, la abrió para mí y salimos a la noche fría y oscura. Él tomó mi cintura y nos encaminamos en lo que parecía un callejón, el frío de la noche me estremeció y temblé mientras que con las manos trataba de darme calor en mis brazos desnudos, Edward me soltó pero pronto puso sobre mis hombros el abrigo que traía puesto, Edward se veía tan bien con ropa informal.

_Gracias_ susurré envolviéndome con la tela aún impregnada de su calor y su olor, él me sostuvo cerca abrazándome por los hombros. _Hum… Edward ¿qué sucedió allí adentro?_

Él aspiró profundamente y soltó al aire exasperado,

_¿Qué cosa Isabella?... ¿Te refieres al tipo que te tocaba y al cual tú sedujiste o las copas de más? ¿O tal vez el hecho de tu baile sobre las mesas?..._

_Ok, si… me quedó claro_ susurré avergonzada, nunca hubiese hecho eso si hubiese estado en mis cinco sentidos. _Pero no me refiero a eso… lo cual siento mucho. Me refiero a lo que te sucedió a ti_ 

Quedamos en silencio hasta que llegamos a su auto aparcado en la calle, él abrió la puerta y me indicó entrar,

_Pero yo traje mi auto_ me quejé. Él no me dijo nada y sacó su blackberry y llamó,

_Emmett… estoy con ella, necesito que lleves su Cooper a casa esta misma noche o mañana a la mañana temprano de ser posible ¿puedes?_ esperó unos segundos, _si dile que ella está bien conmigo, mañana la llamará. Te agradezco…_ luego cortó la llamada y me indicó nuevamente subir al Volvo.

Suspiré frustrada y subí, confiaba en él y por alguna razón también en Emmett y me avergonzaba mirarlo a los ojos, yo misma había ido a casa de Rosalie a interrumpir su intimidad y me había comportado como una mujer inmadura, me había emborrachado, me había rebajado a bailar en las mesas, había coqueteado con un tipo… y había tenido sexo en la salida de un club, aunque eso ellos no lo sabían y esperaba que no lo supieran nunca.

Maldición… creo que me había humillado para el resto de mi vida.

_Lo siento_ dije nuevamente, él aceleró por las calles en respuesta _me comporté como una inmadura adolescente, salí sin avisarte y avergoncé a mis amigos, lo siento. Sé que lo hice peor, sé que hoy el día comenzó mal, que te enojaste conmigo por lo que hice en el jardín, lo cual fue también una idiotez, y ahora… ahora simplemente no tengo palabras_

_¿Por qué lo hiciste? Si querías salir a divertirte ¿por qué no me avisaste así te acompañaba?_

_Por tu enojo, a demás… yo pensé…_ suspiré al no querer admitir la verdad _yo…_

_¿Tú qué Bella? ¿Puedes ser sincera?_ la mano que él tenía en la palanca de cambios apretó mi muslo suavemente,

_Pensé que habías quedado en algo con… Tanya, y que… por eso no quisiste quedarte conmigo hoy_ dije suavemente, casi con miedo. Él no dijo nada, sin embargo miró al frente hacia la calle y frunció el ceño, apartó la mano de mi muslo y volvió al volante.

Eso no puede ser bueno…

_Isabella… para tu tranquilidad, nunca conocí una mujer tan exasperante como ella. Pero de haber sido el caso, tú no eres la indicada de ponerte así cuando tú eres la mujer casada, la mujer cuyo esposo duerme mientras tú y yo tenemos sexo…_ su rostro imperturbable me dejó petrificada  _pensé que esto que teníamos era solo una aventura… pensé que lo tenías claro y sabes lo mucho que pongo en riesgo al hacerlo, no lo podré peor acostándome con otra mujer, no mientras esté contigo_

Oh dios…

No podía creer lo que me había dicho, ¿esto era solo una aventura para él? Pues claro… claro que lo era, ¿cómo podía esperar otra cosa? Él lo había dejado en claro desde un principio, involucrarse con la mujer de su jefe no podía darnos más que eso… una aventura.

Tragué en seco y miré hacia la ventanilla tratando de no parpadear, si lo hacía las lagrimas acumuladas en mis ojos caerían por mis mejillas delatándome. A medida que nos íbamos acercando a la casa, sentía como mi corazón se partía, paradójicamente era real… por primera vez mi corazón se partía por el hombre que amaba, que casi me había gritado en la cara que yo solo era una acostada y nada más.

