Capitulo 10: Encuentro inesperado

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Encuentro inesperado

Mierda!... esta era una de las situaciones más difíciles  con las que me había tenido que encontrar  en toda mi maldita vida. ¿Qué le decirle? ¿La verdad o  la mentira?... ¿como paso con Nate y que simplemente callé.?

Parpadeé varias veces mirando las facciones de Edward, él que parecía tan preocupado y dolido a la vez que me hacía sentir como una puta de verdad, yo no quería eso, él a pesar de parecer un poco acosador por quererme tan desesperadamente, que era lo que yo menos necesitaba de un hombre, estaba sufriendo por el simple hecho de no saber que era Jasper para mí.

Miré sobre el hombro de Edward decidiendo que quizás lo mejor para ambos era que el supiera la verdad sobre Jass, el cual nos miraba interesados no sin poner una cara de pocos amigos hacia Edward. Pero es que a veces él me ponía de los nervios, no me dejaba en paz, destrozaba mi salida con el hombre que más me importaba y encima casi había querido pegarle, aparte de hacerme sentir la mala de la historia cuando no lo era, solamente quería seguir con mi vida relativamente tranquila sin ningún acosador.

Estúpido Cullen que no hace más que dificultarme la vida ¿Por qué yo?, con todas las prostitutas fáciles  que habían por ahí, ¿no encontraba una mejor o  qué? Dios, cuanto lo odiaba en este momento; con esa furia burbujeando en mi interior conteste dejándome llevar por ella, qué más daba, si la cosa iba bien me libraría de él, aunque al parecer iba a ser más difícil de lo que pensaba.

-¿Qué quién es Jasper?_ le grité de vuelta con toda mi ira burbujeando en mi interior _ él es el hombre que sostienen mi vida, que me da fuerzas para seguir con esto y que de ninguna manera dejaría, porque él es parte de mí, de lo que soy y de lo que seré, ¡no te importa en absoluto quién es él! ¡porque maldita sea! tu... tú eres solo un cliente más, alguien que busca follar conmigo hasta no sentir su polla! nadie más que eso... no te debo ninguna explicación, pero para que dejes de acosarme... para que calmes tu ego egoísta y siniestro, ¡él es mi hermano!... él es mi maldito hermano Edward. Así que por favor, sal de mi camino, de mi vista y de una vez de mi vida... busca a otra porque ya no seré tu pantalla, esto que tú estás haciendo es precisamente lo que yo no quería hacer, que te entusiasmes conmigo al punto de no retorno, se lo que sucede con clientes como tú... y no quiero eso para mí... solo... hazte a un lado y deja de soñar despierto, porque no eres más que eso para mí, ¡un maldito cliente!-le grite dejándolo boquiabierto.

Mi respiración ahora agitada era lo único que podía escuchar a nuestro alrededor hasta que me percate de que Jasper aun me esperaba en el taxi un poco confuso por la respuesta que le había dado a Edward y toda la agresividad que le había transmitido en mis palabras.

-Bella yo…-le corté con una mirada gélida no me interesaba lo que fuera a decir.

-Adiós y nada más que decir-le dije andando unos pasos hacia el taxi para dejar solo a Edward con lo que fuera que estuviese pensando o queriéndome decir.

-Lo siento-le escuche murmurar detrás de mí.

Me dio igual, eso ya no era oportuno cuando casi había llegado a un nivel de obsesión por mí que ni el mismo podía evitar, esto no podía ser; ni siquiera yo me podía permitir el desliz de darle otra cita porque eso sería peor para ambos.

Ande la distancia que me separaba hasta el taxi y me metí ignorando básicamente las miradas de Jasper y Edward; esperé que Jass entrara sin decir una palabra, porque sí… él era el único que me conocía como realmente era y esperé que cerrara la puerta. Le indique al conductor mi dirección, el de inmediato puso rumbo a casa y en unos pocos segundos solo quedaba a la vista una pequeña figura difuminada por las luces de los comercios que seguía de pie mirando como yo me alejaba en coche.

-Oye Bella-dijo Jasper llamando mi atención para que desviara la vista de la ventanilla por la que yo miraba distraídamente el exterior.

-Dime Jass- me gire para mirar su angelical cara, el tenia una expresión inconfundible.

