Capitulo 40: Imposible esperar por ti

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 Imposible esperar por ti 

El sonido de mi celular vibrando en silencio sobre la mesa de noche me despertó, llevé mi mano a mis ojos y me froté hasta poder abrirlos a través de mi somnolencia. Sentía la mano de Bella sobre mi pecho y su cabello envolviendo mi hombro, su rostro sobre mi corazón, besé su frente antes de tomar con mi mano libre el celular mientras tenía la otra ocupada envuelta en la cintura de mi futura esposa.

Cuando vi el mensaje en la pantalla maldije sabiendo que era de Emmett, pero al abrirlo me quedé de piedra.

“Quiere hablar con Bella, quiere hacerlo ahora… el doctor nos avisó que está en estado crítico”

Me quedé mirando la pantalla con el seño fruncido, ciertamente de quien estaba hablando Emmett era de Benjamin, pero… ¿a caso quería que Bella se expusiera una vez más a ese hombre? ¿a caso creí que yo iba a dejar que eso sucediera?.

Miré a mi esposa allí a mi lado durmiendo, tan apaciblemente que me hubiese gustado echar un vistazo a su cabeza para contagiarme de su serenidad. Mi Helena dormía en su cuna en la habitación de a lado, podía oir su respiración suave a través de intercomunicador, seguramente en cualquier momento se despertaría para tomar su dosis de leche materna, Bella era increíble madre… ella cuidaba a nuestra niña como el tesoro que era.

Definitivamente tenía que mantener a mi familia alejada de ese hombre, nunca más les haría daño… la mujer que amaba no volvería a oír de él y mi niña crecería junto a los padres que le había tocado tener… ahora nada ni nadie las alejaría de mi otra vez.

Suspiré frustrado y sumamente molesto, volteé de lado para salir de la cama deslizando mi brazo debajo del cuerpo de mi Bella, ella se quejó entre sueños y se acurrucó en mi almohada aspirando fuertemente,

Volveré mi amor, no te darás cuenta de mi ausencia…

Unos quince minutos después estaba vestido con unos jeans, una camiseta y una sudadera azul, me calcé mis zapatillas y salí del departamento sin antes dejar un suave beso en los labios de Bella y uno en la frente de mi pequeña. Eran las cuatro de la madrugada por lo que esperaba estar de vuelta en al menos una hora, no tenía mucho que hacer… solo aclararle al hombre que no quería desprenderse de Bella que nos dejara en paz.

Emmett estaba en la recepción del hospital cuando llegue minutos después, hablaba con un médico y un par de agentes más. Cuando me vio en seguida volteó a recibirme buscando detrás mío con los ojos… seguramente a Bella.

–No la expondré a esto nuevamente… ¿qué es lo que quiere?–

– Edward, no lo sabemos… solo quería hablar con ella.– murmuró mi amigo pasándose la mano por la cara, el cansancio y el sueño era visible, últimamente no habíamos descansado bien con la investigación, estaba todo casi resuelto… solo faltaba la decisión del fiscal.

–¿Tu crees que voy a despertar a la madre de mi hija para que venga a ver a este hombre? ¿crees que haría eso?... Emmett, ni porque tu me lo pidas, lo que tenga que decir me lo puede decir a mí… quiero verlo– replique cabreado. Llevé mis dedos índice y pulgar a apretar el puente de mi nariz, Emmett estaba en silencio y él sabía que, a pesar de que su mente estratégica y profesional veía útil la intervención de Bella para ver si Benjamin confesaba algo más con respecto al caso, yo tenía razón… y él me apoyaba. Él y Rose más que nadie había sido testigo de lo que este hombre había hecho a mi Bella… y yo sabía que a pesar de todo, él me apoyaría en mi decisión de no exponer a Bella, no más.

–¿Hay alguna posibilidad de que el señor Cullen pueda verlo doctor?– oí la voz de Emmett y alcé la cabeza. El doctor me miró por un segundo y vi los engranajes corriendo en su cabeza, seguramente preguntándose por que mi mal humor y mi aprensión a ese hombre.

