Capitulo 26: Rindiendose

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Rindiendonos

Oh dios, molestaba-… esa luz.

Tenía que voltear o apartarla con mi mano, pero no podía. La voluntad de moverme a un lado de esa luz blanca y molesta estaba allí, pero mis piernas no respondían y mis manos tampoco… ¿qué me pasaba?

De a poco fui oyendo cosas, sonidos y hasta voces, era como si ese vacío en el que había estado sumergida, se aclarara y la luz blanca brillante dejara pasar algo más, como si fuera un filtro que me dejaba oír ahora, cuando antes era todo silencio.

“No necesitas hacer esto, yo lo puedo hacer… yo tengo que estar con ella, ella no te desea aquí…”

Conocía esa voz…

“Tú no tienes que hacer nada aquí, ella es mi esposa… yo la cuidaré”

Y esa también… oh cielos ¿qué sucedía?.

“No me iré hasta que ella me lo pida…”

Traté de parpadear para salir de esa bruma, de esa maldita luz blanca que me impedía ver más allá de ella, como si me tuviera atrapada, quise gritar… o al menos hice el esfuerzo para lograrlo, pero solo me pareció emitir un débil lamento. Sentí algo que me tocaba la mano, algo caliente a diferencia del frío que sentía, acariciando mi mano suavemente, nuevamente traté de decir algo pero solo un débil gemido salió,

_Oh Isa… cariño, cálmate, no te esfuerces_ dijo una suave voz a mi lado, la primera que había escuchado. Quise decirle que no, gritarle que no quería rendirme, que me despertaran, que me ayudaran a salir de enfrente de esa luz blanca que brillaba tanto… pero solo pude sentir que abría débilmente la boca,

_Ella necesita descansar… déjala_ dijo esa voz, que recorrió mi columna como un escalofrío, como si le temiera y mi mente rechazara su sola presencia,

_No la dejaré, ya te lo dije_ replicó la otra voz con fortaleza.

_¡Te vas de esta sala o te juro que te haré sacar con la seguridad de la clínica_

Oh cielos, esa voz estaba enojada, molesta… irradiaba tanto odio. Hice un último esfuerzo por cerrar mis ojos de esa luz que me atormentaba y me obligué a mí misma a parpadear. Lo había logrado… esa luz blanca se fue apagando dando paso a algo más suave, pero al mismo tiempo intenso que chocaba contra mis ojos, pestañé varias veces para tratar de asimilar esa nueva luz.

_Oh… Bella, debes seguir durmiendo, debes recuperarte._

Traté de ubicar esa voz que conocía, pero lo primero en lo que mi vista se enfocó, fue en una hermosa y pequeña cruz tallada colgada en una pared a mi lado… ¿dónde estaba?. Sentía la garganta seca y los parpados pesados e hinchados, mi cuerpo débil y un sonido… o más bien un pitido a mi lado, como un sonido marcando el ritmo de mi corazón, sentí nuevamente esa mano en la mía, apretando y acariciando suavemente y moví mi cabeza para voltear a ver, lo pude hacer lentamente. Al hacerlo algo tiró de mi nariz, tenía algo allí que molestaba y levanté mi mano para apartarlo a duras penas pero esa mano me detuvo, 

_No cariño, no te lo saques, es oxigeno, lo necesitas._ murmuró la suave voz. Levanté la vista que unos familiares ojos azules y rizos dorados me miraban desde arriba con ternura,

_Rose_ logré susurrar, mi voz salió pastosa y mi garganta dolió, tenía seca mi boca y era desesperante, _agua… Rose_ ella se inclinó a mi lado y tomó algo con su mano, al instante ella sostenía algo entre sus dedos y lo deslizaba sobre mis labios, _es hielo, esto te calmará, el doctor dijo que no debía beber para evitar las nauseas_ murmuró concentrada.

El frío refrescó mis labios resecos y entreabrí la boca para que ese frescor llegara a mi boca, fue agradable pero no del todo satisfactorio, pero al menos ya no sentía la boca seca y la garganta no me dolía tanto.

