Capitulo 4: Desesperación

Tweet

Amigas!! nuevo capi de nuestra tierna historia, espero que les guste, muchas lo esperaban, no pensé que un tipo de historia así, tan diferente fuera a gustarles tanto, que bien! Bueno, sin más me voy a pasear con mis niños y a ustedes les dejo a nuestra dulce Bella... ya saben, inflen este pecho de escritora como solo ustedes saben hacerlo, dejenme sus palabras je je, las amooooo....

Desesperación

¿En que mundo paralelo vivía mi madre para pensar semejante cosa?, yo me rompía la cabeza pensando en cómo podía hacer para cuidar la vida de mi hija, en cómo hacer para que mi niña se sintiera feliz y no se sintiera sola y me moría de remordimiento pensando en que tal vez… solo tal vez en vez de estar dándole cosas se las estaba quitando… ir a la escuela, tener amigos, disfrutar de su familia, jugar sin estar constantemente bajo mi mirada… hacer las cosas con libertad, pero no, a mi madre se le había ocurrido que lo que yo hacía por mi hija… ¡mi hija por Dios santo! era algo más que eso. Esta vez se pasó de la raya, aún resonaban sus palabras silenciosas en mi cabeza,

“Tú lo sabes hijo, se amarán por sobre todas las cosas”

“Ustedes están predestinados…”

¡¿Qué le sucedía a mi madre para pensar semejante disparate?!...

Sin escuchar más sus ridículos pensamientos salí de la casa confiando en que ellas la cuidarían durante mi ausencia, debía calmar el enojo, deshacerme del sentimiento de frustración… yo era capaz de hacer lo que sea por ella, daría todo por mi pequeña pero eso no… era estupido pensar que entre ella y yo podría haber un vínculo más fuerte que el de un padre y una hija, yo no esperaba eso de Bella… ella era mucho más especial como para atarse a mí de esa manera, merecía a alguien mejor, alguien que le diera calidez, que la acariciara sin tener miedo a romperla, que la amara sin prejuicios, que no la expusiera a constantes peligros como lo hacía yo simplemente al estar a mi lado… yo era su padre por Dios santo! ¿qué no podía comprender eso?...

Corrí tan fuerte como pude por la carretera que me llevaba a la ciudad, no circulaban muchos autos a esa hora de la tarde así que pude correr con libertad y sin temor a que me vieran, aunque con la velocidad con la que me movía iba a ser un imposibles para el ojo humano. Decidí que mejor era sacar toda mi cazando, no quería volver a casa enojado y verle la cara a mi niñita, ella se pondría triste y no quería eso, mi pequeña siempre se preocupaba por mí, por mi bienestar y mi felicidad y su estado de ánimo decaía cuando me encontraba disgustado por algo.

Me adentré en el bosque corriendo con todas mis fuerzas pero al parecer los animales se mofaban de mí desapareciendo de mi trayecto, no encontré el rastro de ninguno, solo un leve efluvio de una manada de venados pero esta se perdía cuando avanzaba más al norte… decidí dejar la caza para después, seguí corriendo lejos, tan rápido que no había ojo humano que me viera pasar, tan rápido como para despejar mi mente gracias al aire frío golpeando en mi cara… no quería pensar, no deseaba hacerlo, si lo hacía se me venía a la mente la imagen de mi niña… esas palabras, no quería pensar. Luego de correr por largo tiempo pero el suficiente como para volver a casa rápidamente, encontré a las afueras del bosque lo que parecía ser un pequeño pueblo… sus calles estaban casi vacías a no ser por algunas personas que se encontraban en un parque, caminé por las calles extrañando algo… me faltaba algo, la pequeña mano de mi niña aferrada a la mía.

Me senté en uno de los bancos de la plaza y observé a la poca gente que andaba por el lugar, por suerte el cielo estaba encapotado de nubes como solía suceder todos los días en la zona, había madres con sus niños jugando en las hamacas del lugar y otras personas corriendo alrededor de la plaza, había risas de pequeños que se lanzaban por el tobogán y solo deseé que una de esas risas fuera la de mi pequeña… debería haberla traído, debería estar con ella en este momento… no estaba acostumbrada a no verme, solo en el poco tiempo que me tocaba cazar, porque al fin y al cabo era una necesidad para mí, quedaba en manos de los Railys, ya había aprendido a no dejarla sola aunque estuviese durmiendo.

