En el nombre del padre, Capitulo 12: Encrucijadas.

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Encrucijadas 

_Bella! Te estábamos buscando, no te vimos salir_ Emily caminaba hacia mí con carpetas de manilla bajo el brazo y su teléfono en la oreja, _espérame un minuto…_ le dijo a quien estaba al teléfono.

_Salí a conseguir mi almuerzo y me entretuve por ahí_ sonreí rezando de que notara mi sonrojo.

_No me des explicaciones a mi nena_ señaló mi oficina al final del corredor _Cullen está esperando por ti, le dije que tú lo llamarías cuando llegaras, pero insistió en quedarse a esperarte_

_¿Cullen?_ pregunté con mi boca seca, había estado con Edward… lo había dejado abajo, en las escaleras de la biblioteca, no podía estar en mi oficina. A menos que fuera Jasper, solo había un Cullen que esperaría por mí insistentemente.

Carlisle…

Mierda, Carlisle…

_El rubio… Carlisle Cullen, ¿estás haciendo citas con él? Leí en una revista que…_

_Emily después hablamos ¿si?_ dije tocando su brazo y comenzando a caminar apresurada.

_Bien, un día de estos salimos a almorzar!_ gritó detrás de mí.

Tonta Emily, se suponía que hoy había salido con ella y otras chicas a almorzar, ¿qué le diría a Carlisle?... cielos. Me detuve un momento en el corredor antes de llegar a mi oficina y saqué mi maquillaje, lo abrí y me fijé en el espejo, por supuesto mi labial era inexistente, Edward se había encargado de ello. Tomé un labial color coral que había en el fondo de mi bolso y me coloqué un poco, luego me empolvé las mejillas sonrosadas y guardé mi maquillaje, tomé varias respiraciones profundas y entré a mi oficina.

Carlisle estaba de espaldas, parado junto a mi escritorio. Al sentir la puerta volteó con las cejas alzadas y una mueca que simulaba ser una sonrisa. Estaba impecablemente vestido de punta en blanco, tan diferente a su hijo… Carlisle era el lado elegante y sofisticado de los Cullen, sus hijos eran el lado divertido y desfachatado, en el buen sentido. Él me miraba ahora apoyado en el filo de mi escritorio con las piernas cruzadas. Vestía un traje gris de línea fina, zapatos impecables de cuero negro y una camisa blanca, una corbata de seda negra haciendo juego con los zapatos. Carlisle era un hombre de negocios responsable y avasallador y a parte, un hombre sencillo y corriente cuando se lo proponía. Aunque no sabía si esto último se debía a estar a la altura de sus hijos o sentirse cómodo conmigo mostrando ese lado juguetón. No me interesaba la cara que él mostrara, conocía una desde hace años y no iba a cambiar eso, el hecho de que hiciera lo que hiciera, no iba a borrar su verdadera personalidad.

_Bella…_ dijo finalmente cuando esbocé una suave sonrisa hacia él _pasé de mi junta de negocios directamente hacia aquí, pensé que ya habías vuelto de tu almuerzo_

_Me entretuve_ dije acercándome a él, dejé mi bolso sobre la silla frente a mi escritorio y envolví su cintura con mis brazos recostando mi cabeza en su pecho. Suspiré sintiendo una punzada en mi corazón, no estaba traicionando a nadie… no había otra cosa que pudiera hacer, no tenía por qué sentir esa molestia, como si fuera culpa. Edward…

_Te extrañé cariño_ dijo sobre mi cabello. Levanté mi cabeza para mirarlo y sonreí dulcemente. Él tazó mi mejilla con una de sus manos y acercó sus labios a los míos. Fue un beso suave, dulce y sin mayores pretensiones. Alcé mis brazos y los envolví en su cuello y los suyos apretaron mi cintura levantándome ligeramente del suelo. De repente volteó conmigo en sus brazos y me sentó en el filo del escritorio, se hizo lugar entre mis piernas abiertas. Mierda… quise cerrarlas pero él las sostuvo abiertas y sus manos corrieron por mi muslo llevando mi falda hacia arriba, ¿Por qué esto me parecía como un deja vu?

