Una vida de Oportunidades, Capitulo 31: Vida nueva

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Vida nueva

_Tengo miedo_ susurró Bella la noche luego de la última audiencia en el juzgado, donde se había decidido establecer una nueva fecha para una nueva audiencia del juicio.

Odiaba a James Connor, no podía salir de nuestras vidas y no lo haría hasta el último día de este juicio, donde me aseguraría que fuera la última vez que oyéramos hablar de él. No tenía ningún derecho a inmiscuirse en la vida de mis princesas, era yo quien velaba por ellas y sería yo quien terminaría con el intento de cualquier acercamiento de ese hombre, porque sabía que el único interés que tenía nada tenía que ver con darle amor y cariño a mi Alizzé.

_No tienes por qué tenerlo amor_ susurré contra su cabello, ambos estábamos mirando por la ventana de nuestra habitación en la casa Cullen, Ali se sentía mejor contenida allí y Bella más acompañada, a demás que no las dejaba solas mientras yo salía por las mañanas a atender ciertos asuntos. La luna estaba iluminando las aguas del pequeño lago y hacía lucir perlada y nacarada la piel de mi novia.

Sí… mi novia, mi prometida y mi futura esposa. No podía ser más feliz por ello.

_Confío en ti, confío en Aro… ese hombre  a veces me da miedo_ rió nerviosa _y confío en la justicia de mi país. Pero no confío en James… él…_

_Él puede decir lo que quiera_ le corté _puede defenderse con cualquier locura que se le ocurra e incluso puede contratar al abogado más poderoso de la zona oeste, pero ningún juez será capaz de perdonar sus delitos amor, es tan obvio lo que él hizo que me sorprende que lo niegue. No hace más que hacernos perder el tiempo._

_Es verdad_ sonrió ella. _Pero ¿sabes qué?... decidí que eso no frene lo que deseamos tanto_ ella volteó en mis brazos para mirarme de frente _nos casaremos dentro de poco y Ali será tu hija por todas las de la ley y eso no se retrasará por nada del mundo_

_Exactamente_ sonreí acunando sus mejillas con ambas manos. _nada retrasará el hecho más importante en mi vida, nada arruinará nuestra felicidad amor, no dejes que él lo haga_

Ella negó con  la cabeza y luego se alzó de puntillas para besar mis labios. Sus brazos se cerraron alrededor de mi cuello y los míos alrededor de su cintura. Me atreví a profundizar el beso, consciente de la presencia de nuestra princesa en la cama matrimonial detrás de nosotros, durmiendo abrazada a su oso de peluche blanco.

Mi lengua ansiosa recorrió el interior de su boca, gimiendo quedadamente por el dulzor que escondía su boca, miel para mis labios. Respiré jadeante a través de la nariz y en un impulso desprevenido, apreté su cadera contra mi masculinidad excitada… la extrañaba. Dios… cómo la extrañaba.

Los días de tensión habían pasado, pero el miedo de Alizeé persistía, haciéndonos tener paciencia con nuestra nueva relación física, ya que nuestra pequeña ocupaba el lugar de en medio en la cama… algo que me satisfacía, ya que tampoco podía sentirla lejos. Pero necesitaba amar a Bella, necesitaba demostrarle en todos los sentidos mi presencia, necesitaba que descargara de alguna manera su tensión ante las nuevas preocupaciones que debíamos afrontar, quería hacerle olvidar al menos por unas horas que la vida nos sonreía totalmente y que solo una mancha la opacaba, una mancha de la que nos desharíamos muy pronto.

_Quiero que me hagas el amor_ susurró ella de acuerdo con mis pensamientos.

_Ali_ susurré desviando mi mirada a la niña que dormía profundamente a unos metros de nosotros.

_Vamos a tu antigua habitación_ susurró jadeante.

Sonreí al recordarlo, mi antigua habitación estaba a solo un par de puertas de la habitación de invitados que usábamos ahora. Oiríamos fácilmente a nuestra niña si se despertara y no tenía ni a mi hermano, ni a mis padres cerca. Alice esta noche había decidido ir a su departamento… aunque pasara la mayoría del tiempo en casa Cullen.

Tomé a Bella de la mano y caminé casi de puntillas hasta mi princesa para dejar un suave beso en su frente,

_Ya venimos amor, te amo…_ susurré dejándole lugar a mi Bella para que dejara su beso. Tomé el antiguo monitor de Ali de cuando era bebé, que aún estaba guardado en uno de los cajones de la mesa de noche y lo llevé conmigo para vigilarla.

Nos encaminamos por el corredor oscuro como si fuéramos un par de adolescentes traviesos que tratábamos de escondernos de nuestros padres. Bella ahogó sus risas en mi hombro y yo ahogué las mías en el hueco de su cuello…

_Siento que haré una travesura_ dijo ella mientras nos metíamos dentro de mi antigua habitación.

