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Gracias por tu visita, los fics que se publican aquí son salidos de mi imaginación, con los personajes prestados de la gran Meyer… te agradecería que me avisaras si ves algún fic mío publicado por la web, eso se llama plagio y hay que combatirlo. Gracias!

Te toma muchos minutos leer un capitulo? Entonces puedes tomarte un minuto para comentar, no pido nada más. Escribe que algo dejas y lee que algo llevas.


One Shoot N° 4: El poder de mis deseos


Autora: TERESA GONZALEZ MARTINEZ

EL PODER DE MIS DESEOS…

Nunca pensé que la vida perfecta, rodeada de lujos, fama y prestigio tuviera su parte amarga, mi padre Charlie Swan era jefe de criminología en Seattle, pasaba la mayor parte del tiempo en sus investigaciones antes que en nuestra casa en las afueras de la ciudad. Lo que me dejaba sola rodeada de guardias de seguridad, vigilantes y servicio las 24horas, una vida dorada que con el tiempo se convirtió en una jaula para mí.

Mi padre, a su manera, siempre cuidó de mí desde el minuto uno en que nací, me protegía del mundo exterior en una burbuja privada y limitada, pero… separado de mí. Soy consciente de que es por lo mucho que le recuerdo a mi difunta madre, Reneé Swan. Ella murió trayéndome a mí a la vida y en cierto modo mi padre no podia soportar mi presencia durante más de unos minutos al dia, debido al inmenso dolor que los recuerdos le traían.

Y yo lo comprendía, nuestra relación distante y fría era una costumbre mutua, entendía su frustración y rencor, era mi padre y se vio solo cuidando de una recien nacida, sin el amor de su vida. Pero cierta parte de mi odiaba su egoísmo, el perdió a su esposa, pero yo perdí una madre. Compartíamos el mismo dolor y el mismo vacio en el alma, pero Charlie se encerró en sí mismo, guardo todos sus recuerdos, fotografías  y la borro de nuestras vidas, de mi vida. No comprendía que necesitaba sentirla, pese a que la muerte nos separaba, sentía la necesidad de saber y averiguar todo de ella, sus gustos, su forma de ser, sus anécdotas y experiencias vividas…

Y aun asi, me acostumbré a esa vida, me volví superior por mi nivel económico, era popular, inteligente y hermosa. Iba a un colegio caro para prodigios, gente adinerada e hijos de famosos…  y allí era la abeja reina, los tíos babeaban por mí, las tias envidiaban mi mundo, todos veneraban mis huellas, era una diosa, creída, cruel, divina, BeLLa Swan la unica.

Y como todo en la vida cambia, para bien y para mal, me toco saborear el lado de la impopularidad, pasando de la luz a la inmensa oscuridad en cuestión de dos días.

Llegaron al instituto tres hermanas diabólicas, hermosas y dominantes que se hicieron con el centro de todas las miradas, envidias y conversaciones, mi ego y mi orgullo se trasformaron en resignación, rabia e ira.

Jane, Tanya y Victoria Denali eran perras despiadadas, brujas endemoniadas que masacraban a sus rivales y a los débiles, incluyéndome a mí en el reparto obviamente.

Pase desde amenazas a golpes, insultos, maltrato verbal e incluso humillaciones y vejaciones públicas, cambie toda mi forma de ser ocultándome y volviéndome invisible ante los demás, mientras la mala suerte se adueñaba de mi vida, caídas dolorosamente torpes, enfermedades, descuidos y accidentes misteriosamente extraños.

Sentía que estaba verdaderamente maldita y era una pringada sin vida propia.

Con los meses comencé a entablar amistad con una chica hechizante, alegre y espontanea, Alice Brandon. Compartíamos almuerzos y risas. Ella fue mi bote salvavidas, me hacia comprender que hasta en infiernos como este que yo vivía, existían milagros como ella.

La mañana antes del baile de otoño estábamos en la cafetería, sentadas en la mesa más alejada del tumulto, Al se habia empeñado en diseñar ella misma los disfraces para la fiesta pero no me daba ninguna pista, cosa que me frustraba sobremanera, no me gustaban las sorpresas y aun asi, su alegría y ansiedad eran contagiosas. Amaba verla tan maravillada entre telas y accesorios, era su talento innato, la moda.
Escuchando como mi mejor amiga parloteaba sin parar, vi la sombra de un par de chicos acercándose a nuestra mesa. Carraspee haciendo señas a mi amiga para que se diera cuenta.

Se trataba de Jacob Black, el típico chico de piel canela, musculoso, moreno y potente jugador de rugby, popular, fanfarrón, mujeriego… junto a su inseparable e insípido amigo Mike Newton.

--Hola hermosas. Dijo Jacob mientras nos miraba a ambas y se colocaba en una pose chulesca y arrogante.
Me miraba de un modo sugestivo y presuntuoso, relamiendo su boca mirando fijamente mis labios. Un rubor tremendamente vergonzoso se adueño de mi rostro y baje la mirada, cuando él comenzó a hablar.
--Me preguntaba si querías venir al baile conmigo linda. Dijo a una sorprendida Alice cuya respuesta me dejo literalmente muda.

--Si, desde luego que sí. Contesto mi amiga de vuelta hiperventilando incrédula.

Ciertamente yo sabía que ella estaba enamorada de este imbécil, yo caí hace tiempo en esa trampa, era un cerdo y aun asi no daba crédito a que ella aceptara tan a la ligera.

Yo escuche los rumores, el muy cabrón presumía de que ella o yo, éramos su última opción para el baile, sexo asegurado, dado que las demás chicas le habían dado calabazas porque las utilizaba como trofeos de guerra.

Ella lo sabía, no habia ningún rumor que se le escapase a mi mejor amiga, imposible con esa mente veloz suya y esos oídos ávidos de cotilleos.

¿Por qué Alice accedía? ¿El amor te ciega tanto hasta el punto de darte el mayor de los golpes?

No lo sé, y nunca lo sabría, para mí no existía ningún hombre sobre la faz de la tierra capaz de cambiar mi mundo en un segundo.

--¿Be… Bella… tú quieres venir conmigo? Dijo un Mike Newton mirando la suela de sus zapatos abochornado.

¿Esto es una broma?

Nadie me lo habia propuesto, por supuesto que no. Pero aunque él fuera la unica opción en el mundo, ni en sueños aceptaría… ¿Qué se creia?

Por otra parte era la unica forma de estar cerca de mi amiga y no podia dejarla en manos de ese animal. Maldito Jacob Black.

--Está bien si vamos los cuatro juntos… dije cerrando mis dientes y mis puños al mismo tiempo.

Después de aquella breve reunión, las horas pasaron volando y llegó la noche del baile.

 Alice vino a mi casa y allí comenzó la sesión de belleza, con una tarde de chicas perfecta y unos resultados inigualables, el tema de este año trataba sobre seres místicos, misteriosos y enmascarados. Sin lugar a dudas mi amiga era una artista y esta noche íbamos a deslumbrar.

--Por favor… ¿puedo verme ya? suplique con voz de niña buena.

--Cinco minutos BeLLa, ¿si? Dijo ella con su voz cantarina, mientras yo suspiraba frustrada y ansiosa.

Cuando destapo mis ojos, el aire de mis pulmones salió disparado al exterior, parando medio segundo mi corazón, jadee violentamente al verme frente al espejo. Increíble.

--¿Te gustas? ¿Te encantas? Dijo ella sonriendo satisfecha. – Estas hermosa Bells.

¿Si me gustaba? Mierda, ella me habia vestido de un modo angelical, pero sugerente a la par que provocativo, habia destapado y expuesto mi cuerpo lo justo para ser el centro de todas las miradas y me encantaba hablando con sinceridad.

Tenía puesto un vestido blanco, encorsetado y con escote, liviano de una tela fina y satinada, con transparencias y encajes a ambos lados de mi cintura y mis muslos. Unos tacones de vértigo blancos  y unas cómodas alas, pequeñas y esponjosas tras mi espalda. Mi cabello en una trenza turca levemente despeinada con una aureola dorada sobre mi cabeza y diminutas flores blancas sobre los mechones sueltos de mi pelo. Maquillaje sutil a excepción de mis labios, de un color carmesí que los hacía ver carnosos y apetecibles.

Realmente no era un angel, era una diosa, una musa, me sentía sexy y hermosa como nunca, desde hacía mucho tiempo.

--Tu tambien me gustas, pequeño duende… dije con una sonrisa mientras ella me sacaba la lengua con burla.

Ella, peinada con su pelo suelto y corto disparado hacia todos lados, maquillada con rasgos mágicos, ojos ahumados difuminados y unas orejas puntiagudas postizas. Llevaba una blusa alargada con colores verde bosque semitransparente y unos shorts color avellana del que colgaban tiras negras y una bolsa con polvo mágico.

Con unos últimos retoques, perfume y los antifaces puestos bajamos a que Sam el chofer de mi padre nos llevase al baile.

Cuando llegamos nuestros acompañantes nos esperaban impacientes. Jacob iba de faraón egipcio y pese a que no era de mi agrado reconozco que estaba realmente guapo. Mike sin embargo se vistió de vaquero en plan cowboy del lejano oeste, parecía una animación más que un verdadero vaquero…

¿Qué tendria su disfraz de místico? Sería una autentica vergüenza pasar con él la velada. Tendria que escabullirme de su lado a como diera lugar.

Un portero me abrió la puerta sin pedirme si quiera la invitación, al entrar el ambiente era eléctrico y misterioso, los olores a incienso y las velas, telas de araña, bolas de cristal, niebla, traga-fuegos, bailarines, fotógrafos, un espectáculo de magia e incluso una vidente. Bebida, comida a montones y buena música.
Sin duda esta sería mi noche.

Podia sentir las miradas sobre mi piel, los susurros ante mi paso decidido y mi imagen. Era como un deja vu de los viejos tiempos. Me sentía deseada.

Tomamos las bebidas que los chicos nos trajeron, al dar un sorbo comprobé que habían añadido alcohol en el ponche. Pero aun asi accedí, una noche era una noche y esta sería la mia.

Los efectos del alcohol se hacían dueños de mi cuerpo y mi mente. Desinhibiendo mis movimientos al ritmo de la música, perdida entre un mar de gente.

Cerré mis ojos cuando sentí ese roce suave y cauteloso de unos dedos en mi cuello y mi clavícula. Los poros de mi piel se rindieron ante esa caricia, era electricidad, pura química. Asi que seguí bailando, moviéndome de forma sensual mientras esas caricias me perdían.

