Una Vida de Oportunidades, Capitulo 26. Emociones

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Emociones

Me removí gimiendo sobre la superficie blanda donde estaba acostada. Mis parpados pesaban y no quería abrirlos, mi boca sabía a rayos y mi garganta dolía de tanto haber… llorado. ¿Había llorado?

Oh cielos, por supuesto había llorado, había hecho un escándalo en cuanto Edward se arrodillo frente a mí. ¿Qué había hecho?

Abrí los ojos parpadeando varias veces antes de enfocarlos en un punto fijo, estaba en la habitación de hotel, pero estaba sola. El lugar estaba en silencio y a oscuras. Me senté lentamente sintiendo los estragos de mi llanto de hacía unas horas, porque estaba claro que aún ni siquiera había amanecido, ¿Dónde estaba Edward?

Miré a mí alrededor tratando de recordar cómo había llegado aquí, seguramente Edward me había traído, durmiendo en sus brazos y me había dejado sobre la cama. Pero no recordaba nada más luego de la cena y de su… proposición. Dios… ¿Qué mierda había hecho?

Me aclaré la garganta y me acomodé el desastre que era mi cabello, coloqué mis pies en el suelo y esperé a ver si oía algún sonido. Aún llevaba puesto el vestido que él me había regalado la noche anterior y estaba descalza.

_¿Edward?..._

Nadie me contestó.

¿Dónde estaba?

Lo había lastimado, estaba segura que lo había lastimado, la última mirada que me dirigió antes de caer dormida agotada por el llanto, fue de resignación y dolor, ¿por qué había hecho eso? ¿Por qué a causa de James y Jacob tenía que ser una perra cruel con el hombre que me amaba al límite de la cordura?

_Edward…_ murmuré nuevamente antes de pararme de la cama y caminar hacia el baño, tal vez se estaba duchando. Golpeé varias veces la puerta y nadie contestó, por lo que entré… y no había nadie.

Dios… ¿Dónde estaba? ¿Se había cansado de mí y se había ido a disfrutar de la noche romana como se lo merecía? ¿Por qué no era capaz de ser una mujer con todas las letras para él? Si yo también lo amaba, como nunca amé a nadie…

Mi garganta se apretó y traté de respirar suave y lento, pausadamente para no hiperventilar, volteé hacia la habitación oscura y vi la luz de la ciudad proveniente de la ventana francesa de dos hojas. En el balcón había una mesa de hierro forjado de desayuno y unas reposeras, me acerqué a la ventana sin esperanzas cuando lo vi.

Bajo las luces amarillas de la ciudad de Roma de noche estaba él, sentado en una de las reposeras. Su cabeza inclinada hacia atrás y los ojos cerrados, solo vestía su camisa blanca desabrochada en el cuello y las mangas y fuera del pantalón, su cabello parecía un lio pero de lo normal… oh cielos… ¡y estaba fumando!

Decidí salir al balcón. Él abrió los ojos y exhaló el humo que tenía retenido en sus pulmones,

_Bella._ carraspeó mirando su cigarrillo y sonriendo con disculpas. _Pensé que estabas aún dormida, parecías cansada cuando te traje al hotel_

_ ¿Me trajiste en brazos?_

Él asintió. Se recostó una vez más en la reposera y miró su cigarrillo por largos segundos antes de llevarlo a la boca y darle una calada. El silencio de pronto se hizo tenso y palpable, no quería esta situación entre nosotros. Quería ser feliz junto a él, junto a él y mi Ali, de pronto comprendí que la vida me estaba dando otra oportunidad y por el miedo, el pavor a errar de nuevo la rechazaba. No podía hacerlo… si no me arriesgaba a dar un paso nunca iba a saber si con ese paso era posible llegar a mi felicidad.

_Edward_ dije caminando hacia él, no me miró… simplemente se quedó cayado mirando su cigarrillo. Cuando llegué a su lado lo tomé de entre sus dedos y lo tiré dentro del vaso vacio de algún licor que había estado tomando.

Me acerqué más a él y comencé a arrastrarme sobre la silla por encima de sus piernas, me senté a horcajadas sobre él. Él parecía reticente a que yo esté allí, pero no me empujo alejándome, solo tomó mi cintura y resopló recostando la cabeza en el respaldo mirándome. Parecía cansado y resignado.