_No haremos nada del otro mundo mi amor… ¿recuerdas cuando te quedabas a dormir aquí en nuestra adolescencia? Nos acurrucábamos juntos… solo que a dormir._ susurré cerrando la puerta detrás de mí. Tomé a Bella de la cintura deteniendo su corrida hacia la cama y cerré mis brazos en su cintura por detrás, hundiendo mi nariz en su cabello.

_Esta vez la diferencia es que nos amamos… aunque yo siempre lo hice._

_Edward…_ murmuró mi amor antes de acunar mi rostro entre sus manos y besarme con premura, jadeó cuando la alcé unos centímetros del suelo llevándola a paso lento a nuestra cama. _Yo también te amaba… solo que no lo sabía_

Me separé de ella cuando llegamos al borde de la cama y miré a sus ojos color chocolate casi con devoción, no… casi no, por completo con devoción. Ella era mi reina, era mi diosa… y yo estaba destinado a adorarla. Acaricié una de sus mejillas con el dorso de mi mano y me maravillé de lo tierna que era su piel, nunca dejaría de hacerlo… ella provocaba tantas cosas en mí, que a veces no podía creérmelo.

_Te amo Bella Swan_ dije con devoción. Sonreí dejando el monitor de bebé sobre la mesa de noche y llevé mis manos hasta la orilla de su camiseta _y ahora te voy a amar para demostrarte cuanto_

_Oh Edward_ masculló ella antes de lanzarse a mis labios. Sus manos no tardaron en encontrar los botones de mi camisa y deshacerlos casi con desesperación. Uno que otro botón cayó al suelo por su urgencia…

Mis manos no tardaron en despojar su suave piel de la tela de la camiseta y de los pantalones de chándal que se había puesto luego de su ducha nocturna. Solo quedó vestida con un juego de sujetador y bragas de color negro.

En seguida mi cuerpo solo vistió mis bóxers negros haciendo evidente mi excitación remarcándose en la tela, algo que hizo que Bella mordiera con afán su labio inferior y sus ojos se dilataran por el deseo. Esta noche no solo estábamos desnudando nuestros cuerpos, esta noche nos estábamos despojando de las presiones y los temores, de las preocupaciones y los últimos sucesos que tanto nos lastimaron a nosotros y a nuestro pequeño bebé.

Esta noche solo quería hacerla feliz.

_Amo tu piel con la luz de la luna amor_ dije acariciando con mi dedo índice la piel desde su mentón hasta el canalillo entre sus pechos. Su respiración se agitó mientras ella cerraba sus ojos y pude ver con fascinación cómo sus pezones se endurecían por debajo de su sujetador de encaje, a causa de mis caricias. _amo cómo tu cuerpo reacciona a mí_

Ella sonrió dejando caer su cabeza hacia atrás, dejándome en claro que se entregaba a mí para explorar así las reacciones de su cuerpo… no podía esperar. Deseaba sentirla debajo de mí susurrando palabras de amor, deseaba ver el sonrojo de su piel cuando su cuerpo entra en erupción, deseaba ver la mueca de placer que su rostro vestía al momento del orgasmo.

Deseaba verla romperse en pedazos debajo de mí.

_Edward… por favor_ dijo enganchando sus dedos en el elástico de mis bóxers y bajándolos por mis piernas hasta formar un charco de ropa en mis pies, _ámame… quiero volver a sentirme tuya de todas las formas posibles._

_Lo eres amor… eres mía de todas las maneras_

No dije más nada. La tomé de su cintura y la besé como si nunca la hubiese besado, con desesperación, pasión y premura. Dios… amaba a esta mujer e iba a hacerla mi esposa… podía gritarlo a los cuatro vientos y jamás cansarme de ello.

Como si en cualquier momento algo pasaría para interrumpirnos, nos subimos sobre la cama entre besos y toqueteos y me extendí sobre ella, que gentilmente abrió sus piernas para acunarme entre ellas. Gemí al sentir su centro húmedo y cálido sobre mi bajo vientre, ella gimió al sentir mi erección latiendo contra su muslo. Dios… cuánto la necesitaba. Me sentía sediento de ella como en medio de un desierto.

Con paciencia y conteniendo mi lado impetuoso, fui bajando por su cuerpo dejando besos húmedos por su piel, su cuello, su clavícula, su canalillo en el que su aroma a fresas se olía más intensamente, sus pechos… ella me los ofreció arqueando su cuerpo y yo los tomé sin vacilación. Engullí sus duros pezones en mi boca y jugué con ellos, los besé y los mordí sutilmente, los lamí y chupé sin miramientos.

_Ah! Edward… oh por dios…_

Sonreí internamente al oírla hablar así, yo producía todo eso en ella… yo y solo yo. Yo estaba borrando de su cuerpo todo maltrato, toda desatención, toda frustración… yo la estaba amando y lo haría siempre.