Bella disfrutaba jugar con los hijos de ambos y yo sabiendo que se sentía tan a gusto con ellos que me escapaba para alimentarme, ahora si bien estaba con mi madre y hermana… yo no me había despedido de ella, prácticamente me había escapado de su lado, aún sentía el calor de sus manitas en mi rostro tratando de alisar mi seño fruncido, tratando de darle vida con sus manos a este fríos corazón. Cerré los ojos fuertemente arrepintiéndome el haber salido huyendo como un cobarde y mucho más por haberla dejado así, sin una palabra de explicación… ella solo trataba de ayudarme y yo como el torpe inútil que era la alejé de mí. Cuando me disponía ponerme de pié para volver a casa junto a mi princesita escuché la vos de alguien,

_Nunca te había visto por aquí…_ giré la cabeza para ver de quien procedía la vos, una mujer estaba sentada a mi lado… no la había escuchado llegar al estar sumido en mis pensamientos,

_No… no vengo muy seguido_ le dije tratando de ser amable y volví a mirar al arenero donde jugaban unas niñas,

_¿Trajiste a tu hija a jugar?_ dijo la mujer señalando a una niña que nos miraba sonriente,

“ojala que sea soltero… ojala” sonreí ante sus pensamientos.

_No… en realidad estoy solo_ le dije, aunque deseaba estar con mi niña en mis brazos. Me arrepentí al momento de haberla negado, ella era mi hija y se había quedado en casa mientras yo observaba jugar a otros niños… aunque a esa mujer no debería importarle eso.

_Oh… soy Lauren, mucho gusto…_ me dijo, al mirarla tenía una mano extendida hacia mí, la miré por unos segundos y no quise ser descortés, en realidad la mujer parecía simpática y se podía decir que era… linda y ya hacía mucho tiempo que no estaba con una mujer. Antes de cuidar de Bella solo había tenido una novia… era más bien una compañera, una amiga con ciertos derechos. Quería a Tanya de manera muy especial, ella era parte de un clan cercano al de nosotros y me había acompañado en mi época de rebeldía hace ya unos 40 años atrás. Aunque estábamos juntos teníamos muy en claro, tanto ella como yo, que no era amor lo que compartíamos… era una profunda amistad con privilegios. Cuando regresé con mi familia y me aceptaron de nuevo la había dejado de ver, esa fue la única relación que tuve con una mujer y luego estuve solo hasta que la razón de mi vida llegó a mí, con mi niña no necesitaba a nadie más… ella se había transformaba en mi todo, en el centro de mi universo y no quería que nadie rompiera con esa armonía que teníamos.

No era un experto en el caso pero tampoco era un inexperto y ya hace bastante tiempo había decidido que nunca tendría otra vez una relación con nadie, a menos que sea por amor. Desde entonces no tuve ningún tipo de encuentros con mujeres, por más que se me acercaba yo las rechazaba muy sutilmente, y nunca desde el primer día que tuve a Bella conmigo había siquiera mirado a una, a demás de que no necesitaba placer físico, ni emocional… le debía ese respeto a mi hija.

_Edward…_ le dije estrechándole la mano.

_Mucho gusto Edward… iré por un café ¿deseas uno?... yo invito_ dijo mientras se ponía de pié,

_No gracias… yo… debo irme_ dije mientras me levantaba del asiento,

_Oh… al menos acompáñame a comprar mi café aquí a la esquina._ se me acercó y puso su brazo alrededor del mío, su efluvio era tentador y dulce como cualquier humano, aunque no superaba en lo más mínimo al único efluvio que tentaba mi autocontrol… el de mi propia hija. Había aprendido a controlarme hasta el límite gracias a ella, la personita que llegó a mi vida para ponerme a prueba de todas las maneras posibles.

_Vamos… solo serán unos minutos_ me dijo jalando de mi brazo, a regañadientes la acompañé, solo serían unos minutos y ella estaba siendo amable aunque sus pensamientos la delataban, por ahora no veía por qué rechazarla. …luego de acompañarla regresaría a mi hogar junto a mi niña. Caminé junto a ella aferrada a mi brazo, cruzamos la calle y justo en la esquina pude ver un puesto ambulante de café expres,

_Dime Edward… ¿qué haces solo por estos lugares?_ me observó con una sonrisa en los labios mientras caminábamos hacia el puesto, no tenía muchas ganas de contestarle… al menos no con sinceridad,

