Canción escogida: Solo me importa, de Los Chulos.
Autora: Milca Call / Milca_coy
Pareja Central: Edward & Bella.
Raiting: M, por lemmon explícito.
.......
Las llaves del auto
cayeron de sus dedos sudorosos e inestables. Detuvo sus movimientos y respiró
hondo. Pasó una mano temblorosa por su cabello y volvió a fijar su vista al
frente.
Ambos parados en medio de la solitaria
escalera de escape del edificio se miraron a los ojos. Las gotas de sus ropas
mojadas generaban ese ¡clap-clap! al chocar con el linóleo del suelo.
Estaba
terriblemente nervioso. No solo por él, si no por lo que haría dentro de media
hora. Sacudió su cabeza y con eso trato de echar por tierra los fantasmas que
trataban de limitarlo. No había nada más, él no quería nada más.
– Esto ya no puede ser –habló, tiritando de
frío. Sus ojos dejaban entrever como sus sentimientos se arremolinaban a la
superficie, y como lograban traspasar las barreras de su propia anatomía para
anclarse en los ojos del hombre que tenía en frente.
– No… no me lo digas. Por favor, no digas
que esto ya terminó…
Se montó en ese
trasto que consiguió con uno de los chicos del trabajo, solo un montón de
chatarra recolectada de otros vehículos para armar esa cosa que lograba
moverse. Empeñó todo un mes de sueldo y el cambio de turno de media mañana en
el aseo de los sanitarios del enorme edificio corporativo de Black&Swan Corporation.
Le dio contacto al
motor del volkswagen rabbit y tomó la
pista para entrar a la calle principal.
La muchacha no soportó ver esos ojos
sufriendo. Se tiró a aquellos brazos que siempre supieron esperarla dispuestos
a soportar su peso. Su nombre, su apellido, su estatus… soportar incluso que su
vida no fuera completamente de él.
Su cabeza reposó sobre el hombro de su amante.
No le gustaba esa palabra, le parecía tan vulgar para lo que él representaba,
pero a ojos del mundo no había otro epíteto para lo que ellos eran, para el rol
que ella se empeñó en que él desempeñara.
Repasó en su mente
cada una de las veces que se imagino enfrentando a todo y todos por ellos. La
primera vez que tuvo el impulso de gritar y llevársela lejos, fue precisamente
la primera vez que se dijeron que se amaban. Ella estaba del brazo de su novio,
que haciendo gala de su condición de riquillo inconciente se mantuvo ebrio
durante la velada, insistía en apretujarla a su lado y dejar que sus amigos,
otros tontos hijos de papi ebrios al igual que él, recorrieran con sus lascivas
y sucias miradas el cuerpo frágil de la mujer mas bella del lugar, su Isabella.
Se prometió que no dejaría que su cuerpo
tomara el control. Pero no pudo hacer nada cuando el característico aroma de
Edward se coló por su nariz, con ese regusto almizclado y forestal. El lugar
estaba saturado de su olor y ella no pudo más.
Su lengua se deslizó por su cuello húmedo
por la lluvia. Recogió con sus labios las gotas que resbalaban por su piel y
bebió de él. Llegó a su oído y exhaló su aliento tibio, logrando que el cuerpo
grande y macizo de su chico temblara. Esbozó una sonrisa, porque aun le parecía
increíble que una menuda chica como ella hiciera temblar a un hombre.
Recordó la primera
vez que se amaron como dos locos en medio de la nada dentro del coche de Bella.
No sabía que él sería su primer hombre, y que ella sería la primera y última
para el también. Estuvieron unidos hasta que amaneció, aprovechó para memorizar
cada centímetro de su cuerpo, grabó cada detalle en su memoria, aprendió su nombre
sin palabras, degustó su sabor y se volvió un experto en su aroma.
No sabía que acercarse
a darle su pañuelo desgastado a una chica que lloraba escondida en la bodega de
mantenimiento, sería la forma de encontrar el amor. Sus ojos verdes, que
llamaban la atención pero que para el eran tan normales, encontraron esos orbes
chocolatozos y la tierra tembló bajo sus pies. No había más que hacer con
ellos, aunque se repitió hasta el hartazgo que eran diametralmente opuestos, de
alguna forma siempre terminaban orbitando el uno alrededor del otro.