_¿Estoy… en el hospital? ¿Qué sucedió?_ murmuré despacio, ella dejó el vaso con los hielos en la mesa a mi lado y se acomodó frente a mí para tomarme las manos, sus ojos estaban acuosos como si hubiese estado llorando y tomó un profundo respiro antes de hablar,

_Bien, ¿no recuerdas nada?_ preguntó con cautela, negué con la cabeza casi imperceptiblemente _yo… recibí una llamada de… alguien, fui a tu departamento y te encontré, estabas en el suelo inconsciente. Llamé una ambulancia y te trajeron aquí, llamé a Benjamin porque necesitaban la presencia de un familiar cercano, te hicieron los exámenes necesarios y… aquí estas Bella, estuviste en terapia intensiva durante las primeras horas y luego tu estado mejoró… estaban mejor, por lo que te cambiaron aquí, el doct-

_¿Quién te llamó?_ le corté, ella desvió la mirada a nuestras manos y una mueca de ira destelló en su rostro.

_Edward_ susurró.

Edward!

Y como un torrente desbocado todos los recuerdos comenzaron a volcarse en mi memoria, como un veneno derramándose en el interior de mis tejidos, mi corazón replicó el doble más rápido de lo que lo había estado haciendo y comencé a respirar con dificultad… Edward.

_Bella, cálmate… por favor, oh cielos… no debí decirte_

Sé que hablaba, sé que mi amiga estaba hablándome… pero por delante de mis ojos solo veía su rostro frío y sin sentimientos que me dijo tantas cosas, su mirada sin brillo… oh dios…

“No puedo avanzar contigo Isabella” su voz firme, creyendo en sus propias palabras. Mi garganta se cerró y las lágrimas comenzaron a picar en mis parpados,

“Estoy estancado aquí contigo teniendo otras posibilidades que me convienen más…” un sollozo ahogó mi garganta, ya no veía a Rose, no podía escucharla… no más. Oh cielos… claro, yo no le convenía, yo arruinaba su vida, lo desprestigiaba…

“Poniendo en peligro toda mi carrera, mi reputación por solo un poco de… sexo”

_Bella!_ alguien me sacudió el hombro, alguien tomó mis manos que se agarraban fuertes como garras a la sábana de la cama de hospital, alguien tomó mis mejillas entre sus manos y me obligó a enfocar mi vista nubladas por las lágrimas… _Bella… por favor, mírame_ su voz desesperada…

¿Bella?... Oh no… ya no había Bella, solo él me llamaba así, era su nombre reservado para mí, nadie más debía decirlo nunca más, porque era como cercenar una herida abierta…

_Escúchame, no debes alterarte, por favor, no te alteres o llamaré a la enfermera para que te de un calmante_ dijo firmemente pero con una nota de dolor en su voz… ¿calmante?

_No!... Rose, por favor…_ gemí entre jadeos, no quería volver a ver esa luz blanca _es que… duele tanto_

_Lo sé mi niña, lo sé_ murmuró ella acariciando mi cabello, sus ojos estaban llorosos pero pronto se compuso, _debes ser fuerte ahora Bella…_

_No me digas Bella, no lo hagas por favor_ supliqué cerrando fuertemente los ojos y negando con la cabeza, como si con ese gesto pudiera ahuyentar esa palabra de mí.

_No lo diré, pero cálmate, solo prométeme que trataras de calmarte, no te hará bien_ murmuró suavemente, su voz era un arrullo que no quería escuchar…

_No puedo, se fue Rose… me dejó, no hay nada que valga la pena ahora_ dije entre sollozos, ella negó con la cabeza y a través de mi mente nublada pude ver cómo ella secaba una lágrima de su mejilla con el dorso de su mano,

_Si lo hay… créeme Be… Isabella, si lo hay_ murmuró limpiando ahora mis mejillas, solo podía sentir su suave roce,

_No Rose, me deberías haber dejado ahí, ignorar su llamada… ignorarlo totalmente, no tendrías que haberme traído aquí…

_No Bella… escúchame cariño_ sus manos tomaban mi mejilla fuertemente obligándome a mirarla, _escúchame pequeña, hay un motivo, uno muy fuerte…_ yo negaba con la cabeza entre sollozos, mi mundo entero se había venido abajo ¿cómo podía asegurar algo así?  _Isa… mi niña, estas embarazada_

Seguí respirando con dificultad, entre jadeos, continuaba negando suavemente con la cabeza y mis lágrimas aún salían como un cántaro de agua, sin embargo ella me soltó y puso una de sus manos en la mía, la alzó y la posó suavemente en mi vientre, una sonrisa de ilusión bailaba en sus labios.

