Capitulo 4: Mi tentación

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Perdon!!, lo hice muy largo pero... es Edward chicas!!... no quiero sacarle nada, espero que les guste.

POV de Edward

No podía dejar que le pasara esto a ella… no! ella no!.

Solo atiné a tomarla por la cintura mientras ella trataba de mirarme confundida, se había golpeado fuerte la cabeza y tenía su vista nublada… quería mirarme pero no podía enfocar. Solo le dije con un susurro: _ No temas Bella… estoy aquí._ luego la saqué del auto segundos antes que Emmett lo dejara caer al río, la acuné en mi regazo, tenía la esperanza de que todo iba a ir bien… ella ya estaba a salvo en mis brazos.

¿De qué manera había cambiado mi vida desde que Alice había tenido su visión hace ya 3 semanas?. Una visión fugaz fue suficiente para cambiar mi existencia.

A penas mi hermana había decidido poner en marcha su Club había tenido su visión… Una mortal tomada de la mano de un vampiro, felices y enamorados. Claro… no me hubiese preocupado tanto por una tonta visión… de no ser que ese vampiro era YO.

¿Es que no podía el destino jugarme una peor pasada?... enamorarme de una humana, eso era lo que el destino guardaba para mi?.

_No Alice!... no insistas no iré_ dije decidido la noche en que Alice inauguraba su Club. Quería evitarlo a toda costa, quería evitar conocerla… era peligroso para mi familia y para mi tentación estar con ella.

_De todas maneras la conocerás!... tuve otra visión Edward!... ella y yo muy amigas!_ me gritaba mi hermana mientras cerraba la puerta de mi cuarto. No mentía… la vi en su mente, era cierto… Alice con esa chica abrazada como grandes amigas.

Al parecer no iba a poder evitarlo… daba vueltas en mi habitación, quería correr, ir de caza tal vez eso era lo que me podía calmar, tal vez uno o dos ciervos servirían para aplacar mi frustración. Di vueltas por el bosque pero mi motivación no aparecía, seguía pensando en esas visiones que había tenido Alice. Decidí ir a casa y noté que ya todos se habían ido al Club… menos Rosalie que se encontraba de paseo en casa de los Denali y Carlisle se encontraba trabajando en su oficina.

Tomé mi Volvo y fui decidido al Club, no perjudicaba a nadie si solo echaba un vistazo. Solo quería verla y saber que de verdad existía y que tal vez… No!, no la conocería… eso era peligroso hasta para ella. No tenía que dejar que una insignificante humana causara tal efecto sobre mí… todos estos años de soledad había formado una coraza resistente a los humanos y ella no la vendría a tirar abajo de un día para otro. Solo… quería verla.

Llegué al club pasada la medianoche, entré procurando que mi familia no me viera y me escondí en las sombras del vestíbulo. Vi desde allí a Alice que revoloteaba de mesa en mesa y busqué con la mirada al resto de mis hermanos. En seguida capté la voz mental de Esme “Oh!.. es tan encantadora, ojala Edward hubiese venido”… entonces supe quién era la mujer que se sentaba a su lado. Solo le veía la espalda con su cabello suelto cayendo con suaves ondulaciones… ¿por qué seguía mirando?, listo!, ya la había visto… ¿por qué no podía despegar los pies del suelo para salir corriendo de allí?... “Entupido!... Entupido!... vete ya!” me dije a mi mismo.

“Sabía que vendrías”… me dijo la voz mental de Alice que me miraba del otro lado del salón con una sonrisa de suficiencia… “Quieres verla bien??” su sonrisa me irritaba.

De pronto vi a Alice correr hacia la mesa donde se encontraba ella junto a Esme, tomó la mano de la chica y tironeó invitándola a bailar… ella no parecía muy contenta, sin embargo cuando Emmett le agarró la mano, fue con él algo resignada. ¿Era ella la chica de la visión de Alice?... era muy linda… aún en la oscuridad, las visiones de Alice no le hacían justicia.

Solo quería verla más de cerca así que me aproximé a la mesa donde unos segundos antes había estado ella sentada junto a Esme, pero cuando me senté en esa misma silla me paralicé por completo, cerré los ojos con fuerza e inhalé por última vez. El aire cargado de su aroma entró por mi nariz quemándome despiadadamente recorriendo mi garganta como si hubiese tragado una braza encendida. El aroma, el efluvio de esa mujer me estaba matando.

Todos mis sentidos se pusieron alertas y agarré con mis dedos fuertes el borde de la mesa como si fuera un ancla, si me soltaba era ella la próxima cosa que agarraría.

Mi madre se percató y me miró confundida, seguramente cuando se encontró con mi mirada asesina se dio cuenta.

_Vete._ me ordenó con tono firme pero tranquilo.

