¡¡¡Actualizado!!!
Edward Cullen viaja a la ciudad de Las Vegas por la despedida de soltero de su amigo sin esperar encontrarse con una exótica bailarina que le hará ver la vida de una forma completamente distinta.
By Anna in the air
Podría enseñarles dolor. Podría mostrárselo y hacerlos llorar, pero no quiero deprimirlos esta noche. No, el dolor es sobrevaluado. Hay tanto en todos lados, tantas maneras, tantos matices. Lo encuentran en todas partes, para ser honestos. Podría enseñarles un rostro contorsionado por la agonía, por la desesperación, por la angustia. Suena mal, ¿cierto? Se imaginan a alguien en completo martirio, sin esperanza, sin esa pequeña lucecita que le indica el camino correcto.
Sin embargo, dolor con tristeza no es menos penoso… Es, incluso, aún más terrible.
Pregúntenme eso, ¿eh?
Porque cuando la puerta se cerró detrás de mí, dejando a mis espaldas a ese hombre glorioso, dejando atrás lo que tuvimos, lo que siempre tendré en mí… cuando hice eso, fue como despedazarme a cada paso que daba. Era como si una parte de mí se quedara dentro, con él, para siempre. De tan sólo imaginármelo con… ésa… con esa alma seguramente superficial que lo ha tenido por más tiempo… los puños se me cierran. El estómago se me retuerce, batallo con mi garganta para que no gruña.
Realmente tenía ganas de soltarme a berrear como una niña, pero me contuve. Sabía que Alice no era muy dada a guardar sus sentimientos, así que fingí no escuchar su llanto durante todo el camino frotándome los ojos que ya dolían del cansancio; los gemidos los ahogaba apretando mis labios, pero sabía que tarde o temprano tendrían que salir.
Manejé mi Audi con los dientes apretados. Mi mejor amiga estaba sufriendo de igual manera, pero no me podía parar a consolarla porque acabaría ahogándome con mi llanto. No, eso tendría que esperar.
Aproveché el alto de la avenida para sacar unos cigarros. Sin siquiera mirarla, le pasé uno a Alice quien lo tomó enseguida. Pude verla encenderlo con las manos temblorosas para después entregarme el encendedor, muda, como yo. El sólo verla me sucumbía de tristeza, pero no podía desbaratarme ahora. Yo no lloraba… No desde que tuve mi primera vez con un canalla. Las lágrimas que solté al salir de la suite de Edward fueron… insípidas.
—Ya hemos llegado, Alice —anuncié fríamente apagando el motor. Mi amiga me miró con reproche, pero no le hice caso y me fui directamente a mi habitación. Nessie estaba con mi padre, por lo que no la vería hasta el día siguiente. Mejor así. Necesitaba tiempo para mí misma, para digerir todo lo que sucedió.
—N-No puedo creerte, B-Bella —dijo Alice antes de entrar a su habitación—. A veces parece que no t-tienes corazón.
La miré mientras cerraba la puerta. No pasó mucho tiempo antes de que volviera a soltar a llorar. Se quedaría allí hasta la noche, cuando tengamos que fingir estar bien y mostrar nuestros traseros a la audiencia.
El enojo de Alice era comprensible, claro está. Yo misma fantaseé con Edward desde el primer momento en que lo ví, con esas esmeraldas suyas perforándome a cada instante, con su voz hipnotizante hablándome sucio, y esas manos masculinas recorriéndome todo el cuerpo… ¡Pero por supuesto que me afectaba! Y por lo mismo, tengo que ser realista. Él se casaría. Probablemente con una cirujana o con una modelo… él valía ambos tipos. Su belleza tenía que ser compensada.
La amaba, así que eso era suficiente.
La amaba, pero me deseaba. ¿No es eso un tremendo descaro? La amaba, pero quería follarse mi culo. Era insultante. Merecía ser abofeteado por la prometida, y bueno… yo debí hacerlo, pero su voz era tan irresistible que no pude siquiera alzar mi mano. Lo único que consiguió ese imbécil fue humedecerme cada vez más.
Lentamente, conseguí incorporarme de la cama. Estaba hambrienta, y resuelta a dejar pasar ese episodio con Edward. Él no me quería como yo comenzaba a quererlo, así que ¿qué jodido caso tenía? Para él, fui solamente un pedazo sumamente apetecible para él, y lo disfrutó y me hizo disfrutarlo… enormemente. Pero ya había acabado, y era tiempo de seguir adelante.
Me dirigí a la cocina con los audífonos puestos. No quería escuchar llorar a Alice cuando yo deseaba estar bien. Saqué una ensalada césar del refrigerador y una botella de agua, y me senté frente a mi portátil para revisar mis mensajes.
Tenía, entre otros, varios correos por parte del que fue mi manager en mis tiempos de actriz porno: Alec. Él era quien aprobaba las películas, el que nos recomendaba directores y quien nos ayudaba a liberar la tensión antes de filmar. Fue como un segundo padre para ambas, por extraño que les parezca, pero al salirnos del negocio jamás volvimos a estar en contacto con él… y él jamás nos contactó.
Los correos consistían en invitaciones a esta convención de películas para adultos que era extremadamente famosa en Europa. Me solicitaba a mí y a Pixie, y el mensaje era marcado como urgente. En realidad, nunca me han llamado la atención ese tipo de convenciones, por lo que eliminé los cuatro correos que tenían adjuntos los números y la dirección de Alec y dí por finalizada mi sesión.