–Solo un momento, solo una sola persona por vez… el paciente está muy delicado– dijo finalmente. Llamó luego a una enfermera para indicarle acompañarme a la habitación de Plath, Emmett me indicó con la mirada que me comportara… mierda, si…

¿Comportarme con el hombre que fue capaz de hacer ese maldito plan en contra de Bella?... dios me de fuerzas para comportarme…

Luego de caminar por varios corredores y tomar un ascensor llegamos finalmente al sector de cuidados intensivos. La enfermera me guió hasta una de las habitaciones y abrió la puerta para dejarme entrar,

–El paciente está delicado… necesita tranquilidad, ha sufrido un paro cardio respiratorio la noche pasada pero lo pudimos restablecer, no soportaría otro…–

–Está bien, solo quiero aclarar algunas cosas con él y me iré– murmuré entrando en la habitación. Sin embargo así como dije las palabras no pude emitir ningún sonido más al ver lo que tenía frente a mí.

Allí estaba el hombre imponente y codicioso para el que había entrado a trabajar hace un año, allí estaba el hombre que había pretendido arruinar mi vida quitándome a lo que mas amaba… Bella y mi hija. Allí… en esa cama estaba el hombre que ahora se reducía a nada, simplemente a nada.

Quedé paralizado en la puerta de la habitación cuando lo vi, su rostro era un fantasma de lo que había sido, él estaba prácticamente consumido debajo de todos los tubos que salían de su rostro tratando de darle un segundo más de vida. En ese momento, en ese ínfimo momento sentí lástima por ese hombre… solo en ese momento, porque recordé las palabras de mi madre en mi mente: “Cada uno cosecha lo que siembra” y eso fue todo… solo allí lo tomé como un hombre más, alguien que estaba esperando la muerte irremediablemente sin otro consuelo de volver a ver a la que una vez fue su esposa.

Alguien que ya no lo era….

_¿Qué deseas hablar con Bella?_ dije a penas reconociendo mi propia voz, repleta de resentimiento y odio… y no quería eso, no quería sentirme así por alguien que no valía la pena, quería dejar todo atrás. Él me buscó con su mirada, el sonido de su monitor crdiaco cambió levemente cuando sus ojos azules dieron con los míos, aún así… su rostro pareció imperturbable.

_Solo quería decir… adiós… a Bella_ dijo en un susurro con una voz que me pareció increíble que fuera la suya, pude notar la pena en ella.

_Bella está bien así, ella ya le ha dicho adiós hace mucho tiempo_  respondí impasiblemente. Él cerró los ojos y negó con la cabeza…

_No… un adiós cargado de odio no es un adiós_

_Lo es de todas formas… ¿Qué más quería? ¿un beso y una palmada en la espalda?_ escupí con odio… traté de refrenarme, tenía que hacerlo, por dios santo… era un hombre moribundo allí.

_Lo siento tanto…_ dijo centrando su mirada en la ventana que daba hacia la oscuridad de la noche, en algún lugar brillaban las estrellas y la luna otorgaba su luz, un lugar muy lejos de aquí, seguramente sobre las cabezas de mis niñas.

_Es tarde, lo sabe._ dije en forma cortante… ¿cómo se atrevía a pedir ahora perdón? _¿a caso está tratando de pedir una expiación? ¿desea morir sin culpas?_

_No Edward, no hay nada para mí ahora… ¿sabes?... a pesar de todo, solo deseo que la hagas feliz, algo que yo no pude hacer_ dijo suavemente cerrando los ojos, nunca mirándome. Parecía tan cansado…

_Lo haré, aunque no porque es su deseo, lo haré porque la amo, porque es una mujer que merece por sobre todas las cosas ser feliz, cumplir sus sueños y ser amada_ dije entre dientes.

