Capitulo 19: Secretos

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Amigas!!! Aquí nuevo capitulo. Saludo a todas las mujeres que visitan mi lugar, gracias por hacerlo y que pasen un feliz día.... muchachos a mimarlas!, besotes a todas y dejen sus COMENTARIOS!!!

Capitulo 19: Secretos

Miraba por la ventana de mi habitación hacia el horizonte, pensaba en todo lo que tenía por delante con Bella… principalmente enfrentar a mis padres y a la Iglesia misma. Guardaba la esperanza de que Bella me llamara pronto y me dijera que era libre para amarme, que ya no había nadie que la atara y que podía estar conmigo libremente, sonreí ante el hecho de que si así lo hiciera, mi propia desesperación me llevaría a correr escaleras abajo y contarles de una sola vez y sin vueltas a mis padres el descubrimiento de este nuevo amor. Quería amarla como solo ella se merecía, quería darle mis más preciados tesoros, deseaba tenerla entre mis brazos todas las noches del resto de mi existencia, hacerle el amor sin que ninguno tuviera que marcharse luego… ella se merecía todo eso y más de lo que yo pudiera ser capaz de darle. Se merecía todo.

Unos pequeños golpes en la puerta me hicieron salir de mi ensoñación, volteé hacia mi cama donde había puesto la ropa que Alice había comprado para mi, unos simples jeans y una camisa azul, aún era mediodía y no había salido de mi cuarto para desayunar y solo estaba enfundado en mis pantalones pijamas,

_¿Edward?_ preguntó la vocecita cantarina de mi pequeña hermana del otro lado de la puerta _mis papás dicen que bajes que hay invitados para el almuerzo, ya casi están por llegar_ rodé los ojos y le indiqué a mi hermana que pasara, ella precavida con una de sus pequeñas manos enfrente a sus ojos entró,

_Alice por favor, no estoy desnudo_ reproché ante su acto tan infantil, reí cuando ella separó sus dedos y espió con uno de sus ojos, suspiró en señal de alivio y bajó la mano

_Perdón es que como ya no te inhibes en nada…_ dejó la frase en el aire y sonrió de manera picara. Meneé la cabeza de manera negativa, mi hermana a veces podía ser muy ocurrente, aunque esta vez no estaba lejos de la verdad… decidí cambiar de tema.

_¿Quién dices que viene hoy a almorzar?_ pregunté mientras me ponía la camisa,

_Solo te puedo decir que aproveches esta tarde_ dijo con vos misteriosa, la miré de soslayo frunciendo el entrecejo… ¿qué se traía entre manos mi hermana?. Ella solo me miró por un minuto dando pequeños saltitos y salió luego de mi habitación sin darme tiempo a preguntar nada en absoluto.

Me terminé de vestir pensando en ir a verla hoy… esperaría fuera del hotel a que ese tipo saliera de allí y desapareciera por un buen tiempo, si yo fuera él y tuviera la suerte de tener a Bella como mi novia no la dejaría sola ni a lo ni a sombra ni por un segundo, ella era extremadamente tentadora y no me arriesgaría a perderla por mi propio descuido, de hecho luego de que fuéramos ambos libres para amarnos, esperaba salir con ella a todos lados donde fuera para presumirla, para que los hombres contemplaran mi suerte… mi Bella.

Cuando salí de mi habitación ya listo para el almuerzo, escuché las voces de mis padres que le daban la bienvenida a alguien. Bajé los primeros escalones intrigado por saber quiénes eran los invitados, pensé que serían amigos de mis padres, el sacerdote de la Iglesia local o algún compañero del hospital… pero jamás, jamás imaginé que lo que me esperaba allí abajo sería lo que iba a romperme el corazón, lo que despertaría en mí la mal desenfrenada ira y locura. Un hombre alto y rubio con el cabello largo recogido en una coleta entraba a mi casa, a mi propia casa de la mano de… ella, de mi mujer!, del amor de mi vida, aquella mujer que no le pertenecía en absoluto sino que era mía en cuerpo y alma, ¡¿qué hacía tocándola con sus insulsas manos?!, ¡¿Qué lo hacía pensar que tenía derechos sobre ella?!... Apreté los puños a mi costado conteniendo la locura que se desataba dentro de mí, una inestable y urgente ansia de tomar a mi Bella y sacarla lejos de allí.