_Carlisle_ mascullé tratando de alejarme de sus labios. Él tazó mi rostro y me besó fuerte y con intensidad, gemí… pero no por placer, oh cielos… era suma incomodidad la que sentía. Su mano derecha bajó hacia mi cuerpo hasta llegar a mis pechos, tazó uno de ellos a través de mi blusa y bajó aun más hasta llegar nuevamente a la orilla de mi falda. _Carlisle!_ sentí su mano en mi centro.

_Vamos Bella… tengo tantas ganas de tenerte, solo para mí, mía… calentando mi cama, cada noche, te extraño… quiero hacerte el amor_ dijo entre sus besos mientras empujaba su mano en mi entrepierna haciendo a un lado mis bragas.

Mierda… ¿así o más directo?

_Carlisle, tengo que trabajar_ dije empujando su pecho ligeramente, sus ojos estaban oscuros y podía ver su necesidad. Un escalofrió recorrió mi piel, los cabellos de mi nuca se erizaron en alerta, no me gustaba la intensidad de su mirada, parecía un hombre con una misión.

_Tengo muchas ganas de ti Bella, no me hagas desearte así…_ su voz contenida me hacía estremecer. Besé sus labios una vez más y tacé su rostro con mis manos acariciando sus mejillas para tratar de calmar sus ansias, recosté mi frente en la suya, él jadeaba en mis labios, podía sentir su erección en mi muslo, dura y punzante… _Te necesito._

_¿Y me quieres así?... ¿nuestra primera vez en el escritorio de mi oficina? ¿así de especial soy para ti?_ traté de poner mi mejor cara de tristeza.

Él la vio, suspiró frustrado y negó con la cabeza, me miró por largos segundos y cerró los ojos luego dejando caer su frente en mi hombro, escondiendo su rostro en mi cuello. Podía sentir su respiración agitada en mi piel… él necesitaba lo que siempre había tenido servido en bandeja de plata… sexo. Pero yo no podía dárselo, las palabras que le había dicho a Edward significaban mucho para mí, no podía entregarme al padre cuando era ya del hijo.

¿En qué me había metido?... dios, me había enamorado y una promesa significaba mucho para mí. No podía traicionar a Edward, no así… sería traicionarlo a él y traicionarme a mí. Mi cuerpo pertenecía ahora solo a una sola persona y era el mismo dueño de mi corazón.

_Te amo Bella…_ dijo como herido, cerré los ojos y acaricié su nuca, rastrillando mis dedos en su cuero cabelludo. Mi corazón se estaba calmando y podía sentir que el suyo también, su respiración era más acompasada y ya no sentía la erección empujando mi muslo. _es que te deseo tanto… duerme conmigo esta noche en casa, por favor_

_No puedo_ dije besando su templo _tengo planes con Alice, viene su madre de visitas y necesita ayuda con algunas cosas_

_Tiene a Jasper_ sonreí ante su voz, parecía un niño que deseaba a toda costa algo y buscaba alternativas.

_No es lo mismo cariño, yo vivo con ella._ dije suavemente _pagamos la renta a medias, pagamos los servicios… limpiamos a medias, hacemos todo a medias_

_Vive conmigo_ dijo rápidamente. Me quedé paralizada sobre mi escritorio con mis dedos aún en su nuca, él sintió la tensión de mi cuerpo y muy suavemente se alejó de mí, sus ojos brillantes y verdes me miraban expectantes. No, no podía llegar a eso tan rápido… no podíamos.