_Lo sé… ella se lo merece_ dijo casi ausentemente. _por favor… dile que acepte la herencia que dejé, es de ella… por todo el daño que le-

_No lo hará, no dejaré que lo  haga, Señor… no puede pagar por el dolor que le dio, no puede esperar que un poco de su dinero borre las heridas que está tratando de curar. A demás… yo perfectamente puedo darle lo que ella merece, créame que ella es feliz con pocas cosas… cuando lo tenía todo no tenía lo más importante, felicidad_

Él reflexionó por unos minutos con los ojos cerrados, por un momento pensé que se había quedado dormido, pero un suave suspiro me dijo que no. Aún así… cuando volvió a hablar su voz era aún más suave e inaudible.

_Cuídala entonces… cuida a tu hijo, hazlos felices_

_Fue una niña…_ dije orgulloso. Él arqueó las comisuras de sus labios de un modo que parecía una suave sonrisa,

_Debe ser hermosa como ella…_

_Lo es_ coincidí. Me fijé la hora… tenía que volver junto a mi familia como había prometido, pronto amanecería y no quería que Bella me buscara en la cama sin poder encontrarme, nunca dejaría que eso sucediera, mis noches eran de ella.

_Debes ir, lo sé…_ murmuró despacio. _ se feliz Edward… y si de algo sirve, perdón por haberla amado tan enfermizamente_

Dios… quería reprocharle allí mismo que eso que hizo fue todo menos amar, pero no podía… no podía pelear con un moribundo.

_Seré feliz_ dije antes de dar la media vuelta,

_Oh… ¿Edward?_ dijo antes de que yo pudiera salir de esa habitación. Me detuve sin voltear a verlo…

_Hogar San Patricio, Valle de California… la última vez que supe de él, estaba allí_ volteé lentamente para verlo por última vez, él parecía a punto de dormir _fue un buen padre… yo simplemente lo envidié… por haber traído a la vida algo tan hermoso como Isabella, por haber tenido su amor incondicional…_

Y supe que estaba de Charlie Swan.

Por semanas lo habíamos buscado, Emmett había hecho hasta lo imposible, habíamos buscado llevados hasta por la más mínima pista, pero no habíamos podido dar con él… y aquí estaba… un secreto siempre guardado en la cabeza de Benjamín.

Asentí sin decir palabras, por simplemente estaban de mas… y salí de allí.

Veinte minutos después abrí la puerta de mi casa… de mi hogar. El olor, ese rico aroma embriagador a perfume de bebé, a perfume de fresas y chocolate me embargó. Y sabía que estaba en mi lugar en el mundo… entonces los fantasmas de la noche habían desaparecido, levantándose en la bruma de la noche y quedándose en la oscuridad, lejos de la luna y las estrellas que ciertamente iluminaban las habitaciones de mis dos amores.

Me desvestí lentamente siempre mirando a mi dulce amor, mi Bella. Ella tenía un brazo sobre mi lado vacío y el seño fruncido. Extrañaba mi presencia… al igual que yo lo hacía cada vez que se levantaba por la noche a amamantar a nuestra hija y yo encontraba su lado vacío… yo no la esperaba, iba a su encuentro. Y siempre la encontraba meciéndose suavemente con nuestra niña en sus brazos y siempre volvíamos juntos a nuestra cama para fundirnos en un abrazo y volver a dormir.

Dios… cuanto la amaba! No habían medidas… no existía un “hasta la luna” “hasta la estrella más lejana”… la amaba tanto que no existía un final.

Suspiré profundamente cuando sentí su calor en contra de mi cuerpo, en cuanto rodeé su cintura con mi brazo ella ronroneó y se retorció más a mi lado para cruzar su mano por mi cintura debajo de la camiseta, nuestras piernas se enredaron, su rodilla acarició mi entrepierna…

Oh dios bebé…

Gemí ahogadamente cuando ella escondió su rostro en el hueco de mi cuello y entre sueños besó debajo de mi oído suavemente. Acerqué más su cuerpo al mío con mi brazo en su cintura y no pude evitar bajar mi cabeza para besar húmedamente su clavícula.