_Estas embarazada de casi dos meses… ese es el motivo_ dijo con cansancio pero casi con regocijo.

Esa palabra, que nunca creí que escucharía resonó una y otra vez en mi cabeza, como si fuera un mantra…

Embarazada.

Pero, era imposible…

Pestañé para aclarar mi visión y por primera vez moví mi mano sobre mi vientre… ¿embarazada?, mi respiración se calmó sutilmente y respiré con grandes bocanadas de aire, tratando de aclarar mi mente. Embarazada.

_Oh dios…_ susurré. Por mi mente pasaron los meses en que Benjamin y yo lo habíamos intentado, jamás… jamás pude. Oh cielos, entonces yo no era el problema como había pensado… estaba embarazada.

_Por eso tienes que cuidar de ti misma cariño, tienes a una pequeña vida creciendo allí dentro, el motivo por el que vale la pena continuar_ Rose acarició mi mejilla con ternura y yo moví mis dedos sobre mi vientre, tratando de asimilar el hecho de que allí cobijaba un pequeño trozo mío y un pequeño trozo de… Edward.

Oh Edward…

Una lágrima corrió por mi mejilla, pero esta vez era una amarga mezcla de alegría y dolor,

_Cálmate por favor, te hará mal_ murmuró Rosalie enjuagando mis lágrimas. _casi… casi lo pierdes Isa, el doctor tubo que administrarte hormonas para retenerlo, las perdidas cesaron, pero estas débil y necesitas estar tranquila… ¿me prometes que lo estarás?_

Oh cielos… no, no podía permitir que este trocito de mi amor me dejara también, asentí con firmeza ahogando los sollozos y ella sonrió. Ahora más que nunca tenía la firme convicción de divorciarme de Benjamin, no podía dejar que… mi hijo, creciera en esa casa que tanta infelicidad me trajo, no podía dejar que ese angelito se manchara de esa manera… tenía que salir de allí.

_Bien_ murmuró Rose, miró su reloj de pulsera y una sutil sonrisa alzó sus comisuras _Emmett debe estar por pasar a buscarme, estuvo aquí toda la noche en la sala de espera mientras yo estaba aquí contigo y al amanecer lo mandé a descansar, vendré a la tarde_ murmuró acariciando el cabello de mi frente, _estarás bien Isa… te ayudaré, no te dejaré sola, eres mi hermana y haré lo que sea para que tú y tu niño estén bien, nadie los va a lastimar nunca más_ una sombra de ira corrió por su rostro pero una sonrisa forzada lo disimuló, _duerme cariño_

_Rose_ susurré débilmente _¿puedo preguntarte algo?_ ella asintió. _¿qué… qué te dijo?_ vacilé, no podía decir su nombre…

Rose alzó las cejas y su mirada decayó al comprender, tenía que saber… aunque doliera, tenía que saber qué había dicho él, por qué la había llamado, cómo se oía, si dijo a donde iba…

_Por favor Rose…_ supliqué. Ella vaciló unos segundos pero luego alzó la mirada resignada, entonces la puerta de la habitación se abrió y llevé la mirada detrás de ella, Benjamin estaba allí… oh cielos, Benjamin.

_Rosalie ¿puedes dejarme un momento con mi esposa?_ preguntó él cansinamente, parecía agotado… demasiado agotado, unas líneas oscuras surcaban debajo de sus ojos y parecía tener menos cabello o más corto, vestía solo unos pantalones de traje y la camisa blanca fuera del pantalón, nunca había visto a Benjamin de esa manera…

¿Cuánto tiempo estuve inconsciente?... ¿una noche entera? Y sin embargo él se veía como si hubiese estado lidiando con demasiadas cosas.

