Donde está el amor. Capitulo 7: Estas palabras.

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Estas palabras

Mi labio dolía mientras sentía que mis dientes se incrustaban en él, mi pie rebotaba sobre el suelo del vestíbulo del hangar y tenía mis brazos cruzados sobre mi pecho. Tendría que haber estado en el comedor ayudando a Jonathan a servir el desayuno, pero estaba aquí… esperando. Mis ojos estaban fijos en el soldado que había bajado del helicóptero y que ahora estaba hablando con un par de voluntarios en la entrada. Llevaba un par de papeles y sobres de manila bajo su brazo, supuestamente para ser entregados en esta base. No quería pensar ni esforzarme mucho en esperar… pero no podía dejar de hacerlo.

Hacía ya cinco días que le había enviado una carta a Edward, el soldado que me había salvado la vida, algo totalmente basado en la esperanza de que él lo pudiera leer donde fuera que estuviera. Una parte de mí no creía que eso fuera posible, pues… en mi cabeza era muy difícil que esa carta llegara a sus manos, porque sencillamente no sabía con certeza dónde él se encontraba.

Fue algo totalmente experimental, algo que hice impulsivamente llevado por los consejos de Alice, pero de lo que no me arrepentía, porque cada palabra que había escrito en esa hoja era totalmente verdadera.

Y aquí estaba yo… esperando una respuesta.

_Que idiota que soy…_ dije para mí mientras veía al hombre saludar a los voluntarios y luego voltear para alejarse. ¿Cómo podía pensar en que me iba a responder? Era algo totalmente improbable y ridículo, seguramente si la recibía, no gastaría las energías en responderme a mí cuando seguramente tenía personas más importantes en su vida a quienes mandar correspondencia, su madre, sus hermanos, alguna novia tal vez… una esposa. Cielos, no… no quería ni pensar en lo ridícula que me vería ante él tratando de establecer una comunicación cuando él está felizmente enamorado y casado.

Que tonta…

Suspiré exasperadamente sintiéndome totalmente enojada conmigo misma y cuando estaba a punto de voltear para salir de allí, el soldado volteó antes de llegar a la puerta de entrada y movió la cabeza riendo, se acercó de nuevo a los voluntarios y le entregó los sobres y los documentos que tenía bajo el brazo.

Mi corazón comenzó a correr frenéticamente en el pecho y mi labio volvió a ser torturado por mis dientes, ¿por qué esto me ponía tan nerviosa?. Mierda…

Cuando el soldado se volvió para irse y esta vez desaparecer tras la puertas de salida para subirse al helicóptero, caminé nerviosamente hasta la oficina en la que habían dejado la correspondencia. Alex estaba allí ordenando los documentos que habían traído,

_Hey Bella!_ me saludó al verme en la puerta _acabo de recibir los certificados de nacimiento de algunos niños_

_¿En serio?_ ese tema llamó mi atención _así que… ¿podrán ser reubicados?_

_Bueno, cuando terminemos con los tramites de identidad sí, por lo pronto estarán aquí hasta que eso se complete. Con los certificados aquí damos un paso enorme, tenemos la punta del hilo… algo con qué comenzar_

_Que bien_ dije con una sonrisa bailando en mi boca, al fin Azhar y Abbas podrían ser reubicados, adoptados por una nueva familia que les de sustento, protección y cariño. Iban a comenzar una vida nueva pero iban a tener la posibilidad de ser felices. Solo esperaba eso.

_¿En qué puedo ayudarte? Supongo que no estás aquí para quedarte observándome desde la puerta ¿no?_ sonrió y me sentí estúpida _pasa… siéntate._ señaló la silla frente a su escritorio._

_Gracias_ murmuré caminando hasta la silla y sentándome. _Solo quería saber… hum… vi que habían traído correspondencia y… no sé si hay algo para mí_

Mierda… ¿mi voz temblaba?

Había hecho esto con Alice los dos días anteriores, ella había sido la que había recibido la correspondencia, pero estaba ocupado hoy por lo que eso pasó a manos de Alex, alguien muy simpático, pero con quien no había hablado nunca y no tenía ese nivel de confianza y amistad que tenía con Alice.