Pero, como temía, al volverme a acostar en la cama, Edward llegó a mí de nuevo, con sus manos resbaladizas y sus dientes mordiendo mi piel. No pude hacer más que, sumida en esos pensamientos calientes y excitantes, despojarme poco a poco de mis prendas de ropa, quedándome solamente en la interior. Tenía los ojos cerrados porque bueno, de tan sólo recordarlo el cerebro me fallaba.
Pero era un idiota.
—Ábrete para mí —susurró una voz.
Abrí los ojos, asustada. Me asusté todavía más al verlo parado frente a mí, usando solamente sus bóxers negros de lyrca, ajustados, ajustados. Tensos por la gloriosa erección y ansiosos por estar regados en el piso. Retrocedí muerta de miedo sin recordar que yo misma me había desnudado para acordarme de él con mis dedos; aún así, no grité.
—N-No —me dije una y otra vez—. E-Esto no p-puede estar pasando.
Edward sonrió de lado antes de acercarse al borde de la cama. Retrocedí más aún sin creer lo que estaba pasado, y lo que estaba viendo. Porque esto no podía ser más que una simple alucinación. Estaba alucinando al imbécil que me folló como nunca en mi vida y que se casaría con su novia porque la amaba. Y sin embargo, seguía sin gritar.
—Está pasando, querida —dijo hincándose en el colchón. Los bóxers se tensaron más, y mi mirada se posó ahí—. Quieras o no, está pasando.
Me apoyé con los codos para verificar si todo era cierto. Aún si no lo era, no puse peros cuando me jaló de los tobillos, acercándome a él. Me mordí el labio al sentir sus dedos trazar delicadas líneas a lo largo de mis piernas.
—No voy a cogerte, Bella —dijo con voz pastosa—. Pero te haré gritar con placer… otra vez.
Faltó poco para que patalee cuando me dijo que no iba a sentirlo, pero la mente se me quedó en blanco al sentir su lengua lamerme las piernas, empezando por mis tobillos. Depositó suaves besos aquí y allá, dejando rastros húmedos por todos lados. Subió y subió, y mi pecho se agitaba conforme iba alcanzando la parte interna de mis muslos. Sentí sus dedos juguetear con el borde de mi ropa interior, rozando discretamente mi centro.
De pronto, muy de pronto, alejó sus dedos. Iba a mentarle toda su madre por haberme tentado de ese modo, cuando sus manos tomaron los lacitos de mis bragas y las deslizó hasta abajo, sin quitármelas completamente. Me volví a lamer los labios, ansiosa por saber lo que venía a continuación. Su dedo índice se hizo camino hasta mis pliegues, y jugó con ellos, curioso. Cuando mis gemidos y suspiros se hicieron más pesados, se acomodó junto a mí, sin perder detalle de mis expresiones.
—¡D-Dios! —mascullé cuando su pulgar y su índice estrujaron mí clítoris fervientemente.
—Mi nombre es Edward, Bella —susurró burlón—, pero gracias.
Me arqueé conforme la presión iba en aumento. Podía ver estrellas de colores, el cielo azul y yo flotando, volando por las explanadas de lavanda. Su mano libre bajó con fuerza el borde de mi sostén, revelando mi pecho izquierdo, al cual estrujó con sus enormes manos con total libertad. Lo pellizcó, lo jaló suavemente, hizo de él suyo. Pero, ¡yo era suya! Y en momentos como éste, tenerlo frente a mí de tal manera, hacían que su novia y la jodida boda se fueran a la mierda. Necesitaba de él, aunque no pudiera tenerlo.
—Separa más tus piernas —ordenó en voz ronca.
Obedecí, aún sin poder carburar cómo demonios había logrado entrar a mi departamento. No era posible, por supuesto. Ya había decidido que todo era mi imaginación trabajando muy aprisa, pero simplemente quería creer que él había venido en mi búsqueda. Así que me abrí hasta que mis tendones ya no dieron más, y lo miré a los ojos. Edward, sin embargo, no me miró mientras insertaba sus dedos en mi húmedo centro, mucho menos cuando comenzó a bombear con lentitud.
Quería reclamar esos ojos verdes, pero no salió de mí más que puras incoherencias. Conforme la velocidad aumentaba, la sanidad mental se iba por la borda, muy lejos por la ventana. Me di por vencida y dejé caer mi cabeza en las almohadas, retorciéndome al sentir el pulgar de Edward hacer movimientos circulares en mi hinchado clítoris. No me quejé cuando maltrató mis pechos con sus dedos, ni cuando se colocó encima de mí con su boca a milímetros de la mía, susurrándome cosas sucias con su enronquecida voz.
—¡F-Fuerte! —grité al sentirme cerca—. ¡Edward, fuerte!
—Te gusta así, ¿verdad? —me ronroneó rozando sus labios con los míos—. ¿Salvaje, como tú?
Ahora movía su muñeca con un ritmo increíblemente rápido, y su lengua caliente se enredó en mi pezón, ávida y efectiva. Como una serpiente, su otra mano bajó rápidamente hasta que llegó a mi parte baja, y sustituyó rápidamente con la anterior, la cual se deslizó por mi vientre dejando rastros de mi propia humedad.
Necesité solamente cuatro bombeadas más para venirme. No estuvo tan majestoso como fue en realidad, pero lo sentí increíblemente relajante. Tras exclamar su nombre una y otra vez, abrí los ojos sólo para darme cuenta de lo sabido: Edward no estaba allí, y yo estaba hecha un lío con mi sostén bajado y mis bragas oscilando de mi tobillo. Jadeando, me incorporé y me dirigí al baño para darme una ducha.
Me sentía asqueada conmigo misma. Mi cerebro sabía la basura que era ese hombre, pero mi cuerpo parecía tener un idioma propio. Pensaba un segundo en él y enseguida comenzaba a humedecerme. No había remedio. Estaba jodida de por vida, por esa piltrafa de amor que me vendió. Esperen… ¿acabo de decir amor?
