"UN SÁBADO MÁS"
Autora: ALIENA CULLEN
Basado
en la canción “El hombre del Piano” de Ana Belén
SUMMARY: Edward, que trabaja tocando el piano en un bar de mala muerte,
siente que ha tocado fondo. La mujer que compartía su vida lo acaba de
abandonar dejándolo completamente solo, pero otra mujer lo espera en la sombra
para ayudarle…
Edward/Bella. Raiting M
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Narración en tercera persona.
“Esta es la historia de un sábado de
no importa qué mes, y de un hombre sentado al piano, de no
importa que viejo café…”
—Hola Edward ¿Cómo te va? –preguntó
Sam poniéndose a su altura.
—Bueno, bien. Un poco mejor quizás.
—Esa mujer no te convenía amigo,
todos nos dábamos cuenta pero no hay peor ciego que el que no quiere ver.
—Sí, tienes razón. Yo, como muchos otros, opté por el camino
equivocado, en ese camino estaba ella. Uno sueña con muchas cosas,
profesionalmente, ser una estrella, uno de los grandes, era mi objetivo.
Esas decisiones me alejaron de lo
que me hacía feliz, de quien me hacía feliz. Por no herir a alguien, por pensar
que no podría soportar la fama que mi carrera supondría…—dejó la frase
inconclusa.
—¿Fama? –Preguntó Sam— ¿Llamas fama
a tocar en un café de mala muerte, lleno
de borrachos oliendo a cerveza?, rayos si hasta el micrófono lleva impregnado
su olor
—Es así como he acabado Sam, tocando
en este bar. Pero hubo un tiempo distinto, uno en el que pensé que me
convertiría en el maestro pianista más joven de Estados Unidos, era feliz, me habían
llamado para tocar en una importante orquesta, ella, mi familia… todos estaban
orgullosos de mí. Hasta que esa mujer me embaucó.
—Era una zorra sin escrúpulos, todos
nos dimos cuenta nada más conocerla. Pero parecías tan enamorado de ella…
—Nunca lo estuve, y ella siempre lo
supo. Pero después de verme forzado a dejar a Bella —Sam me miró intensamente a los ojos al oír ese nombre— estábamos cómodos
el uno con el otro. El sentimiento de pérdida, de saber que si ella me dejaba
me quedaría solo pudo más. Mi familia no me habla por lo que hice, ella no me habla. No he vuelto a saber de ellos, ni
siquiera saben dónde estoy. Estoy solo—.Edward
no se percató de la mirada llena de lástima que Sam le dedicaba.
Sin decir una palabra más se
adentraron dentro del aquel apestoso y hediondo local. Edward como si de un autómata
se tratara fue hacia el piano y se sentó a tocar, mientras los clientes se
miraban entre sí buscando su pareja. Conociendo su más que enfermiza adicción a
la bebida, uno de los camareros le puso un vaso de whisky en la mano. Con manos
temblorosas, pues llevaba mucho tiempo sobrio, Edward lo tomó y le dio un sorbo
dándose cuenta de que no llevaba más de cinco minutos allí y ya todo él
apestaba a humo, tabaco y sudor.
“Toma el vaso y le tiemblan las
manos, apestando entre humo y sudor, y se agarra a su tabla de naufrago,
volviendo a su eterna canción…”
Encogiéndose de hombros, en un gesto
resignado empezó a tocar la canción con la que siempre iniciaba los sábados,
aquella que le había compuesto a su niña aquel sábado en que le pidió que fuera su novia.
Un sábado más –pensó Edward— un
sábado más de mi larga vida. ¿En qué mes estoy? Que mas me da solo sé que es
otro sábado más.
De repente se dio cuenta de que
alguien había colocado un espejo nuevo en aquella pared desvencijada
sustituyendo al que hace una semana había roto un cliente borracho. Se miró en
él mientras tocaba, y de repente el
espejo, como si de un espejo mágico se tratara, le devolvió el aspecto de aquel
jovencito de dieciséis años, feliz, esperanzado y locamente enamorado. Con los
ojos brillantes por la emoción y sin dejar de tocar su nana su mente voló hacia
su niñez.