No podía esperar a ser delicados, a que él
la amara con la devoción que siempre lo hacía. Se alejó del cuerpo tembloroso y
recorrió a su hombre con la mirada. Desató el nudo de su chubasquero y lo tiro
al suelo. Siguió con su impecable chaleco de cachemira color negro; la blanca
he inmaculada blusa D&G; su falda de tubo color gris humo fue la siguiente.
Las prendas se convirtieron un pequeño bulto que descansaba a un costado de sus
cuerpos, entre el pasillo y el primer escalón de descenso.
Se acercó a Edward y comenzó con la misma
labor, deshojando su cuerpo hermoso y tibio de las capas de ropa que limitaban
su cercanía. Lo dejó solo con su ropa interior y lo llevó de una mano hasta el
descansillo entre las escaleras. No tuvo que decir mucho, el sabía también como
ella que lo necesitaba en un lugar en específico en ese momento.
A medida que se
acercaba al lugar, su corazón latía con más fuerza. Era como si ese órgano
musculoso supiera que tan cerca se encontraba su chica. Las avenidas más glamorosas
de la ciudad comenzaron a rodearlo. Las calles por las que nunca pudo caminar
de la mano de su chica. Lo más cercano a eso fue la ocasión que Jacob Black, el
novio de Isabella, con un manotazo en la espalda le ordenó que acompañara a su
“nena” a buscar cosas de chicas en las tiendas. Pero a pesar de ir como un perro
faldero tras ella, se conformó con pasar todo un día a su lado, regalándose
sonrisas tímidas de forma oculta, miradas secretas cargadas de significados
íntimos.
Nunca se avergonzó
de la condición social de la que provenía. Era un chico humilde que trabajaba
para pagar sus estudios. Con un padre lisiado en casa, un hermano mayor que
luchaba por el país en una guerra que el no pidió; una hermana menor que se
esforzaba todos los días en una escuela pública y una madre que tenía que
dividirse entre atender a su marido y trabajar para gente arrogante como lo hacía él.
Pero su Isabella
era diferente. Era completamente diferente. Cuando el pensó en hacerle una vaga
mención de su condición, las palabras de la chica fueron claras… “Solo me
importa que tu vida cambió, cuando supiste que en tu vida ahora estaba yo…” Y
el no tuvo palabras para agregar algo más.
Edward la levantó hasta que ella fue capaz
de enroscar sus piernas a su cintura.
– La pared va a estar fría cariño –le dijo
antes de anclar su cuerpo entre sus caderas y la pared.
Dejo escapar un pequeño siseo cuando su
piel hizo contacto con el concreto helado, pero dejo de importarle cuando con
ese movimiento ondulatorio su centro se conectó con el bulto entre los bóxer de
Edward. Ahora lo que escapó de sus labios fue un hondo y tembloroso gemido.
Arqueó su espalda hasta dejar sus pechos a la altura de la boca de su hombre,
que abrió un poco su mandíbula y dejo que gran parte de este entrara en la
cavidad húmeda de su boca.
La fila de autos a
la orilla de la calle de la catedral “Saint Patrick” parecía un muestrario de coches de lujo,
podía ver Mercedes - Benz, Ferrari, Lexus, Bentley, y el famoso Rolls Royce de
Charles Swan. Miró por todos lados un lugar donde dejar esa chatarra que
conducía, sabía que si osaba estacionarlo al lado de un auto importante, más de
algún guardaespaldas se preguntaría que era eso, y porque estaba ahí. Encontró
la excusa perfecta, o más bien, el parqueo perfecto justo en el callejón de
entrada de los acólitos del párroco de la catedral. Estacionó su trasto y con
sigilo se escabulló hasta un rincón en donde podía ver todo, pero nadie lograba
verlo a él.
Observó los grandes
pilares de la mega estructura, adornados todos con buqués de flores ostentosas
y recargadas de colores innecesarios. Metros y metros de gasa serpenteaban por
los doseles de las ventanas. Cintas de raso delimitaban las butacas y el
pasillo por el que transitarían los novios…
Isabella estiró una mano y dejó que el
calzoncillo de Edward se moviera por sus piernas. El hecho de estar embracilada
sobre él, y querer desnudarlo no hacía de eso una tarea fácil. Como pudo, dando
manotazos incluso, logró que la prenda cayera al suelo, y él la pateó lejos de
sus pies. Su mano se dejó caer sobre el eje duro y erecto. Masajeó con
suavidad, dando especial atención a la punta roma que dejaba escapar un poco de
humedad. Mientras tanto, Edward levantaba un poco una de sus rodillas para
retener a Bella allí y que el pudiera desocupar una de sus manos, la cual fue a
dar al centro mismo de su cuerpo, que pedía de su atención hace tanto. Los
dedos del chico quedaron empapados, ella sabía que lo único que el debía hacer
para tenerla lista y preparada, era estar cerca. Era tan automático, tenerlo
cerca la convertía en una pira de llamas inmortales. Nunca era suficiente para
tenerlo todo de él.
