Capitulo 23: Un paso más hacia tí

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Hola amigas!! Este capi viene con advertencia... hice el capitulo sin saber mucho del tema, investigando sí pero sin ser experta en el tema como cualquiera de las que hacemos fics. A demás les advierto que encontraran apreciaciones personales con respectos a algunos temas que solo son opiniones y no pretenden ser algo más. Espero que lean conscientes de que es solo un fic y que después no vengan con quejas o insultos como suele pasarme con este fic. gracias y besos!!!

Un paso más hacia tí

Me desperté temprano, demasiado temprano… la agitación de mi pecho y mi respiración entrecortada eran el claro indicio del efecto de causaba Bella en mí. Miré el reloj de mi mesa de luz y me percaté que eran las 6 de la mañana y el sol ni siquiera había asomado sus narices por el horizonte, estaba convencido de que no iba a poder volver a conciliar el sueño, no si hasta con los ojos cerrados podía verla.

Frustrado y enojado conmigo mismo me levanté de la cama y me dirigí a darme un buen baño de agua tibia, tenía la esperanza de que mi mente adormilada calmara su obsesión con mi diosa. Me vestí preparado para comenzar con el día, ese día sería uno de los difíciles, pero si contaba con mi suerte al final del día llamaría con satisfacción a mi dueña para decirle que ya era libre para estar con ella.

Bajé a la cocina de la Iglesia, la cual se encontraba vacía a esas horas y comencé a hacerme el desayuno, mi estomago no estaba en condiciones de almacenar mucho esa mañana, los nervios y la ansiedad me invadían… así que opté por un café con unas tostadas.

En cuanto comenzó el movimiento en la Iglesia decidí ir hacia mi oficina y esperar las noticias del Padre Marcus allí, si había una reunión con los superiores debía ser a la tarde, eso no me daría tiempo para ir a ver a mis niños de la Casa Hogar… debía darme un tiempo antes de ir junto a mi Bella y quedarme un día más para verlos por última vez, los extrañaría, pero intuía y tenía optimismo de que llegara el día en que los volviera a ver.

Un poco antes del mediodía recibí la llamada que tanto había estado esperando, el Padre Marcus llamó para informarme que había conseguido una cita con los superiores de la casa central para transmitir mi decisión y explicar mis motivos… esa tarde misma sería el momento de la verdad con mis pares. Debo decir que los nervios y la ansiedad que había sentido por la mañana no eran nada comparados con los que a la hora del almuerzo se habían hecho presente, no pude probar bocado… el hecho estaba en que no estaba preocupado porque denegaran mi solicitud de renunciar a la Iglesia, porque no me podían retener sin mi voluntad, si ese era el caso yo no estaba dispuesto a dejar a Bella para seguir con la tortura de tenerla lejos, no podría… me escaparía con ella en la primera oportunidad, el hecho estaba en que la involucraría en todo esto… daría su nombre, me lo pedirían y luego la señalarían y la juzgarían como la culpable de hacerme caer en tentación y no quería eso, no quería condenarla ante la Iglesia, no solo ella me tentó, yo me dejé tentar y la mayor parte de la culpa la tuve yo.

Luego de casi hacer un hoyo en mi oficina por tanto caminar tratando de calmar los nervios, salí de la Iglesia para ir a la reunión. El Padre Marcus me había asegurado que él iba a estar y eso me infundía un poco más de valor… esperaba de corazón que los superiores fueran igual de comprensivos que él, no quería batallar mucho aunque si era lo que tenía que hacer pues lo haría gustoso sabiendo que el final sería lo importante.

Llegué a la Casa Central a un cuarto para las tres de la tarde, horario que sería la reunión, al cruzar las grandes puertas de la Casa sentí pánico, pero un miedo infundido por la majestuosidad del lugar, solo había ido una sola vez que fue cuando me ordené sacerdote, solo para hacer unos papeles… después de tanto tiempo visitar ese lugar por razones diferentes era rayando lo inverosímil, la primera vez que había pisado ese lugar lo había hecho orgulloso de mí mismo y lleno de satisfacción por haberme ordenado sacerdote, un tiempo después lo hacía con nerviosismo y cierto temor por no saber que me deparaba el lugar al ir a renunciar a la investidura.