Realmente estaba muy, muy jodida.
El resto de la tarde me la pasé durmiendo. Desafortunadamente, lo que tuve fueron sueños húmedos, así que cuando me levanté a las ocho para arreglarme e ir a Pure, tenía las mejillas sonrojadas y la respiración agitada. Traté de cubrirme los chupetones y las marcas de dientes de Edward, y no me importó tener que desnudarme más al rato porque los hombres no veían ese tipo de cosas. A lo mejor se daban cuenta de los dedos marcados en mis piernas, o las mordeduras en los pezones, pero aún así me vestí terminé de arreglarme y preparé mis cosas. Alice tocó a mi habitación minutos después.
—Bella, ¿ya estás lista? —me preguntó. Tenía los ojos enrojecidos pero estaba radiante. Sonreía como nunca en su vida, y sus ojos estaban brillantes de emoción.
—Eh… sí —dije cerrando la maleta Adidas. Me la puse en el hombro mirándola raro—. ¿Qué bicho te picó? Estás… contenta.
—Tut, tut, tut —dijo Alice—. Luego te diré. Ahora vayámonos. Hay que trabajar.
Asentí aún media confundida, pero Alice no me dijo nada en todo el camino. Llegamos al club y, tras saludar a las chicas, nos fuimos a los vestidores. Mike se apareció con mirada amenazante mientras preparábamos nuestros vestuarios de la noche.
—Vengo a recordarte, querida Bella —dijo Mike frotándose la barriga—, que me debes cierta promesa.
—Oh, Mikey —dije mirándolo con cierto asco—. Me temo que no podré complacerte esta noche.
—Nunca lo harás, ¿cierto? —preguntó dolido. Alice se echó a reír.
—¡Pero por supuesto que nunca lo hará contigo! —exclamó Alice alisando su traje de policía—. ¡Por Dios, Mike! ¡Debes darte cuenta cuándo te están mintiendo!
Mike alzó una ceja y se marchó dando pasos agigantados, azotando la puerta al salir. Alice y yo nos reímos bastante ante su conducta y comenzamos a vestirnos entre nosotras. Si Paula llegaba y descubría nuestros moretones, sospecharía. Me estaba colocando las medias de red cuando tocaron la puerta con fuerza.
—Adelante.
—Señoritas… —dijo Mike adentrándose de nuevo. Tenía una sonrisa maligna en los labios—. Carlisle solicita su presencia. De ambas, quiero decir.
Dicho esto, salió del camerino dando brinquitos. Alice y yo intercambiamos una mirada de confusión, pero aún así nos cubrimos la piel lastimada con unos chales y fuimos a la oficina de Carlisle, localizado en el sótano del establecimiento. Tocamos antes de entrar.
—Carlisle —dije acercándome a su escritorio—. ¿Nos llamabas?
Carlisle nos miró serio durante unos segundos. Parecía confundido, pero no dijo nada después de pasearse varios minutos. Estábamos paradas a una distancia favorable de la mesa, por lo que Carlisle se sentó ahí, mirándonos de arriba abajo.
—Me han informado —dijo con voz ronca—, que han desobedecido las reglas del establecimiento.
—¿Desobedecido? —dije riéndome—. No, creo que no hemos hecho nada de eso, Carlisle.
Los ojos azules de Carlisle centellearon furiosos. Resopló varias veces, apretando sus labios a tal grado de que éstos parecían dos blancas líneas, tensas. Se cruzó de brazos antes de volver a hablar.
—Permíteme tomarte la contraria, Isabella. Tengo entendido que la falta se cometió en el área de los privados… y tengo a dos personas para afirmarlo.
Tanto mi cabeza como la de Alice se alzaron de golpe, y eso fue todo lo que Carlisle necesitó para comprobar su hipótesis. A las dos personas se refería a Mike y a Eric, quienes eran los guardias en los privados. Sonrió malicioso antes de ir en busca del control remoto, y en la pantalla de la televisión apareció mi cuerpo sometido por el de Edward, mientras su mano se contoneaba de arriba abajo, movimiento que claramente indicaba que me estaba bombeando con sus dedos. La oficina se llenó de mis gemidos pesados… sentí la sangre fluir a mi rostro, y las piernas se me tambalearon al recordar ese momento. Sin embargo, Carlisle presente, su rostro encabronado y los puños temblorosos, me impidió mojarme como en otras ocasiones.
—¿Te parece familiar, Swan? —gruñó Carlisle. No dije nada, ya que mi mirada seguía clavada en la televisión, en donde ahora estaba gritando su nombre—. ¡Contéstame, puta!
El ardor que sentí en la mejilla me hizo caer en el piso. Carlisle me había abofeteado, mirándome retador y con la mano lista para propinarme otra bofetada. Alice chilló desesperada, tratando de ayudarme, pero Carlisle cambió de opinión y el golpe se lo otorgó a mi amiga, quien por su liviana complexión, cayó más lejos de mí.
—¡Ah, no te hagas la mosquita muerta, Brandon! —bramó agitando el control remoto—. ¡También tengo algo para ti!
En la pantalla estaba ahora Alice en horcajadas encima de un rubio, mientras éste le besaba los pechos con ganas. Alice se contoneaba en el regazo del muchacho, y se pudo ver que tenía los pantalones abajo. Al parecer, mi amiga había avanzado más que yo en el privado. Se escuchó un quejido débil en la esquina de oficina: Alice estaba volviendo en sí.