Sus manos se aferraron al cabello de mi nuca cuando proseguí con mi lengua por su vientre, lamiendo la cuna de mi hija y la de mis futuros hijos con ella, adorando y suplicando que pronto acunara la vida nuevamente. No podía esperar…

_Oh dios… Edward!_ gimió entre jadeos cuando mi lengua tocó el centro de su placer, mientras mis manos sostenían una pierna a cada lado de mi cabeza. Abriéndola para mí…

Encerré su clítoris entre mis labios y lo acaricié con la punta de mi lengua, fascinado por su sabor y su manera de gemir… podía sentir sus dedos retorciendo mi cabello y me gustaba, ella estaba más que excitada, ella estaba a punto de explotar. Y yo también… mi erección pedía atención urgente, pero primero le daría toda mi atención a la mujer de mi vida.

Con mis dedos separé sus pliegues adentrando mi lengua hasta su entrada, envistiéndola de una sola vez. Gimiendo a la vez que ella y degustando su sabor salado y dulce mientras la penetraba repetidamente.

_Edward, Edward, Edward… Ah!- tiró de mi cabello obligándome a separarme de ella, alcé mi mirada y sus ojos oscuros brillaron en la oscuridad, haciéndome saber el grado extremos de su excitación _te deseo… ahora dentro de mí_ susurró con voz gruesa.

No quería hacerle rogar, nunca rogaría por mí… yo estaba con ella a su disposición siempre.

_Me tienes amor_ dije entre jadeos mientras posicionaba la punta de mi erección justo en su entrada _para siempre_ dije empujándome dentro de ella.

Mi hogar…

Mi jodido hogar, después de haber estado alejado tantos años de ella.

Mi todo.

La noche se vistió de amor, lujuria y placer. Sus gritos se ahogaron en mi hombro, en el hueco de mi cuello y tuve la suerte de recibir varias mordidas cuando la intensidad la abrumó. Gruñí sobre su boca mientras envestía su cuerpo una y otra vez, sin tregua, sin pausa, queriéndome hundir en ella y ser uno, era imposible saber dónde terminaba su cuerpo y comenzaba el mío… estábamos unidos en cuerpo y alma.

Susurré palabras de amor en su oído mientras nuestras caderas se encontraban, maldije y se me escaparon palabras sucias cuando pisé el borde junto con ella, ahogamos nuestros gemidos cuando caímos al abismo al mismo tiempo. Y me desplomé sobre ella tratando de encontrar mis sentidos y mi respiración… todo era jodidamente bueno… tanto, que nuevamente no me lo creía.

_Se mi esposa pronto Bella…_ jadeé sobre su piel traspirada _cielos... quiero llamarte Cullen a ti... y a mi niña... pronto, no quiero… perder tiempo_

El silencio inundó la habitación, solo parcialmente… porque podía oír bajo mi oído, el corazón de Bella galopando intensamente.

_Una semana…_ jadeó _una semana… inmediatamente luego de la sentencia… una semana_ sus uñas rastrillaron mi cabello de la nuca.

_Si_ sonreí _te amo futura Señora Cullen_ besé el centro de su pecho, donde su corazón me cantaba.

*O*

_Ali, vamos bebé… dady Carlisle está esperándonos abajo…_ imploré por enésima vez con el sueter de lana en color rosa palo en mis manos, preparado para colarse en la cabeza de mi hija al primer descuido.

Mi niña se había despertado con todas las pilas puestas, a veces estaba casi segura que esas pilas se cargaban tanto con el sol como con la luna, no había manera en que esta niña quedara agotada. Simplemente le gustaba despertar y comenzar a saltar como si sus pies tuvieran resortes, parecía más hija de Alice que mía… yo seguía bostezando, la noche con Edward había sido intensa y habíamos vuelto a la habitación de invitados a acostarnos con Alizzé cuando el sol había comenzado a repuntar en el cielo cerca de las cinco de la madrugada. Solo tres horas más Alizzé comenzó a saltar sobre la cama para despertarnos.

_Mita!... mira! ¿ves?..._ señaló con su dedo índice la televisión plasma que tenía enfrente, estaban pasando uno de esos programas del Nat Gio. _el señor dice que los gallos anuncian la salida del sol y hacen kikirikiiii… dady Carlisle no tiene un gallo… ¿podemos comprar uno? Así mi príncipe y tú no se quedan dormidos…_

_Oh no bebé… ya te tenemos a ti como despertador personal, no necesitamos un gallo_  dije ahogando un bostezo. _Vemos que Edward está abajo preparando tu leche con cereal… ¿quieres hacer esperar a tu príncipe?_

_Oh no…_ dijo ella con urgencia, finalmente detuvo sus saltos sobre la cama y vino a mí excediendo a ponerse su sueter de lana.

