Capitulo 8: Imposible olvidarte

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Hola mis niñas!! por aquí con nuevo capi... un POV de Bella. Gracias por todos sus comentarios y lindas palabras!... no saben lo bien que me hacen, espero que este capi les guste, el proximo revela el sufrimiento de Edward... sip, no la va a poder olvidar. Besotes y no digo nada más... bye!

Imposible olvidarte

¿Por qué tenía que ser todo tan difícil?... ¿por qué me tuve que obsesionar con él de manera tan dolorosa?... si sabía que él era prohibido, imposible… ¿Por qué no pude mantenerme lejos de él a penas supe que iba a ser imposible olvidarlo?... ¿Acaso la vida no fue lo suficientemente cruel conmigo como para añadir esto a mis problemas, a mi roto corazón?

Sus dulces besos quemaban en mis labios, ausentes y tan presentes sin embargo…

Ya había besado mortales antes, pero jamás saboreé a alguien como él, tan adictivo y embriagador, esa noche en su habitación… cuando me colé tan peligrosamente y sin reparo alguno, sus labios se moldearon exquisitamente bien a los míos, yo había nacido para juntar mis labios a los suyos… había nacido para él. No me importó que sus padres estuvieran a metros de nosotros, no me importó haberme metido furtivamente en su habitación y haberme aprovechado de su falta de lucidez y mucho menos tomé en cuenta su título de sacerdote… yo lo quería tener, una falta grabe para mi egoísmo.

Lo único que me importó fue la confirmación de que él se sentía de la misma manera que yo, los latidos acelerados de su corazón cuando me acerqué a darle ese beso inocente en la comisura de los labios, su reacción al verme parada tras él en el jardín trasero de su casa, su toque en mi mejilla… todo en él me llamaba y todo en mí causaba la misma reacción en él… así fuera consecuencia y efecto de lo que provocaba mi propia raza, no dejaba de creer que lo que él veía en mí respondía a mucho más que a eso.

Luego de esa noche cuando creí que no lo vería nunca más, vino Emmett a hacerme la propuesta que me haría feliz por el resto de mi estadía en Seatlle, una salida con Rosalie y Edward al parque de entretenimiento de la ciudad. Cuando pasamos por él a casa de sus padres pensé que rechazaría la salida al saber que yo también iría, pero me sorprendió gratamente que nos acompañara de igual manera… se veía glorioso como lo recordaba, su cabello rebelde invitaban a mis manos a hundirse entre ellos, quería acariciarlo, sentirlo… Algo hirió mi corazón esa tarde cuando lo miré a los ojos, el hecho que parecía no recordar el beso de la noche anterior… por supuesto que no recordaba nada, las copas de más que había tomado habían hecho que su memoria fallara, haciendo todo más difícil para mí. Mi ánimo decayó estrepitosamente al saber que él no recordaba nada de ese beso que tanto había significado para mí… todas las conjeturas que yo me había hecho en cuanto a su reacción al verme o al estar de nuevo conmigo de nada servían ahora… nada recordaba él y nada tenía yo que reclamar. A Emmett se le ocurrió subir a un juego que si hubiese sido humana seguramente habría dejado mi estómago allí… sin embargo agradecí mi condición vampírica, ya que era inmune al vértigo y a todo efecto causado a las fuertes sacudidas y vueltas en el aire que ese juego era capaz de hacer. Por supuesto que no era inmune a Edward y casualmente me tocó compartir el cubículo solo con él, punto a favor de Emmett por haberme llevado a ese parque de diversiones.

Le pedí perdón por el beso que había compartido con él anoche, debía hacerlo por más que él no recordaba… había sido sacrilegio besar esos labios, pero lo volvería a hacer, en la misma situación y con el mismo hombre… me sorprendí cuando él me dijo que yo no había hecho nada que él no quería hacer… ¿Qué?...¿entonces lo recordaba?... no podía dejar pasar en eso, ni siquiera pude pensar cuando tomó mi mejilla y me volvió a besar, había obtenido su perdón solo para volver a pecar… solo que esta vez él me había besado. Eso fue lo mejor que pude hacer allí adentro antes de que el juego detuviese su marcha… besar una vez más a Edward, saborear otra vez sus labios y grabar a fuego en mi memoria la lucha frenética de nuestras lenguas, la danza sincrónica y perfecta de nuestros labios y su piel sobre mi piel. Le pedí una vez más, a pesar que era conciente que lo que estábamos haciendo estaba mal, que se quedara… junto a mí, no importaba en que términos o condiciones pero… que no se fuera, él era mi cable a tierra, en esos últimos días se había convertido en lo único que mis ojos querían seguir viendo, en lo único primordial en mi larga y vacía existencia… la única persona que me podía salvar.