--Eres una diosa, desde que te vi entrar por la puerta supe que eras para mí, eres un sueño, hermosa... Dijo ese hombre susurrando en mi oído, envolviendo sus brazos alrededor de mi cintura.

Recosté mi cabeza en su pecho y enterró su cara en mi cuello, respirando mi olor y besándome suavemente, haciéndome estremecer en el acto. Este desconocido me excitaba y atraía de forma irremediable. Mi corazón galopaba en mi pecho haciendo que mis costillas dolieran, nunca antes me habia pasado algo asi, con nadie.
Tuve novios, si, pero en plan besos simples y de cara a la galería, la imagen era más importante que sentir la química y la necesidad de contacto piel con piel, nunca habia sentido el deseo de entregar todo de mi, hasta ahora.
Lentamente me di la vuelta guiada por el hechizo de la noche. Mire sus hermosos ojos, verdes, con un brillo salvaje y casi sediento. Sus labios en una sonrisa traviesa y su belleza, cielos. Llevaba un antifaz  negro e iba vestido con un traje de época antiguo con una capa.

Era la fantasía de toda mujer, ante mis ojos, a milímetros de mí.

--¿Cómo… te llamas? Pregunte a duras penas acercándome a él.

--Soy Edward Cullen, pero tú puedes llamarme como quieras, pídeme lo que quieras y lo tendras, cumpliré tus deseos ¿hermosa…? Dijo comiéndome con la mirada a modo de pregunta.

--Soy IsSaBeLLa Swan… bueno solo BeLLa, dije patéticamente mientras estiraba mi mano para estrechar la suya.

Edward la tomo entre las suyas y beso el dorso de un modo caballero, algo difícil de ver en los tiempos que corren.

--Ven conmigo preciosa, quiero mostrarte algo. Dijo tirando de la misma mano y me deje llevar.
Subimos en un ascensor a la azotea del gran edificio donde se realizaba el evento,  habia flores y una tenue e intima iluminación, era un lugar perfecto. Nos sentamos a mirar la luna llena y las pocas estrellas visibles, juntos, lado a lado.

--Mirando las hermosas estrellas, con un angel a mi lado. O estoy muerto o estoy soñando… Me has embrujado BeLLa. Esto es autentica magia. Dijo acercándose a mí, esta vez sin titubeos, sin reservas, sosteniendo mi rostro entre sus manos chocando su boca con la mia.

Un gemido de satisfacción y deseo provoco que mi lengua luchase contra la suya en un juego voraz. Me aferre a él con desesperada premura, sed… las prendas de ropa caían mientras las caricias se hacían más intimas. Sus palabras tiernas y su picardía despertaban en mi partes adormecidas, lo sentía a flor de piel.

--Edward, yo no…  yo nunca… dije justo antes de sentirle en mi interior, sin prisa pero hasta la base, potente, duro y grueso. –Ohhh… sentí ese algo rompiéndose en mi interior, dolía pero quería sentir, sentirlo a él dentro de mí.

--¡Shhh! Tranquila bebe. Dijo él mientras gruñía sintiendo mi estrechez, mi virginidad a su merced, mi placer…

Acaricio con vehemencia cada parte de mi piel, lamiendo, besando y mordiendo tambien, mientras mis gemidos anunciaban un orgasmo brutal. Sus envestidas se hicieron más frenéticas y sus gruñidos me hacían perderme. Acaricio mi centro y mi clítoris repetidas veces hasta que mi respiración se entrecorto de forma abrupta y mis caderas danzaron a su encuentro.

--¡Oh, sí, asi, Ahhh! Fue lo único que pude decir, veía las estrellas incluso con mis ojos cerrados y mi corazón latía a mil.

--Eres increíble, como una droga que no quiero dejar de consumir. Dijo el recostándose sobre mi cuerpo, con su sexo aun dentro de mí, una capa de sudor nos envolvía y el clímax post-sexo fue silenciosamente perfecto.

Pasados unos minutos me ayudo a vestirme con delicadeza, mirando mi piel con la misma hambre y deseo.
Poco después, bajamos en el ascensor besándonos, tomados de la mano.

Y al salir una de sus manos rodeo mi muñeca, acercándose más a mí.

--Toma, IsSaBeLLa… Este pequeño recuerdo, de mí. Sera un amuleto de la suerte, hará que tus deseos se hagan realidad… dijo Edward mirándome repentinamente serio.

Abrochó la fina pulsera de oro con tres dijes en forma de corazón que brillaban con destellos diamantinos sobre mi muñeca.

Atónita lo mire a los ojos, sorprendida y con la emoción contenida en mis ojos.

--Edward, yo… esto… es demasiado. Dije bajando mi mirada al suelo, sonrojada y abrumada.

--Nada es suficiente para un ser tan especial e increíble como tú. Dijo levantando mi mentón, acercándose a mis labios y besándome dulcemente. Se separo de mí ofreciéndome una sonrisa torcida deslumbrante.

--Hasta pronto Edward… dije suspirando.

--Adiós BeLLa. Se giro adentrándose a la sala, desapareciendo y perdiéndose en la multitud, con su partida la electricidad desapareció como por arte de magia.

Me quede allí durante varios minutos sin saber qué hacer, solo admirando la hermosa pulsera que un increíble hombre me acababa de dar.
Poco después mi cerebro despertó de ese trance tan sublime, y busque a mis acompañantes en la gran estancia.
Llame a mi amiga al móvil, Alice no contestaba y eso me preocupaba. El tiempo voló junto a Edward en la azotea y no sabía nada de ella desde hacía más de dos horas.

Me adentre entre la gente en un intento de localizar a alguien que la hubiera visto.

Encontré a Mike Newton junto al ponche tonteando de forma patética con Jessica, la tía más salida y floja del instituto.

--¿Newton, has visto a Alice? Dije increpándole un poco.

--Estaba en la pista de baile con Jacob y después no sé donde se fueron. Contesto él entre hipidos, estaba algo borracho.

Me apresure hasta la puerta y fuera no habia nadie.

Corrí hasta el baño de chicas, era mi última opción de encontrarla y para alivio mio, allí estaba, acurrucada en uno de los baños con lágrimas en los ojos.

--¿Qué ha pasado, que mierda te ha hecho ese hijo de…? Dije acercándome a ella para acunarla entre mis brazos.
--Nada, no fue nada, de verdad, intento besarme rudamente y me aparte, después se fue con Tanya Denali y ya. Es solo que me fastidia saber que, no soy nada para él,  es un perro maloliente y yo… yo no soy nada… dijo ella mirándome a los ojos rompiendo a llorar nuevamente.

--No digas nada asi en mi presencia nunca, ¿me oyes? Eres la persona más maravillosa que conozco, te mereces algo mejor que llorar por el fracasado de Jacob Black, vales más que eso, el tio que te merezca te tiene que querer y amar, respetar y valorar, ¿entendido? Dije regañándola con una sonrisa.

--Cierto, que boba soy. Seco sus lágrimas y de un salto salió a retocar su maquillaje frente al espejo. – Y tú ¿Dónde estabas? Pregunto sin mirar mi sonrojo repentino.

--Yo… conocí a alguien y se me paso el tiempo volando, lo siento. Dije mirando la pulsera recordando aun las caricias de Edward por mi piel.

Su pintalabios cayó en el lavabo y con un dedo acusador me sonsaco toda la historia, sin omitir ni un solo detalle.

--¡Oh, Swan! No me lo puedo creer… ¿lo hiciste? ¡Cuéntamelo todo! ¿Cómo fue? ¿Tomaste precauciones? Dijo Alice eufórica.

Mierda, ¿las tomamos? No tenía ni idea, me deje llevar por la pasión y el deseo, irresponsablemente estúpida…

Le confesé cada fracción de segundo junto a Edward, Alice dio saltos de alegría y me abrazo dejándome sin aire en los pulmones, salimos del baño y nos dejamos envolver por el ambiente esotérico y misterioso, mirando a los diferentes artistas que realizaban proezas con fuego, hielo, y animales salvajes…

Hasta que dimos con la sección de la vidente, Alice se empeño en entrar porque creia en estos negocios que vendían humo sonsacando la vida a la gente por dinero.

Y como ella manda siempre, en todo, pues entramos.

Era un salón amplio, en tonos rojizos y tierra, con velas e incienso. En el centro una gran mesa con una bola de cristal y una baraja de cartas del tarot. Tarros con sustancias y hierbas, piedras de toda clase tamaño y color, pulseras…

Nos sentamos y por arte de magia de entre unas cortinas apareció una mujer, de estatura mediana, rostro amable en forma de corazón, vestía de un modo místico y nos observo mientras se sentaba al otro lado de la mesa.

--Buenas noches, mi nombre es EsMeRaLdA, pero con toda confianza me podéis llamar Esme. ¿En qué puedo ayudaros Bella y … ? dijo la mujer mirando mi rostro, no con fijeza sino con reconocimiento, curiosidad y admiración.

--Alice Brandon, contesto mi amiga impactada por el simple hecho de que supiera mi nombre, --queríamos que nos echara las cartas, saber el futuro… ya me entiende. Empiece con mi amiga BeLLa, ella no cree en estas cosas. Dijo ella.

--No, yo no… conteste sin despegar los ojos de la mujer.

--Dame tu mano. Dijo Esmeralda con determinación.

Accedí con cierto temblor, esta mujer me intimidaba. La sostuvo y cerró los ojos que se movían bajo sus parpados de forma extraña, actuaba como si viera imágenes, o sucesos y cuando me soltó, cogió su baraja de cartas y comenzó la tirada con un número al azar. El ocho, que casualmente era mi número preferido.

Desplego cada carta, cada cual más siniestra que la anterior, hasta que por ultimo poso la muerte.

Trague en seco, esto no iba a ser bueno.

--Niña, he visto tu vida, tus recuerdos,  a tu madre… ella está aquí contigo siempre, la sientes a veces ¿cierto? Dijo la pitonisa mirándome directamente a los ojos.

--Si, pero son las ganas de tenerla en mi vida, no creo que ella... Dije con la voz entrecortada, ciertamente a veces sentía un calor maternal en mis horas mas bajas.

--Eres su milagro, pero hay cosas de las que no te puede proteger… dijo bajando la mirada, tristemente.

--¿Cómo cuales? Pregunte a sabiendas de la respuesta.