_Deseaba distraerme un poco y decidí caminar…_ contesté de manera automática,

_Ah… ¿mucho trabajo?_ preguntó mientras nos deteníamos y pedía su café. Quise reír ante su pregunta, hacía mucho que no trabajaba… la ultima vez fue antes de haber encontrado la razón por la cual no trabajaba actualmente, fui profesor de piano por unos años… aunque trabajaba más por entretención que por lo que podía recibir como retribución. El dinero nunca fue necesario ya que con los años de inmortalidad, como familia habíamos adquirido un gran patrimonio. Para los Cullen no era un problema este aspecto… teníamos millones guardados en diferentes cuentas y en distintos bancos del mundo y en cada propiedad que la familia tenía, guardábamos en lugares secretos unos cuantos fajos de billetes… solo por si era necesario. Aparentábamos ser una familia de clase media alta, solo para mantener las apariencias… no queríamos llamar la atención.

_No… el trabajo no es problema_ contesté finalmente,

_Oh… entonces… ¿necesitas ayuda con tu distracción?_ me dijo usando una voz que poco me gustó… ¿a caso trataba de seducirme?... yo sonreí ante su intento y miré hacia el suelo… “por supuesto que quiere distraerse conmigo, solo se hace rogar” pensó,

_¿Qué te parece si me acompañas a aquel negocio?... debo comprar unos cigarrillos…_ dijo señalando un pequeño negocio que se encontraba a mitad de cuadra, luego caminó jalándome del brazo,

_En verdad tengo que irme… sé que podrás ir sola._ le dije cuando estábamos a solo unos metros, no quería ser grosero pero quería salir de allí para ver a mi niña… aunque esa mujer no estaba nada mal y deseaba poder olvidar lo que mi madre había insinuado.

_Ven… yo te puedo dar la distracción que necesitas_ dijo jalándome de la mano a un callejón que había antes de llegar al negocio… “me cansé de jugar a la niña buena…” pensó mientras caminaba. No sé bien por qué me dejé arrastrar, ni por qué dejé que esa mujer, que no me interesaba en absoluto, se abalanzara contra mí empujándome hasta tocar con mi espalda la pared. Sé que buscaba una distracción pero no estaba muy seguro si esa era la mejor manera de sacar de mi mente lo que mi madre me había dicho, eso estaba mal, lo sabía… pero no encontraba la suficiente fuerza para controlarme y alejarme de allí.

La mujer besó mi cuello y subió besando la línea de mi mandíbula, no me provocaba nada… yo solo trataba de sentir algo… pero nada. Sus manos que estaban en mi pecho comenzaron a bajar por mi abdomen mientras podía sentir su aliento en mi mejilla… “mmm… que dulce que huele, le voy a hacer recordar mi nombre” dijo su molesta voz mental. De imprevisto y sin pensarlo estampó sus labios contra los míos moviéndolos ferozmente mientras que sus manos se colaron por debajo de mi suéter tocando mi piel, yo no quería esto… no tenía por qué hacerlo, no tenía deseos de tomar a esa mujer allí… no la necesitaba a ella ni a nadie, la palabra “placer” estaba más allá de lo que podía necesitar en ese momento…

Su lengua buscaba entrar en mi boca con movimientos bruscos y desesperados, pero no le di el gusto… “vamos amor… se que lo deseas”… replicó en sus pensamientos ante mi negativa. Por un segundo… solo por un segundo pensé en corresponder el beso, era demasiado el lío que tenía en mi cabeza…

_Vamos lindo… bésame_ dijo al separarse de mi boca unos centímetros. _Sé que lo deseas… nadie te va hacer más feliz que yo_

No…

Solo una personita podía hacerme feliz…

Mis manos al fin reaccionaron y tomaron las muñecas de esa mujer apartando sus manos de mí, no quería ser rudo pero esta mujer me estaba exasperando. Me miró con curiosidad mientras yo me limpiaba la boca de su saliva y sin decir palabra salí de allí con urgencia… definitivamente esto no era lo que necesitaba… debía salir de allí y dejar de traicionarme a mí mismo, nunca había actuado de esa manera y no lo haría ahora. Volví sobre mis pasos hacia el parque y seguí caminando hasta el linde del bosque, una vez que lo alcancé comencé a correr con todas mis fuerzas… solo necesitaba llegar a casa, hasta donde estaba mi corazón… o al menos la parte de él que latía raudamente… y por primera vez admití, al menos para mí mismo, que lo único que necesitaba era verla a ella, a mi niña… a mi pequeña, saber que estaba bien y decirle que podía contar conmigo… que si en un futuro decidía seguir con su vida yo estaría allí para apoyar cualquier decisión… para respaldarla siempre.