No mi amor… no te resignes, te amo…

_Quiero pedir disculpas por mi reacción_ dije exhalando la respiración que estaba conteniendo. Él levantó una mano en señal que me detenga,

_No, no Bella… no lo hagas, fue mi culpa._ sus ojos verdes brillaban con una sonrisa forzada, pero nunca me miró a los ojos, si no eran las luces de la ciudad era mi cuello o mi brazo… nunca mis ojos. _yo… fui muy apurado y no pensé en tus sentimientos, yo solo quería estar contigo, no quería asustarte, lo siento… lo siento mucho._

No, no tenía por qué sentirlo…

_Bebé... mírame_ tacé su rostro con ambas manos y lo hice mirarme, él parecía tan asustado o culpable, no parecía enojado como me lo había imaginado yo. Recosté mi frente en la suya y me permití quedarme allí un momento deleitándome con su aliento pegando en mis labios, acariciando su mejilla lánguidamente para hacer desaparecer su temor, _Te amo. Y no hay nada, nada en este mundo que puede hacerte dudar eso. Te amo._

_Yo también Bella_ exhaló con alivio. _No puedo vivir sin ti_ con su pulgar acarició mi mejilla y sonrió con suavidad _no quiero presionarte a hacer nada, yo mismo conozco tus miedos y tus experiencias, perdóname mi amor, no quise hacerlo_

_Perdóname tú a mí_ dije casi con desesperación, no quería que pidiera disculpas por algo que no tenía culpa alguna. Dios, cuanto lo amaba!... mis ojos se llenaron de lágrimas, por parte por verlo de esa manera, tan afligido y resignado y por otra parte por ser tan estúpida, no tendría que haber reaccionado con tanto pánico, aagghhh… malditos Jacob y James, tenía que dejarlos atrás y no permitirles entrar nunca más en mi vida, ni siquiera estar presente en mis miedos. Tenía que cerrar esa puerta detrás de mí de una vez por todas y mirar hacia delante _Es un nuevo camino para mí, para mí y para Alizzé, nuestra pequeña._ dije como pude entre lágrimas _confió en ti con mi vida, diste conmigo cada paso de mi vida aún a lo lejos, me amaste cada día desde ese día en que nos topamos por primera vez, te amé incondicionalmente aún sin saber la clase de amor que era. Me sostuviste en tus brazos en momentos difíciles, me acunaste en ellos para calmarme y los usaste para amarme cada noche_ respiré profundo y sequé mis lágrimas, apenas me di cuenta que él estaba conteniendo las suyas a duras penas, lo vi tragar grueso y pestañear… una lágrima cayó por su mejilla. _Si te pidiera algo… ¿lo harías?_

Él sonrió tristemente _En un latido de corazón, pídeme lo que sea y lo haré_

Asentí con una sonrisa acurrucándome más en su regazo, no era nada sexual, solo quería estar tan cerca de él como pudiera mientras decía estas palabras.

_Pídemelo otra vez_

Él me quedó mirando por un momento antes de negar con la cabeza vacilante, miró a cualquier otro lado menos a mí y tuve que volver a tazar su rostro entre mis manos y obligarlo que me miré a los ojos,

_Pídemelo otra vez amor, por favor… pídelo_ rastrillé su cabello con mis manos y lo miré fijamente a sus ojos, parecían incrédulos _permíteme reaccionar de la manera adecuada, permíteme lavar mis miedos y darte la respuesta correcta, la que siento en mi corazón._

_Bella…_ susurró cerrando los ojos, aún con la indecisión en su mente.

_Pídelo, por favor mi amor… necesito oírlo una vez más_

Él respiró agitadamente y abrió los ojos brillantes y me miró por un instante antes de exhalar todo el aire de sus pulmones _Cásate conmigo mi amor, sé mi esposa… déjame hacerte feliz._

Sonreí entre lágrimas, esta vez eran las correctas y asentí.

_Sí…_ susurré de vuelta _hazme tu esposa Edward Cullen, no hay lugar donde quiera estar más que a tu lado_

Él sonrió… primero suavemente, incrédulo quizá, luego con más ímpetu y unos segundos más tarde, cuando vio mi risa feliz, una enorme sonrisa rompió en sus labios. Entonces me besó… con anhelo y desesperación, como si por un momento me hubiese escapado de sus manos y me tuviera de vuelta, jamás me escaparía de sus manos, era mi momento de ser feliz junto al hombre que amaba más que a mi vida.

_Te amo_ dijo antes de separase de mí y abrir la pequeña cajita de terciopelo azul que me negué a ver antes. En su interior había un hermoso anillo de oro blanco, con una piedra azul coronando el centro y varios pequeños diamantes blancos rodeándolo. Era hermosa… sencilla y hermosa. La sortija perfecta.

Lloré más cuando me la colocó en mi dedo y la piedra brilló ante las luces de Roma. Me iba a casar con Edward Cullen y estaba exultantemente feliz.