--Eres una persona con un don especial aun por descubrir niña, pero tus enemigos hacen hechizos contra ti, brujería oscura, por ello tu vida cambio de la noche al dia, los golpes accidentes y caídas, tienen una explicación. Y tu vida corre peligro, necesitas dejarme que te ayude.

Dijo la mujer con los ojos brillantes de lágrimas aun sin derramar.

Y ciertamente sus palabras eran la realidad, habia una mano negra que quería mi final, un algo mas sin descifrar pero… ¿Quién era?

--Son tres brujas medianas, hermanas, sabes de quien hablo, ellas desde que llegaron hicieron lo que quisieron contigo, te masacraron y hundieron, pero por eso mismo ten cuidado, no dejes que tu corazón se oscurezca por la ira, o será tu final y perderás tu alma, tu vida y tu don.

Jane, Tanya y Jessica Denali. Era tan obvio… ¿eran brujas? ¿Enserio?

--¿Qué puedo hacer? Le implore ayuda, aunque en el fondo de mi corazón quería venganza, esas tres probarían de su medicina, tiempo al tiempo...

La mujer se levanto y cogió varias cosas, frascos y hierbas, piedras y demás artilugios y regreso a su lugar.
--Dame tus dos manos. Dijo Esme.

Cuando vio la pulsera de oro con los tres dijes en forma de corazón su cara se torno alegre y una sonrisa ilumino el tenso ambiente. Aun asi prosiguió su trabajo, coloco una entretejida pulsera hecha de hierbas. Se quito un colgante con una piedra verde color esmeralda y me lo coloco con cuidado alrededor de mi cuello, tomo mi mano y la puso sobre la bola de cristal.

--Espero que seas capaz de entender algo, intentare aguantar lo maximo posible ¿está bien? Cierra los ojos. Dijo ella seria.

No comprendí el por qué, hasta que la sentí, su mano sobre la mia y una corriente familiar, y en cuanto cerré mis ojos la oí, no habia oído nunca su voz pero era ella sin lugar a dudas y ciertamente estaba allí. Mi madre.
Palabras de aliento, recuerdos de mi vida, siempre a mi lado, mi angel de la guarda, mi protectora, amor y ternura real… mis lagrimas me impidieron decir nada, salvo un te quiero que  salió de mi boca antes de abrir mis ojos y llorar a moco tendido.

Juro que verdaderamente sentí a mi madre.

Me levante verdaderamente alucinada por lo que acababa de ocurrir, me despedí de  Esmeralda, que se veía cansada en su silla después de ese breve pero dulce y reconfortante trance.

Saque unos billetes y los deje en la mesa, con escasas fuerzas, Esme se acerco a mí, me dio un suave beso en la mejilla y otro en el colgante de piedra que me habia dado.

--Cuida bien esa pulsera, sus deseos pueden ser contradictorios y peligrosos… dijo ella tomando mi mano donde estaba la pulsera que ese chico, Edward, me habia regalado como recuerdo de la noche en que me hicieron mujer.

Deseos… el tambien menciono algo de mis deseos… ¿acaso sería posible y cierto?

A estas alturas me creería hasta que los cerdos pueden volar, era todo tan confuso y real, que estaba en estado de shock, la magia existía, algo que nunca habia creído posible hasta esta noche. ¿Qué mas podia esperar?

Me dio su tarjeta con su número privado, citándome para vernos en tres días…

En cuanto salimos de estar con Esmeralda, la luces del lugar se apagaron dando paso a un espectáculo de magia. Nos sentamos en una de las mesas cercanas al escenario y el telón se abrió de par en par.

Mis ojos no daban crédito a lo que veían.

Edward Cullen, estaba con su semblante implacable en medio del escenario con varios números preparados a su alrededor. Comenzó con trucos sencillos hasta que llego a los más fuertes y emocionantes.

Se ataba con cadenas y candados, y se tiraba en un tanque de agua. Desapareciendo y apareciendo totalmente seco al otro lado de la escena. Cuando se tomo un descanso observo al público cercano, para sacar a alguien junto a él.

Y fue cuando me vio en la mesa con mi mirada fija en sus ojos y un rubor que ardía mi piel.

Me miro con una sonrisa torcida y arqueando las cejas en señal de pregunta. Yo negué enérgicamente, no quería salir ante el público. Tenía terror escénico desde los 5 años, cuando me negué a salir en una actuación de ballet, mi padre grabo mi berrinche y desde entonces nunca me he sentido cómoda siendo observada por desconocidos.

Escogió al azar y continuo con su actuación, para el momento final cambio su ropa por una camisa negra aterciopelada desabotonada en su pecho y unos pantalones negros... Estaba increíblemente hermoso.

Hizo aparecer una rosa roja exuberante y la lanzo a nuestra mesa, se envolvió en su capa y desapareció en cuestión de un segundo, se cerró el telón y los aplausos resonaron durante un buen rato, era cierto, el era mago. Y tal como dijo, existía la magia, desde esta noche creería en ella sin duda alguna.

Una vez termino el tumulto Alice y yo nos fuimos a casa, estábamos agotadas. Y al menos yo, tenía que asimilar lo ocurrido durante la noche y lo sucedido con Esme.

Cuando Sam me trajo de regreso, subí a mi habitación y coloque la rosa de Edward en agua, lave mi cara, mis dientes, solte mi cabello y me puse mi pijama azul marino, acomode las cobijas y me sumí en un profundo sueño donde Edward aparecía, sus ojos verdes, sus caricias…

Durante el fin de semana estuve en casa sin moverme, me dolía todo, todo, nunca habia bebido alcohol antes en mi vida y me habia sentado fatal. Estaba absorta mirando la tarjeta de la médium, rememorando lo increíble de aquella noche. Tenía un logo dorado en el dorso con el nombre LoS PoDeRoSoS CuLLen’s y dos números de teléfono en el lado opuesto.

Los poderosos Cullen… Edward… la vidente… ¿existía una conexión entre ellos, o era un espectáculo en grupo?

Encendí mi portátil con curiosidad, si es cierto que todo lo que sale en internet no es 100% verídico, juro que no tarde ni dos minutos en hallar las respuestas que buscaba. Era un espectáculo muy conocido y admirado, con unas críticas impecables y cantidad de imágenes…

Una publicación en concreto llamo mi atención, era en blanco y negro, pero aun asi se discernían con claridad las personas allí retratadas, un párrafo que incluía la descripción del talento de cada uno de ellos.
Carlisle Cullen, el padre de la familia, curandero y sanador. Se quedo ciego cuando comenzó su don y por cada persona que cura su salud se deteriora y merma padeciendo los dolores que sanaba.

Esmeralda Cullen, esposa y madre de la familia, ella es médium y hechicera, conecta con los buenos espíritus, elimina los maleficios y evita la magia negra.

Emmet Cullen, traga fuegos experto, dominio y técnica de combustión, peonzas y cadenas ardientes y demás pericias con el fuego.

Edward Cullen, increíble mago capaz de realizar trucos sorprendentes, arriesgados y complejos,  joven atrevido y sagaz capaz de hacer autentica magia que ni los especialistas en el tema son capaces de explicar. Sus trucos son imperceptibles.
Jasper Cullen, dominio del agua en todos sus estados, espectáculo acuático con hielo.

Rosalie Hale, amansa diferentes tipos de animales salvajes. Realizando acrobacias y espectáculos sobrecogedores junto con las bestias.

Identifiqué con poca dificultad a cada uno de los familiares de Edward en la foto, deleitándome para el final con su hermoso rostro, joven y sonriente de la fotografía. Ciertamente era un buen mago, aquella noche hizo cosas inimaginables, conmigo hizo lo mismo… autentica magia.

En mi bañera habia rememorado cada intenso detalle, cúlpenme, pero ese hombre habia dejado mis hormonas revolucionadas.

Cuando llego el almuerzo de cada lunes, iba en dirección a la mesa habitual en la que me sentaba con Alice, cuando de pronto me interceptan Victoria y Tanya cortando mis pasos.

--Vaya… si esta aquí la Swan… mira que cara de bien follada lleva… que asco me das, dijo Victoria mirándome con sed asesina.

--Pobre Mike Newton… ya se ha enterado de lo que hacías  a sus espaldas, él, y toda la escuela. Dijo Tanya carcajeándose.

¡Si, y se conformo con la zorra de Jessica! Pensé yo…

Además que no me arrepentía, ¿tenia cara post-buen sexo? Normal, un chico muy especial en una noche unica y mágica, consiguió eso y mucho mas, al recordarlo mi sonrisa en respuesta las dejo sin más palabras.
Por primera vez en mi vida me daba realmente igual que pensaran los demás o que supieran de mi vida. Los rumores iban y venían, no pensaba esconderme, para variar.

Ellas eran mis enemigas, pero no iban a poder conmigo.

Camine triunfal hasta la mesa, donde una Alice me observaba inquietamente.

Le conté lo sucedido brevemente y me detuve cuando algo llamo mi atención en su pequeño brazo. Una marca morada y levemente hinchada cubría su blanca piel. Mi cuerpo reacciono antes que mi cerebro  y furiosamente levante las mangas de su chaqueta, viendo que mas marcas similares cubrían su antebrazo.

--¿Qué mierdas es esto, AL? Dije entre dientes, imaginándome la maldita respuesta.

--Bue…no Bella, no es nada, enserio… El domingo Jacob me llamo para pedirme perdón e invitarme a ver una película al cine. La vimos durante un rato y estuvo bien, él se acercaba para besarme y le deje hacerlo, pero cuando quiso tocarme… yo…

Bajo la miraba avergonzada.

--¿Qué te hizo ese canalla? Dije insistente.

--Bueno el me agarro del brazo cuando me quise marchar de allí porque me sentía incomoda, apretó un poco duro eso es todo. Contesto palidecida.

--¡Y UNA MIERDA! Dije en cólera, me levante de allí con mi corazón a mil revoluciones, la adrenalina fluía por mi cuerpo y mi odio me cegaba en ese momento, lo busque con la mirada sin encontrarle… Jacob Black, no te escondas… me las pagaras…

Como una bala fui donde su amigo Mike Newton, sin saludos, ni sonrisas falsas…

--¿Dónde está tu amigo? Tengo una charla pendiente con él… dije secamente.