_Mi amor…_ gimió cuando recorrí con mi lengua la extensión de su cuello. Sentí un tirón en mi entrepierna, podía sentir mi erección chocar contra su vientre. _Edward…_  su voz entrecortada me hacía poner más duro.

_Bella… bebé, detenme ahora._ pedí encarecidamente… dios, no era correcto hacerle el amor a una mujer aún transitando su veda de cuarenta días… pero la deseaba tanto, tanto que dolía.

_No, Edward… no te detengas_ gimió en mi oído bajando su mano por mi vientre hasta la orilla de mi bóxer. _te necesito… ya pasó muchos meses_

_Lo sé_ gemí cuando ella atrapó mi pene con su mano y apretó un poco.

_Mierda!_ ahogue mi voz en su cuello. _Bella… oh dios, amor… no podemos_ y juro que esas palabras fueron las más difíciles de decir en toda mi vida. Pero ella tapó mi boca con sus dulces labios con un beso feroz y hambriento. Acuné sus mejillas con mis manos y le respondí de la misma manera… tan hambriento que podía sentir la punta de mi lengua tocando el fondo de su lengua.

_Ah! Edward_ gimió antes de empujar mi pecho contra la cama y llevar sus manos a la orilla de su camiseta de tirantes y sacársela por la cabeza, _son treinta días… pasaron treinta días, estoy bien… me estoy cuidando y no hay perdidas_ dijo eufóricamente. Me levanté un poco de la cama cuando sus pechos saltaron al aire y rápidamente los atrapé con mis labios, sabían dulce… tan dulce o más que antes y eran más duros, mierda!... eran los pechos de mi niña ahora pero no podía soportar no besarlos. Sentirlos duros como rocas en mi lengua… no podía aguantar más tiempo sin saborearlos.

Dios, los había extrañado.

_Bella… móntame_ murmuré fuera de sí. Tomé la orilla de sus bragas y las saqué por su cadera, ella terminó de sacárselas mientras yo tiraba de mi camiseta por mi cabeza. _¿estás segura?_ la tomé de la cadera y la ubiqué sobre mi vientre.

_Si mi amor, te deseo tanto…_ dijo moviendo su cadera hacia el sur. _quiero sentirte dentro mío, oh Edward… siempre estuviste dentro mío ¿te das cuenta?... siempre bebé._ su mano atrapó mi pene duro y palpitante y lo dirigió a su entrada,

_Siempre_ gemí cerrando los ojos por la sensación.

_Oh dios, lo había extrañado_ dijo moviendo su mano sobre mi eje, su pulgar arrastró el líquido de la punta y gemí empujando mi cabeza sobre la almohada.

_Bella… ahgg_ gemí tratando de contenerme de tirarla sobre la cama y hundirme hasta el fondo en ella.

Entonces sentí el calor que comenzaba a envolverme y cuando abrí los ojos me deleité con su rostro contorsionado de placer cuando me tomó en su estrechez. Mi Eva… mi hermosa primera y última mujer… su rostro enmarcado con las suaves ondas de su cabello fluyendo y cayendo sobre sus hombros, tapando levemente la punta de sus pezones oscuros… mi hermosa diosa. Ella comenzó a cabalgarme… fundiéndose con mi cuerpo, dejando que mi dureza hambrienta de ella se enterrara hasta el fondo en su interior, sus pequeñas manos sosteniéndose sobre mi vientre mientras sus caderas comenzaron a rebotar contra las mías. Levanté un poco mi cabeza para ver la manera en que nuestros cuerpos se unían, mi pene entrando hasta la base en su estrecha entrada. Mis manos tomaron su cadera haciendo que sus movimientos de vaivén se aceleraran.

Llevé una mano a su vientre y acaricié la casi inexistente cicatriz que dejó como huella el nacimiento de la personita tan especial que dormía en el cuarto de a lado y la acaricié con reverencia. Mi pulgar bajó un poco más hasta que se posó sobre su clítoris que necesitaba de algo más que el hueso de mi pelvis para hacer fricción… Bella me lo agradeció gimiendo con éxtasis.

