Capitulo 18: Por si no hay mañana…

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Por si no hay mañana…

Desperté con mi cuerpo entumecido, como si hubiese estado haciendo ejercicio, pero no recordaba haber estado haciendo ejercicio. Me estiré en mi cama, bostecé y levanté mi cabeza levemente para inspeccionar mi habitación, estaba a oscuras y sola.

Apoyé las manos en la cama para levantarme y en el momento en que lo hice un dolor punzante atravesó mis manos y me dejé caer sobre el colchón nuevamente, cerré las manos y dolieron así que como pude me levanté y encendí la lámpara de mi mesa de noche, miré mis manos y entonces recordé.

Una sarta de imágenes cruzaron por mi mente a medida que llegaban a mí, la voz de Tanya, la de Edward junto a ella, la espera, el nerviosismo, la locura cuando decidí que otra vez habían arrebatado lo único que podía hacerme feliz, el dolor, el llanto… y finalmente Edward.

Edward…

Él había estado allí conmigo, había vuelto a casa y me había traído a mi habitación en medio de mi crisis, miré alrededor de mi habitación y estaba vacía. ¿Qué hora sería? ¿Habría vuelto Edward a su hogar?... seguramente si, después de verme en ese estado, después de conocer todas mi debilidades y cargar conmigo, debe haberse ido para estar tranquilo, pensar y tal vez arrepentirse en lo que se había metido, no lo culpaba.

Me levanté de la cama y fui hasta el baño, con cuidado me curé las heridas a pesar de que Edward ya las había curado, tenía antiséptico en las manos y las heridas habían cicatrizado muy bien, solo había unas cuantas marcas rojas en mis manos. Me miré al espejo y mis ojos estaban hinchados y colorados, señal de que había estado llorando, solo recordaba a Edward limpiando mis lagrimas mientras yo sollozaba sobre mi cama vergonzosamente.

Oh Edward, soy una estúpida… perdóname mi amor.

Me lavé la cara con cuidado y decidí bajar a tomar un té en la cocina, no tenía hambre, tenía el estómago revuelto con todo lo que había sucedido y no quería arriesgar enfermarme.

La casa estaba vacía, Benjamin había regresado hacía ya dos semanas, pero parecía como si él no estuviera, daba igual su regreso en realidad, daba igual su presencia porque había salido de su despacho solo para alimentarse y para ir a la oficina a jugar al hombre poderoso y cortar algunas cabezas, como él decía. El resto del tiempo hacía como si no existiera.

Al entrar a la cocina paré en seco cuando oí la voz que había arrullado mis sueños esa tarde,

_¿Tienes algo de crema Claire?...  por las dudas,  unas galletas y…_

_No Edward, a la señora Isabella le gustan las tostadas…_ murmuró Claire rebuscando en la alacena.

Edward estaba de espaldas preparando algo en el desayunador, su espalda fornida cubierta con su traje me hacía desear pasar mis manos por sus hombros y descansar mi cabeza entre sus omóplatos.

Entré a la cocina y carraspeé, Claire dejó lo que sacó de la alacena sobre la mesa frente a Edward que había vuelto hacia mí con mirada cautelosa,

_Señora Isabella, Edward le estaba preparando una bandeja con algún alimento, pero si desea cenar…_

_No Claire, gracias pero prefiero lo que Edward preparó para mí_ murmuré mirándolo a él, que me devolvió la mirada profunda y expectante, _Edward… lo tomaré en el jardín_

_Pero… Señora, ya es de noche y el aire frío puede…

_Edward_ le corté _lo quiero afuera_ dije antes de caminar hacia la puerta de salida al patio, abrí la puerta corrediza de vidrio y me escabullí en la noche hacia el patio que solo estaba iluminado por unas pocas farolas cerca de la piscina, caminé hacia una de las últimas mesas de jardín que quedaban lejos de la piscina y me detuve allí, miré hacia atrás y vi a Edward salir de la casa con la bandeja en sus manos.

