Capitulo 30: Ángel y demonio

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Ángel y demonio

_Edward…_ jadeé al verlo, su mirada cargada de un odio indescriptible se fijaba en mí… eso me daba a entender que había escuchado la última parte de mi conversación, él se acercó apretando los puños y por primera vez tuve temor de él, caminé hacia atrás un paso… dos… hasta que vi la confusión en su mirada y se detuvo, inconscientemente mi cuerpo reaccionó a su hostilidad y llevé mis brazos alrededor de mi cintura abrazándome a mi misma en un gesto de autoprotección, el mismo gesto que hacía ante James. Vi la mirada de Edward, miró mi postura y relajó sus brazos pero su mirada seguía siendo dura… ¿a caso me odiaba por haberle hecho eso? No era para menos, había robado su alma y lo había condenado… suficiente razón como para odiarme.

Movió la cabeza en gesto de negación, parecía querer comprender algo que veía en mí,

_¿E- Edward?_ logré decir con cierta dificultad, sabía por Carmen que los vampiros neonatos podían llegar a reaccionar con cierta violencia, hostilidad y hasta irrefrenable odio hacia quien lo había convertido, un detalle del que no me había puesto a pensar antes de convertir al amor de mi existencia. Él miró fijamente cada detalle de mi rostro, pude ver su pupila enfocar cada uno de mis movimientos, pude ver cada uno de los músculos de sus brazos y piernas relajarse y vi cómo en milésimas de segundos, en nada… casi en un pestañeo su rostro estaba a escasos centímetros del mío. Edward jadeó ante ese imperceptible movimiento, tan sorpresivo hasta para él y mi cuerpo casi al mismo instante en que él efectuó ese movimiento se envaró tensionándose hasta la punta de los pies, mis labios se fruncieron mostrando ligeramente los dientes como más de una vez lo había hecho con James… él vio mi postura defensiva y se separó levemente dando un paso rápido hacia atrás,

_Lo siento_ musitó casi inaudiblemente, yo lo miré más relajada y lo vi levantar los brazos hacia mí, esta vez lo hacía suavemente, midiendo posiblemente cada uno de sus movimientos, sus manos fueron hasta mis muñecas y apretándolas ligeramente separó mis brazos de mi cuerpo, no me había dado cuenta que aún estaban en torno a mí aferrados como dos duras torres… protegiéndome, de él… _No quiero que me temas_ dijo mientras tomaba mis manos con las suyas, no creí jamás poder siquiera concebir la idea de que un humano y mucho menos un vampiro tuviese una voz como la que acababa de escuchar, hermosa… suave… sin discordancias, ni desentonaciones… perfecta. Respiré lento, lo necesario como para hablar, no quería entorpecer ese momento,

_No te temo, te amo_ murmuré de manera más relajada, él me recorrió con la mirada y me sentí desnuda ante él,

_Eres hermosa_ susurró para si mismo, siguió bajando la mirada y se percató de mi teléfono aún sostenido por una de mis manos, arrugó el entrecejo distorsionando su escultural rostro y mi miró nuevamente, sus ojos de un líquido rubí me escrutaron penetrando en mí como si pudieran ver mi alma, si es que aún la tenía…

_¿Dónde?..._ inquirió con voz dura, lo miré perpleja sin saber a que se estaba refiriendo _¿Dónde está Alice? ¿Dónde está ese maldito? _ si… lo había escuchado, ¿cómo dudarlo cuando se trata de un vampiro?,

_No lo sé…_ murmuré tratando de aclarar mis ideas, él me miró duramente buscando la verdad en mí _Alice dijo que irían a buscar los vestidos donde el diseñador pero James… él prometió traer a Alice a un paseo entre las montañas_ musité turbada, aún me causaba inseguridad la actitud de Edward.