Rosalie lo miró con el desprecio marcado en su rostro y se levantó de la cama.

_Me iré de aquí Benjamin, aunque confieso que me da mucho temor y desconfianza dejar a Isabella aquí sola contigo_ dijo ella apretando mi mano y mirándolo directamente a los ojos, Benjamin sonrió presuntuosamente,

_No estoy de humor para discutir nuevamente contigo, no eres nadie para poder opinar aquí, es mi matrimonio y es mi esposa, así que puedes irte Rosalie_ murmuró él cruzándose de brazos y mirando fijamente a mí, desvié la mirada a mi amiga que parecía bullir de la furia,

_Eres un maldito perro sar…_

_Sh sh sh Rose, cuida tu dulce boquita en este lugar y no seas desubicada, mi esposa está delicada así que te agradecería que salieras en este mismo instante de aquí o ter sacaré con la seguridad…_

_Tú!_ dijo ella señalándolo con su dedo índice, dio un paso hacia él enfrentándolo _le hiciste la vida imposible a Isabella, la hiciste infeliz y no te dio ni una pizca de compasión… ojalá y sufras como ella lo hizo, que te revuelques en tu inmn-

_Callate!_ rugió él… oh cielos…

Puse la mano protectora sobre mi vientre y traté de no alterarme, necesitaba estar tranquila…

_Rose mi amor_ alguien entró a la habitación tomando a Rose de los hombros, Emmett la envolvió con su fuerte brazo y miró a Benjamin que parecía sorprendido. Emmett había lidiado con problemas como este seguramente, su templanza y control de la situación era lo que lo sugería.

_Le voy a pedir que baje la voz y deje sus amenazas de lado Señor Plath_ escupió casi con asco _ si tiene un poco de respeto por el lugar y su esposa que está delicada, no ande haciendo escenas y menos yendo tan lejos como para enfrentarse con amenazas a Rosalie… puede tener serios problemas Señor_ la fachada de hombre amable y risueño fue dejada de lado por un autoritario y fuerte jefe del FBI, que no se amedrentaba ante nadie.

_¿Y tú quién te crees que eres? No voy a permitir que me hables así chico...

_Soy el jefe del FBI Señor. Si no quiere tener problemas solo le pido que deje de amenazar o recibirá un apercibimiento por intimidaciones y alteraciones en el orden público, a demás que se le iniciará una investigación_

Oh cielos…

Benjamin relajó sus hombros como si tuviese temor a ser investigado y negó con la cabeza de incredulidad, rió rezagadamente pero no dijo nada más.

_Isabella, tienes mi número ¿no?_ Emmett me miró sosteniendo a Rosalie que miraba con orgullo a su hombre, asentí con la cabeza recordando la vez que Rose me lo había dado para poder ubicarla si no lo hacía con el suyo _bien, vamos cariño_

Rosalie se separó de él y vino hasta mí, se inclinó y besó mi frente con ternura

_Llámame cualquier cosa ¿si?... por la noche estaré de vuelta_

Asentí tratando de darle una sonrisa tranquilizadora y ella se separó de mí, tomó la mano de Emmett y salieron de la habitación echándole una última mirada a Benjamin, que me miraba fijamente.

Bien… hora de enfrentar lo que fuera, todo sea por mi bebé.

_Antes de que digas algo Benjamin_ murmuré tratando de parecer segura _yo… yo no tengo intenciones, no las tenía desde mucho antes, de continuar con este matrimonio. Yo te iba a pedir el divorcio… yo quiero el divorcio_ exigí. Él sonrió descruzando sus brazos y dando un paso… dos haca la cama.

_Quiero que entiendas algo Isabella. Es increíble cómo no te das cuenta de lo que estas pidiendo ¿cómo piensas mantener a tu hijo? ¿aún crees que él volverá solo porque te embarazaste de él? ¿crees que eso le importará?... que ilusa eres mi querida esposa_

Traté de tragar el nudo en mi garganta para simular la tranquilidad que no tenía,

_Sé que no volverá y… no pretendo que lo haga, solo… solo te estoy pidiendo que me dejes libre, que me dejes avanzar de aquí en más. Tú rompiste el contrato prematrimonial, yo tengo derecho a divorciarme de ti… no puedo seguir atada a un matrimonio donde siento que estoy en el mismísimo inf-

_Isabella, ¿tú leíste lo que firmaste?_

Oh cielos, no… no.

