Capitulo 24: Perdón, La chica compañía

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Perdón

Recuerdo  que cuando yo tenía cuatro años me caí del columpio del kínder, me raspé la pierna en la roca saliente y gracias a mi edad y el miedo a la sangre, el raspón lució ante mis ojos como una gran herida de grandes dimensiones desde la cual podría verse hasta mis intestinos. La maestra no sabía qué hacer conmigo, mi llanto se hizo irrefrenable y mis lágrimas corrían como ríos en mis mejillas. Llamaron a casa en busca de alguien que me viniera a buscar y me quedé llorando en la enfermería sosteniendo mi pierna mientras la enfermera soplaba sobre mi herida y me decía que no era nada, que todo iba a estar bien.

Entonces la puerta se abrió y el único héroe de mi infancia entró a la enfermería con sus grandes ojos marrón chocolate inundados de preocupación y una sonrisa detrás del bigote cuando me vio.

Papá.

_Mida mi piena! Me rompi_ gimoteé entre lágrimas,

_Oh Bella_ él se apresuró a caminar hacia mí y se arrodilló a mi lado examinando la herida. _Vamos a casa, estarás bien… ¿quieres un helado?_

_Huhu_ mascullé secándome las lagrimas con el dorso de mi mano, él me levantó en sus brazos tan fácilmente que parecía flotar en ellos y me llevó al coche de la policía. Fue un viaje agridulce a casa, papá en silencio a mi lado pero presente y yo mirándolo como si fuera la cosa más interesante, claro… tenía cinco años, mi padre era mi héroe.

_¿Te duele?_ preguntó volteando a verme mientras recorríamos las calles de Forks, la lluvia caía fuertemente y me entretuve mirando el limpiaparabrisas ir y venir, ir y venir…

_Un poco…_ dije al recordar mi herida, cuando me fijé en mi pierna abrí los ojos en grande cuando vi que se había formado una pequeña costra de sangre seca donde mi raspón me había magullado. _pero ¿igual me compraras un helado?_

Papá rió y sacó su mano del volante para revolver mi cabello. _Claro nena, vamos a comer un helado_

_Yeeii!_ grité haciendo una mueca cuando di saltitos en el asiento y sentí un tirón en mi herida _ouch…_

Papá aparcó en el café de Teo, que también era heladería y bar. Compró dos conos de helado, uno de frutilla y el mío de chocolate y fresas, amaba las fresas. Tomó mi mano y me llevó hasta una de las mesas de la cafetería.

En cuanto me senté comencé a lamer mi helado, estaba muy rico y contenía pequeños trozos de fresas en la crema, no podía dejar de lamer. Mi papá me miraba con una mezcla de cariño e incredulidad… y a parte también diversión. Alcé los hombros cuando él rió y negó con la cabeza y reí yo luego cuando al tomar de su helado, sus bigotes se llenaron de una capa de crema rosada.

Él se limpió con una servilleta entre risas y continuamos en silencio tomando nuestro helado, pero cuando estaba a punto de terminar me di cuenta de que mamá no era esta vez la que me había ido a recoger, cuando ella siempre era la que me iba a buscar al kínder y me llevaba.

_¿Papi… ¿y mami?_ conseguí preguntar antes de darle otra lamida a lo que quedaba de mi helado. Papá me miró con cautela un momento para luego carraspear y removerse en su asiento, pareció pensar algo por varios minutos hasta que alzó la mirada hacia mí otra vez,

_Mami tuvo que viajar a Port Ángeles hija, pero estará con nosotros para la cena_

Asentí… mi atención volvió al cono de crema en mi mano y continué relamiéndome los labios con el sabor, era riquísimo, entonces papá carraspeó nuevamente, cuando alcé la mirada él me veía con nerviosismo y arrugaba entre sus dedos una servilleta de papel, su cono había quedado a un lado dentro de un vaso de plástico.

