PRIMERA PARTE Capitulo 1: Felicidad es tu nombre

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Amigas, como les prometí... aquí el primer capitulo de "Amanecer" desde el POV de Edward. Lo voy a divdir en partes y espero que me perdonen la desproligidad... pero bueno. La primera parte empieza aquí. La segunda parte es la que ustedes ya conocen y luego vendrá la tercera parte... besos!!!!

PRIMERA PARTE Capitulo 1: Felicidad es tu nombre

Me encontraba mirando hacia el horizonte supuestamente en mi jornada de cacería, pero no lograba concentrarme para nada en esta tarea… mi cuerpo estaba aquí pero mi mente y mi corazón vagaba por otras partes, lugares más cálidos, más felices, más divinos. Estaba feliz… más que feliz, al fin mi amada Bella iba a pasar de ser mi novia a ser mi esposa ante los ojos de todos… ESPOSA, que lindo que suena cuando la imagen con la que va acompañada es la de mi tierna y delicada humana… Bella. Claro que esto de “humana” era un pequeño detalle que no iba a permanecer siempre así… humana hasta después de la boda, momento en el cual la iba a condenar para toda la eternidad a vivir como yo. Había tratado de evitarlo, a toda costa y con todo precio, pero Bella era tan obstinada que no cedería un paso y mucho menos ahora que había aceptado casarse conmigo a pesar que la idea no se le hacía muy atractiva que digamos. Se había fijado como único objetivo ser transformada, y para ello renunciaba a muchas cosas y aceptaba sin refunfuñar muchas otras, la admiraba por ello y a decir verdad esa era una de las cosas que tanto me atraían de Bella, su obstinación y su ímpetu para alcanzar algo.

_Hey! Hermanito!... ¿seguirás cazando mariposas o vas a tomar en serio la vida de algún puma?... “tu” Bella debes estar esperando_ me dijo Emmett mientras acababa de alimentarse de un gran oso gris.

Nos encontrábamos al oeste de Parque Olimpic, Jassper, Emmett y yo, entonces vi que tenían razón, yo me perdía en mis pensamientos mientras Bella andaba sola por todo Forks. Era cierto que la cuidaba lo más que podía, aún si no estaba con ella, pero con la suerte de Bella cualquier cosa podía pasar. No iba a poder estar tranquilo hasta después que se convirtiera.

Aún así me había tomado la libertad de tomar algunos recaudos para asegurarme que ella se encontrara bien durante mis ausencias, había podido adquirir temporalmente un Mercedes Guardian a un muy alto precio que pagué con gusto. Este era solo el auto de “antes”… era poco para lo que Bella se merecía… en cambio mi regalo de bodas estaba tapado en un rincón del gran garaje de mi casa a la espera que mi Bella valla a descubrirlo luego de su transformación, ese sería el auto del “después”, tenía la esperanza que el amor a la velocidad y a los buenos autos deportivos despertara junto con su nueva vida. Sin embargo este Mercedes solo era un préstamo de la empresa por ser buenos clientes de la marca, una muy acertada excepción para quien más lo necesitaba… mi Bella. Lo hice traer de Europa después del ataque de Victoria… no es que esperábamos nuevos ataques, pero aún así todo podía suceder, ya que aún andaban por ahí lo irascibles licántropos a los que Bella suele llamar “amigos” a excepción claro de Jacob, del cual no volví a tener noticias desde que ella había tomado su decisión hace un par de meses atrás. Y también se cernían por ahí más de los míos, vampiros sedientos de sangre humana, no los mismos a los que nos habíamos enfrentado meses atrás, sino otros aún más peligrosos… los Volturis. Llegaría el día en que vendrían a cerciorarse que Bella había cumplido con el acuerdo, el de transformarse en uno de nosotros. No podía permitirles acercarse a mi Bella, había peligros por todas partes para ella, pero este era el peor.

Corrí un poco más adentrándome en la espesura del bosque y desplegando todos mis sentidos, mi olfato captó el efluvio de un animal, un puma. Corrí persiguiendo ese exquisito aroma, que no superaba en nada el enloquecedor aroma de Bella, pero aún así salté sobre él agarrándolo desprevenido, solo cuando noté su cuerpo flácido y vacío bajo el mío, lo solté y comencé a correr para alcanzar a mis hermanos… mi sed estaba satisfecha y no quería pasar ya ni un minuto más alejado de ella.

Mientras el viento rozaba mi rostro al correr pensaba en lo rápido que habían sucedido las cosas, desde que me separé de ella por mi entupida convicción de que lejos de mí ella estaría a salvo, todo se había vuelto muy tortuoso y enfermizo para mi, de todos modos era lo mínimo que me merecía y eso lo tenía bien claro… la relación de Bella con Jacob había crecido a tal escala que había llegado un momento, luego de la batalla con los neófitos y con Victoria, que había existido la posibilidad que Bella se separase de mi para ir corriendo tras ese perro. Mi Bella se había dado cuenta que también lo amaba, pero no en la medida que me amaba a mí, ella me había dejado claro que el amor por él no era nada comparado a lo que sentía por mí y me lo estaba demostrando al aceptar casarse conmigo, a pesar que para ella el matrimonio era algo sin sentido.