“…cada vez que el espejo de la pared
le devuelve más joven la piel, se le encienden los ojos y su niñez viene a
tocar junto a él…”
—Hola ¿Cómo te llamas?
—Me llamo Bella ¿Y vosotros?
—Yo soy Edward y ella Alice, mi
hermana.
—Aquel de allí es mi hermano Emmet y ese otro mi
hermano Jacob.
—Podemos jugar contigo.
—Claro
XXX
— Tienes una cara de tonto enamorado
¿Quién es ella? –le preguntó su hermana Alice siempre tan cotilla.
—No te lo voy a decir hermanita, ni
muerto te lo digo.
—Entonces ya sé quién es.
—Alice, como le digas algo te mato.
—Tranquilo hermano, que yo no voy a
decir nada, pero te aconsejo que te des prisa, Mike también está interesado en
ella.
—¿Ese apestoso, pervertido y
maloliente chico?
—El mismo.
XXX
—Bella —le dijo tomando su mano
entre las suyas –te he querido desde siempre ¿Quieres ser mi novia?
—Menos mal, pensé que iba a tener
que acabar pidiéndotelo yo.
—¿Eso es un sí?
—Es un por supuesto –y los dos se
abrazaron y besaron mientras se tumbaban uno encima del otro en la hierba de
aquel hermoso prado al que siempre solían ir. Y allí Bella perdió su inocencia
en brazos de aquel muchacho que lo era todo para ella. Allí Edward supo que esa
niña que le había dado ese maravilloso regalo, seria para siempre el amor de su
existencia.
XXX
—Perdón –dijo de pronto uno de los
clientes totalmente borracho que había caído contra él sobresaltándole, sacándole de su ensimismamiento.
—No pasa nada, tranquilo –dijo
Edward volviendo a sumergirse en sus
tormentosos recuerdos, un constante recordatorio de cada uno de sus
imperdonables errores.
“Pero siempre hay borrachos con
babas que le recuerdan quien fue. El más joven maestro al piano vencido por una
mujer…”
—Tanya ¿Qué haces en mi cama?
–preguntó Edward sobresaltado al despertarse y encontrarse de pronto junto a
esa mujer en su cama, mujer a la que consideraba una buena amiga.
—Ummm…tu me trajiste aquí anoche ¿recuerdas?—farfulló ella medio dormida aunque con una
preocupante sonrisa.
—No, no recuerdo nada Tanya, nada en
absoluto.
—Pues no decías eso mismo ayer
mientras hacíamos el amor…
—¿Qué hicimos el amor? Tanya, eso no
puede ser cierto. Tengo novia, sabes que estoy enamorado y…—gritó Edward sin control, levantándose
apresuradamente de esa cama, testigo de su infidelidad.
—Pues no pareces quererla mucho
cuando no quieres traerla con nosotros de viaje. No seas cínico, Edward.
—Te he dicho muchas veces que no
quiero que se inmiscuya en este mundo Tanya, no es para ella. Somos exitosos,
tenemos fama, yo soy un gran pianista de una de las orquestas más prestigiosas
del país, tu una gran cantante pero ¿y qué?, ¿qué hay detrás de todo esto? drogas, alcohol…
y por lo que veo en exceso. Muy borracho tenía que estar para acostarme contigo
Tanya y aún así perdona pero no me lo puedo creer. No te ofendas, eres una
mujer muy guapa pero yo jamás engañaría a mi Bella. Yo no he podido hacer eso, no soy así, no me han educado para esto. ¡No!
Me niego a creerte.
—Pues ahí tienes la prueba del
delito –dijo señalando a la papelera repleta de condones usados que había en
uno de los lados de la cama de aquel lujoso hotel.
