Capitulo 25: Frenesí

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Frenesí

Diario de Bella edad 15 años.

Era increíble lo mucho que había sucedido en tantos años. Hoy en mi cama escribiéndote solo puedo decirte que soy feliz… que toda mi vida valió la pena vivirla, que no tengo ningún arrepentimiento… porque cada acto cometido me llevó directamente a él, a sus brazos, a la felicidad. Y nunca lo perdí como creí que sucedería alguna vez… que tonta fui.

Mis dedos esa tarde estaba felices, toda yo estaba feliz. Edward y yo nos habíamos quedado en casa mientras los demás se habían ido a cazar, él pudo haber ido… lo necesitaba en realidad, pero no. Él prefirió quedarse conmigo en casa. Estábamos recostados sobre mi cama, el boca abajo con los ojos cerrados y yo de costado con un codo en la almohada y mi mano sosteniendo mi cabeza, él por supuesto no necesitaba descansar, pero lo hacía por mí… a demás porque decía que mis dedos acariciando su cabello era muy relajante.

Mis dedos se entrelazaban en sus finos cabellos, suaves y dóciles y me deleitaba acariciar su nuca como si él pudiera sentir alguna diferencia… ¿me pregunto cómo se sentirá? ¿Me pregunto si algún día sentiré lo mismo si es que se siente algo.

_¿En qué piensas?_ preguntó acercándome a su cuerpo con una mano en mi cintura. _estas muy silenciosa… tu corazón y respiración son lo único que escucho_

_Bueno… me preguntaba en cómo te sientes_ dije en un susurro, sabía que él era bastante exagerado en cuanto sus reacciones así que no quería hacerle la pregunta real.

_¿Qué siento?... por dios Bella… siento pura y llana felicidad_ dijo levantando la cabeza y apoyándola sobre una mano, estábamos frente a frente… cerca… tan cerca que podía ser capaz de distinguir el color dorado difuminado de sus ojos, mi reflejo en ellos… él era tan hermoso. _siento que no quiero nada más porque todo lo que quiero esta frente a mis ojos…_ sonreí como una tonta al escucharlo y tenía muchísimas ganas de decirle que lo que yo sentía era euforia, ganas de salir con él de la mano y que todo el mundo viera que él era mío… que él me amaba a mí, si… lo sé, muy poco maduro, pero estar con él me hacía esas cosas.

_¿Y tú cómo te sientes?_ preguntó acariciando suavemente mi mejilla con su índice,

_Bueno… yo siento algo similar, tal vez más intenso y sin sentido… pero prácticamente igual. _ susurré acercándome a su boca, era algo que simplemente me atraía como un imán,

_¿Confías en mí ahora?_ preguntó alejándose de mí antes de que alcanzara su boca con la mía, una sonrisa suspicaz apareció en su rostro… ¿me estaba provocando?

_Claro que si… bueno, sé que tendré que tolerar muchas cosas, pero supongo que estamos en iguales condiciones_ dije asintiendo…

_¿Por qué lo dices?_ preguntó con el ceño fruncido, sonreí de la misma manera que él me sonrió… ambos podíamos provocar.

_Porque mientras yo tenga que estar soportando las miradas e insinuaciones que toda mi vida soporté… tú tendrás que soportar los pensamientos de los hombres_ sus cejas se arquearon sutilmente,

_Bueno… puede que sea así, pero corro con una ventaja_ dijo muy dado de sí mismo, rodé los ojos y él rió,

_¿Cual?_ pregunté levantando el mentón desafiantemente,

_Que sé que tu estas total e irrevocablemente enamorada de mí…_

_Oh… en todo caso esa es la misma ventaja con la que yo corro ¿no?_ esta vez fui yo la que sonreí desafiante, él hizo correr la mano que tenía en mi cintura a lo largo de mi contorno, mi brazo, mi hombro hasta llegar a mi nuca, empujó mi cabeza hacia él y recargó su frente en la mía,

_Tenlo por seguro mi amor, me tienes para siempre_ susurró sobre mi boca, dios… juro que podría haberme desmayado allí mismo, pero hubiese sido una estúpida ya que no hubiese recibido el hermoso y dulce beso que luego él me dio.