“Oh, vamos, ahora no…apóyame en esto” pensé antes de que el dijera nada.

-Cariño, ¿no crees que te pasaste un poco con él?- pregunto mi hermano de blando corazón… ja! Irónico.

-No, no lo creo, él se lo merecía, tu no lo conoces pero es que Edward se volvió algo así como un acosador- le contesté recostándome en el asiento queriendo estar en casa tirada en mi cama con los ojos cerrados mientras pensaba detenidamente mejor en todo.

-Bueno, si tú me dices eso Bella; tú sabes bien que yo te creeré- se acercó a mí y paso uno de sus brazos por encima de mi hombro dejando que yo me recostara en su pecho levemente para relajarme y cerrar unos minutos los parpados.

Jasper, el siempre sabía lo que yo quería y la mayoría de las veces me hacia reflexionar cuando él creía que no había hecho algo bien, como en este caso…por lo tanto me estaba dando a entender que esa no era si no la peor forma de decirles las cosas, que podía haber sido mucho más profesional y elegante, toda como una señorita o alguien con mi clase y estilo.

Demonios, ¿Cómo era posible que con unas solas palabras me hiciese pensar tanto?, me hiciese además percatarme de mis pequeños errores o en este caso de mi gigantesco error; pero bueno, ya estaba hecho y lo hecho, hecho está.

Así que mirándolo todo por el lado positivo, supongo que por lo menos había hecho algo bueno y era que Edward no estuviese obsesionado conmigo o viviendo un sueño romántico con una chica de compañía, pues esto no era “Pretty woman” ni mucho menos.

Y con esos pensamientos en mente me deje llevar por el latido del corazón de mi hermano, que latía con energía, regularmente pero ¿Cuánto duraría así? ¿cuánto más le daría vida?, de pronto con esas dos preguntas sentí la imperiosa necesidad de abrazarle fuertemente para sentirlo más cerca de mí, para asegurarme de que él aun era tangible y de que seguía conmigo, junto a mí.

Minutos más tardes el taxi se paró y Jasper pagó al conductor; yo ya estaba casi dormida cuando salí del coche y mi hermano se apresuró en acercarse a mí y tomarme en brazos para no desvelarme.

-No hagas eso, no quiero que hagas sobreesfuerzo alguno- dije intentado bajar de sus brazos medio adormilada

-No pasa nada, me encuentro bien así que déjame hacer de hermano útil  por una vez en mi vida- contestó poniéndome bien, yo pase mi brazo alrededor de su cuello y deje caer mi cabeza en su pecho cansada.

-Así está mejor-añadió cruzando la pequeña entrada de casa con lentitud; unos segundos después llamó al timbre de casa para no tener que bajarme mientras abría la puerta con su llave.

Esta se abrió y dejo que la claridad de dentro me diera en los ojos dañándomelos, me quejé y me revolví un poco; aquí debería de acabar mi pase en brazos de Jasper.

-No te preocupes otra vez, te llevare a tu cuarto- saludó a las chicas e inmediatamente hizo lo que dijo, comenzó a subir las escaleras conmigo encima, a pesar de estar entre el mundo real y el de Morfeo, estaba lo suficientemente cuerda como para saber que en realidad corríamos un poco de peligro si Jass se cansaba en medio del camino.

Pero por esa misma razón no me queje y deje que el subiera las escaleras tranquilamente, como si nada; no quería que se preocupara por eso, él por lo visto se empeñaba en parecer normal, como si no tuviera ninguna enfermedad y por ahora le dejaría que jugase a ese juego.

-Ya casi llegamos- murmuró cuando subió todos los escalones, su respiración era algo irregular pero aun podía conmigo y las rodillas no le flaqueaban en ningún momento así que deje que me llevase hasta mi cuarto.

Empujó la puerta de mi habitación con cuidado y juntos nos adentramos en él, el suave olor a vainilla nos rodeó, era el aroma que últimamente mas utilizaba para ambientar el cuarto, era tan dulce que me relajaba. Jasper aun a pesar de haberme llevado a mi cuarto no me quería soltar todavía por eso fue hasta mi cama y por fin me soltó con un suspiro de alivio por mi parte.

-Ya está-dijo sentándose a mi lado.