_¿Vendrán?_ dijo mirándome fijamente, yo solo asentí conociendo la poderosa habilidad de James para el rastreo, las comisuras de los labios de Edward se curvaron formando una sonrisa de suficiencia que hizo que mi aliento quedara estancado en mi garganta,

_Mucho mejor…_ sonrió, entonces caí en la cuenta a lo que se refería,

_No!_ jadeé _Edward, no puedes… viene con Alice, el maldito se está escudando con ella_

_Entonces tú cuidarás de Alice, yo me encargaré de él_ dijo despreocupadamente,

_No Edward… primero que nada tenemos que encargarnos de varias cosas antes, no puedes luchar así como así contra James, solo dejándote llevar por tus impulsos, él es un gran luchador… tú nunca peleaste, a demás no te has alimentado aún… ¿a caso no sientes sed?_ él me miró confundido por un momento, al escuchar la palabra “sed” su cuerpo se envaró y una de sus manos se aferró a su garganta,

_Bella…_ murmuró con pánico en la mirada, sus labios se tensaron en una fina línea y los orificios de su nariz se dilataron,

_Vamos… es normal la quemazón amor, iremos a cazar y esa sensación se mitigará_ el pánico seguía en su mirada y sus piernas parecían no tener intenciones de moverse del lugar,

_No, no… quiero matar a nadie_ susurró despacio casi inaudible hasta para mí,

_No lo harás, estamos lejos de toda civilización, a demás piensa que debes, a como de lugar, mitigar esa sed, Alice viene en camino con James… Edward… debes ser capaz de controlarte con ella_ dije tomando sus mejillas entre mis manos, su suave piel me distrajo… ¿así era la mía?, no había comparación con ningún vampiro que hubiese conocido antes, James… no era nada, nada comparado con Edward, me maldije y me reí de mí misma al haberlo admirado por un tiempo, antes de saber lo que realmente era, un demonio disfrazado de ángel.

_¿Y si no soy capaz de hacerlo? ¿Y si la muerdo y si… el deseo es más fuerte, más irrefrenable?_ murmuró con miedo,

_Yo estaré contigo y nada sucederá, lo prometo… Alice estará bien, la llevaremos con Carmen y allí estará bien_

Ante mis palabras el ánimo de Edward fue más dispuesto, salimos de la mano de la cabaña y reímos juntos cuando comenzamos a correr internándonos en el bosque entre abetos y confieras, él parecía maravillado, cada paso que dábamos solo nos costaba una mínima fracción de segundo en la que él se extasiaba mirando cada pajarillo en el aire, como si nunca hubiese visto uno, cada rama de pino tapada por la nieve y cada detalle de la madera de los árboles. Mi nariz captó el efluvio que estábamos buscando, un olor peculiar que solo en Alaska se podía encontrar y que tantas veces había saciado el fuego de mi garganta, que tantas veces me había satisfecho. Ahora era tiempo de saber si él también lo podía percibir, tan apetitivo y dulce como mis sentidos lo captaban,

_Edward…_ musité deteniéndome en seco, él se detuvo unos metros más adelante y retrocedió lo que había avanzado hasta llegar a mí.

Se veía glorioso, libre y saboreando cada cosa a su lado, lo veía capaz de todo, nada en el mundo lo podía detener… maravilloso, Edward estaba hecho para correr en libertad, para ser admirado, no para esconderse entre oscuras ropas en monasterios e Iglesias, él era un ser glorioso que ahora corría a mi lado y con lo que no pude evitar sonreír, Edward estaba allí… con una fuerza sobrenatural frente a mí y no cabía en mí sentimiento más profundo que su amor… era mío, Edward Cullen era mío…

_¿De qué te ríes?_ murmuró al llegar frente a mí, me mordí el labio al verlo tan supremo parado despreocupadamente con su torso medio desnudo por su camisa entreabierta, parecía que nunca iba a tener suficiente de Edward… quería tomarlo allí en medio del bosque, pero me contuve al saberlo eterno junto a mí… ya tendríamos tiempo.