Bajamos las escaleras tomadas de la mano y sonreí al escuchar el trajín en la amplia cocina de los Cullen, las voces amortiguadas llegaban a mí y el vozarrón de Emmett terminó por despertarme.

_Hey enana!... ¿estás lista para ir? Tío oso te acompañará_ canturreó Emmett, fruncí el ceño al no ver en la cocina a Edward, se suponía que íbamos a ir juntos a la primera consulta con la psicóloga en la clínica.

_¿Y mi… papi?_ mi hija se encargó de preguntar por él antes de que yo emitiera alguna palabra, lo que me hizo sonreír, porque no esperaba la reacción de ninguno de los que estaba allí al referirse a Edward como su “papi”.

Esme quedó mirándola con la mano alzada sosteniendo su taza de café, sus ojos brillaban y una suave sonrisa se extendía por su cara. Carlisle parecía orgulloso y Emmett anonadado… casi babeando mirando a mi hija, Rose solo sonreía asintiendo, Alice, que ya estaba allí con la familia, puso una mano sobre su boca y Jasper sostenía el hombro de su esposa, deteniéndola de comenzar a dar sus clásicos saltitos, con una sonrisa bailando en la comisura de sus labios.

Decidieron actuar con naturalidad.

_Edward se adelantó porque tenía que hacer un par de cosas Ali_ explicó Carlisle _se reunirá con nosotros en la clínica._ asentí discretamente pensando en qué sería eso que Edward tenía que atender primero.

_Ven cariño_ llamó Esme a mi bebé _tu… papi dejó preparado tu cereal con leche y yo hice unas tortitas ¿quieres?_

_Si!!_ gritó mi niña corriendo hacia ella.

Me senté junto a Alice en la mesa y recibí gustosa el café que Esme puso delante de mí, engullí en seguida una tostada con mermelada y me serví un vaso de jugo de naranja exprimido.

_¿Papi?..._ preguntó mi amiga discretamente a mi lado mientras Ali les contaba a su dady y a su nana los beneficios de tener un gallo como mascota, reí de las caras que ponía Esme y de Carlisle riendo de sus  inocentes locuras.

Asentí _No ve la hora de llevar el apellido Cullen, creo que está feliz por eso y realmente es un alivio que su mente encuentre defensas para bloquear el disgusto de hace una semana. Ojalá que pronto olvide totalmente todo lo que sucedió_

_Lo hará_ dijo Jasper seguro de lo que decía _los niños reprimen lo malo más fácilmente que un adulto, son especiales y su mente es fresca como un lienzo sin pintar… solo debe preocuparse en formarle nuevos y más gratos recuerdos_

_Ella es fuerte Bella, es la niña más fuerte que conocí en mi vida, verás cómo pronto lo olvida_ Alice sonrió de oreja a oreja mirando su sobrina.

_¿Saben dónde fue Edward?_ pregunté casi ansiosa.

Alice alzó los hombros negando con la cabeza _No lo sé… ha estado evadiendo la misma pregunta desde que Carlisle le preguntó la otra mañana cuando salió temprano mientras ustedes dormían, pensé que lo sabías_

_No me ha dicho nada…_ dije tomando mi jugo. Decidí dejarlo así, seguramente estaba ocupado llevando su curriculum a posibles puestos de trabajo o tal vez hablando con los abogados de la causa, aunque si hubiese sido eso, esperaba que me lo dijera. Era también mi preocupación y no quería que me ocultaran nada, era una mujer grande y madura, demasiado recibí en mi vida como para lidiar con esto, no quería que me tratara con pinzas y Edward precisamente tendía a hacer eso. Debía aclararle eso.

No me preocupé en nada de eso, quería tomar el teléfono y llamarlo pero tampoco quería ser esas clásicas novias acaparadoras y preguntonas, esperaría que él mismo me lo dijera.

Cuando terminamos de desayunar, abrigué a Ali y junto con Emmett y Carlisle nos montamos en el Mercedes para dirigirnos a la clínica, una psicóloga infantil nos esperaba allí, muy bien recomendada por colegas de Carlisle. Esperaba que Alizzé aceptara entablar una comunicación con esta mujer y que ella pudiera ayudar a mi niña a sacar el miedo de su mente, no quería que mi hija le temiera a alguien que ya no podría hacerle daño ni a ella ni a mí ni a su papi. Quería alejar de una vez por todas este momento de mi vida pero lamentablemente tenía que esperar hasta el juicio para hacerlo del todo.

La clínica no estaba muy alejada de la casa Cullen por lo que llegamos en seguida, Carlisle nos guió a través de ella hasta llegar a las puertas de una consulta donde una recepcionista amable nos dijo que nos sentáramos para esperar un momento a que la doctora se desocupara, nos ofreció jugo que Ali aceptó junto con Emmett y galletas con chispas de chocolate. Mi hija se entretenía con las locuras de su tío oso, Carlisle ojeaba una revista médica que había en un revistero y yo miraba con nerviosismo el corredor esperando ver a mi prometido.