Yo me tendí y me estire en la cama, quitándome los zapatos rápidamente para poder acomodarme mejor. Me gire perezosamente en la cama y miré a Jasper que se estaba tendiendo a mi lado.

-¿Estás bien?- le pregunté mirándole a los ojos, se le veía algo cansado por el esfuerzo innecesario que se había empeñado en hacer.

-Sí, no te preocupes por mi- contesto atrayéndome con un brazo hacia él.

Yo le sonreí en respuesta y asentí antes de acercarme lo más que pude a él para quedarme dormida sobre su pecho. Había sido un buen día exceptuando el mal momento por el que le hice pasar a Edward, ahora me sentía un poco mal por él pero no había vuelta atrás.

Después de un par de minutos pensando en eso me quede profundamente dormida sobre mi hermano, su corazón palpitaba regularmente para cuando caí en mi profundo sueño, ese que me hizo olvidar por horas lo que era mi caótica vida.

Fue lo que parecieron unos escasos instantes lo que pase dormida, pero resulta que me desperté con los primeros rayos de sol mostrándose por el horizonte que me habían pegado en los ojos como de costumbre, aún seguía sobre Jasper el que se encontraba profundamente dormido.

Su angelical cara me recordó que no era exactamente como yo, de hecho ni siquiera nos parecíamos en absoluto pero era lo más normal, porque él no llevaba mi misma sangre, algo ordinario que no importaba..

-¿Bella? ¿Bella estas despierta?- escuche la llamada de mi amiga, yo me aparte con cuidado para no despertar a Jass y me desperecé antes de saltar de la cama y ponerme en pie con algo de cansancio.

Fui todo lo rápida que pude hasta la puerta y la entre abrí, entonces me di cuenta de que todavía seguía vestida con la ropa del día anterior, con la que había dormido incluso.

-Si Rose, ¿quieres algo?-le pregunte mirándola, ella ya estaba vestida con un bello atuendo.

-Claro nena, son las 12 del mediodía y como no despertabas vine a hacerlo yo- dijo mostrándome su reloj de pulsera.

¿Tanto había dormido?, y eso que yo quería o más bien pretendía levantarme temprano aunque tampoco me molestaba en absoluto así me libraba de tener que acompañar a Rosalie a ninguna tienda en especial.

-Ok, gracias Rose, ya me cambio y voy a desayunar-contesté casi cerrándole la puerta en la cara.

-Bien pero recuerda que aún tenemos que ir con Vicky a un especialista por su problema- añadió antes de que yo cerrara la puerta.

“Si, como si lo fuera a olvidar” pensé tristemente.

De pronto lo olvide todo, cuando vi bajo la mesita de noche un pétalo marchito de lo que antes eran un ramo de flores; cuando lo vi solo me pudo recordar a una persona y no era precisamente a alguien que quisiera recordar, nunca me gusta recordar cosas que me hacen sufrir más de lo necesario, cuando precisamente yo provoque ese dolor.

“Debería prometerme a mi misma que la próxima vez que vea a Edward _si es que vuelvo a ver a ese Cullen_ pedirle perdón por ser tan borde o algo por el estilo”

Supongo que me lo prometí para dejar mi conciencia tranquila pero aún así lo hice, mentalizándome de ello y sabiendo que si lo veía de nuevo de verdad tendría que hablar con el porqué así era mi maldita consciencia.

Ande hasta mi vestido y allí tome un nuevo conjunto para cambiarme de ropa pero primero tomaría una ducha rápida de relajación; cogí los jeans vaqueros, una camisa escotada y una chaqueta fina con sus respectivos tacones, entonces sí estuve lista para ir al cuarto de baño pero antes de ir a él mire un segundo a Jass, siempre tenía la costumbre de hacer lo mismo, mirarlo para cerciorarme de que seguía tranquilamente dormido.

Me di la vuelta dándole la espalda y entré al cuarto de baño, puse el agua a calentar y espere a que saliese caliente, entonces me desvestí y me puse bajo el chorro de agua, motivando mí entumecido cuerpo a despertar después de ese largo sueño que me pareció nada.

