Capitulo 13: Te necesito

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Capitulo dedicado a mi hermanita del alma Ada, te amoooo, gracias por siempre estar...

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Te necesito

Esas estrellas que se perfilaban en el cielo, las mismas que otros ojos marrón chocolate tal vez estarían viendo, las mismas que eran testigo de mi último mes separado de la única estrella que brillaba con más poder en mi vida… lejos de ella. ¿Cuantos días mirando hacia el cielo en las noches vacías, imaginando que esas luces que centellaban a lo alto eran la señal que necesitaba para volver a su lado? ¿Cuántas malditas noches perdidas?! ¿Cuánto dolor en el centro de mi pecho como si mi corazón estuviera gritando humillado “¡Vuelve estúpido egoísta! Vuelve!”…?

¿A caso había en el mundo un caso más patético que el mío?, escondido entre las sombras de una vieja casa con la terrible memoria de un vampiro, con la habilidad de mantenernos inmóviles de forma indefinida ¿cómo aletargar el sufrimiento? ¿La agonía…? Tan solo pensando en ella, tan solo viendo una y mil veces su rostro la última vez que la vi, su ojos bañados en lágrimas que yo mismo provoqué, esa mueca de sufrimiento, su tristeza, aquella que yo había jurado evitar a toda costa… ¡Oh dios!, si el único culpable de que el mundo perfecto en el que estábamos se diera vuelta de cabeza, solo era yo… ¡solo yo!, con mi egoísmo ilimitado y mi patética forma de mantener su seguridad, de detener su idílico amor por mí.

Mirando esa luna que seguramente iluminaba su suave cabellera esparcida sobre la almohada, mientras ella soñaba con los seres de su mundo o tal vez teniendo pesadillas, las cuales yo no podía apaciguar… mirándola, mientras los animales nocturnos acompañaban mi soledad a decenas de kilómetros lejos de mí pero aún así pudiéndolos escuchar, sus suaves graznidos, el rozar de las alas de los pequeños grillos, el retumbar de esos corazones acelerados y frágiles, tanto como el de ella…

Desde ese balcón, en esa vieja casa en medio del bosque que había visto mi agonía… extrañándola como el maldito idiota que era, anhelando hundir mi nariz en la espesura de su cabello, extrañando tocar mi piano para ella… allí caí en la cuenta…

Que no podía vivir sin ella, que el infierno en que se había convertido mi vida desde el primer día de mi existencia como vampiro no era nada comparado con el suplicio tormentoso en el que había caído la misma noche que la abandoné.

Nada…

Porque la distancia que creí buena para que ella separase sus sentimientos de lo que realmente eran fue lo que me ayudó a mí a darme cuenta de lo que realmente yo sentía, mis muchos intentos de no pensar de nada habían servido, el solo ovillarme en posición fetal mirando al infinito no había evitado que mi corazón muerto sintiera, que mi mente cansada pensara en una y mil formas de volver a ella y rogar… suplicar su perdón.

_¿Hasta cuando piensas seguir con esto?..._

Una voz me hablaba, como siempre… como todos los días en los que había podido ver pasar la luna por encima de mi cabeza, como cada tarde en que el sol daba de lleno en mi cara recordándome los momentos que brillaba para ella, recordando su calor… la calidez de su piel, su exquisita fragancia a fresas que inhalaba cuando la abrazaba.

_Si no te levantas de allí de una buena vez, yo misma te arrastraré hasta ella…._

¿Y por qué no lo había hecho ya?! Maldita voz en mi cabeza que de nada servía, que solo estaba allí para recordarme lo mucho que la necesitaba… lo mucho que… la amaba. Ese amor infinito que aún paterno era ciego… era idóneo en su momento, pero que se había convertido en mucho más… ¡Mucho más! ¿A caso ese fue el fin al haberme ido de su lado? ¿A caso no dicen por ahí que uno se da cuenta de lo que tienen una vez que lo pierde?... ¿A caso hacía falta marcharme y abandonarla para que mi corazón razonara y se diera cuenta? ¿A caso era amor?...