De pronto me sentí molesto conmigo mismo, caminaba por los corredores de la Casa y veía lo pulcro y ostentoso que era el lugar ¿por qué motivo ese detalle no lo vi la primera vez que entre allí? ¿Tan ciego por mi propio orgullo estaba que no vi lo que en realidad había en ese lugar?, las delicadas arañas que colgaban del techo y que parecían bañadas en oro, los grandes cuadros y tapices que forraban las amplias paredes, las caras alfombras que se veían por todo el lugar y las pulcras ropas de los que por allí se encontraban ¿en serio se me había impuesto en algún momento en el corazón ser como ellos? ¿Imitarlos?... pensé en mis niños, en aquellos que esperaban en la Casa Hogar porque una familia los fuera a adoptar, en ellos que habían sufrido la tortura, el hambre, la pobreza, la enfermedad… y yo y estos supuestos servidores del Señor moviéndonos entre la riqueza y la ostentación. De repente me sentí enfermo, con unas ganas tremendas de salir corriendo de allí, de dejar todo e irme sin las debidas explicaciones y correr junto a mi diosa, solo ella me podía sacar de encima el asco que sentía de mí mismo.

Me senté con la cabeza gacha en uno de los asientos forrados en cuero que había en una salita de estar, cerré los ojos tratando de calmarme y serenarme para enfrentar al clero eclesiástico de Washington,

_Edward_ sentí una familiar voz a mis espaldas, volteé para confirmar que era el Padre Marcus _ Los sacerdotes ya están reunidos, esperan en la sala tu presencia, vamos?_ respiré sonoramente antes de levantarme y seguir al Padre Marcus hasta una de las grandes puertas del lugar, él la abrió y al entrar vi a unos seis sacerdotes hablando entre si, parecían ajenos a mi presencia. Muchos de ellos me parecieron conocidos, lo habría visto tal vez en alguna misa o recepción, de las que se solían hacer para una celebración especial, otros simplemente no los conocía. El amplio cuarto estaba dotado por una gran mesa circular en la que estaban sentados los sacerdotes y un asiento vacío enfrente a esta en la que se suponía que debía sentarme yo.

El silencio se hizo cuando se percataron de mi presencia, miré a mi mentor y me sonrió infundiéndome valor y seguridad,

_Padre Edward Cullen ¿cierto?_ dijo uno de ellos que parecía de mediana edad, sostenía en sus manos unos papeles que creí sería mi legajo,

_Si Padre, Edward Cullen_ confirmé. Ellos me miraron sin emociones en sus rostros, parecían fríos y lejanos, como si estar allí no les interesara en absoluto,

_Bien… tenemos entendido, por lo que nos informó el Padre Marcus, que desea dejar la Iglesia ¿eso es así?_ uno de los sacerdotes de más avanzada edad comenzó a hablar,

Yo me aclaré la garganta, miré al Padre Marcus y él me dio una señal para que contestara,

_Si Padre, deseo dejar la Iglesia… fue algo que no tenía premeditado, yo…_

_¿Puede explicar sus razones?_ interrumpió, yo los miré a todos y supe que estaban interesados aunque algo reacios a lo que iba a decir

_Si…_ dudé por un segundo pero tuve más seguridad al pensar en ella _yo… me enamoré de una mujer_ dije finalmente, resistí la tentación de bajar la mirada pero no o hice, levanté mi mentón jurando jamás avergonzarme de algo tan puro como enamorarse,

_Bien… usted hizo sus votos de castidad y obediencia por lo tanto sabe que lo que hizo es una falta grave a esos votos_

_Lo sé, pero como ya dije… fue algo que yo no..._

_Si, lo sabemos... que no lo vio venir._ hizo una pausa un tanto incomoda y luego prosiguió _Padre Edward... sabe que el celibato es parte fundamental dentro del clero de la Iglesia por lo tanto no podemos dejar pasar esto, comprendemos y advertimos todos los sacerdotes cuando nos ordenamos, que no somos libres de caer en tentación, que somos antes que nada hombres, tan simple como eso... pero por eso mismo hacemos nuestros votos, porque llevamos en nuestro corazón el peso de un solo amor que es capaz de abarcar todas las clases de amores, el amor al Señor_ yo asentí ante sus palabras sabiendo que el amor que sentía por Bella era algo superior a cualquier clase de amor,