Besarlo era el cielo… era tremendamente fascinante y adictivo. Supe que el primer beso que habíamos compartido en el concierto fue para dar rienda suelta a toda nuestra necesidad, todo nuestro deseo el uno por el otro al igual que el que compartimos en el club hace un par de semanas atrás… era físico y necesitado. Sin embargo los besos que vinieron después… fueron mejores aún, besos donde la dulzura prevalecía, donde la delicadeza de Edward me hacía sentir adorada… no lo sé, reverenciada.

Y era bueno…

Y a veces sentía que podía hasta llegar a enseñarle cosas, como la satisfacción que él había descubierto cada vez que mientras nos besábamos, tironeaba del cabello de su nuca… podía confirmar que la nuca de Edward era un punto débil o cómo su pecho parecía ronronear cada vez que besaba la piel de su cuello debajo de su oído. Sentirlo hacer esos sonidos era lo mejor del mundo, no solo porque le daba placer… sino también porque sabía que el adolescente que Edward fue, pugnaba por salir dejando de lado al hombre en el que se había convertido a lo largo de un siglo.

Ahora éramos dos a la par, aprendiendo… enseñando, tomando y dando… y Edward era experto en dar y yo estaba más que dispuesta a recibir…

Lo malo de todo esto era que mientras estuviéramos en Forks, debíamos cuidar las apariencias… Alice dijo que ella había visto que la gente hablaba acerca del beso que los primos Cullen habían compartido en el club semanas atrás… y yo tenía tantas ganas de gritarle al mundo que lo que él y yo éramos era mucho más que primos!, pero Edward dijo que eso sería dar rienda suelta a la imaginación de la gente y provocar que se comiencen a preguntar qué era lo que en realidad éramos. Nadie creería que fui criada por un chico de diecisiete años…

Más allá de todo, era tan tentador tratar de besarlo en el estacionamiento, delante de las chicas del último año que parecían embobadas cada vez que Edward iba por mí al Instituto… y era tan frustrante soportar sin chistar que vengan chicas idiotas a pedirme el teléfono de mi primo para acordar una cita… las odiaba!.

_Ven_ murmuró luego de dejarme atontada con su beso, me relamí los labios sintiéndolo aún allí, cada toque… cada sabor… oh sí, los vampiros tenían sabores y Edward sabía a miel y otra cosa aún más deliciosa para la cual no tenía nombre… tal vez fuera un sabor nuevo jamás nombrado y que solo yo tenía el honor de probar. Él me atrajo a sus brazos y recosté mi cabeza en su hombro, ambos brazos de Edward me rodearon y me acurruqué en su pecho cerrando los ojos, se sentía fantástico, estaba tan acostumbrada a su temperatura corporal que era fácil dormir así sin sentir ni una pizca de frío.

Me quedé dormida en su pecho mientras lo oía tararear mi nana cerca de mi oído, sus manos acariciaban lánguidamente mi cabello y mi espalda y ese se podría decir que era el mejor relajante del mundo, sus manos podían hacer estragos en mi cuerpo… sin embargo él no pensaba, aún, llegar más allá de unas cuantas caricias.

Me desperté cuando mi habitación estaba quedando en penumbras, el timbre de mi teléfono con la canción “Friends wold be friends” de Queen, que Emmett había configurado días atrás, sonaba en algún lugar y me removí incomoda, un brazo fuerte me apretaba más de lo que me hubiese gustado… me quejé cuando me costó tomar un respiro y levanté la mirada adormilada. Edward estaba a mi lado con un brazo debajo de mi cuerpo aferrándome al suyo y el otro en lo alto con mi celular en la mano, su mirada fija en la pantalla,

_¿Quién es?_ pregunté tratando de zafarme… ¿qué no se daba cuenta?...

_Tu amigo Black te está llamando_ dijo entre dientes,

_Oh…_ exclamé tallando mis ojos _dame_ él volteó a verme con su frente arrugada y rodando los ojos tomé el teléfono de su mano,

_Jake… ¿Qué?_ murmuré recostando mi cabeza en el fuerte pecho de Edward,

_Bells!... al fin_ oí, a demás de la voz de Jacob, otras voces de fondo que parecían decirles cosas,

_¿Qué sucede Jake?_

_Bells estamos en casa de Ángela… vamos a ir al cine, es el cumpleaños de Ben ¿vienes?_ … cierto el cumpleaños de Ben, lo había olvidado.