Entramos a la casa atravesando el portón de entrada y me saqué su abrigo, el estacionó a unos metros de la entrada y esperé que él bajara y abriera mi puerta como siempre hacía, bajé aún un poco mareada y caminé rápidamente hacia la casa tratando de mantener la poca dignidad que me quedaba, cuidando de no caerme,

_Buenas noches Edward, gracias por hacer tu trabajo esta noche_ murmuré mientras subía los escalones hacia la entrada,

_Bella…_ dijo él. Lo ignoré y me aproximé a la puerta para desactivar el sistema de seguridad de la casa en el compartimiento que estaba a un lado, pero cuando estaba por hacerlo él me tomó de la cintura y me volteó hacia él. Me arrastró con su mano firme en mi cintura hacia una esquina entre la puerta y la ventana donde había una gran maseta con plantas y me arrinconó entre la pared y su cuerpo, tomó mis mejillas y me miró tan significativamente que podía morir allí mismo con la certeza que él sentía algo más que una aventura.

_Bella…_ susurró cerca de mis labios, nuevamente vi su rostro acongojado, el mismo que vi en esa salida del club, la misma que me decía tantas cosas en silencio, _yo, no puedo… no puedo hacer esto bebé… entiéndeme_ murmuró entre dientes,

_¿Qué no puedes hacer?..._ dije acunando su rostro entre mis manos,

Vamos dilo mi amor, di lo que tienes allí en tu corazón, por favor… por favor dime.

_No puedo sentir lo que siento, no puedo Bella, no es lo que debo hacer… se supone que no sería así. Por favor… no lo hagas más complicado?_

_¿Qué sientes bebé?... dime qué sientes._ le pedí desesperadamente… necesitaba escucharlo, necesita que esas hermosas palabras que había esperado por tanto tiempo que salieran de sus labios, lo hicieran ahora.

_No, no debo… por favor no pienses mal de mí, tú eres más importante de lo que te imaginas, perdóname por lo que dije, no fue mi intención… pero entiéndeme, entiende que no puedo…_

Sonreí con nuevas lágrimas en mis ojos, asentí y le creí… ciegamente, sabía que yo era para él lo que él era para mí y por ahora eso me bastó. Todo a su tiempo Bella, si él no lo quiere decir aún, no lo fuerces.

_Lo sé…_ murmuré dejando caer mis lágrimas _¿sabes que siento yo?_ le pregunté suavemente conteniendo mi felicidad. Él cerró los ojos y apretó los dientes _Yo…

Y de repente tenía sus labios sobre los míos, moviéndose frenéticamente, su lengua invadió mi boca sin tregua y buscó la mía para cernirse en una lucha exquisita, gemí cuando me besó profundamente… con desesperación, ansiedad… con tanto… amor.

Oh dios, déjame creer que es eso…

Apretó mis mejillas entre sus manos y empujó mi cabeza contra la pared chupando deliciosamente mis labios una y otra vez, haciéndome gemir por esa sensación abrumadora, llevé mis manos hacia su pecho y sentí a través de la tela… a través de su piel, la manera frenética en que su corazón latía. Se separó de mi jadeante y recostó su frente contra la mía, nuestros alientos calientes se entremezclaron y sentí derretirme en sus manos cuando, con un último beso suave en los labios, se separó de mí,

_Buenas noches Bella… descansa_  susurró antes de soltar mis mejillas. Y cuando abrí mis ojos él se encaminaba al auto.

Me quedé allí mirando cómo el Volvo se alejaba hacia la salida, sonreí finalmente. Todo a su tiempo me repetí mentalmente mientras tenía la certeza de que pronto esas palabras que tanto deseaba escuchar saldrían de sus labios.

POV Edward

_Edward… el señor Benjamin necesita verte_ Loise esperó que yo volteara a ella y asintiera para luego salir de la cocina silenciosamente, tan como entró. Dejé mi taza de café sobre la mesada del desayunador y con la servilleta me limpié los labios,

_Ese hombre tiene el radar detrás de su oreja_ murmuró Claire por lo bajo mientras hacía una mezcla para los waffles de Bella del día de hoy, _te sientas a tomar un café y ya te está llamando_

_Gajes del oficio_ dije sonriendo mientras mordí por última vez mi tostada, ella rodó los ojos y continuó con su tarea.