Yo le creí, siempre le creería… aunque fuera la más vil y llana de las mentiras… siempre, por mi complejo masoquista y mi egoísmo, flaquearía ante sus palabras, porque yo la quería para mí… porque ella me tenía en sus manos. Aún cuando en la tarde que vio por ultima vez a Jacob y lloró en mis brazos como si el mundo se hubiese venido abajo, aún allí yo estuve con ella… negándome a dejarla aunque me estuviera rompiendo el corazón en mil pedazos. La contuve, la besé, la abracé y sequé sus lágrimas siempre pensando en que tal vez ella no había hecho la elección correcta, pero cuando se lo pregunté simplemente me dijo que había estado peor antes. Yo entonces supe a que se refería y la amé aún más, como si ya no era suficiente.

_Hermanito… mañana tenemos una sorpresa para ti…_ me decía Emmett cuando regresábamos a casa, con una gran sonrisa en su rostro.

_Lo que sea Emmett podrá esperar_ le dije impaciente cruzando el bosque como un rayo.

_No…no, no, no… esto no puede esperar, es ahora o nunca… ¡Tu despedida de soltero!!_ me dijo riendo y eufórico.

_Todos tuvimos una Edward… no puedes negarte, nos debes eso._ me dijo Jassper sonriente.

_No lo creo chicos… no quiero dejar sola a Bella._ les dije preguntándome qué clase de despedida de soltero se le habría ocurrido a Emmett, porque de seguro esto era idea de él.

_Vamos Eddy… Bella no te extrañará, ni siquiera se dará cuenta de tu ausencia._ me dijo Emmett en tono de suplica, _ ya verás que nos divertiremos, iremos a cazar y … quien sabe… tal vez…_ terminó mi hermano guiñándome un ojo, mientras por su mente pasaban imágenes de chicas desnudas bailando sensualmente, un gruñido salió de mi pecho.

_¿Tal vez qué Emmett?,no querrás que Rosalie se entere de eso no?_ le dije devolviéndole el guiño de ojo a mi hermano, al que ya se le había borrado la sonrisa del rostro y abría los ojos como platos.

_Tú no serías capas!..._ me gritó.

_Si Emmett, ahora todos tenemos ante quien responder… yo tengo a Bella y si tu quieres que Rosalie te recuerde a la furia de los osos pardos, pues ve y diviértete._ le dije volviendo a emprender la carrera a casa.

_Ok hermanito!!... entonces solo iremos de caza mañana… sé de un lugar donde se encuentran las mejores presas!_ replicó Emmett en tono malicioso echándose a reír.

_Solo si me arrastras Emmett…_ le dije tranquilamente.

_Solo será algo inocente… ¿crees que yo estaría dispuesto a ir si no supiera que luego Alice se pondrá como loca?...a demás ella sabrá, estará pendiente en cuanto salgamos._ dijo Jassper golpeando con su dedo índice la sien.

_Seh… eso es lo malo de tener una pitonisa en casa, esa enana nos arruina las salidas._ dijo preocupado Emmett, yo reí ante su expresión. Parecía niño castigado y reprendido.

En casa nos esperaban Esme y Carlisle que se distraían en distintas tareas cada uno por su lado. Carlisle estaba en su despacho estudiando un último caso de una cirugía antes de la boda y Esme hablaba alegremente por teléfono con René, la madre de Bella.

_Si querida… no te preocupes por los arreglos, ya estarán llegando dentro de un rato y los acomodaremos_ decía mi madre mirando el reloj de su muñeca_ … tú tranquila y disfruta de este día junto a tu hija._

El saló se veía caótico, Alice había insistido en que la ceremonia se hiciera bajo techo por el inclemente clima de Forks, ella podía adivinar que no llovería pero aún así sus visiones tenían fallas y no quería arriesgarse.

_Si querida… le daré tus saludos… Adiós!_ decía Esme mientras colgaba el teléfono.

_Edward tu suegra te manda muchos saludos._ me decía con una sonrisa, _ y Alice llamó, pidió que te dijera que tu traje está listo allá arriba en tu cuarto, que te lo pruebes._ yo asentí y subí las escaleras.

En mi cuarto y en un perchero de pie estaba mi traje… Alice se había esmerado en encontrarlo. Era un smoking negro con pequeñas rayas grises en toda la tela, era sobrio y elegante a la vez, eso hubiese dicho mi hermanita.

Me puse delicadamente cada pieza de mi traje, mi camisa abrochando sus botones… recordé cuando mi Bella, en un intento de seducirme en esta misma habitación hace un par de meses, trataba de desabotonar mi camisa nerviosamente, mi corbata… sus ojos me miraron con admiración aquella noche que nos encaminábamos al baile de promoción días después que James había tratado de matarla… esa noche en que pensó que la transformaría. Una sonrisa surcaba mi rostro mientras me vestía mirándome al espejo, me puse el saco y recordé cuando la conocí… cuando le presté mi cazadora en Port Ángeles cuando la suya la había dejado en el coche de Jessica… deseando que me la devolviera para volver a verla, para que su aroma impregnara cada fibra de mi y me inundara… a través de esa cazadora pude sentirla conmigo por días.

Ahora la tendría para toda una eternidad, ya que una vida no era suficiente… mil vidas no serían suficientes para estar a su lado, quería saciarme de ella hasta lo más profundo y sentirla en cada centímetro de mi piel… quería tenerla fundidos en uno solo, gritando mi nombre y derribando todos los tabúes entre nosotros dos… quería hacerla mía… hacerla mi esposa, mi dueña y mi todo… deseaba hacerla feliz, para siempre.