_Veremos_ dijo tomando los sobres que había dejado en una bandeja a un lado para ser entregado luego. Revisó una por una cada carta mientras sentía mi corazón en la garganta y un manojo de nervios en mi estómago. Sus dedos vacilaron en un sobre pero continuaron hasta que se detuvo en uno y lo apartó de los demás, _Isabella Swan…_ él miró con una ceja alzada. Asentí con un suspiro y tragué saliva. Traté de retener mi sonrisa pero me era imposible… Alex sonrió también entregándome el sobre de manila.

_Gracias_ mi voz salió temblorosa y carraspeé… _ hum, me iré ayudar a Alice en el comedor, muchas gracias_

_De nada Bella_

Sonreí una vez más cómplice con Alex que parecía entender lo que eso significaba para mí y salí de la oficina. Caminé unos cuantos pasos apretando el sobre en mi mano, como si fuera a caer o desaparecer… me había contestado? Oh cielos, ni siquiera quería leer el remitente por miedo a decepcionarme. ¿Y si no era él? ¿Y si eran Tayler o Jake?... cielos! ¿y si eran ellos?

No había tenido noticias de mis compañeros desde que había sucedido el ataque en Tripoli,  no me había vuelto a comunicar con la cadena ni con la revista. Ellos sabrían sin duda… tenía que hacerlo y pronto.

En un arranque de preocupación paré en seco en el corredor y alcé el sobre, miré de un lado y vi mi nombre junto al sello de control fronterizo. Control fronterizo! No era de Tayler o Jake, a menos que hayan sido enviados a otra base de refugiados similar a la que me encontraba yo. Con un suspiro profundo volteé el sobre y vi el nombre.

Cabo 1^ro, Masen, Edward Anthony. Brigada segunda grupo Halcón.

Me mordí el labio tratando de reprimir una sonrisa, era él. Finalmente era él. Cielos…

Dios, cálmate Bella, debes ayudar a Alice, luego leer. Mierda…

Respiré profundo y doblé el sobre para guardarlo en la cintura de mi pantalón, más tarde…

Cuando llegué al comedor, Alice estaba a dos manos y mirando desesperada la entrada, hasta que me vio… Corrí junto a ella y me disculpé besando su mejilla, tomé el plato que sostenía en una mano y ella se dedicó a revolver la comida que hervía en una de las ollas de aluminio. Llené el plato de sopa y lo puse en la bandeja, adjunté dos trozos de pan y un vaso de jugo de naranja y se lo entregué a una de las mujeres que esperaba con su hijo a cuestas.

_Sajten¹_ murmuré con un asentimiento de cabeza, la mujer asintió agradecida y se fue a sentar en una de las mesas.

Sonreí… no sabía si por la satisfacción de servir para algo en medio de todo el caos o por el sobre que quemaba en la parte trasera de mi pantalón.

_¿Por qué esa cara de tonta?_ miré hacia arriba, Alice condimentaba la sopa con algo de sal. Las demás voluntarias que rondaban la cocina estaban en lo suyo, cortando papas o zanahorias o lavando platos. Sonreí más ampliamente y carraspeé.

_Recibí noticas… de Edward_

Alice dejó lo que estaba haciendo y me miró con los ojos bien abiertos.

_¿En serio?_ sus ojos eran tan incrédulos como lo eran los míos seguramente luego de recibir la carta, sentí un sonrojo correr por mis mejillas.

_Mhmm…_ sentí volviendo a lo que estaba haciendo, adjunté dos pequeños trozos de pan en la bandeja y comencé a servir el jugo.

_¿Y qué haces aquí?! ¿Por qué no estás en algún rincón escondida leyendo?_

Su comentario me hizo reír, alcé los hombros.

