Capitulo 3: El pianista

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El pianista

Miraba detenidamente la lluvia que caía a cantaros sobre mi ventana, como siempre Port Ángeles y toda esa zona era un lugar donde seguro 5 de cada 7 días en la semana llovía.

Pero mis pensamientos estaban en otro lugar, con la familia Cullen.

¿Por qué derepente esta familia llamaba tanto mi atención?, eran hermosos sí estaba fascinada con su belleza, pero no era eso lo que me atraía, era otra cosa más que no lograba ver bien.

Al parecer estaban enlazados con tal fuerza que yo no podía comprender, la base de la fortaleza de esa familia era la unión y el afecto que tenían entre ellos. Precisamente ese era un valor que yo no tenía bien instaurado, ya que mi familia se había diluido apenas yo nací. Mi madre decidió escapar de la casa de mi padre unos meses después que me dio a luz, no le gustaba para nada Forks y mi padre se quedó allí solo durante años hasta que yo decidí irme a vivir con él, simplemente para darle algo de libertad a mi madre. Durante lo años que viví en Phoenix con mi madre, prácticamente me crecí sola… sin hermanos ni ningún pariente cercano. Sería por eso que ese sentido de unidad que tenía la familia Cullen me llamaba la atención y despertaba en mi cierta pizca de envidia.

Los años que viví con Charlie mi padre fue durante mis años de preparatoria, hice pocos amigos y los dejé de ver cuando tuve que irme a estudiar a la universidad en Seattle, luego volví solo una vez a Forks para asistir al funeral de mi padre hace ya 3 años. Murió repentinamente en un accidente que tuvo en su lancha de pesca, no hubo nada que se pudiera hacer.

Salí de mis pensamientos cuando escuché el teléfono sonar, dí un respingo volviendo a la realidad y atendí, del otro lado me saludaba la misma vocecita alegre y despreocupada que la de la otra noche, Alice.

_Bella!, que alegría encontrarte!... ¿cómo has estado?!, no te llamé antes porque … mmm… tuve cosas que hacer, pero.._ uf!, Alice no paraba de hablar…

_ Esta bien Alice como astas?... que bueno oírte!_ en verdad era bueno oírla, no sé por qué pero me podía acostumbrar a esas voces tan melodiosas.

_Bien Bella, solo llamaba para hacerte una invitación… en realidad quería invitarte a mi casa para que me ayudes en algo… si quieres, es que… tengo que hacer una invitaciones para el fin de semana que viene, es solo un pequeño evento que estoy organizando y te necesito para saber algunos nombres… por fa Bella, me ayudas?_

Tenía sentido, yo era quien había vivido mas tiempo allí y tal vez necesitaba ayuda,

_Ok Alice, te ayudaré… solo dime la hora y estaré allí_

_Ah!... que bueno, pero… mejor sería que vengas a eso de las 4 al Club, nos encontramos allí y nos vamos a casa, creo que no te sabes el camino igualmente y yo no se donde vives, te parece?_ Claro, tenía razón.

Esa tarde, luego del almuerzo me dí cuenta que tal vez y solo tal vez, iba a tener la posibilidad de ver a su hermano Edward. Cuando caí en la cuenta de que existía esa chance mi corazón traicionero comenzó a palpitar con fuerza… ¿por qué tenía que dejar que alguien me afectara tanto?... ni siquiera lo conocía, solo lo había visto esa noche en el Club y si… vi su belleza y su rostro perfecto, pero yo no parecí agradarle. Definitivamente no tenía que dejar que ese hombre me afectara.

Nos encontramos en la entrada del Club, me fue difícil llegar hasta allí, todavía seguía lloviendo y apenas logré recordar el camino. Alice y Jassper estaban terminando de arreglar algunas cosas para esa noche, tenían buenas expectativas ya que el fin de semana pasado todo había salido como lo esperaban y aún mejor.

_Supongo que esta noche vendrás no?!_ me preguntó de pronto cuando estábamos por salir del Club.

