EVADIENDO EL AMOR Capitulo 2

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Capitulo 2

― Isabella— la voz de Alice me provocaba malas caras, menos mal mi amiga no veía porque si o me ganaba una grande— no dirás que sucedió con mi querido hermano— resople, mis amigas se habían unido en un campaña de saber que sucedió, ¡Ja! Como si fuera secreto— ni siquiera quieres que nos veamos, este fin de semana es año nuevo y ya dijiste que no harías nada—

― Estoy enferma— me defendí— ni siquiera a René he visto por temor a enfermarle—

― No estás enferma, estas evitándonos a todos— se quejo— Quiero saber que paso— chillo como chiquilla caprichosa

― Alice en verdad no paso nada, nada que ustedes no supieran así que evita conocer detalles porque las malas experiencias tienden a ser olvidadas— respondí tratando de convencer a Alice y a mí misma. Fingí toser casi hasta ahogarme— Te dejo, iré por mi medicamento— no espere respuesta colgué.

Lo cierto es que dure tres días- lunes, mates y miércoles- con una ligera constipación, mucho dolor de cabeza, algo de temperatura, por esos tres días me aislé en mi habitación leyendo uno de los tantos ejemplares de novelas contemporáneas que había adquirido con el tiempo-suspirando y deseando un poco de ese amor-, así evitaba que mi madre sufriera algún contratiempo, su embarazo rayaba en termino y en casa todos estabas prestos para el gran momento, desde que René paso las 36 semanas decidimos como mi padre alistar las cosas para ella y el bebé. Mi pequeño resfrió fue controlado con mucha vitamina, mucho jugos de naranja, y antibióticos. Para el viernes estaba libre de cualquier infección, sonreí mientras ojeaba el libro de los últimos diseños y tendencias para la construcción

― Cariño, ya es hora de cenar— anuncio mi madre tocando la puerta con suma delicadeza, casi imperceptible

― Voy— conteste dejando el libro de diseño en la cama— sabes si papá ha hablado con los socios de Meyer— pregunte indirectamente a mi madre. Al abrir la puerta me sonrió, se notaba mas cansada y con manchas bajo sus ojos. Bese su mejilla y acaricie su pancita

― De tal padre tal hija, ni en vacaciones descansan— se quejo como solo una madre suele hacer firme pero dulce— creía que los dos habían delegado a Edward— fruncí el ceño con la mención de ese nombre— el manejo de la firma—

― Alguien debe mantener el ojo puesto sobre él, no confió en su criterio cuando se trata de nuestro patrimonio—

Mi madre negó y me abrazo— algún día Bella, algún día—

Encogí los hombros ignorando por completo esa frasecilla, baje las escaleras secundándola, todos estaban más que emocionados que tan solo faltara un día para despedir el año viejo

― Pensamos en ir a Forks a pasar el año nuevo— comento mi madre

― Me siento indispuesta— respondí con una mentira en voz alta

― Tendrás que ir con urgencia al médico, no podemos darnos el lujo de que una de las arquitectos se enferme, no ahora con tantas cosas en camino, y no cuando me tomare unos meses con tu madre y el bebé— ordeno mi padre desde el comedor— Edward no puede solo con el peso de la oficina, somos de los mejores y debemos mantenernos—

― Edward esto, Edward lo otro, Edward, Edward, Edward. Parece que fuera su hijo y no yo— refunfuñe en voz alta, mientras entraba

― Deja de ser inmadura— gruño Charlie— y, deberías de cuidar lo que dices no ves que hay visita. Debes de disculparla Edward, no sé que hicimos mal al criarla—

Mis mejillas ardieron por el calor, maldita sea mi lengua que se adelanto a mi parte racional, pero maldición odiaba ser comparada con él. Tome una bocanada de aire, y al alcé la cara como toda una princesa orgullosa, vi la sonrisa petulante de Edward, enarque la ceja y le fulmine, no iba a retractarme, lo dicho, dicho estaba.