_No lo sé… en mi interior tengo miedo._ la miré de nuevo, ella tenía el ceño fruncido y me miraba como si quisiera golpearme en la cabeza _¿y si me dice que deje de molestarlo? ¿y si me dice que no me recuerda?... no lo sé… soy realista ¿qué posibilidades hay de que en su carta haya algo que diga que también quiere saber de mí?_

_Bella…_ negó con la cabeza con exasperación. _si en ese sobre hubiera algo de eso, no te hubiese escrito nada y no lo tendrías en la mano. Ábrelo, sácate la duda y no temas, el hombre está en medio de una guerra… me imagino que para él, tu carta pudo haber sido un recordatorio de que el mundo afuera de ese infierno sigue continuando, de que hay cosas mejores… un respiro_

Reí _Eres demasiado romántica Alice…_

_Realista Bella, realista_

Luego de eso el trabajo se hizo más intenso, por lo que interrumpimos nuestra conversación. El comedor se llenó de comensales, entre libaneses jóvenes, niños y ancianos, más el voluntariado que almorzábamos y cenábamos con ellos. Me sentí todo el tiempo con una sonrisa en la cara, no solo por la satisfacción de estar donde estaba, sino por la carta que pesaba en mi pantalón.

Estaba sentada tomando la sopa junto a Alice cuando vi en la mesa del extremo a Abbas y Azhar levantándose para dejar los platos en el comedor. Me gustaba observarlos, muchas veces les había sacado fotos sin que ellos se dieran cuenta, Abbas era muy protector de su hermana, por lo que siempre iba en una posición más adelantada que ella, como cubriéndola con su cuerpo y Azhar era muy maternal… tenía cientos de fotos de ella mirando a su hermano con una sonrisa orgullosa o tierna. Ellos eran inseparables y sabía que ahora que se había dado el primer paso para reacomodarlos en una nueva familia, ellos iban a ir como un par, no podían separarlos.

_Mar – haba²_ sonreí cuando Azhar pasó por mi lado saludando con una inclinación de cabeza, Abbas hizo lo mismo pero sin el saludo.

_Mar – haba_ contesté con una sonrisa. Toqué mi cámara que tenía guardada en la riñonera en mi cintura al mismo tiempo que miraba a Abbas, él asintió y sonrió un poco. Era mi intento de persuadirlo a enseñarle a fotografiar más tarde.

_Shukran³_ dijo con vehemencia antes de seguir caminando junto a su hermana.

_Son un par muy lindo_ murmuró Alice aún tomando la sopa.

_Lo son_ estuve de acuerdo, carraspeé y esperé que Alice me mirara _hum… me voy al cuarto o tal vez a la costa_

Ella asintió sin decir nada pero con una suave sonrisa en el rostro. Me levanté de la mesa y luego de dejar mi plato n el comedor, sonde otra tanda de voluntarios se encargaba de la limpieza, caminé hasta la salida del hangar.

Decidí ir a la costa, Túnez tenía una costa azul muy hermosa, las aguas del Mediterráneo bañaban las playas y era placentero caminar por esas playas de arena blanca. La base no estaba lejos de ellas, solo había que cruzar la pista de aviones militares que se adjuntaba a nuestro hangar y una serie de edificios militares para llegar. Lo había descubierto en mi tercer día de estar aquí y no había una tarde que no me paseara por allí.

Estaba comenzando a amar Túnez. Era tan diferente al frio y lluvioso Washington.

Llegué hasta la playa deshabitada, como era zona militar no estaba permitido que los turistas llegaran hasta esos límites, por lo que tenía toda la arena blanca para mí. Me despojé de mis sandalias de verano y caminé complacida mientras mis dedos se hundían en la arena caliente. Anudé mi camiseta de la ACNUR en un nudo en la cintura y caminé hasta las aguas azules para hundir mis pies desnudos y refrescarme. Se sentía increíble.