_Nada… es que te ves tan bien_ dije admirando el brillo de su piel gracias a la luz del sol que se filtraba entre las ramas de los arboles, él me dedicó una sonrisa torcida tan típica de él pero ahora tan deslumbrante _creo que te tendré que mantener alejado de las mujeres, se te querrán tirar encima sin tener conciencia de lo peligroso que serás para ellas_ él rió y ante ese gesto no pude más que maravillarme, ¿en serio lo tenía frente a mí? ¿En serio yo era merecedora de tan hermosa criatura?... no lo creía, de pronto tuve celos, miedo, inseguridad. Edward podía ser quien quisiera ahora… hacer lo que se le venga en gana, tenía libertad de hacerlo… no había ataduras conmigo, no teníamos compromisos concretos más que nuestro amor y temía que eso no fuera suficiente para él.

_No seas tonta Bella_ dijo acercándose a mí _no hay mujer que valga la pena, eres la única que acapara mi corazón… por completo_ sus palabras me sumieron en una momentánea calma que seguramente se esfumaría cuando él tomara conciencia del poder que tenía entre sus manos. Suavemente se acercó a mí y me besó… no solo había pasión en ese beso, Edward me besaba con devoción, podría decirse que con una visible adoración… un beso que me reclamaba, que despejaba todas mis dudas, un beso contenido de deseo que parecía querer afirmar un hecho concreto, nuestra pertenencia el uno al otro, la confirmación de un amor que sobrepasaba los límites de cordura, del tiempo y del espacio.

Se separó de mí maravillado por ese beso y cerca de mis labios me susurró “te amo” con dureza, como diciéndome que nunca lo olvide, que no me atreva a pensar lo contrario. Me tomó de la mano y una sonrisa ladina surcó su hermoso rostro, entonces recordé por qué había detenido mi marcha,

_Edward…_ él me miró expectante _¿Sientes ese olor?_ dije aspirando profundamente, incitándolo a hacer lo mismo… lo hizo cerrando los ojos y llenando sus pulmones del aire que contenía ese dulce aroma,

_Si…_ musitó abriendo los ojos, su mirada ligeramente oscurecida me daba la certeza que había captado el efluvio _¿Qué son?... huelen, realmente bien. Bella… mi garganta quema_ era lo que esperaba, debía alimentarse bien para enfrentar a James y tratar de que no caiga en la tentación con su propia hermana... algo sumamente difícil para un recién nacido.

_Son tigres de montaña… los encontraremos en las laderas_ él asintió atento y tragó en seco, supuse que la sed se le estaba haciendo insoportable.

Comenzamos a correr con los sentidos alertas, él me iba guiando haciéndolo bastante bien, no hacía falta conocer los caminos, solo seguir el rastro de los animales y llegaríamos a ellos. Era su primera caza, él era vulnerable sin conocer la ferocidad de los animales, pero confiaba en sus instintos y sabía que el zarpazo de un tigre de montaña no iba a repercutir en nada con su fuerte piel de granito. Salimos de la línea del bosque y corrimos ladera arriba olisqueando, él se atrevió a saltar sobre las piedras salientes y su risa atronadora hacía eco entre las montañas, me maravillaba de la manera en cómo él lo hacía ante tanto espectáculo. Unos kilómetros más adelante Edward cazó su primer tigre, el felino en cuanto lo vió se agazapo sin tener tiempo a dar siquiera una estocada, Edward ya se le había lanzado encima con una velocidad increíble y había mordido su yugular palpitante, me detuve en seco a admirar su forma de cazar. Si alguna vez había admirado a James por su manera de cazar, me di cuenta en cuanto observé a Edward hacerlo que no era nada comparado con él. Edward era casi orgásmico, sus movimientos, aunque instintivos e inexpertos, eran dignos de admirar… se abalanzaba sobre el animal como si pudiera hacerle el amor mientras sorbía su sangre, sus gemidos cuando la sangre recorría su garganta eran de pura satisfacción y saciedad y al morder lo hacía con tal gracilidad que parecía estar besando su cuello.