_Mmm… no lo sé, ya es tarde_ murmuré aún soñolienta,

_Pues dile a alguno de tus primos que te acerque, te esperamos vamos a ver la última del “Juego del miedo”…_

_No… no quiero_ dije levantando la cabeza de pronto recordando la última vez que había visto esa película, vomité toda la piza en el baño de Ángela.

_Vamos Bells, no será tan malo, a demás es el cumpleaños de Ben… vamos a ir todos juntos_

_Oh Jake…_ sentía que me estaba metiendo en un problema

_Ángela me pide que te insista, vamos Bells… prometo que Jigsaw no será tan malo esta vez_ cerré los ojos gimiendo,

_Yo iré mi amor_ susurró la voz de Edward a mi oído. Levanté la mirada hacia Edward y él me miraba con esa dulzura que tanto amaba, hice una mueca y tapé el auricular del teléfono con una mano…

_Habrá sangre…_ dije con asco, él arqueó las cejas y gimió un “mmm”… reí _habrá huesos rotos…_

_Mis favoritos…_ murmuró, reí nuevamente y cuando estaba a punto de decirle que habría seguramente mi vomito en sus pantalones, él se acercó a mí y susurró _pero habrá besos y caricias que te distraerán de todo eso_ me mordí el labio y levanté el teléfono a mi oído,

_Voy, ¿a que hora comienza la película?_

˜˜˜˜

_Oh por dios!_ gimió Angela escondiendo la cara en la chaqueta de Ben, que miraba la gran pantalla con los ojos como plato exclamando un “wooou”. Miré a mi izquierda y Jake observaba con una enorme sonrisa como de seguro algún artilugio extraño le arrancaba el dedo a alguien… o peor la mano… a juzgar por los gritos del personaje podía llegar a ser una imagen que me haría correr al baño y hacer del inodoro mi amigo favorito por el resto de la noche, así que finjí mirar la pantalla mientras la mano de Edward acariciaba la mía sin que nadie se percatara, mis ojos estaban fijos en sus largos y pálidos dedos y nunca me habían resultado tan fascinantes.

_¿Estas bien?_ susurró su aterciopelada voz en mi oído, sonreí volteando a verlo y asentí _aprieta mi mano si deseas salir de aquí_ dijo preocupado, asentí nuevamente. Él se giró hacia la pantalla visiblemente interesado y me dediqué a mirar a mi alrededor.

Ángela seguía semiescondida en el hombro de Ben mirando furtivamente cuando los gritos de los personajes se calmaban pero enseguida volvía a esconder el rostro como una niña de cinco años. Jake que no había estado muy contento que me acompañara Edward al cine, ahora parecía embelezado con lo que tenía enfrente. Valla… desviar la atención de Jake era fácil.

Estaba todo muy tranquilo… ¿y si miraba?. Me mordí el labio mirando el suelo frente a mí, traté de ver con el rabillo del ojo qué tan malo era pero no vi nada sospechoso, así que levanté la mirada y me arrepentí al instante… al mismo tiempo que había mirado la pantalla, en ella había aparecido una chica metiendo el brazo en una sierra eléctrica cortándose los dedos.

_Oh dios_ gemí tapándome los ojos con ambas manos, en seguida sentí la mano de Edward tomando la mía y tirando de mí, me levanté del asiento y me dejé llevar por él mientras se oían los gritos de la película y de algunos de la sala… mucho en realidad.

_Se que no eres una chica de comedias románticas, pero también se muy bien que no eres una de terror… si se puede llamar a esto terror, no tendríamos que haber venido._ dijo Edward casi para si mismo mientras me llevaba hacia la zona de los baños, _¿Te sientes bien?_ paró en seco antes de llegar y tomó mi rostro entre sus manos,

_Estoy bien…_ dije tomando un respiro profundo, él frunció el ceño y acarició mis mejillas con sus pulgares

_¿Estás segura?_

_Si… solo necesitaba dejar de oír los gritos_ él se acercó a mí y sentí su aliento chocar contra mis labios, sus ojos topacio estaban fijos en mis ojos… _tal vez… también necesitaba un beso_ murmuré suavemente. Él sonrió y la mirada preocupada que tenía desapareció, ladeó la cabeza levemente y depositó un suave beso en mis labios, cuando se separó aún quería más _No, aún me siento mareada_ dije con los ojos cerrados.