—¡¡¡Por dios…!!! ¿Cómo he podido
hacer una cosa así?–dijo Edward levantándose horrorizado, intuyendo que Tanya le había contado la
verdad —A mi Bella, al amor de mi vida. Tanya, ¿cómo es posible que
consintieras en algo así?, yo…yo no te quiero, lo sabes de sobra ¿porque lo has
hecho?, ¿no te das cuenta Tanya?, la he
engañado y no…no puedo olvidarlo y seguir con ella como si nada. La he engañado
y todo por tu culpa…por dios –seguía diciendo mientras se pasaba la mano por el
pelo nerviosamente — ¿no te das cuenta? ella…ella nunca me perdonara y aunque
lo haga, nunca podré perdonarme a mí mismo. Confiaba en ti Tanya, pensaba que
eras nuestra amiga, te lleve a Forks, te presente a mi familia, a Bella… y a la
primera de cambio ¿qué haces?, traicionas nuestra confianza. Te metes en mi
cama y estás ahí mirándome como si fuera la cosa más normal del mundo.
—Pues no es así como yo lo veo, mi
amor, —dijo Tanya de forma sugerente, descubriendo
su cartas –el hecho de
que no hayas tenido reparos en acostarte
conmigo, significa que no quieres a Bella lo suficiente. Puede que hayas
confundido sentimientos Edward, puede que pensaras que lo que es amor no era
solo más que amistad.
— Yo la quiero Tanya, por mucho que
te empeñes, ella es el amor de mi vida, lo sé, lo siento. Me has engañado Tanya, pero no lo has
conseguido, nunca la dejaré. Le diré la verdad y espero que me perdone —dijo
paseándose nerviosamente por la habitación.
—Tú no la quieres Edward, estás
enamorado de mí, me lo dice la pasión con la que te entregaste a mi anoche, las
cosas que me decías. Yo…yo fui sincera contigo Edward…te pregunte por Bella y
me dijiste que me olvidara de ella, que era nuestra noche y que Bella solo era
una niñata estúpida que…
—¡¡¡Eso es mentira!!! ¡¡¡Jamás diría
una cosa así de mi Bella, Tanya!!! ¡¡¡Jamás!!!—bramó Edward fuera de sí.
—Tú mismo Edward –contestó Tanya
levantándose de la cama dándole una visión de su cuerpo desnudo, indiferente a su estallido emocional.
—Si dices que yo hice todo eso
anoche Tanya ¿Por qué mi cuerpo ahora no reacciona ni un poquito al verte así?—le cuestionó Edward, intentando buscar una
salida a todo aquello.
—Puede que estés demasiado
satisfecho mi amor.
—Créeme Tanya, un hombre nunca está
satisfecho de la mujer que ama.
XXX
—Edward. Estoy embarazada.
—¿Qué diablos dices Tanya?, no…no
puede ser, usamos protección o eso me dijiste ya que no me acuerdo de nada.
—Pues debió de fallar Edward, porque
estoy embarazada. Tienes que responder Edward, no puedes abandonarme ahora. Mi
carrera, mi trabajo, estoy sola. Yo era virgen Edward, tú fuiste el primero y
este niño es tuyo.
—¿Qué?
XXX
Bella lo siento, pero lo nuestro no puede continuar.
Bella lo siento, pero lo nuestro no puede continuar.
—Edward ¿Por qué dices eso? Sabes
que te seguiré a donde vayas. No me importan las giras, vivir de hotel en
hotel, no me importa nada…con tal de que estemos juntos.
—Bella, la vida que llevo no es para
ti. Lo siento pero es mejor que lo dejemos.
—Pero ¿y esa gira que tenias pensado hacer en
solitario?, ¿las canciones que componías para ello?
—Ya no me apetece hacerla, estoy
bien así
—Edward…
XXX
—Tanya necesito parar. Necesito
establecerme, creo, creo que voy a dejar la orquesta, estoy quemado. Necesito otra cosa. Lanzarme en solitario con mis
propias composiciones, dar clases, no se…estoy agotado. En realidad nunca quise
esto, yo quería tocar solo, dar conciertos, tener una casa, un hogar,
establecerme. Nunca quise esto.