Mis padres inocentes y ajenos a todo esto se mostraron amables como siempre que un invitado llegaba a la casa, saludaron a ese tal James y a Bella y los invitaron a entrar… entonces los ojos de topacio de mi diosa se toparon con los míos, ella se veía insegura y se reflejaba en ellos cierto miedo, apreté fuertemente mi mandíbula conteniendo un gruñido en mi garganta y bajé lentamente los escalones que faltaban…

_Tú debes ser Edward, el hermano de Alice_ la resonante voz de ese hombre llegó hasta mí, en seguida me causó mala espina… el tipo no era de fiar, tuve que hacer merito de todo mi autocontrol cuando lo vi rodear la cintura de Bella con uno de sus brazos acercándola a su cuerpo, ¡maldito mal nacido!. Lo miré desafiante, pude ver en sus ojos el mismo sentimiento que yo destilaba,

_Déjame presentarme_ murmuró cínicamente _soy James el novio de Bella_ levantó su mano invitándome a estrecharla, lo hice sin apartar la mirada de sus extraños ojos color topacio, los mismos que mi diosa… pero surcados por una emoción distinta y carentes de brillo. Estreché su mano solo para no desilusionar a mis padres que nos miraban expectantes junto a Alice, sentí cómo una sutil pero insólita fuerza ejerció su mano contra la mía… eso no era normal, ni Emmett podía estrechar así una mano por más que lo quisiera, apreté los dientes cuando una punzada de dolor atravesó mi mano pero no lo solté… no le daría el gusto, tragué en seco y asentí.

Una oleada de furia azotó mi cuerpo, ¿tenía algo que ver esa extraña fuerza con el hecho que Bella le tuviera tanto miedo?... Me aproximé a ella, la razón de mi existencia, el único motivo por el cual mi vida ahora tenía sentido, Dios… ¿cómo podía amarla tanto?, lo sabía… amar a más no poder era mi castigo, amarla hasta que llegaba a doler.

__Hola Bella, que bueno tenerte aquí de nuevo_ dije resignado a que doliera tenerla cerca sin poder tocarla siquiera. No pude mirarla a los ojos… pues temía que viera mi enojo, mi ira y mis celos. Si… celos, tan dolorosos y tan ardientes que ni el suave roce de sus labios podía calmarlos. Di media vuelta y me dirigí hacia la cocina, debía salir de allí… en cualquier momento cometería un error garrafal si me seguía quedando a su lado mientras veía cómo las sucias manos de ese tipo la tocaba sin más.

Tomé un baso de agua fría, necesitaba calmar el fuego que hacía hervir mi sangre, pasaría todo un mediodía con ellos en la casa y tal vez parte de la tarde… debía estar calmado para que las cosas no fluyan de cualquier otra manera.

_Edward…_ la voz de Alice me sobresaltó, volteé para mirarla _¿por qué Alice?... ¿por qué me haces esto?_ dije jalándome el cabello de los nervios. Mi hermana se asustó, lo pude ver en su cara, se acercó a mí y me sostuvo los brazos,

_Edward, no te pongas así… si sabes que ella te ama._ me abrazó tratando de contener mi frustración _dale tiempo por favor, la traje para que pudieran verse… yo me encargaré de James_ dijo suavemente a mi oído.

Me soltó para mirarme a los ojos, me sentí realmente dolido… herido y frustrado, pensé que ella rompería enseguida con su novio, pero ¿con qué me había encontrado?... parecía que Bella estaba a gusto con él, a gusto con quien no se la merecía. Alice me tomó de la mano y me llevó con ella hasta la mesa del comedor donde ya todos estaban ubicados, me senté junto a ella y con Bella frente a mí,

_Edward hijo… di unas palabras para agradecer la comida_ murmuró mi padre, lo miré por un momento y asentí sin tener otra salida, seguiría llevando las investiduras dignamente ya que ella hacía lo mismo con seguir con su novio.

_Señor_ murmuré con palabras vacías, ya no las sentía fervientemente como las sentía antes de conocerla… ella había dado vuelta mi mundo _ te agradecemos el pan y la comida que hay sobre esta mesa y bendice a cada uno de lo que alrededor de ella están reunidos…Amén_

No fui capaz de decir nada más, no con la mirada de Bella y Alice que sabían que esas palabras no merecían salir de mi boca lujuriosa, esa boca que había besado cada poro de su piel, que había bebido con ansias y frenesí de su húmeda cavidad… no merecía tener el privilegio de decirla, al menos por un tiempo.

El almuerzo fue para mí una tortura, verla sentada frente a mí a penas comiendo y a su “novio” tocándola a cada segundo para hacernos saber que esa hermosa mujer era solamente suya. Comí rápidamente sin mirarla por mucho más de la cuenta, solo unas pocas veces trabamos nuestras miradas y esas pocas veces su novio se hacía cargo de hacerme saber que le pertenecía… idiota, estúpido… mal nacido incapaz de satisfacerla, algo que yo estaba aprendiendo hacer muy bien.