_Hija… hum, yo quería… hablar algo contigo_

Lo miré con los ojos abiertos esperando sus palabras, él pareció luchar contra ellas y luego suspiró, fuerte y suave a la vez, me miró con determinación,

_¿Qué… qué piensas de un… hermanito?_

Y mi cono se calló de mi mano… solo… solo me quedé mirándolo allí, sentada en esa cafetería, con una mezcla de sensaciones en mi interior a las cuales no podía ponerle nombre… confusión, alegría!... celos?... entusiasmo…

_¿Mamá tendrá un bebé?_ pregunté en cuanto pude salir de mi shock inicial, mi papá me miró con sorpresa, por supuesto que a esa edad sabía las mamás tenían los bebés. Veía a mis compañeritos llevados de la mano, algunas mamás con otros bebes en brazo o una que otra mamá con su barriga de embarazada, yo sabía que ahí adentro había un bebé viviendo hasta que la cigüeña le diera permiso para salir.

_Hem… no, mamá no tendrá el bebé, pero ¿qué me dices de la idea de un hermanito cariño? ¿Quieres uno?_ murmuró con impaciencia.

No pude más que sonreír y comenzar a rebotar en mi silla…

_Siii! Si, si, si, si... ¿cuándo lo tendré? ¿jugará conmigo? ¿cómo se llamará? ¿dormirá en mi habitación? Papi, papi!... llévame a verlo papi!_ salté de mi silla y corrí a su lado. Mi padre sonrió y me alzó en su regazo cuando yo quise tomar su mano para tirarlo hacia la salida.

_Bella cariño, pronto tendrás un hermanito, si Dios quiere y todo sale bien, mamá y papá traerán un hermanito a casa…_

Y así fue como mi padre, mi héroe, mi ejemplo a seguir, me dio la noticia más increíble de mi joven y pronta vida… iba a conocer a mi hermano, el hombre por quién lo había dado todo y por quien volvería a hacer todo lo que hice en un pestañeo.

Jasper.

**O**

_¿Bella?_ sentí la mano de Edward sosteniendo la mía, caminábamos el corredor que tantas veces habíamos recorrido en las últimas semanas, hacia la habitación de mi hermano. Solo que él aún no estaba allí, por lo que me dijo Alice al llamarla cuando veníamos hacia aquí, él aún seguía en cirugía y eso me tenía al borde… ¿cuántas horas habían pasado desde que había ingresado? ¿cinco horas? ¿tal vez menos? Mierda… era un trasplante de corazón, no era extraño que se tardasen tanto, pero sentía un súbito miedo intenso cuando pensaba que la razón de su tardanza fuera otra y no porque fuera solo lo habitual.

Nuestros pasos silenciosos resonaban sobre el piso de cerámicos del hospital y recordé la razón de nuestra presencia allí, la llamada que Alice nos había dado anunciando la presencia de mi padre.

Charlie…

Y por supuesto sentí una punzada de algo que no podía reconocer, remordimiento, resentimiento… nostalgia?. Era consciente que mi padre iba allí a ver a su hijo, no iba por mí, yo le importé una mierda cuando él supo lo que hacía para poder pagar nuestra vida en Forks. Sin embargo las cosas con Jasper no habían terminado como fue conmigo, yo me fui de casa porque él me corrió, mi hermano simplemente me siguió cuando vio lo injusto de la situación. No podía culparlo, Charlie se negó a cuidar de su hijo ya que al echarme de casa echó a la basura la única posibilidad de salvarlo.

Levanté la mirada a Edward que me veía con preocupación mientras nos íbamos acercando a la sala de espera del área de cirugía. Hice una mueca que debía ser una sonrisa y apreté su mano,

_Estoy bien amor_ negué con la cabeza suspirando _creo que se por quién vino, solo… quiero cerciorarme de que no le causará ningún disgusto a mi hermano cuando él abra los ojos._

_Mi amor_ Edward tomó mi cintura con su mano protectora y besó mi sien _todo estará bien, nada sucederá, mi padre, ni Meisy, ni el equipo de enfermeras lo permitirá_

_Lo sé, a demás, no le temo a él… esta en silla de ruedas, está enfermo aún, le temo a sus palabras hirientes. Jasper prácticamente lo abandonó cuando corrió tras de mí aquí, nunca más tuvieron contacto y eso… me preocupa_

_Todo estará bien, te lo prometo_ susurró en mi cabello antes de besar mi sien una vez más.