_Oh… tal vez no me esforcé lo suficiente_ dijo antes de tomar mi labio inferir entre sus dientes, mordió suavemente y mi calor al fin volvió a mi cuerpo, su lengua recorrió mis labios y se sumergió en mi boca lentamente, vacilante y casi pidiendo permiso. Levanté mis manos y rodeé su cuello…

Vamos Edward, no tienes que pedir permiso… es decir, no a mí, una adolescente con las hormonas alteradas que si fuera por ella te arrancaría la camisa en mitad del vestíbulo… mmm…

Él se separó ligeramente y me miró divertido,

_¿Ahora?... parece que ahora si ¿no?_ murmuró antes de que yo negara con la cabeza, nunca sería suficiente. Se acercó una vez más y el beso sí que fue beso, su lengua ya sin inhibiciones se adentró en mi boca acariciando todo a su paso. Me aferré al cabello de su nuca y tironeé y él gimió en mi boca…

Si… así justo como le gusta…

_Mmm…_ exclamé en su boca, sus manos en mi cintura se apretaron y me llevaron hasta una pared próxima, _Edward_ dije justo cuando él chocó mi espalda en la pared y escondiera su rostro en mi cuello, él se abstenía tanto a avanzar más allá. Su respiración agitada chocaba en mi cuello refrescándome, de repente hacía mucho calor y ya no recordaba la película.

_Supongo que ahora si ¿no?_ murmuró sobre mi piel, asentí incapaz de hablar. Y él de repente estaba a dos metros de mí con su mirada en el corredor,

_Bella!..._ gritó Ángela volteando en la esquina del pasillo _la película ya terminó… al fin_

_Oh…_ miré a Edward que sonreía de lado,

_Entonces es hora de ir a casa Bella_ murmuró arqueando una ceja, yo sonreí y asentí con entusiasmo.

Salimos del cine sabiendo que en casa me esperaba mi cama y los besos más deliciosos con mi novio… mi Edward, que sabía que algún día tenía que ceder, de eso me tendría que encargar yo.

~Edward~

Salté sobre un una gran raíz de arce y sentí ese olor particular aún más cerca de mí, cada vez más cerca… dulce… tan tentador, casi tanto como ella. Mi boca se hacía agua de solo pensar en ello, pronto me descargaría y todo sería más fácil... podría estar a su lado sin desearla al punto que podía hacerme perder la conciencia. Con esa mentalidad en mi cabeza corrí ladeando el río y era así aún más fácil encontrar su rastro… y corría tan fuerte que estaba seguro que no había nada que me haría detenerme.

Estaba cerca, sí que estaba cerca… ella olía a kilómetros de mí y me llamaba… ya casi podía verla. Había tenido que salir de los brazos de Bella para correr lejos, porque maldición! Bella era la tentación en persona, Bella era la bailarina que hacía la danza del vientre frente a mí, Bella era la que mostraba comida frente a un muerto de hambre para que este ni siquiera fuera capaz de probarla, Bella era quien me despertaba… pero yo ya había encontrado la manera de luchar contra eso, de descargar mis frustraciones.

Un gruñido salió de mi garganta al recordar semanas atrás, mientras Bella y yo estábamos en el prado. Aquella vez fue insoportable, realmente lo fue… habíamos llegado más lejos de lo que me había impuesto como límite y para colmo de los males luego ella dijo esas palabras… que aún hoy me atormentan cada vez que estoy con ella.

Yo le había quitado la remera, lo podía hacer… se suponía que era mi novia, aunque nadie más que nosotros y nuestra familia supiera, éramos novios… y teníamos derecho a tocarnos y a explorarnos, a demás ella me hacía sentir como que jamás habían pasado cien años para mí… diablos! Me sentía como un adolescente jodidamente hormonal, ella provocaba eso en mí.