Sin soltar el borde de la mesa me paré y posé la mirada donde se encontraban ella y Emmett, en ese momento me vio y supongo que logré asustarla ya que se paralizó en el lugar. De repente sentí la mirada de toda mi familia clavada en mí.

Todos gritaban mentalmente, podía oírlos a cada uno de ellos. Pero mi mirada estaba clavada en esos ojos y no pude escuchar nada que viniera de ella…Cómo era posible?.

“Vete ya!!!... no cometas una locura” me decía mentalmente Alice.

“Corre hermano… yo te alcanzaré, ve a cazar”, decía Emmett… Si!, debía cazar, mis instintos me lo gritaban… pero me decían que lo haga allí mismo y no en el bosque… y mi presa no sería un inmundo animal, era ella… ella era mi caza.

“Vete!, no respires”, alguien me decía. No lo hacía pero su efluvio penetraba mi piel hasta calentar mi fría sangre.

Entonces con un esfuerzo que me partía el alma me dí vuelta bruscamente y salí casi corriendo de allí. No respiré hasta estar en mi auto lejos de ese lugar.

Tomé la vida de dos ciervos… mientras me devanaba los sesos pensando cómo esa mujer había tenido tanto efecto en mí. Mi sed estaba calmada pero no saciada, la necesitaba a ella para que mi sed se serenara… solo a ella. Ella tenía el néctar del que ningún vampiro se saciará jamás. ¿Por qué ella… por qué justamente ella, la que se suponía debía ser mi destino?.

Al llegar a casa mi padre me esperaba sentado en el banco de mi piano. Esme me tranquilizaba con sus pensamientos desde su habitación.

_Edward… tu madre me contó lo que sucedió., debemos hablar._

_Si padre… necesito tu guía._, luego nos dirigimos a su despacho. Le relaté con lujo de detalles todo, desde mi curiosidad por ella, hasta mi repentina y abrumadora sed, incluso la imposibilidad de leer su mente y mi huida. Luego de un momento de silencio en que se debatía en sus pensamientos me dijo: _En verdad hijo, en mis trecientos años jamás sufrí algo así… pero puedo imaginarme tu sed. Y aún más el debate interno que debes estar teniendo._

No… en realidad no creo que ningún vampiro en el mundo haya sentido lo que sentí yo esa noche. Aún así no se lo dije, solo escuchaba a mi padre con la esperanza de que en base a su experiencia encontrara una respuesta, una esperanza…

_ He escuchado mitos por ahí, sobre lo que te pasó hoy._ Mitos… ja!, mi vida estaba llena de mitos… era una ironía del destino.

_En Italia, los altos vampiros se refieren a estos humanos que enloquecen a los nuestros con su sangre como un “cantante”. Bella…_ no podía creer que dijera su nombre, ni yo me lo permitía, sin embargo sonaba tan hermoso…_ es tu cantante, esto quiere decir que su sangre “canta” para ti._… si… era eso, al parecer toda ella cantaba para mi. ¿Qué me estaba sucediendo?... ¿era su sangre la que me llamaba o era simplemente ella?

_Edward debes calmarte y pensar… solo es tu decisión. Todo es muy raro ahora, pero espera unos días y tal vez… comprenderás._ mi padre apoyaba su mano en mi hombro, me avergonzaba sentir esos deseos intensos de matar y luego mirar a mi padre a los ojos. El me había inculcado sus valores y principios y ahora parecía que estaba a punto de traicionarlo y de tirar todo lo que había obtenido en este último siglo a la basura.

Hice caso a mi padre y traté de serenarme para pensar bien las cosas.

La semana transcurrió lenta y silenciosamente, me confiné a mi mismo y trataba de hablar lo menos posible con mi familia, la vergüenza todavía hacía mella en mí. Comencé a cazar más seguido ya que era latente el ardor que sentía en la garganta cuando su imagen se me cruzaba por la cabeza.

Alice hablaba de invitarla a casa para hacer unas cosas, yo no decía nada ya que sabía que mi hermana la quería como amiga y en definitiva no era su culpa que yo sintiera eso tan fuerte por ella, aunque tampoco era la mía.

Bella… Bella, tendría que acostumbrarme a decir su nombre al igual que tenía que hacer soportable su exquisito aroma.

La tarde en que Bella vendría a casa yo me dispuse a saciar bien mi sed en el bosque… debía mantenerme bajo control para intentar un acercamiento esa tarde. Cuando llegué a casa su auto ya estaba estacionado en la entrada… “todo va a salir bien” me dije a mi mismo, tomé unas cuantas bocanadas de aire puro y entré a casa.

Respiré despacio mientras sostenía aún la perilla de la puerta… si… su olor me golpeó fuerte como un viento caliente en la cara, pero al menos lo podía soportar.