Salí hacia la sala de la casa y subí las escaleras para ir al despacho de Benjamin, miré mi reloj y me di cuenta que era temprano aún, Bella estaría dormida. La noche anterior me había quedado hasta tarde en su habitación ya que Benjamin había tenido una cena de negocios, solo yo sabía que me estaba dando carta verde para estar con su esposa. 

Habíamos estado así por una semana desde el incidente del club,  Bella por alguna razón estaba más contenta… por alguna razón ella reía más y sonreía de la nada, habíamos salido a todas partes juntos, desde el centro comercial hasta un paseo por los muelles disfrutando un atardecer. Por supuesto ser su custodio personal me daba ciertos beneficios y los aprovechaba cada segundo del día. Mientras fueron pasando los días y el tiempo con ella se hacía cada vez más insuficiente, más efímero, me fui dando cuenta de los pequeños detalles que la hacen tan maravillosa. Había a aprendido sus comidas favoritas, la pasta de hongos y la lasaña le sacaban una sonrisa feliz, una sonrisa que quería conservar en su hermoso rostro, el jugo de piña en preferencia, helado… de ser posible limón y chocolate, amaba la forma en que miraba las estrellas en paz cuando nos sentábamos en las sillas del jardín por las noches tomando un chocolate, cómo le gustaba leer mientras acariciaba alguna parte de su cuerpo, las piernas, el cabello, la espalda… lo había comprobado cuando estuvimos por horas en nuestra playa con mi espalda recostada en el árbol y la suya en mi regazo… amaba observarla… ¡dios cómo la amaba!. La manera en que se mordía el labio cuando no se atrevía a decir algo o cuando trataba de entender algo, como jugaba distraídamente con un mechón de su cabello mientras leía, cómo se sonrojaba cuando le decía palabras sucias mientras hacíamos el amor, cómo tomaba mis mejillas antes de venirse y nos mirábamos en uno al otro cuando nuestros orgasmos nos golpeaban, maldición… amaba sus orgasmos, la manera de contraerse a mi alrededor, el modo en que sabía toda ella, era un manjar entero que tenía la suerte de probar cada día…

Habíamos salido dos veces con los chicos, con Emmett y Rosalie, al parecer la relación de ellos iba viento en popa y me sentía feliz por ellos, Rosalie se veía más despreocupada y Emmett era un confidente que jamás pensé que encontraría. Luego del incidente del club me vi obligado a contarle lo mío con Isabella, absolutamente todo menos el maldito trato que había hecho con su marido, él me odiaría por eso… lo sabía y no estaba dispuesto a romper  la relación de amistad que tan bien le hacía a Bella. Habíamos salido a almorzar juntos los cuatro y a ver un partido de beisbol del que Emmett era fanático, lo único que pude ver en toda la noche fue el rostro de Bella bañado por la luz del estadio y divertida con las muestras de fanatismo de Emmett. Ella era hermosa cuando reía…

Ojala pudiera mantener esa sonrisa en tu rostro por siempre mi amor…

La amaba… la amaba tan mal que dolía. Cada noche luego de estar con ella y llegar a casa me llevaba conmigo su olor, sus besos en mis labios, sus palabras dulces a mi oído, para mantenerlo conmigo lo más que pudiera, la amaba.

Y esta mañana ella dormía, y al pasar por el segundo piso tenía los deseos más locos de pasar por su habitación y besarla hasta perder el sentido. Pero su esposo me necesitaba…

Golpeé la puerta de su despacho y esperé que me diera la orden de entrada, cuando lo hizo abrí la puerta y me dirigí frente a su escritorio, él leía detenidamente unos papeles y sin levantar la mirada me indicó sentarme. Lo hice…

_Te mandé a llamar Edward porque necesito que firmes algo referente a nuestro trato._ dijo sin más. Me quedé paralizado en mi asiento mirándolo sin saber qué decir, no podía creer que le pretendiera asegurarse mi cumplido, mi madre estaba cada día peor y él lo sabía, él recibía un informe cada día de su evolución, me lo había pedido con el propósito de estar al tanto de la damnificada, según él, y yo había accedido. Él sabía la inestabilidad de Esme y  ¿aún deseaba asegurarse mi palabra?.