_Edward!_ sus movimientos se volvieron casi frenéticos y supe que estaba a punto de llegar a su orgasmo, mi pene se hinchó aún más en su interior y supe que estaba a punto de llegar al mío. _Ya casi… oh… Edward!_

_Termina para mí mi amor, vamos bebé… déjalo ir_ le insté. Ella sacudió su cadera una vez más y fue ahí cuando lo sentí. Los temblores de su cuerpo, ese segundo infinito y sublime en que su cuerpo llegaba al más sumo placer, un placer que yo estaba destinado a darle. Mi pene tembló y al tiempo que ella me estrechaba entre pequeños gemidos, me derramaba en su interior… marcándola, siempre marcándola… oh cielos! Tan mía… mía.

_Aah Bella!_ gemí sintiendo lo que ella le hacía a mi cuerpo _Bella… Bella…Bellaaa_

Y cayó sobre mi pecho riendo de éxtasis. Y reí con ella… porque no podía ser más feliz. No podía ser tan feliz…

POV Bella

_Por favor bebé… por favor_ me agaché para recoger la pequeña media del suelo y cuando me levanté, Helena ya se había sacado la otra media del otro pie. Suspiré poniendo mis brazos en jarra y la miré con esa mirada de mamá reprendiendo… pero no puede evitar sonreírle cuando ella balbuceó alzando su manita y ofreciéndome su mordillo que estaba todo mojado con su saliva…

_¿Y tú crees que yo me meteré eso en la boca?_

Ella tenía sus ojos verdes fijos en los míos y su boca abierta mientras emitía un suave “aagghh”

Reí suavemente porque ella era una niña tan hermosa… finalmente con cabello castaño y ojos del más hermoso de los verdes, pálida como yo y con ese hermoso lunar en su espalda… el lunar de Edward.

Sentí el timbre del departamento cuando estaba poniendo la media en su pie por enésima vez y me rendí, la alcé entre mis brazos y llevé a mi niña de cinco meses a abrir la puerta de nuestro hogar.

_¿Quién crees que es?..._ le pregunté caminando por el corredor _¿papá?_

_Agghh…_ me contestó ella una vez más haciendo gala de su amplio vocabulario.

_No lo creo… papá tiene llaves_ miré por la mirilla y supe quiénes eran, en seguida sonreí.

Abrí la puerta y segundos después estábamos siendo abrazadas por una Rosalie extremadamente contenta y una Esme que me quitó a mi hija de los brazos para colmarla de besos.

_Vimos a verte!_ dijo rose con exacerbación _tenemos una sorpresa… en realidad, Esme tiene una sorpresa._ miré a mi suegra y vi su sonrisa radiante en complicidad con la de Rose.

_Tienes que acompañarnos a un lugar Bella… es importante que vengas con nosotros. Algo en su mirada me dijo que era de suma importancia que lo hiciera.

Suspiré resignada haciendo el camino a mi habitación,  quien conocía a Rose conocía también su tenacidad, ella no aceptaba un no como respuesta y no podía resistirme a la mirada dulce y maternal de Esme. 

_Rose… ¿qué es eso tan importante?... espero que sea en verdad importante, Hely y yo íbamos a sentarnos en la terraza a leer cuentos._ murmuré con una sonrisa. El verano era hermoso en Seattle y los días que no la pasábamos con Edward de paso por el parque y nuestro rincón en la playa los pasábamos envueltas en tiempo madre e hija que disfrutábamos tanto.

_Te encantará lo que tendremos que hacer… vamos Bella, ya sabes que la fecha se acerca y aún faltan algunos preparativos_

Habíamos acordado con Edward una fecha para nuestra boda, Septiembre era un buen mes, Edward había elegido el 13… mi regalo de cumpleaños sería nuestra propia boda, no podía ser más feliz. Benjamin había dejado este mundo hacía cuatro meses, la noche en que Edward y yo habíamos hecho por primera vez el amor luego de tanto tiempo. Me estremecí al saber eso… pero contrario a lo que esperaba, no sentí nada, ni siquiera lástima. Fue más bien… liberador, no tenía que verlo de nuevo y definitivamente él nunca más afectaría mi vida… me sentí mal sentir así, pero Edward me dijo que era perfectamente normal. De allí en más solo tenía que pensar en mi propia vida, sin culpas.