_Solo con una condición…_ dije cuando el momento se aligeró. Él me miró con una sonrisa que era incapaz de sacarse de la cara. Sonreí feliz _No quiero una gran boda y por nada del mundo que Alice la organice._

_Se enojará_

_Me la debe_

Reímos juntos y me parecía que no podía ser más feliz.

La risa paso a un momento de profundo conocimiento, una mirada llena de promesas, de secretos, de… Amor, su sonrisa de medio lado pareció dar paso al sol, nuestros labios se unieron en un tierno, lento y muy concienzudo beso… de esos besos que hacen que el corazón retumbe con fuerza, de esos en los que gimes y deseas que el instante no termine… un beso que literalmente te transporta a las nubes.

En medio de nuestro intenso beso. El beso que sellara nuestra próxima etapa recordé la seductora voz de Frank Sinatra cantando Love me…

Love me
Ill be kind and I wont mind if you're not near
If you'll only love me, dear

_ También me siento enfermo_ murmuro sin abrir los ojos _enfermo de amor amada mía_

Así en medio de la noche a la luz de la cuidad, con el cielo por testigo cedimos al sentimiento más puro. Nos amamos como si fuera la primera y la última vez, como si el mañana no existiera.

Lo ame libre de miedos, libre del pasado, libre de cualquier cosa que interfiriera en nuestra felicidad. Seduciéndonos mutuamente, sonriendo ampliamente mientras nuestras ropas parecían desvanecerse en aquella terraza, no importo el frio, no importaba nada mas solo nosotros. Mi amor.

_ Sexy_ ronroneé besando su cuello con extremada lentitud ­_ esta noche…_ la coherencia se fue al garete por culpa de sus suaves pero tersas manos que parecían ansiosas por mas._ Te quiero solo para mí_ su voz aunque baja no carecía de poder. Sus manos se aferraron a mi cadera, las mías se engancharon a su cuello. Mi peso pareció no importar demasiado porque me llevo cargada dentro de nuestra habitación_ Baila conmigo_ pidió, al tiempo que ayudaba a poner mis pies sobre la alfombra

_No hay música_ le recordé sin soltarme de su cuello y dejando que mis labios se movieran sobre su cuello

_Piensa en una canción_

_Something Stupid_ balbucee, porque bien esa canción prácticamente podría resumir nuestras pasadas horas

Nuestros cuerpos se unión pro completo, nada más que nuestra ropa interior como barrera. Sus ojos nunca se apartaron de los míos mientras sus labios un poco curvados tarareaban la canción elegida. Bailar nunca fue tan placentero, y erótico como esa noche, los dos en medio de la habitación, desnudos,  moviéndonos lentamente, girando como si fuéramos un solo ente.

Recosté mi cabeza sobre su pecho mientras sus manos acariciaban mi espalda, besé su pecho. él soltó mi sostén y acaricio mi cabello, mientras los dos susurrábamos que nos queríamos. Muchos esperarían flores, aromas delicados y suaves. Yo en cambio lo tenía a él, tratándome como si fuera la reina del mundo, como si no le hubiera hecho daño con mis tontos temores.

La cama fue testigo de la máxima expresión de amor, nuestros sudorosos cuerpos solo daban fe de lo que nuestras almas y corazones sentían. Entre besos, susurros, miradas cargadas de amor y nuestras manos entrelazadas llegamos al punto máxime, grité su nombre con fuerza y reverencia, mientras sus embistes tiraban mas y mas hasta hacerme caer en un precipicio.

Dormimos abrazados y completamente desnudos. Lo desperté con un beso en sus labios. Él se cercioro de hacerme saber lo mucho que me amaba, entre risas y besos , tomamos el baño más largo de mi vida, llegue a pensar que ese día no saldríamos a visitar la cuidad.

Un idílico sueño.

..o..

_¿Llamamos a Ali? _ mas que una petición era una decisión que concernía a los dos. Negó suavemente su alborotada cabeza. Hice un mohín y le mire con el ceño fruncido, quería que mi bebé se hiciera participe de la noticia. Y a podía oír los gritos de mi pequeña retumbando en mis oídos

_Primero debes comer_ índico la cuchara que sujetaba para que abriera mi boca, reí, y obedecí.

El desayuno fue de lo más divertido porque entre los dos intercambiábamos de nuestros platos y bebidas. Su jugo de naranja sin azúcar contrarresto mi café sin azúcar. Y más tarde, luego de vestirnos con ropa liviana y tomados de la mano salimos a conquistar la cuidad como él me susurro al oído cuando uno de los botones del hotel guiñara su ojo a mí.