—Pero te gustaba la fama.
—Tocar en la orquesta era un paso
hacia algo más, no pensaba que fuera definitivo yo…, yo ya no puedo más
—Eddie amor, no me apetece
asentarme, pero si es lo que quieres
XXX
“Ella siempre temió echar raíces que
pudieran sus alas cortar, en la jaula metida la vida se le iba y quiso sus
fuerzas probar. No lamenta que de malos pasos, aunque nunca desea su mal, pero
a ratos con furia golpea el piano y hay algunos que le han visto llorar…”
—Edward, Edward, amigo –le dijo Sam.
Ven todo el mundo te mira. Vamos afuera un momento. Chico, estás verdaderamente
mal. Ya sé que nos conocemos de hace poco, pero se escuchar y tú necesitas
desahogarte. Edward, esa mujer no merece la pena ¿Tan ciego y enamorada
estabas?, ¿aún lo estás?
—Edward se quedo mirando a aquel desconocido, aquel
simple compañero que conocía desde hacia tan solo un mes y vio la mirada de
alguien en quien se podía confiar. Él había tocado fondo y realmente necesitaba
un amigo, así que empezó a desahogarse
—Así que la dejaste sin cerciorarte
de si el embarazo era cierto o no.
—Sí, así fue. Seguimos en la
orquesta durante un tiempo más, pero yo me sentía ahogado. Quería establecerme,
quería un hogar, quería ser concertista de piano…quería…, pero lo que más
quería lo había perdido por imbécil y estúpido. Al final Tanya acepto a que
dejáramos la orquesta, pero yo no tenía ganas ni de vivir, no sin mi Bella. La
relación entre Tanya y yo cada vez fue más distante y fría. No podía perdonarla.
—Y al llegar aquí, se ha marchado
con el primero que le ha prometido una vida mejor ¿no? en pocas palabras,
fracasaste por su culpa y cuando ya habías tocado fondo no se quedó a recoger
tus pedazos.
—Algo así—. Respondió Edward dolido, no porque la mujer amada le había abandonado, el
nunca había sentido amor por ella, pero si dolido
por su poca sensibilidad, por lo superficial y traicionera que había
resultado.
—Edward ¿eres consciente de que esa
mujer nunca te quiso?, si te hubiera
querido no habría hecho lo que hizo, te hubiera dejado ser feliz con Bella. Lo
que ella llamó amor, yo lo llamo egoísmo, crueldad, cinismo, hipocresía…
—Lo sé. Volvamos dentro Sam, no sea
que Riley se enfade porque llevamos tanto tiempo aquí, no te preocupes estoy mejor,
hablar me ha desahogado.
—¿No te has planteado nunca mandar
todo al carajo y volver a por ella, a
por Bella?—sugirió Sam.
—¿Para qué? Por la
forma en que la dejé, seguro que me odia. Hace ya tres años de esto. Seguro que
ha encontrado a otro más fiel y mejor persona. No puedo Sam, soy un fracasado.
—Pero siempre se puede volver a
empezar —le dijo Sam intentado
transmitirle algo de esperanza.
— No tengo ganas, no me apetece, no
tengo ilusión ni fuerza, no sin ella. Volvamos dentro ¿de acuerdo?—zanjó bruscamente.
Y sin decir una palabra más los dos
hombres en encaminaron de nuevo hacia aquel maloliente, hediondo oscuro y solitario café bar. Edward, nada más
entrar, creyó ver una pareja conocida
entre los también solitarios bailarines pero creyendo que era fruto de su
imaginación fue de nuevo a su piano.