Consideraba importante que Ali, en su primera consulta, contara con la presencia de ambos, ella iba a quererlo así. Su príncipe… su papi, se había convertido en un eslabón importante para ella, un pilar irrompible e irremplazable y la lastimaría mucho no poder contar con él para este momento.

Dios Edward… ¿dónde estás?

_¿Y mi papi?_ preguntó por segunda vez mi hija, sus ojos brillaban expectantes y ya su tío Emmett no podía distraerla con sus locuras, Emmett me miró y alzó los hombros haciéndome entender que tampoco sabía dónde Edward se había metido.

_No sé bebé, seguramente  está por llegar_ dije arrepintiéndome al instante. ¿Y si no llegaba?... no quería que mi hija se desilusionara.

_¿Se fue a conseguirme mi cachorro?_ preguntó ella luego de unos minutos.

Sonreí o hice el intento guardando mi celular en mi bolso, el que había sacado por enésima vez para consultar la hora y checar si tenía mensajes de él.

_Tal vez… no sé_

Diablos, odiaba no tener respuestas certeras para mi hija.

Entonces la puerta de la consulta se abrió y una mujer salió de la mano de una niña que lamía entusiasmada una paleta, detrás de ellas, una mujer alta y morena, como de unos cuarenta años se paró debajo del marco de la puerta y nos miró con una sonrisa amable.

_¿Alizzé Swan?_

_Presente!_ dijo mi niña automáticamente alzando su manita. Emmett, Carlisle y la doctora rieron suavemente.

_Oh, qué bien!_ respondió la mujer caminando hasta nosotros, ella en seguida se acuclilló frente a Ali que la miraba con cautela. _Hola Alizzé… soy Charlotte, ¿cómo estás?_

Ali sonrió tímidamente, su aversión a los médicos y hospitales lo había heredado de mí, ella solo estaba acostumbrada a que un médico la revisara y ese era su dady Carlisle, esto era nuevo para ella.

_Bien_ dijo secamente.

_¿Sabes?_ continuó Charlotte _allí dentro tengo muchas cosas para que juegues y te diviertas ¿quieres venir conmigo? Mami nos puede acompañar._

Ali me miró esperando mi respuesta, yo le sonreí asintiendo suavemente, ella miró a la doctora y asintió tímidamente también. Tomé su mano parándome para acompañarla, lamentablemente sola.

Una punzada se hizo presente en mi pecho al resignarme estar solas yo y mi hija, me había acostumbrado a Edward, me estaba poniendo muy dependiente de él… y extrañaba horrores su presencia a mi lado.

_Esperen!_

Me detuve en seco al oír su voz cuando estábamos a punto de entrar a la consulta, él venía corriendo por el corredor, sin chaqueta, con su camisa abierta en los primeros botones y sus mangas arremangadas hasta los codos, dejando ver sus fuertes antebrazos. Parecía que había tenido una mañana ajetreada.

_Papi!_ gritó mi hija soltando mi mano. Edward sonrió ampliamente llegando hasta ella, se arrodilló en el suelo para recibirla con los brazos abiertos… por dios, me dieron ganas de llorar mientras el alivio inundaba mi sistema.

_Mi amor_ murmuró él, ahogando su voz jadeante en el cabello de mi niña… nuestra niña _princesita… casi no llego corazón, pero aquí estoy, contigo mi amor_ su mirada verde se trabó en la mía, el mensaje era para mí también, sonreí con mi corazón a mil.

Luego del encuentro, con el que no quedaron dudas a la doctora de quiénes eran los padres de Alizzé, entramos a la consulta y nos acomodamos en los asientos. Edward en seguida buscó mi mano apretándola con fuerza y con Ali en su regazo sentada más desinhibida. Ella parecía encontrar coraje mientras Edward estuviera a su lado.

Me sorprendí gratamente, la consulta era todo lo contrario a lo que me imaginaba a la consulta de un psicólogo. No había diván, en su lugar había un juego de mesa y sillas infantiles con hojas y crayones de todos los colores encima. No había sillas, nosotros nos sentamos en unos cómodos sofás con la doctora sentada en un sofá individual frente nuestro. Habían juguetes por toda la estancia y una suave música infantil sonaba por unos parlantes estratégicamente escondidos, también habían osos de peluches y juegos didácticos en unas estanterías, una taza de porcelana estampada con mariposas que contenía paletas y pirulines y sobre la mesa baja frente a los sofás, un plato de galletas de cereal con tazas cómicas con café para los grandes.