_Esto es el paraíso_ gemí cerrando los ojos y levantando la vista al cielo. Una parte de mí se sentía mal… tal vez era el hecho de que yo disfrutaba de esto mientras otros, como Edward, estaban pasando todo tipo de experiencias que nadie quería pasar. _Edward… algún día amaras esto, estoy segura_

Sonreí por mi dialogo solitario y volví a unos metros de la línea de la costa para sentarme, tomé una respiración profunda y saqué el sobre del la cintura de mi pantalón. Toda la mañana había pesado, quemado y me había llamado recordándome que allí estaba, a la espera de ser abierto. Lo hice… rasgué uno de los lados con cuidado y saqué la única hoja blanca que había en su interior.

Me mordí el labio aún sosteniendo la hoja doblada en mi mano y sonriendo involuntariamente. Cielos… era algo tan intenso, sostener las palabras del hombre que te había salvado. Mierda.

Tragué en seco y abrí la hoja, lo primero que me hizo sonreír fue su letra estilizada, pulcra y prolija. La misma mano que podía matar, podía hacer cosas hermosas…

Y escribir cosas hermosas…

Querida Bella.

Como fue tu deseo, espero que estés leyendo esto y que no haya perdido por allí, espero que esté en tus manos.   

Recibir tu carta fue… como un remanso de paz. No lo puedo decir, porque simplemente no encuentro las palabras, pero saber que estabas bien y que estabas en un lugar seguro, me hizo saber que absolutamente todo, había valido la pena.

No puedo decirte donde estamos ahora, por razones de seguridad, pero puedo decirte que estoy bien, más contento de saber que tú también lo estas. Solo basta que respires para mí, no lo sé… pero solo me basta eso, saber que aún existes en este mundo. Aunque me pregunto porque decidiste quedarte cerca de Libia y no volver a tu lugar… oír sería lo primero que cualquier extranjero podría hacer y valoro el hecho de que tú hayas decidido quedarte a ayudar. Puedo ver con mis propios ojos las necesidades de esta gente y lo que hace falta, simplemente Gracias.

¿Tienes una imagen mía? Creo que recuerdo el momento en que la capturaste, recuerdo el flash. Me gustaría tener una tuya, así estamos en iguales condiciones y pueda recordarte mejor, solo tengo tu imagen asustada en mi cabeza, cada noche la recuerdo y no algo que me guste recordar, porque no te quiero ver asustada. Te quiero ver feliz.

Estas palabras que te escribo hoy son tan valiosas para mí, porque encontré una manera de decirte que aún te siento en mis brazos, temblando y llorando, te veo suficiente en mi memoria, pero quiero verte más. En otro lugar, en otras circunstancias. Quiero verte más.

Solo tengo la esperanza de que la vida nos deje juntarnos y poder ver con nuestros ojos, que cada uno de nosotros lo está haciendo bien, hay tiempo, hay lugares… solo espero que lleguen, tengo muchas cosas que contarte y quiero verte junto a mí.

Gracias por escribirme y darme un hermoso rayo de luz, una esperanza… no sabes lo que significa para mí. ¿Puedes seguir haciéndolo?... si no puedes o no quieres, lo entenderé, pero me gustaría sentirme otra vez como me sentí cuando recibí tu carta, parecía que todo era posible para mí, como si no existiese más que tú en otro lugar pensando en mí.

Solo necesito saber eso, para seguir…

Como dije espero estés leyendo esto, que estés segura y feliz donde sea que estés. Gracias por llegar a mí. Te esperaré hasta el fin.

Edward

Levanté mi mano y sequé una lágrima que nublaba mi visión, respiré temblorosamente y sonreí ahogando un sollozo. Estaba bien y luchando aún… luchando. Y quería verme, quería seguir haciendo esto. Oh cielos…

Reí… reí alzando la cara al sol. Reí por él, por mí, por la flor que había renacido en  medio del desierto seco y sombrío, reí por lo afortunado de la vida. Todo me arrastraba a él… incluso sus palabras, no iba a renunciar y solo esperaba que todo esto acabara pronto.

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Sajten: Buen provecho

Mar - haba: Hola

Shukran: Gracias

Bueno, snif... esta canción me mata. gracias Ada por hacérmela escuchar. Todas aquellas canciones que les haga recordar este fic serán bienvenidas. Muchas gracias por leer y comentar, besotes a todos!!