“…el micrófono huele a cerveza, el
calor se podía cortar, solitarios, oscuros, buscando parejas, apurándose un
sábado mas. Hay un hombre aferrado al piano la emoción empapada en alcohol y
una voz que le dice pareces cansado y aun no ha salido ni el sol”
—Pareces cansado –le dijo de repente
una voz suave y dulce, una voz que reconocería a distancia entre mil millones
de voces. Volvió la cara despacio, tomándose su tiempo, intentando averiguar si su subconsciente o el
exceso de alcohol, o los dos juntos le estaban jugando una mala pasada. Sí se
la tenían que estar jugando. No podía ser. Su Bella, su niña convertida en toda
una mujer, más hermosa que nunca estaba a su lado. Un poco apartados Emmett y
Jacob, le sonreían educadamente y le saludaban con la mano. Era ella la que le
había hablado. Intentó pellizcarse para ver si se trataba de un sueño, pero
ella no le dejo. Se abalanzó a sus labios y los besó, los besó
desesperadamente, con angustia, con pasión, con fuerza. Su lengua pedía permiso
para entrar en su boca. Él tardo unos segundos en comprender que pasaba, el
alcohol no le dejaba entender pero le devolvió el beso, con ansias, con
amargura, pidiéndole perdón. Sus lenguas se devoraban ansiosas, mientras sus
manos ascendían hacia la cara pómulos y mejillas, intentando reconocer a su
amor, de la misma manera en que un ciego reconoce a las personas, con el tacto.
—Bella –dijo en un susurro. ¿Cómo me
has encontrado?
—Tanya.
—¿Qué?—preguntó aún medio grogui.
—Ven, salgamos de aquí. Yo te lo
explico todo Edward.
Como un autómata, Edward cogió
aquella cálida y dulce mano que tanto había añorado y salió de aquel apestoso
café. Con la mirada le dio las gracias por todo a Sam, su único amigo allí y
tomado de la mano de su único amor, salió de nuevo a enfrentarse con la vida.
En la calle se llevó una grata sorpresa al encontrar a toda su familia
esperándolo. No faltaba ninguno, estaban sus padres Esme y Carlisle, sus tíos
Eleazar y Carmen, sus primas Kate e Irina. Su hermana con Jasper. Emmet y una
rubia despampánate a quien no conocía… Jacob junto a otra mujer
—¿Cómo me habéis encontrado? –susurró
un poco más espabilado por el frio aire de la noche.
—Hace dos meses empecé a trabajar en
el hospital de aquí de Chicago –comenzó a explicar Irina—. La otra noche estaba
de guardia en urgencias cuando ingresaron a una pareja, un hombre y
una mujer víctimas de un accidente de tráfico y con una tasa muy elevada de
alcohol. Estaban muy mal. Al atender a la mujer, la reconocí en seguida, era Tanya—. Edward siguió aferrado a la mano de Bella,
temeroso de que ella se fuera, de quedarse sin ella de nuevo. En su
lecho de muerte me confesó que te había
dejado abandonado en una café de mala
muerte aquí mismo en Chicago. Me dijo que nunca te había deseado nada malo. Todo lo contrario, había estado locamente
enamorada de ti, hasta la médula. Ese amor la llevó al engaño, consiguió engatusarte
para que te acostaras con ella. Por fin iba
conseguir sus sueños tenerte a ti y ser una famosa artista. Pero que tú lo
estropeaste todo empeñándote en dejar la orquesta y la vida que llevabais para
sumergirte en otra peor por la sencilla razón de que ya no te importaba nada ni
nadie, que habías tocado fondo, los dos acabasteis
por tocar fondo.
—Medio moribunda, le contó a Irina
que sabía que si tú creías que te habías
acostado con ella –continuo Bella—conociéndote como lo hacía ella supo que
a la larga me dejarías muerto de la vergüenza. Así que te engaño, manipulando
incluso las pruebas que lo demostraban.