Luego del almuerzo pedí disculpas y subí a mi habitación, sabía que me estaba comportando como un niño malcriado y orgulloso, pero no podía sentirme de otra manera… ella simplemente me estaba matando, me estaba dañando de lo peor y sin siquiera inmutarse. Me recosté en mi cama con la firme convicción de que dejaría de luchar, si ella no lo hacía a la par conmigo… yo no haría nada más. La necesitaba a mi lado, luchando juntos por nuestro amor… no separados, de esa manera lo que teníamos fuera lo que fuera perdía fuerza. Frustrado me di vuelta boca abajo y no supe más nada, el sueño había acudido a mí para sacármela de la cabeza.

No pude precisar por cuánto tiempo había dormido, no tenía certeza del tiempo, de la hora, ni el lugar… solo supe que estaba vivo cuando una fría mano acariciaba mi espalda subiendo por mi cintura hasta mis hombros por debajo de la camisa. Me estiré un poco sin abrir los ojos, si eso era un sueño no quería despertar, en seguida sentí una lengua enroscarse en el lóbulo de mi oreja y me desperté sobresaltado,

_Calma mi amor… soy yo_ dijo la dulce voz que estaba tratando de olvidar. Volteé para verla y la vi sentada en la orilla de mi cama mirándome con un gesto de perdón. Cerré los ojos ante tal visión y hundí mi cabeza en la almohada, su mano siguió explorando mi estómago subiendo despacio hasta mi pecho,

_¿Solo eso vienes a buscar?_ dije entre dientes, no quería caer de nuevo si solo eso era capaz de hacer conmigo. Sentí su frío aliento en mi oído y sus manos en mi cintura,

_Tú sabes lo que quiero… te quiero a ti, entero, sin reparos…_ susurró despacio, sentí su lengua enroscarse en mi lóbulo y succionar suavemente _te amo mi amor, nadie puede hacer nada contra eso._ su voz estaba cargada con una sensualidad que apenas pude reconocer, sin proponérmelo y negándome internamente ya estaba excitado, acercó su boca hacia la mía y sin tapujos ni razonamientos la besé. Me aferré a sus mejillas como quien depende de un soplo del viento para respirar, la besé con premura, con ansias infinitas y deseo que quemaba… solo me separé de ella para respirar.

_¿Por qué aún estas con él?_ dije aún dolido, ella me miró por unos segundos antes de responder,

_Porque no sé cómo manejarlo… ¿Edward?_ dijo mientras yo la abrazaba y la acercaba imposiblemente más a mi cuerpo,

_¿Qué mi amor?._ le di un corto beso en los labios sin pensar, la necesitaba tanto que parecía que toda la ira, todo el enojo que estaba contenido en mi pecho ya se había esfumado…

_Necesito algo de ti y no sé como pedírtelo_ dijo dudando, su inseguridad se hizo notar cuando evitaba mirarme a los ojos y solo dirigía la mirada a los botones de mi camisa, jugando con ellos. La besé de nuevo sin poder evitarlo, tenerla cerca de esa manera con sus labios a solo centímetros de mi boca me parecía demasiado tentador, tanto… que podría hacer flaquear hasta el más puritano de los creyentes.

Sus piernas se acomodaron una en cada costado de mi cuerpo quedando sentada sobre mí, mis manos no tardaron en jugar debajo de su falda… sentía su humedad sobre mi y eso me volvía loco.

_Bella, estás jugando conmigo… tu novio_ dije como pude entrecortadamente, ella se removía encima mío restregando su centro contra mi dura erección, jadeé ante ese contacto,

_El hombre con el que me viste entrar salió, Alice se lo llevó… a comprar_ dijo sobre mis labios, mi hermana era una genio… había traído a casa a mi enemigo y a mi amor, sacándonos de encima su estorbosa compañía.

_Mis padres… si entran y…_

_Shh… no entrarán, cerré con pestillo_

Su boca se acopló a la mía y mis manos sudorosas por el fuego que corría por mis venas se adentraron bajo su falda, Bella era el deleite en persona y quería recorrer cada centímetro de ese cuerpo maravilloso que tenía encima mío. Sus manos viajaron de mi pecho a mi apretado pantalón, rápidamente bajó la cremallera y sacó mi sexo preparado para ella,

_Oh Edward… te quiero dentro mío ahora_ dijo en un susurro contenido, gemimos al mismo tiempo cuando su mano comenzó a moverse de arriba abajo por toda mi longitud, con su otra mano apartó la estorbosa tela que cubría su cavidad y ubicando la punta de mi erección en su entrada se dejó caer sobre mí. Nos besamos rápidamente para aplacar el deseo de gritar, el deseo absurdo de gemir gritando su nombre…

Tomé sus caderas y con movimientos rápidos y casi salvajes la hice mía ayudándola a cabalgar sobre mí. Ella arqueó su espalda y tuve acceso a sus turgentes pechos que rebotaban sobre mí... una de mis manos se encargó de sujetarlos acariciándolos y pellizcando sus cimas.