--No está aquí, se ha puesto enfermo con fiebre y no vendrá en unos dias… dijo Mike entre susurros.
Genial… maldito cobarde…

Me marche a los lavabos corriendo reteniendo las lágrimas hasta cerrar el pestillo y hundirme en un ovillo en el suelo, rompiéndome, frustrándome y rindiéndome…

Deseaba con el corazón... tener el poder de conocer los temores y secretos de los demás para manejar sus vidas y poder hundirlos… Para asi poder darles a probar de su misma medicina, dominar la fibra sensible que nadie más conoce de ellos, deseaba tener la llave de esos oscuros secretos y asi manejar la situación. Estaba cansada de temer lo que los demás pudieran hacerme a mí, o a la gente que mas me importaba…

Llore, amargamente durante un buen rato sin acudir a mis dos últimas clases, cuando me recompuse… traspase la puerta justo cuando sonaba el timbre y fui hasta donde Sam, que como cada dia, me esperaba a la salida de clase.

Cuando el motor arranco mi móvil comenzó a sonar, era Alice… hable con ella durante un rato, perdonándola por citarse nuevamente con ese primate, por permitirle que la lastimase y no decírmelo antes… eran cosas por las que cualquier amiga se enfadaría, y aun asi, no podia culparla ni enfadarme con ella.

Una vez en casa realice mis tareas, me di un baño con espuma y hierbas que Esme me dio, tome una cena liviana y me fui a dormir.

Durante toda la noche tuve unos sueños inquietos, de los cuales ninguno fue lo suficientemente claro para recordarlos al despertarme a la mañana siguiente. Algo inquietante…

10 de septiembre. Primer deseo.

Cuando llegue a clase todo el mundo se quedaba mirándome, algunos con disimulo y otros con descaro. Seguramente debido a los rumores que las Denali habían lanzado contra mí. Cosa que me daba igual.

Las clases fueron monótonas y aburridas… el almuerzo con Alice fue tranquilo y silencioso, en un principio frio debido al tema pendiente con Jacob.

--Por cierto Bella, acuérdate de llamar hoy a la médium Esme, ya han pasado tres días y algo importante va a suceder, lo presiento…dijo mi amiga mirándome con precaución.

--Si, ire después de clase, concerté cita con ella en su casa después. ¿Vienes, si? La dije suplicante mientras ella asentía.

--Pero te esperare fuera…esa mujer me impone respeto y… creo en ella. Dijo Alice poniendo su condición.
Cuando sonó la campana y fuimos encaminadas hacia la puerta tres figuras nos impidieron salir de la cafetería.

Ellas.

--Vaya, vaya aquí están mis chicas preferidas, dijo Jane la hermana menor haciendo que le daban ganas de vomitar.
--Apártate, Jane. Dije entre dientes.

--¡Oblígame! Contesto a la defensiva.

La cafetería estaba vacía, ella quería pelea, vamos Swan ingéniatelas con tu habitual mala suerte y torpeza fisica, para una pelea, prepárate para luchar.

Armada de osadía y valor, avance hacia ella en un segundo y la empuje contra el marco de la puerta saliendo hacia el pasillo, mis manos en sus hombros durante un simple segundo, me bastaron para que en mi cerebro se vieran sus tres debilidades de forma difusa, ella a los 14 mojando la cama mientras sus hermanas mayores se reían, ella y su primera vez con un chico de su edad, ¿Alec Denali?, ¿con su primo?… cosa que nadie sabía, y la tercera era que estaba totalmente enamorada de Jacob Black.

Era increíble la recepción de esa información, ¿Cómo era esto posible?

Si lo era, era hora de empezar la batalla.

--No sé  por qué vas de dura y perdona vidas. Dije con cara de sobrada, mientras Alice se ponía a mi lado.
--…espero que nadie se entere que perdiste la virginidad con tu primo de sangre. Dije gritando a medio pulmón viendo que quedaba gente rezagada en el pasillo.

Las tres caras hicieron muecas diferentes, Tanya una sonrisa sucia, Victoria con asco y repulsa, y la cara de Jane ardía de fuego y vergüenza, ira y odio, era todo un cuadro.

Sali a toda prisa con Alice hasta nuestras respetivas aulas, mi amiga no me pregunto nada, ella era muy intuitiva y se habia dado cuenta de todo, ¿Cómo sabia yo esas cosas? Yo me hacia la misma pregunta. Era increíblemente genial.

Con mi orgullo por las nubes al terminar la jornada escolar fui al coche donde el chofer nos esperaba, en cuanto Alice entro a mi lado, di las indicaciones a Sam para que nos llevase a la mansión de los Cullen, un trayecto largo, de 10 minutos de carreteras y coches, y otros 30 minutos de bosques, verdes praderas y multitud de arboles y helechos, musgo y vida natural por doquier.

En el momento en el que el coche se detuvo, salimos disparadas.

--!!WUAU¡¡ dijimos a la par.

Era increíble, una enorme mansión, luminosa y abierta, con ventanales y paneles, un amplio garaje de tres plazas o más, jardines con flores variadas y multitud de colores, estatuas… Una casa inmensa ubicada de tal forma entre el espesor del bosque que no desentonaba, era como si perteneciese a ese lugar. No me imaginaba algo como esto.

Cuando llame a la puerta, una joven con gafas, amable y sonriente abrió para recibirnos.

--Hola buenas tardes, les atiente Angela, ¿tienen cita previa? Dijo eficazmente.

--Si, lo cierto es que me está esperando…Esme. Dije avergonzada, era cierto, el trayecto se demoro más de 10 minutos porque Sam conduce a paso tortuga, por norma de mi padre.

Entre a la recepción de la casa, mientras Alice se iba junto a Angela.

Mientras esperaba, pude oír una suave música de fondo, sonaba alejada y distante, pero podría decir que se trataba de un piano, era embriagador y hermoso. Ese sonido me llamaba, me invitaba a subir y escuchar de cerca cada nota…
--BeLLa, pasa corazón. Dijo Esme sacándome de mi trance, camine siguiendo su voz hasta un pequeño jardin y me senté a su lado sobre un cojín en el suelo.

--Hola, perdone las molestias, el  camino se hizo largo. Dije simplemente.

--No importa, tengo la tarde libre para ti, ¿Te gusto el paseo? A mí me encanta el bosque, la naturaleza es vida ¿no crees? Ven, descálzate, siente la hierba. Dijo ella mientras servía en dos tazas un poco de té con limón.

Hice lo que ella me pidió, me relaje bastante en ese entorno, ciertamente extrañaba sentir la paz y quietud que la naturaleza nos brindaba.

Tomamos el té en silencio, un momento tranquilo. Me excuse para ir al aseo y Esme me indico a duras penas, era tan grande la casa que me perdería.

Subí las escaleras hasta el tercer piso y siguiendo sus instrucciones encontré un baño.

Al salir la música de piano comenzó a sonar nuevamente esta vez a escasos pasos de distancia, mi curiosidad me guio avanzando atraída por el sonido de esa suave melodía, sentía de nuevo esa electricidad en mi piel y en mi cuerpo, sumada a el hecho de que estaba curioseando en casa ajena, una sensación poderosa e inquietante a la vez.

La puerta estaba abierta y al mirar… comprendí que era imposible que este hombre fuera real. Por supuesto Edward estaba allí tocando en su máxima concentración, con devoción y fervor, una especie de nana. Cuando terminó, una lagrima se deslizo por mis ojos y bajé mi mirada.

--Mi hermosa Bella, ¿eres un sueño, un espejismo? Dijo el acortando la distancia entre nosotros a una velocidad sobre impactante.

Tazo mi rostro entre sus manos y beso suavemente mi boca, con ternura y ganas oprimidas.

Me aferre en el cabello de su nuca profundizando el beso, mi lengua salió en busca de la suya con hambre, su sabor, su atrayente olor, era incontrolable e impredecible, me hacía sentir poderosa y salvaje.

Cerró la puerta con el seguro, puso música en el reproductor y me llevo en brazos hasta un diván que daba a la fachada de cristal, el verde reflejo del bosque llenaba la habitación, era tan  hermoso.

--Esto es increíblemente hermoso, susurre mirando hacia el bosque. – Tú, eres increíble y hermoso. Dije mordiendo mi labio.

Sus ansiosos besos en respuesta fueron la gloria para mí, y como la vez primera la ropa voló a nuestro alrededor. Mi cuerpo desnudo reaccionaba antes sus caricias, suplicando más de él.

Comenzó con mis senos, devorando milímetro a milímetro mis cimas erectas, mordiendo y besando a boca abierta por mi abdomen y mi ombligo hasta llegar a mis bragas ya húmedas por el deseo.

--Quiero beber todo de ti preciosa, no me saciare de esto nunca. Dijo apartándolas a un lado y mirándome fijamente a los ojos relamiendo su boca de forma sugestiva. Ahí, justo en ese instante, me perdí.

Su lengua arremetió contra mi clítoris mientras que dos de sus largos dedos jugaban suavemente con mi punto G, haciéndome estremecer y gemir de placer.

--¡Oh, sí, no pares Ed, Ahh…! Dije sin aliento, el mordisqueaba y lamia cada vez mas y mas duro, me gustaba, estaba al límite de un orgasmo masivo y destructivo. Mis jadeos junto con sus gruñidos y palabras sucias hicieron el resto. Mi centro apretó repetidas veces sus dos dedos escurridizos por mi orgasmo, cuando los saco de mí, los chupo como un poseso y me miro de un modo posesivo y carnal. Cielos.

--Tu sabor junto con tu increíble olor, hermosa, son una droga para mí que no quiero dejar de consumir jamás… dijo el acomodándose frente a mí.

Sin pensarlo fui hasta sus labios aun brillantes por mi excitación y los bese con hambre, mi sabor en su lengua era increíble, era suya completamente, mi respuesta no fue en palabras.

--Me tengo que ir…dije suspirando resignada. Puso su frente sobre la mia mientras me ayudaba a vestirme lentamente, observando mi cuerpo con deseo.

--Quiero volver a verte… no sé que me has hecho, pero no me cansare de sentir esto, dime cuando, donde, no se dame tu numero… algo que me asegure que volveré a verte pronto…dijo con sus ojos cerrados y su mandíbula tensa.

Cogí papel y bolígrafo de su escritorio, y le apunte mi número de teléfono con la esperanza de que quizás él me llamaría… dibuje una carita sonriente y un corazón, algo cursi lo sé, pero funciono.

 Su sonrisa al verlo fue deslumbrante, nos besamos hasta llegar a la puerta, y cuando sali, la electricidad de mi cuerpo se sentía increíblemente bien, aunque poco a poco desaparecía una vez lejos de Edward como la primera vez, me refresque en el baño de nuevo y de ahí baje a hablar con Esme.