Pensó que
con aquel vil engaño, aquella treta de tan baja calaña, era cuestión de tiempo que me dejaras, pero no
lo hacías, así que te dio un empujón mintiéndote sobre el embarazo para que te
casaras con ella. Confesó que te impidió ir a aquella audición que querías y
echó por tierra tus planes de tocar en solitario, porque nunca quiso que
echaras raíces, porque el echar raíces significaba que quizás quisieses volver
conmigo—. La voz de Bella tembló en
esos momentos, todo el dolor, las lágrimas, los lamentos, la soledad, el miedo…
todo estaba volviendo a ella con fuerza— Asumió que es ella la culpable
de tu caída—siguió cuando logró recuperarse—, que ya no fuiste el mismo desde que me dejaste,
que todo te daba igual. Que tenías pesadillas por las noches en las cuales
gritabas mi nombre desesperado. Según ella actúo cegada por el amor que sentía
por ti, pero ese mismo amor la enjauló. Cada vez que tú caías, que tenías un
nuevo fracaso, los barrotes de esa jaula se cerraban aún más. Aguantó lo que
pudo con el peso de su conciencia y de lo que había hecho contigo y cuando ya no pudo más te dejó. Me pidió antes de morir que te pidiera perdón.
—Y tu Bella ¿podrás perdonarme? –preguntó Edward ansioso, aun sin asumir todo
lo que le acababan de contar.
Los
minutos pasaron agónicos, el silencio era absoluto, nadie se atrevía a decir
nada. Aquella decisión solo atañía a Bella, ella era la única que podría
conceder el verdadero perdón y una nueva oportunidad a Edward. Bella era la
otra mitad del alma de Edward y por mucho que su familia le perdonase él
siempre iba a estar incompleto sin esa otra mitad.
La cabeza
de Edward era un auténtico hervidero. Sabía que no debería haber hecho esa
pregunta a pesar de todo. Bella se merecía algo más, no se merecía al despojo
humano en el que se había convertido, se avergonzaba tanto de sí mismo…
—Pues realmente no lo sé Edward.
Ella te engañó, pero tú tampoco debías tener muy claro lo que sentías por mí.
Me hiciste mucho daño ¿sabes? Puede que en un futuro y si tu
cambias… pero no va a ser tan fácil. Tenemos que ir poco a poco, paso a paso y
además…si quieres que volvamos a estar juntos pongo una condición.
—¿Cuál?
—Que vengas ahora mismo con nosotros
y no vuelvas más a ese café. Que vayas a algún sitio en donde te ayuden a dejar
el alcohol y… las drogas. Que reanudes tu carrera en donde lo dejaste. Yo te
ayudaré, todos te ayudaremos. ¿Estás dispuesto?
—Sí—afirmó con premura sabiendo que no era merecedor de esa oportunidad así y
que sólo alguien con un alma tan pura como su amada podía hacer algo así.
—Entonces vamos, tienes que conocer
a tus hijas—. Esas palabras movieron
el mundo de Edward dejándolo aun más
mareado y abrumado de lo que se había sentido minutos atrás.
—Mis hijas —repitió como un robot.
—Cuando me dejaste, te iba a decir
que estaba embarazada. La última vez que nos vimos, antes de que sucediera todo
¿te acuerdas?, pero claro, tu preciosa y
perfecta Tanya también estaba embarazada, o al menos eso creías, así que te
marchaste sin darme siquiera una oportunidad de decírtelo —en la voz de Bella aun
había ecos de ese dolor tan profundo que había sentido durante todos esos años,
¿había resentimiento?— Podía haber abortado ¿los sabías?, pero las tuve
por ti, porque aunque me hubieras desgarrado te quería, lo hice por Esme y
Carlisle, por Alice y por mí porque siempre tendría un trocito de ti conmigo.
—Bella por dios…—suplicó Edward emocionado.
—No pasa nada Edward, ya pasó.
Supongo que habrá que seguir adelante e intentar perdonar. Yo lo intentaré pero
no te prometo nada, aunque tú también tienes que cumplir tu parte del trato…
—Y así lo haré. Pero antes Bella
necesito….si aún me quieres aunque no me perdones aun yo…necesito
—Calle Edward –contestó Bella
acercándose poco a poco a él.
Los dos se fundieron en un beso
eterno, único, imparable. Sus lenguas danzaban ansiosas la danza más vieja que existe,
la del amor, sus manos no podían dejar de
tocarse, de explorarse, de decir con mímica lo mucho que se amaban. Cuando rompieron el beso Edward miró hacia el
resto de su familia y se fundieron en un abrazo común, para después alejarse
todos juntos de allí, rumbo a un nuevo
comienzo.