_Oh mi amor… siempre seré tuya, no temas Edward_ dijo en un hilo de voz, la tomé de la nuca y la acerqué hasta mi boca, mientras ella seguía realizando esos movimientos con su cadera, encontrándose con la mía… Reprimí un gemido cuando sus paredes se comenzaron a estrechar y sus jugos se derramaban sobre mi erección, la sentí, la saboreé y la vi venirse con un gesto de placer que inundaba su hermoso rostro, verla tener su orgasmo era lo mejor. Envestí contra ella una vez más y derramé mi semilla en su interior… todo se volvió negro ante tan abrumador orgasmo.

Colapsó sobre mi pecho respirando entrecortadamente, su pecho se movía al unísono con el mío… ansiosos por atrapar el aire.

_Edward… mi amor, te necesito para deshacerme de él_ dijo de pronto, sus palabras hicieron eco en mí… por supuesto que la ayudaría a deshacerse de él, haría lo que fuera por ella… eso no tenía que pedirlo.

_Debo contarte muchas cosas que no sabes de mí…_ dijo recargando su frente sobre mi pecho sudoroso _cosas con las que no sé si me seguirás amando_ su voz estaba cargada de un extraño temor… ¿a caso creía que el amor que yo sentía por ella era algo efímero, sin forma…? ¿Qué el día a la mañana podía desaparecer?... no, ella estaba muy equivocada, nada me haría amarla menos.

Acaricié su cabello hundiendo mi nariz en su aroma y aspiré con ansiedad, necesitaba tenerla todos los días así, tocándola, tomándola y oliendo su dulce efluvio…

_Cuéntame todo, pero te aseguro que nada de lo que me digas cambiará las cosas. Te amo y siempre te amaré_ le susurré al oído. Ella levantó la cabeza y me miró expectante…

_¿Creerías cualquier cosa de mí?_ dijo en un hilo de voz _¿y aún así me seguirías amando?_ sonreí ante su incredulidad, era hermosa y más aún cuando me mostraba sus ojos abiertos por la sorpresa y el entusiasmo,

_Si mi dulce Bella, cualquier cosa… no sabes lo que me haces!_

Con mi sexo aún dentro de ella comenzó a moverse haciéndome crecer en su interior, cerré los ojos por lo bien que se sentía,

_Eres insaciable…_ dije en un hilo de voz. Ella no me respondió, a cambio sentí que ponía sus manos en cada lado de mi cabeza, a la altura de las sienes… Un torbellino de imágenes venían a mi mente mientras oía sus jadeos, me vi a mí mismo como si ella me lo estuviera mostrando, vi mi cara retorcida por el placer, pude ver… sentir de alguna manera cómo ella gozaba, como iba llegando al orgasmo… me vi a mí mismo abrir los ojos aturdido por esa avalancha de imágenes que ella perecía trasmitirme… Su propia excitación me excitaba, me hacía gemir alto y confundirme en el placer de ella, sus pequeñas manos sostuvieron mi cabeza mostrándome el momento de su liberación, fue tan fuerte que no pude evitar terminar…

_Oh! Bella… ¿qué fue eso?_ dije conteniendo el gemido en mi garganta mientras la atraía hacia mis brazos,

_Es parte de lo que soy_ dijo suspirando.

Nuestras respiraciones se comenzaron a estabilizar mientras yo cavilaba en todo lo que ella me había hecho, en todo lo que mi Bella me había dicho… cosas que estaba lejos de comprender pero dispuesto a aceptar.

FELIZ DÍA DE LA MUJER!!!

Lento nos va quemando su fuego 
Lento nos van tornando en sus siervos 
Lento nos van haciendo que deseemos un día amanecer 
Desnudos a su cuerpo abrazados 
Con besos pintados 
Y sin despertarlas 
Andar al trabajo 


Mujeres con una sola mirada te incendian 
Con una simple sonrisa lo arreglan 
Seguramente también han de volar 
Y no lo dicen 
Mujeres que hasta la luna se encela 
Y en nuestra noche se queja que le han robado el sol 


Pronto nos can llenando de sueños 
Pronto nos ocasionan un beso 
Pronto hacen qe nos desvelemoos para confesar 
Secretamente en una carta de axiomas nuestros sentimientos  
Nuestra admiracion nuestro enamoramiento 

Mujeres con una sola mirada te incendian 
Con una simple sonrisa lo arreglan 
Seguramente también han de volar 
Y no lo dicen 
Mujeres que hasta la luna se encela 
Y en nuestra noche se queja que le han robado el sol 

Y hacen las cosas a su modo a su manera 
Y esa ternura con que siempre nos explican todo una y otra vez y una y otra y una y otra vez 

Mujeres con una sola mirada te incendian 
Con una simple sonrisa lo arreglan 
Seguramente también han de volar 
Y no lo dicen 
Mujeres que hasta la luna se encela 
Y en nuestra noche se queja que le han robado el sol...