Edward descorrió la tela de la tanga blanca
de encaje, y sus dedos trabajaron duro en sus pliegues resbaladizos por su
excitación. Tomó con dos dedos su clítoris y lo masajeó y lo estiró; le dio golpecitos
y dejo que su dedo índice trazara círculos suaves sobre la puntita de ese botón, casi como si
susurrara sobre el.
La iglesia estaba
rebosante de gente. Por donde mirara, el lujo y la ostentación hacían gala.
Grandes hombres de negocios con esposas que podrían ser sus hijas; señoras de
sociedad adictas a las cirugías y muchachas y chicos que miraban al resto de
los mortales como simples peones en sus jueguecitos de ajedrez. Vio a lo lejos
a la familia Swan en pleno; el patriarca dueño de un imperio económico, su
esposa, una mujer insulsa y tan vulgar a pesar de los kilátes de oro que
llevaba consigo. Más allá, la familia Black, con sus aparatosos modales,
dejándose observar y apreciar como pavos reales extendiendo sus plumas de
colores. Jacob Black esperaba apostado en el pulpito, mirando con arrogancia
incluso al regordete párroco que se desasía en alabanzas y comentarios al
heredero de una de las transnacionales más poderosas de América.
En un momento, todo
el murmullo de la alta sociedad de Manhattan cesó y una banda de cuerdas comenzó
a ejecutar la Marcha Nupcial
de Wagner. Todos desde sus lugares, voltearon a observar el enorme pórtico por
el que en unos segundos entraría la novia, su Bella.
Edward
sacó sus dedos y ahora dejó que el tibio y húmedo centro de Isabella rodeara su
miembro. Ambos sisearon por la sensación de placer que les provocaba siempre
esa primera estocada de sus cuerpos. Bella se afirmó de los hombros de Edward,
para lograr encontrarlo con sus caderas cada vez que el empujaba contra ella.
La fricción de sus cuerpos comenzó de forma suave, disfrutando del roce de sus
pieles desnudas, de las explosiones de sus sentidos…
Ella
bajó de las caderas de Edward, apoyo esta vez su pecho y mejillas en la pared y
elevó sus nalgas hasta acercarlas a la entrepierna del chico. Él deslizó la
prenda de encaje por sus piernas, quitó el brasier y se posicionó tras ella,
con su virilidad en posición horizontal en dirección a su vulva. La posición
hizo que enroscara los dedos de los pies, y que sus manos se cerraran en puños
y sus uñas se enterraran en sus palmas.
Una pequeña niña comenzó a deslizarse por el pasillo, dejando caer
pequeños pétalos rojos a su paso. La novia entró del brazo de su orgulloso
padre, pero no se permitía creer que ese hombre estuviera así por el gran día
de su hija, si no porque esa era otra forma más de asegurar la fortuna y
posición privilegiada de su empresa fusionada con la de los Black. Las señoras
comenzaron a comentar el diseño del lujoso vestido, una prueba más de que nada
de lo que había allí era pensado en Isabella, ni escogido por ella. Estaba
seguro de que nadie sabía que su flor favorita eran las azaleas blancas; que
odiaba las piezas musicales clásicas y obvias en los eventos sociales, y que su
sueño era casarse a la orilla del mar, con vestido corto, sin zapatos y sin
testigos.
El novio esperaba en el altar y miraba con codicia la chica que venía con
el rostro en alto, pero con la mirada perdida. Él lo sabía, sabía que ella no
lo amaba, y aun así quiso ser el ser egoísta que era y la obligó a hacerlo
contra su voluntad. Se aprovecho de que ella no podía llevarle la contraria a
su padre, y que no contaba con nadie que estuviera de su parte en ese mundo de
caretas. Jacob Black era un cabrón.