Me quedaría así un largo rato bajo el agua pero tenía que bajar a desayunar pronto o me tendría que esperar a la hora de almorzar, así que estuve dos minutos más disfrutando del agua caliente y cerré el grifo; me seque con mi toalla y me puse la ropa en solo 5 minutos, peine mi pelo sin pararme a secarlo o mejorarlo con pinzas ni espuma ni nada por el estilo, hoy necesitaba un look natural para soportar el día, me sentía mejor sin tantas apariencias; aunque esta tarde tuviera que acompañar a un cliente a una cena “privada”.

Salí del baño, pero antes de salir también del cuarto me pare para preguntarme si sería mejor llevarle el desayuno a Jass o llamarlo para que bajara él a desayunar, claro que como estaba bien dormido, profundamente y sin ningún dolor, me daba pena despertarlo ya que algunas noches se las pasaba en vela; esas noches yo también me empeñaba en pasarla despierta para estar con él cosa que casi nunca hacía pues caía rendida a su lado.

Sin más decidí que sería mejor dejarlo dormido y fui abajo; baje todas las escaleras con piernas de gelatina, aún no iban bien, estaba como medio dormida, pero en cuanto entre en la cocina y vi un plato con tortitas y un zumo para mí… se me pasaron los males.

-Gracias-le dije a Jessica que estaba allí limpiando los platos.

-De nada querida, anda siéntate y desayuna- contesto Jess, automáticamente le hice caso y fui hasta la mesa para sentarme y desayunar, mientras me tomaba las tortitas, me dio por mirar sobre la encimera para ver si podía llevarle el desayuno también a Jass, me encontré con una bandeja con el mismo desayuno que yo me estaba tomando así que rápidamente me lo acabé y fui a llevárselo a mi hermano.

Cuando entre a mi cuarto él aun seguía dormido y apenas se había movido, pero esta vez tenía el brazo alargado como si me hubiese buscado en sueños eso me dio ternura pero ya era hora de que lo despertara, así que coloque la bandeja donde siempre, fui hasta él y con un beso en la mejilla y con unas caricias en la cabeza le fui despertando poco a poco; le gustaba mucho los masajes en las sienes y mas sobre su cabellera.

-¿Bella?-murmuró alzando el brazo.

-Sí, te traje el desayuno-él abrió los ojos soñoliento y beso mi nariz con cariño.

-Gracias, la verdad es que…tengo hambre- rió ahogando un bostezo, se sentó en la cama; hoy no parecía tener ningún malestar pero eso quizás desapareciera en unas horas para ponerse enfermo repentinamente así que debíamos aprovechar esa energía.

-¿Qué haces esta tarde?-le pregunté, tenia citado a un hombre en la noche para cenar pero a lo mejor me daba tiempo a hacer algo con Jass.

-Nada, ver televisión o puede que hacer un puzle- dijo tomando un bocado de una de sus tortitas.

-¿Qué tal si hacemos algo juntos?- le pregunté. _para compensar la noche arruinada de ayer_

El negó e intento abrazarme.

-No hace falta, quiero que descanses, se cuanto lo necesitas; no te levantaste en toda la noche-  el me miró con esos ojos que tanto conocía.

¡Dios, cuanto lo quería, si no fuera mi hermano lo amaría indudablemente!, se preocupaba tanto por mí estando él como estaba que demostraba cuando me quería; él y solo él era por quien yo verdaderamente luchaba contra la corriente.

-Pues pasare contigo la tarde, hasta que me vengan a buscar ¿vale?-el asintió aceptando mi compañía y siguió tomando su desayuno tranquilamente.

Eso me alegraba, hoy pasaríamos el día, juntos; lo necesitaba, casi no había podido pasar con el mucho tiempo en toda la semana anterior y eso me ponía nerviosa por alguna razón pero ahora estaría bien para esta noche.

…….

Tras pasar horas junto a mi hermano, me tuve que preparar para la salida; Alec venía a por mí así que tuve mucho cuidado con el tiempo, es cierto que lo bueno se hacía de esperar pero él llevaba ya 3 semanas consecutivas intentando conseguir una cita conmigo fuera el motivo que fuese y la verdad es que ya con tanta insistencia había acabado aceptando.

Me había vestido y arreglado corriendo ya que había pasado tanto tiempo con Jasper, hablando, viendo una serie, jugando a las cartas o paseando por el jardín que se me había pasado el tiempo volando y casi se me escapó el tiempo de las manos cuando ya me di cuenta la hora que era para comenzar a arreglarme.