_Padre Félix si me permite_ interrumpió mi mentor _Sé, por propio conocimiento, que el Padre Edward ha sido en todo momento conciente de esa diferencia, él siempre estuvo seguro de su vocación... a pesar de eso él, como todos nosotros, siempre estuvo conciente también de su condición de hombre._ me sorprendió un poco que mi mentor interviniera por mí y se lo agradecí internamente, él comprendía la magnitud de este amor.

_¿Cuántas veces hemos escuchado sobre hombres servidores de la Iglesia que dejaron sus hábitos por haber encontrado el amor de una mujer? No debemos caer en la hipocresía y tenemos que saber aceptar que toda clase de amor que se profese en Su nombre es lo que mantendrá la unión de las personas_ quise sonreír ante la gran verdad que el Padre Marcus decía pero reprimí mi sonrisa y por ende mi agradecimiento _Tanto si somos célibes como si se forma una vida de familia, estamos llamados a ordenar el propio corazón, la voluntad y la libertad... y Edward puede elegir qué le manda el corazón_ sus palabras me dieron la valentía necesaria para defender mi causa, decidí tomar las riendas de la situación... una en la que yo solo me había metido y que solo yo debía afrontar.

_Yo... nunca creí que esto me pasaría_ murmuré con la cabeza en alto _cuando me ordené sacerdote estaba muy seguro de mi vocación, servir a los demás a través de la Iglesia era lo que yo quería hacer, aún es lo que quiero... pero la conocí a ella y supe que todo el amor que tenía en mi interior era suficiente como para amar a dos seres_ mis palabras de pronto fueron insuficientes para explicar lo que mi corazón sentía, no encontraba palabras como para hacerlo... quería que ellos entendieran que daba igual a quién amara, que mi vocación, a pesar de eso, seguiría intacta... , quería que ellos fueran capaces de entender que aunque se amara a una persona en carne y hueso, el amor supremo y sobrenatural por Él estaba intacto, pero la Iglesia no da opciones posibles.

Luego de varios minutos de silencio que parecían eternos ellos decidieron continuar,

_Padre Edward, ¿está usted dispuesto a seguir su relación con esta persona?_ preguntó uno de los sacerdotes más ancianos, yo no dudé... la quería para mí, para siempre,

_Si... nos amamos y no tengo la fuerza suficiente como para terminar con esta relación_ ellos quedaron sumidos en un silencio prolongado en el que solo se escuchaban aislados murmullos y conversaciones,

_ Bien_ murmuró el Padre Felix _es una lástima perder a tan eficaz transmisor de la palabra, tan eficiente sacerdote, pero la Iglesia no acepta el rompimiento de esta regla... el celibato es una parte esencial de quienes la componemos y debemos atenernos a eso, sentimos la perdida Padre Edward... de verdad la sentimos, más que nada porque era usted una parte esencial de la Casa Hogar_ una vez más sentí un peso en el corazón al pensar en mis niños, pero me repuse ante las siguientes palabras _esperemos seguir contando con su presencia al menos_ una súbita felicidad me embargó y no pude evitar que una sonrisa surcara mis labios,

_Si... ellos no me perderán y no estoy dispuesto a perderlos a ellos_ murmuré con la voz entrecortada, esa era una buena noticia _espero poder seguir entre ellos al igual que pienso hacerlo desde la Fundación._

_Muy bien, lamentamos todo esto... pero usted bien sabe que el amor es un sentimiento universal en cualquiera de sus formas y no se le niega a nadie, y esperamos que usted sea feliz con el camino que eligió_ dijo el Padre Félix dando por terminada la reunión, miré a los otros sacerdotes que no habían hablado y parecían seguir indiferentes a la situación,