--Me perdí… dije ruborizada, lo reconozco, puse la escusa más pobre de mi vida, y sinceramente no se me daba bien mentir, era pésima en ese aspecto… ella lo supo inmediatamente, por la respuesta que me ofreció a cambio.

--Lo sé, es que mi casa es muy grande, te pierdes o te encuentras, depende del momento y el lugar… dijo Esme con una sonrisa picarona.

Me llevo a una zona aislada de su casa, donde ella realizaba sus sesiones espirituales, el entorno era similar al del baile, pero con más hierbas, aromas exquisitos y más luz natural.

Frente a frente, me dio su mano por costumbre y vislumbre su mayor temor: ella temía por el bienestar de sus hijos, su familia y por el mio… cuando vio nuevamente mi pulsera, separo su mano rápidamente de la mia, como si supiera… como si hubiera sentido que habia algo diferente en mi, un verdadero poder.
--Veo que ya pediste tu primer deseo… dijo con cautela acariciando la pulsera, con solamente dos de los tres corazones que allí hubo una vez.

Solo dos, de tres. Uno por deseo. Quedaban dos.

¿Dónde habia perdido el hermoso corazón? Pudo ser en cualquier parte. ¿Acaso era cierto todo aquello, era real?

Ciertamente, asi lo parecía, desee con todas mis fuerzas poder conocer los temores de aquellos que me rodeaban para asi poder manejar sus vidas. No era un deseo sencillo de cumplir y aun asi, aquí me hallaba, con un don palpable y claro.

--Si, o eso intento creer… Dije agachando mi mirada… intentando comprender porque estas cosas tan inexplicables, estaban sucediéndole a alguien como yo.

--Debes tener cuidado, los deseos son poderosos pero alcanzan magnitudes que nadie puede controlar, sopesa bien tus palabras antes de que la rabia se adueñe de ellas… o no podre hacer nada por ayudarte, Isabella. Dijo Esme con un tono de voz serio y maternal.

--Yo... lo siento, admito que el deseo que he pedido fue en un momento de rabia inmenso, y no creí… que fuera a sucederme algo como eso, no pensé… dije sin concluir mi frase.

--No creías en la magia, en lo sobrenatural, en los espíritus, tenias la mente cerrada, llena de prejuicios que nublaban tus ojos… pero ahora, todo ha cambiado… la magia te ha elegido a ti, aquella noche, era tu noche. Tienes un gran potencial Bella, pero… no dejes que tus enemigos consigan de ti lo que quieren, porque la oscuridad va unida de la mano con la magia, una línea muy fina las separa, si la traspasas… será demasiado tarde para tu alma… dijo ella entre susurros.

Cuando comenzó a echarme las cartas, su rostro hacia leves gestos y asentía para sí misma.

Me explico brevemente, que el curso de mi vida y mis elecciones habían tomado un camino diferente, habia lugar para la esperanza siempre que mantuviera la promesa de que mis dos deseos restantes fueran por una buena razon…

Pero yo sentía que habia algo que no me estaba diciendo, me estaba ocultando información que era importante… y aun asi no la presione, ella estaba ayudándome a entender esta nueva situación para mi, y confiaría en ella mi vida, pese a ese detalle.

Nos despedimos en la puerta, concertando la proxima cita para dentro de dos días, mientras Alice se aproximaba a nosotras junto a Angela, al parecer habían hecho buenas migas entre ellas, cosa que me alegraba enormemente.

Esmeralda, le dio a Alice un pequeño libro como regalo por su espera y su paciencia. Algo que nos sorprendió a todas las allí presentes.

Alice le agradeció el gesto, y ambas nos encaminamos de regreso al coche.

El camino fue silencioso y ligeramente tenso. Ella no pregunto, y yo no sabía que decirle.

¿Alice, estoy condenada y maldita? ¿Mi fin esta cerca?  ¿Tendria que alejarme de mi mejor amiga por su bien?

Egoístamente me negué a esta posibilidad, restándole importancia a este hecho, solamente porque la idea de separarme de ella, dolía como el infierno.

Cuando llegue a casa, fui a la cocina donde Sue habia preparado exquisitos manjares que fui incapaz de probar, cogí una pieza de fruta, una botella de agua y me fui directa a mi habitación.

Me acosté temprano, y volví a soñar con las caricias y los besos de Edward.

A la mañana siguiente, el dia paso como un borrón inquietante, la gente me miraba con sorna y comentarios ridículos, Tanya Denali habia conseguido que el resto de las ovejas sin personalidad de este inmundo instituto me agobiasen hasta el punto de desear…

No, no podia desear nada aun… las palabras de Esme me calaron hondo ayer.
No podia seguir el juego de destrucción de las tres brujas sin alma, eso acabaría conmigo y con las personas que más quiero. No podia permitirlo.
A la salida de clase, mi estomago se lleno de bilis, repugnante y asqueroso ardor que llenaba mi sistema.
Jacob Black habia decidido plantar cara antes de lo que su amigo me dijo.
Allí estaba sobre una moto gigantesca y brillante que llamaba las miradas de todos, incluso profesores y empleados del centro. Pero eso no era lo peculiar en sí, Jacob, se veía diferente, como mas fornido y mas grande, alto y confiado. Un tatuaje tribal adornaba su hombro y su larga melena azabache habia desaparecido dando lugar a un corto cabello. Apenas vestía ropa.

Las Denali estaban junto a él, alagándole al extremo, tocando sus músculos...

Me daba tanto asco esa imagen, que avance entre la multitud con esperanzas de no ser vista por nadie. Tenía unas ganas tremendas de ir hacia él y abofetearle por lo que le hizo a mi amiga, pero con esas arpías cerca de él, me sería imposible.

Mi táctica no funciono. Los cuatro se quedaron mirándome con un odio inhumano.

Avance a paso ligero hasta que Tanya se puso frente a mí.

--¿Dónde te crees que vas? dijo ella empujándome violentamente.

Mi equilibrio pésimo me hizo tropezar y caer al suelo mientras las risas llenaban el lugar.

No conforme con eso, ella comenzó a darme patadas en el suelo y golpes por todas partes. Arañando mi frágil piel y tirando de mi cabello.

--Hermana, esto va por ti. Dijo ella sonriente e incesante mientras miraba a Jane.

Cerró su mano en un puño y lo lanzo de lleno contra mi cara. No sé de donde saque los reflejos necesarios para detenerla, pero alce mi mano justo a tiempo para alcanzar la suya y frenarla.

En mi mente pasaron varias imágenes de ella, sus peores miedos y sus debilidades, como me paso con su hermana menor, días atrás.

La mente de Tanya era un charco poco profundo, sus temores eran egocéntricos y ridículos.

Tenía miedo a: envejecer y no ser bella ni popular, temía que la gente se enterase de que se teñía el pelo y dormía con aparato dental, y algo mas… sus secretos inconfesables… mantuvo relaciones sexuales a lo bestia, con James, el decano del instituto que además estaba casado. Y que actualmente sentía una atracción obsesiva y enfermiza por Jacob Black, igual que su hermana Jane.

Rápidamente me levante del suelo, mi cuerpo estaba magullado y me dolían varias costillas por los golpes recibidos pero aun asi me quede mirándola a los ojos fijamente, sin dudar… sin temor.

--Vaya… asi que eras tú la zorra que se estaba follando al decano  ¿eh? ¿Por eso le echaron? ¿Por qué le gustaba montárselo sucio contigo? Dije en voz alta y clara.

--¿Cómo… como sabes tú? Dijo ella apuntándome con el dedo, dándome la razon frente a todos los que rodeaban el espectáculo.

--Y por lo que se, te dejaste hacer de todo… ¿sabias que estaba casado y solo fuiste un juego para él? Le dije hundiendo en sus heridas con el mismo veneno.

Sus golpes dolieron, si, pero mis palabras… la quebraron dejándola en evidencia.

Sam apareció en el aparcamiento y me lance al coche como una loca, era mi vía de escape en ese momento.
Cuando llegue a casa, mire mi cuerpo frente al espejo, los moratones empezaban a notarse,  aunque las heridas dejaron de sangrar.

Con paciencia y varios quejidos lastimeros lave y cure mi cuerpo.

Antes de bajar a cenar, recibí un mensaje de texto en mi móvil de un número desconocido.

BUENAS NOCHES REINA DE TODOS MIS SUEÑOS, EXTRAÑO SENTIRTE JUNTO A MI, QUIERO VERTE A CADA INSTANTE, TU RECUERDO HA DEJADO UNA HUELLA EN MI IMPOSIBLE DE BORRAR. Te extraño hermosa, E.C

Las palabras de Edward me dieron cierta calma durante unos breves minutos me sentía importante para alguien por vez primera, especial y querida.

Mi padre habia regresado de la ciudad enfadado y preocupado con el trabajo, como siempre. No intercambiamos más de dos o tres palabras. Él ni siquiera noto mi cuerpo hecho papilla…

Subir las escaleras se hizo una tarea insoportable, me dolía todo el cuerpo.

El dolor, me recordaba el odio, la impotencia de sentirme débil y frágil. Deseaba con todo mi corazón ser indestructible ante ataques físicos como el de hoy, que mis enemigos no fueran capaces de hacerme tanto daño y quedar impunes de ello.

Cuando me acosté, cerré mis ojos obligándome a no pensar en lo que acababa de desear, quería borrarlo de mi mente pese que era asi como lo sentía.

Los sueños borrosos se repetían, esta vez oía las voces a lo lejos, no podia identificarlas con claridad y era aun más confuso que la vez anterior.

12 de septiembre, segundo deseo.

Me levante de la cama con energías renovadas, no me dolía nada en absoluto. Me prepare para ir a la escuela y mi sorpresa fue inmediata al verme frente al espejo…

No habia marcas, ni hinchazón, ni heridas… nada.

Era como si me hubiera curado de la noche a la mañana.

Mire mi pulsera nerviosa, solo quedaba uno de los corazones, un deseo de tres.

Mierda.

Hoy tenía cita nuevamente con Esme, ella se molestaría conmigo por no seguir sus recomendaciones, pero era imposible evitarlo. No podia desear otra cosa en otro momento más que lo que salía con fervor de mi mente y mi corazón.

Una vez en el instituto… la gente volvió a lo suyo. Nadie me miraba ni hablaba de mí a mis espaldas. Ni siquiera me sostenían la mirada, era como si les diera miedo o les intimidara.

