Capitulo 5: El regalo más grande…

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Amigas! nueva entrega de este tierno fic, Bella ya está creciendo y vamos a ver qué hace Edward con respecto a eso, espero que les guste y me disculpen por haber actualizado tarde, es que fue un día bastante ajetreado, besotes y DISFRUTEN!!!

El regalo más grande…

_Madre iremos a visitarlos…_ le dije al fin a Esme, se escuchó un “Te lo dije” de fondo, la voz era de Alice… _Bella quiere verte y creo que no debo temer que James nos encuentre_

_Por supuesto que no, sabes que lo hemos rastreado y no tenemos idea de donde esta, es como si lo hubiese tragado la tierra, los de Denali tampoco saben nada y cualquier eventualidad Alice lo sabrá, por ahora ella no ve nada que ponga en peligro a Bella_ era evidente que mis padres necesitaban tener completa a la familia de nuevo y Bella era una parte muy importante de esta, o por lo menos era alguien muy importante para mi…

_Lo sé mamá yo traté de rastrearlo también antes de tomar esta decisión, he decidido que es hora de sacar a Bella… ella misma lo está pidiendo y no puedo retrasar lo inevitable_ sinceramente la actual situación me estaba desesperando, Bella se había puesto mucho más curiosa y demandante, no pensé que la curiosidad le llegaría a tan temprana edad y de alguna manera estaba preparándome para este momento… pero Bella necesitaba saber muchas cosas, a los 11 años ya era una niña muy inteligente y dada por si misma… no tenía por qué mentirle a cerca de quien era, ella necesitaba saber muchas cosas y tratar de manejar toda esa información que tenía para darle me estaba sumiendo en la desesperación, simplemente no podía solo… necesitaba a mi familia.

_Me parece bien hijo, los estaremos esperando cuando ustedes decidan venir_

Luego de la conversación con mi madre me quedé algo más tranquilo, Bella no estaba en casa en este momento así que pude lidiar con mi inseguridad yo solo. Yo sabía y desde que Bella entró a mi vida tuve claro que algún día iba a comenzar a despertar sus intentos de indagación, su desconfianza y su recelo hacia mí, por supuesto que yo solo pretendía protegerla y parte de esa tarea era mantenerla informarla de nuestra peculiar vida conforme ella crecía, entonces era tiempo de hacérselo saber…

Bella era más inteligente de lo que me hubiera esperado, ella ya estaba creciendo y a una velocidad alarmante… aunque claro, 11 años para mi no eran más que un suspiro. Mi hija, mi niña… Bella ya estaba convirtiéndose en lo que siempre temí, en una pequeña anhelando crecer y ser mujer… anhelando respuestas.