Sentí que alguien se arrodillaba a mi lado, lo supe porque su larga cabellera obstaculizó mi visión de la luna tan lejana,

_Edward… eres mi amigo pero… ya no soporto verte así_ murmuró alguien mientras sentía que acariciaban mi mejilla _no te has alimentado desde que llegamos, no has querido salir de aquí, te acobardaste aquella vez que la llamaste y luego caíste en este pozo del que veo difícil que salgas si no es con ayuda. Edward… vamos, ve a buscarla… ve a casa, ya es demasiado tiempo_ susurró…

Miles de veces esas palabras habían sido las mismas, miles… y nunca me obligaron a ponerme de pie y salir de allí, miles de veces mi conciencia había hablado… ese susurro que me decía que dejara de ser un torpe egoísta y que solo pensara en ella, solo en ella… como tantas otras veces, ¿por qué no podía hacerlo? ¿Por qué no podía solo pararme y salir de allí?... ¿por qué mi maldita estupidez me detenía?...

_¿Quieres que la traiga?... ¿eso deseas? ¿Quieres que valla y la busque a pesar del odio que ella debe tenerme en este momento y la traiga?..._ murmuró esa voz cerca de mi oído, solo que esta vez era mucho más altanera y decidida _está bien, si eso es lo que quieres… lo haré, solo para que te des cuenta de que la amas… porque eso es Edward ¡Maldita sea! ¡La amas!_

Lo próximo que sentí fue una sacudida, un gruñido del profundo de alguna garganta cercana a mí,

_¡Maldita seas Edward iré por ella! ¡La morderé y la convertiré para que ya no tengas más prejuicios con ese amor! ¡Será tu igual!..._

¿Qué?... maldición…

_No!_ gruñí encontrando mi voz por primera vez en mucho tiempo, logré sentarme rápidamente y enfocar mis ojos en los de… Tanya…

Oh Tanya… ¿aún estaba conmigo?

_No…_ jadeé _ no te atreverías, no…_ la miré aterrado ¿a caso ella sería capaz de hacer eso? ¿Por más amiga que fuera mía sería capaz de acabar con la vida de una adolescente?

_Valla… al menos reaccionaste ¡Aleluya!_ dijo exasperada levantando las manos irónicamente hacia el cielo, sus ojos llameaban con ira contenida y supe en ese momento que nunca la había visto tan enfurecida _La amas…_ dijo mirándome a los ojos, diciéndolo como si fuera un niño pequeño de cuatro años el que estaba frente a ella _¿entiendes? La amas… ve a ella antes de que yo lo haga _

¿Qué?... no, no podía volver… ella jamás me perdonaría, ni mi familia… no me dejaría acercarme a ella y yo lo sabía, los conocía.

_¿Entendiste lo que te dije?_ repitió Tanya tomándome de las manos, yo la miraba expectante como si lo que ella iba a decir fuera la verdad más cierta del mundo… con los ojos bien abiertos y las labios ligeramente separados

_La amas, estas enamorado de Bella… la amas maldito obstinado_ dijo tranquilamente con una sonrisa de suficiencia en los labios. La miré aturdido por un instante, solo por un instante mientras a mi alrededor la verdad que había salido de sus labios chocaba contra el mundo con un ruido atronador, haciendo temblar cada fibra de mi ser, abofeteándome y obligándome a abrir los ojos aturdido frente a esa fuerza avasalladora que colisionaba contra mí…

¿La amo?...

La compresión en el pecho al pensar en ella, las reminiscencias de los latidos de mi corazón resonando en mis oídos, el estremecimiento al pensarla…

Mi niña mujer…

_La amo ¿verdad?_ dije mirando sorprendido a Tanya como si ella fuera cómplice de ese loco científico que había descubierto la formula de la felicidad… ella asintió…

_Oh por dios…._ dije llevándome las manos a la cabeza, oprimiéndola como si fuera posible sacar de esa manera ese pensamiento de mi cerebro.

_Edward… ella no es tu hija, tú solo creaste esa ilusión por la imperiosa necesidad de cuidar de ella_ murmuró tranquila _no pienses que eso que sientes está mal, no lo hagas… porque tú mismo sabes que hagas lo que hagas eso es así y permanecerá así más allá de las decisiones que tomes. Ahora ya sabes que al menos irte sirvió para que te dieras cuenta…._

_¡No! Maldita sea Tanya ¿Qué hago?... duele… esto duele demasiado_ murmuré con la voz rota, ¡por dios santo ella tan solo era una niña de quince años!... ¿Qué rayos era yo? ¿A caso iba a pasar de ser su padre a un perverso depravado sexual?