Por desgracia correspondió sentarme a su lado, mientras mi padre parecía el tipo del padrino dirigiendo lo que sucedía en la mesa, si en mi mente podría ver que decía: “Bella, Bella, Bella mia figlia può mai agire come Edward” Charlie sería feliz de que su primogénita fuera así de perfecta y modosita como su adorado Edward

― Me gusta más como se oye mi nombre en tus labios cuando estas excitada y ardiendo por mi— dijo bajo cortando la risita que se formaba por mi imaginación

Quise ignorar su comentario, y darle un zape en la cabeza para que dejara de atormentarme. Ni en sueños me dejaba. Hice mala cara cuando al cerrar la mano la herida de la cortada ardió, ya no usaba venditas dado que ya tenía una fina costra y mi cicatrización siempre ha sido buena. En silencio comencé a comer rápido, todo para estar alejada de Edward Cullen y no permitir que mi cuerpo tomara el mando

Por Dios me gustaba, siempre me había gustado, pero con el pasar de los años capte que no era para mí, no podíamos, ni podemos estar en una habitación sin querer sacarnos los ojos

Edward y mi padre se enfrascaron en una conversación sobre un posible proyecto con la cuidad para la construcción de una escuela y dos hospitales en sectores de estrato medio y bajo a lo largo de la zona este de la cuidad.

Trate de alejar mi mente de aquello. En parte no me gustaba la profesión, ser Arquitectos suele enfrascarnos en un mundo paralelo de medidas, planos, distribuciones, costos, terrenos, y muchas discusiones con los topógrafos, los ingenieros, y otros profesionales.

Al salir del instituto creí que optaría por estudiar algo como Licenciatura, Medicina e incluso Bellas Artes o Música, pero al final me vi inscrita en la escuela Arquitectura en la universidad de Oregón, una buena universidad cerca de casa, cerca de mis amigos que estudiaran en las universidades de Seattle y Portland, al comienzo mis sentimientos habían sido encontrados frustración, tristeza, felicidad. Creía que no vería por largo tiempo a Edward Cullen, pero mi sorpresa fue monumental al entrar al aula de clases el primer día y verlo allí sentado, pensé que ese sería una nuevo capítulo en nuestra relación, estuve a punto de ir hasta él y abrazarlo, pero entonces me vio y se rio, luego una mujer de cabello castaño se acerco a él, esa fue su primera novia en Oregón Maya. Solo pensar en esa mujer me hizo apretar la mandíbula

― ¿Qué opinas, Isabella?— pregunto mi padre, tomándome por sorpresa

― ¿Ah?¿Qué?¿cómo?— respondí notablemente perdida de su conversación— lo siento— me excuse

― Y así pretendes que confié plenamente en ti, estamos hablando de mucho dinero—

― No te estoy pidiendo que me nombres directora de tu firma— señale— nunca quise trabajar para mi propio padre, pretendía marcharse pero tú me convenciste de quedarme— gruñí— pretendía irme a trabajar a Boston o Houston, pero tu dijiste: La familia tiene que estar unida—

― Bella— susurro mi madre, haciendo una mueca de dolor o fastidio

― Yo no quiero tener poder en esa empresa, esa empresa no es mía— dije tajante levantando el palto vacio para dejarlo en la cocina, la relación con Charlie siempre era tensa cuando se trataba del negocio, se que le costó mucho trabajo posicionar a Swan & Asociados pero eso no implicaba que se comportara como un loco obsesivo compulsivo y controlador

― Es tan mal educada— oí a mi padre decir— cuando no está buscando pelea con Edward, la toma contra mi—

Las lágrimas se agolparon de golpe en mis ojos, haciéndome parpadear rápidamente mientras unas cuantas se deslizaban en silencio por mis mejillas. Nunca iba a ser la hija perfecta para Charlie Swan, eso estaba claro, siempre encontraría con quien compararme, siempre encontraría mis fallos y los señalaría delante de todo mundo, siempre seria la niña inmadura y distraída, nuca la profesional meticulosa e innovadora.

Tome la esponja y comencé a limpiar mi palto, así me daba tiempo de clamarme y que no notaran que lloraba

― Permite René, te ayudo con esto— dijo él todo modosito, no evite hacer la mueca e imitar en voz baja como hablaba— gracias por la invitación a cenar— bufe

― Eres tan bueno— murmuro mi madre. Podía ver sus ojos brillando con anhelo y una sonrisa bailando en su boca— Charlie me darías unos masajes, mis pies y mi espalda me matan—

Lo sentí entrar en la cocina, como no sentir su presencia cuando mi cuerpo parecía vibrar, mis piernas temblaron, me mantuve quieta como si no estuviera ahí.