Era día de piyamada en casa de Claire, Bella y ella eran buenas amigas desde que nos habíamos mudado aquí en Cambridge, Inglaterra hace poco más de un año, actualmente nuestras estadías en algunos lugares eran mucho más prolongadas, por varias razones…. Principalmente porque no teníamos rastros de James, al parecer había dejado de perseguirnos, aún así yo cuidaba aún con más recelo a mi preciado tesoro… no podía dejarla ser libre así, de un día para el otro… la espera era lo más prudente que debía hacer en esos momentos hasta asegurarme que el sádico vampiro que la acechaba desde su nacimiento había perdido interés por ella, al parecer se había conformado con tomar y matar a la madre y dejar libre a la hija… o tal vez no, pero eso no lo sabía a ciencia cierta y por eso debía seguir cuidándola y protegiéndola como hasta ahora. La segunda la razón por la que podíamos quedarnos por más tiempo era que Bella necesitaba arraigarse a un lugar, encontrar un hogar y disfrutar de sus amigos, la ultima vez le había costado mucho separarse de Alec y Jane… fue un duro golpe para ella habernos tenido que marchar. Luego de eso vino un nuevo comienzo y encontró a Claire, un niña muy buena que se había convertido en su amiga, en su confidente y en su igual… a mi pesar a ella le contaba cosas que a mí nunca me contaría… cosas que guardaba en su interior recelosamente, tal vez se debía a la edad el hecho de que confiara más en una amiga que en su padre. Me sorprendí una noche cuando durante mis constantes guardias en su habitación había visto en su mente sus sueños, en ellos se aparecía el rostro de un niño, de piel blanca como la de ella y ojos tan celestes que parecían simular un trozo de cielo, ese niño la hizo suspirar entre sueños y yo me sentí frustrado… mi Bella, mi pequeña niña había comenzado a cambiar y yo solo miraba atónito mientras corría el curso de su vida, ya no venía hacia mi cuando le urgía contarme algo, ya no me confiaba sus secretos y lo que mas me dolía era que se había comenzado a recluir en si misma, por supuesto que hablábamos y manteníamos constantes charlas, pero siempre terminábamos en lo mismo, ella preguntándome por su madre, por mí y por sus abuelos…cuestionándome mi edad, la cual no tenía como seguir simulando, ante mi aspecto acotaba que me recordaba igual desde siempre, muchas veces me preguntaba sobre mis hábitos nocturnos y alimenticios, preguntas impulsadas al haberme pillado varias veces cuando se despertaba a mitad de la noche y yo me encontraba a su lado vigilando sus sueños o cuando la madre de Claire mandaba con las niñas panes y pasteles caseros para que yo los probara, ella me veía masticar y tragar con repugnancia, lo mismo sucedía con los almuerzos y las cenas… ella simplemente observaba mi comportamiento a medida que iba creciendo. Yo simplemente no le podía mentir, ella era especial… era demasiado perceptiva con la edad que tenía.

Mi niña y Claire se conocieron cuando inscribí a Bella en un instituto para que asistiera a clases, por supuesto lo hice a regañadientes… Bella no necesitaba educación ya que yo se la daba y puedo decir con orgullo que mi niña era una de las alumnas más astutas e inteligentes de su clase, aún así ella lo pedía constantemente y yo por supuesto no podía negarme a algo que mi pequeña me pidiese, Alice vino con nosotros en su primer día de clases, necesitaba de ella para preveer cualquier suceso inesperado…. Si, debo admitirlo… era exasperadamente obsesivo con la seguridad de mi niña, si por mí fuera hubiese ido a clases con ella pero realmente se vería mal que un padre acompañe a su hija a clases con la intención de quedarse con ella. Sí tuve que ir hace unos días para hacer el cambio de instituto, mi hija seguiría con sus estudios en Forks… a donde pertenecía de todas maneras.

Mi hermana pensaba que lo más probable era que Bella decidiera quedarse en Forks una vez que no instaláramos allí y si ella lo quería así y mi hermana no veía ningún peligro para ella así sería…

Fui en busca de Bella al otro día a casa de Claire, pues quería hablarle y darle la sorpresa de que iríamos a ver a sus abuelos y tíos, a regañadientes tomó sus cosas cuando su la madre de Claire le anunció mi presencia y vino hacia mí… le sonreí aunque ella no lo hiciera y le di un beso en la frente como usualmente hacía cuando la veía…

_Hola mi niña…_ le dije rozando mis labios en la suave piel de su frente,

_Hola Ed…papá_ vaciló, algo que últimamente hacía a menudo… mi muerto corazón sintió que caía en un abismo pero a pesar de eso me esforcé en poner mi mejor cara,

_¿Estas lista para ir a comer una hamburguesa?..._ sus hermosos ojos marrones se iluminaron,

_mmm… si! ¿Y puede ir Claire?..._preguntó ansiosa…

_Me temo que no mi niña… tú y yo debemos hablar de algo importante_ por más que me dolía negarle las cosas, esta vez debíamos ser ella y yo… la luz que brilló en sus ojos por un momento desapareció al instante…