_Amala… espera… que ella se dé cuenta, no la presiones ni apresures las cosas, todo marchará a su debido ritmo… vuelve Edward, vuelve a ella_

¡Qué fácil que era para ella decirlo!... claro, si ella no amaba a su maldito hijo, si ni siquiera tenía uno como para comparar la situación.

Levanté la cabeza y la miré, sus ojos dorados me escrutaban con sagacidad… siempre supe que ella únicamente podía leer mi alma, si es que la tenía…

_No me perdonará…_ murmuré cerrando los ojos ante esa terrible verdad

_Si lo hará, ya lo verás… yo me encargaré que sea así, si quieres que te acompañe_ dijo lo último con cautela, la miré nuevamente extrañado de que esta grandiosa mujer aún me acompañara, que a pesar de lo que vivimos hace tantos años me ayudara a tomar las decisiones acertadas para encontrar mi verdadero amor, para darme cuenta que la tenía frente a mí desde hacía quince años.

_Si me acompañarás Tanya_ dije sonriéndole con las últimas fuerzas que me quedaban, realmente el no alimentarme me estaba pasando la factura _ pero antes, vamos a cazar… si la voy a ver no quiero ponerla en riesgo_ ella sonrió rodando los ojos,

_Valla Cullen, pensé que jamás lo pedirías… vamos_ murmuró incorporándose y tendiéndome las manos para pararme.

Pasamos el resto de la madrugada cazando bajo la luz de la luna, siguiendo el rastro de los alces que dormitaban alrededor, solo de eso necesitaba para emprender la vuelta a casa. Volvimos a ese refugio en el que había pasado el último mes cuando el sol se perfilaba en lo alto indicándome el medio día, como estúpido suspiraba pensando en mi Bella y lo que estaría haciendo a esa hora, tal vez almorzando… escribiendo en su diario, jugando con mis hermanos en el patio, tal vez llorando…

Me estremecí antes ese pensamiento, verla sufrir era lo último que deseaba verla hacer y si realmente estaba sucediendo eso en ese momento era pura culpa mía y jamás me lo perdonaría… jamás.

Decidí hacer de mí un vampiro presentable bañándome y poniéndome la ropa que Tanya había conseguido para mí en el pueblo cercano… realmente un vampiro inmóvil pude juntar mucho polvo.

_Bueno… te ves mucho mejor_ murmuró mi amiga escudriñándome con los ojos entrecerrados y cruzada de brazos _ aún como un poco de esas ojeras alrededor de los ojos, pero al menos no pareces un cadáver_ rió de su gran sagacidad y tomó mi mano para besar el dorso _Ya verás que todo saldrá bien, ahora… vamos_ murmuró arrastrándome fuera de la habitación.

Viajamos en el auto de Tanya, por la carretera de regreso a casa. No sabía dónde estábamos porque todo ese tiempo parecía haber estado ajeno al mundo que me rodeaba, pero a medida que íbamos avanzando podía familiarizarme con la de densa humedad, la bruma y la espesura en aumento de los bosques de la península de Olimpic, estábamos llegando a casa. Mi pecho se oprimía ante la expectativa, podía sentir sus pequeñas manos aferrándose a mi cuello, llevándola a mis espaldas mientras la paseaba por el bosque corriendo entre los árboles… ¡Maldita sea, podía ya saborear eso!... hasta la fragancia de su exquisito aroma calaba en mi nariz, podía sentir su presencia a medida que nos acercábamos.

Caía la noche cuando transitábamos la carretera que nos llevaba a Forks, solo faltaban unos kilómetros para llegar a la desviación de tierra que nos llevaría a mi casa, y como un si fuera un estúpido humano sentía las molestias propias de un adolescente que iba por primera vez a encontrarse con su amor…

Tanya se desvió en el camino que nos llevaría a la casa de los Cullen cuando la sentí, su dulce fragancia entró por mi nariz golpeándome como una bola demoledora,

_¡Detente!_ dije respirando agitadamente, miré a Tanya quien comprendió mientras también inhalaba por la nariz, detuvo el auto y frunció el entrecejo

_No está aquí ¿verdad?_ dijo pensativa...