Comencé a respirar como si supiera lo que se me avecinaba y vi a través de mis ojos nublados de lágrimas, su sonrisa de satisfacción,

_Yo firmé lo que tu abogado… lo que Taylor me dijo que había en esos papeles, yo confié en él_ susurré sintiéndome traicionada.

_Oh mi amor, ¿nadie te enseñó que no debes confiar en los abogados si tú no eres el que les paga? ¿Ni si quiera tu amante te lo enseñó?_

_¿Qué… qué tenían esos papeles?_ susurré respirando pausadamente. Él sonrió suavemente con suma tranquilidad.

_Nada que difiera mucho del contrato original… no entraré en detalles por ahora te daré los detalles y mis razones cuando salgas de aquí_ murmuró cruzando nuevamente sus brazos sobre el pecho _pero créeme Isabella, no hubo ninguna mala intención, le dije a Taylor que te lo leyera, lo hubieses hecho tú… y te hubieses rehusado a firmar si no lo veías conveniente, entiéndeme Isabella, solo deseo proteger mis intereses_

_¿Engañándome?_ murmuré incrédula.

_¿Quién engañó a quién Isabella? Piénsalo… no tienes mucho con qué defenderte_

_Te odio_ mascullé entre dientes _en cuanto pueda me iré lejos de ti, no pienso quedarme en esa casa, ya no… lograré el divorcio y-

_Si no quieres quedarte en la calle cuando te divorcies de mí y te acuse por adulterio, tendrás que quedarte conmigo Isabella, no tienes otra salida. No pienso darte el divorcio, ese niño… que tan inocentemente concebiste, gracias a tu engaño y estupidez, tendrá un padre y seré yo… llevará mi apellido, lo cuidaré y protegeré, no deberás preocuparte por eso, en cambio si te vas… ¿Quien en su sano juicio dejaría que una mujer divorciada acusada de adulterio y sin un centavo, tuviera un niño a su cargo cuando ni siquiera podrás alimentarlo?... te lo sacarán, te lo arrancarán de las manos_

Oh mi dios… me lo quitarán.

Crispé mis dedos sobre mi vientre como si pudiera protegerlo de eso, como si pudiera retenerlo con solo ese gesto.

¿Qué me quedaba hacer? ¿él me había engañado solo para obligarme a quedarme con él? ¿Solo para envolverme en su vida una vez más? ¿por qué tanta saña conmigo?...

Yo… yo no podía quedar en la calle, él me iba a despojar de todo, no tenía más familia que Rose y ella estaba haciendo su propia vida, no podía hacerle esto, no podíamos, mi hijo y yo ser una carga para ella. No podía permitir que me lo sacaran.

_No puedes hacerme esto_ susurré aún absorta, no podía creer eso.

_Ya está hecho Isabella, no hay vuelta atrás, lo lamento… pero debo cuidar de ti, lo prometí el día de nuestra boda y yo no rompo mis votos, no… yo no lo hago. No creo que te quede otra alternativa_

Miré a ese hombre frente a mí, cuya mirada satisfecha y al mismo tiempo dolida, se cernía sobre mí y no podía creerlo ¿qué me estaba pidiendo?...