La doctora Charlotte convenció rápidamente a Ali a ir a jugar con lo que quisiera que había allí, Ali desde que había entrado, tenía su mirada fija en el rincón donde se desplegaban una gran cantidad de libros de cuento, por lo que no fue muy difícil de convencerla a que fuera a jugar allí.

Entonces comenzó el despliegue de preguntas mientras Edward y yo teníamos nuestras manos juntas en un frente unido. Relatamos todo lo que había sucedido, con los detalles escabrosos y todo mientras la doctora nos escuchaba atentamente. Le contamos de nuestra relación y de cómo Ali lo llevaba también… ella parecía admirada por cómo ella había adoptado a Edward como su papá, antes de que él la adopte a ella. Describí a mi hija detalladamente y su relación con los demás. Entonces la doctora llamó a Ali, que volvió a sentarse en el regazo de Edward, que besó el tope de su cabeza cuando esta lo hizo.

Con sus palabras y con cierta dificultada, mi niña relató lo que había sucedido desde su punto de vista, por supuesto tuve que pararme de allí y caminar hasta la zona de los libros, mis ojos no paraban de derramar lágrimas mientras escuchaba la vocecita de mi pequeña, mi corazón se rompía en mil pedazos al oír lo que tuvo que pasar. Edward no parecía estar pasándola mejor, tenía su mandíbula apretada y un puño apretado en su costado, las fosas de su nariz se dilataban mientras su pecho subía y bajaba respirando contenidamente.

Milagrosamente mi niña no lloró. Todo lo que decía lo hacía mientras peinaba el cabello largo de una muñeca que había encontrado entre los juguetes de la sala, parecía estar contando el suceso que había pasado en alguna película o algo parecido…

_...Mi mami lloraba, pero yo sabía que íbamos a estar bien, mi príncipe me dijo una vez que él no dejaría que nada nos sucediera… el nos protegería y lo hizo. Él es un héroe… como los que mi tío Emmett dice, como linterna verde, solo que no brilla, como batman… pero sin su batimovil. Entonces llegaron los policías… que son otros héroes con otras clases de poderes y se llevaron al señor malo, no quiero verlo más, no quiero que mi mami llore de nuevo_

_Wau… estas rodeada de super héroes_ dijo la doctora maravillada _¿entonces por qué tienes miedo? ¿le temes a algo en especial?_

Ali alzó sus hombros mientras continuaba peinando la muñeca _Porque ese señor malo dijo que iba a ser mi papi, pero yo no lo quiero… él es mi papi_ dijo señalando a Edward _no quiero que me lleve de su lado_

Esta vez la voz de mi niña se rompió y un sollozo salió de sus labios mientras escondía su rostro en el pecho de su príncipe.

_Oh cielos…_ susurró Edward con rabia y su voz rota. Odiaba tanto o más que yo, que ese desgraciado le haya hecho tanto daño a nuestra bebé.

_Bien… Ali, ¿te gustaría venir una vez más aquí para que charlemos otro día?... ¿te gustaría una paleta? ¿qué sabor te gusta?_ la doctora tomó la taza de mariposas y la acercó a mi niña, que reticente señaló una paleta de fresa.

_Wauu, esta es particularmente deliciosa, es mi sabor favorito_ dijo Charlote sacándola y entregándosela.

_El mío también_ susurró mi bebé.

_Así que ¿qué dices? ¿me visitarás alguna otra vez?_

Alí dudó por un segundo mirando su paleta entre sus manos, pero luego miró el rincón de libros y sin pensarlo dos veces asintió a la doctora. Ésta sonrió acercándose a besar el moflete de mi niña bañado en lágrimas y le sonrió con simpatía.

Edward se la llevó afuera dejándome un momento con la doctora, que había cambiado a su modo profesional con una sonrisa triste en sus labios al verme con mis propias lágrimas en mis mejillas.

_A pasado por algo muy traumático_ murmuró ofreciéndome un pañuelo descartable de esos que vienen en cajita _¿pero sabe qué Bella? Los niños tienen gran capacidad de sanar… y creo que con ayuda nuestra, suya y especialmente de su papá, ella sanará._ asentí secando mis lágrimas _ella no tiene miedo a la situación en la que se encontró, no precisamente… ella teme que esa presencia paterna con la que se siente tan feliz y a gusto, sea reemplazada por esa que no la hace feliz para nada y que la hizo sufrir… vamos a trabajar en ello. Es una niña muy fuerte_

Asentí con una sonrisa, ella tenía razón, mi bebé era más fuerte que yo.

Salí de la consulta luego de que la doctora me diera una nueva cita y algunas recomendaciones, iba a ser difícil pero íbamos a salir adelante.

Fuimos a almorzar a Delilos, Edward no había querido ir a la casa Cullen donde Esme nos esperaba con un rico almuerzo, sin embargo disfruté viendo cómo mi niña engullía una hamburguesa doble con queso y una ración de papas fritas, sin contar el vaso enorme de coca cola.