Sin embargo yo no era digna de él, no merecía tenerlo en ninguna de las formas… ni como hombre ni como alguien sagrado, no merecía nada de él… y él lo sabía, porque decidió irse de todas formas… nuestra despedida fue en el auto de Emmett, un beso y un adiós, unas palabras prometiendo no entrometerme y solo eso… un fugaz encuentro que quedó grabado a fuego en mi memoria. Él se fue y yo me quedé allí luchando por no saltar de esa camioneta y decirle todo lo que sentía… en un intento de saber más de él y torturarme más con su ausencia, agucé mi oído para sentirlo dentro de la casa de sus padres, yo no había bajado a despedirme porque no era hora de irme todavía… había prometido a Ángela acompañarla unos días más en Seatlle, me quedaría con ella el resto de la semana, por esto tenía pensado visitar a los Cullen antes de volver a Alaska ya que Alice se había convertido en una buena amiga…

Edward se despidió de su hermano y cuñada para luego marcharse escaleras arriba hacia su dormitorio, escuché el sonido de una puerta al cerrarse y me aturdió lo siguiente que escuché…”¿Qué me haz hecho Bella?...”, su voz denotaba tristeza y dolor… la voz del ser más maravilloso de la tierra estaba rota y yo había causado eso. Me aferré al asiento del auto con ambas manos como si de ello dependiera mi vida, si me soltaba era capaz de correr a su habitación y tomarlo allí… en su cama… satisfacerlo de alguna manera y sentirlo mío. Él hizo de mí un despojo sin gracia, él me había quitado toda esperanza de salvar mi alma, porque ahora estaba fregada… no había alma que salvar si la suya estaba corrompida por mí… él me había dado esperanza y me la había quitado al segundo después, solo él…

Emmett me llevó al hotel para luego prepararse para su luna de miel, de manera automática llegué a mi habitación para tirarme sobre la cama a lamentarme, era inmortal, tenía fuerza ilimitada y nada podía afectarme directa o indirectamente… sin embargo parecía una simple humana a la que le faltaba el alimento para seguir subsistiendo, en eso me había convertido.

En unas horas más él se habría ido y todo habría terminado, se olvidaría de mí y seguiría con su vida porque así debía de ser, al menos para él. Yo volvería a James, retornaría a mi infierno personal, tal vez el que me merecía de ahora en más y el que me había buscado, el mundo seguía su curso y yo debía atenerme a eso.

Mi celular sonó en algún lado de mi habitación, me levanté de la cama a regañadientes para buscarlo y lo encontré… sobre la mesa de noche, llevaba horas allí… lo había dejado cuando decidí ir al parque de juegos en la tarde. Al fijarme en la pantalla bufé frustrada al ver quien era el que llamaba… James, si no atendía la llamada era capaz de venir por mí y llevarme a la rastra si podía,

_Si James…_ dije luego de descolgar el móvil

_Bella… ¿si James?, ¿solo eso?_ reclamó _te he estado llamando toda la maldita tarde y ¿solo recibo eso de ti?_

James podía ser muy cruel algunas veces y esa vez no iba a ser la excepción, aún si cientos de kilómetros nos separaban, yo sabía que podía acortar esa distancia corriendo a su mayor velocidad tan solo en unas horas, él era un excelente cazador para mi mala suerte y para aquellos mortales que habían sido osados y se habían enredado conmigo en la cama. Si… James era despiadado cuando de mí se trataba y marcaba su territorio aún a kilómetros de distancia.

_He estado toda la tarde con Rosalie, no llevé mi teléfono porque quería pasar el último día con mi amiga sin interrupciones James, perdona._ dije sutilmente

_Bien… ¿Cuando vuelves?_ su voz sonaba fría a y amenazadora como siempre,

_En dos días más estoy de vuelta, me quedo junto a Ángela que quiere que la acompañe solo unos días…_ traté de sonar lo más indiferente que podía, si sonaba lo más despreocupada posible podía quedarme sin que tuviera una de sus varias ocurrencias,

_Bien, te quiero aquí luego de eso, era para asistir a una boda que debías ir… no para vacacionar…_ dijo reprochando como siempre,

_Lo sé, pero no quiero dejar sola a Ángela… Kate, Eleazar y Carmen se van y no puedo dejarla sola… te veré en unos días…_

_Te conviene… iré por ti sino…_

Suspiré tranquila luego de que corté la llamada, parecía que lo había convencido… me dejé caer una vez más en la cama y decidí llamar a Alice para pedirle que hiciera de Guía turística mientras Ángela y yo estuviéramos en la ciudad, llamé temerosa que fuera otra voz la que contestara mi llamado pero me tranquilicé cuando la vocecita de Alice atendió el teléfono,