Oh cielos…

_Yo… yo no puedo aceptar eso Benjamin…_ murmuré despacio, las lágrimas comenzaron a picar en mis ojos y no podía creer que aún tuviera lágrimas para derramar, habían sido muchas en las últimas horas… demasiadas. Tragué tratando de pasar el nudo que se había formado en mi garganta y negué con la cabeza, _No puedo… esto es algo mío, mío… y de él… algo que hicimos con amor, no puedo dejar que alguien más lo despoje de su derecho…_

_Claro_ murmuró pensativo mirando el suelo, frunció el ceño levemente y rió suave _¿estás rechazando algo que sabes que necesitas? ¿Que ambos necesitan?, Isabella… sé que nunca me amaste, si alguna vez lo hiciste debes honrar eso aceptando lo que te estoy ofreciendo, él se fue… él no puede velar por ti, él te abandonó cuando vió la primera oportunidad, él renunció a su derecho cuando te dejó y embarazada-

_Él no lo sabía!_ repliqué,

_Aún si lo hubiera sabido ¿crees que se hubiese quedado?, él no te amaba Isabella, él te dejó por algo mejor y aún así, ¿tú tienes el descaro de decir que lo amas?... despierta y ve la realidad, acéptala! ¿En qué mundo vives Isabella?_

En un mundo donde las peores pesadillas se hacían realidad, donde el monstruo cobraba vida del ser menos pensado y el ángel bello se convertía en monstruo… oh Edward… ¿por qué?

Tragué saliva, aún sentía la bilis en la garganta, una lágrima cayó por mi mejilla y era el ápice que faltaba de mí para que él se diera cuenta de que había ganado y una amplia sonrisa de triunfo se dibujó en su rostro.

POV Edward

Deslicé la punta de mi dedo por los lazos pequeños y entretejidos que conformaban un diseño armónico, asimétrico y hermoso de esa pequeña pieza de plata. Con el paso del tiempo supe memorizar sus recovecos, el patrón de su entrelazado, las letras que tenía detrás que señalaba su pureza, 18 kl, 950, la forma de los eslabones de la fina cadena de la que colgaba. Con el tiempo me resigné a pensar que la pequeña pieza que tenía en mis manos representaba todo lo que había perdido, todo lo que había amado y que ahora no tenía. Esa pequeña pieza de platería era lo único que me había quedado de ella…

Abracé en mi puño esa pequeña pieza con fuerza, como si pudiese ser posible meterla dentro de mi piel, como lo estaba ella y bajé la cabeza a mi mano libre, revolví mi cabello y largué la respiración que, sin darme cuenta, había estado conteniendo.

Sentí una pequeña mano en mi hombro que apretaba tratando de reconfortar un dolor compartido, aunque solo yo sufría por un dolor doble. Tenía mi corazón en dos lugares… un poco aquí, un poco allá. Y era como estar pisando el mismísimo borde entre el abismo y el infierno… ¿Dónde sería mejor caer? ¿Cuál dolería menos? Aunque ya estar en la cornisa dolía… solo faltaba un poco para caer.

_Acabará pronto_ susurró alguien a mi lado. Asentí y abracé mis rodillas a mi pecho para esconder mi rostro, la tela de mis vaqueros olía a formol, cigarrillo y sudor, la noche había sido larga. Había caído en lo más bajo, en lo que me merecía. Despojado de todo lo que me había hecho feliz, esperando porque algo en mi vida saliera bien, que hubiese valido la pena perderlo todo. Terminé regresando a mi niñez, donde las cosas más simples asustaban y dolían como una estilla en el corazón… había olvidado eso, lo había olvidado hasta que me tocó perder.

En el fondo de mi mente sonaban las palabras que me daban asco, por las que me odiaba a mí mismo y por las que desee jamás tener voz para hablar, tal vez así las hubiese evitado decir…

“Sexo…Fue solo eso para mí Isabella, no era esa mi intención que te confundieras y pensaras que esto que sientes es… amor”

Sus ojos… pude ver cómo rompía su corazón a través de sus ojos.

“No lo es, debes estar confundida porque te di un poco de mi atención cuando nadie nunca te la dio”…

Romperle el corazón… Un corte limpio… ¿cómo podían coexistir esas palabras en un contrato? ¿Cómo podía ser la condición final?

Oh cielos… si hubiese podido cortarme la lengua allí mismo lo hubiese hecho, encontrar otras palabras, inventar nuevas para evitar las que herían, pero ella… oh dios, ella debía escuchar de mi boca lo necesario para continuar con su vida. Tenía que pensar que era necesario, que era lo mejor.

_Edward_ alguien me sacudió el hombro.