_Carlisle._ susurré negando con la cabeza,

_Shhh… piénsalo_ dijo colocando su pulgar en mis labios, _piénsalo amor, sé que puede que sea muy precipitado, tal vez… pero, vive conmigo, sería todo mucho más fácil. No más renta, no más servicios, no tendrías que preocuparte por limpiar… yo te tendría como mi reina cariño_

Sería un infierno…

Edward, Carlisle… ¿ambos en la misma casa?, sería un infierno. ¿Y tratarme como su reina? ¿Una novia o esposa trofeo? No… yo me merecía más que eso, no quería eso. No estaba en mis planes con él, en mi cabeza no llagábamos a tanto.

_ Tienes razón, es muy precipitado hablar sobre eso_ dije sonriendo, _aprecio mucho tu propuesta, pero no estoy preparada para ese paso aún. Quiero asentarme en mi trabajo y que nosotros estemos seguros para eso… ¿no quieres eso tú también?_

Él sonrió de lado y mi sonrisa vaciló… _Lo único que tengo claro es que te amo, vivir contigo sería algo que no hice desde que Elizabeth murió, vivir con una mujer. Es un gran paso para mí también y estoy seguro en darlo, pero si tú necesitas tiempo… eso obtendrás, pero… con una condición_

_¿Cuál?_ pregunté picoteando sus labios.

_Que lo pienses… y..._ se alejó un poco de mí para sacar su billetera del bolsillo trasero de su pantalón, sacó una tarjeta de crédito negra… oh cielos _que aceptes esta, está a tu nombre_

_Carlisle yo, no…_

_Hey!, déjame terminar_ alzó las cejas y esperó, cerré mi boca y asentí tragando saliva, él sonrió poniendo la tarjeta en mi mano _quiero que la tengas, sabrás que pronto es mi cumpleaños y sé que luego sigue el tuyo, quiero que la utilices para mimarte y para mimarme a mi amor, sabes a lo que me refiero…_

Por supuesto que sabía, conocía su amor por el encaje y la lencería. Mimarme significaría gastar una sume exorbitante de miles de dólares solo en un babydoll y unas bragas que nunca alcanzaría a sacar de mi cuerpo. Tal vez si gastaba en su fiesta de cumpleaños o en un bonito vestido para esa noche, un regalo… mmm… tal vez una tarde juntos en un spa, un viaje… de placer, mierda… todo llevaba al mismo lugar, sexo.

_Gracias_ dije mirando la tarjeta, sobre el negro petróleo estaba estampado mi nombre en letras doradas. Asentí y salté de mi escritorio para guardarlo en mi bolso. _Hay algunas cosas que me gustaría saber… en cuanto a la fiesta de tu cumpleaños_

_Ten_ dijo buscando en su billetera una tarjeta de negocios, _Esta es María, ella es la organizadora de eventos de la empresa y también la encargada cada año de organizar mi cumpleaños, contáctate y dile quien eres, ella en seguida te pedirá reunirse contigo y si quieres pueden trabajar juntas…_

_Me gustaría eso_ dije guardando también la tarjeta de María. Él se acercó a mí y envolvió mi cintura con sus brazos, sonreí y rezagadamente limpié sus labios con mis pulgares, tenía rush coral en ellos. Él sonrió… _ahora Señor Cullen, tengo que volver a trabajar, ¿tú qué harás?_

_Mmm… yo tengo ganas de quedarme aquí, con mi cabeza en tu regazo mientras trabajas…_ meneó las cejas sugestivamente _debajo de tu escritorio, con mi cabeza debajo de tu falda_ reí golpeando su brazo suavemente. Él rió también y tomó mi cara entre sus manos para besarme con efusividad, pasión y deseo. Carlisle había quedado excesivamente excitado desde esa noche en que no habíamos podido concretar nada gracias a Edward, en cambio yo, estaba plenamente satisfecha.

_Te amo…_ dijo suavemente sobre mis labios, sus ojos buscaban los míos y traté de poner todo de mí para poder parecer sincera,

_Yo también_ susurré de vuelta. Él me creyó… sonrió mostrando su hermosa fila de dientes blancos y me soltó finalmente.

_Entonces, ¿esta noche salimos a cenar?_ murmuró caminando hacia la puerta _solo cenar, lo prometo_ juntó sus manos como si estuviera orando y su mirada suplicante y juguetona al mismo tiempo me hizo sonreír.