Pasear por la cuidad era cada vez más increible, parecía como si fuera transportada a la silla de un cine. Desde allí contemplé una a una las imágenes que se proyectaban. Los días que duramos en Roma parecieron producto de mi imaginación,

La sensación era de lo más surrealista cuando El palazzo de Venezia, el Palazzo delle Esposiczicione, el Quinnale, la galería Spada, el Museo Nationala D’arte Orientale, entre muchos de los grandes puntos a visitar en Roma. Dios... me encantaba, el arte se estaba convirtiendo en mi pasión y no había nada que me distrajera de ello, ni siquiera Edward con sus manos errantes y sus besos furtivos.

Incluso la segunda visita que hicimos al Stato della Città del Vaticano, cuidad estado dentro de la cuidad de Roma, me seguía pareciendo  lo mas irreal del mundo, claro no había nada más real que sentir a Edward riendo o tratando de enseñarme de los conocimientos de historia italiana y según él uno país que se considera como el origen del mundo actual, quise refutarle la idea recordándole de otras civilizaciones como egipcios, griegos, sumerios, babilónicos, los chinos, arábigos, pero decidí no entrar en discusión sobre ello.

_ ¿Y si nos casamos aquí?_ sugirió en medio de la plazoleta de la basílica de San Pedro  rodeada por grandes columnas, incluso algunos santos y eso sin contar los ojos de los turistas. Estábamos teniendo un almuerzo callejero, unas tortillas rellenas de verduras salteadas y tiritas de carne y un par de gaseosas­­_ En el país más pequeño del mundo_ ronroneo en mi oído_ como si fueras la reina de este país_

_Nada mejor que en casa_ dije girándome y besando sus labios_ Quiero que Charlie me entregue a ti, si nos casamos aquí no creo que venga, a demás quiero algo pequeño, no mucha pompa... solo quienes amamos._

_Pero te casarías casi bajo los ojos del Sumo Pontífice_ creo que eso lo hizo más para tentarme que para otra cosa.

_No creo que a él le interese casar a una madre soltera _solté encogiendo los hombros _Mejor en Seattle con la gente que conozco. Aquí apuesto nos impondrían un montón de requisitos para acceder a casarnos, digo si a las personas en unión libres no se les permite comulgar que se espera de una madre soltera_

No le di tiempo para que rebatiera, tire de él para seguir observando la plazoleta que según los propios el día domingo estaba a rebozar. Tratamos de ir a los varios museos del Vaticano los cuales iniciaron con la colección de Julio II quien fuera papa en 1503 y que a medida del tiempo fueron aumentando. Compuesto de diferentes edificios de museos temáticos, edificios pontificios, galerías, monumentos y jardines. Además de la Biblioteca Vaticana una de las mejores del mundo.

Según dicen Julio II traslado su colección al patio Palacio Belvedere de Inocencio VIII adornando con esculturas, hoy ese patio es cencido como el Patio Octógono donde reposan El Apolo de Belvedere, la Venus Feliz, el Rio Nilo, El rio Tíber , la Ariadna dormida y el grupo de Loocoonte y sus hijo.

Los fondos de arte crecieron gracias a la tradición y a los aportes de grandes familia italianas. Con cada paso del recorrido se podía apreciar los grandes esfuerzos que se hicieron para obtener no solo artilugios, estatuas y demás correspondientes a la fe católica sino también para conseguir piezas de las distintas fe del mundo y conservarlas.

Pudimos deleitarnos viendo a Heracles y Telefo, así como a Ganimedes con Zeus converitod en águila en mármol obra correspondiente al imperio romano, la Atenea de Giustiniani copia romana del siglo II, el Dorifo copia del siglo V A.C, El Augusto de Prima Porta. La opulencia y la casa de muchas obras que con el tiempo pudieron perderse pero gracias a Biarnaba Chiarimonti, o Papa Pio VIII se lograron preservar , las tres galerías de este museo son iguales o importantes a las del museo Pio-Clementino o al Museo Gregoriano Estruco, el Gregoriano Egipcio o el Gregoriano Profano o aun al museo Misionero Etnológico.

Pinturas, esculturas, textos, relieves, tapices, y un sin fin de grabados. Ciertamente tenía folletos y distintos informes en mis manos, algo que utilizaría si cumplía con mi objetivo de estudiar. Quería juntar la mayor cantidad de material posible de las mismísimas fuentes.

_Se debe disponer como de un año para poder detallar cada pieza_ le dije a Edward una vez estuvimos fuera de el ultimo museo _Es demasiada información para un día_ dije emocionada

_Tienes razón. Además algunas obras aún están en reparación o no están al alcance del público es un privilegio para aquellos maestros del arte poder trabajar y preservar todo esto_ hablo abriendo sus brazos ampliamente y señalando_ Lo que si puedo decirte es que es uno de los sitios más vigilados de todo el mundo_

Reí y asentí.