_Gracias Padre, yo lamento esta situación... de todas maneras no me perderán como laico, gracias por su comprensión_ me levanté de mi lugar y luego de saludar a los sacerdotes con una inclinación de la cabeza, salí del cuarto acompañado por el Padre Marcus,

_Gracias Padre... por haber intercedido_ murmuré mientras caminábamos a travesando uno de los corredores del edificio, él me miró con sus ojos grises y me sonrió... una sonrisa genuina y real de un hombre de la Iglesia, una sonrisa que llegaba a los ojos,

_De nada Edward, solo defendía un ideal... una buena cusa, se te ve muy enamorado y si no fuera porque te conozco de hace ya siete años diría que esa mujer te embrujó o algo por el estilo_ rió ante sus propias palabras, no estaba tan lejos de la realidad pero igualmente sonreí ante sus ideas.

_Padre ¿cuándo ve usted ideal que deje la Iglesia?_ murmuré, quería cumplir con lo que le había dicho a mi amor lo antes posible... ir a ella, quería tocarla de nuevo y embriagarme con su amor...

_Cuando tú lo creas apropiado Edward, déjame hablar con el Padre Alec... él se puede hacer cargo provisoriamente de ella en cuanto tú te vallas_ pensé un momento en lo que me faltaba hacer antes de marcharme,

_¿Mañana estaría bien?... es que prometí volver lo antes posible_ murmuré algo cohibido, él sonrió una vez más y asintió...

_Mañana está bien, hablaré con el Padre Alec hoy_ dijo mientras estábamos llegando a la entrada del edificio _Edward ¿puedo ser indiscreto?... ¿puedo saber el nombre de quien nos ha dejado con un sacerdote menos?_ dijo con un tono de disculpa, yo sonreí y asentí... no significaba nada que él supiera su nombre, ya no estábamos en la reunión y confiaba totalmente en mi mentor sabiendo que él jamás la juzgaría, por una extraña razón parecía contento de que todo saliera bien.

_Su nombre es... Isabella_ murmuré despacio con una sonrisa en mi boca, efecto que siempre tenía al pensar en ella, al hablar de ella...

_Um, felicidades a ella y a tí, espero que sigamos teniendo tu presencia hijo_ asentí nuevamente y luego de estrechar su mano amablemente dejé mi antigua vida para prepararme para la próxima.

Llegué a la Iglesia casi para la cena, mis pies flotaban sobre el suelo y mi sonrisa era imposible que desapareciera de mi rostro, debiera contárselo, debía saber que ya era libre para ser completamente suyo... Entré a la habitación que sería mía por una última noche y tomé el teléfono que reposaba en la mesa de luz, marqué sin que me importase nada el teléfono de Alice, era mejor llamarla a ella por las dudas, no quería meterla en problemas si llamaba al teléfono del hotel, a penas sentí que del otro lado de la línea atendían la llamada hablé,

_¿Alice?... por favor dime que está Bella allí contigo_ del otro lado se escuchó un suspiro,

_¿Edward?... soy yo_ murmuró la dulce voz que tanto ansiaba oír,

_Amor..._ suspiré jalándome el cabello, su voz me había llevado ida y vuelta al cielo en esos escasos segundos, desesperaba por besarla, por sentirla cerca _Bella, necesitaba oir tu voz amor, necesitaba oírte_

_Yo también necesitaba oírte, estaba esperando tu llamada, Alice bajó a buscar comida al restaurante del Hotel en compañía de James_ jadeé ante lo que había dicho, temía por mi hermana pero al mismo tiempo le agradecía internamente... era un sentimiento ambivalente. _Espero que no traiga de más, no sé cómo voy a hacer para tragar lo que traiga aunque James es capaz de hacerlo solo para darle el gusto_ rió, decidí dejar pasar ese detalle, hablaría con Alice sin falta... no estaba haciendo lo que yo le había recomendado y eso me preocupaba,

_Amor, ¿cómo estas?... es decir... sé que estas bien, pero, él... _

_Él no me hace nada Edward _ murmuró despacio _Yo estoy bien al igual que Alice, estamos esperándote..._