Entonces lo vi al alzar la mirada. Allí en el corredor, al menos a diez metros de él, me quedé petrificada frente a la persona que había significado el mundo para mí en algún momento de mi vida. Mi padre.

Sus ojos que habían estado bajos sobre su regazo, se alzaron a mí en cuanto me detuve en seco, y no encontré en su mirada más que un par de ojos marrón chocolate vacios e inexpresivos, preocupados y algo indiferentes. Se apartaron de mí en cuestión de segundos y me obligué a respirar hondo y recordarme a mí misma que Edward estaba a mi lado, ahora era él mi nuevo héroe, mi alma gemela, mi todo. El hombre de mi vida y quien me amaba más allá de todo.

Separé mis ojos de mi padre y los volví a él y suspiré al encontrar en ellos cosas tan diferentes, amor, ternura, comprensión, devoción y un sinfín de cosas más que en nada podían compararse ni medirse con el hombre en sillas de ruedas que estaba a un par de pasos de mí.

_Te amo…_ susurré solo para que los oídos correctos lo escucharan, Edward sonrió y asintió apretando mi mano en la suya, un signo obvio de apoyo y total lealtad. _gracias por estar a mi lado_

Él jaló de mi mano por el corredor pasando el área de espera donde mi padre se inmutaba indiferente, caminamos hasta una ventana amplia que daba a un parque de invierno amplio y hermoso. Me recosté en el borde del marco de la ventana y puse la palma de mi mano abierta anhelando alcanzar ese hermoso lugar que parecía tan pacífico. Sentí un par de brazos abrazándome por la cintura y recostando su mentón en mi hombro, su aliente caliente y delicioso me embargó cuando habló,

_No podría estar en otro lugar diferente mi amor, no puedo separarme de mi corazón por mucho tiempo_

Sonreí recostando mi cabeza hacia atrás sobre su hombro y gemí, estaba cansada, podía sentir el agotamiento en cada poro de mi piel, solo quería recostarme en un lugar y dormir por el tiempo que pudiera ser posible y sabía que Edward estaba en las mismas condiciones que las mías.

Siempre era así, desde que Edward y yo estábamos juntos, estábamos mejor envueltos en nuestros brazos. En mi cama o en la suya, daba igual, en mi sofá o en el suyo… en mi auto o en el suyo, daba igual en qué lugar nos encontráramos, lo inevitable era tocarnos, besarnos o abrazarnos era elemental y básico, no podíamos estar uno sin el otro. Dios… lo amaba. Y lo necesitaba como el aire para respirar.

Solo quería que todo terminara para poder volver a casa con él y la certeza de que Jasper estaría fuera de peligro, no quería nada más, luego podría comenzar con la búsqueda de mi nueva vida.

Sentí la yema de sus dedos cepillar suavemente la parte posterior de mi cuello y tarareé cerrando los ojos, podía sentir la mirada de Charlie sobre nosotros,

_¿Por qué no quieres hablar con él?_ preguntó mi amor suavemente a mi oído.

 _Porque básicamente él no vino a verme a mí, vino a ver a Jaz. A demás, es más placentero estar aquí contigo..._ lo miré sobre mi hombro y sonreí, él me devolvió la sonrisa pero no llegó a sus ojos, faltaba algo allí y en cambio solo encontré la duda en la profundidad de su mirada. Entonces recordé en el fondo de mi mente las palabras que él me había dicho luego de nuestro encuentro en mi tocador y me estremecí, tenía que darle una respuesta... y con eso mi cuerpo entero se apartó de él.

Tenía que hacerlo bien, tenía que hacerlo bien y hacerlo sentir especial para mí, porque eso era, el amor de mi vida, el hombre dueño de mi corazón. Mi todo.

_¿Ven?_ murmuré alzando mi mano para que él la tomara, sonreí con dulzura haciéndole saber que todo estaba perfectamente bien. _vamos un rato a ese lugar…_ asentí hacia la ventana y él la observó, una sonrisa sutil deslumbró su rostro y tomó mi mano para seguirme a través del corredor sin antes avisarle a Alice que nos informara de cualquier novedad.