Me concentré en encontrar el rastro de otro tigre, si me quedaba allí podría hacerle el amor sin preámbulos, salvajemente y sin sumisión y no eso no aportaba nada a la cusa, debíamos alimentarnos para enfrentarnos a James. Cacé dos tigres más, en esa época del año era muy común encontrarlos hasta en los caminos que ladeaban las montañas, no nos fue difícil esta vez, aunque debía de prever otro tipo de alimentación para variar, tal vez osos pardos o alces cuando la temporada lo amerite… Edward debía probar y poder distinguir entre los distintos efluvios y sabores.

Retorné a él para poder hablarle sobre James, sus puntos débiles, que para nuestra mala suerte eran escasos, su manera de luchar y las estrategias para poder vencerlo… Edward acababa de tomar la sangre de un alce de las montañas cuando lo encontré, dejó caer al animal vacío y sin vida sobre el suelo mientras se limpiaba la boca con la manga de su camisa, gruñí al haber pasado de largo la posibilidad de pedirle prestada ropa a Eleazar, no preví esa situación, Edward me oyó y volteó… lo que vi me dejó pasmada. Una gota de sangre caía desde la comisura de su boca hasta el filo de su mandíbula haciéndome relamer mis labios, su cabello alborotado y su sonrisa astuta al percatarse que yo lo estaba comiendo con la mirada tiraron por la borda toda mi compostura. ¿Cómo podía verse tan jodidamente sensual..?!

_¿Te gusta lo que ves?_ murmuró dando un paso hacia mí, cerré mis manos en puño conteniéndome, él sabía… lo sabía y se estaba regodeando con mi debilidad.

_Mucho… demasiado para tu propio bien_ dije conteniendo el aliento, él sonrió y el lugar pareció brillar más que con la luz del sol. Lentamente se acercó hasta llegar frente a mí, a centímetros de mi rostro, se inclinó y recargó su frente contra la mía,

_Dime amor… ¿qué es lo que más te gusta?_ dijo con una voz endemoniadamente ronca, gemí en respuesta… ¡Y yo que pensé que el vulnerable era él!...

_Todo_ musite alzando mi mano y deteniéndome a acariciar cada detalle de su rostro _tu cabello, tus labios, tus nuevos ojos… extrañaré el verde pero me gustará cuando estén café dorado_ él rió y rodeó mi cintura con sus fuertes brazos _tu mentón, tu fuerte mandíbula, esa sonrisa que me aturde aún más, tu olor… tan parecido a la miel y a la luz de sol, tan concentrado ahora_ un ronroneo salió de su garganta, yo contuve un gemido _tu sensualidad cuando cazas, tu voz… la manera en que me haces el amor, eso no va a cambiar_ terminé diciendo en un débil susurro. Él cerró fuertemente los ojos y apretó la mandíbula,

_No contribuyes en nada para que me contenga de sacarte de un tirón la ropa y hacerte el amor ahora mismo hasta que olvides tu nombre_ dijo entre dientes, reí tontamente y él aflojó su agarre aún sin abrir los ojos, su pecho subía y bajaba y pude sentir su dureza en mi bajo vientre,

_Lo siento_ murmuré apartándome ligeramente _mmm… hay cosas que deberías saber antes de que nos encontremos a James_ dije armándome de valor, él asintió y abrió los ojos mirándome fijamente,

_Dilas_ dijo con voz dura.

Comencé mi discurso contándole principalmente de la habilidad de James, su acierto para dar con el efluvio correcto y perseguirlo hasta matar, su fuerza, su manía de sostener por el cuello a su víctima como lo había hecho conmigo, su debilidad por la sangre humana a la cual muchas veces había sucumbido, su altanería, su sagacidad y habilidad para confundir, su poder de convencimiento… el que tanto había usado para engatusarme a mí y quién sabe a cuantas mujeres más, su profundo odio hacia mí, en aumento por lo que había hecho antes de desaparecer con Edward. Todo… si iba a enfrentarse con él debía conocer cada detalle de su perseguidor, no importaba cuan doloroso fuera.