****

­_Creo que estoy soñado_ balbucee casi dormida, mi cabeza reposando sobre su hombro mientras recorríamos las calles de regreso a Roma y a nuestro hotel _Espero hoy si podamos hablar con Ali_ murmure dejando que mis parpados se cerraran. Los días tres días que llevábamos en Roma habían sido tan ajetreados que cuando volvíamos al hotel ya era demasiado tarde para hablar con mi hija.

El brazo de Edward sosteniéndome sirvió para dejarme llevar por el cansancio.

_Bella Durmiente, despierta_ negué como lo hace Ali al no querer ir el lunes a clases _Despierta preciosa, para poder ir a llamar a Alizzé_

Restregué las manos sobre mis ojos, y sonreí sin evitar el sonrojo en mis mejillas, estaba tomando la mala costumbre de dormirme antes de llegar al hotel.

Caminamos tomados de la mano hasta la habitación. El teléfono sonó cuando entrabamos, Edward sonrió como si fuera normal

_Contesta_ alentó. Mirándole con extrañeza avance hasta la mesita de noche

_¿Si?_

_¡Mita, te extraño!_ grito mi bebé _ Tía Alice me compro una nueva muñeca, y Daddy me trajo un nuevo libro de cuentos_ hablaba tan rápido que casi era imposible seguirle la corriente a lo que había hecho estos días sin mí. Sabía que estaba segura, protegida y súper mimada por todos en Seattle _Tía Rose, ha dicho a Tío Emm que no quería irse, tío Emm gruño como un oso y asusto a tía Rose_ reí ante la descripción de mi bebé, quien no dudo en rugir como Emmett lo había hecho _Te extraño_ volvió a decir al cabo de unos minutos

_Yo te extraño más cielo_

_ ¿Cuando vienes, Mita?_

_Pronto, tesoro_

_ ¿Y mi príncipe?_

_Ahora te lo paso, quiero hablar un poco mas con la niña más hermosa del mundo_ la risita de mi hija calentó mi corazón_ Sabes que te extraño, cuando te vea voy a abrazarte fuerte, fuerte, fuerte y te daré mil besos para que sepas lo que te extraño_ dije sintiendo un nudo en la garganta _Te amo Ali_

_Ahí, mita yo soy una niña grande_ alardeo mi pequeña _ pero también te extraño y también te abrazare fuerte. Eres la mejor mami del mundo, la más linda, la más cariñosa, la más_ susurro mi pequeña_ Te amo de aquí a allá, y de allá aquí_

_¿Tan poquito?_ pregunte riendo entre lagrimas

_Es que tengo que guardar un poquito par mi príncipe_ sacudí la cabeza, en definitiva mi hija adoraba a Edward, más claro no podía ser _Quiero hablar con él_ pidió, casi podía imaginar su mohín y sus ojitos brillando

Envié un beso a mi hija y deje que Edward ocupara mi lugar, observe como se recostaba en la cama y ponía una mano bajo la cabeza, mientras cerraba los ojos y reía de lo que mi hija le decía. La conversación de ellos fue más prolongada, llena de risa y de “Cuidado” “Si” y muchas risas

_Hablaremos con mamá para ver si te deja tener una mascota_ murmuro mirándome fijamente _No, le diré que no queremos un pececito dorado como el que tienes en casa de Nanny_ arque una ceja, mi hija en su parloteo no me dijo nada de mascotas. Edward con su mano indico que apenas terminara la conversación me contaría_ un perrito. Si… si…_soltó una carcajada _No, no puede llamarse así, princesa es ofensivo… si… yo te amo mas_ mi corazón pareció derretirse al oírle esas palabras_ Mami y yo queremos decirte algo_ por instinto me acerque a él para pegar mi oído al auricular _Su mano sujeto la mía, como pidiéndome permiso para decirle a mi hija de nuestro compromiso_ Pero es un secreto_

_No diré nada_ prometió ella, negué sabiendo como de impulsiva y comunicativa era mi pequeño tesoro

_Bien bebé... Hum... Tu mami y yo nos vamos a casar_ modulo con calma. La línea quedo en silencio por varios segundos que parecían eternos

_¿Serás mi papi?_ pregunto dubitativa

_Si_

El grito de mi bebé fue fuerte. Podía oír a alguien tratando de calmarla peor ella solo gritaba “si… si… si”

_Creo que le gusta la idea_ dije sonriente

_Causo ese efecto en todas las mujeres_ presumió él_ ¿Alizzé?_ le llamo pero mi niña no oía

_Edward Cullen ¿Qué sucede?_ pregunto Esme ahora en el telefono_ está corriendo por toda la casa y gritando_

_Nada, mamá. Le dije de un regalo que le llevaremos, se emociono_

Edward se entretuvo hablando con Esme unos minutos más. Tras colgar me dio un muy largo y especial beso, parecía tan feliz por todo lo que había acontecido. él me contagiaba su felicidad.