Los
movimientos ondulatorios, cobraron la velocidad adecuada para que ella pudiese
llegar el cielo, explotar y ser parte del cosmos. Edward empujó mucho más
profundo dentro de Bella, hasta que su propio cuerpo experimentó la descarga de
electricidad chocando en su espina dorsal. Su semilla llenó la matriz de la
chica en chorros calientes y espesos. Se dejó caer sobre la espalda de Isabella
y besó su nuca antes de salir de ella y llevarla consigo hasta un escalón donde
tomó asiento y la invitó a que lo montara.
Bella
suspiró y sus ojos brillantes y enormes miraron con deseo al hombre que tenía a
sus pies, literalmente. Mordió sus labios y una pequeña risa de júbilo se
arranco de su boca. Abrió ampliamente sus piernas y se sentó a horcajadas sobre
Edward que la espera duro y erguido. El pene del chico se enterró en su vagina,
llegó tan hondo que lo podía sentir en todas partes. Él con sus manos en sus
glúteos comenzó a impulsarla para generar movimiento. Mientras el la movía
arriba y abajo, ella torcía sus caderas en círculos sobre él. Sus pechos
rebotaban libres, cosa que Edward aprovechó para llevarlos en intervalos
regulares y constantes a su boca y lograr que sus pequeños y rosados pezones se
pusieran enhiestos al tacto.
Charles entregó la mano de su hija a las ansiosas manos del novio, quien
no espero las palabras de su suegro para darse vuelta y apremiar al padre a que
comenzara con la ceremonia. Los llorosos espasmos de la madre de Isabella no
lograron emocionar a nadie más que a sus lacayas que solo pretendían brillar
con la luz de los millones de la mujer de oro.
Las palabras del sacerdote comenzaron a hacer eco en el abovedado
recinto.
-Es el deber del esposo proveer todo para su esposa, protegerla del
peligro y guardar para ella un afecto inalterable…
Palabras y más palabras. Y los sentidos de Edward estaban más alerta que
nunca. El momento indicado se acercaba, de esto pendía su vida entera. La de él
y la de Bella.
- Un
poco más… duro –pedía jadeante. Bella se tomó de los brazos de Edward para
impulsarse con más fuerza sobre él.
El
hombre dejó de lado los pezones de la chica, y dejó que sus labios salieran al
encuentro de la boca de su amante, mientras se esforzaba por enterrarse más
profundo y más duro en ella. Los jadeos de ambos llenaban el espacio vació a
esa altura de la madrugada, sus grititos hacían eco en las paredes de concreto
generando un ingrediente extra a la aventura.
- Me
vengo cariño… me voy… hazlo, hazlo conmigo –le pidió él. Ella se impulsó hasta
casi sacar por completo el pene de Edward de su interior, y volver a caer con
fuerza sobre el y engullirlo por completo.
Ambos
gritaron. Ambos maldijeron y los dos se encontraron otra vez en el nirvana de
su relación.
- En presencia de Dios, queremos unir en matrimonio a Jacob Ephrain Black
e Isabella Marie Swan. Si entre los presentes hubiere alguno que se oponga a la
unión de esta pareja, se les pide que hable ahora…
Esa era su señal. Su bandera en el camino para impedir que el amor de su
vida se fuera con el hombre equivocado.
Salió de su escondite. Las primeras personas que lo vieron no sospecharon
de él. A pesar de llevar un traje viejo y anticuado, su elegancia natural hacía
que luciera incluso ese horrendo conjunto café. Caminó por el costado izquierdo
de la catedral hasta llegar a las primeras bancas. Se paró firme en su lugar,
tomó aire y habló fuerte y claro.
- Yo me opongo.
Todos en el lugar dirigieron sus ojos a él. Incluso los ojos añosos y
soberbios de Charles le dedicaron un momento de su atención. Por primera vez,
desde que entró en la iglesia, Isabella enfocó su mirada en algo. En él. No
pudo evitar regalarle una sonrisa de tranquilidad a la chica, sabía que estaría
dejando pasar por su mente un millón de cosas que los desalmados aristócratas
de esa sociedad clasista quisieran hacer con él.
No se dio el lujo de perder el tiempo. A grandes zancadas llegó hasta el
altar y arrebató el brazo de Isabella de las garras de Black. El joven heredero
estaba convertido en un cubo de hielo. Nunca pensó que sus planes de someter a
la muchachita, futura dueña de Swans Corporation, se verían truncados por un
simple conserje del edificio en el que tenía todas sus oficinas.