― Tú lavas, yo seco— propuso

― Yo lavo, tú te largas— respondí altiva

Dejo los platos dentro del lavaplatos, cerro la llave, su cuerpo solo era separado del mío por nuestras ropas, y miento si dijera que no desee poder estar piel a piel, su aliento chocaba contra mi cabello llegaba a mi cuello erizando toda la piel

― Enojada te vez más linda— su voz estaba cargada de humor— no sabes los días que llevo pensando en ti, y todo lo que disfrutamos en navidad—

― Serias tu, yo no me acuerdo—

― Mmm… eres pésima mentirosa— aseguro. Ahí cometí el error de girarme dejando que nuestras narices se tocaran— hasta sonrosada estas— murmuro uniendo nuestros labios, gemí, y fui yo quien profundizara aquel beso, fui yo quien llevo las manos a su cuello y metió la lengua en su boca tomando todo

El mundo pareció desaparecer en aquel contacto— no me beses— susurre en sus labios

― Tú me besas, yo te beso— respondió tirando mi labio inferior con sus dientes, porque nadie me dijo que ese pequeño mimo podía hacer que mi cuerpo se derritiera

Los gritos de mi madre me sacaron de aquel momento tan… excitante. Antes de poder soltar mis brazos de su cuello volvió a atrapar mi boca

― ¡Bella!— grito mi padre— ¡ve trayendo todo, el bebé viene! ¡Dios!, Ré aguanta—

Edward dejo mis brazos y corrió fuera de la cocina, a mi me costó varios segundos más deshacerme de la ilusión, despabilar y correr a por la pañalera y la pequeña bolsa para mi madre, los nervios me tomaron presa y tuve que revolver la habitación de mis padres y la mía para ubicar las bolsa, al final recordé que las habíamos dejado en el ropero del pasillo en el primer piso. Cuando salí a la calle no estaba el auto de papá. Varias palabras soeces dejaron mi boca.

― Muévete Bella, a Charlie le dará algo— grito Edward desde la calle

― Iré en mi auto—

― Estas locas, tu coche no tiene protección en las ruedas así que no discutas conmigo por una vez en la vida y súbete ¡ya!—

Deje a un lado todo mis sentimientos en conflictos y corrí hasta el auto, claro en el pequeño camino me resbale varias veces, una vez la puerta de copiloto se cerró acelero

― Quiero llegar con vida al hospital—

― Confía en mí—

― ¡Ja! Estás loco, no confió para nada en ti— respondí cuando el coche se detuvo por culpa de un semáforo en rojo

― Pues no parece, para que me beses y dejes que tome tu cuerpo a mi antojo— guiño el ojo— confías en mi, y mucho— asevero

Por más que deseaba dejar de ver ese hermoso perfil que le hacía rememora a un dios griego, un adonis, e incluso un mítico héroe de armas tomar, mis ojos se mantenía sobre él, viendo como las luces de afuera golpeaban en su blanca piel creando sombras y definiendo algunos ángulos que le hacían ver más masculino y condenadamente caliente. Estas hormonal.

Exhalo con demasiada pausa cuidándose de que sonora como un suspiro, y yo seguí su ejemplo.

Intente concentrarse en los sucesos de los últimos minutos mi madre había iniciado labor de parto ¿Por qué tan rápido? A René todavía le faltaba una semana o algo más. Sabía que las últimas dos noches no había podido dormir bien, le había oído murmurando con Charlie sobre el temor de que algo saliera mal.

Dios, que mala hija soy

― Todo saldrá bien— consoló Edward entrelazando la mano libre, mi instinto fue alejar la tibia mano de mi, pero simplemente lo deje pasar— René es una mujer muy fuerte—

Asentí. Diez minutos más tarde Edward estaciono el coche frente a la entrada principal del Northwest

― Adelántate, estacionare— antes de jalar de la manija para abrir la puerta, se inclino y beso ligeramente mis labios

Apreté las correas de las dos bolsas, camine sin permitirme mirar hacia atrás. El corazón me latía como loco, mordía mi labio inferior ansiosa. me dirigió al puesto de las enfermeras cercano

― Hola, busco la habitación de René Swan— mi voz parecía la de otra persona, algo ronca, algo temblorosa— debió ingresar hace poco, está en trabajo de parto— indique