Bajamos por el ascensor hasta la planta baja y caminamos hasta encontrar la salida al jardín de invierno. Era increíblemente hermoso… y estaba situado justo en el medio del edificio del hospital bajo cielo abierto.

Caminamos entre los árboles que allí crecían, bajo su sombra que ocultaba parcialmente la luz del sol mañanero. Sauces llorones, ciruelos en flor, nogales fueron unos pocos que reconocí, los mismos arboles adornaban mi patio trasero donde una vez Edward y yo habíamos hecho el amor en la garita. 

Vi entre los árboles el recorrido de angostos senderos de piedra, habían a la orilla de estos, bancos de madera que se separaban entre si por poca distancia. Nunca hubiera imaginado que en un hospital pudiéramos encontrar un lugar tan hermoso que nos hiciera olvidar donde nos encontrábamos.

Me detuve justo debajo de las ramas caídas de un ciruelo en flor cuyas flores de un tono rosa pálido casi blancas enmarcaban el cuadro perfecto. Volteé en mis pies y miré al hombre que me había seguido, el hombre que había capturado mi corazón de manera irrevocable y con el que pretendía dejar todo lo malo atrás y finalmente ser feliz. Y sonreí…

_¿Me amas?_ pregunté tomando sus manos entre las mías, él pareció desconcertado por un momento pero con voz gruesa y uniforme me dijo lo que anhelaba escuchar,

_Te amo más que a mi vida y sinceramente Bella, me duele que lo preguntes_ frunció el seño como un gesto ofensivo y reí mirando mis pies,

_Solo quería asegurarme de que me perdonarás por no haberte contestado al instante_ sonreí y alcé mi mirada hacia sus ojos abiertos y cautelosos, pude ver la duda allí nuevamente, pero yo sabía que no era por dudar de su pregunta, de su pedido en la intimidad de mi dormitorio, dudaba de mi respuesta.

_Te amo Edward…_ suspiré cerrando los ojos, la abrumadora necesidad de gritarle al mundo mis sentimientos por este hombre me invadió… cielos, la emoción, el infinito amor, el deseo… todo era un solo caos en mi interior. Abrí los ojos nuevamente y respiré profundo _¿En serio querías decir lo que… dijiste?_ murmuré casi con inseguridad.

Él tragó saliva, su nuez de Adán subió y bajó en su garganta. _No fue el calor del momento_ descartó _no fue la prima necesidad de hacerte el amor constantemente_ sonrió _no fue el alarmante hambre de tenerte cerca y no dejarte ir jamás… bueno, sí, fue un poco eso, un poco de cada cosa de las anteriores… pero sobre todo Bella, fue el inmenso amor que siento por ti, que si me falta podría ahogarme_ tragó _sí bebé… quiero ser tuyo y quiero que seas mía, para siempre_

Cielos…

Podía sentir las lágrimas correr por mis mejillas y mi garganta apretarse, respiré hondo y cuando exhalé lo hice temblorosamente, mientras él parecía estoico mirándome con expectativa, buscando la respuesta en mis ojos antes de ser pronunciada.

 _ Sí mi amor, sí bebé… quiero ser tu esposa_ dije con mi palabras temblorosas.

Entonces él volvió a respirar y vi el alivio en sus ojos brillantes y vidriosos… él sonrió como si fuera la última vez en esta vida. Y sonreí… y dejé caer mis lágrimas de felicidad… y reímos…

_Cielos!_ exhaló tomando mi rostro entre sus manos, mirándome con una intensa devoción y con el amor refulgiendo en sus pupilas, _te amo bebé!... mierda te amo!_ rió besándome con fuerza, sus labios calientes y dulces en los míos haciéndome jadear de súbito placer, era incomparable con cualquier cosa que haya sentido antes. _Te amo, te amo, te amo…_ susurró picoteando mis labios una y otra vez.

Entonces di un saltito y me colgué de su cuello con ambos brazos, él me sostuvo de mi cintura y reímos juntos mientras el daba vueltas sobre sus pies y los míos volaban en el aire.