_No creo Alice!... se supone que parte de venir a estos lugares implica tener que bailar…. Y Alice YO NO BAILO!_

_Ok, pero al menos considéralo no?... por favor Bella, a los chicos les caíste bien y Esme se la pasó hablando de ti toda la semana… encajas muy bien con mi familia!_ me lo dijo riendo. Yo la imité sorprendida y haciendo un gesto de locura con mi dedo.

La seguí por la carretera en mi coche y ella en su auto ultimo modelo, no sabía que marca ni modelo era pero en la parte delantera había un flameante TURBO escrito sobre el chillón amarillo canario. Casi me daba vergüenza conducir mi viejo auto a su lado.

Sin darme cuenta cambió de dirección, adentrándose entre la espesura del bosque y siguiendo un sendero de tierra.

Derepente apareció de la nada una enorme casa blanca de tres pisos que se erguía orgullosa en el medio de un enorme claro. Waauu! pensé… esta si que es una casa.

Era hermosa, por dentro y por fuera… todo era inmaculadamente blanco, luminoso y amplio. Esme tenía muy buen gusto y hacía que todo pareciera perfecto, desde la sala con amplios ventanales hasta la cocina curiosamente como nueva, como si nunca la usaran. Era perfecta!.

_ Bienvenida Bella… que bueno que nos visites._ me dijo Esme cuando me vio en la entrada de la casa. La felicité por su hermoso hogar y me invitó a pasar al living.

Cuando íbamos hacia allí, me quedé admirando un hermoso piano de cola que se hallaba cerca de la entrada. _ Es de Edward, es el músico de la familia…_ me dijo Esme cuando vio que me detuve a verlo. Woow! Qué otra cosa me podía sorprender… sin duda era la familia perfecta.

La tarde transcurrió entre charlas y risas mientras nosotras hacíamos las invitaciones y los chicos Jassper y Emmett jugaban a los juegos de video en la sala, mas tarde se nos unió Rosalie, la hermana que me faltaba conocer. Sin palabras… era una modelo o algo así, al menos a eso debería dedicarse… no había duda de que era la mujer mas hermosa que había visto por ese tiempo. Tenía los mismos rasgos que los demás, pero era rubia, alta y muy bonita, parecía una Barbie. Aunque pude comprobar que era de pocas palabras.

Me sentía cansada y quería irme a casa, la tarde se había pasado rapidísimo y ya habíamos terminado. Estaba cavilando distraídamente cuando comencé a escuchar unas hermosas notas en un piano. Todos quedaron en silencio, incluso los chicos que estaban jugando a mi espalda. Esme y Alice se miraron cómplices y una sonrisa apareció en sus labios, yo solo seguía escuchando. Era realmente como mecerse en una nube mientras un ángel toca el arpa para ti, mis oídos no quería escuchar otra cosa… era una hermosa melodía que alguien estaba tocando en el piano de la entrada. No se cómo ni cuando pero me levante de la mesa y sigilosamente, como si de mí dependiera que la melodía no se detenga, me dirigí hacia donde provenía esa música que me hipnotizaba.

De repente, de estar sentada en la mesa del living pasé a estar parada a lado del piano, mirando embelezada a Edward como acariciaba delicadamente las teclas con sus pálidos dedos. Él no pareció notarme y siguió tocando, nadie de su familia se acercó… solo estábamos él y yo y su música.

Podrían haber pasado horas, días… y yo seguiría ahí, escuchando y mirándolo embobada. Perdí la noción del tiempo y del lugar, solo lo veía a él, su cabello rebelde pero hermoso que se arremolinaba en su coronilla, sus finos rasgos, su fuerte mandíbula, su lisa y nacarada piel, quería poder tocarla y sentir su suavidad, su ojos dorados que miraban detenidamente las teclas, pero que finalmente me miraron a mi. Casi colapso… que belleza se cernía ante mis ojos!.