Tomo una planilla, con el estero en mano comenzó a moverse de abajo hacia arriba de manera rápida, se detuvo— Swan, habitación 500. Pero no hay visita— dijo cortante

― Soy su hija, y esto— deje caer las bolsa sobre el mesón de manera brusca— son sus cosas y las del bebé—

― Lo siento, no puede pasar—

― ¡Por Dios! ¡está loca! ¡es mi madre!— chille indignada. Palpe sobre mi pantalón en busca del móvil y con una maldición lo había dejado en casa

― Es un hospital, señorita…

― Swan, Isabella Swan—

― Señorita Swan, así que baje la voz o pediré al guardia le saque, incomodara a los demás pacientes—

― Con quien tengo que hablar para que me deje ver a mi madre— cuestione indirectamente

― Cariño— la voz de Edward me hizo tensar— ¿estás enojada? Debe disculpar a mi esposa, está nerviosa por su madre, René es una mujer con alto riesgo, apenas su padre nos informo de lo sucedido corrimos para aquí, podría ayudarnos a verle antes de que nazca el bebé—

La odiosa mujer le dedico una sonrisa amplia, y la descarada hasta pestañeo coqueteando con él. Les fulmine con la mirada. Vendida, claro de haber sido hombre y le hubiese sonreído me hubiese dejado entrar

― Claro señor— hablo en tono bajo y cargado de seducción— debo registrales—

Mientras que la enfermera toma los datos correspondientes, Edward se atrevió a besarme y yo gustosa respondí. Una vez registrados, tomo las bolsas, tomo mi mano y caminamos al ascensor y de ahí a maternidad

― No soy tu esposa— farfulle— nunca más te atrevas a decir semejante cosa—

― ¿no te gustaría?—

― No, sería como si estuviera demente o quizás si deseara ser torturada, eres una persona mezquina y fastidiosa—

― Y estas locamente enamorada de mi—

Me reí bajamente— en tus sueños—

― Si, en ellos también y en ellos te tomo una y otra vez de todas las formas posibles— murmuro tomando el lóbulo de mi oído en su boca, su lengua jugueteaba haciendo que mi parte baja se humedeciera— pronto Bella vas a ceder—

Apenas las puertas se abrieron corrí hacia la habitación asignada a René, la habitación estaba notablemente limpia, mi madre estaba acostada en la cama y mi padre a su lado sosteniendo su mano. Por su frente se veían unas pocas gotas perladas de sudor, y estas acompañadas de unas lágrimas

― Mami— corte el espacio entre nosotros en varias zancada— ¿por qué no me dijiste que estabas mal? Me siento tan tonta— le dije besando su mejilla

― No… quería… preocuparte… ha-has estado enferma y algo enojada— logro decir seguido de una contracción, lo sé por su grito

― Calma René. Respira hondo, exhala— instruyo mi padre— relájate, juntos podremos—

Nos mantuvimos en silencio, los tres habíamos estado en cursos para saber cómo ayudar a René, los tres como familia estábamos unidos para este momento. Las contracciones no eran muy seguidas,

― Hola mamita— saludo una mujer. Al levantar la vista vi a una mujer con una gafas grandes de marco azul, y un traje de ositos, y cabello pulcramente recogido— René, te dije que ese pequeño vendría antes de año nuevo, me debes una hamburguesa de Mc Donalls— dijo sonriente, mientras sacaba un par de guantes de látex y se los ponía

― Amalia— susurro mi madre

La mujer sonrió— Supongo que estos son tus familiares. Encantada de conocerlos, soy la “ginecóloga” de René su doctora está de vacaciones y me pidió encargarme de ella— informo. Sabía que la Ginecóloga de mi madre era algo mayor y se llamaba como Teresa— vamos a ver qué tan dilatada estas ¿de acuerdo?— mi madre asintió—¿desde cuándo estas con contracciones?—

― Esta mañana— murmuro

Deje que un “oh” y mire a mi madre con reproche. Observe como la ginecóloga hacia el respectivo tacto a mi madre

― Faltan unos cuantos centímetros— comunico sacándose los guantes y tirándoles a la basura— quieres te demos picotín para ayudarte a acelerar el proceso— negó— veremos una última vez a este caballerito—