Diario de Bella a la edad de 8 años:

Querido diario:

No sé que escribir, hoy estoy muy triste… creo que mi papi dejó de quererme. Mi tía Alice dice que se fue porque es un tonto, pero yo no lo creo… él es muy inteligente y me da miedo pensar qué pudo haber pasado para que se fuera así. Abuelita me leyó uno de los libros que mi abuelo Carlisle me envió, se llama “El principito” y se trata de un niño que vivía solo con una rosa, en un lejano planeta… todos los días cuidaba de su flor, la regaba, le hablaba, la limpiaba y no dejaba que nada malo le sucediera, pero un día el niño príncipe tuvo curiosidad y abandonó su planeta para conocer otros lugares… esta fue la parte que menos me gustó. ¡Abandonó a su rosa y se marchó!… ¿te das cuenta querido diario?, ¿Qué pasaría si mi papi decide hacer lo mismo?... ¿Qué pasaría si mi papi se aburre de mi y un día me abandona para irse por otros lugares?... yo lo seguiría, seguiría a mi papi donde fuera… pero yo sé que para él, yo soy una carga. ¿Qué sucedería si termino como la rosa de aquel principito?... no soportaría quedarme sola, sin nadie que me proteja y me cuide como lo hace él… no soportaría estar sin mi papi, eso sería lo peor, aún estoy llore y llore mientras escribo esto en ti…

No sé en qué momento me dormí… pero me dormí escribiéndote, me sentía cansada y me dolía mucho la cabeza…¿ habrá sido por tanto llorar?. Mi abuelita me vino a despertar hoy y mi papi aún no había regresado, mis ojitos me picaban como si hubiese llorado y me di cuenta que fue porque otra vez había tenido una pesadilla… no la recuerdo pero estoy segura que era muy mala… ya que mi abuelita me trajo el desayuno a la cama y me besó en la frente diciéndome que no me preocupara, que todo iba a salir bien, dijo que mi tía era una adivina y que había visto que todo iba a estar perfecto.

Al besarme sintió algo extraño porque puso su mano en mi frente… cosa que hacía mi papi cada vez que yo pescaba un resfriado o tenía gripa.

_¿Qué pasa abuelita?_ le dije cuando tomó mis manitos besándolas,

_Mi niña… tienes fiebre, ¿cómo te sientes?_ me dijo preocupada. Yo no quería preocuparla, no quería preocupar a nadie en realidad… ya era demasiada carga para mi papi, no quería serlo también para ellas.

_Bien…_ susurré despacito, aunque mi voz me traicionó… de repente la sentí quebrada y sin fuerza,

_Alice…_ dijo llamando a mi tía, pero como si lo hubiese sabido… ella ya estaba caminando hacia mí.

_Bella tiene fiebre… llama a tu padre._ mi tía asintió y sacó su teléfono mientras salía de mi habitación.

_Abuelita… estoy bien, lo juro._ hice una crucecita con mis dedos y lo besé, jurar en vano estaba mal, me lo había enseñado mi papi, pero no quería que mi abuelita se preocupase más por mí _no quiero que tú ni tía Alice se cansen de mí y me dejen también… solo quiero dormir._ dije sin poder contener las lagrimas. Mi abuelita me quedó viendo con los ojos muy abiertos y de pronto comenzó a sollozar… aunque no veía sus lágrimas.

_Mi niña… ¿cómo crees eso?..._ me susurró antes de alzarme y ponerme en su regazo y abrazarme fuerte, fuerte

_Mi papi… se fue… porque… se cansó de mi_ no pude evitar dar un hipido, las lagrimas no paraban de salir de mis ojos y yo me sentía muy avergonzada, no quería que mi abuelita llorara, si eso es lo que estaba haciendo y no quería ser yo la que lo provocara.