Veinte minutos después estábamos entrando en el patio de una casa en la que nunca había entrado, Esme iba a la cabeza por delante y Rose llevaba a Helena en brazos a mi lado.

_¿Quién vive aquí?_ pregunté impactada por la fachada de la casa. Era de estilo colonial y de color blanca, el jardín delantero estaba plagada por rosas amarillas y gardenias. El aroma era embriagador y me prometí a mí misma decorar mi boda con rosas amarillas y gardenias, los nuevos colores siempre eran bienvenidos.

_Es la casa de una amiga, ella es diseñadora… una de las mejores en la ciudad, ya la conocerás Bella, te encantará_

¿Diseñadora de qué?... ¿de interiores? ¿de tarjetas e invitaciones? ¿de pasteles... ¿de vestidos?.

Una mujer de mediana edad llamada Caroline, que me recordó a Esme, nos recibió en su hall de entrada, ella era pequeña pero imponente por su sola personalidad. Ella sonreía todo el tiempo y se había enamorado literalmente de mi hija que jugueteaba con sus enormes aretes de piedras de ámbar. Luego de las presentaciones Rosalie cargó a Helena y Caroline nos encaminó a una habitación amplia y luminosa, adornada con infinidades de telas de distintos colores y texturas, en el centro de la habitación había una pequeña tarima redonda y cerca de las ventanas justo en frente unos cómodos sofás, las paredes estaban revestidas de espejos… antes de darme cuenta en dónde realmente estábamos, la voz de Caroline interrumpió mis pensamientos.

_Tal como lo pediste Esme… capturando la esencia de la novia_ dijo la mujer haciéndome voltear a verla. Ella traía entre sus manos un montón de tela blanca, no de un blanco cegador en realidad… más bien de un color marfil. Cuando llegó a mí me sonrió con solemnidad y me ofreció la tela.

_¿Qué es esto?_ pregunté sosteniendo la tela blanca entre mis manos, rose me miraba con suspicacia, Esme me miraba con sus ojos brillantes tratando de esconder una sonrisa,

_Vamos Bella, teníamos que encontrar el adecuado, Edward está esperando_

_Edward está en la oficina_ murmuré tratando de verificar que era así. Esme y rose compartieron una mirada… esa mirada y supe que tal vez no era tan así. _¿donde está Edward?_ la seriedad en mi voz alertó a Esme que caminó hacia mí y me sostuvo entre sus manos.

_No lo hagas esperar querida… él no quiere esperar_

Entonces todo cayó como anillo en mi dedo, mis ojos inexplicablemente se llenaron de lágrimas y traté de respirar mientras miraba a mi niña… Rosalie la celebraba en sus brazos con una sonrisa.

_También hay un pequeño vestido para esta preciosidad_

 Estaba sucediendo… oh dios mío, realmente estaba sucediendo.

_¿Dónde está Edward?_ susurré a Esme que sostenía mis manos aún, ella derramó algunas lágrimas y sonrió… tan hermosa su sonrisa que me estremecí.

_Te está esperando, confía en él…_

Asentí tragando el nudo en mi garganta y decidí tomar ese vestido y probármelo, era realmente hermoso… no había otro igual. Esme había pensado en mí y habían podido, junto a Caroline, captar mi propia esencia. Era simple y sencillo… pero tenía algo que lo hacía único… la tela era suave y de una tonalidad más opaca que el blanco, era organza marfil. Caía de mi cintura deliciosamente y estaba rodeado de cintas en el torso. El escote era en forma de corazón y venía con una pequeña chaquetilla de encaje que envolvía mi torso deliciosamente. Era hermoso.