—¡No las contraté para que se acuesten con los clientes, estúpidas! —gritó Carlisle lanzando el control remoto hacia el plasma. La pantalla saltó en pedazos al recibir el impacto—. ¡Las reglas dicen que no deben coger con ellos! ¡¿Acaso no se los dije el primer día que trabajaron aquí?
Me incorporé del piso apoyándome con los codos. La mejilla me ardía, al igual que la rodilla: la alfombra del piso me había raspado al caerme. Miré a Alice de soslayo y la descubrí cubriéndose la boca, pero no dijo nada. Me asusté al ver un poco de sangre en sus dedos.
—¡Levántate, puta! —ordenó Carlisle halándome del pelo—. ¡Levántate y quítate esas porquerías!
Con movimientos furiosos, se deshizo del chal revelando los chupetones y marcas de dientes. Soltó una maldición y rompió los botones del uniforme de policía, dejando al aire mis pechos desnudos. Los tomó con sus frías manos, examinándolos detenidamente. Volvió a insultar, empujándome hasta topar con su escritorio, donde abrió mis piernas.
—Piérdete, Brandon —ordenó tocándome descaradamente—. Necesito tiempo a solas con esta… ramera.
Alice chilló una vez más, pero Carlisle le lanzó el cenicero para que la obedeciera. Afortunadamente, falló por poquito y mi amiga no pudo hacer más que salirse, privada en llanto. Mi respiración se había incrementado conforme las manos de Carlisle se dirigían a mi centro, pero no podía mover ni un músculo. Igualaba en músculos al amigo grandote de Edward, así que por más que quise, no logré zafarme de allí.
—Ya que parece que te acuestas con cualquiera —dijo Carlisle alcanzando su índice a mi tanguita—, cogerás unos momentos conmigo. No creo que te importe, ¿cierto?
Sin tiempo para contestar, rompió mis bragas de un solo tirón y comenzó a inmiscuir sus dedos dentro de mí. Gemí de dolor cuando adentró tres dedos de golpe, pero él no se detuvo mientras se deshacía de su cinturón con su mano libre. Liberó su miembro erecto bastante complacido consigo mismo, y abrió más mis piernas para tener más acceso.
Edward, Edward.
Cerré los ojos con fuerza al sentirlo entrar con dureza una y otra vez, tomándome en su escritorio. Pasé un brazo por su cuello y el otro lo dejé apoyando, pero a veces se doblaba por la fiereza de sus embestidas. Lo escuché gemir y gruñir conforme me iba penetrando, pero con los ojos cerrados no podía ver su cara. Edward y su rostro contorsionado de placer era todo lo que pasaba por mi mente, y eso fue suficiente para aguantar las embestidas de Carlisle.
Éste se salió de mí y me giró, doblándome de tal modo que mi trasero estaba al aire, a su merced. Me mordí los labios al adivinar lo que pasaría a continuación, y efectivamente, me propinó una dolorosa nalgada antes de aporrearse contra mis glúteos.
—Chúpamela, zorra —ordenó entre jadeos. Me jaló del cabello otra vez y me hincó, restregándome en la cara su miembro—. De una vez.
Edward, Edward.
Obedecí otra vez, aguantándome las ganas de llorar. Nunca lloraba, como ya saben, pero me sentía tan humillada, tan rebajada… me daba asco. Estaba completamente desnuda, maltratada, mientras mi jefe me violaba en su oficina a su voluntad, haciéndole un trabajo oral que difícilmente se lo haría voluntariamente.
Sentí arcadas cuando Carlisle me empujó de golpe, pero las contuve para no salir más lastimada. Ni siquiera me avisó al venirse, por lo que quedé empapada de… él.
—Toma tus cosas, piruja —dijo limpiándose—. Tú y la otra puta están despedidas… Lárguense de aquí.
Temblando, tomé mi ropa destrozada y salí del despacho. Alice me esperaba afuera, y su llanto incrementó al verme desnuda y claramente violada. Me abrazó tratando de cubrirme, pero al no tener éxito, tomó su chal y me lo colocó como una toalla alrededor del cuerpo. Bajamos hacia los camerinos, donde nos cambiamos sin decir palabra. Me coloqué mis jeans mientras Alice tomaba las maletas de ambas, y estábamos a punto de salir cuando Mike, descaradamente, volvió a entrar. Se podía ver el triunfo plasmado en su jodida cara.
—Entonces, señoritas —dijo relamiéndose—… ¿Qué tenía que decirles Carlisle?
Me adelanté encabronada hacia él y le bajé el cierre de sus pantalones. Mike pareció sorprendido, pero no le dí tiempo para responder porque con toda la furia que tenía, le apreté su… cosapor encima de sus bóxers de Aquaman. Soltó un grito cuando lo retorcí hacia el lado izquierdo, por lo que me acerqué a su oreja y le susurré unas cuantas palabras.
—Mikey, Mikey… ésta va por la bofetada que me dio.
Lo giré hacia el lado derecho, y Mike volvió a gritar.
—Ésta por la que le dio a Alice… y ésta —dije, y le propiné un rodillazo entre su entrepierna—, por algo que nunca sabrás, pero que por tu culpa… sucedió.
Lo dejamos retorciéndose en el piso, y fuimos a despedirnos de nuestras amigas. No nos dio más tiempo de estar con ellas porque un guardia anunció que Carlisle estaba bajando las escaleras y se encaminaba hacia donde nosotras estábamos, así que nos montamos en el Porsche de Alice y nos dirigimos a nuestro departamento.
—Déjame verte, Ali —dije mirando la herida en el labio de mi amiga—. Maldito bastardo…
—¡No te preocupes por mí! —dijo exasperada Alice deshaciéndose de mis manos—. ¡Ese pendejo de te violó, Bella! ¡No deberías estar así, tan tranquila!