― No sabemos el sexo— intervine— en ninguna de las ecografías dejo ver su sexo. No quisimos hacer ni de tercer ni cuarta dimensión—

― Es un niño, cariño— hablo, mientras bajaba la manta y dejaba denuda la barriga de mi madre— todo en ella da muestra de un niño, barriga redondeada, mujer algo delgada, casi no duerme y ¡Oh, sí! Llevo varios años y te aseguro es un niño— aseguraba mientras movía el pequeño aparato sobre el estomago, y en la pantalla se reflejaba la imagen de mi hermanito nonato— Si, estoy se ve bien, está preparado para salir al mundo—

Observe por alrededor de una hora como mi madre se retorcía de dolor, media hora después de la visita de la ginecóloga le persuadimos para recibir el medicamento, pero se mantuvo en su decisión. En algún momento las contracciones se hicieron más seguidas y la fuente se rompió

― Tengo ganas de hacer del cuerpo— murmuro con agonía. Una enfermera que estaba en la habitación corrió a oprimir el botón sobre la cabecera de la cama, en tiempo record la sacaron de la habitación para llevársela a la sala, mi padre corrió tras ellos, pidiendo que le dejaran estar en el parto

Quede sola en la habitación pensando en todo lo que venía a nuestras vida, una cosa era el embarazo otra ya tener al bebé en el seno de nuestro hogar.

― Todo saldrá bien— aseguro Edward

― Te hacía con la enfermera— dije mordaz

― No me gustan tan fáciles. Me gustan más las que son bravas así como tú—

― Tan chistoso—

― Es enserio, no sabes lo duro que me pongo cuando juegas a resistirte—

― Púdrete, Edward—

― Prefiero joderte— hablo bajo, sonrió, cerró la puerta. Mi corazón salto una vez más cuando le vi caminar seductor hasta donde estaba sentada— ¿Por qué no me llamas?—

― ¿Por qué he de hacerlo? Nos odiamos—

― No. Tú me amas— dijo seguro— como vamos a solucionar esto. ¿quieres ser mi novia?—

― Se te soltó un tornillo ¿verdad? Yo no te quiero, Tu no me quieres—

― Si nos queremos y hacemos fuego cada vez que nos tocamos. Como ahora— sus manos bajaron lentamente por mi cuello y de ahí bajaron sobre el suerte amoldando mis senos. Deje que los parpados cayeran y gemí— si te toco ahora, puedo apostar que estas húmeda y esperando por mi—

― No—susurre— alguien puede entrar—

― Podemos irnos juntos a la casa— propuso— tus padres se quedaran aquí hasta mañana—

― Uh-hum—

― No te escarparas Bella— nuestros labios se encontraron para cerrarse en un beso profundo y fiero, sus manos se movían sobre mis senos haciendo que la fricción fuera algo molesta. Nuestras leguas se encontraron en una pelea por el dominio. Una justa donde los dos queríamos mandar y tener el control. Mis manos revolvían su cabello cobrizo— besas tan bien— murmuro cuando dejaba mis labios— tienes labios de recién besada— comento pasando la almohadillas de sus dedos sobre mis labios haciéndome estremecer

― T-tengo que hacer llamada, ahora— murmure separándome de un tirón de él, su cercanía abrumaba mi raciocino.

Camine por el pasillo del hospital buscando algún teléfono público, cuando por fin di con el teléfono marque un numero infalible, alguien que entendería mi dilema. Pedí una llamada por cobrar esperando que la aceptara

― Cariño, mas te vale que sea importante— susurro al otro lado de la línea

― Mi madre está dando a luz… y necesito verte urgente… yo te necesito— susurre

― Mmm, Bebé ¿Qué te hizo ahora?—

― Yo… Dios estoy tan confundida— mi voz se quebró— James ¿Qué hago? ¿qué voy a hacer?—

― Marie Cálmate— dijo paciente— ahora mismo no puedo ir contigo, Lawrence se enojaría pero te prometo llamarte en estos días y vernos ¿te parece?— asentí con un sonidito— mantén tus piernas cerradas— susurro— felicita a tu madre de mi parte. Ahora iré a por mí chico, antes de que se enoje, te quiero cariño—

― Y yo a ti James—

Quede acorralada por un par de brazos— ¿Quién es James?—

― Nadie que te interese—respondí dejando el auricular en su sitio— ahora dame permiso voy a ir a ver qué sucedió—