– Y si se preguntan, mi razón más valida es que yo amo a esta mujer, y
ella me ama a mi –se acercó más al párroco y le arrebató las alianzas de la Biblia- Permiso padre, estas me
las llevo porque de seguro la difunta Marie Hoostock quería que estos anillos
fueran para el matrimonio real de su nieta.
Tomó a Isabella de un brazo, y ante la mirada atónita de todos los
presentes, se la llevó por el mismo lugar oculto que el entró. Sabía que nadie
vendría tras ellos. Charles no se humillaría más mandando a buscar a su hija, si es que a esta
altura aún la consideraba parte de su progenie. Bella no paraba de reír
mientras corría de la mano del amor de su vida. Nunca pensó que algo así
sucedería. Aun se veía parada en medio de ese horrendo lugar poniéndose la soga
al cuello con nombre de matrimonio.
Llegaron hasta el carro desastroso que conducía, y la hizo entrar.
Arrancó rápidamente y se perdió entre las calles.
– ¿Y ahora donde quieres que vallamos mi amor? –preguntó Edward, con una
sonrisa tensa en los labios, producto de la adrenalina que aun circulaba por su
torrente sanguíneo.
– ¿Qué te parece si aprovechamos bien esa reserva que hice para mi luna
de miel? En las vegas hay iglesias, no quiero que mi abuela piense que nunca
voy a utilizar esas alianzas.
Ambos
se abrazaron fuertemente. Dejando que sus pieles se impregnaran del olor del
otro. Edward acarició la espalda de Isabella y ella dejó que sus manos se
perdieran en el desorden que era el cabello de él.
– Creo
que nunca voy a terminar de agradecerte que me robaras de la iglesia y me
convirtieras en novia fugitiva y en tu esposa en una sola semana –su cabeza
descansó sobre el hombro de su hombre y dejó un par de besos en ese lugar antes
de suspirar satisfecha.
– Yo
no sé como logré llevarte en ese trasto hasta las vegas… pero, aun con todo lo
agradecida que estás, no quieres seguir jugando conmigo en este lugar –le
devolvió Edward con un puchero en la boca.
– Cariño,
ahora no somos solo nosotros. Si nos llevan a la camisería, Anthony estará una buena temporada sin sus
papis. Tú no quieres eso para tu hijo y para tu esposa ¿verdad?
Edward
resopló, más por costumbre que por otra cosa. El estaba de acuerdo con todo
eso, pero aun así quería disfrutar de sus juegos.
– Está
bien. Nuestros encuentros se limitaran solo a nuestro cuarto señora Cullen…
Bella
se alejó para mirarlo a la cara y darle un beso en los labios.
– Te
amo cariño –le habló y volvió a besarlo, esta vez de forma más apremiante.
– Recuerda
que a mi solo me importa darte mi amor.
-----------------------------------------
Gracias Milca!!! Buena suerte y gracias por participar.
23 comentarios:
Hola Milca. ja,ja,ja, me encantó cuando Edward se la lleva de la iglesia delante de las narices del chucho el padre y de todos ja,ja,ja. Un Me gustó tu historia. Enhorabuena y suerte.
me gustó muchisimo!!!! la verdad como ya estube leyendo los anteriores contrincantes me pense q solo iba leer historias tristes... y aunq me han movido muchisimo ( me puse a llorar como tonta) debo decir q tu historia estubo hermosa, definitivamente tienes un voto mio besitos y mucg¿ha suerte ... ah no t desanimes sigue escribiendo q lo haces muy bien... a y para Lullys... gracias por mover a tantas personas con tu maravilloso talento y tambien muchas gracias a Ada q actualiza en cuanto puede... besos para todas chikas!! Ale!!
C:
Lindo, precioso, estupenda, Milca te felicito que historia tan encantadora ahhhhhh me encanta.
Hola Milca me gusto tu historia y como el amor vence a todo no importa clases sociales ni nada solo el amor, me encanto cuando Edward se la lleva de la iglesia, te juro que grite de emocion yo pense que la dejaba casarse....
Bueno te deseo mucha suerte en el concurso.......