—Déjalo —dije bajando la mirada—. Debí haberlo previsto… nuestro trabajo no es exactamente el más ortodoxo, ¿cierto?
—¡De todos modos! ¡Denúncialo!
—No puedo hacerlo… ¿Quién me tomaría en serio?
Alice respiró agitadamente, pero sabía que ya había captado el asunto. «Isabella Swan, A.K.A. Honey, actriz porno y desnudista, denuncia a su jefe por violarla tras haberse acostado con cliente.» Sí, ya veía ese titular en los periódicos. Meneé la cabeza tratando de quitarme la sensación de los dedos de Carlisle adentrándose con fuerza. ¡Todo rastro del imbécil de Edward había sido contaminado!
—Bueno, en ese caso —suspiró Alice—, ya somos, oficialmente, unas desempleadas.
—Sí, bueno, tendremos que ver qué hacer… ¡Espera!
Súbitamente, recordé los mails borrados de Alec. Inicié mi sesión y revisé la carpeta de correos borrados. Ahí estaban las cuatro invitaciones, y tras poner el altavoz para que Ali escuchara también, marqué su número. Contestó en el tercer timbrazo.
—¿Diga?
—¿Alec? —dije nerviosa—. Soy Honey.
—¿Ho—Honey? —respondió sorprendido—. ¿Bella, eres tú?
—Te acuerdas del verdadero…
—¡Pero claro que me acuerdo del verdadero! ¿Por quién me tomas?
—Hola, Alec —saludó Alice riéndose mientras se colocaba hielo en el labio—. ¿Te acuerdas de mí?
—¡¿Alice? —exclamó Alec—. ¡Por Dios, chicas! ¡Me van a matar!
—Leímos los mensajes que nos enviaste —dije cruzando los dedos—. Y estamos interesadas en participar si la paga es buena.
—¡Por supuesto! —dijo Alec emocionadísimo—. ¡Creí que ya estaban fuera del negocio! Dios sabe cuántas veces pensé enviarte la invitación, pero los organizadores me alentaron a hacerlo. De verdad, pensé que no aceptarían.
—Sí bueno —dije incómoda—, estamos más que dispuestas a participar. Sólo dinos cuándo y dónde es la Convención.
—Es dentro de cinco días —dijo Alec—. Te mandé ese correo hace semanas, así que fue un alivio enorme que me llamaras.
—Entonces mañana mismo vamos para allá —dije, y Alice comenzó a dar botes en la cama—. No tenemos nada qué hacer aquí en Las Vegas. ¿Dónde podemos localizarte?
Alec nos dio la dirección de sus oficinas y las apunté en mi agenda.
—Ah, queridas —dijo Alec—, varios productores de la industria de adultos quieren saber si están interesadas en realizar, aunque sea, una película con ellos. Dicen que la paga es el triple del anterior.
Alice y yo intercambiamos miradas emocionadas. Después de asegurarle que lo haríamos, colgamos y comenzamos a brincar en la cama, chillando de felicidad. Fuimos por una botella de vino y entre las dos, nos acabamos ésa y otra más.
—Estoy tan emocionada —dijo Alice dándole una calada a mi cigarrillo. Ambas comenzábamos a sentirnos mareadas… mejor dicho, estábamos más que mareadas—. Ya extrañaba esos tiempos…
—Sí —dije terminándome mi copa—. De vuelta a la pantalla chica.
—Ven, recordemos nuestros momentos de gloria.
Fuimos a mi habitación y sacamos nuestras primeras películas echas. Tras colocar una en el DVD, Alice se despojó de su ropa y se acostó en la cama.
—Hay que practicar, querida Honey —dijo relamiéndose los labios.
Sonreí antes de quitarme la blusa y lanzarla a un lado. Los gemidos de la televisión comenzaban a escucharse, y besé a Alice antes de ir en busca del vibrador.
—Lástima que ni Edward ni Jasper están aquí —dije nostálgica—… se volverían locos.
:-:-:
Alice y yo terminamos de empacar muy temprano en la mañana, y decidimos ir a Los Ángeles en su Porsche porque era el más rápido. A pesar de que el trayecto fue largo, nos la pasamos en grande cantando a todo pulmón la discografía completa de Britney Spears—adquisición más preciada de Alice—, y la de Lily Allen, quien para mí era una de las mejores artistas.
Llegamos a la ciudad y contactamos a Alec enseguida, quien nos recibió en su oficina con los brazos abiertos.
—¡Niñas! ¡Mis niñas! —dijo Alec. Era un tipo bastante guapo, con la piel blanca y el cabello castaño. Tenía bastantes novias a la vez, pero nunca una estable. Como manager de actrices porno, ¿quién confiaría en él?—. ¡Están tan grandes! ¡Tan… hermosas como siempre!
—¡Alec! —gritamos al mismo tiempo, abrazándolo.
—¿Ya se han instalado? —preguntó besándonos suavemente en los labios. Acostumbrábamos a hacer eso cuando lo saludábamos. Negamos con la cabeza: no habíamos reservado habitación en ningún hotel—. No se preocupen, no se preocupen… Tengo para ustedes una casa muy bonita en Rodeo Drive.
—Alec —dije abrazándolo—, no te hubieras molestado.
—Para nada —respondió devolviéndome el abrazo—. De hecho, algunos fotógrafos están esperando mi llamada. Irán a tomarles unas cuantas fotos para publicidad. Ayer colgué las primeras mantas al recibir su llamada. Me tomé la libertad de agarrar algunas fotografías antiguas de ustedes y colocarlas en esos anuncios… La convención casi brinca de felicidad cuando les confirmé su asistencia.