¿Qué?...

La miré con pánico mientras llegaban a mí otros efluvios conocidos, desagradablemente conocidos.

_Jacob… ese niño_ dije entre dientes captando su esencia _está con él…_

¿Cómo pude haber confiado en ellos para que la cuidaran? Ni siquiera la esencia de Alice estaba allí, se había ido sola con humanos… se había ido sola con él…

Tanya enseguida retrocedió en el camino tomando nuevamente la carretera y siguiendo el rastro que mi Bella había dejado… tan dulce, tan fragante, tan tentador para cualquier criatura de la noche como yo. ¡Maldición! ¡¿Cómo la habían dejado ir así sin más?! ¿Y si aparecía el maldito de James? ¿Y si cualquier otro peligro la encontraba?... ¿Cómo diablos pude confiar en ellos?

Tanya comprendió mi desesperación y llevó la aguja del velocímetro a los 180 kilómetros por hora, lejos de la casa de mi familia… seguramente estaban allí, no me importaba, luego me escucharían. Repasamos Forks para ir directo a Port Ángeles ya que su efluvio fresco y dulzón seguía por ese camino.

Solo quería verla, solo eso… solo quería saber que estaba a salvo, que ella estaba bien. Aún así, me devanaba los sesos pensando en cómo fueron tan insensatos de haberla dejado ir así… sin uno de ellos que la protegiera, me sorprendía de Emmett… de Alice. ¡Rayos! Si solo era una niña de quince años enfrentándose sola a los humanos sin protección…

A medida que nos acercábamos a Port ángeles y que recorríamos sus calles, el efluvio de Bella se hacía cada vez más denso y concentrado… estábamos cerca. Ella disminuyó la velocidad por encontrarnos en un área transitada y yo a duras penas soportaba las ganas de salir corriendo del auto en movimiento y correr por las calles hasta llegar a ella… En un momento Tanya paró en un semáforo y ya no lo soporté, salí del auto y me eché a correr por las calles a velocidad tal que los pocos transeúntes que andaban por allí tan solo sentirían mi brisa al pasar,

¡Maldición Bella! ¿Dónde estás mi amor?...

Jadeé al llegar al lugar donde su efluvio se desviaba del camino… ¿una discoteca?... ¡maldita Alice, estúpido Emmett! ¿Cómo no la acompañaron?...

Sin pensarlo dos veces aboné la entrada al lugar y me escabullí entre la gente, su efluvio seguía allí… en el aire, más fuerte y potente que cualquier otro, más denso y tentador… llamando como un canto de sirena a todo vampiro a la redonda. El espacio iluminado por las luces parpadeantes y los laceres que disparaban al ritmo de la música ambientaban el lugar, avancé entre la gente mientras seguía el olor de ella… de mi niña…

“Sé que te lo puedo demostrar, sé que me vas a amar como lo hago yo Bella” ese pensamiento en particular llegó a mi mente como una señal de alerta. El pensamiento de ese niño… Black.

Estaba preparado para sacarla de allí, para llegar hasta ella y tomarla entre mis brazos y sacarla de ese lugar nada adecuado para ella, ese maldito lugar en la que varios ojos la acechaban y reclamaban su inocencia. Ojos y mentes lujuriosas y depravadas, perversas…

Pero para lo que jamás me había preparado fue para lo que ví…

Cuando llegué a la línea que separaba la pista de baile de todo lo demás, los vi… Mi niña… vestida como toda una mujer, tan tentadora y gloriosa se colgaba del cuello de Black con sus brazos alrededor de su cuello, mirándose como dos enamorados… como si se amaran…

“Yo puedo curar todas tu heridas Bella… si tan solo supieras…” pensaba él aferrándose de la cintura de mi pequeña, mi pecho se desgarró… toda mi alma se descoció al ver eso… y ella se veía tan feliz, tan… bien, como si nunca le hubiese importado mi ida.

Solo bastó un segundo para comprender que ya era demasiado tarde, que ella tenía otra posibilidad… más sana, más normal, más fácil… Y justo cuando ella lo iba a besar cerré los ojos, no quería verlo… ¿Cómo ver lo que acabaría destruyéndome del todo? ¿Cómo ver sus puros labios en la boca de otro?... ¿Cómo luchar contra eso si yo también la deseaba?