Besos
Chica este capí te quedo estupendoo!!! De verdad me fasino muchísimo. Me encanto la diferencia social y el amor infinito que surgio entre ellos a pesar de esto. Por otro lado, ese leemmmon te quedo de show!!! Me encantó. La historia esta excelente. Te deseo mucho éxito!!!! Saludos!!
mi amore sabes qe te adoro verdad??? waa eres la mejor me encanto la historiaaa..!! pero como fregaso voto??
aauuuuu que lindos!!! el amor lo puede todo... y que buena manera de encarar el shoot, el pasado con el presente entrelazado. Te felicito, muy bueno y mucha suerte!
GRACIAS LU.... es la primera vez que participo en algo así... asi que, los nervios siempre presentes...!!!!
Ayyy como te amo Milca, que buena escritora eres ufff Dios talento en bruto y sin explotar ja jaja
hermoso me encanto, lograste confundirme aauuuuuuuuuuuuu
muchos éxitos
besos
Milca hermosa preciosa....dioooss eres genialisima!!.
Que el esperara el momento justo y dejar a todos los estirados sin palabras fue demasiado lindo. y ese lemmon!! jajajajj te gusta la custion cabrita jajajaj
Ame tu OS y te amo a ti soulmate.
GENIALISIMO!
Condenada Milca, porque no me extraña de ti... joder mente pervesa me mataste .... grite como demente cuando la arrebata y ese lemmon wow!!!!!!!!!!!!!!! suerte Milca
aaaaa..buenisimooo! estaba esperando que Edward dijera YO ME OPONGO! y se llevo a Bella enfrente de todos..ufff buen lemmon, me encanto! la musica no la conocia, pero me parecio simpatica...Total lo que que siempre importa es darnos amor, y Edward y Bella lo tienen bastante! Suerte en el concurso..
Ays milca me encanto tu historia desde el primer momento, con el lemmon me mordi las uñas y no deje de morderme las uñas hasta el final me quede sin uñitas jiji cariños me encanto escribes muy lindo lo adore.
Milca, que bien quedo, aunque reconozco que casi quedo sin respiración cuando ella entra en la iglesia para casarse (entre el susto y el lemmon, ja, ja, casi no respiro) pero me encanto que delante de todos Edward se la llevará con el.
Felicidades y suerte.
Milca!!! te quedo WOW todos debieron quedar O.O WTF, super tierno,adoro los finales felices *.*
Exitos!!!
Me gusto, me parecio atrayente de principio a fin. La parte donde se la lleva de la iglesia es mi favoita.
por dios mujer felicidades!!!!! me encanta me encanta, dios eddy es mi heroe, se rapto a la novia si me encanta... esta de 1000 tu historia felicidades
Hay weee solo por escribir tan buen lemmon y una trama que casi me pone a llorar aun sin haber terminado de leer no te dire matate u.u estas perdonada por este día !!!!
Yo casi me lanzo de alguna parte por ver que se iba a casar y me dije de madres que si se casa y Ed es el otro te arranco los dedos milca xDD pero al final me los has dejado juntos y me gusto un monton eso de mi hombre weee bien posesiva tu.
Milca me gusto mucho como llevaste la historia mezclada entre el presente y sus recuerdos, además ese amor en lugares misterioso, jujuju es candente !!! woooooow
Exito !!!!
Estaba con el nudo en la garganta y salvaste el día, a ellos, su vida, me encanto de verdad que me encanto!
La canción es la primera vez que la escucho.
Pero te voy hacer una confidencia, cuando hablaste del matrimonio simple que quería ella en realidad me vi reflejada, yo me case a escondidas en una notaria, solos mi esposo y yo, sin testigos... bueno el notario nos puso dos empleados del despacho! Y se efectuo, luego salimos a tomarnos unas fotos instantáneas de cabinas!! Así que me hiciste recordar un bello momento!! ...
Para nada facil escribir el presente con el pasado, te quedo más que bien!! Los finales felices son los mejores!!
Besotes y no necesitas suerte la tienes Milca!!
Camila Lozano
Woow cariño me encantoo!!! me gusto muchisimo!!! estubo re tierno...ojala cuando me case aparezca un Edward asi a rescatarme jeje re linda tu historia, te deseo mucha suerte.
♥♥♥
Que lindo shoot, me encantó!!! Me gusto mucho la forma en que lo escribiste, muy original, me costo un poco al principio seguirlo pero cuando le tomé la mano me pareció genial. Mucha suerte!!
Publicar un comentario