Nos acomodamos en la casa—que más bien parecía una jodida mansión— y Alec recibió a las personas encargadas de las fotografías. Las de vestuario nos enseñaron las prendas de ropa para que escogiéramos la que usaríamos, y decidimos vestir solamente unos bóxers ajustados de cuero negro encima de unas mallas bastante rotas. Dejaríamos al aire nuestros pechos, pero el director de fotografía dijo que tendríamos que cubrírnoslos con algo, porque las fotos se harían públicas y no querían ser vetados.
Nos maquillaron con sombra líquida fucsia y una ligera capa de maquillaje y rubor. Nos hicieron peinados iguales y fue entonces cuando la sesión comenzó.
—Hermoso, hermoso, —dijo el fotógrafo mientras disparaba flashes—. Dales a cada sus cigarros, Iris; quiero que esta sesión pase a la historia.
Después de varias poses y muchos cambios de vestuario y maquillaje, la sesión finalizó y nos reunimos con Alec, quien leía el periódico atentamente. Carraspeé para hacerme notar.
—Oh, disculpen, queridas, —dijo bajando el periódico—. Estaba viendo esta noticia en Sociales… una exnovia mía se va a casar dentro de unos meses.
—¿Tuviste novia seria alguna vez? —se burló Alice—. ¿Quién es, de todos modos?
—Se llama Tanya —dijo mirando al periódico de nuevo—. Se casa con este… médico.
Suspiré, recordando tontamente a Edward. Me había dicho que era doctor, y me confesó cuánto le gustó mi baile de enfermera. Ah, malditos recuerdos.
—Mírenla, ¿no está ella radiante? —dijo Alec acercándonos el periódico.
—Oh, mierda —dije al ver la fotografía.
Edward, Edward. Ahí estaba él, abrazando a su prometida, que resultó ser la exnovia de Alec. Sonriendo, miraba a Tanya mientras ella enseñaba la roca que tenía en el dedo. Se veía la felicidad entre ellos… a leguas de distancia. Mi corazón se estrujó al darme cuenta de ello, pero vamos, yo tenía que aceptarlo. Fue algo pasajero que nunca más se repetiría… y mucho menos cuando él ya había seguido con su vida.
Pero la verdad dolía más que las mentiras, y la verdad era que… Edward nunca sintió nada.
—¿Bella? —dijo Alice tomando mi hombro—. ¿Bella, estás bien?
—Recuerdo —dijo Alec sin darse cuenta de que mi cara había perdido color—, que la ví hace algunos años y fingí ser instructor de buceo para estar cerca de ella. Cogimos como nunca en su bote cuando el novio se echó para atrás… Ah, qué gratos recuerdos.
Ya muy afectada por verlo de nuevo, hice a un lado el periódico y me dediqué a fumar mi cigarrillo, ignorando las miradas de Alice, quien me veía preocupada.
—Entonces, Alec —dije exhalando el humo—. ¿Cuándo se grabará la película?
—Oh, una vez listos los panfletos que Henry está haciendo ahora —dijo preparándose un whiskey—, se repartirán por la ciudad. Esperemos que dentro de dos días esté listo todo para las audiciones.
—¿Quiénes deliberarán?
—Ustedes, claro está —dijo Alec—. Y Emily también viene, así que entre ustedes tres seleccionarán a cinco hombres. No será lésbica, lamento decir, pero escogerán al mejor de todos… para que no se sientan incómodas.
Nos anunciaron que ya habían seleccionado las fotos para los panfletos y se los enviaron a Henry para que las coloque. Alec recibió un llamado treinta minutos después: ya estaban repartiéndose por toda la ciudad, y habían seleccionado a un par de periódicos para que los publiquen al día siguiente. Iban a mandar a hacer otra manta con las fotografías recientes para anunciar nuestra presencia en la Convención, así que todos los del equipo se fueron, incluyendo Alec, por lo que la casa se quedó para nosotras solas.
—Bella, ¿estás bien? —preguntó Alice preocupada.
—Sí —respondí bufando—. ¿Por qué no habría de estarlo?
—Ay, Bella… Eres tan mala mentirosa —dijo Alice—. Te afectó lo de Edward, ¿cierto?
—No solamente eso…
—Pero tiene que ver, ¿no?
—Alice, mira —dije sintiéndome cada vez peor—, fueron muchas cosas las que pasaron hoy, ¿de acuerdo? Digo, me violaron, me golpearon, me despidieron. Charlie tiene a Ness con Lydia y muero de nervios por hacer esta película… Obviamente me afectó lo de Edward…
—No seas tan terca —me recriminó Alice—, y admite que sientes algo por él.
—Okay, lo admito, ¿contenta?
—No, estás siendo necia de nuevo… Pretendes esconder todos tus verdaderos sentimientos con otros y eso te está carcomiendo por dentro… Bella, soy tu amiga, ¡tu mejor amiga! Creo que deberías confiar en mí un poco más.
—Ali, no quiero discutir —dije dando por finalizada la conversación—. Te diré las cosas cuando esté lista, así que no me presiones, por favor.
Alice se alzó de hombros, visiblemente disgustada, pero no dijo nada y fue a su habitación a dormir. Yo igual estaba molida, así que tras darme una ducha, la imité y me acosté en la cama. Edward vino de nuevo a mí en cuanto cerré los ojos, y pasé más de media hora recordándolo.
Memoria traicionera…
:-:-:
Los panfletos ya habían recorrido media ciudad: yo y Alice en una posición muy comprometedora, tiradas en el piso, enfundadas en un leotardo verde que dejaba poco a la imaginación… «Regreso de Honey & Pixie: Audiciones para su nueva película el…» Había llegado el día y Alice y yo nos alistamos para seleccionar a nuestra pareja.