_¿Es necesario hacerlo? Usted lleva un informe diario de la evolución de Esme, firmado por un equipo de médicos ¿también desconfía de ellos?_

_No desconfío de ellos Edward_ dijo levantando la mirada y mirándome por encima de sus lentes de lectura _me asegura que cumplas con lo acordado, nada más. Sé que tu madre está en peores condiciones cada día, se que ha sido internada hace un par de noches por insuficiencia respiratoria, por eso… tenemos que apresurarnos Edward, lee esto antes de firmar y verás que es solo para asegurar mis intereses y los tuyos, un beneficio para ambas partes_ con esas palabras me tendió los papeles que él había estado leyendo.

Reticente tomé los documentos y comencé a leer. Era específicamente lo que habíamos hablado aquella tarde, junto a la firma de algunos de sus abogados y escribanos, el maldito cabrón se aseguraba muy bien su parte del trato. En palabras formales el trato decía que el préstamo de la totalidad de cien mil dolares se llevaría a cavo siempre y cuando la otra parte cumpliera con lo acordado, concebir un embarazo con Isabella. Luego de los estudios pertinentes y la comprobación del mismo, esa totalidad de dinero sería destinada a la cuenta de mi padre: Carlisle Cullen, médico personal y esposo de la damnificada.

Quise reír o llorar ante lo detallista del contrato, si hasta el número de cuenta tenía incluido, desde el tipo de sangre hasta el numero de la aseguradora, el maldito número de mi matricula profesional… la matricula de mi padre, jodidamente todo! El tipo nos había investigado!

Respiré hondo para no mostrar mi furia allí mismo, apreté los dientes y reprimí las ganas inmensas de arrugar los papeles en mi mano, pero la última parte fue lo que me dejó pasmado sobre la silla. Mis ojos repasaron las letras una y otra vez… sin poder concebir siquiera la idea, sabía que sucedería algo así… ¿pero a tal embergadura?

_¿Qué…?_ no pude emitir palabra, lo miré con incredulidad, furia y asco ¿cómo podía pedirme esto? Llevé una mano a mi cabello para jalarlo con crudeza mientras repasaba una y otra vez esas palabras… _No puedo hacerlo… no podría_

_Si deseas que tu madre obtenga lo que deseas… lo harás, es parte del trato, sin eso rompe los papeles aquí y se termina todo_

_Pero… ¿qué más quiere? ¿Es feliz lastimándola de esta manera y encima quiere que haga esto?_

_Es lo que debes hacer, es lo lógico…_

Negué con la cabeza, lo que para él era lógico, obvio y lo más normal del mundo, para mí era hundir aún más la daga en nuestros corazones.

_No…_ dije reticente, negué frenéticamente con la cabeza y él sonrió,

_Entonces dame esos papeles y terminamos con esto aquí mismo_ dijo estirando la mano _y mañana mismo llamaré a las autoridades pertinentes y me encargaré yo mismo de hundirte a ti y a toda tu familia_

No, no, no…

Respiré frenéticamente, mirando los papeles en mi mano nuevamente.

Pensé en todos… en mi madre, en su mirada de dolor cuando la internaron hacía dos noches por insuficiencia respiratoria, en el rostro de mi padre al intentar calmar a Alice reprimiendo su propio dolor, perdiendo las últimas fuerzas, pensé en la palabras de Marcus, el colaborador de mi padre, diciéndonos que si no hacíamos pronto la cirugía sería demasiado tarde…

Tomé la pluma que estaba sobre el escritorio de Benjamin y como pude firme mi sentencia de muerte. Mi firma casi distorsionada por el temblor de mi mano, mi garganta oprimida al hacerlo, viendo el rostro… el hermoso rostro de la mujer que dormía unas habitaciones más en el segundo piso, pensando solo en ella.

Perdóname mi amor… perdóname.

Dejé la pluma sobre el escritorio y derrumbado me recosté en la silla, sin tener las fuerzas de salir de allí y mirar esos hermosos ojos chocolate, sin tener la valentía de hacerlo.

_Muy bien, cuando cumplas tu parte del trato y mis abogados comprueben con certeza que lo hiciste, el dinero que te corresponde será depositado directamente en la cuenta de tu padre y daré las indicaciones especificas para el traslado de tu madre a New York, los mejores médicos del Instituto la atenderán y yo mismo mandaré a alguien para cerciorarse de que así sea, no tienes de qué preocuparte._ dijo guardando los papeles en su caja fuerte detrás de un enorme cuadro. Asentí silenciosamente y respiré hondo y en ese momento unos golpes irrumpieron el silencio del despacho que se había convertido en mi pira.