_ Alice… necesito un favor tuyo…_ dije de una vez,

_Oh… dime qué necesitas y veré que puedo hacer…_ ella se encontraba siempre dispuesta y eso era una buena característica de una buena amiga…

_Mmmm…. Ángela y yo necesitamos una buena guía que nos muestre la ciudad y pesamos en ti…_

_Oh! Que bien Bella! Gracias por tenerme en cuenta_ dijo con un gritito de sorpresa _ ¿Cuándo empezamos?.... ¿les parece bien mañana?_

_Si Alice, mañana estará bien_ le dije tratando de contener mi risa,

_Bien Bella… te tengo que dejar, debo ir al aeropuerto a despedir a Edward…_ la sola mención de su nombre hizo que mi muerto corazón diera un salto

_Bien… gracias Alice, mmm… ¿Edward se va ahora?_ no pude evitar preguntarle

_ Si, se va en el vuelo que sale media hora más_ dijo al tiempo que yo tomaba una decisión,

_Gracias Alice… nos vemos mañana_ le dije rápidamente. Colgué el teléfono y salí de mi habitación como alma que lleva el diablo, tal vez pudiera llegar al aeropuerto de Seattle a tiempo para verlo por última vez. Corrí a través de las calles tan fuerte como me lo permitían las piernas… tan fuerte como lo que era, una veloz vampiro. Antes de llegar al aeropuerto había comenzado a llover, presagiando una noche tormentosa… en todo sentido. Al llegar al aeropuerto no sabía a donde dirigirme, no quería presentarme frente a él y su familia sin ninguna buena excusa… era terrible mintiendo, así que solo me quedé allí cerca de las puertas de abordaje con la esperanza de verlo al menos por una sola vez. Sin embargo, a pesar que estaba robándole un ángel a Dios, el cielo había decidido ser bueno conmigo… vi a Edward dirigirse a los baños de hombres que estaba cerca de la salida, presurosa y con cuidado me recargué contra la pared de enfrente esperando a que saliera… me sentía como un depredador al acecho, nada más lejos de lo que era. Lo vi salir un momento después y decidí ir tras él, debía hablarle una última vez y saber qué era lo que le había provocado… qué era eso de lo que tanto renegaba él a causa mía. Instintivamente, ya que mi cuerpo y todo en mí lo necesitaba, me aferré a su muñeca… él no volteó y me di cuenta que enseguida supo quien era aquella persona que tan desesperada estaba, me recargue contra su hombro y extendí mi mano para apoyarla en su pecho… debía sentir su corazón y saber, si era posible, su reacción ante mí.

_No te vallas…_ le dije suplicante, él tomó mi mano que estaba sobre su pecho y se volteó hacia mí, mirándome a los ojos recargó su frente en la mía y me preguntó “por qué”… yo no entendía, le estaba pidiendo que se quedara y él no entendía el por qué… ¡porque me estoy enamorando de ti grandísimo idiota!... quise gritar, pero no era el lugar y no debía faltarle el respeto después de todo.

_¿Por qué me haces esto?... ¿no ves lo que causas en mi?_ me dijo haciendo que con cada palabra su aliento chocara contra mi boca,

_Tú diste vuelta mi mundo… tú dime ¿por qué no puedo sacarte de mi cabeza?_ le contesté… era la única verdad y él tenía que saber que no era el único afectado con todo esto. Inesperadamente ella tomó mi mano y jaló de mí llevándome por todo el aeropuerto como buscando un lugar, yo obedientemente lo seguí… iría con él hasta el fin del mundo. En la zona de free-shop nos metimos en un negocio de ropa, nos las arreglamos para llegar a una puerta alejada del lugar y nos metimos dentro… era un deposito que parecía ser destinado para guardar cajas del negocio. A penas entramos en tomó mi boca desesperadamente a lo cual yo respondí sin miramientos, al fin lo tenía y lo iba a hacer mío… aún allí en ese lugar. Nuestras bocas se movían sincrónicamente, mi lengua exploraba cada rincón marcando ese lugar como mío… solo mío y de nadie más… gemíamos a la par y sentía que me mojaba cada vez más, él era único y solo él podía lograr tales reacciones en mi cuerpo. Se separó para mirarme fijamente bajo la escasa luz, trató de decir algo pero yo le sellé los labios con uno de mis dedos y le dije que se dejara llevar, al fin y al cabo ya no valía la pena ocultar las cosas… la fuerte atracción que teníamos el uno al otro era avasallante. Él volvió a besarme con dulzura y devoción, mis labios se deleitaban con su dulce sabor embriagándose cada vez más con cada segundo que duraba nuestro beso. Tocó con sus manos ansiosas e inseguras cada centímetro de mi cuerpo bajando hasta mi cintura y adentrando una de sus manos debajo de la camisa, yo quería enseñarle como hacerlo… cómo gozar… quería ser quien le diera todo el placer que se merecía tras tantos años de abstinencia y castidad… quería amarlo como solo él se merecía.