Me había susurrado a mi oído “Tócame” y yo como Alicia obedeciendo las ordenes en el país de las Maravillas, obedecí… porque el cuerpo de Bella se había desarrollado aún más en el último año, porque la encontraba tan endemoniadamente tentadora que podía morir en sus brazos, porque me había ordenado explícitamente que la tocara y como soy un idiota que jamás le he dicho “No” como respuesta… lo hice. Y fue el infierno y el cielo juntos para mí…

Su remera tirada entre las flores silvestres, sin sostén y sobre el césped afortunado que podía tocarla sin salir corriendo, con su cabello esparcido sobre él… tacé sus redondeados senos con ambas manos. El bosque escuchó mi gruñido y a ella le gustaba eso, le gustaba que hiciera sonidos salvajes, como ronronear y gemir mientras me besaba en ciertas partes, ella había descubierto eso y la muy… maldita no dejaba de hacerlo.

Recorrí la suave piel de sus pezones con las yemas de mis dedos y me quedé fascinado mirándolos, eran tan… puros, redondeados, duros y rosados… vírgenes.

¡Maldición!...

Bajé las manos por su contorno, en realidad ella distrajo mi atención a sus pechos para bajar con sus manos las mías hasta su estómago, allí su piel era suave, pálida y tersa, suave como cuando ella era bebé… eso no había cambiado, eso había mejorado. Y mis manos bajaron de lleno hasta sus caderas, su pantalón de tiro bajo me permitía ver y tocar los huesos de su cadera y la manera en que sobresalían levemente.

Lo que no me esperaba… y no me había dado cuenta, embelesado como estaba con la piel de su vientre, fue cuando ella desabrochó su zipper y tomó mi mano, de alguna manera, mientras yo no reaccionaba aún, ella logró meter mi mano entre sus piernas… y sus palabras… sus malditas palabras me despertaron…

_Esto algún día será tuyo… quiero que seas el dueño de mi virginidad_

Oh dios…

Abrí los ojos como plato y saqué la mano de allí, cerrándola fuerte para que el calor y la humedad se fueran… me paré de su lado y la miré como un idiota,

_Levántate y vamos a casa…_ dije antes de dar la vuelta y caminar hasta la orilla del prado, preparado para que ella se subiera en mi espalda y concentrándome para que esa dureza desapareciera de mis pantalones.

¿En qué maldito momento ella había crecido tanto?... Había cumplido dieciséis hace unos seis meses y de la misma manera en que ella había crecido, también había surgido esa imperiosa necesidad de ir más allá, de probar más que solo caricias y besos extremadamente tentadores.

Ahora era mucho más, ella exigía mucho más y yo no sabía si era capaz de dárselo, tenía miedo… mucho miedo de no poder controlarme, pero a veces simplemente estaba tan enceguecido por el deseo que no me importaba nada con tal de darnos placer… que fue lo que sucedió aquella vez en el prado.

Sacudí mi cabeza, era peor si lo pensaba… ya tenía suficiente con su olor en mi ropa, con su sabor en mi boca como para a demás añadirle el hecho de que los recuerdos no favorecían en nada el débil intento para controlarme. Centre mi atención en ese efluvio… ella olía dulce, ella podía detener el deseo momentáneamente… así que corrí con más fuerzas… la podía sentir cada vez más cerca, ya casi estaba por llegar al límite con Alaska.

Mi teléfono sonó en mi bolsillo… una… dos… tres veces antes de llegar a tan solo un kilometro de distancia de ella, no volvería atrás, no volvería sobre mis pasos… Bella estaba en casa, seguramente se habrá asustado cuando salí corriendo de entre sus brazos mientras su lengua hacía esas cosas exquisitas en mi estómago.

Dios…

Ni siquiera podía pensar en ello sin provocar eso nuevamente en mi entrepierna, debía a como dé lugar dejar esos pensamientos atrás, pero aún la sentía… ¿cómo arrancar la sensación de Bella en mi piel?...

