Capitulo 18: Perdóname mi amor

Tweet Amigas!! ¡¡FELÍZ DÍA INTERNACIONAL DEL LEMMON!!... para todas las que se dedican a escribir relatos con este tipo de estilo (me incluyo jeje) FELICIDADES!!! . Hice un One shoot dedicado para este día, pero la publicación será en unos días más, respetando a las amigas chilenas que también escriben y no pueden hacerlo en este momento por obvias razones.

Espero que este capi les guste o sino espero tomatazos, admito que es un poco duro y hay un poco de violencia, están prevenidas... pero la historia necesita tomar ese rumbo. Espero sus COMENTARIOS y muchas gracias por leer!... las amooo!!!

Perdóname mi amor

Debía esperar por James…

A penas se cerró la puerta del ascensor en el que se iba mi amor, me dirigí tranquila hacia mi habitación. No podía borrar las huellas, no esta vez… no podía confundir el efluvio de Edward y taparlo, ocultarlo, esparcirlo… no podía porque estaba en todos lados, en mí principalmente y en aquella habitación de hotel en que habíamos hecho el amor de manera desenfrenada y con un frenesí inevitable. Solo hice lo correcto para que el engaño no fuera tan obvio, sumergirme entre las aguas de un apacible baño, borrando sus besos, sus líquidos, su toque… borrándolo de mí nuevamente, aunque no para siempre.

¿Cómo decirle?, ¿cómo no ponerlo en evidencia si nuestro olor a sexo se esparcía por todo el lugar?, ¿cómo poder negarlo y salvarlo de un inminente ataque por parte del diabólico vampiro que tenía como compañero?. Varias opciones plausibles se me habían cruzado por la mente, primero huir… junto a él, tal y como él me lo había propuesto, mala idea… James era un excelente cazador y daría con nosotros con solo seguir nuestros rastros. Otra era enfrentarlo… otra mala idea, él era capaz de todo, capaz de matar sin importarle nada en absoluto, sin siquiera fijarse en la investidura de Edward, eso menos que nada ya que hasta nosotros mismos la habíamos corrompido.

Solo opté por una cosa, que se me daba bien con ciertas personas y esta no sería la primera vez que lo haría… engañar. Engañar a todos, a James principalmente y luego a Edward… debía hacerlo, estaba orillada a hacerlo, no había salida posible más que esa, lo haría para salvarlo de un ataque de James, para salvarlo de la muerte… lo haría por amor.

Salí de la bañera envuelta en una toalla, me miré al empañado espejo por un instante… lo único que veía era un ser despreciable que lo único que estaba destinado a hacer era hacer sufrir a las personas, hacerles daño. Así lo había hecho una vez con mis padres, según James, y así lo haría con el ser que más amaba en el mundo… Edward. Solo esperaba que la vida o lo que sea que estuviera rigiendo nuestros destinos, me lo perdonara… que me diera la posibilidad de estar junto a quién me había regalado el sabor del amor, el don de poder ser feliz.

Terminaba de secarme los cabellos ya vestida con una falda y una camisa cuando sentí un gruñido venir desde el corredor, cerré los ojos sabiendo que se avecinaba lo peor… James. Sabía que había percibido nuestros efluvios por su manera de gruñir, la puerta se sacudió de pronto con un movimiento de su mano…y allí estaba él, con su rostro retorcido en una siniestra y macabra mueca de ira y odio. Cuando me di cuenta de su ira ya lo tenía encima de mí estampándome contra la pared sin darme tiempo de decir nada, su brazo se situó en mi garganta oprimiendo fuertemente y su otra mano estaba de lleno en mi frente,

_Muéstrame…_ rugió, temí por un momento y lo miré con ojos suplicantes trasmitiéndole con mi mirada todo mi desesperado miedo, _dime ahora ¿con quién te acostaste?_

Negué con la cabeza en un intento de atrasar lo inevitable, el me apretó con más fuerza contra la pared mirándome a los ojos… solo veía ira, odio y aversión haciendo que su mirada se tornara negra. El miedo invadía mi mente y nublaba mis sentidos, era miedo por Edward, por su vida… yo?, yo no valía ni la mitad de lo que él valía para mí. Solo él se merecía gozar de este mundo y habitar el cielo, si es que existía uno.

_Dime o te juro que ahora mismo sigo su rastro, ¿por qué también percibo a Alice?_ dijo al mismo tiempo que olisqueaba ladeando levemente la cabeza,

_Ella estuvo aquí… con su hermano_ dije de manera firme, él me miró incrédulo tratando de comprender. Quería ver la mentira en mi rostro pero jamás se lo dejaría ver.