_Parece que le agrada la idea de que sea parte permanente de sus vidas_

_¿Tú crees?_ dije rodando los ojos _mi hija te ama mi amor, nuestra hija... te ama. Te amamos_ 

Sentados en la terraza me conto de la loca ida de mi pequeña de tener una mascota, y que Jasper le había regalado una pecera con dos peces dorados a los que había puesto como sus tíos. Pero que deseaba un perro a quien llamar Jaiki. Puse los ojos en blanco a oírle aquello, Alizzé tenía un temperamento único.

_Pero no es buena idea lo de un perro, no tengo espacio en mi apartamento_

_Podemos pedir a mis papás que lo tenga mientras conseguimos una casa para nuestra familia_

_ Lo pensare_ prometí sonriendo ante la perspectiva de compartir una casa con mi amor.

_Mañana viajamos_ anuncio sin mirarme a la cara

_¡Vamos a Seattle!_ exclame entre sorprendida y decepcionada, no quería que nuestros días acabaran. Tan solo encogió los hombros.

***

Como prometió temprano nos dirigimos al aeropuerto, mientras avanzábamos por la salas miraba la hora de despegue de las diferentes aerolíneas. Fruncí el ceño al no ver un vuelo próximo.

Pasamos los respectivos controles y esperamos un poco mientras en los altavoces anunciaban el vuelo

_¿Brasil?_ pregunte realmente sorprendida

_Nuestro último destino, antes de regresar a casa y preparar nuestra boda. No puedes protestar_ comunico entrelazando nuestra manos_ Lo mereces_

Trate de negarlo, Dios ya había tenido más que suficiente, me sentía en deuda con él

_No lo estas_ dijo mirándome con esos ojos verdes _ ahora disfruta cariño son casi treinta y dos horas de viaje_ anuncio meneando las cejas y   tirando de nuestras bolsas de mano

No lo creí, pero era cierto más de un día viajando, más de un día sentados en un avión, comiendo maní, comiendo una comida no tan exquisita. Un día observando como todo bajo de nosotros parecía desvanecer, como el cielo cambiaba de color, como las nubes iban y venían y sol nos guiaba.

***

_No quiero volver a un avión_ me queje cuando dejamos el aeropuerto internacional de Galeão

_Bella, pero disfrutaste mucho, hablaste conmigo, dormiste sobre mi hombro, nos miramos como si nunca antes nos hubiésemos visto_ me recordó Edward.

El calor parecía consumirme rápidamente, tuve que quitarme la chaqueta y soltar unos botones de mi camisa.

El día entero lo pasamos en el hotel descansando y viendo la playa frente a nosotros. Comimos en una cabaña dentro del hotel. Las distintas frutas llamaron mi atención, además de la exótica comida. Edward probó pato no Tucupi, que se prepara con una salsa de mandioca silvestre y se sazona con una hierba llamada jambu. Por mi parte preferí la Feijoada preparada con frijoles negros combinado con carnes ahumadas o saladas, harina de mandioca, plátano frito y col picada. Todo acompañado con algún jugo natural. Estaba riquísimo, algo picante pero exquisito. 

Más tarde nos sentamos bajo una sombrilla a la orilla de la gran piscina.

Hablamos de la posible reacción de todos al enterarse de lo que Edward había contando a mi hija.

_Mi mamá me tirara de las orejas por no decírselo cuando me pregunto_ dijo bebiendo de su limonada

_ Puedo ver a Alice planeando la boda_ murmure con cierto miedo

_Mi amor, pase lo que pase no dejes que la boda sea lo que tú quieras, como tú desees, será nuestro día especial... no dejemos que los demás dirijan la batuta._ acarició mi mejilla con adoración _¿Que más puede ver mi pitonisa?_ se burlo él, dejano su vaso en el suelo, levantándose para ponerse frente a mi_ dime brujita ¿Qué ves en tu futuro?_

_Muchos besos_ lo tente

Grité cuando sus manos me levantaron de la silla_ Creo que has errado_ anuncio asegurándose de sostenerme firmemente en sus brazos_ yo veo mucha agua en tu futuro próximo_ dicho eso se tiro a la piscina llevándome con él. Cuando salí a la superficie tosí un poco de agua que había tragado, y reí como adolescente

_Me la pagaras Cullen!!_

Jugamos por un buen rato en la piscina, tirándonos agua, tratando de hundirnos mutuamente, persiguiéndonos, besándonos y entregándonos en la profundidad del agua turquesa. 