Nos detuvimos en seco cuando oímos un pitido de su celular. Edward me soltó para alcanzarlo de su bolsillo trasero del pantalón y lo miró antes de responder, supe quién era con solo mirar su expresión,

_Alice_ contestó sin dejar de mirarme. Mi corazón retumbaba en mi pecho atenta a cualquier signo que me mostrara su rostro, pero mientras Alice hablaba en la línea, sus rasgos permanecieron impasibles, hasta que rompió en una sonrisa _ok, le diré… ahora vamos para allá_

Sonreí por inercia, llevada por su sonrisa deslumbrante y cuando cortó la llamada se tomó el tiempo de guardarse el celular en el bolsillo de su pantalón, relamer sus labios recién besados y pasar una de sus manos por su cabello entrelazando sus dedos entre las hebras cobrizas,

_Ya Edward!, dime…_ gemí de anticipación, sabía, por su expresión, que lo que tuviera que decirme era algo bueno.

_Jasper acaba de salir de cirugía y fue trasladado a la UCI, monitorearan su evolución pero la cirugía salió perfecta y sin complicaciones. Puedes entrar a verlo en cuento quieras._

_¿En serio?_ gemí llevando mis manos a la boca, mis ojos se inundaron en lágrimas y reí, no podía ser más feliz. _oh dios… quiero verlo!_

Edward tomó mi mano y me jaló hacia la entrada del hospital dejando el maravilloso jardín de invierno atrás, el lugar donde nos habíamos comprometido.

**O**

Pasé mis dedos a través de las hebras rubias de la cabeza de mi hermano, que yacía dormido en la cama de hospital a la espera de que los doctores observen su evolución y dicten un diagnostico temprano. Por mi parte podía decir que mi hermano era hermoso y que había sido el hombre fuerte que solía ser.

Suspiré y sentí el calor de mi aliento en mis labios, ya que el barbijo que tenía puesto no lo dejaba salir. Como los doctores habían explicado, mi hermano, como cualquier trasplantado, estaba en un periodo de prueba. Un período en el que se definían varias cosas, como la resistencia y tolerancia de un órgano nuevo al cuerpo de Jasper y como la capacidad de ser lo suficientemente fuerte como para tolerar que las bacterias traspasaran su barrera inmunológica, mi hermano estaba delicado, pero yo sabía que iba a salir adelante. 

Continué acariciando su cabeza negándome a salir de ese curto de hospital, pero sabía que tanto Alice como Rose y tal vez… Charlie, querían pasar a verlos y no podía acaparar, por más que quisiera.

_Te vendré a ver más tarde cariño_ susurré apretando ligeramente mi mano envuelta en la de él. Alice está loca_ sonreí mirando a su alrededor, mi hermano estaba rodeado de máquinas. Respiraba naturalmente pero tenía conectado a sus fosas nasales oxigeno, toda la zona de la boca estaba protegido con un barbijo igual que el mío. Sus brazos eran un sinfín de sondas y lectores del pulso cardiaco y presión sanguínea. Solo había que esperar a que se despertara de la anestesia y todo iría mucho, mucho mejor.

Luego de dejar un suave beso en su frente, salí de la habitación esterilizada dejando mis guantes, bata y barbijo en la cubeta de ropa hospitalaria. Mis ojos localizaron primero a Alice que ya estaba preparada con sus ropas para entrar, sonreí y entró con la compañía de una enfermera.

Mis ojos escanearon la habitación y vi a Edward cerca de las ventanas en las que nos habíamos mantenido abrazados horas antes y que era testigo de nuestro compromiso, él estaba hablando por teléfono con concentración, en su modo empresario de éxito.

Y cuando miré hacia mi izquierda, allí estaba mi… pa - Charlie. En su silla de ruedas y con las manos unidas en su regazo, la mirada perdida en sus recuerdos. Miré a Edward que aún con el teléfono en su oído, observaba mi mirada hacia mi padre, me guiñó un ojo cuando volteó hacia las ventanas.