—Hola, chicas —dijo Emily cuando entramos—. Tanto tiempo sin verlas.
Nos besó a ambas y pasamos a la mesa de jurado. Comenzamos a platicar cuando entró uno de seguridad, informándonos que ya iban a pasar los aspirantes. Alec se nos unió sentándose junto a Alice, y el primer hombre entró.
—¿Nombre y edad? —pregunté sin mirarlo.
—Ben Clooney, veintiuno.
Resultó ser un muchacho prácticamente lujurioso que tuvo una tremenda erección todo el tiempo que estuvimos haciéndole preguntas. Cuando Alice le preguntó qué posición sexual le gustaría utilizar con nosotras, tuvo una eyaculación precoz que lo dejó completamente avergonzado. Salió corriendo, cubriéndose el área manchada.
—Dios, estos chicos son imposibles.
Después de Ben, tuvimos a un señor de sesenta años que alegó mantener un encuentro sexual por más de treinta minutos si tomaba una pastilla de Viagra. Después de él, un muchacho bastante apetecible llamado Joshua nos mostró sus músculos y presumió tenerla de quince centímetros. A Emily le gustó bastante, pero aparte de Joshua y dos chicos más, no le agarré el gusto a ningún otro.
—Bien —dijo el de seguridad—. Éste es el último de hoy…
—Hazlo pasar —dijo Alice.
Escuché los pasos del hombre: parecía andar desgarbado, arrastrando los pies… Alice se removió incómoda de la silla, pero yo estaba inmiscuida en los perfiles de los otros aspirantes. Emily soltó una exclamación bastante vulgar.
—¿Nombre y edad? —pregunté sin mirarlo aún.
—Edward Cullen, treinta y un años.
Bueno, nuevo capi de esta historia me hizo maldecir tanto a Edward por primera vez... aaggggg... tonto, tonto Edward!
Besos amores y nos vemos mañana con Cuidando tu vida, estoy impresionada con los 40 comentarios que recibí con el último capi. Las amooooo!
27 comentarios:
waaauuuu!!!! como pudo edward pedirle a tanya que fuera su esposa cuando piensa en bella que tonto u_u
pero bien por jasper n_n va a buscar a la chica que realmente quiere y espero que en a lo que ella se dedica no le importe mucho jejejjejeje al fin y al cabo ahi se conocieron n_n
adoro esta historia ya quiero leer maaaaaaaassss n_n
bueno me despido
besos
La verdad que Edward es un tonto...Ame esta historia es buenisima. Espeero con ansias el capitulo de manana siiiii
La mierda santa que capitulo mas buenoooooooo, QUE HIJO SE SU MADRE CARLISLI haber en que jodido mundo te viola para despedirte yo no me iva sin primero meterle un tacon 8 y medio tan profundo en el trasero que la unica opcion sea AMPUTAR...
esa trelaicon de bffs de alic ey bella es demasiado confiansuda
dios mio me dio mucha risa el que ed se presentara a la audicion me rei tan fuerte que mi abuelita me miro como que lees loca pervertida jajajaj
sipi, edward es un ton.. como hizo eso.. pero bueno ya veremos que pasa...
pero oh¡¡¡ por dioss santa madre¡¡¡ que Carlisle aunch!! desgraciado en este fic claro heee ijijijiji
me tato esrte cap kmi luuuuu muaskkk
huy que capitulo es una nueva faseta de carlie nunca me lo imagine asi y chuta edward es un tonto pero chuta para entrar en la audicion chuta focaso....
huy que capitulo es una nueva faseta de carlie nunca me lo imagine asi y chuta edward es un tonto pero chuta para entrar en la audicion chuta focaso....
woooow!!!
yo tambien maldije a Edward, enserio.
Igual estoy esperando ansiosa el otro cap ademas amo esta historia
Besotes
haya hay nonononon nooooo me emuerooooooooooooooooooooooooo!! por dioss sisisissisisi quiere ser su pareja hay nooo no me aguanta al proximo capiiiii no habra algun adelanto?
Dios estuvo fuerte el capi..odie a Carlisle , lo odie, bueno..pero la historia está buena..espero el próximo viernes..
Nos leemos Lullaby
Por primera vez puedo deir que odie a carlisle, pero que bueno ue ya no trabajen ahi, pero Edward audicioando eso si me dejo sorprendida a ver que dice bella caundo lo vea.
Besos Lady
OMG!!! OMG!!!!
pero que cosa!!!
SANTA Maria de los aguacates!!!!
pero que cosa!!!
aaaa quiero sarandear a Edward
porque porque DIOS!!!!
porque se casa con Tanya!!!!
aaa estoy furiosa con el por eso
pero mas furiosa estoy con Carlisle
como??? woowww nunca pense decir
esto de Carlisle pro LO ODIO!!!
pobre Bella y tambien Ali :(
y que onda con la audicion O.o
jajajajaja
porque no fue Japer tambien? jaja
aaaaaaaa
me muero por el proximo Capi!!!
se que estara GENIAL como este!!!
Besos >.<
...* Gaby Cullen Black Kattalakis *...
Wuo!! Debo decir que me he quedado un poco traumada con el capítulo... Imaginarme a Carlisle en un papel como ese no es fácil... Qué hijo de p... pobre Bella!!!! Lo que me dejó impactada es que se recupere tan bien.
Menos mal que ya ha llegado Edward. Ya era hora!! Le veía huyendo el día de su boda! xD
Ahora... a esperar hasta el próximo viernes a ver qué pasa con esta pareja.