_Lo sé, te tengo una noticia..._ dije recordando de pronto el motivo de mi llamada _Hoy fue la reunión, de hecho terminó hace un rato... amor, estoy libre para tí_ dije sonriente, esperé sus palabras pero no recibí nada del otro lado... _¿Bella?_ murmuré preocupado,

_Aquí estoy_ su voz parecía triste y sonaba débil, me preocupé al instante,

_¿Qué pasa Bella?... ¿Por qué tu voz suena como si..._ no me dejó terminar,

_Mi voz solo refleja mi pena, acabas de renunciar a lo que eras por mí, yo... lo siento Edward, siento el día que llegué hasta tí_ esas palabras chocaron directamente en mi corazón, sacudiéndolo, martillando sobre él despiadadamente...

_¿Te estas arrepintiendo de haberme conocido?_ murmuré con mi voz rota _¿A caso crees Isabella que renuncié por tu culpa?_ dije entre dientes,

_¿No es así?... yo fui la que llegó a tu vida derrumbando todas las creencias que tenías imponiéndome como tu amante, la fuente de tu traición_ ¿Qué estaba diciendo?... de repente sentía la garganta seca y la desesperación por correr a su lado para taparle la boca con un beso y se dejase así de decir incoherencias.

_Bella, si hay algo de lo que no tienes culpa es de haberme enamorado_ dije con la voz alterada, ella me ponía nervioso, ella... simplemente ella me sumía en el temor, y ese temor era que se arrepintiese de estar conmigo _yo le hecho la culpa al destino cariño, él fue que nos unió... en todo caso échale la culpa a Emmett, que sin pensarlo se casó y me posibilitó conocerte, si no lo hubiese hecho sería una vida vacía y sin sentido_ dije convencido y esperando convencerla,

_Si no me hubieses conocido seguirías siendo sacerdote y serías feliz porque no sabrías de mí, no..._

_Exacto... segaría engañado en mi propia burbuja sin conocerte, sin saber que la vida podría haber sido más sabrosa, más hermosa si la vivía junto a tí._ ella hizo un largo silencio pensando en mis palabras...

_Edward... ¿aún sigues con la idea de que serás feliz a mi lado?, ¿y si resulta ser que no soy suficiente para tí? ¿y si algún día te arrepientes de haberme escogido a mí?_ preguntó muy tercamente,

_Isabella, escúchame bien..._ dije suavemente _lo único que quiero en mi vida es estar contigo siempre, no me conformo con solo una vida a tu lado, quiero miles de vidas a tu lado... las quiero todas, si tú me aceptas_ ella suspiró antes de hablar,

_Yo también las quiero todas_ dijo resignada _pero... me siento como el ser más egoísta sobre la faz de la tierra, no te merezco_ ¿hasta cuando iba a ser así de terca?

_Cariño, yo ya tomé una decisión, te estoy diciendo que quiero mil vidas a tu lado y ¿tú eres la egoísta aquí?_ esperé por sus palabras pero como estaba tan evasiva a hablar tuve que proseguir _Bella, dime ¿ya pensaste donde me vas a convertir? _ esa pregunta me rondaba la cabeza y solo ella me la podía responder,

_Si... ya se donde será_ murmuró despacio _Edward, si sigues seguro de la idea lo haremos luego de hablar con tus padres ¿cuándo vienes?_ preguntó

_Mañana a la noche viajaré para Seatlle, solo me falta ir a despedirme de los niños del orfanato y luego me iré en el vuelo nocturno_ ella jadeó y pronto supe el motivo

_Edward_ susurró sobre el teléfono _James y Alice vienen, mañana nos vemos ¿si?_ dijo rápidamente,

_Si amor, mañana te veré... te amo_ dije recordándoselo por enésima vez. Ella solo se despidió rápidamente con un “te amo” y colgó el teléfono.

Pronto, muy pronto me recordé a mí mismo, pronto estaré a su lado y esa vez sería para no separarnos jamás... solo bastaba con eliminar de James del mapa, pero esperaba que esa tarea resultara tan simple como lo esperaba, solo deseaba que bastara con mi fuerza y la de Bella juntas para sacarlo del medio... solo eso deseaba...