Mierda…

Pasé la mayoría de mi vida adulta tratando de ver mi trabajo como una salida laboral fácil, ni siquiera me clasificaba como una prostituta, sino como una dama de compañía. Había recibido muchos sí y yo misma había repartido varios no. Había salido de situaciones casi extremas que día a día mujeres como yo debían lidiar. Había intercambiado opinión con varios de mis clientes y hasta había forcejeado con alguno por querer propasarse conmigo… e incluso puede que alguno haya recibido un rodillazo en la ingle de mi parte.

Pero ahora, a pesar de la mujer fuerte que yo era, sentía que esas fuerzas se desvanecían cuando caminé insegura hacia el asiento vacío a un lado de mi padre. Él no levantó la cabeza para mirarme, solo seguía mirando sus manos en su regazo. Estaba tan cambiado… los años lo habían marcado sin piedad, su cabello lleno de canas, las arrugas alrededor de sus ojos y estaba más delgado que la última vez que lo vi.

Suspiré cansada cuando me senté y me fijé en Edward, aún hablaba por teléfono y lanzaba ocasionalmente la mirada hacia mí para guiñarme un ojo, yo no podía más que sonreírle para tranquilizarlo, él parecía preocupado por donde estaba sentada yo.

El silencio se extendió entre Charlie y yo, saqué mi celular para enviarle un par de mensajes a las chicas, Ángela y Rose, que habían quedado preocupadas. No podía ir a casa aún hasta que Edward acabara con la conversación que estaba haciendo, entonces llegaría a mi cama o a la suya y caería muerta por unas horas, mi cuerpo parecía relajarse sobre la silla y mis ojos se cerraban, pero me obligué a mantenerlos abiertos. No recordaba la última vez que había dormido, oh si… una noche antes que la gala de…

_Sé que te molesta que me presentara aquí_ la voz de mi padre me sacó de mi sopor _pero… Jacob me dijo lo que estaba sucediendo y tenía que venir, tenía que verlo_

Tragué saliva y solo atiné a escucharlo, mi voz había desaparecido en algún lugar de mi cuerpo, entre el cansancio, la confusión y la inseguridad.

_Mira Bella…_ por la periferia de mis ojos lo vi alzar la mirada hacia mí _pasé todos estos años pensando en las cosas que hice mal, cosas de las que me avergüenzo y de las que me arrepiento. Yo… fui un mal padre y tuve muchos errores, entre ellos… no apoyar a mi hijo con su enfermedad, no apoyarte a ti cuando me necesitaste, no poder ver a tiempo lo que sucedía ante mis ojos y a lo que te tuviste que aferrar para que pudiéramos salir adelante. No ser suficientemente buen padre como para que confiaras en mí…_

Sí, todo eso había sido, pero no lo culpaba… no lo hacía, cada cual tiene su manera de ser padre y aunque me asegurara de ser con mis hijos todo lo que me proponía, amiga, cómplice, compañera y una fuente de apoyo inagotable, no todo estaba asegurado en esta vida, no todo podía salir como uno lo soñaba. Uno podía hacer el esfuerzo, proponérselo, pero no todo sale como uno lo soñó. Yo sabía eso muy bien y por una parte infinitamente pequeña, comprendía a mi padre.

_Yo se que fallé en muchas cosas y el tiempo me lo hizo pagar, no pudiendo saber de mis hijos, no pudiendo estar con ellos cuando lo único que necesitaba era su compañía_ tragué salive, mi padre fue terco, fue injusto cuando lo fue, pero no se merecía estar todo este tiempo solo. Nadie se merecía estar solo. _Los busqué… confiando en mis escasos contactos y en mis limitaciones, pero nunca los encontré, hasta que Jacob lo hizo_ vi por el rabillo del ojo su mano temblorosa en puño, como si cargara un gran peso con él, una gran culpa. _y a pesar de que fue tarde, siento que fue a tiempo… aunque de ninguna manera pueda ganarme tu perdón._

Y alcé los ojos para mirarlo, algo en su voz, en sus ojos cristalinos al mirarme me decían que había algo más allí, pero no podía saber qué era. Él se encontró con mi mirada por primera vez desde aquel último día en que salí de casa en Forks y pude ver el verdadero dolor.