Levanté la cabeza y el corredor que hasta hace unas horas había sido oscuro y siniestro ahora estaba despojado de las sombras, el sol había salido, aunque no lo iluminaba todo, solo las paredes frente a las pequeñas ventanas por donde entraba el sol de la mañana.

Parpadeé despejando de mis ojos la tiniebla de mis sueños errantes, más bien de mis pesadillas… y a unos metros vi un hombre de blanco venir hacia nosotros, lo único que se le veía debajo del blanco era la cara y aún así, venía con la boca cubierta por un barbijo, alguien a mi lado se levantó del suelo rápidamente y entonces caí en la cuenta dónde estaba.

_Papá!.... oh dios_ gimió Alice con ambas manos en el pecho, su voz temblorosa y los pasos rápidos de mi padre hacia nosotros, fue lo suficiente como para darme un poco de fuerza y levantarme del suelo de donde había pasado toda la noche esperando desde que había llegado de Seattle.

_Alice, Edward_ mi padre llegó frente a nosotros y por el rabillo del ojo vi a Alice temblar, era miedo… un temor que traspasaba su piel. Alcé mi mano para sujetarla de los hombros y miré a mi padre para que dijera lo que tenía que decir, fuera lo que fuera. Él se sacó el barbijo y entonces pude ver su sonrisa y sus ojos brillantes, tan brillantes como hace tiempo los había visto.

_La cirugía salió excelente, mamá ya salió del quirófano y fue llevada a observación solo por esta noche, si mañana su condición sigue siendo buena, será pasada a una habitación y la podrán ver. Mamá está bien_

Mamá está bien… oh dios…

Escuché unos sollozos y a Alice temblar a mi lado, en seguida mi instinto protector salió a la luz y la envolví en mis brazos para susurrarle al oído palabras de aliento, repetirle lo que mi padre había confirmado. Ella me devolvió el abrazo y escondió su cabeza en mi pecho… miré por encima de su cabeza y mi padre acariciaba su espalda con una lágrima cayendo por su mejilla.

_Mañana la verás pequeña, ella está bien… está es una mujer muy fuerte._ murmuró mi madre tratando de componerse.

Mi padre había sido permitido dentro de la sala quirúrgica junto con otros colegas más, el caso de mi madre era uno en un millón y la observación de la cirugía era primordial para los avances de la medicina. Sin embargo nosotros habíamos estado las diez horas que había durado la intervención, en la sala de espera del área de cirugía. Yo había llegado de Seattle momentos después que la habían ingresado, no pude verla antes. Alice había estado ahí todo el tiempo, desde el momento de su traslado.

Dos hombres los habían acompañado, colaboradores personales de Benjamin Plath… me repugnaba pensar en ese nombre. Ellos tenían que verificar que se hiciera lo necesario para que la cirugía se llevara a cabo sin ningún tipo de problemas, ellos habían estado en todo momento, desde el descenso del avión sanitario hasta la entrada de mi madre dentro de la sala quirúrgica y seguramente, estaban informando detalle a detalle, los acontecimientos a Benjamin.

Me separé de Alice para ayudarla a sentarse en una de las sillas del lugar, mi padre se sentó a su lado para hablarle y reconfortarla, yo tenía que hacer algo lo antes posible, por lo que tenía que salir de allí ya que había recibido la mejor noticia en los últimos tiempos… mi madre estaba bien.

_¿Quieres que te traiga un café y algo para comer Alice?_  le pregunté a mi hermana que secaba sus lágrimas con la manga de su bléiser _no has desayunado y estoy seguro que no cenaste anoche_

_Solo quiero un jugo, nada más… más tarde podemos ir juntos a desayunar algo_ dijo mirándome con esperanza. Asentí y me levanté del suelo luego de dejarle un beso en la frente. Dios sabía que no había probado bocado desde hacía un día entero.

Obligué a mis piernas reaccionar y caminar por el corredor hasta la puerta de salida del área de espera, más allá estaba la cafetería. Tallé mis ojos con ambas manos, nunca me había sentido tan cansado, refregué mi cara del sueño y saqué mi celular del bolsillo trasero de mis pantalones.