Ni las Denali, ni Jacob Black aparecieron hoy por clase.

Asi que fue bastante tranquil y junto a Alice el tiempo se paso volando.

Por la tarde fui sola hasta la casa de Esme, para confesarle que mi segundo deseo habia sido concedido. Y con las esperanzas de volver a ver a Edward.

Pero cuando llegue la casa estaba vacía, llame varias veces a la puerta sin obtener respuesta alguna. Tome mi móvil y marque varias veces… daba señales pero nadie atendía.

¿Habría pasado algo?

Regrese frustrada a casa. Sin respuestas ni consejos, y sin volver a ver a Edward.

Viernes 13 de septiembre. Tercer y ultimo deseo.

A la mañana siguiente una sonriente Sue apareció por la puerta de mi habitación con un pequeño pastel casero y 18 velas.
Maldición, era mi cumpleaños, habia olvidado por completo la fecha dado que nunca fue algo para festejar, mi madre murió el mismo dia que yo nací, ¿Qué sentido tenía celebrarlo?

Resople exasperada con el intento de Sue, no me apetecía en absoluto, pero… ella lo hacía con su mejor intención asique fingí un instante de alegría y sople mi tarta.

Me habia levantado de mal humor, y si le sumaba el hecho de que era mi cumpleaños… pues el dia no prometía gran cosa.

Fui a clase y cuando llego la hora del almuerzo, Alice me esperaba en nuestra mesa habitual con una sonrisa radiante.

Justo antes de sentarme se le escaparon las palabras que no quería oír en todo el dia.

--Felicidades Bella. Dijo ella tapando su gigantesca boca…por si alguien cercano la habia escuchado.

--Ya te vale Alice… sabes que no me gusta este dia… no quiero sorpresas ni felicitaciones por favor. Suplique con voz dura.

--¡OK! Pues aquí tienes mi regalo, dijo ella haciendo una mueca y poniendo sus ojos en blanco.

Puso sobre la mesa una bolsa con un lazo discreto y me lo entrego.

--Es un vestido, ya esta, si te digo lo que es no es una sorpresa, dijo con una sonrisa traviesa… --esta noche salimos de marcha si o si, necesito despejarme un poco de mis líos sentimentales y a ti no te iría mal hacer lo mismo, tienes mala cara… dijo ella de forma que no aceptaría un NO por respuesta.

--¿y a donde tienes pensado secuestrar a una amargada como yo? Dije irónicamente.

--Es un club nuevo de la ciudad, se llama CoNdEnA2… y me han dicho que es lo mas… quiero ir y tu vendrás conmigo, ¿está claro? Dijo ella mirándome como siempre hacia cada vez que me negaba a algo.

Resople y refunfuñe durante un rato, hasta que cambio de táctica y me miro con esa carita de corderito degollado que era imposible denegarle nada.

Terminamos en su casa poniéndonos guapas para la ocasión, esta vez con un vestido largo de color azul noche y espalda descubierta, con una abertura que llegaba hasta mis muslos, unos zapatos de tacón, maquillaje intenso y mi melena suetla en ondas.

Ella vestía con uno similar al mio pero de un color caramelo suave y mas discreto, se maquillo ligeramente y se puso unos tacones de aguja que la hacían ver mucho más alta de lo que era.

Reconozco que cuando llegamos el lugar me impresiono, era amplio y abierto, con varias pistas de baile y barra libre, estaba lleno hasta los topes y aun asi la cola para entrar daba la vuelta a la manzana.

Nos dejamos llevar por la música y la bebida, los hombres nos miraban mientras bailábamos descaradamente en la pista de baile, las mujeres nos lanzaban miradas asesinas y envidiosas.

Pero nada de eso importo, mi cuerpo disfrutaba sintiéndose asi, normal, deseada y relajada.

El alcohol nublaba mi visión, entumeciendo mi cuerpo, estaba pasándome con la bebida, un refugio pobre que me sentaba fatal, pero… era mi excusa, mi unica vía de escape para las cosas que me estaban pasando, me sentía sola ante el peligro. Un pensamiento enfermizo del que me arrepentiría.

Mi celular sonó varias veces antes de poder atenderlo.

Su voz era inaudible por el ruido a mí alrededor asi que sali hacia la calle.

--Bella, ¿Dónde estás? Llevo llamándote rato. Dijo Edward con voz tensa y preocupada.

--Es…toy en un… club, en… la ciudad… ¿condena2 te suena? Tuve que mirar el letrero para cerciorarme, estaba algo ebria.

--¡no te muevas de ahí, enseguida ire a buscarte! Dijo ladrando enfadado, oí el rugir de unas llantas al otro lado del teléfono y después colgó.

¿Por qué se ponía asi?

Aun asi me senté en la acera, mirando mi teléfono móvil mareada y confusa.

Cuando él llegó, no vino solo como me esperaba, sus hermanos venían con él, sus rostros eran vigilantes como si estuvieran a la espera de un ataque.

Edward se acerco a mí a paso ligero, no hizo preguntas, simplemente me tomo entre sus brazos y me metió en el coche.

--¿Qué… que esta… pasando Edward? ¿A dónde me llevas? Pregunte entre susurros.

--He estado a punto de perderte, ellas están aquí, han venido a por ti, te llevare lejos del peligro, nos iremos hasta que…

--¿Quiénes son ellas? Pregunte justo cuando la bombilla de mi cerebro se encendió en respuesta a mi pregunta.
Las brujas Denali.
¡Alice!
--¡DETENTE, PARA! Alice aun esta en ese club… dije comenzando a ponerme nerviosa.

--¡No!, gruño Edward a su hermano que conducía como un loco por las calles de Seattle.

--Seguramente sea tarde para tu amiga… pero daremos caza a esas brujas de una vez por todas, dijo la rubia sentada en el asiento del copiloto, mientras me miraba con odio por el espejo retrovisor.

--No puedo dejarla allí si corre algún tipo de peligro, jamás me lo perdonaría, Edward por favor déjame regresar, tengo que volver por ella, ella lo haria por mi… dije con lagrimas en los ojos.

--¿Y SI ELLAS TE ENCUENTRAN, ACASO QUIERES MORIR? Grito Edward mientras masajeaba el puente de su nariz intentando calmarse.

--¡Lo prefiero antes de que sea ella quien sufra por mi! dije con el mismo tono enfadado.

Apretó su agarre sobre mi cuerpo negándose a esa posibilidad, pero tenía que entenderme, ella era mi mejor amiga, ella era parte de mi familia y no podría lavar mi conciencia huyendo mientras ella…

No quería ni imaginar qué clase de cosas serian capaces de hacerle a Alice solo con el fin de hacerme daño a mí.

Yo era su presa, era lo que ellas querían y lo tendrían si con ello conseguía una oportunidad de salvar a mi amiga.

Toque su rostro con el fin de apaciguar a la bestia protectora, no quería verlo enfadado. Cuando roce su cara, su mayor miedo en ese instante era perderme para siempre…

Habia algo más, como un secreto de su naturaleza que no pude comprender con claridad, porque su mayor preocupación en ese instante era yo. Mi vida en sus manos.

--Por favor, Edward… dije mirando sus hermosos ojos verdes…

Respiro varias veces antes de ceder.

--¿Y cuál es tu plan Bella? Dijo su hermano Emmet con total confianza…

Mi plan, ¿a caso tenia alguno?

Mi unica idea era ir y rescatar a Alice, o intercambiarme en su lugar y que ella quedara a salvo.

Pero sabía de sobra que Edward jamás permitiría algo asi.

--Bueno, yo sere el cebo… quiero que ellas crean que voy sola y sin ayudas. Cuando Alice este a salvo… entráis en acción y… deje sin concluir mi frase. No podia prever el final de toda esta locura.

Edward me miraba con enfado, él sabia que a mi plan le faltaban varios puntos y que mi vida dependería de ellos.

--Me gusta, ellas no se imaginaran que vas acompañada por alguien… como… nosotros… dijo Emmett mientras daba media vuelta de regreso al club.

CoNdEnA2… un nombre muy oportuno para una ocasión como esta.

En mi mano estaba el poder de salvar a mi amiga o condenarla para siempre, por mi estupidez y mi despiste. De mi dependía la vida de muchas personas esta noche… y no permitiría que ninguna de ellas sufriera por mi causa. Si debía morir, con gusto lo haria por ellos.

Definitivamente, el dia de mi cumpleaños era una fecha maldita que habría que borrar del calendario, siempre sucedían cosas siniestras contra mí y mis seres queridos en fechas como estas, desaparecer para siempre y llevarme conmigo el dolor de los que me querían y formaban parte de mi vida era parte de mis pensamientos constantes. Esa era mi realidad.

Sali de mi entumecimiento cuando estábamos a dos calles de distancia, si este era mi fin, debería despedirme del único hombre sobre la faz de la tierra capaz de hacerme feliz…

--Edward, yo… no sé qué es lo que pasara esta noche… sea lo que sea que este destinado a ocurrir debes saber que te amo, encontrarte aquella noche tan mágica y unica ha sido lo mejor que me ha pasado en mi vida, te quiero… y siempre te querré… dije con mis ojos llenos de lagrimas.

No era consciente de las miradas perturbadas de sus hermanos, simplemente él era todo mi mundo, sus ojos me miraban con una mezcla entre tristeza, miedo y orgullo. Una suave sonrisa curvo sus labios mientras se acercaba a mí y me besaba como si no hubiera un mañana.

Para mí al menos no lo habría.

--Daria mi vida por ti hermosa, nada va a ocurrirte, nosotros estaremos allí… dijo seguro de sí mismo.

--Llegó la hora. Dijo un Emmet bastante excitado con la idea de luchar contra las Denali en una batalla a muerte.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo entero ante esa idea. Ellos no tenían culpa de mis males y aun asi aquí estaban apoyándome y ayudándome con sus vidas.

Sali del coche a toda velocidad, no quería que me vieran hundirme rendida ante mi propia muerte.

Cuando entre en el local, nada estaba como minutos antes, la gente, la música, el ambiente se habia trasformado en algo lúgubre, vacio y siniestro. Se oían voces que hablaban al unísono, canturreando en una lengua desconocida una y otra vez…

Un grito desgarrador y ensordecedor me saco de vuelta a la realidad.

Corrí hasta llegar al centro de la pista de baile, que ahora era un altar de fuego.