—Que te conste –dijo Alice que yo
tampoco te perdono.
—Ni yo –añadió Esme –las dos lo
haremos cuando Bella lo haga.
El camino
por recorrer era largo pero al fin había
encontrado el rumbo y estaba en manos de su timón, de su Bella.
Dos años más tarde
El auditorio estaba a rebosar. Todo
el mundo aplaudía a Edward Cullen, el famoso pianista que alguna vez en el
transcurso de su carrera había tocado fondo, pero que ahora renacía con más
fuerza que nunca. Su nueva composición, basada en aquellos años oscuros que
vivió, y que estrenaba ese día había sido todo un éxito. En el palco principal
su recién estrenada esposa, Bella y sus dos hijas gemelas, junto al resto de la
familia, le aplaudían con entusiasmo.
“Toca otra vez viejo perdedor, haces
que me sienta bien, es tan triste la noche que tu canción sabe a derrota y a miel”
—Has estado maravilloso amor.
Enhorabuena lo has conseguido.
—Todo gracias a ti.
—No todo gracias a tu perseverancia.
—No, gracias a mi castaña de ojos
color chocolate que un día se presento en aquel café dándome una nueva
oportunidad –le dijo comenzando a bajarle la cremallera del vestido, mientras
le daba besos en el cuello y en el lóbulo de la oreja. Bella en ese momento
dejó de pensar cosas coherentes como siempre le pasaba y se dedico a
desabrocharle los botones de la camisa para poder disfrutar tocando sus hermosos
y sexys pectorales. Edward mientras tanto le había desabrochado el sujetador y
estaba acariciándole los pezones de manera sugerente. Sin previo aviso la alzó
en brazos y la depósito en la cama, situándose encima de ella. Bella llevo sus
manos hasta la cinturilla del pantalón del smoking y le desabrocho los botones
deshaciéndose enseguida de esa molesta prenda junto con el bóxer. Edward por su
parte ya había conseguido quitarle las braguitas y estaba masajeándole el
clítoris con un dedo al tiempo que invadía si intimidad con otros dos.
—Edward…por favor
—Por favor ¿qué?
—Que te necesito ya
—Pues tus deseos son órdenes. Se
coloco en su entrada y de una sola estocada invadió su intimidad. Invasión que
fue bien acogida por Bella que pronto empezó a moverse marcando un ritmo
enloquecedor. Él entraba y salía de ella con movimientos pausados, rápidos y
precisos que la estaban llevando al borde de la locura…y así el éxtasis se los
llevó.
—Gracias Bella, eres mi vida, tu y
las niñas lo sois. Gracias por rescatarme y por perdonarme—balbuceó emocionado por lo que había pasado
instantes atrás y abrumado por todo lo que aquella hermosa mujer le había
regalado.
—Todo es mérito tuyo Edward, admito
que me costó, pero tú luchaste como un titán para conseguirlo, me demostraste
tu amor y tu arrepentimiento día tras día.
—Nunca lo hubiera conseguido sin
vosotras. Os amo a las tres.
—Creo que va a tener que ser a los
cuatro.
—¿A los cuatro? –dijo Edward
mirándola confundido. Pero de pronto una lucecita se encendió en su cabeza… —Bella
estas…estas.
—Sí –Edward la tomo en sus brazos
riendo y llorando a la vez. Acto seguido pasaron aquella noche de sábado amándose bajo la luz de la Luna de Nueva
York.
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Gracias Aliena y mucha suerte!! No puse tu foto, pero la editaré mas tarde y la pondré, tengo que pasarla a otro formato.
18 comentarios:
Gracias a ti Lu. Tranquila con lo de la foto, no pasa nada que ya tienes bastante trajin con subir los Song Shots. Por cierto ¿cuando puedo publicarlo?