_Edward… no tienes conciencia de cuanta fuerza tienes hasta que la usas, úsala con él amor, su punto débil es el cuello… yo me encargaré de sus extremidades_ él asintió pensativo y luego me dirigió una mirada desesperada,

_Isabella, no voy a dejar que corras peligro_ su tono era reprensivo como si estuviera hablándole a su hija,

_No Edward, yo no voy a dejar que luches tú solo_ dije alejándome un paso de él _eres inexperto, yo… no te dejaría solo jamás, y menos conociendo a James_ él vio el pánico en mi mirada y se acercó a mí una vez más, me tomó las mejillas entre sus manos y me miró fijamente a los ojos con su mirada rubí…

_Eso lo veremos amor…_ dijo suavemente _ahora, volvamos a la cabaña… pongamos sobre aviso a tus tíos_ yo asentí y quise patearme a mí misma por no haberlo hecho antes.

Tomamos el camino de regreso llegando hasta el linde del bosque, no nos habíamos alejado mucho de la cabaña, tan solo unos cuantos kilómetros por lo que fue fácil volver, solo seguimos nuestros propios rastros hasta que vislumbramos a lo lejos la pequeña cabaña en el medio del bosque. Algo erizó mis cabellos de la nuca, un olor en particular mezclado con otro… irresistible, humano… una mezcla de canela y vainilla tan propio de… Alice.

Ese aroma hizo detenerme en seco emitiendo un jadeo, en seguida noté cómo Edward se percataba del dulce efluvio y también se detuvo en seco abruptamente unos pasos más adelante, en seguida sentí cómo aspiraba aire a través de sus fosas nasales y su cuerpo entero se tensionó, dobló su cuerpo agazapándose y un siseo salvaje salió de entre sus dientes. En una milésima de segundo yo ya estaba frente a él tomándolo de los hombros, busqué su mirada que estaba nublada por una sombra negra producida por el deseo y me acerqué a centímetros de su rostro,

_No respires, es Alice…_ dije tomándolo fuertemente de los hombros, él no luchaba, no avanzaba… si lo hubiese querido ya lo hubiese hecho, en cambio se quedó allí con la mirada perdida dirigiéndola hacia un punto por encima de mi hombro con el aire contenido en sus pulmones _Amor, es Alice…_ dije una vez más, con mucha dificultad él parpadeó y enfocó sus ojos en mí, yo asentí dándole valor… su hermana estaba a al menos un kilometro de nosotros y él debía comprender antes de avanzar, ser consciente de eso.

_Está… está con James_ dije olisqueando el aire, su efluvio era muy reconocible para mí, pero para Edward solo sería un efluvio dulzón como el mío hasta que fuera capaz de reconocerlo. El asintió y sus ojos se llenaron de una ira indescriptible, apretó la mandíbula y volvió a mirar a través de los arboles como si pudiera verlos. Dí media vuelta delante de él y caminé tomando sus manos por detrás de mi espalda, tenía la seguridad de que Edward se contendría con su hermana… él mismo era consciente de que podía dañarla si se rompía su autocontrol.

Cuando estábamos al menos a unos metros de la casa paré en seco al oír unos sollozos provenientes del porche de entrada, era Alice… era ella. Edward enseguida se envaró cuando los oyó y un gruñido resonó en su garganta, esta vez no provocado por la sed, sino por la ira que sentía al haberla escuchado. Continué caminando con los sentidos bien alertas, el efluvio de James estaba presente pero no podía discernir de donde provenía, parecía que había marcado todo el perímetro de la casa con su olor para distraernos… había comenzado su juego.