_¿Por qué huelo a sexo aquí?, ¿estuviste con él?_ murmuró oprimiendo mi cuello y obstruyendo mi respiración, aunque no la necesitaba para vivir si la requería para hablar. Él soltó su agarre al comprender esto pero no dejo mis manos libres ni siquiera para darme la oportunidad de defenderme. _¡Dime malditas seas!... ¿te has acostado con él?_

Cerré los ojos pidiendo perdón a mi amor, lo que iba a hacer era necesario… solo para protegerlo.

_Si… me he acostado con él._ admití como pude, James me miró con demasiada ira en su rostro… me tomó del cuello y me estampó contra la pared fuertemente. Si debía morir quería hacerlo allí en ese lugar, como la estúpida que era y por haber corrompido un alma tan pura como la de mi Edward. Si debía morir quería hacerlo lejos de él, lejos de todo lo que realmente me importaba, quería dar a cambio mi sacrificio por su felicidad, por el perdón de quien todo lo ve. Pero James tenía otros planes, siniestros y retorcidos.

_¿Por qué?... ¿a caso te lo hace mejor?, ¿eh?_ murmuró con su voz cargada de un falso dolor, _¿a caso esto goza mejor con él que conmigo que soy su dueño?_ dijo llevando una mano bajo mi falda hasta mi sexo y frotando toda mi entrepierna. No había para mí nada más asqueroso que la mano de James tocándome de esa manera, la idea de él dentro de mí simplemente me repugnaba.

_Dime… ¿gritas así de fuerte cuando él te lo hace?_ dijo presionando con fuerza sobre mi sexo haciendo que un grito saliera de mis labios, un grito entremezclado con dolor y sorpresa,

_Si_ dije desafiante, James lograba despertar lo peor de mí…

_¿A caso él logra hacértelo de esta manera perra?_ dijo mientras una de sus manos jalaba mis bragas y la otra liberaba su creciente erección. Quise zafarme de sus brazos pero su fuerza era mayor que la mía, siempre había sido de esa manera… de no haber sido así desde hace tiempo lo hubiese enfrentado para ser libre, pero el maldito tenía la fuerza necesaria para debilitar a un vampiro tan fuerte como él.

Jadeé cuando sentí sus piernas abrir las mías,

_James no…_ dije luchando por liberarme _no lo hagas, por favor_

_Te demostraré quién es el mejor, debes saberlo para el futuro… tú mi pequeña Bella eres mía._ dijo introduciendo con brusquedad su dureza en mi interior. Estaba hecho… me estaba haciendo suya, reclamando su propiedad sobre mí. Reprimí un jadeo… dos, tres… reprimí cada uno que se agolpaba en mi garganta, cerré fuerte los ojos y me dejé llevar por mi mente, que se cerraba a la realidad como cada vez que él hacía lo mismo. Solo volar, dejar volar mi mente mientras que mi cuerpo era corrompido una vez más… solo pensando en Edward, en mi razón de ser.

Acabé recostada en el suelo, con mis ojos nublados, mi mente volviendo a la realidad y mi cuerpo, sintiendo los estragos de la ira de James… Busqué por la habitación y lo vi, se estaba terminando de poner la camisa dentro de sus pantalones mientras se miraba en el espejo,

_Tendrás que buscarte otro humano, este morirá_ dijo sin mirarme… Me senté en un solo movimiento tratando de asimilar sus palabras,

_No… no puedes hacerle daño, no sabes por qué me involucré con él_ dije rápidamente, el temor invadía mis venas vacías, si a él le llegaba a suceder algo por mi culpa, ni una eternidad de torturas podría hacer pagar mi culpa.

James me miró con una sonrisa en el rostro, una sonrisa cargada de ironía y burla,

_Pensé que era solo por el sexo caliente con un humano_ dijo riendo _¿qué podría tener de interesante un simple y desabrido humano como él?_

_Es… rico, su familia lo es._ murmuré quedadamente, solo esperaba que Edward me perdonara algún día por eso _ Él está a cargo de una fundación, una Casa Hogar y una Iglesia_ dije en un hilo de voz. Traición… súbita y cruel traición era lo que estaba haciendo, pero tan necesaria para salvarlo que lo volvería hacer.

Miré a James tratando de saber si lo había convencido de alguna manera, él parecía pensativo mirando hacia algún lugar de la ventana que daba a las calles de Seatlle. Me levanté del lugar en el que había caído y fui hasta él, puse una de mis manos en su hombro tratando de parecer confiable ante sus ojos.