_Gracias por cuidar de Jasper, a pesar de que era mi responsabilidad, estoy muy orgulloso de lo que hiciste, porque lo hiciste por él. Un sacrificio que yo nunca pude hacer…_ lo vi tragar saliva y bajar la mirada por un momento, con vergüenza _me gustaría verlo ahora, si me dejas hacerlo… Bella, estoy viejo y cansado y muy arrepentido… pero por favor déjame verlo._

_Te perdono_ dije en un hilo de voz, él cerró los ojos y absorbió mis palabras con el dolor impreso en su rostro, los años pesando sobre él y el alivio cuando suspiró asintiendo. _No me arrepiento de nada de lo que hice en mi vida, de cada decisión, de cada modo de actuar, de mis palabras… no lo hago. Rompí tu corazón, lo sé, fue el mismo día en que tú rompiste el mío. Pero si no hubiese sucedido eso, no hubiese vivido cada cosa que viví desde que viene a esta ciudad._ mi voz era tranquila, no había reproches allí, no había culpa, ni lástima. No había nada, solo… paz. Alcé la mirada y la fijé en Edward que para ese entonces ya había dejado de hablar por teléfono y tenía sus ojos verdes puestos en mí desde la entrada de la sala de espera, respetando nuestro espacio, le sonreí y supe que mi vida se dirigía hacia algo mejor de lo que había sido, él era mi única verdad, mi único amor. _¿Ves ese hombre allí?_ con la cabeza asentí hacia Edward y miré a mi padre, él le dio un vistazo y asintió volviendo hacia mí, _me ama… y se casará conmigo, él me ama por quién soy yo, no por lo que hacía… y lo amo tanto que, es imposible ponerlo en palabras_ sentía las lagrimas picando en mis ojos, tragué grueso.

_Estaré bien Charlie… estoy bien y te perdono._ le dije a él tomando su mano para apretarla, él hizo lo mismo y estuvimos tomados de la mano en silencio hasta que Alice salió y era su turno. Cuando me levanté de mi silla para dejar lo ir, él me apretó por última vez mi mano antes de separarnos,

_Gracias hija, gracias por tu perdón… no sabes lo que significa para mí_ sus ojos brillaban y asintió dejando ir mi mano para luego ser acompañado por una enfermera hacia la habitación de Jasper.

Tomé la mano de Edward y salimos de ese hospital para enredarnos juntos a dormir y descansar. No supe lo que significaba mi perdón para mi padre, no lo supe hasta que meses después finalmente caí en la cuenta de lo que significaban, cuando recibí una llamada de Jacob desde Forks y enterarme que mi padre había decidido partir con su alma tranquila. Y supe que él solo necesitaba esto para partir en paz, el perdón de sus hijos y saber… que, tanto Jasper como yo seríamos felices, que lo habíamos hecho bien.

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Bueno, si, lo que suponen que pasó, eso sucedió. Gracias por leer este capi y gracias por tu comentarios. Gracias a todas las chicas, mas de docientos, por dios... que dejaron sus palabras en la entrada de arriba, gracias, muchas gracias. No tengo palabras, la verdad que cuando puse esa entrada mi ánimo no era el mejor y solo esperaba menos de cincuenta comentarios, me sorprendieron gratamente, no entiendo por que tuve que poner esa entrada para saber que tantas me leían. Quiero contestarle a alguien que mandó un comentario, no quiero que me reconozcan cariño, no quiero eso... yo se quién soy y se que escribo por hobby, no por trabajo, no necesito ni estoy pidiendo un reconocimiento, ni siquiera soy una autora profesional como para pretender recibirlo. Solo pido un pequeño indicio de vez en cuando que señale que aún me siguen leyendo. Porque entro todos los días al blog y me dice cosas diferentes de lo que vi en esa entrada, en esos momentos es cuando la idea de privatizar y quedarme solo con las pocas que parecían haber es cuando viene a la mente. Gracias a todas por su apoyo, la verdad que sus palabras fueron como una inyección de adrenalina, porque ni ganas dan de escribir cuando sientes que lo haces sin sentido y cuando a nadie parece importarle.  Besotes a todas niñas y nos vemos en el próximo capitulo. 

Por cierto, gracias a todas las chicas que me enviaron sus mails, los leí todos, muchas gracias por sus palabras nenas.