Benjamin dio la orden de entrar y aún con mis ojos cerrados escuché sus palabras,

_Señor Benjamin, hum… disculpe la interrupción pero es su esposa, le acabo de llevar el desayuno a su habitación, pero creo que se siente mal_

Eso fue lo necesario para que mi cabeza se levantara con rapidez, miré a Benjamin que frunció el ceño y luego su rostro pareció caer en la comprensión, no esperé a que me dijera algo, mis piernas reaccionaron y salieron del despacho rápidamente, empujando atropelladamente a Loise en la puerta.

Caminé rápidamente bajando las escaleras hasta el segundo piso, me apresuré por el corredor para alcanzar la puerta de su habitación, parecía que mientras más avanzaba más lejana estaba la puerta. Finalmente corrí los últimos metros y sin golpear entré, lo primero que buqué fue a Bella en su cama, pero lo único que vi fueron las sabanas revueltas y a su lado, en la mesa cercana al balcón, la bandeja con el desayuno.

Oí un sonido desde el baño y caminé rápidamente hasta él, golpeé y esperé con mi paciencia llegando a un límite, Bella no respondió,

_¿Bella? ¿qué sucede? ¿estás bien?... déjame entrar_

_Estoy bien_ dijo desde adentro, pero su voz sonó más débil que ninguna mañana. Tanteé el picaporte y comprobé que estaba abierto así que abrí la puerta y no estaba preparado para encontrarla así…

Ella estaba sentada en el suelo con su frente en recostada en una rodilla a lado del inodoro. Su cabello revuelto alrededor de la cara, sus ojos ojerosos y pálida, pero aún así tan hermosa, me sonrió débilmente e hizo un gesto de dolor para luego sobarse el estómago,

_Recuérdame no volver a comer pescado…_ su voz era solo un susurro _ Loise casi tira la bandeja al suelo cuando salí corriendo al baño_ dijo en un hilo de voz tratando de sonreír. Me acuclillé a su lado y comprendí que había vomitado… ella se veía tan frágil. Aparté su cabello del rostro y ella me sonrió lánguidamente,

_¿Ahora como te sientes?_ pregunté conteniendo mi voz, ella alzó la cabeza y frunció los hombros, su hermosa manera de decirme “bien”. Le sonreí suavemente y me aproximé a darle un beso en la frente. Busqué con la mirada y vi un vaso de cristal en el lavatorio, me levanté y le serví un poco de agua, ella tomó casi todo y me devolvió el vaso junto a un “Gracias”.

 _Ven bebé… descansa un poco más y te prepararé un té_ dije tomándola de la parte interior de sus rodillas y su espalda, la alcé del suelo de mármol frío y duro y la llevé a su mullida cama… ella era tan liviana.

_Edward, quédate conmigo un rato…_ murmuró mientras yo acomodaba las almohadas detrás de ella, asentí a su petición. En ese momento entró Loise a la habitación y entreabrió las cortinas para que se iluminara la habitación,

_Loise, llévate el café… prefiero un té liviano hoy y unas tostadas_  le dijo a su ama de llaves con una mueca de desagrado, ella asintió y se llevó la bandeja con el desayuno cerrando la puerta detrás, _le pedirás disculpas a Claire de mi parte ¿si?_ me pidió luego que me senté a su lado frente a ella, asentí recordando los waffles de Claire.

_¿Estas… segura que fue el pescado?_ le pregunté acariciando su mejilla. La noche anterior, aprovechando la ausencia de su marido, habíamos ido a cenar a un restaurante pequeño e intimo, ella había pedido salmón con papas pai al gratin y no estaba seguro que eso le haya caído mal, ella estaba acostumbrada a comer esas comidas.

Bella me sonrió quitándole importancia y alzó los hombros alzando una mano para acariciar mi cabello,

_¿Qué más podría ser?_ suspiró _no te preocupes bebé… ni demandes al restauran_ rió, ya se veía un poco mejor.

¿Qué más podría ser?

Esa pregunta me quedó rondando en mi cabeza, y al ver esos ojos marrón chocolate tan brillantes, tan hermosa… me pregunté si realmente estaba sucediendo ya. Y una chispa se encendió en medio de la oscuridad de mi corazón…

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Hola amores!! Bien... ¿qué creen? hahhh voy a llorar. Besotes y nos vemos el miercoles, recuerden que publicaré Cuidando tu vida ese día y acuerdensé de pasar al blog de Neny a votar por mi OS: Luz de día, si les gustó. Nos vemos!!!