_Cielo… otro día iremos con Claire y si quieres también la invitaremos a hacer una pijamada en casa, pero ahora debo hablar de algo importante contigo_ le dije inclinándome hacia ella y levantando su mentón con mis fríos dedos… por más que quise leerle la mente ella estaba cerrada en ese momento para mí, sus secretos guardados en lo más profundo de su alma solo salían a la luz por cortos momentos dejándome ver solo secuencias intermitentes de sus pensamientos, algo que había aprendido a hacer hacía poco. No sabía la respuesta a eso pero, al parecer según Carlisle, Bella estaba entrando en sus años madurativos y con el cambio en su cuerpo y por ende de su mente, tal vez inconscientemente había formado una especie de escudo que me impedía acceder totalmente a sus pensamientos… debía conformarme con solo vigilar sus sueños por las noches y ver su mente cuando ese escudo a veces me dejaba, solo con eso debía conformarme. Según mi padre, con los años este escudo se haría más resistente y dejaría de ver todo pensamiento que Bella tuviera, eso me ofuscaba, me frustraba en todo sentido…

_Esta bien, pero quiero una extra grande con queso…_ eso me tomó desprevenido pero logró hacerme sonreír como un tonto olvidándome de todo, ella me miró con sus enormes ojos chocolates y sonrió tomándome de la mano, tiró de mí sacándome de la nebulosa…

_Papa! Vamos por mi hamburguesa…_ me levanté de mi lugar e hice lo que mi princesa me decía. Subió alegre en el asiento delantero del Volvo tirando su bolso en el asiento trasero,

_También quiero una coca y una ración de papas…_ decía mientras contaba con sus dedos,

_Mmm… ¿no quieres también un helado de fresas?..._ fingí adivinar… su mente me dejó ver el menú completo, ella sonrió alegremente y asintió. Encendí el auto y antes de salir de la calle en que me había estacionado, sentí el roce de unos suaves labios en mi mejilla, me petrifiqué en el lugar… ese beso me había tomado totalmente desprevenido. En un estado de semiinconsciencia miré la calle que estaba frente a mí con la mano en la llave,

_Pa…_ vi una manito que se agitaba frente a mi _sonríe… tu sonrisa me encanta_ dijo ¿qué había pasado con mi pequeña niñita que refunfuñaba cuando yo le pedía sonreír, ella estaba utilizando mis mismas palabras… las mismas que yo les decía cuando ella se enojaba o parecía triste.

Volteé a ver a mi niña, reía divertida ante mi reacción…

_Así que te ríes ¿no?_ le dije a mi Bella, ella se escondió en su asiento conciente a los que se venía,

_No pa!... no te atrevas.._ dijo riendo mientras yo la acechaba como un gato a un ratón… me lancé con sumo cuidado arriba de ella y comencé a hacerles cosquillas, mi niña reía con el roce de mis manos en su costado y estómago…

_¿Te seguirás riendo?_ le dije divertido, no me importaba que se riera de mí, si era eso necesario para que su sonrisa volviera donde debía estar entonces haría el ridículo todo el tiempo solo para ella.

_Papá… basta, detente ya_ suplicó, yo la atrapé de la cintura y la atraje hacia mí, se recargó en mi pecho y respiró tratando de controlar su aire, suspiró y sus manitos se aferraron en mi cintura abrazándome… mi niña me abrazaba. Acaricié su cabello y besé su frente tiernamente,

_Gracias… extrañaba esta Bella…_ le dije susurrando, ella levantó la cabeza y vi que habían lágrimas corriendo por su mejilla, me sobresalté al verla así y apresurado y casi desesperado la solté y con mis dedos las enjuagué como si borrando sus lágrimas pudiera borrar su dolor,

_Mi niña… ¿qué sucede?_ le dije abrazándola una vez más y acunándola entre mis brazos, su mente inescrutable me hacía desesperar, ¿por qué mi niñas guardaba ahora sus pensamientos?... ¿por qué no podía leerla cuando más lo necesitaba?

_Nada… es solo que…_ silenció lo que iba a decir,

_¿Qué?... Bella sabes que me puedes contar lo que sea_ le dije en un intento de darle confianza, mirando a sus ojos en un intento de ver algo.

_Es que, te quiero mucho y me da pena verte triste_ me quedé de piedra ante su respuesta, nunca pensé que se trataba de mí… a lo sumo me esperaba respuestas como “una niña me molesta en la escuela” o “Claire no me prestó su computadora”… pero no me esperaba esa respuesta precisamente.