_Él maneja mucho dinero_ dije tratando de convencerlo. _Debe seguir vivo, solo… déjalo vivir _ supliqué. Sus ojos negros viajaron hasta mí, parecían comprender mi punto, parecían haber captado mis palabras, mis insinuaciones. Yo solo me repetía una y otra vez “Edward mi amor, espero que me perdones”. Vi a James asentir con la cabeza y sonriendo de manera burlesca,

_Mi pequeña, eres inteligente, sacando el hecho que te acuestas con un sacerdote… siempre supe que eras buena para el tema del engaño_ dijo acercándose para acariciar mis cabellos como si de un perro se tratara… un perro que había hecho bien lo que se le había enseñado y se lo recompensaba por eso con una simple y llana caricia. _Aunque me gustaría, para la próxima, que me cuentes tus planes de andar como una cualquiera, antes de dar por sentado la muerte de alguien_

El celular de James resonó en su bolsillo, él al tomarlo y ver el identificador de llamadas sonrió con una mueca fingida de sorpresa, se llevó el teléfono al oído y con voz ridículamente dulce contestó,

_Pequeña Alice, que gusto escucharte_ dijo mientras me miraba con complicidad. Debía encontrar la manera de advertirle a Alice sobre él, ella era lo bastante inteligente como advertir cómo era el verdadero James y así alertar a su hermano, a mi amor…

_Si precisamente dentro de un rato ya partíamos_ contestó a alguna pregunta de Alice,

_Está bien, sabes que me tienes en una mano pequeña, veré si Bella acepta._ murmuró diciendo una parte de la verdad. Él sentía debilidad por la menor de los Cullen, esa era la verdad… lo que jamás haría era pedirme la opinión para algo, esa era la mentira.

_Ok pequeña, mañana nos vemos_ dijo al terminar la conversación.

_Tu linda confesión nos cae como anillo al dedo, eso sumado al hecho que Alice te quiere aquí para organizar algunas cosas. Tenemos suerte!..._ dijo acercándose y dándome un brusco beso en los labios, tragué en seco ante ese repugnante gesto y sonreí forzadamente…

_Nos quedaremos unos días más. Haré un plan para sacarle a ese amiguito tuyo unos cuantos miles de dólares y luego de regreso a Alaska, borrando las molestias antes_ dijo pensando más rápidamente que de costumbre, _Por cierto, Alice nos invitó mañana a su casa para un almuerzo_

Abrí mis ojos de par en par sin poder creerlo, se suponía que Alice debía ayudarnos… no hacer peor las cosas, no enfrentar a las dos partes siendo uno un vampiro…

_¿Y piensas hacerle daño a él siendo que de esa manera dañarías a tu pequeña Alice?_ dije aún traumatizada por sus palabras,

_Armaré la escena, siempre puede ser un animal o un accidente_ dijo haciendo las comillas en el aire _Alice nunca sabrá que fuimos nosotros, a demás no le caerá en gracia saber que su hermanito sacerdote se acuesta con un demonio_ rió ante sus palabras. Si supiera que Alice ya sabía parte de esa verdad…

_No metas a Alice en esto… tus negocios son tuyos, y nadie más que tú debe estar comprometido con eso por más turbios que sean, a ella no la inmiscuyas._ dije entre dientes.

_Si, si…_ dijo sin mucha importancia _saldré a disfrutar las delicias de esta ciudad_ pasó su sucia lengua por la comisura de sus labios, luego de eso se marchó por la puerta como había llegado. ¿Por qué me juzgaba a mí por acostarme con un hombre si a él seguramente también le daba placer sentir la cavidad caliente de una mujer, todos los vampiros extrañaban eso y él no tenía problemas en calmar sus instintos vampíricos con quien quiera cruzársele en su camino, a él se le daba bien el arte del engaño.

La tarde sobrevino trayendo la noche consigo, una esperanza crecía en mi interior… no había hecho mal en traicionar a Edward, se lo contaría junto con todo lo que tenía para contarle, tan solo debía buscar un día en el que solo estemos él y yo… solos y sin la distracción del sexo de por medio. Solo esperaba que fuera pronto…

James no volvió hasta la mañana siguiente, seguramente con su sed calmada y su libido sosegado… desempaqué las maletas que había armado ya y me dispuse a esperar que llegara el mediodía, hora en que iríamos a casa de los Cullen. Debía verlo, debía contarle todo lo que él no sabía de mí, lo cual era mucho y debía advertirle de los planes de James…

_Ni se te ocurra romper con el plan_ dijo James al verme tan pensativa con mi libro de Cumbres Borrascosas en mis rodillas, suspiré saliendo de mis cavilaciones y asentí quedadamente. No quería delatarme antes de tiempo…

La casa de los Cullen era imponente, humildes hasta la médula pero dueños de un hogar maravilloso y de una de las mejores casas de todo Seatlle. A James este detalle no se le pasó desapercibido por cómo miraba embelesado la enorme casa que se alzaba a un costado de la calle.