“Ve despacio hermanito… ella está aquí conmigo”, me decía mentalmente Alice.

Entonces decidí calmar mi ansiedad sentándome en el piano, tal vez si tocaba algo lograría mantener mi concentración en otra cosa. Elegí una composición de mi autoría y comencé a tocar. Dejé de escuchar los murmullos en la sala y traté de concentrarme en las teclas y las notas de la melodía.

De repente la pude sentir a mi lado, tan dulce y fragante que quemaba mis sentidos, pero con sumo esfuerzo continué tocando. Toqué para ella… que en silencio escuchaba a mi lado. Pude sentir su calor, su dulce aroma y el latido de su corazón acelerado al principio y acompasado después.

Luego de unos momentos terminé la pieza y levanté la mirada, mis ojos chocaron contra los suyos y vi un delicioso rubor subir por sus mejillas, le pregunté si le había gustado y algo nerviosa contestó que si. Debía ser un caballero y me presenté, entonces me dijo que mi familia ya le había hablado de mí, me impacienté por saber qué pensaba, no podía leer su mente y no podía saber la opinión que se había formado sobre mi persona. Cortésmente me contestó que no solía prejuzgar a las personas por lo que se diga de ellas, un alivio me inundó. No parecía asustada y eso me tranquilizó.

La conversación fluyó y se tornó en una charla tranquila y amistosa.

Me atreví a hacerle lugar en mi asiento ya que aún permanecía sentado frente al piano y para mi alegría se ubicó junto a mí. Su aroma me aturdió pero pude aguantar… desde ese lugar podía ver sus ojos de un color chocolate intenso y me gustaba reflejarme en ellos, su cabello castaño con reflejos rojizos enmarcaban su perfecto rostro y su hermosa y pálida piel me invitaba a tocarla, lo más delicioso era que podía sentir su corazón latir tan cerca que parecía que compensaba sobradamente la ausencia de latidos en mi pecho.

Alice… maldita Alice ¿por qué tenía que interrumpir?, “Ja!... hace unos días no querías para nada conocerla y ahora no la quieres soltar!” me recriminaba alegremente en mi mente.

Bella se disculpó dándose cuenta de lo tarde que era, yo la quise acompañar hasta Port Ángeles pero no me dejó hacerlo. Subió a su auto y la vi alejarse hacia la carretera.

Unos minutos después entre a casa dirigiéndome al salón, Alice y Esme estaban ordenando la mesa en la que habían trabajado, Emmett y Ros miraban televisión en el sofá y Jassper se preparaba para salir.

_No!!!_ escuché que Alice gritaba paralizándose con la mirada perdida, su cara estaba desgarrada por una mueca de terror. Busqué en su mente el motivo y la vi… vi a Bella perdiendo el control de su auto y cayendo por el puente hacia el río. Alice había tenido una visión y de pronto todos la miraban.

_Emmett!!_ fue lo único que pude decir antes de salir corriendo con todas mis fuerzas y con toda la velocidad que era capaz hacia la carretera, en cuestión de segundos estábamos dirigiéndonos al sur, hacia Port Ángeles. El puente quedaba a unos 8 Km. de donde estábamos, nos tomaría unos minutos llegar… solo rogaba que no fuera demasiado tarde. Emmett hizo un esfuerzo inmenso para mantenerse a mi lado, pues yo era el más veloz de la familia, corríamos como nunca cuando divisamos las luces traseras rojas del auto de Bella a cierta distancia, todavía podíamos lograrlo. Estábamos muy cerca cuando comenzó a derrapar _tómalo!! Le grité a Emmett y yo salté hacia delante justo cuando éste tomo el auto por detrás deteniéndolo antes de que comenzara a caer hacia el río… el auto había quedado con la mitad delantera colgando y Emmett usando su máxima fuerza sosteniéndolo por detrás, yo aproveché esos segundos para colgarme del puente, me sostenía solo con una mano y con la otra abrí la puerta del conductor… en unos segundos ya la tenía en mis brazos. La subí por la barandilla del puente justo cuando Emmett no resistió más y dejó caer el auto al río.

Pasaron largos segundos para comprender que realmente estaba a salvo… en mis brazos y me negaba a soltarla. La examiné con la mirada buscando alguna herida superficial, eso realmente complicaría las cosas si había sangre, pero no pude ver nada y solo me concentré en su cabeza, ella estaba inconciente por el aturdimiento que había sufrido con el golpe en su frente, en la cual ya comenzaba a verse un magullón morado.

_Llama a Carlisle!... debe examinarla._ Emmett se limitó a hacer lo que le dije. Yo seguía mirándola, ella estaba a salvo en mis brazos… lugar en que siempre debería estar… en mis brazos.