_¿Bella?..._ la suave voz de Alice me hizo mirar nuevamente a la casa _¡Edward!_ murmuró con sorpresa viendo a su hermano detrás de mí, ella estaba atada de pies y manos sobre una silla en el porche de entrada de la cabaña, jadeo al verlo y sus ojos se abrieron como plato al percatarse de la apariencia de su hermano… _¿Qué…?_ musitó negando con la cabeza,

_¿Dónde está James, Alice?_ dije para distraerla, ya vendrían las explicaciones después, ella seguía aturdida mirando a Edward detrás de mí _Alice! James!_ apremié

_No… no lo sé, me trajo aquí… yo sabía que algo se traía, pero…_ un nuevo sollozo la inundó, quería correr y abrazar a mi amiga pero no debía descuidar a Edward,

_Calma Alice… todo estará bien amiga_ murmuré para calmarla,

_No… no estará bien_ sollozó intranquila mirando a su hermano _¿Qué te a pasado Edward?... ¿Qué le haz hecho?_ preguntó dirigiendo su mirada a uno y a otro,

_¿Eso no está a la vista pequeña Alice?_ esa voz que tanto odio destilaba salió entre las fronda de los árboles, un borrón de aire voló al ras del suelo hasta llegar detrás de mi amiga…

James.

Alice gimoteó al percatarse de esa presencia detrás de ella, un profundo gruñido resonó en la garganta de Edward que aún estaba detrás mío tomado de mis manos, inútiles en ese momento, percibiendo el temblor del cuerpo de Edward… él hacía lo posible por contenerse. Siseé con mis labios fruncidos mostrando mi irremediable odio hacia él,

_¿Por qué la trajiste cobarde?!_ murmuré con odio contenido, él pasó sus manos por el cabello de Alice inclinándose a aspirar su olor, mi amiga temblaba con sus toques y Edward gruñía detrás de mí desperdiciando el aire que contenía en sus pulmones,

_¿No te das cuanta pequeña Alice?_ las palabras insidiosas de James salían de sus labios como susurros al oído de la pequeña _ella es una vampiro… al igual que yo, pero no se conformó conmigo solamente, quiso jugar y encontró a tu hermanito… que cayó tan fácil!_ dijo levantando su mirada hacia Edward, sabía lo que estaba tratando de hacer… jugar con las palabras, enredándolas de tal modo que todos cayeran en ese engaño. Algo dentro mío me estaba gritando que interviniese aunque muriese en el intento… que me adelantara a James y lo sacara del camino, pero me di cuenta de que eso era impensable, Edward se aferraba a mis manos como una tabla de salvación y James estaba demasiado cerca de Alice… no podía hacer nada.

_No!... ellos se aman estupido!_ gritó mi amiga en un arrebato de valentía _tú no sabes todo lo que pasaron, tú no viste cómo florecía ese amor… ¡Cómo sufrían! Tú eres un maldito cobarde que se merece lo peor, porque el que ama no lastima!... y tú nunca amaste a Bella…_ me quedé estática en el lugar viendo cómo defendía nuestro amor sin una pizca de supervivencia. Entonces fui testigo de cómo James gruñía ante la verdad de Alice y acercando uno de sus dedos a la garganta cortó, de un solo movimiento, con su uña filosa y dura la fina piel de mi amiga…

_Bebe vampiro_ murmuró James entre dientes mirando a Edward,

Todo pasó en una milésima de segundo…el tiempo se volvió caótico cuando un borrón de aire pasó a mi lado impulsándose hacia delante con un gruñido que resonó por todo el bosque.

Mis manos habían perdido a Edward…

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No me maten....

Hola! ja ja... Temprano para irme a dormir, me he acostumbrado a actualizar a estas horas porque mi internet es más rápido, si tengo una conexión de mi#$%%%$ ...

Besotes y se viene el final!! Pronto estaré publicando el Prologo de Custodio mío y modificando el calendario, ya sabrán más adelante, espero que les haya gustado y déjenme sus LINDAS palabras ja ja ja Las amoooo

Merezco tus palabras?? GRACIAS