_No… yo no estoy triste_ le dije mirándola a los ojos sonriéndole,

_¿Que quieres hablar conmigo?... ya no me soportas ¿no?_ eso definitivamente no me lo esperaba…

_¿Qué dices Bella?..._ la tomé de las mejilla obligándola a mirarme a los ojos para que vea la verdad en ellos…

_Tú… yo sabía que algún día te cansarías de mí, es eso ¿no?_ una vez más comenzaron a salir pequeñas lagrimas de sus ojos, no podía permitirlo, no podía dejar que mi corazón sufriera, que la dueña de mis ojos llorara y que ese llanto lo provocara yo… la abracé sobre mi pecho y una vez más la acune, y todo el peso de la verdad salió de mi boca…

_No Bella, tu eres el regalo más grande que la vida me dio, el más grande óyeme._ mis ojos picaban como si fueran capaces de llorar mientras los de ella derramaban gruesas lágrimas _si alguna vez te hice pensar lo contrario… perdóname, sin ti yo no soy lo mismo, eres mi pedazo de cielo mi niña_ le dije antes de abrazarla una vez más _prefiero morir a no verte…_ susurré para mí mismo.

_Te quiero papi…_ susurró entre suspiros entrecortados _de veras te quiero._

_Lo sé mi niña, solo quiero que sepas que pase lo que pase yo estaré contigo… siempre Bella_ murmuré confesándole inocentemente la inevitable verdad, ella suspiró sobre mi camisa y se acurrucó en mi pecho. Sentir su calor era adictivo, la calidez de mi niña llegaba a mi corazón ablandándolo, sanándolo y reviviéndolo, su calor me daba vida.

_Pa… ¿podemos ir por mi hamburguesa?..._ dijo minutos después casi avergonzada, sonreí aliviado y la solté para acomodarla en su asiento, le coloqué el cinturón de seguridad y la miré por un segundo antes de pellizcarle suavemente el mentón, ella sonrió y se recostó en el asiento.

Maneje aliviado de que la pequeña tormenta había pasado, solo era eso… una pequeña tormenta. “Calma Edward… es la edad, su mente ya no es el se una niñita… ya no puedes leerla claramente, pero debes aprender a verla” me decía a mí mismo, una tremenda verdad, mi pequeña Bella estaba creciendo.

Diario de Bella

A la edad de 11 años

Querido diario…

Mi papi está raro, últimamente lo vi muy pensativo y con carita triste, ¿por qué mi papi ya no sonríe como lo hacía antes?... ¿por qué ya no me trata de la misma manera?... ojala nunca creciera, pareciera que desde que cada vez que soy más grande mi papi se aleja más y más de mí. ¿Será por qué ya se esta cansando de cuidarme?... ¿qué no soy lo suficientemente buena niña para él?.

Siempre pensé desde niña que algún día él me iba a dejar y ahora más que nunca tengo miedo que eso suceda. Necesito a mi papi… lo necesito para siempre.

Anoche me quedé a dormir en casa de Claire… tú sabes, mi nueva mejor amiga desde que llegamos a Cambridge, me cuesta separarme de mi papi, se que él se pone triste y se preocupa pero disfruto también estar con mi nueva amiga, su mami es tan buena… si mi mami estuviera conmigo sería como ella de buena, nos da galletas cuando hacemos la piyamada y nos lee libros de príncipes y hadas, me gusta estar con ella.

Mi papi me fue a buscar a casa de Claire como siempre que me quedo, lo vi con la carita triste cuando casi por error lo llamo por su nombre, a veces lo hago… a veces se me hace que mi papi es más joven de lo que dice que es, se ve solo un poco más grande que yo. El hermano de Claire, me dice que mi papi difícilmente sea mi verdadero papá porque aparenta la misma edad que él que tiene; 17, yo lloro cada vez que él me dice eso y Claire lo pelea y lo saca a patadas de su habitación, él me dice que Edward no es mi papi, que debe ser mi hermano… cosa que es imposible, ¿o no?. Yo sé que no es así y siempre se lo pregunto, no directamente pero… siempre tanteo el tema de cerca, él nunca dice nada y siempre ignora mis preguntas, no se qué pensar de mi papi, no sabes cómo me gustaría ver a mi abuelita a tía Alice para que me den las respuestas que mi papi sé que tiene pero que se niega a darme.