_Wouu, no me dijiste que tu amiguito estaba forrado en billetes_ murmuró impresionado

_No es mi amiguito y los que tienen dinero son sus padres._ murmuré en protesta. Me hubiese gustado gritarle en la cara que lo que Edward era para mí superaba los cánones de un amigo, él lo era todo, y guardaba la esperanza de que lo fuera por largo tiempo más… por un extenso tiempo más. Él era el amor de mi existencia…

Al entrar con el auto por el camino de entrada de la casa, vimos que Alice nos esperaba ansiosa en el porche, James detuvo el auto y bajamos para recibir a Alice con un abrazo,

_Bienvenidos!_ dijo con su voz cantarina dándonos un cálido beso en la mejilla. De pronto no supe qué estaba haciendo allí, en la casa de los Cullen…acompañada de quien se proclamaba mi novio, mi dueño y precisamente en casa del amor de mi vida y con él tan cerca de nosotros, tan cerca de James… ¿en qué estaba pensando cuando lo dejé salir del Hotel para venir a casa de Alice?, ¿Por qué no fui capaz de detenerlo?...

Sentí su efluvio en el lugar, Edward estaba allí… dentro de la casa. Alice nos jaló hacia dentro tomándonos de la mano, el encuentro sería inevitable…

_Ven James, ven a conocer a mis padres._ dijo la pequeña Cullen ¿por qué lo hacía?... ¿a caso no sabía que Edward sufriría al igual que yo?, ¿a caso tenía algún plan tramado que incluía encantar a James de alguna manera para mantenerlo vigilado?... no podía imaginar qué podía ser, pero si era mala idea meter a James dentro de la casa de los Cullen, ella no sabía lo peligroso que él podía llegar a ser…

Entonces su dulce efluvio llegó hasta mí como una suave brisa de primavera, escuché un contenido gruñido de James y miré lo que lo provocaba. Edward nos miraba desde la escalera, su rostro libido de la sorpresa denotaba desconcierto y cierta ira.

James saludó a los padres de Alice, quienes lo recibieron muy amablemente… muy típico de ellos, cuando Alice le tocó hacer las presentaciones entre un Edward que bajaba las escaleras con los puños cerrados fuertemente y apretando la mandíbula y un James que destilaba ira y que me tomaba de la mano en señal de pertenencia, pensé que se venía lo peor.

_Tú debes ser Edward, el hermano de Alice_ dijo descaradamente James poniendo una de sus manos en mi cintura y apretándome contra él. Edward simplemente asintió seriamente sin apartar los ojos de los de James que lo miraba desafiante.

_Déjame presentarme_ murmuró James con una cínica amabilidad, _soy James el novio de Bella_ dijo alzando su mano para estrecharla con la de Edward, él le correspondió el saludo y apretó los dientes al sentir el apriete de James, el maldito no se pudo contener en demostrar su fuerza. Edward tragó saliva y asintió, soltaron sus manos y Edward se dirigió a mí,

_Hola Bella, que bueno tenerte aquí de nuevo_ dijo sin emoción en su voz mientras plantaba un frío beso en mi mejilla, evitó mi mirada y salió del salón hacia la cocina. Me quedé plantada allí, mirando cómo se iba, para evitar más dolor del que ya tenía, guardando su roto corazón de la vista de los demás… le había roto el corazón a un ángel.

¡Qué ganas de seguirlo y gritarle cuánto lo amaba! ¡Qué simplemente hacía eso para darle la oportunidad de vivir!, ¡Qué ganas de correr a su lado y estrecharlo en un abrazo para sentirlo mío de nuevo para que supiera que seguía siendo suya, en cuerpo y alma!...

Esa tarde unas renovadas fuerzas vinieron a mí, allí lejos del amor que cambió mi vida, lejos de su cálidas caricias y tan cerca del hombre que odiaba con toda mi alma, tomé una decisión… una que protegería a mi amor y que me daría la libertad para amarlo sin ataduras.

Debía, a como dé lugar y lo más pronto posible, matar a James.