Su nariz rozo mis mejillas y descendió a mi cuello— no juegues conmigo— susurro. Me di el valor necesario para empujarle, su mano sujeto la mía— esta noche—

― No— susurre— Estoy con J…

― No lo estas, estás conmigo—rugió

Le hice soltar la mano y camine a paso prieto hacia la habitación de mi madre. Esperamos en silencio hasta que mi padre entro riendo. Me puse de pie inmediatamente

― Un niño—anuncio con entusiasmo— es tan hermoso— Edward abrazo a mi jubiloso padre

― ¿Y mi mamá?—

― Está bien, en dentro de poco la traerán aquí. Vamos vean al niño—Con algo de renuencia les seguí— casi me desmayo, y René ha sido tan valiente— susurro— temía tanto por los dos—

― No debiste, ella es una mujer fuerte, además estaba preparada, mi madre aseguro que todo saldría bien, ya sabes que su yoga y sus caminatas las mantiene como veinteañeras—

― Treinta de diciembre— dijo mi padre— a las 11:58 Pm nació mi hijo, un niño de 4.173 gramos y midió 50 centímetros o algo así— comentaba sonriente

― ¿Y cómo le llamaran?—

― No sé, esperaremos a que René se recupere— Resople, ganándome una mirada quisquillosa de mi padre. Tras el vidrio había varios cuneros y muchos niños— ese— indico— la enfermera fue a por la pañalera y dijo que no había nadie allí ¿Dónde estaban?— pregunto mirándonos fijamente

― Hacia una llamada— respondí manteniendo mis ojos en el pequeño regordete que mantenía los ojos cerrados, mi hermano— quiero irme a casa ahora— manifesté en voz alta y con recelo.

Ver al pequeño me alegraba pero a su vez me hacia sentí celos

― Bella—

― Estoy cansada y aun me siento enferma— me excuse caminando en dirección contraria. Tome el ascensor y corrí una vez estuve en la planta baja, fuera del hospital hacia un frio insoportable, ya era cerca de la una de la mañana. El frio me hacia castañear

Hacia la seña a un taxi, cuando Edward tiro de mi mano, parecía enfadado

― ¿Por qué eres tan amargada?— ladro cuando estuvimos dentro del coche

― No soy amargada— me queje

― Pues no saltas en pie de alegría— recrimino

Mordí mi labio para evitar soltar blasfemias o todo lo que pensaba. No podía culparme por reaccionar así ante un pequeño, lo amaba, lo sabía, había esperado ansiosa su venida, si al comienzo estuve enfadada porque después de tanto años mi madre hubiese optado por tener un nuevo miembro, en muchas ocasiones me sentía incomoda cuando todos comentaban acerca de su embarazo y hacían bromas respecto a que mi madre tendría otros dos hijos y yo llegaría a su edad sin un hijo

― Si estoy feliz, estoy cansada— susurre mi explicación. Edward no volvió a hablar por el resto de camino, detuvo el auto frente a la casa— gracias por traerme—

― Tu padre me pidió que te acompañara—

― No tienes que inventar excusas para tratar de colarte en mi cama—

― Dormiré en el cuarto de invitados—

― Bien— eso era lo que quería no, entonces porque me sentía frustrada. Deje la puerta abierta y fui a mi habitación cerrando de golpe la puerta tonto Edward, confundiéndome y haciéndome desearle , y … necesitaba con urgencia verme con James, que me aconsejara, solo él podía desenredar el maldito nudo de mi mente, el de corazón seria caso aparte, pero una vez despejada la mente sería más fácil de manejarme

¿Quieres ser mi novia? Estúpido Edward, valiente hora de decirme lo que deseaba oír durante años. Claro quería ser su novia y mas, pero él y yo no somos compatibles, no podríamos ni ser amigos, quizás solo nos entendíamos en la cama y punto. ¡James, te necesito!

Hola a todas he aqui el segundo capitulo de este fic, he de decir que esto muy conteta con sus Rws, para mi es importante saber su opiniones, tratare de dejar un dia fijo para la publicación. Bueno ahor aque puedo decir James siempre es el villano, pero en esta sera el dolor de culo de Edward y yl salvavidas de Bella... Espero sea de su agrado este capitulo. Abrazos

Ada