_Solo a cenar_ coincidí asintiendo.

Cuando cerró la puerta detrás de él, me senté en mi asiento detrás del escritorio y exhalé cerrando los ojos y dejando caer la cabeza hacia atrás.

Mierda…

No sabía cuánto Carlisle iba a poder soportar esta espera que para mí era tan significativa. ¿cuánto más podría soportar? ¿yo y él?... Éramos pareja, se suponía que debíamos intimidar, ¿cuánto más iba a poder prolongar lo inevitable?

Incliné mi cuerpo hacia adelante y dejé caer mi cabeza en el escritorio, mi frente contra la madera fría.

Mi vida se había convertido en un caos.

**O**

El miércoles tuve la primera reunión con María, una hermosa mujer morena, con rasgos latinos y vestida tan formalmente como Carlisle en sus reuniones de negocios. Nos citamos en un restaurant del centro de Manhattan en mi horario de almuerzo y en una hora ya tenía más o menos idea de lo que tenía planeado para el cumpleaños de Carlisle. Eran pocos los grandes empresarios que festejaban sus cumpleaños en Nueva York, Carlisle era uno de ellos. María me había explicado que él siempre lo hacía con la intención de hacer colectas anuales de forma personal para beneficencia, había algunas donaciones y subastas. El resultado final siempre era el mejor y Carlisle lo repetía año a año.

Ese lado era el que más me gustaba de él, su lado filantrópico y benefactor. Quedé de acuerdo con María en volver a reunirnos para afinar algunos detalles en los que habíamos estado de acuerdo, pidió mi opinión sobre algunas cosas y me sentí satisfecha al tomar en cuenta muchas de ellas. En especial que iba a ser una fiesta temática, un baile de caretas.

Siempre había tenido la fantasía de asistir a un baile con mi rostro oculto y que nadie me juzgara ni supiera quién soy. Este era el momento.

Nos despedimos intercambiando números de teléfonos personales y con la tarea de trabajar en conjunto en la fiesta, lo cual hicimos los siguientes días. Carlisle iba a quedar muy satisfecho y eso lo tenía totalmente asegurado, iba a saber, que no solo servía para andar colgada de su brazo.

El único problema que tenía con este acontecimiento era que estaba cercano también mi cumpleaños, solo una semana de diferencia y no quería estar aquí ese día. Quería ir a casa, con Jake y Leah, Sue y Billy. Era un día muy difícil para mí y quería pasar ese día lejos de la persona que había arruinado ese día de festejo para toda mi vida. Ahora había pasado a ser el día que lo perdí todo….

Y luego estaba Edward. El hombre tan distinto a su padre, impulsivo, arrogante, artista y pasional del que me había enamorado. Su lado arrogante y odioso se desvanecía cuando mostraba su lado sensible. Y en los últimos días lo había hecho mucho, me había llamado a mi trabajo, me había enviado mensajes de texto y mails, me había llamado por las noches, pero no lo había visto de nuevo desde el lunes, cuando fuimos a su departamento.

Y lo extrañaba…

Extrañaba su aroma, tocar su piel, mirar sus ojos, su belleza… extrañaba el tiempo con él, Edward me había atrapado por completo y tenía miedo. En mis años concentrados solo en superarme para seducir al padre, nunca creí que mi corazón caería tan fuerte y mal por un hombre, mucho menos que ese hombre sería su hijo.  

Había tomado la costumbre de irme temprano a dormir, ante la mirada sorprendida de Alice. Esa era la mejor hora, cobijada entre mis sábanas escuchando su voz, con una mano acariciando el lomo de Perla y con mi otra mano sosteniendo mi celular. A veces mi mano en otro lugar… mierda, eran increíbles los orgasmos que ese hombre podía darme por teléfono.