Aún sentía su pequeña mano allí donde tanto la necesitaba… maldición!, haberla dejado llegar hasta allí había sido el pecado, el fruto de mi locura. Y ahora corría lejos de ella para saciarme en otro lado…

Recordé la conversación con Emmett semanas atrás, él sabía muy bien de mi situación… él se mofaba, se reía… le parecía tan gracioso al descarado. Pero ese día mientras jalaba mi cabello tratando de calmarme mientras había dejado a Bella dormida en su habitación, él vió mi desesperación.

_Valla… sé que un vampiro siente más desenfrenadamente que una humana, pero Edward…. Creo que te estas volviendo loco_

_... Y no sabes cuánto_ le dije pateando una roca en el borde del ardo de la casa, la roca se rompió y voló hasta el otro lado del río.

_Yo creo que te haría bien una descarga…_ dijo pensando mientras esas imágenes venían a mi mente.

_Eso no borrará el deseo que siento por ella… es a ella a quién deseo._ dije aún atormentado,

_Pero lo calmará… lo aplacará y lograras manejarlo, debes descargar tu frustración de alguna manera_

Mi hermano estaba realmente loco, pero tenía razón… así que le obedecí, desde esa tarde lo comencé a hacer y era sumamente placentero… aunque no tanto como lo que Bella me daba… nunca sería igual.

Paré en seco sobre una roca y allí estaba… su olor me había guiado a ella, su aroma me llamaba y creí que por primera vez en mi vida había encontrado una adicción, aparte de Bella claro… nunca creí que después de tantos años de no haberla probado ahora me gustara tanto.

Quería sorprenderla, quería hacerle saber que primero jugaría con ella y luego me hundiría en su carne para calmar la ansiedad… y parecía como si me hubiese estado esperando, ella se paseaba tan vilmente delante de mí, ella olisqueaba el aire pero parecía no poder ubicarme a pesar de que sus ojos recorrían el bosque…

El olor de la alerta que había despertado en ella me golpeó y eran feromonas, era hormonas deliciosamente femeninas que me decían que ella los tenía a ellos… mucho mejor.

Me acuclillé sobre la piedra y de un solo salto largo caí justo frente a ella, que rugió al verme… lanzó un zarpazo con sus garras afiladas y lo esquivé, salté hacia un árbol y los ví, las crías estaban en la madriguera… ella los defendía con uñas y dientes. Salté una vez más delante de ella y nuevamente esquivé un zarpazo, ella era fuerte y estaba bien alimentada… seguramente le daría de mamar a sus crías aún… entonces supuse que la sangre tendría otro sabor como las que venía cazando desde que Emmett me había dado la idea, con razón al idiota les gustaba tanto, era un estúpido morboso… y yo me estaba convirtiendo en uno…

Luego de jugar con ella un rato, no más que unos cuantos zarpazos más, porque sabía que era cruel jugar con la comida, salté nuevamente a un árbol y sin más preámbulo me arrojé sobre ella, la osa parda enorme cayó al suelo mientras yo incrustaba mis filosos dientes en su pelaje… y entonces lo sentí, el frenesí de su sangre chocando en mi paladar, caliente… sabrosa… nutritiva y justo lo que yo necesitaba para saciarme y no caer en la tentación de mi Bella.

Jugar un rato con mi nueva clase de presas, más fuertes y combativas, era mi nuevo vicio, al menos hasta poder tener la seguridad de caer en los deseos de Bella sin miedo a dañarla.

Esperaba poder superar ese miedo para antes de su cumpleaños número diecisiete, donde esperaba amarla sin temores ni arrepentimientos, regalarle un viaje a Europa para poder hacer mucho más hermosa su primera experiencia, hacer el amor por primera vez era nuestro siguiente paso.

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ja ja! Se asustaron? no lo pude evitar. Amores! gracias por la espera, un poco más corto a lo que están acostumbradas, pero el próximo lo compenso! Una cosita, para las que me leen en mi nuevo blog, publiqué una nueva entrada... besotes y nos vemos pronto!!

Ah, me olvidaba, quiero que me digan si quieren lemmons en esta historia... no estoy segura de ponerlos, es una historia tierna... no creo que sea apropiado, ustedes me dicen que son las lectoras si estarían cómodas, sino lo hago más implicito y no hay problema. Kisses!