Tras estresarme durante unos breves minutos salí de mi cuarto totalmente arreglada para mi “cita”, vestida con un elegante vestido y con el pelo suelto en la espalda, con los ojos un poco pintados y unos nuevos tacones de estreno. El vestido era blanco y negro por lo que fui toda conjuntada, evidentemente era por las rodillas pero seguía teniendo escote y conmigo llevaba una chaquetilla para el frio de la noche más mi bolso; cuando ya iba bajando las escaleras sintiéndome de nuevo la mujer segura de siempre y sin ningún remordimiento o complejo, alguien llamó a la puerta y las chicas me observaron con unas miradas desde el salón; aún no entendía cómo era posible que todas tuvieran la noche libre…¡ah, claro ellas habían sido listas y habían aceptado comidas, o salidas por la tarde!

Abrí la puerta encontrándome a un deslumbrado Alec, el chico abrió la boca, luego la cerró y rápidamente tomo mi mano entre las suyas la besó y luego me llevo hasta su coche a prisa, como si tuviese interés en salir de mi terreno lo antes posible. Por ello cerré la puerta con un portazo y fui tras el sin rechistar, me abrió la puerta del coche y por fin me sonrió diciendo “por fin”.

Yo le conteste con una sonrisa y espere a que el diese la vuelta al coche para entrar por la puerta del conductor, respiré profundo y me mentalice para afrontar esta noche sin percances.

Pero yo estaba sin ganas de nada, algo cansada y no prestaba mucha atención a lo que decía mi cliente así que el al darse cuenta de eso conecto la radio del coche y dejo que la música llenara ese silencio que yo no podía llenar.

Pasando por ese paseo en coche un poco incomodo llegamos al restaurante donde Alec había hecho una reserva, de nuevo me abrió la puerta para (supongo) aparentar ser un señor pues antes no era así exactamente, le volví a sonreí y me puse recta; ahora comenzaba de verdad la cita y no podía parecer incomoda.

-Vamos- me propuso su brazo y yo acepte su invitación así que coloque mi mano en su brazo y entramos tal cual al restaurante, el mesero nos llevo hasta la mesa reservada y nos sentó allí dándonos la carta de los platos.

-Por fin podemos salir juntos Bella- dijo Alec con total naturalidad, como si esto de verdad fuese una cita o algo así.

-Sí, después de tres semanas me pareció más que conveniente aceptar tu propuesta- le respondí sencillamente abriendo la carta.

-Claro, además esta noche será estupenda, ya verás…nunca la olvidarás- dijo sonriendo libidinosamente, abrió su carta y le hecho una ojeada rápida antes de cerrarla.

Yo lo cerré sin mirar, pediría lo que Alec y así no me complicaría; miré a mi derecha esperando ver al mesero pero solo encontré más gente llegando, entonces entre la multitud apareció una cabellera cobriza, singular e inconfundible, seguida de una rubia. Esa rubia… esa rubia fresa.

Era Edward que sonreía débilmente a la tal Tanya que sonreía con descaro, ¿ya se había olvidado de mí acaso?, ¿no era que hacia menos de 24 horas el suplicaba porque le dijera la verdad sobre mí y mi hermano? ¿Cómo era posible que ya estuviese con otra mujer?...

Oh estúpida Bella… porque tú heriste su ego en lo más profundo.

Edward se sentó en una mesa alejada y comenzó a charlar de nuevo con Tanya, no sé cómo pero los dos comenzaron a reír y la mujer le ordeno el desordenado cabello a Edward, como si fuera su novio o algo así.

Alec carraspeó llamando mi atención y yo gire bruscamente la cabeza para mirarle.

-Dije que si querías, Escalopes de foie de pato con alberges asados al vinagre; esta riquísimo- yo asentí fingiendo una sonrisa, eso mismo probaría.

-Sí, muchas gracias- con esa respuesta, Alec le hizo una pequeña seña al mesero que vino en seguida para tomarnos nota.

-¿Qué tomaran señores?-pregunto el hombre, mire de reojo a Edward que ya tenía en su mesa un vino, se lo estaba echando en una copa a Tanya, ella le sonreí en demasía y viendo que Edward se sentía bien con eso me puse nerviosa.