Carlisle y Emmett decidieron dejarnos en ese restaurant para seguir su camino alegando el primero, que debía ir al hospital para revisar algunos pacientes y el segundo, que tenía que pasar a buscar a Rose y Alice a un restaurant cerca de allí, en el que habían quedado con otro par de amigas.

Por lo que quedamos solo mi niña, Edward y yo.

_Tenemos que ir a un lugar, vamos!_ dijo se pronto Edward cuando Ali probó la ultima cucharada de su postre. Miré a mi novio con el ceño fruncido y sonreí al verlo tan excitado por algo, él parecía eufórico y lo había notado durante todo el almuerzo, su pierna rebotaba contra el suelo y rastrillaba más de la cuenta, su cabello con las manos.

_Ali parecía igual de entusiasmada, por lo que él le puso su abrigo y la alzó hasta que Ali se subió en sus hombros. Caminamos hasta el Volvo y allí acomodó a Ali en el asiento infantil mientras que yo subí al asiento del acompañante. Wauu… que sería ese lugar al que de repente deseaba ir con urgencia?

El paseo en coche fue tranquilo, Ali y Edward charlaban de sus cosas, como haber pasado el nivel cinco del juego de Harry Potter o los regalos que habíamos traído de Río para ella, que literalmente los había amado. Nunca el tema de James Connor apareció en la conversación, ella parecía una niña normal con preocupaciones de niñas de su edad, pero sabía que esa espina de James aún estaba en su interior, molestando e inquietándola.

Me sorprendí al ver que nos dirigíamos a las zonas residenciales de Seattle, a unos kilómetros de la casa Cullen, pero no llegamos hasta allí, en mitad de camino, Edward desaceleró el auto y se desvió por un camino entre los árboles que armaban con sus copas, un lindo arco de entrada.  

Estaba tentada a preguntar a dónde nos llevaba, pero algo me hizo confiar en él, tal vez su sonrisa exultante en su rostro.

_Ooh… que bonito!_ gritó mi niña mientras señalaba lo que parecía ser un hermoso lago pequeño en los que habían distintas aves pululando, pude ver patos y algunos cisnes. Era hermoso…  _quiero tocarlos papi!... detén el auto, quiero verlos!_

_Espera unos minutos princesa_ dijo Edward pacientemente.

_¿Edward?_ pregunté mirándolo con el ceño fruncido, algo me olía sospechoso. Él solo me sonrió mientras atravesábamos todo ese corredor de hermosos cipreses, hasta que entre los árboles se dejó ver una hermosa casa que acaparó mi atención.

Oh por dios… era bellísima!

Edward rodeó con el auto unos arbustos bajos de flores y masetas enormes con lo que parecían ser árboles tropicales, hasta que detuvo el Volvo frente a la entrada escalonada de la casa.

Era grande, a simple vista contaba con dos pisos y varias ventanas. El diseño era moderno y se podía ver que la luz inundaba las paredes internas de dicha casa, era blanca en su totalidad y solo los marcos de la ventana eran de un marrón casi negro. Era hermosa.

Bajé del auto en cuanto Edward abrió la puerta para mí, algo de lo que no me había percatado.

Una vez afuera dejé mi mirada vagar por los laterales de la casa, había una gran variedad de árboles frutales en el lado de la casa… los árboles dejaban entrever un prado hermoso de pastos verdes y flores un poco más allá. Oh cielos… podía jurar que había visto un potrillito con su madre pastando un poco a lo lejos.

¿Qué era esto?

Me volteé a Edward que esperaba expectante a mi lado,

_¿Quién vive aquí?... esto es… precioso_ dije volviendo mi mirada a la entrada de la casa, casi esperando que alguien saliera de allí para venir a recibirnos.

_ Ali!_ llamó él a nuestra pequeña que estaba jugando con pequeñas manzanas verdes que habían caído del árbol cercano. Ella dejó todo y corrió hasta nosotros. _Bien… mis princesas_  

¿Edward estaba nervioso?

Abrí la boca para decir algo pero nada salió de mis labios, Edward me miró con cautela y felicidad chispeante en sus hermosos ojos verdes.

_Sé que debía haberte consultado esto, pero realmente deseaba que fuera una sorpresa, un obsequio para ti y mi princesa._ tomó nuestras manos y las llevó a sus labios para besarlas con devoción _no pude aguantarme mi amor_ dijo mirándome a los ojos. Luego soltó nuestras manos y sacó lo que parecía ser un llavero de su bolsillo con dos llaves colgando de él. Se inclinó en una rodilla  frente a Ali que no entendía nada y alzó su dedo con el llavero colgando en él. _Princesa Alizzé… ¿desea hacernos el inmenso honor de abrir las puertas de su castillo?_ dijo señalando con la mano libre las puertas de la casa.