Di vuelta sobre mis talones sin volver la vista atrás, cerrando mi mente de todos los que veían esa escena, no quería ni imaginármelo… no podía… ¡moriría! Caminé hasta la salida del lugar resignándome a esperar que se dispersara la gente que había allí, si no hubiesen sido tantos los habría apartado con mis propias manos, pero no podía hacerlo… por más roto que esté…

_Papá…_ susurró esa suave voz ahogada, ese sonido que por tanto tiempo había escuchado durante tanto tiempo, que estaba tan metido en mi piel al punto de desear seguirla como la bandera de mi libertad. Cerré fuertemente los ojos sabiendo que ella me había visto, podía sentir su efluvio flotando en el aire detrás de mí, tan poderoso que ni la corriente de aire que entraba por la puerta podía dispersarlo, tan presente e hipnotizante…

Lentamente di la vuelta reteniendo el aire, como si fuera uno de esos sueños humanos que se desvanecían al tiempo que llegaba la felicidad,

Bella…

Mi Bella….

Mi línea de vida…

La miré tan pura y rota parada a metros de mí, tan hermosa y gloriosa y al mismo tiempo tan lejana y por primera vez comprendí…

Amaba a esa mujer… de veras lo hacía… con todas las fuerzas renovadas de mi corazón muerto, como si esa fuerza fuera suficiente como para hacerlo latir, embargado por una esperanza infinita.

Entonces la vi sollozar, quebrada… dolida, ansiosa y triste. Y como si hubiese sido una película a cámara lenta la vi doblarse hacia el suelo, cayendo como si de una muñeca de trapo se tratara, débil y frágil… como lo que era, una vulnerable humana.

Me apresuré en ese mismo instante a llegar a su lado y tomarla entre mis brazos, importándome muy poco que la gente viera esa reacción de mi parte,

_Bella! Mi amor!_ dije con voz rota… ¿Qué le sucedía? Se veía tan pálida y enferma…

“Oh por dios…” miré hacia arriba para saber de quienes era esos pensamientos y vi a Black y a los otros chicos que nos rodeaban, todos compañeros del instituto…

_¿Qué le pasó? Estábamos bailando y…_

_¿Qué le dieron? ¿Qué tomó?_ rugí fuera de sí, ellos me miraban con miedo… podía verlo en sus mentes,

_No lo sé… solo algo suave…_ dijo el chico que estaba al lado de Ángela

_¿Le pusieron algo a su vaso?..._ inquirí mientras miraba a mi Bella rota

_No lo sé!…_ gritó Ángela.

Maldición, maldición, maldición!

En el momento en que desesperadamente la estaba tomando entre mis brazos para llevarla a la guardia del hospital sentí que no estaba solo…

_Edward… ¿qué le sucedió?_ dijo la voz de mi padre a mi lado arrodillándose para tomarla entre sus brazos, Rosalie lo acompañaba mirándome con cólera en sus ojos.

_No lo sé… se desplomó en cuanto me vio, siento el olor a alcohol en su piel… estuvo tomando_ dije aferrándome a una de sus manos mientras mi padre trataba de reanimarla.

“¡Sal de allí maldito engreído o entro a buscarte no importa qué!”

¿Qué?... ¿Jassper?...

Sus pensamientos llegaron a mí vociferando a mis oídos llenos de ira, rabia y odio…

Miré a mi niña que estaba recuperando el color de sus mejillas, la gente se había comenzado a arremolinar a su alrededor y el guardia de seguridad llamaba por radio a una ambulancia.

_Soy el doctor Cullen, esta es mi hija… puedo hacerme cargo_ le dijo mi padre al guardia, este asintió comenzando a dispersar a la gente _Sal de aquí… será peor si te ve cuando despierte_ murmuró mi padre en tono grave. No me atrevía a replicarle, pero una fuerza sobrenatural me mantenía a su lado junto a mi niña… _ella estará bien, sus signos vitales están estables… de todos modos estaré aquí con ella_ dijo aún mirándome con ambivalencia. Sabía que yo era el culpable de que sucediera eso… pero nunca imaginé la ira de mi padre.