Y mañana finalmente lo vería. Cielos, no podía esperar. Entre las cenas con Carlisle, las reuniones con María y el trabajo, la semana se había pasado rapidísimo y con Edward habíamos acordado que finalmente iría el sábado a mi departamento por la noche a dejar mi retrato, o esa era su excusa para verme. Alice se escapaba con Jasper y seguramente no volvería hasta la mañana siguiente, Carlisle tenía un pequeño viaje de negocios a Chicago y supuestamente vendría mañana por la tarde si todo salía bien. Me costó mucho decirle que no quería ir con él, luego de que me había pedido, casi suplicado que lo acompañase, pero la llegada inminente de Esme a visitarnos era mi excusa perfecta.

Esme vendría, claro, a ver a su hija… ¿mi presencia era requerida? Teóricamente no, pero Esme no era solo la madre de Alice, se había convertido en mi consejera y oído pendiente en los años de universidad, cuando conocí a Alice. La quería como una madre y le tenía mucho cariño, por lo que la esperaba. De hecho, no veía la hora de su llegada, Esme era un rayo de luz, una ventisca que sacudía un día de paz, era Alice pero con las energías duplicadas… no, triplicadas, sus baterías se recargaban con el sol y con la luna… esa mujer era electrizante y podía dar vuelta de cabezas el mundo de alguien y era reconfortante tenerla, aunque fuera por un par de semanas, aquí con nosotras.

Mi vida estaba en el medio de una tremenda encrucijada, donde se presentaban varias direcciones para tomar, una llevaba al hombre que había arruinado mi vida desde mi adolescencia, el hombre con disfraz de cordero que había destruido una familia entera y quien puso en algún momento de su vida sus negocios, reputación y dinero primero que su sangre y carne, el otro camino me dirigía directamente a Edward, el increíble Edward, el hombre del cual me había enamorado, mi corazón se sentía aún así dividido. Carlisle no entraba en la ecuación… porque el nada tenía que ver con mi corazón, pero Edward, mi madre, mi hogar con los Black, mi hogar con Alice… todo hubiese sido perfecto si Carlisle no estuviera en el medio.

Pero era lo que había buscado por tantos años, no iba a renunciar ahora… aunque estuviera en juego mi corazón. Eran los daños colaterales, era el riesgo que había que tomar.

Edward… bueno, estaba en camino a romper mi corazón, si no lo hacía yo con mis acciones, iba a ser él con las suyas. Era un hombre libertino y vivía la vida sin prejuicios ni ningún tipo de restricción, era un artista… y yo era su diversión, yo era el lienzo sobre el cual pintaría. Enamorarme de él fue la estupidez más grande que podría haber hecho, pero no mandaba en mi corazón, solo iba a tratar de aprovechar todo el tiempo que él me dedicara, desde el principio ya sabía que lo nuestro no tendría futuro. Si había un fin, no quería pensar en él.

…O…

_Dios…_ jadeé. Sentía que mis pulmones iban a estallar, el calor recorría desde mis entrañas, hasta la punta de mis dedos. Mi piel parecía con fiebre, acalorada, transpiraba y estaba gimiendo de la manera más extraña, parecía gata en celo. Pero no era mi culpa… era la jodida lengua de Edward. _Oh! Mierda!..._

_Mmhmmm… mierda_ masculló entre mis piernas. _Bella…_

Arqueé mi espalda cuando sentí la profundidad a la que llegaba su lengua, abrí más mis piernas y gemí cerrando los ojos, parecía que no podía estar lo suficientemente cerca de él. Lo quería… lo necesitaba…

_Edwarddd_ gemí retorciéndome sobre la cama, sus manos anclaban mi cadera al colchón presionando las palmas sobre mi bajo vientre, sus codos presionaban mis piernas abiertas por encima de mis rodillas. No sabía que podía ser tan flexible. Mis manos… se aferraban a su cabello como garras.