Cuando el sol callo volvimos a la habitación. Tras ducharnos pidió la cena, que consistía en un pollo en cerveza negra, empanaditas brasileñas y de beber un zumo critico.

Esa noche caímos rendidos. Despertamos cuando el reloj marcaba más de la una lo que suponía un día de turismo perdido. Salimos del hotel con un guía quien nos indico un sitio en la playa cerca al cerro de Pan de azúcar donde comer.

El colorido, la música, la algarabía inundaban el ambiente, parecía una fiesta. Comimos entre risas, tratando de descifrar lo que hablaban a nuestro alrededor. Una vez reposados subimos a lo alto del pan de azúcar, uno de los iconos de la cuidad en el mundo, mientras ascendíamos en el bondinho de pan de azúcar el teleférico de cristal, podíamos ver la forma de la bahía de Guanabara , aunque lo tradicional seria que lo hubiésemos escalado . Edward declino porque podía interferir con nuestros planes de la tarde. Paseamos pos los dos morros el de Babilonia y el de Urca que conforman tan tradicional sitio, se podía ver a uno que otro senderista escalando.

_Es el paraíso_ susurre admirada por el azul del cielo fundiéndose con el azul claro del mar y 
el juego de arena blanca donde los bañistas disfrutaban _Gracias_ dije abalanzándome a los brazos de Edward y besándole con ahinco_ gracias, amor_

_Por ti hasta la luna_ aseguro devolviéndome el beso

Edward vio a algunas personas con parapente, rápidamente se dirigió a nuestro guía

_Vamos_ dijo tirando de mi mano llevándonos a donde se encontraban los demás

_No_ susurre con miedo

_Sera una nueva experiencia_ aseguro.

Rápidamente hicieron la debida transacción, un profesional tiró de mi y ayudo a poner un equipo mientras otro ayudaba a un sonriente Edward. La adrenalina corría por mi cuerpo sería la primera vez que hiciera una locura como esa. El piloto hizo unas observaciones en mi idioma, y me dio ánimos, luego se ubico tras de mi sosteniendo las cuerdas de la ala, tras su espalda una bolsa de gran tamaño.

Cuando dijo tres corrimos un poco, lo suficiente para lanzarnos al vacio y que el aire nos elevaba. Grite fuertemente mientras mis ojos permanecían cerrados. La sensación de vacío en mi estomago era peor de la que se siente en los aviones. Mis gritos se convirtieron en carcajada. Ver la playa y parte de la cuidad desde el cielo era diferente, más porque nuestro guía y piloto era el viento. La sensación de libertad era máxima.

Como una pluma.

Me dije mientras seguíamos viajando por el cielo, perdíamos altura, pero aun así la sensación de gozo era extrema, podía sentir mi corazón palpitar aceleradísimo. A medida que caímos el instructor indicaba como poner mis pies y estar preparada para correr un poco y evitar caernos. Obedecí al pie de la letra

_¡WOW!_ exclame mientras alguien nos ayudaba a salir de nuestro equipamiento. Espere a que el parapente de Edward aterrizara y él estuviera libre para lanzarme a sus brazos y besarlo _ Esto ha sido… ¡Wow! Edward!!_ no podía dejar como Alice y reir histéricamente, la adrenalina aún fluía por mis poros.

_Me alegra que lo disfrutaras_ sonreía él con dulzura.

_Mira me tiembla todo, por un segundo pensé Dios me voy a morir_ confesé sin soltarme de su cuello_ estoy aprendiendo a vivir, gracias a ti_

Cosa cierta, desde que Edward había regresado a mi vida, me sentía distinta, desde que sugirió las vacaciones me di cuenta de lo que perdía, de las cosas que me faltaban por descubrir, de las cosas que estaba dejando encerradas por culpa de malas experiencias.

_Estamos haciéndolo juntos_

Podía pararme en medio de esa playa y gritarle lo mucho que le amaba

Más tarde terminamos en el cerro Corcovado donde reposa la estatua -de más de treinta metros de altura- El Cristo redentor, a setecientos nueve metros de altura sobre el nivel del mar . No importo la cantidad de escaleras que tuvimos que subir. Valió la pena. Desde el mirador se podía ver la cuidad pasando por la transición el sol dejándose caer para dar paso a la noche. Lentamente las luces fueron abriéndose camino bajo un azul oscuro del cielo. La brisa batiendo con más fuerza sobre la cuidad, mientras bajo de nosotros las se podía apreciar las olas chocando contra la playa. Gozar de una panorámica de 360º fue un regalo.