No había nada… ni un mensaje, ni una llamada. Busqué el número en la lista de los últimos usados, aún estaba en las últimas llamadas, la que le había hecho a Rosalie al salir del departamento donde había dejado mi corazón…

Oh cielos. Su rostro, el hermoso rostro de Be… de ella, vino a mi mente como un fulgor de pólvora. Ella había sido tan fuerte, soportó cada una de mis palabras, mi ángel hermoso, a quien le había arrancado una a una las plumas y aguijoneado su corazón con alfileres… y sabía que colapsaría cuando yo cerrara la puerta a mis espaldas, por eso lo único que hice fue llamar a Rosalie y pedirle, urgirle que acuda al departamento para acompañarla.

¿Aún era temprano en Seatlle?  ¿Qué debía hacer?

Seguramente lo mejor para ambos, el corte limpio que Benjamin quería… maldición! ¿era eso tan difícil? Si lo era… porque se sentía como renunciar a un sueño demasiado bueno, demasiado bueno para ser verdad y para merecerlo.

Guardé mi celular de nuevo al bolsillo trasero y fue allí sonde sentí el sonido de un papel, había olvidado que estaba allí. Saqué el sobre blanco y arrugado de mi bolsillo y lo miré sin abrir, parecía quemar mis manos… parecía ser agua vendita para un vampiro. No lo había vuelto a abrir desde esa noche, pero no hacía falta, sabía lo que contenía… lo sabía muy bien… sabía que era mi condena definitiva.

Oh cielos…

Me detuve en una pared lateral cerca de la cafetería, me dejé caer de espaldas en ella tratando de que mis piernas no se doblaran, mi respiración se agitó… con tan solo saber lo que sabía. Arrugué el sobre en mi mano  tratando de contener las ganas de romperlo en mil pedazos y respiré como si hubiese corrido más de diez kilómetros, azoté mi cabeza contra la pared y tragué el nudo de mi garganta…

No te derrumbes ahora Edward… no ahora espera un poco más…

Entonces lo que tanto estuve esperando llegó, mi celular sonó en mi bolsillo y me apresuré a sacarlo… oh cielos… un mensaje de texto había llegado. Abrí mi bandeja de entrada y allí estaba, solo unas simples palabras. Claro, ¿qué más esperaba?… pero suficientes.

Ella está bien, el bebé también, ahora duerme y está estable.

No vuelvas a llamar.

No lo haré… te lo aseguro…

Respiré tranquilo, ella estaba bien… mi hijo estaba bien.

Oh cielos, gracias por no permitir que le haya sucedido nada.

Levanté la cabeza hacia arriba, las luces blancas que recorrían todo el techo del pasillo hicieron picar mi vista… o era otra cosa, tenía ese nudo en la garganta desde que todo esto había comenzado y tragué en seco para aplacarlo solo un poco más.

Pronto… Edward, pronto.

Saqué el sobre blanco del bolsillo de mi pantalón y guardé mi celular… mi familia entendería, quería pensar que lo harían, ellos estarían bien… lo sabía, tenía que tener fe en que sí.

Mi boleto estaba allí, un boleto de ida y sin regreso a Europa, que el mismo Benjamin había adquirido para mí, y también el papel doblado, lo saqué del sobre y lo observé… ¿podría hacerlo?

Tenía que hacerlo… por ella, por mi hijo… por mí.

Porque no iba a tener las fuerzas suficientes como para ver todo sin estar con ellos, debía hacer lo que era parte del trato y debía acatar esa orden de restricción, si aún quería conservar un poco de mi dignidad.

Me separé de la pared y comencé a caminar en dirección contraria a la sala de cirugía. Algún día los vería de nuevo… solo esperaba tener la fuerza suficiente como para hacerlo.

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Humm... no sé... ¿qué me dicen ustedes.

Este capitulo va con todo mi amor a Shuly, Giuliana Senatore. Shuly ¿qué puedo decir? Solo que te tengo en mi corazón y dios te de las fuerzas para superar todo. Se puede Shuly... te quiero!

Video extra...