_No… no pequeña…_ me tomó de mis hombros y me miró con sus lindos ojos igualitos a los de mi papi y lo hizo como si lo que fuera a decir fuera de mucha importancia, _tu papi te ama… te ama mi niña y el jamás te abandonaría, ahora solo se siente confundido… pero volverá, ya lo verás_

No me convencí de las palabras de mi abuelita porque mi papi aún no volvía… pero permití que me pusiera paños fríos en la frente para bajar la fiebre. Más tarde el sueño volvió a invadirme y me dormí… soñé cosas feas, de eso estaba segura porque no dejaba de llorar, sentía mis mejillas mojadas y tenía mucho frío, tanto que mi cuerpo temblaba… abría mis ojos de vez en cuando para escuchar murmullos a mi alrededor, las voces eran familiares y llegaban a mi como si estuvieran hablando muy lejos…

_¡Tiene mucha fiebre!... llama a Carlisle!_ esa voz estaba muy cerca de mi y me resultaba muy pero muy familiar, quise levantar mi mano para acariciar su rostro… ¡papi había vuelto!... quise gritar o decir algo pero nada salió de mi boca y mi mano parecía muy pesada, cuando quise abrir los ojos y comprobar que la había movido seguía en el mismo lugar que estaba… acurrucada en mi pecho como un ovillito y temblando de frío.

_Ya lo llamamos hijo… Alice ha ido a buscar los medicamentos_ estaba tan confundida, todo era un lío a mi alrededor… y él todavía estaba gritando a mi lado, quise llamarlo y juro que lo intenté, pero no pude decir nada, me quejé al saber que por más que lo intentara no podía ni moverme, ni hablar.

_Abre el agua fría Esme…_ desperté cuando unos brazos fríos me rodaban y me alzaban de la cama… era como volar, como si un angelito me sostuviera…una voz dulce y suave me susurraba en mi oído…

_Estarás bien… te prometo mi niña que estarás bien, perdóname._ quise decir algo por que esa linda vos estaba cargada de tristeza, quise poner mis manitos en su rostro para suavizar su piel como siempre hacía, pero no tenía fuerzas para levantar mi brazo.

_Papi…_ al fin pude encontrar mi voz, pero solo fue un sordo susurro y no creo que me haya escuchado,

_Aquí estoy amor… despierta… estarás bien._… ¿o si?... entonces recordé todo por lo que había llorado, recordé que pronto él me abandonaría para ir en busca de algo más… recordé su enojo al salir de casa, recordé mis pesadillas… todo eso parecieron darme un poquito de fuerza para agarrarme con una de mis manitos al cuello de su camisa, si lo soltaba él me dejaría y no quería que sucediera eso… yo sé que no soy una buena niña, a veces me porto mal y lo que es peor, él debe estar cansado de cuidar de mi, pero yo no quería… no quería que mi papi se fuera,

_Papi… ¡no me dejes!_ mi grito salió desesperado, veía todo nublado por mis lagrimas pero sabía que era él a quien me aferraba con fuerza por su rico olor,

_No lo haré princesa… jamás lo haría_ sentí sus labios en mi frente dándome uno de sus suaves besos _mi niña… no te asustes, el agua esta un poco fría pero es necesario… yo te sostendré_

Entonces me sobresalté al sentir un frío en mis pies que iba subiendo por todo mi cuerpo, comencé a buscar aire con mi boca abrazándome a su cuello… era horrible, como si el fuego que sentía en mi piel se apagara con el frío.

_Es necesario mi niña… aguanta_ me dijo suavecito en el oído. Me apreté mas a él y mi cuerpo se comenzó a acostumbrar al frío del agua, sus labios tocaban mi frente de a ratitos y una de sus manos acariciaban suavemente mi espalda.

_Papi te quiero mucho_ le dije cuando logré levantar mi cabeza y ver al fin sus ojos… ahora podía ver clarito, los ojitos de mi papi estaban tristes y algo preocupados, sonrió cuando le di un besito a la punta de su nariz. Apoyé mi frente en la suya mirando esos lindos ojos color del sol, su mirada brilló con un brillo que no había visto antes, era como si sus ojitos estuvieran iluminados… sonreí al ver eso, sus dedos apartaron un mechón de cabello mojado que se pegaba en mi mejilla y yo reí por las cosquillas en mi cara,

_¿Ya estas mejor?_ yo asentí todavía con mi frente apoyada en la suya, _bien… no me vuelvas a hacer algo como eso_ me dijo seriamente, mi papi parecía enojado pero pronto sonrió.

_No si tú no te vuelves a ir_ le dije abrazándolo. No quería ser una carga… pero no veía lugar en el mundo que pudiera estar sin mi papi… no había persona en el mundo con la cual quisiera estar más que con él… algún día el me dejaría, de eso estoy segura, pero te juro querido diario… te prometo en este instante que mientras tanto trataré de hacerlo feliz.

--------------------------------------

Te regalé mis palabras, ahora déjame las tuyas... gracias!!