Cuando vi a mi amiga Alice tendida sobre una mesa maniatada, con su ropa rasgada y varios cortes en sus brazos, me quise morir, estaban desangrándola frente a mí, mientras una copa gigante se llenaba del rojo liquido que daba la vida a mi amiga, el olor de la sangre me hizo retroceder, asqueada.

--Vaya, vaya… mirad quien se ha apuntado a la fiesta… ya era hora de que aparecieras… dijo Tanya mientras cogía la copa de vino y la colocaba en el altar.

--Dejar que se marche, por favor, es a mí a quien queréis, aquí estoy, ella es inocente… por favor… dije a media voz. Mis palabras se atragantaban con el olor de la sangre y el pánico.

--No, ella no se ira de aquí, ella morirá por ti, y tu morirás por ella. Y no habrá nadie que pueda evitarlo, la sangre de una virgen y tu muerte como ofrenda nos dará el máximo poder. Dijo Jane mirándome con odio.

Un golpe seco en mi cabeza, me hizo desmayarme y caer al suelo redonda.

No sé cuánto tiempo pase sumida en la oscuridad de mi inconsciencia, pero cuando abrí mis ojos me sentía mareada, habia humo por todas partes, sentía mi piel arder como el averno.

Estaba atada en el altar mientras las ascuas de fuego se acercaban a mí lentamente.

Gritaba de dolor pero no habia nadie para ayudarme, veía a Alice frente a mí, que poco a poco se apagaba y ambas perdíamos la consciencia, sin fuerzas…

Definitivamente mi plan era una mierda, todos íbamos a morir esa noche.

--Bella, no, Bella, despierta amor… dijo esa voz de arcángel que tanto amaba, podia sentir sus manos en mi cara, pero la oscuridad me llamaba, me invitaba a quedarme allí y esperar un final rápido al menos.

--¡Jasper! Grito Edward frenético… sentí agua helada correr por mi piel chamuscada un alivio inmenso seguido de un dolor lacerante.

Cuando abrí nuevamente mis ojos la batalla estaba frente a mí.

Emmet, luchaba contra Jane, algo que por tamaño debería ser fácil, pero que estaba siendo realmente complicado. Los brazos de Emmet se incendiaron cubriendo lentamente todo su cuerpo en llamas, mientras que Jane con un simple gesto de su mano, lo golpeaba violentamente haciéndolo volar por los aires en todas direcciones, aun asi él volvía a por ella con más vehemencia, lanzándole bolas de fuego sin parar y sin dar en el objetivo…

Jasper, luchaba contra Tanya, mientras ella con un leve silbido abría grietas en el suelo haciendo temblar hasta las paredes y los cimientos del club, mientras que ramas gruesas de árboles y plantas con espinas salían a la superficie, un muro de vegetación que Jasper intentaba destruir haciendo que el agua se cristalizase entre sus manos, trozos de hielo afilados que chocaban ruidosamente contra las ramas sin muchos resultados.

Y Rosalie, ella estaba intentando llegar hasta Alice, pero de repente, un gigantesco lobo, saltó para interceptarla, como si el trofeo del cuerpo de mi amiga le perteneciera. Habia algo familiar en ese animal tan monstruoso y abominable, sus ojos fieros me miraron con fijeza antes de entrar en acción y atacar sin piedad a Rosalie, que luchaba contra la bestia sin miedos, lo golpeaba y lo aplacaba cuando este atacaba contra ella con fuerza salvaje…

Y Edward… cielos, el estaba luchando contra Victoria, oía sus gruñidos de dolor aun entre la bruma y el resto de peleas a mi alrededor.

Ella lo estaba lastimando, poco a poco lo dañaba, disfrutaba haciéndolo y se reía.

Edward desaparecía en un segundo, para aparecer tras ella y conseguir detenerla unos instantes, pero el poder de Victoria era el más peligroso de todos, ella detenía el tiempo durante unos segundos, simplemente con chasquear sus dedos, y con eso bastaba para pillar a Edward desprevenido o en medio de un ataque y herirlo.

Ellos tenían poderes, eran fuertes y tenaces… Pero ellas tenían dones por la magia negra…

Cualquiera podría salir perdiendo en esta lucha.

Mire a Edward durante un segundo a los ojos, eso basto para que Victoria tomase la delantera en la contienda y lastimase su pecho con un cuchillo. Un gemido de dolor y una mueca horrible cruzo su rostro antes de caer al suelo herido y sin fuerzas.

Grite y luche contra mis ataduras en vano, el dolor que sentía en mi interior era más potente que el de las heridas.

Sus hermanos se desconcentraron lo justo por lo ocurrido para ser atacados con saña por las demás brujas.
Estábamos perdiendo y todo se debía por mi culpa.

Victoria, se acerco a mí y agarro mi cabello arrancándome varios mechones, ese leve contacto me hizo ver sus mayores temores y secretos. Mi última baza para detenerlas o distraerlas al menos…

Ella odiaba fervientemente a sus hermanas, quería sus poderes y destruirlas para siempre. Quería ser la unica indestructible y verlas sufrir. Ella sentía envidia por la belleza de su hermana Tanya, y soñaba con desfigurar su rostro para ser la más bella. Odiaba a su hermana Jane por ser el ojo derecho de su padre, y soñaba con hacerla desaparecer para ser la admiración del mismo. Sentía envidia de toda aquella persona que fuera mejor que ella en algo, me envidiaba a mí, o bueno a mi yo antiguo, la snob estirada y cruel que era tan popular y tan temida… y por último, su deseo… era conseguir el autentico amor de Jacob Black.

Vaya, las tres hermanas sentían cosas por ese imbécil, las tres se matarían por él.

¿Qué tenía Jacob de especial? Si era un creído, cretino, baboso…

Pese al dolor que sentía en mi cabeza y mi cuerpo… una sonrisa petulante se formo en mi cara.

Mientras Victoria prendía mi pira y el fuego voraz consumía todo a mí alrededor… ella realizaba el embrujo metiendo mi cabello en la copa de vino y bebiendo de ella…

Sus labios rojos por la sangre de mi amiga, comenzaron a convulsionar, sus ojos cambiaron a un tono carmesí y cayó al suelo de rodillas, mientras las palabras salían por su boca en un tono más grave y gutural.
--Tus oscuros deseos son ver sufrir a tus hermanas porque las envidias, quieres verlas morir hoy aquí y no harás nada para salvarlas porque ansias sus poderes, y las tres estáis enamoradas de Jacob Black, pero él no os quiere a ninguna porque es gay… grite como una loca.

Ella volvió en si unos segundos mientras me miraba con odio.

Sus hermanas se quedaron mudas y paralizadas, me miraban fijamente a los ojos. Ellas sabían que era verdad, al igual que sus secretos salieron a la luz guiados por mis palabras, los de su hermana tambien lo hicieron.

Jasper aprovecho para congelar a Tanya en una escultura petrificada e inmóvil.

Emmet prendió fuego alrededor de Jane imposibilitando su huida y sus ataques.

El gigantesco lobo, quedo aturdido tambien por mis palabras, y Rosalie aprovecho para amarrarlo con unas ramas del suelo y dejarle acorralado.

Victoria se elevo varios metros sobre el suelo, mientras destellos oscuros y sombríos envolvían su cuerpo. La magia negra estaba haciendo efecto en ella…

El humo y el dolor abrasador me hicieron cerrar los ojos de nuevo y ya sin apenas fuerzas me rendí a la oscuridad.

Lo único que deseaba en ese momento, era que nadie de los aquí presentes sufriera daño alguno por mi culpa, moriría yo en lugar de todos ellos, les protegería con mi vida si ellos seguían con las suyas para siempre. El amor y la gratitud que sentía por todos ellos, Alice y los Cullen, era tan grande y poderoso que prefería morir por ellos antes que vivir sin ellos.

En ese momento pasaron dos cosas a la vez… el pequeño dije en forma de corazón de mi pulsera cayó al suelo rompiéndose en varios trocitos diminutos y desapareciendo, quizás habia perdido mi última oportunidad para siempre, mientras que Victoria levantaba con orgullo el cuchillo con el que habia herido a mi Edward, y sin esperas lo clavo en los más hondo de mi corazón, terminando con la tortura de ver caer a los míos y el dolor por el fuego.

Un grito horripilante salió de mis labios mientras veía a Edward levantarse del suelo adolorido y cansado. Susurre un te amo y me deje llevar por los brazos de la muerte.

O eso pensé yo.

Una sensación apacible inundo mi sistema, una calma y una quietud perfecta que se trasformo en un sueño confuso al principio y borroso. Se trataba del mismo sueño de mis noches anteriores, esta vez pude ver y comprenderlo todo. Mi madre aparecía en él, con un aurea violeta con reflejos azules y una sonrisa bondadosa en su cara. Era ella. Rodeada de otros espectros sin identidad.

El cielo me invitaba a ir a él, mi madre me hacía señas para que la acompañase en su camino al otro lado. La muerte me habia alcanzado, brindándome la opción de vivir para siempre junto a mi amada madre en el cielo.

Me acerque a ella cegada por su infinita luz y la abrace con toda mi alma. Ella acaricio mi rostro suavemente y me dijo lo siguiente:

--Te quiero hija, siempre estaré ahí contigo y formare parte de ti y de tu vida… pero tienes que despertar, aun no ha llegado tu momento. Con esas palabras se despidió de mí, y todo quedo a oscuras nuevamente.
Oía voces, gritos y ruidos a mí alrededor, pero me rehusaba a abrir los ojos. Hasta que escuche su voz. La unica capaz de devolverme al mundo de los vivos, la unica voz capaz de guiarme en la profunda oscuridad.
Él me imploraba que regresara a su lado, llorando rogaba por mí, mientras sus manos acariciaban mi cara. Edward estaba desconsolado creyendo que me habia perdido para siempre. Su voz aterciopelada traspaso la barrera que me mantenía sumergida en el abismo.

Su llamado me elevaba por encima de esa bruma y me hizo reaccionar. Si la muerte no pudo conmigo, menos podría la oscuridad.

Abrí mis ojos llenos de lágrimas recordando las palabras de mi madre. Aun no habia llegado mi hora y podría ser feliz junto al único hombre que ame y amare hasta el fin de mis días.

--Te amo. Susurre mirándole a los ojos.

Edward no daba crédito, me tenía entre sus brazos, a salvo y con vida y aun asi no creia que eso fuera real.
Me abrazo con fuerza, con posesividad y anhelo. Beso mi boca con ansias, con temor y con amor.