_Dime qué quieres nena_ dijo antes de pasar su lengua a lo largo de mis pliegues, terminando haciendo círculos con la punta sobre mi clítoris. Sentía que mi cuerpo comenzaba a temblar, con cada penetración de su lengua húmeda y caliente entre mi carne… temblaba, jadeaba, gritaba y trataba de alzar mi cadera, pero él era muy fuerte.

_Edward, te ne – necesito a ti…_ gemí empujando su cabeza hacia mi coño. Dolía por tenerlo dentro… mierda…

_¿A dónde?_

Oh cielos, maldito hijo de…

_Edward!... por favor…_ lloré. Jadeé… imploré…

_Mierda Bella, estas tan jodidamente mojada bebé_ gruñó antes de atacar mi carne sensible, besó, chupó con intensidad, lamió todos mis jugos hasta que comencé a sentir que no iba a poder retenerlo. Sujetaba su cabello con tanta fuerza que estaba segura que lo dejaría sin cabello…

_Aghhh_ gruñó comiendo literalmente de mí. _Vente en mi boca… vamos Bella_

Oh cielos, oh cielos… mierda, mierda…

_Ed…_ arqueé mi espalda sin poder finalizar mi grito y me deshice en pedazos cuando mi orgasmo me golpeó con fuerza. Me quedé sin habla, mi vista se nubló y mis pulmones estaban en llamas buscando aire… sin embargo las oleadas de placer eclipsaban todas esas necesidades, una tras otras, convulsionando sobre la cama mientras él tomaba todo de mí… me había venido fuerte y duro en su boca.

_Mmm… mierda_ gimió lamiendo los últimos estragos de mi placer. Con un beso en mi clítoris sensible subió por mi cuerpo, yo… mierda… aún tratando de tomar oxigeno. Fue depositando beso tras beso por todo mi cuerpo desnudo, lamió mis pezones sensibles y chuó haciéndome sentir una punzada de dulce dolor.

_Ahh…_ gemí retorciéndome. Con los ojos cerrados sentí el cambio en la cama y oí la rasgadura del papel de aluminio. Entreabrí los ojos y los ajusté en la oscuridad de mi habitación solo iluminada con la lámpara de mi mesa de noche, para ver su miembro erecto y grueso siendo envuelto por el látex.

Sentí la poderosa necesidad de juntar mis muslos y tratar de obtener fricción. Pero Edward se hizo cargo de ello rápidamente, abrió mis piernas bien amplio y colocó la punta de su pene en mi clítoris. Cuando lo miré tenía los ojos oscuros e intensos, sin dejar de mirarme comenzó a mecerse de atrás hacia adelante, la punta de su erección rozando en mi botón. Mierda…

_Oh cielos…_ gemí desvergonzadamente. Rodé los ojos luego de ver la mirada lujuriosa de Edward sonriendo con satisfacción… sí… él me hacía gemir de placer y le gustaba hacerlo, lo deseaba tanto que dolía. Y él lo sabía… sabía que él era mi debilidad.

_Te gusta ¿he?_ su voz gruesa y goteando deseo.

_Mhmm…_ alcé mi cadera para que de una vez me penetrase. _Te quiero dentro mío, Edward… te quiero sentir_

Por favor, por favor, por favor…

_Así?_ y de una estocada me penetró.

_Aahh!_ grité por la sorpresa y el placer abrumador. Entonces me envistió una y otra vez, con fuerza, aferrándose con una mano a la cabecera de mi cama y la otra en el colchón sosteniéndose por encima de mí. Su cabello caía sobre su frente y tenía la boca entreabierta jadeando mientras empujaba contra mí. Cerró los ojos de golpe y gimió fuerte alzando la cabeza hacia el techo…

_Mierda Bella!_

De repente no estaba más debajo de él, en un borrón de aire nos volteó para posicionarme encima de él, me tomó fuertemente de la cintura y comenzó a ayudarme a subir y bajar sobre su pene…

_Móntame Bella!_  gritó  demandante _toma mi pene nena… móntala, se una vaquera…_

Cerré los ojos y dejé caer mi cabeza hacia atrás obedeciéndolo, comencé a montar su pene con ferocidad, haciendo rebotar mis pechos mientras con mis manos me sostenía sobre su abdomen tonificado. Oh cielos… otro orgasmo… ¿cómo podía ser capaz? ¿Cuántos me había dado? ¿tres? ¿cuatro con este?... mierda.