Un beso
HEY QUE LINDO AHHHH UNA ENSEÑANZA EXISTE LA ESPERANZA DESPUÉS DE TOCAR FONDO. SUERTE
Que bonita historia nos deja el saber que siempre hay que tener fe y que se puede volver a empezar no importa que tan bajo hayas llegado, siempre habra una segunda oportunidad........
Saludos
Que lindo Pilar!! aauuu una segunda oportunidad para un hombre que lo perdió todo aún sin saberlo, hermoso song shoot... gracias por participar y mucha suerte!!!
Gracias a ti Lu, por darme la oportunidad de hacerlo. Y muchas gracias Bell.mary por tus hermosas palabras.
un beso a las dos
Aliena el capí estuvo buenísimo. Me encantó que Bella le diera una segunda oportunidad, de verdad se la merece. Te deseo mucho éxitoo!!!
Muchas gracias Lumi Cullen.
Un beso cielo
uno no conocia esa cancion, dos Tanya es una perra grrr! tres Edward es un mensjo.. cuatro Bella es una berraca conclusion si la vid te da la espalda cogele el .... si eso.... me encantoooooo enserio quede asi como mucha perraaa... mucho imbecil, pero que sabia ... bravooooo
genial. lo tengo ke decir tanya es una perra, la odio.
bueno ke bella le dio una segunda opurtunidad. pienso que aveces este par puede ser un poco cerrado y dejarse vencer a la primera problematica ke se presenta, pero me gusto como se arreglaron y ke aya sido bella la ke lo fue a sacar de ese orrible lugar donde estaba.
bonita cancion, aunke yo tanpoko la conocia.
felicidades y suerte.
genial. lo tengo ke decir tanya es una perra, la odio.
bueno ke bella le dio una segunda opurtunidad. pienso que aveces este par puede ser un poco cerrado y dejarse vencer a la primera problematica ke se presenta, pero me gusto como se arreglaron y ke aya sido bella la ke lo fue a sacar de ese orrible lugar donde estaba.
bonita cancion, aunke yo tanpoko la conocia.
felicidades y suerte.
Pilar, que bonita historia te ha quedado. A mi la canción me encanta, y la tarareo a la vez que leo tu historia.
Esperanza. Puedes tocar fondo, perderlo todo, pero puedes tener una segunda oportunidad si la sabes coger.
De verdad que mucha suerte. Besos.
Hermosa canción! Piano Man.. muy linda historia...Todos merecemos siempre una segunda oportunidad para reparar nuestros errores, y si se hace con amor siempre se sale adelante...Muy buena moraleja..! Suerte en el concurso!
k tierno y romantico, esta historia nos demuestra k cuando en verdad amas a ese alguien eres capas d hacer y deshacer por el todo, k el mundo no tiene sentido si no estas con ese elguien, k eres capas de caer y levantart las beses necesarias para demostrar k lo amas y k eres merecedor de su amor,,... felicidades ali
Me encanto!!!! definitivamente voto por vos, esa mezcla de sentimientos con el toque justo de pasion me gustaron mucho. Felicidades escribes muy bien.
Hola. Gracias a todas por vuestros comentarios, es el primero que escribo y me hace mucha ilusión. Gracias otra ves.
un beso para todas.
Hermoso niña, me quito el sombrero, aunque yo no uso, pero me pongo y me lo quito por ti, jaja, ya en serio muy lindo y profundo
Hay que Edward tan menzo, la mayoría de los hombres son tan estúpidos que nunca quieren hacer prueba de ADN, pero si el estaba seguro de que no había hecho tal pecado debio de seguir investigando
¡Besotes y mucha suerte!
Me encanto una historia para no perder las esperanzas, bien largito como me gusta a mi jaja.
Bueno hermosa mucha suerte...
♥♥♥
Hermosa la historia, llena de arrepentimiento y de esperanza. Que bueno que Edward pudo volver a encontrar el camino correcto, tal vez del que nunca deberia haberse apartado pero es bueno saber que la vida siempre te da una nueva oportunidad.
Mucha suerte!!!
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