Nada más importaba ahora, solo él y yo.

--Mi amada Bella, ¡cielos! ¿Esto es real? Creí… que te habia perdido para siempre. Susurraba con la garganta oprimida.

Mi amor, mi salvación, mi todo, el hombre que hacia girar mi mundo en un solo segundo, el único por el que daría todo de mi sin miedos.

Me ayudo a levantarme con cuidado y me quede de piedra cuando vi el entorno que nos rodeaba.

Alice estaba en los brazos de Jasper, malherida y delicada pero a salvo. Emmet estaba junto a Rosalie de un modo protector.

Jane y Tanya yacían en el suelo, débiles e indefensas… pero  ¿Dónde estaba Victoria?

Edward comprendió el hilo de mis pensamientos.

--Victoria les ha arrebatado los poderes y se ha fugado con Jacob, él era el lobo… pero no tienes nada que temer, le daremos caza y será destruida tarde o temprano, me las pagara por haberte lastimado, Bella, tu ahora eres mi vida. Dijo mi amor, con total naturalidad.

Asi que ella habia conseguido escapar, habia logrado su objetivo principal, que era obtener el poder de sus hermanas y transformarse en una hechicera poderosa y peligrosa.

Rápidamente llevamos a Alice a la casa de los Cullen, ella necesitaba ayuda médica urgente, y yo no comprendía porque no íbamos camino al hospital mas cercano… hasta que lo vi con mis propios ojos.

Carlisle Cullen, el padre de los chicos más increíbles y prodigiosos que nos habían salvado la vida hoy, nos esperaba en la puerta de la mansión con un gesto serio pero aliviado.

--Hijos míos, soy tan feliz por vuestro regreso… dijo con la mirada ciega pero fija en nuestra dirección.

Llevamos a Alice a la sala más cercana y una vez tumbada en el sofá mas cercano, con un poder casi imperceptible, las manos de Carlisle sanaban allí donde rozaban la piel malherida de mi mejor amiga. Sus pómulos tomaron el color sonrosado habitual y ella resurgió de nuevo, regreso al mundo de los vivos y no pude ser más feliz en ese instante, todo habia terminado. Al menos por ahora… Aunque Victoria regresase para destruirme, éramos un equipo que lucharía y haria todo lo posible por vencerla de una vez y para siempre.

--Padre, ella es Isabella, mi amada Bella, necesita tu ayuda tambien si te ves capaz. Dijo Edward mirando mis quemaduras y la sangre que fluía de mis heridas.

Carlisle resoplaba cansado por curar a mi amiga, se veía agotado físicamente, como si el dolor pasara de una al otro, y aun asi él lo soportaba. Se acerco a mí lentamente.

--No… no hace falta señor, de verdad, apenas me duele, se ve tan cansado… dije mirando a Edward con enfado.

No quería que su padre padeciera mis dolores, eran cosa mia, mis heridas de una batalla en la que casi lo pierdo todo, mis cicatrices de guerra que me recordarían que nadie pudo conmigo, ni la muerte, ni la magia negra, ni las brujas…

Aun asi Carlisle se acerco a mí y con sus manos intento hacer lo mismo que con Alice. Curar mis heridas y sanar las lesiones de mi cuerpo. Frunció el ceño varias veces al comprobar que no podia, algo estaba mal en mí, algo le impedía curarme y eso le frustraba. Hizo varios intentos más hasta que se dejo caer en una silla, agotado y sin fuerzas.

--Hijo… no puedo… no comprendo que pasa… pero no puedo. Es como si una barrera me impidiera acceder a ella. Dijo Carlisle pensativo, explicando lo que habia sentido al tocarme y no poder hallar la forma de sanarme.

--¿Cómo es eso posible padre?  Nunca habia pasado nada como esto, has curado a cientos de personas en peor estado… ¿Por qué a ella no? Dijo Edward irritado y asombrado al mismo tiempo.

--Porque ella es un escudo hijo. Dijo Esme mientras entraba con paso lento junto a nosotros.

--¿Un escudo? Dijimos varios de los allí presentes a la vez.

La sorpresa fue común, nadie esperaba algo asi. ¿Qué quería decir que yo era un escudo?

Esme vio la duda en mis ojos y explico claramente la situación.

--Pediste tu último deseo en el último segundo, por eso estas con vida aun. El deseo que has realizado lo pediste por amor, no por odio. Querías proteger a tus amigos y a tus seres queridos poniendo tu vida en su lugar. Esa razon es la que te ha concedido el don de ser un escudo, por ello Carlisle no puede curar tus heridas, como Jasper o Emmet no podrían lastimarte con hielo o fuego… eres una de las elegidas Bella, y posees el don de la protección.

Todos, incluida yo misma, expulsamos el aire de forma sonora y jadeante.

Ciertamente eso era lo que habia ocurrido, mi último deseo fue salvar a mis amigos y ocupar su lugar para que ellos no fueran lastimados. Pero sería esa mi redención.

--Hagamos una prueba… dijo Emmet sonriente e incrédulo.

Edward se puso en medio de los dos para detener a su hermano.

--¡No lo harás Em! No la tocaras… dijo entre dientes Edward a la defensiva.

--¡Venga ya hermano! es la unica manera de probar si lo que dice mama es cierto o no, ya lo has oido. Contesto Emmet con una sonrisa socarrona.

Antes de que nadie se diera cuenta, una bola de fuego de la hoguera que calentaba el pequeño salón salió disparada contra mi cara.

Ni Edward ni nadie podrían detener algo asi de inesperado.

Pero al parecer yo sí. Cerré mis ojos esperando el ardiente impacto que nunca se produjo. Una capa trasparente y elástica alrededor de mi evito que el fuego me tocase. Sentía el calor pero nada más allá.

Emmet salió disparado de la habitación mientras Edward le perseguía enojado, esfumándose para aparecer frente a él y detener su huida una y otra vez.

--Soy un escudo. Dije con una sonrisa triunfal en mi rostro.

Carlisle me explico brevemente que en sus años de vida, el jamás vio a un ser como yo, mi don era codiciado por brujos y hechiceras, pese que no se consideraba un poder activo, era muy eficaz. Y que aparte de protegerme de los ataques de mis enemigos, si entrenaba duro conseguiría proyectarlo y proteger a los demás.

Esa idea fue la que me motivo a entrenar cada dia junto a Jasper o Emmet, ya que Edward se negó en rotundo cuando le pedí ayuda.

Pasaron los meses y todo volvió a la normalidad, si es que esa palabra existió en mi vida alguna vez.

Alice comenzó a salir con Jasper, una relación seria y estable que la hacía inmensamente feliz, amada y respetada por el hombre de sus sueños.

Emmet… siguió siendo Emmet. Enamorado de una Rosalie dominante y con carácter que con el tiempo cedió a sus encantos.

Carlisle y Esme, estaban encantados y realmente orgullosos de toda su familia. Eran felices por nuestra felicidad, éramos una verdadera familia unida e inquebrantable.

Mi relación con mi padre mejoro de la noche al dia, era como si mi angel de la guarda, mi madre, le hubiera dado un empujoncito en sus sueños. Comenzó a tratarme con más cariño que nunca, mostrándome sus fotografías y recordando sus historias juntos. Algo que habia anhelado toda mi vida, por fin estaba sucediendo finalmente.

Edward y yo, éramos la parte de un todo, como planetas en la misma órbita, destinados a formar parte de algo profundo, hermoso y eterno. Su amor me colmaba, me  llevaba a lugares de ensueño donde nadie mas habia estado, países y ciudades que siempre quise descubrir y tenía el privilegio de estar a su lado en cada uno de mis pasos. Aun me hechizaba el poder tan excepcional que tenía mi novio, con solo ver la imagen de un lugar, ya fuera en un libro o en una fotografía… tomaba mi mano y desaparecíamos en medio segundo para descubrir infinidad de partes del mundo. Era una aventura constante estar a su lado, el amor era la clave para encontrar el verdadero camino rumbo a la felicidad.

La oscuridad, los problemas y los golpes que me dio la vida, fueron por una buena razon. De cada caída aprendí a superarme, a levantarme y continuar, con cada derrota o perdida fortalecí mi corazón.

Y ahora que soy plenamente feliz, que siento esa clase de amor que te vuelve loca en un segundo y que mueve todo tu mundo, comprendo que mereció la pena cada lágrima derramada, porque encontré mi hueco en el mundo, el lugar en el que encajaba a la perfección. Comprendí finalmente que la magia existía y que siempre habia formado parte de mí.



12 comentarios:

MarEu SaAl dijo... [Responder]

Felicidades! Una gran historia. Me ha gustado mucho.

Anónimo dijo... [Responder]

Fantástico

Bell.mary dijo... [Responder]

Una buena historia.........fantastica.......suerte...besos

Anónimo dijo... [Responder]

MUCHAS GRACIAS POR VUESTROS COMENTARIOS enserio...me encanto escribir esta historia..aunque se que se me hizo bastante extensa jjj racias por el apoyo y GRACIAS A TI LU¡¡por publicarlo en tu blog..besotess para tod@s
TERESA...

usagui dijo... [Responder]

Me encanto muchas felicidades y Suerte espero se haga fic

Anónimo dijo... [Responder]

Una historia encantadora, estáis poniendo muy difícil el votar jajajaja.


ANTONIA

nessatink dijo... [Responder]

Woaoooooo realmente encantadora y fantastica me encanto.... Mucha suerte

Anónimo dijo... [Responder]

Hola por aqui. Bueno aunque es un oS de corte fantastico tal y como solicitaba Lu, he de decir que me identificado con esta Bella ya que yo tambien me he llegado a sentir excluida de un mundo en donde primaban las mujeres igualas a las brujas Denali. Y en donde los tíos como Black eran los amos.

Me ha gustado mucho el final, que haya mucha suerte.

Besos

Pamhdz dijo... [Responder]

Excelente historia, muy interesante y me encanto su amor ..buena suerte

SUHEY dijo... [Responder]

Gracias por esta historia a veces es tan hermoso poder soñar con cambiar las cosas que nos hacen daño, pero es más valioso encontrar el amor,el mensaje de Ed en en celular me facino, si me llega uno así me pongo a dar de gritos !!!!

Felicidades !!!

Lumy Cullen dijo... [Responder]

El capí estuvo grandioso, me encantó!!!

belcullen dijo... [Responder]

Una gran historia,ha estado genial