_Vente otra vez bebé… vamos_ jadeó haciendo más intensos mis propios movimientos, su cadera subiendo y bajando para encontrarse con la mía. Su pene entrando y saliendo de mí, mis entrañas temblando y comprimiéndose.

_Edward!_ gemí en advertencia.

_Lo sé nena. Vente para mí Bella… moja mi pene, quiero sentirte, sentir tu olor cuando regrese a casa, quiero tenerte en mi piel bebé_

Si, si, si, si….mierda… lo amaba.

Pero no podía decirlo...

Todo pensamiento racional desapareció cundo encontré ese punto, dentro mío donde la cabeza de su pene rozaba para hacerme convulsionar,

_Edward…-

_Sí… te siento… mierda_ cerró los ojos acelerando sus movimientos, los bellos de mis brazos se erizaron, los de mi nuca… los dedos de mis pies de flexionaron, mis ojos rodaron hacia atrás y gemí gruesamente montándolo sin piedad… allí… allí…

_Ohhh!!_ escuché de algún lado, su voz o la mía… no importaba, porque en ese momento una vez más esa noche volví a romper en pedazos, mi alma y mi cuerpo se dividieron en dos… no podía respirar… mierda…

Temblaba sobre él sintiendo su gruñido grueso mientras se descargaba en mi interior, mi frente estaba apoyada en su pecho y cuando terminó de temblar debajo de mí, cerró sus brazos en mi cintura. Ambos jadeantes, mojados, exhaustos y jodidamente satisfechos.

Te amo Edward…

_Eres increíble…- susurró con un suspiro. Él estaba agotado…

_Mhhmm.._

Sentí la risa resonar en su pecho, sus dedos acariciaron el camino de mi columna vertebral y me hicieron estremecer. Él era tan delicado cuando me acariciaba sin el contexto sexual, solo… por acariciarme. Sería un increíble novio si algún día tenía una novia.

Me obligué a no pensar en eso.

_Te extrañé_ dije entonces, decidiendo erróneamente que esas palabras serían algo parecido a lo que pugnaba por salir de mis labios pero que no podía decir.

_Extrañaste mi cuerpo Bella… porque me tuviste todo este tiempo._ besó el tope de mi cabeza. Aun estábamos recuperándonos, mi cabeza apoyada en su pecho,  él aún dentro de mí, sus brazos cerrados en mi cintura, mis piernas a cada lado de su cadera. Era el cielo…

_Yo también extrañé tocarte preciosa_ dijo entonces levantando mi mentón con su dedo índice, sus ojos brillaban _demasiado…_

_¿Qué hiciste esta semana?_ si seguíamos así mi boca me iba a traicionar e iba a decirle en ese mismo instante todo lo que en mi corazón callaba. _¿Tuviste la reunión que dijiste que ibas a tener con esa mujer misteriosa?_

El jueves me había contado de una llamada que había recibido en su departamento, una mujer que quería contactarlo de manera puramente profesional, pero no había dicho el propósito de su llamada ni su nombre, solo que un tal Demetri había hecho los contactos. Edward estaba entusiasmado por esto, si Demetri estaba en el medio parecía ser algo bueno. Hizo una cita con la mujer y prometió contarme los resultados.

_Es Tanya Denali, dueña de una serie de galerías londinenses y con ganas de extender su negocio en los estados Unidos, me contactó porque le hablaron muy bien de mis pinturas y quiere promocionar una exhibición con mi nombre._

Alcé mi cabeza de su pecho… wauuu… eso sería un gran paso para él, aunque muchas veces había remarcado que pintar lo hacía por amor al arte no por promoción o dinero. Pero que intentaría probar mostrarlo si se presentaba la oportunidad.