_Tócame_ le pedí ansiosa con que me explorara con sus fuertes manos masculinas, mordí levemente su labio para incitarlo a hacerlo, Edward gimió sobre mi boca obedeció, con una de sus manos tocó mi pecho excitado, con su pulgar marcó la redondez de mi pezón y gimió en mi boca… pude sentir su fuerte erección en mi bajo vientre… cerré mis ojos fuertemente conteniéndome de no gemir más de lo debido, estábamos en un lugar público y el peligro de que nos descubrieran era sumamente excitante, pero no quería que él se avergonzara si llegaba a suceder… él tenía todo por perder, yo no tenía nada que perder… solo a él…

Me sorprendió sentir su mano que acariciaba mi pecho viajar hasta mi zona más íntima, se adentró en mi pantalón y jugueteó con mi tanga de encaje, yo solo sentía sus dedos acariciarme por sobre la tela haciéndome estremecer…

_Ed… ward_ gemí a punto de estallar, si él seguía haciendo eso no sabía qué era capaz de hacer… someterlo dentro de ese burdo cuarto iba a ser poco.

_Te quiero sentir…_ gemí una vez más, estaba tan cerca de explotar allí mismo. Él corrió la tela de mi centro haciendo más torturante el momento, introdujo dolorosamente sus dedos en mi interior… su dedo mayor se coló por mis pliegues haciéndolo tan satisfactorio…

_Oh Bella…_ me dijo con su voz notoriamente áspera por el placer, yo lo sentí dentro mío… sus dedos hacían círculos dentro de mi estrecha cavidad permitiéndome estar cada vez más cerca… ¡se sentía tan jodidamente bien!, Edward sabía muy bien donde tocar, aunque él no se diera cuenta lo estaba haciendo tan bien. Nuestros gemidos se oían tan bien juntos y era tan intoxicante sentir su delicioso olor a sexo en el ambiente… me sentía realmente satisfecha saber que yo le provocaba eso. Cuando mis paredes internas comenzaban a estrecharse antelando el delicioso orgasmo el altavoz anunciando su vuelo sonó en el ambiente, él vaciló con sus movimientos y yo lo miré expectante… todo se estaba yendo al diablo,

_Bella… debo irme…_ me dijo jadeando,

_No… por favor no…_ supliqué aforrándome a su cuello, no debía irse… no así sin más… _si supieras cuánto te necesito_ susurré en su oído pensando en que solo él era capaz de hacer eso, él finalmente detuvo su labor en mi sexo mirándome con curiosidad…

_En serio, debo irme… mi vuelo esta por partir_ dijo sacando sus dedos de dentro mío… me sentí vacía e insípida…

_No!...Edward… no es necesario que te vallas_ supliqué, estaba pensando en arrodillarme frente a él para suplicarle… implorarle… pero él me dijo que ya sabíamos cómo eso sucedería… no lo podía creer, su fuerza de voluntad era más fuerte de lo que pensaba,

_Por favor… si algo te provoco, si es tan solo un poco de cariño o lo que sea me tienes… quédate…_ debía intentar de todas las maneras posibles, dar lástima era una de ellas… Él finalmente dijo adiós cuando se separó de mi agarre en su cuello, lo había intentado… había suplicado, lo había tentado de todas las formas habidas y por haber… lo había dejado caer en el pecado así como así, lo había tenido en mis manos, pero él finalmente se escapó de mí cuando salió por la puerta de ese deposito de aeropuerto…

Se había ido… finalmente y luego de varias conjeturas de mi obsesionada mente, Edward se había marchado… dejándome allí, colapsando ante el rechazo de quien me había robado el corazón ultrajándolo y rompiéndolo de todas las maneras posibles, eligiendo servir y amar a alguien tan poderoso e inalcanzable como él lo era para mí. Lloré con lágrimas secas dentro de ese cuarto que aún olía a nuestros sexos, que aún olía a él… lloré sabiendo que había sido rechazada por el único hombre que realmente me había interesado… más que a nadie en toda mi vida, ¿ahora cómo lucho contra eso?... ¿cómo hago para olvidar si los vampiros nunca olvidan?... imposible olvidar a quien había hecho revivir las ansias del amor en mi interior, imposible olvidar de quien me había enamorado…