Oh. Por. Dios.

_¿Mita?_ preguntó mi Ali mirándome con el ceño fruncido.

Yo… simplemente quedé muda, con la boca abierta de par en par, pero muda. Edward rió entre dientes y tomó la mano de Ali y con su otra mano tomó la mía.

_¿Castillo?_ preguntó Ali mirando la llave en sus manos, miró nuevamente la casa delante nuestro y pareció haberlo comprendido todo, _¡Principe!... un  castillo! Viviremos en nuestro castillo!_

_Oh dios…_ repetí esta vez en voz alta.

Edward me miró con una sonrisa suave, esperando mi descarga, las palabras que estaba seguro que yo diría porque, diablos!... él me conocía. ¿Cómo pudo hacer esto sin consultarme? Es decir… sabía que era una sorpresa, pero ¡¿Una casa?!

Estaba comenzando a hiperventilar cuando las manos de Edward tomaron las de Ali ayudándola a abrir la casa del “castillo”. Entonces al abrirse… una pequeña cosita peluda del tamaño de una pelota de futbol y aún más pequeña! Salió de la casa lo más campante moviendo su cola cuando nos vió.

_Un cachorrito!_ gritó Ali mientras el perrito olisqueaba los zapatos de mi niña y trataba de mover su cola peluda. Oh cielos… parecía una pequeña ovejita…

_Es un caniche toy, ¿te gusta?_ preguntó él acariciando a la pequeña bola de pelos que tenía Ali ya entre sus brazos, esta lo miró como si estuviera volviéndose loco.

_¿Qué si me gusta?... es tan bonito!_ ella volteó y lo alzó para que yo lo viera _Mita! ¿puedo quedármelo?_

_Es… un obsequio hija, claro que si…_ dije sonriéndole.

Entonces ali salió corriendo al interior de la casa con el cachorro en sus manos buscando seguramente algún lugar para jugar con él. Era bonito… pero íbamos a tener que adaptarnos a un nuevo integrante en la familia, y a eso me refería, limpiar sus orines, sus popos…

Mierda…

_¿Y bien?_ la voz de Edward me sacó de mi entumecimiento momentáneo, cuando lo miré sus ojos brillaban con expectación y cautela… mi Edward, ¿tan mala era yo?

Respiré profundo y asentí tragando mis palabras de Bella mala y sonriéndole suavemente,

_¿Me das un tour? Y luego te digo…-

Y así Edward nos dio un tour por toda la casa. Era hermosa y me había dejado sin palabras, tenía cinco habitaciones y tres baños, dos en la planta alta y uno en la baja, una amplia cocina por donde la luz entraba a raudales y donde me imaginaba cocinando ricas comidas para compartir con la familia, tenía una sala enorme, una sala de juegos entretenimientos, un comedor digno de una familia numerosa y un jardín que me hizo suspirar, dios… la piscina era amplia y hermosa y Ali al verla pidió ir a clases de natación para poder estrenarla pronto.

Era una casa de ensueño, no era exuberante como la de los Cullen, era hecha a mi medida y a la de Edward, porque sabía que él tampoco era así de complicado. Tenía lo que deseábamos y necesitábamos y mucho más, hasta un pequeño establo para caballos. Dios… Ali alucinaba.

_Es… increíblemente preciosa_ mis palabras se quedaban cortas, no podía encontrar mejores calificativos.  Entonces Edward sonrió deshaciéndose de la tensión de su cuerpo.

_Eso es lo que estaba haciendo a la mañana, firmando los últimos papeles para que finalmente fuera nuestra_ dijo mientras veíamos a Ali corretera por el patio con su perrito.

_¿él vino con la casa?_ dije sonriendo señalando al pequeño.

_Eso es cosa de Alice y Rose, luego te las tendrás que ver con ellas_

Reímos juntos mientras nos abrazábamos, algo que fue interrumpido por el timbre de su celular.

_Aro_ murmuró serio al atender la llamada. Cerró los ojos luego de unos minutos de escuchar, asintió y se mordió el labio rastrillándose el cabello con una mano _está bien… le diré, gracias por avisarnos_

Al cortar la llamada el tardó en alzar su mirada, pero cuando lo hizo, sabía que había llegado el momento…

_La audiencia es en una semana, se nos notificará la fecha precisa y la hora, pero ya la establecieron, hay que reunirnos con los abogados_

Asentí tratando de que el maravilloso día que habíamos tenido no se callera abajo.

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Hayyy si! Casa nueva, vida nueva! ¿Les gustó? Me encantó hacer este capi, tenía una foto de la bola de pelos por ahi para mostrársela pero la perdí :s... un besote a todas y sin más que decir que le dejo la parte legal a la profesional, Ada... todo tuyo, no me atrevía jajaja... las amo.!


Aqui esta la bola de pelos!