De su bolsillo Edward saco la pequeña cámara digital para hacernos varias tomas desde lo alto

Suspire. Edward paso sus brazos sobre mi estomago. Susurrando palabras de amor por lo bajo. Él me hacía sentir segura, querida y mimada.

Con cada paseo lo podía ver, y más en el paseo por tren dentro del parque Tijuca, camino que tomamos para estar en la cima de Rio

_Mañana podemos volver_ aseguro cuando un guardia nos anunciaba que cerraban_ y podemos ver el parque en general y quizás volver a venir al Cristo_

_Me parece muuuy bien_ respondí sonriendo_ pero esta vez no me bajo del tren por nada del mundo, esa vez dejo que me traigan hasta aquí_

_Hecho_

Regresamos en el tren compartiendo nuestra experiencia con otros turistas. Claro no es que nuestra blancura prístina anunciara que eras extranjero, o que no portáramos el Swing de los propios.

Creí que volvíamos al hotel a descansar, pero unos una Estadunidenses,  Kate que viajaba con Lawrence su novio que podía pasar por Brasileño nos invitaron a bailar. Las caipirinhas iban y venían en la discoteca, las risas, la música retumbando con fuerza, los cuerpos bailando y sudando.

Tratamos de seguir el paso a una que otra música propia pero al final desistimos y decidimos observar desde la mesa como bailaban, al son de los tambores, palmas, y otros instrumentos.

_Quizás debamos tomar unas clases_ sugiero Edward embelesado_ Podíamos sorprender a mis hermanos_ reí ante su idea. Ellos siempre estaban compitiendo_ además te verías muy sexy y arrolladora moviéndote así_ señalo a una mujer de tez clara que quebraba su cadera sorprendentemente

_Acepto si haces un baile de Capoeira, solo para mi_

_Eres perversa_ sus labios besaron mi cuello haciéndome gemir, agradecí que la música estuviera alta y él no lo notara.

***

El dolor de cabeza me hizo moverme con brusquedad. Abrí los ojos lentamente, la habitación estaba completamente oscura, pero fuera podía ori ruidos. Nuestra noche de juerga se alargo, sinceramente no recuerdo la hora en que llegamos.

_No vuelvo a tomar_ me queje girándome para besar la espalda de Edward_ Señor Cullen, despierte, tengo hambre_ continúe dándole besos para despertarlo pero parecía una piedra _Edward, no quiere jugar conmigo_ dirigía mi mano a su estomago cuando el teléfono sonó. La recepcionista informo que la llamada era de Alice. Acepte gustosa, segura que llamaba para gritarme por no avisarle de la boda _Alice ¿Cómo estás?_ le salude animadísima

_¿Bella?... ¿Bella?_ gimió con voz ahogada. los bellos de mis brazos se crisparon... 

_¿Sí?¿Que sucede Al?_ Oí un sollozo y mi corazón comenzó a batir aceleradamente  _¿Sucedió algo a Jasper?¿mi niña?¿qué le sucedió a mi niña?_ grite al teléfono... por dios, no quería ni pensar en las posibilidades.  _Alice, mierda háblame ¿Qué le sucede a mi niña?_ pregunte levantándome de la cama, llevándome la mano libre a la cabeza. Mi voz tuvo que ser fuerte ya que Edward no tardo en estar a mi lado, sosteniéndome _Habla de una maldita vez, Alice, dime que sucede_

_Esta aquí Bella_ murmuro entre sollozos _Él está aquí..._

Me quedé pasmada ante esa revelación... ¿quién estaba aquí? oh cielos, había temido cada día por los últimos seis años por este día. Sabía quién estaba ahí, Alice solo entraría en pánico por una sola persona. 


_No… No… No_ negué con rotundidad_ no puede ser_

_Esta aquí y la quiere…_

_No… no lo permitiré_ rugí furiosa _Sobre mi cadáver_

_Reclama… él… Bella tienes que venir de inmediato_ sollozo con más fuerza

_Cuídala, no permitas que se acerque., no lo permitas_ le pedí a mi amiga _Tenemos que volver!_ grite a Edward

Sin decir nada mas salte en busca del equipaje. Tragándome las lágrimas, la rabia y todo lo demás, pensando en mi cielo. Solo ella.

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Espero que la haya valido la pena la espera, fue mmm dificil y un reto continuar lo que mi Lu me paso... este capitulo bueno, es el capitulo. Lulla cada dia me la pones mas dificil.

Ah! aprovecho para desearle nuevamente a mi Lu un feliz dia de las mamis. y para todas aquellas que son madres desearles felicidades, chicas son lo maximo, son unas heroinas, son lo mejor del mundo.

Besos. Ada