_Estas preciosa_ dijo rose interrumpiendo mi mirada embelesada en el espejo…. No supe cuanto tiempo estuve allí parada, pero cuando la miré ella ya estaba vestida con un largo vestido azul Francia, elegante y sobrio. Esme me miraba desde una esquina con mi niña en sus brazos… ambas también vestidas. Esme con un traje de corte inglés en color naranja pastel, con un sobrero de ala ancha a juego y mi niña… oh mi niña. Ella estaba vestida con un pequeño vestido color blanco que caía con suaves tules a sus pies. Una pequeña cinta blanca rodeaba su cabecita y una flor blanca de tela se centraba en su cinto por debajo del busto… preciosa.

En unos pocos minutos, Rosalie se encargó de mi peinado… solo alzando en un moño alto mi cabello y dejando algunas ondas naturales cayendo por mi espalda, el maquillaje era delicado… suave y cristalino. Mis mejillas se teñían de un rubor natural y mis labios de un brillo rosa suave, mis parpados solo estaban iluminados con un blanco perla. Nunca me había sentido más hermosa.

Y era toda para él… solo suya.

_Gracias_ dije  mirándome por decima vez en el espejo de cuerpo entero. Suspiré profundo y sonreí feliz… pronto sería una esposa nuevamente, pero ahora del hombre correcto. Dios… no podía esperar.

_Es hora Bella… Edward espera_ dijo rose a mi lado.

Caroline nos saludaba de la entrada cuando nos subimos al auto de Rosalie, ella condujo tranquilamente por las calles de la ciudad mientras yo me mordía el labio nerviosa. Quería ser la mujer, la esposa y quería pertenecer a Edward Cullen… pero no estaba preparada para esto.

Él no podía esperar.

La verdad yo tampoco… deseaba tanto estar atada a él por más que una hija en común, quería ser absolutamente suya.

Media hora después estábamos llegando a una finca privada. Fruncí el seño… ¿Esto lo había organizado Edward?

_Emmett ayudó…_ dijo Rose como si hubiese leído mi mente _alguien le debía un favor y obtuvo este lugar, es precioso… ustedes merecen lo mejor_

_Gracias_ dije con sinceridad.

Cuando nos detuvimos Emmett estaba esperándonos junto a Edward, ambos enfrascados en una conversación seria. Pero eso no era lo que pasó por mi mente…

_Rose!... el novio no tiene que ver a la novia antes de la boda_ dije alarmada. Creyendo en esas estúpidas creencias que nada hacían a mi felicidad… solo que no quería que algo arruinara este día.

_Calma Bella_ dijo Rose antes de que de la nada Edward abriera la puerta de mi lado y extendiera su mano, algo estaba mal… lo podía ver en sus ojos. Él titubeó por un momento pero mantuvo firme su mirada en la mía.

_Amor_ dije preocupada cuando tomé su mano, salí del auto sin dejar de mirarlo y entonces él miró hacia atrás. Cuando quise sortear su cuerpo para ver lo que él estaba viendo, él volteó y tomó mi rostro entre sus manos para mirarme fijamente,

_Todo estará bien bebé… esto era para ti, todo lo que está aquí es para ti… te lo mereces, por favor mi amor, disfruta tu día… solo, disfrútalo_

_¿Qué es?_ dije frunciendo el seño con desconfianza, algo en su voz me decía que había algo que él temía que saliera mal.

Entonces él salió de mi línea visual y me tomó de la cintura para sostenerme, y vi lo que él había visto… lo que él sabía.

_Papá_ solo pude decir viendo entre las lagrimas que habían comenzado a formarse.

Entonces algo en mi interior me dijo que al fin estaba completa… no importaba nada más, tenía todo lo que quería aquí y ahora… estaba al fin completa.

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Al fin!... pero esto no se termina aún, es el último capi, pero habrá un extenso Epílogo, créanme. Este es el link del vestido de Bella... y por último muchas pero muchas gracias por su paciencia, espero que este ultimo capi les haya gustado... habrá más boda en el epílogo. Besotes!!!!