_Eso es muy bueno ¿no?_ recosté mi mentón en su pecho, él rió y acarició mi mejilla antes de levantar su cabeza y plantar un beso en mi frente,

_Es muy bueno, pero estoy considerándolo… aún no hemos hablado de muchas cosas y antes de lazarme al vacio quiero estar seguro. Pero si, es muy buena oportunidad… Demetri era mi gestor y maestro en el instituto en Londres, puede decirse que… está queriendo darme el empujoncito_ rió negando con la cabeza, reí con él.

_Puedes contar conmigo, lo sabes ¿no?_ dije acariciando sus labios hermosos, él sonrió lánguidamente y suspiro sin dejar de acariciarme donde sus manos tocaran.

_Lo sé bebé, serás la primera que sepa si tomo una decisión, tienes mi palabra_

_Ok…_ sonreí besando sobre su corazón. Dios… lo amaba.

_Tengo sed… _ gemí retorciéndome sobre su cuerpo, _¿quieres un poco más de vino o prefieres un  refresco?_ me senté en su regazo sin moverme demasiado, no quería tentarlo a hacer algo o excitarlo sin antes retomar fuerzas, cómo si él las necesitara!

_Un refresco… no quiero amanecer con resaca mañana, quiero ver tu rostro por primera vez a mi lado sin estar entumecido por el alcohol o pastillas_ dijo recordando seguramente la vez que se cortó el brazo y amanecí junto a él. Reí suavemente y salí de la cama… tapándome con… nada.

_¿Hielo o sin hielo?_ grité caminando por el corredor.

_Con hielo, bebé, gracias!_

Sonreí, no sabía por qué, pero amaba que me llamara bebé, me hacía sentir especial de alguna manera. Aunque tal vez llamara así a todas, era algo más íntimo para mí que me llamara por mi nombre. Aunque no me gustaría que se le escapase el apodo delante de su padre.

De camino a la cocina miré el retrato que había llevado, era el mío… y era hermoso. Le había puesto algo de color, a pesar de que había dicho que era perfecto como estaba, se arrepintió y coloreó de un suave color turquesa aguamarina el vestido. La hermosa mujer que miraba hacia atrás, sobre su hombro, solo vestida con el vestido escotado en la espalda, me miraba desde el salón, aún sin colgar, porque no había decidido dónde ponerlo, tal vez la llevaría a mi oficina y lo pondría allí… no estaba segura, era algo más bien íntimo, tal vez solo lo pondría en la sala para evitar preguntas incomodas de Carlisle si lo podía en mi habitación.

Serví un par de Seven Ups en dos vasos largos y los puse en una bandeja, busqué algo de fruta en el refri y luego de cortar en cubos algunos aros de ananá en almíbar, volví con la bandeja a la habitación,

_Espero que te guste el ananá… no tenía bananas o naranja… ni manz…_ cuando entré a la habitación me quedé de piedra. Paralizada en mi lugar, aferrando mis manos a la bandeja con miedo a que se cayera… aunque no me importaba. Lo único que quería era ir corriendo al lado de Edward y arrebatarle la foto que sostenía en su mano derecha, la cual había sacado del gabinete de mi mesa de noche y que miraba con el ceño fruncido…

Dios mío…

_Bella…_ miró hacia arriba y pude ver la confusión en sus ojos, la confusión y algo más… tal vez ¿desconfianza? _¿qué hace esta imagen con mi padre al lado de esta mujer?... ¿quién es esta mujer?_ dijo entre dientes mirando la fotografía una vez más… sabía qué era lo que estaba viendo… _Bella!... quien mierda es esto? ¿Quién es ella?_

_Mi madre._ dije en voz baja…

Creo que era hora de dar algunas explicaciones.

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Y ahora qué?... adivinan? mas de una obtendrá su respuesta, pero... en el capi que viene. Besotes a todas las que leen!! nos vemos con la próxima actualización, "Donde está el amor"... gracias!