En fin… me dijo que iríamos por una hamburguesa y le pedí entusiasmada si nos podía acompañar Claire, ella a veces lo hace, mi papi nos lleva a tomar helados y al cine pero esta vez no quiso que nos acompañara, me dijo que debía hablar algo conmigo. Hay querido diario… yo sabía que era lo que me quería decir, lo había temido por tanto tiempo, en realidad lo esperaba, esperaba ese golpe. Después de salir de casa de Claire y subirnos al auto ya casi no podía contenerme las lágrimas, en serio querido amigo, no quería que mi papá me abandonara, yo sabía que algún día el se vería obligado a hacerlo porque yo siempre fui una carga… él nunca volvió a tener una novia luego de que mi madre se fuera al cielo, yo sabía que llegaría el momento en que él deseara encontrar una mujer y dejarme de lado… porque eso soy y siempre fui para él, una inmensa carga.

No sé qué me pasó, no sé como tuve fuerzas y lo besé, no quería perderlo. Su fría mejilla se sentía tan suave, mi papi entero era suave. Él se sorprendió… o al menos eso creo porque se quedó con cara de sorpresa total, por un momento me asusté cuando luego de unos segundos de regalarle el beso mi papi se veía como congelado, para asegurarme que estaba aquí en la tierra conmigo moví una de mis manos frente a él… era divertido verlo así, nunca lograba desorientarlo o tomarlo por sorpresa, tenía unos reflejos alucinantes, pero sin embargo mi papi con un simple beso se perdió.

Cometí el gran error de reírme, me comenzó a hacer cosquillas como siempre que me reía de él ¡mi papi es genial!, reí como nunca desde hacía tiempo, de repente mi tristeza había desaparecido y solo me solté riendo junto a él, pero luego el me abrazó y me hice obillito sobre su fuerte pecho. Gran error mi querido diario, porque su rico olor entro por mi nariz estremeciéndome… siempre quería olerlo, era su olor el que identificaba como mi hogar, yo lo quería para siempre y recordé en ese momento en que me abrazó lo mucho que lo iba a extrañar si me dejaba y lloré… como si fuese una tonta niña pequeña lloré porque tal vez pronto ya no lo olería más, porque seguramente me enviaría lejos de él y de mi familia. Él ya no es el mismo papi que siempre tuve, cada vez está más triste y cabizbajo…

Limpió con sus suaves y fríos dedos mis lágrimas que no me dejaban verlo bien y me preguntó el por qué lloraba, le dije la verdad… pero al contario de lo que pensé que haría, no se rió ni me dio la razón, me abrazó estrechándome en su fuerte pecho una vez más y me dijo al oído muchas cosas bonitas… cosas que guardaré en mi corazón como hago con cada cosa de él.

Luego de consolar mi tristeza en lugar de hacerlo yo con la suya, me llevó a almorzar… aunque yo sabía que a él no le gustaba comer, muchas veces a escondidas y sin que se diera cuanta lo observaba y veía que siempre que simulaba comer retenía los alimentos en la boca hasta que yo me distraía y los escondía luego en la servilleta, muy infantil de su parte, aunque no sabía la razón del por qué hacía eso.

_Bella…_ me dijo sacándome de mis pensamientos, estábamos esperando por nuestro pedido en el Mc Donald de la ciudad, no íbamos muy seguido… él prefería cocinar para mí, pero parecía que mi papi me quería decir eso tan especial en un lugar donde el impacto no fuera tan malo para mí… claro ¿Qué me iba a decir?,

“Oye Bella ¿sabes? creo que ya no quiero seguir cuidándote, te irás a un orfanato así te quedas allí para que yo al fin pueda buscar una novia ¿está rica tu hamburguesa?”, ja! buena distracción una hamburguesa con queso para darme la peor noticia de mi corta vida.