Muchos besos! =)
Laurita! ^^
AHHHHHHHHHHHHHHHHHHH.. por eso es mi fic favoritooooooo;D... .pobre mi bella, y CABRÓN de Carlisle... q pena me dió de ella. Y Edward... ¿en el castig? Me muero por el siguiente capiD;... kisses
No me lo puedo creer!!! Edwarad en un casting de peli porno!!! Fijo que da la talla. Como no hacerlo, si es... PERFECTO.
Lully, me encanta como haces trabajar tu imaginación
Besotes
Odio a Carlisle cabron de mierda como hizo eso .. poruqe una persoan trabaje de p... no singifiaca que se le deba ultrajar de esa manera cabron de miera y el maldto de Mike yo lo mato lo matoo............ Dios que capitulo tan intensooo digo Pobre bells todo lo que sufrio y sigue como un tempano de hielo ..... y Ed aparece al final aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa que emcoion miles de besos mi Lu
Pedazo de capíttulo!!!Por dios, no nos dejes así. Ed en una peli porno????? que viva la imaginación!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
OMG que capitulo mas bueno
Dios q tortura esperar otros 7 dias para el siguiente, no creo q podamos aguantar!!
Ecribes de lo lindo, sigue asi Lulla!!!
oh vaya, te quedo genial, y como me dejas asi, ¿como llego Edward ahi?
no se pero creo que es algo raro, en verdad no se casa con la odiosa?
jajjajaja
pero que cara habra puesto Bella al verlo, jajajaja
creo que la audicion ya ha terminado, ajjajajajajaç
auqnue tambien creo que ni se hara la peli, no creo que a Edward le haga gracia verla con otro hombre aunque sea solo `por trabajo, ajjajaj
un beso y espero impaciente al proximo viernes para leer el proxi
Irene
muy lindo capi lu super intrigante, ja la parte q ella se lo imagina genial...y el final wau super enganchada para el proximo,,,gracias
hola luly
mira que me haz puesto toda nerviosa, primera vez que Carls se gana una maldición y una zarta de injurias en contra de él, mira que la forma en qe las trato, por muy trabajadoras sexuales se deben respetar igual son personas.
Lo del sueño uff, mira que bella essuper fuerte yo en su caso me pasaría lo de Alice, llorar como una magdalena, ajajaja, pero me dio un ataque de risa (no miento) cuando respondió “Edward Cullen 31 años” nunca me imagine qe llegara a tanto con tal de estar con ella, pero medio una alegría saber de lo que es acapaz, quiero que sea viernes yaaaaaaaaaaaaaa porque en serio quiero ver que pasa. Ojala se haya llevado a Jaz para Alice y seguro la película qeda super PORNO, además cuando la tengan lista me apunto a me envíen una copia porque uffff.
Cuidate y sos genial tines una imaginación del carajo
LUNATIK
Lu el capítulo estuvo fabuloso. Me da mucha tristesa lo que siente cada uno. En verdad odie la parte en que Carlile viola a Bella, de verdad no esperaba que el hiciera eso y para colmo la despide. De verdad que esa parte me sorprendio y hasta me dio ganas de llorar al pensar que eso le puede pasar a cualquiera. Me refiero a una violación.
Por otro lado, Me fasino el que Edward se presentará a la Audición, te juro no lo esperaba es super fantástico. La historia esta tomando un giro sumamente extraordinario. Me han dejado en ascuas. Ansio el próximo capí para ver que pasará!!!
Gracias esta historia esta fabulosa, me fasina, espero la continuación.
También estoy muy contenta por mi viaje la pase fenomenal, no sabes cuanto lo necesitaba. Además estoy feliz por volver a PR y seguir disfrutando tus historias me hicieron una falta increible, son una adicción para mi, las amo!!
Feliz semana y TQM!!!
waaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
todo fue demaciado extrem0, y creo ke una vez mas, usare el metodo de ordenar las cosas por mi nivel de exaltamiento!
1-. "edward culle, 31 años!!" waaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
no lo podia creer, ya me lo esperaba, pero fue de lo mejor, enserio ¿podria ser capaz de imaginarme a edward de estrella porno? jaja
2.- lo de carlisle! eso enserio me dejo con un ocikisimo, pobre de bella y alice, y mas de bella, pero dios fue completamente traumatico imaginarlme a carlisle en esa situacion, enserio!
3.- los sueños humedos de bella! (eso no necesita mayor explicacion)
4.- alec y tanya????nwaaaaaaaaaaaaaa colapso total, creo ke eso si ke fue precos, de mas
bueno creo ke so fue lo mas sobresaliente, pero fue genial, enserio
jajjaja besos
lkm
bye
Lubally, me dejaste con la boca abierta cuando Edward se presento para hacer la pelicula!, pero me costo trabajo imaginarme a Carlisle en ese papel, yo tambien lo odie con todas mis fuerzas y luego todavia se da el lujo de despedirla!
A ver como toma Bella esta decision de Edward!
Tanya la odio.... y Carlise asqueroso violador, esa parte estuvo durisima, me dolio ver a Bella desgarrada. Pero bueno lego Edward!! Siiiiiiiiiii
Ohhhh mierda!!!
En serio en serio en serio pero en serio lo voy a matar!!! A él, al maltido de carlies, a la inbecil y insoportable y cansona de tanya argggg...
En serio que me dio un dolor en el alma horrible cuando carlies violo a bella, no fui capaz de leer eso....
Y arggg muy maldito y hipocrita de edward presentandose allí!!!
Esta muy bien merecido lo que bella le hizo a mike, hubiera sido tambien bueno unos cuantos golpes...
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