A regañadientes me incorporé dejando en sus manos a mi tesoro más preciado y di la vuelta para salir de allí, aunque no me esperaba lo que me aguardaba afuera…

Emmett sosteniendo a Jassper de los brazos y este queriendo safarce y Alice angustiada susurrándole cosas al oído…

_¡¿Quién mierda te crees que eres?!_ rugió Jassper con fiereza, jamás lo había visto así… _Vienes aquí maldito idiota ¿para qué? ¡¿para romperla otra vez?!_ lo miré extrañado, el mismísimo Jassper fuera de sus cabales rugiéndome su odio en la cara… ¿con qué derecho? ¿Con qué clases de atribuciones?

_Vine a recuperarla_ dije impasible mirándolo, sus ojos destellaban furia, una que jamás imaginé ver en él.

_¿Por qué lo hiciste Edward? ¿por qué la abandonaste?_ musitó en tono tranquilo Alice _¿ahora tenías las intenciones de volver a irte? ¿de volver a lastimarla?_

¿Qué?...

¿Toda mi familia en mi contra?...

_Estoy aquí porque la necesito_ dije retándolos a que me detuviesen, nada lo haría… si ella quería tenerme a su lado, yo me quedaría, en calidad de lo que fuera.

_¡Vete maldito idiota egoísta!... deja de jugar con ella, déjala ser…_ gruñó entre dientes Jassper mirándome por debajo de sus pestañas _no tienes ningún derecho de venir y mover el suelo para destruirla otra vez…_ dijo respirando grandes bocanadas de aire. No comprendía su manera de reaccionar hasta que lo vi en su mente… Largas noches al lado de mi niña, gritos, llanto, desesperación, dolor… mi niña había sufrido…

Cerré los ojos tratando de digerir esas imágenes crueles que yo mismo había provocado y respiré profundo,

_Jazz, no me apartaré de su lado a menos que ella no quiera verme, si sabían que venía y no trataron de detenerme fue porque realmente tenían esperanza ¿verdad?_ dirigí mi mirada a Alice que en el momento en que mis ojos se toparon con los de ella, bajó la mirada al suelo,

_Yo… te vi venir_ dijo con una suave voz, Jassper la miró impaciente… no sabía de esa visión _vi la decisión que habías tomado, pero… _meneó la cabeza como si tratara de despejar imágenes que no quería ver, sabía cuáles eran… _no vi venir el beso de Jacob, sus intenciones… hasta que te vi huir de nuevo…_

_Dime la verdad Alice_ pedí con impaciencia _yo… necesito saber si ves un futuro entre ellos dos, si es así… si mi niña puede llegar a ser feliz con él… me retiraré_

Jassper parecía más relajado ante mis palabras, tal vez sería porque sentía el dolor que yo estaba sintiendo o tal vez porque en realidad deseaba que me marchara.

“Sabes que ella nunca será feliz con nadie más, esta es la primera vez que sale… siento no haberla acompañado, se veía feliz de salir con sus amigos… por primera vez en un mes se veía contenta”

Los pensamientos de Alice me dieron la certeza que una vez más había interferido en la vida de mi niña solo para hacerle mal, para traerle amargura. Me sentí desbastado, herido en lo más profundo, había echado a perder todo y lo seguía haciendo una y otra vez.

_ ¿La amas?_ susurró Jassper mirándome fijamente, él sentía… él podía sentir todo ese torrente de sentimientos que ni yo mismo entendía _dime Edward… y dime la verdad ¿la amas?_

Sentí sobre mí todas las miradas expectantes, suplicas de Alice se colaban en mi mente, amenazas de Jassper y la creciente preocupación de Emmett,

_Yo…_

_¿Papá?..._

La dulce pero rota voz de mi niña me llamaba, la voz de mi pequeña mujer, mi línea de vida… mi amor… mi voz a seguir.

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Amigas!! aquí nuevo capi de esta historia... ¿Qué les pareció?, bueno... para aclarar algunos puntos en cuanto al calendario de publicación, este fic seguirá los sábados, Custodio mío los lunes, Cuando tu corazón deje de latir los miércoles y los viernes Stripper Love, aunque si se portan bien y les gusta el fic publicaré más días a la semana ese fic, bueno.... las dejo y espero que me dejen sus palabras. Besotes y hasta el lunes! Feliz fin de semana!

Merezco tus palabras??? Gracias!