_¿Q.qué? dije mirándolo sorprendida saliendo se mis pensamientos… él sonrió por un momento y me tendió el plato con la hamburguesa con papas que le daba la camarera, me disculpé y miré a la mujer que aún se encontraba a su lado…

_¿Es tu niña?..._ le preguntó a mi papi que me miraba embelezado, él volteó y asintió con la cabeza un poco contrariado…

_Es hermosa, tan linda como tú…_ mi boca se abrió ante sus ridículas palabras, yo nunca alcanzaría a ser tan hermosa como lo era él, tal vez había salido con la belleza de mi madre… en todo caso, ¿qué hacía esta mujer coqueteando con mi padre?, y en mis propias narices! Una furia me embargó mientras la observaba como miraba a mi papi, él no se había percatado de su mirada porque se estaba entreteniendo mientras desenvolvía mi hamburguesa, un rayo de maldad cruzó por mi mente y con un movimiento rápido levanté mi mano derecha haciendo que el baso repleto de coca-cola se derramara en las piernas de la mujer, ella dio un grito separándose de mi padre y él por un momento la miró y luego sus ojos se posaron en mí… conocía esa mirada, reprensión.

_Bella…_ sus ojos quedaron fijos en los míos, la mujer se fue corriendo diciendo cosas incoherentes mientras se sacudía las piernas, quise reír… juro que era muy gracioso, pero al mirar de nuevo a mi papi me di cuenta que seguía con la mirada severa, fruncía los labios como reprimiendo una sonrisa y sus ojos color del sol la reflejaban, lo único a lo que atiné fue levantar los hombros con mi mejor cara de inocencia… nadie más que yo miraba a mi papi de esa manera y él lo sabía y ella también tenía que saberlo.

_Tendrás que pedir disculpas_ dijo frunciendo el seño, yo volví a abrir la boca para decir algo pero me arrepentí cuando el negó con la cabeza,

_Cuando venga a recoger las sobras lo haré_ dije cruzando mis brazos en mi pecho, el cerró los ojos y movió la cabeza negando,

_Lo harás ahora_ dijo abriéndolos y lanzándome una mirada amenazadora…

_¿Por qué? _ le dije entrecerrando los ojos,

_Porque eso que hiciste no se hace, ella no te hizo nada… y tú no eres ninguna mal educada, no recuerdo haberte enseñado a ser así de grosera_ mi papi pocas veces me regañaba por mi conducta, era cierto él no me había enseñado así… pero al ver a esa mujer mirarlo así hizo estallar algo en mí que no puedo explicar. Mis ojos comenzaron a picar por segunda vez ese día y sabía que se venían las lágrimas, él lo notó y cuando estaba parándome de la mesa para salir corriendo de allí como una tremenda cobarde su brazo fuerte frenó mi huída, me atrajo hacia él abrazándome y acariciando mi espalda, enterré mi rostro en su cuello aspirando su delicioso olor y lloré… Hay! Como odio llorar!,

_Calma mi niña, luego lo harás_ me dijo al oído _¿recuerdas que debíamos hablar de algo?_ oh-oh… allí venía el castigo que tanto me temía. Separé mi cara para mirarlo a los ojos y él sonrió mientras yo sorbía mi nariz, asentí suavemente,

_Bueno mi dulce niña_ sus manos tomaron mis mejillas y con sus pulgares limpió el camino de mis lágrimas _iremos a Forks, nos quedaremos con los abuelos por un tiempo… si tú quieres_ mis ojos se abrieron de par en par y una sonrisa se extendió por toda mi cara, entonces él también sonrió,

_¡¡Siii!!!_ un chillido salió de mi boca pero no me importó, me abalancé hacia él y juntos nos fundimos en un abrazo feliz. Mi papi por fin me llevaría a ver a mi familia… por fin.

Te regalé mis palabras, ahora regalame las tuyas, gracias!!!