_Espero que te haya gustado._ me dijo mirándome con una media sonrisa, su voz… esa voz… era como un bálsamo para mis oídos. ¡¿Qué más me podía hacer este hombre?!... todo en él golpeaba de una manera descomunal sobre mi persona. Solo a un mes de haber roto con… no… ni si quiera lo podía nombrar. Solo a un mes de acabar con una relación y este hombre llegaba a mí como un soplo de aire puro, como agua pura de un manantial que calma la sed de un sediento. Pero por Dios que tenía miedo… esto era demasiado perfecto.

_Si… ees .. hermoso._ me costaba articular las palabras._ mmm… tú la compusiste?_

Me miró a los ojos fijamente y pude notar que entornaba los ojos como si intentara ver algo a través de ellos. Esbozó una media sonrisa que me hizo abrir la boca como si me faltara aire y me dijo: _ Mmm… sí, la compuse yo. Soy Edward… creo que no nos conocíamos… Bella?_

_Sí, soy Bella… de hecho… tu familia me habló algo de ti._

_Espero que no te hayan dicho nada malo… si lo hacen no les creas._ dijo riendo, yo todavía estaba perdida en el dorado de sus ojos así que solo respondí con una tonta risita. Sentía que la sangre se subía por mi rostro hasta hacer explotar mis mejillas… maldición! me estaba sonrojando.

_ No te preocupes… no suelo juzgar a las personas por lo que dicen de ellas… a demás te aman. _ Ahora la risa la largaba yo y él me acompañó.

No sé cuanto tiempo estuve allí pero no parecía ser suficiente, hablamos de todo… su familia, los lugares a donde había estudiado, me contó que principalmente era músico pero que también le interesaban otras cosas como la arquitectura, el diseño, la automotriz, etc, hablamos sobre mi trabajo, el Club y me dijo que la otra noche solo había asistido para felicitar a Alice pero que se fue porque tenía que hacer unas cosas. Parecía avergonzado, pero no pregunté nada.

Después de un rato terminé sentada en la silla del piano, a lado de Edward. Esa cercanía causaba un torbellino de sensaciones en mi piel, era cosquilla y electricidad a la vez, podía acostumbrarme a eso… quería hacerlo. Algo nos sacó de la charla tan compenetrada que teníamos… Alice. Eso me hizo acordar que ya era muy tarde y que desgraciadamente tenía que marcharme, seguramente mi cactus estaba sediento y esperaba por mi… ja!.

_Debo irme…_ le dije a Edward mientras me levantaba, él se levantó también.

_Quieres que te acompañe?... ya está de noche y…_ me dijo él mientras Alice se cruzaba de brazos mirando con una sonrisa picara en los labios.

_ No… vine en mi auto y conozco el camino. Gracias!_ él solo asintió con la cabeza. Los dos hermanos me acompañaron hasta mi auto, Alice iba dando pequeños saltitos a mi lado, diciendo algo de que nos veríamos al otro día o algo así y Edward venia del otro lado caminando tranquilamente con las manos en los bolsillos y la cabeza gacha, yo solo le prestaba atención a él. Nos despedimos y solo me fui.

La noche era cerrada, la luna solo asomaba cuando las nubes le daban paso. Yo iba pensando en lo hermosa que había sido esa tarde… quería grabarla en mi memoria y sin querer tenía la sensación de que la densa nube oscura que cubría mi corazón desde hace un mes comenzaba a diluirse. Estaba por cruzar el pequeño puente que me daba la bienvenida a Por Ángeles cuando sonó mi celular… se me escapo de la mano cayendo al suelo del auto pero alcancé a ver que era una llamada de Ángela. No sé como sucedió, pero al querer alcanzar mi móvil se movió el volante y resignada vi en una fracción de segundo que iba a chocar de lleno con uno de los lados del puente, por el impacto me golpeé fuerte la cabeza con el volante, solo sentí una fuerte punzada de dolor y luego se nublo todo.

Lo próximo que vi fue un ángel, un blanco y resplandeciente ángel en la oscuridad. Un ángel que me llevaría… cerré mis ojos y lo oí decir con su suave voz: _No temas Bella…estoy aquí._

Mi ángel…