Me había prometido que la próxima vez que viera a Edward le pediría perdón por haberme comportado mal pero como ni siquiera se lo había pensado dos veces antes de salir con otra lo único que quería era no volver a verle en mi vida; lo raro de todo es que me sintiera como una mujer despechada pero conociéndome era, quizá, porque después de sentirme como la mujer más atractiva de la ciudad, que me cambiaran por esa antes de 1 día entero era un golpe para mi autoestima… seguramente era por eso, ¿qué más podía ser?

“Mierda Cullen tendrías que haberme mandando unas malditas flores y te hubiera citado para pedirte perdón” pensé chirriando los dientes.

-¿Bella?-pregunto Alec, de nuevo tuve que desviar la mirada.

-Sí, claro-respondí sin preguntar qué era lo que me había dicho, él asintió y le mando al mesero a por su mejor vino.

-Mira Bella, si quieres ir a ver a ese tipo solo dímelo vale, sé que es ese que te pidió una cita la ultima vez, si te hizo algo solo dilo y yo mismo iré a partirle la cara- dijo Alec sonriendo.

-No…- esto sí que era una situación rara, él se había dado cuenta de lo que pasaba y por una vez desde hace tanto tiempo sentí como si pudiesen ver a través de mi caparazón.

Nerviosamente espere a que volviese el hombre con el vino y que me lo sirviese para por lo menos tranquilizarme con eso, cuando llego Alec aun me sonreía y me hizo brindar por nuestra cita; yo me lo bebí todo un solo trago y espere a que mi acompañante me llenase la copa de nuevo.

-Lo siento Bella, creo que voy al servicio- dijo de pronto Alec.

-Bien, te esperare aquí- le conteste sonriente, el me guiñó un ojo y respondió.

-Eso espero preciosa, no te metas en ningún lio.-

Deje que se fuera al servicio y yo me quede allí sola esperando o la comida o a Alec lo que antes llegase pero, sobre todo me negaba a mirar a Cullen y su pareja porque eso me hacía sentir rara.

“Oh, Edward que bonito detalle”-casi grito una voz chillona desde la otra parte del restaurante, me giré sin poder detenerme y mire como Edward le entregaba a Tanya una pulsera.

Y yo como me quería enterar de todo, me puse a escuchar cómo pude lo que decían.

“Siento todo lo que paso…” fue lo único que alcancé a oír de Edward, él era un poco más callado y no gritaba la conversación pero la chica sí que lo hacía.

“Gracias, ya no importa…lo sabes”-respondió ella.

Seguí mirando la escena, ella se le acercó y beso su oreja, su mano se movió un poco por debajo de la mesa y desde ahí no pude ver que hacía con ella pero era casi evidente, Edward se puso un poco tensó y luego se relajo con una sonrisa de “hombre excitado”; Tanya siguió con su movimiento de mano mientras que lamia disimuladamente el lóbulo de la oreja derecha de su acompañante.

Bueno, yo podía cortar un poco esa situación, ¿no?, quería hacerlo y lo haría, de hecho pensaba divertirme.

Me levante de mi silla pues Alec aun no llegaba, no sabía que le pasaba ni me interesaba así que fui disimuladamente hasta la mesa de ambos y con un pequeño carraspeo y mi mejor sonrisa me plante allí.

-Hola Edward, me alegro de volver a verte- murmure con mi voz más seductora, de nuevo me sentía la mujer más fuerte y más bella de toda la maldita ciudad.

-¿Bella?- pregunto apartando a Tanya de él con un movimiento rápido. Sus ojos destilaban sorpresa y casi salían de sus cuencas, Tanya en cambio arrugó el entrecejo al verme.

-La misma…siento lo de ayer- le dije sonriendo, sabía que me debería de ver encantadora, pero desvié la mirada de él a Tanya, recorriéndola con desprecio  con la barbilla alzada como si yo fuera superior.

“Vamos a ver muchacha cuanto aguantas mi juego”

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Gracias Kassi por el capitulo, lo amé!!! Nos vemos mañana amigas y dejen su comentario para este fic. Verdad revelada... ja ja... igualmente ya lo sabían, la mayoría. Jasper y Bella hermanos, pero no legítimos... ups! Pronto se develará la verdad absoluta...