Esperé pacientemente a que llegara junto a mí, sin palabras dejó la bandeja en la mesa y con el ceño fruncido dejó la taza de té sobre el mármol de la mesa, luego las tostadas y el azúcar,

_Edward…_

_Aquí tiene su té señora, si me permite me retiraré hasta mañana_ dijo sin mirarme, me desesperé cuando él dio media vuelta y comenzó a caminar de vuelta hacia la casa, sin dudarlo corrí hasta quedar enfrente a él y tomé su rostro entre mis manos,

_Edward mírame_ susurré, el se detuvo y cerró los ojos fuertemente como luchando contra una tentación, al abrirlos su mirada me estremeció… era fría, dura y sin rastros de emociones,

_¿Qué Señora?... ¿me necesitará esta noche?_

_No_ murmuré con mi garganta oprimida ante su indiferencia _Edward, por favor escúchame, sé que estas enojado conmigo por lo que hice… sé que no quieres ahora mismo_

_Usted tiene razón, no quiero discutir nada, pasé un día muy difícil y si usted me deja retirarme se lo agradecería, si usted quiere puede descontarme el día de trabajo, pero deseo irme ahora_

Oh dios… no me hagas esto Edward, no me importa nada, pero no me hagas esto…

_Edward_ susurré sin poder continuar hablando, comencé a jadear mientras trataba de contener mis lágrimas, dios… cómo dolía su rechazo!

_Lo siento Señora… no puedo quedarme, no podré responder de la manera en que usted desea hoy, solo quiero descansar_

_Dime Bella, bebé… soy tu Bella ¿recuerdas?_ dije aún sosteniéndolo de las mejillas, _¿qué sucede? Por favor dime qué sucede…_

Él cerró los ojos nuevamente y dejó escapar un suspiro profundo,

_Sucede que se supone que soy su custodio personal, trato lo más posible de protegerla pero al parecer las cosas les suceden a usted cuando yo no estoy, no puedo trabajar así Señora, no si usted no coopera con el cuidado de su integridad, no si cuando yo no estoy usted se dedica a lastimarse por sí misma, no si usted no confía en mí…_ explicó con voz imperturbable.

Oh dios, ¿era eso? ¿él estaba enojado por qué yo desconfié de él? ¿Por qué yo lo juzgué?...

_Perdóname, tienes razón Edward, soy una estúpida… no volveré a hacerlo pero… por favor no te vayas_

_Lo siento_ dijo con su mirada sincera. ¿Qué sucedía?, prácticamente me estaba humillando frente a él, casi podía ser capaz de arrodillarme y pedirle por favor que se quedara, pero él simplemente me ignoraba.

Perdí su rostro de entre mis manos y me di cuenta de que él se alejaba de mí hacia la casa, me tapé la boca para dejar salir un sollozo ahogado y me quedé parada allí, en medio de la noche en el jardín de mi casa, con lágrimas silenciosas recorriendo mis mejillas.

¿Qué sucedía? Yo solo quería ser feliz, ¿es eso mucho pedir?. Con Edward podía serlo, solo con él… y él simplemente me rechazaba, diablos… me sentía sola en momentos así. ¿Y si quedó en verse con Tanya y él no quiere quedarse por eso?... oh no. ¿Y si era eso? Sabía que debía confiar en él, ¿pero cómo confiar en ella?

No Edward, no me hagas eso…

Caminé hacia la casa y cuando estaba por entrar sentí rugir al volvo de Edward, él ya se iba. Caminé por la cocina, oí en el fondo de mi mente que Claire me decía algo pero no presté atención, solo caminé hasta la escalera y de allí hasta mi habitación. Una vez adentro fui hasta mi armario y comencé a tirar ropa por el suelo buscando algo apropiado para ponerme, algo que me hiciera sentir bien y ni siquiera sabía por qué lo estaba haciendo, pero necesitaba sentir otra cosa… necesitaba dejar de sentir dolor.

Mi corazón duele y se deshace…

Miré mi reloj y ya casi era medianoche, tenía puesto mi vestido blanco ajustado con la espada descubierta y corto hasta la mitad del muslo, mis tacones plateados Jimy Choo de quince centímetros de alto  y mi cabello suelto cayendo por mis hombros, me pinté los labios con labial rojo furioso y mis parpados negro carbón, tomé mi pequeño bolso plateado haciendo juego con mis zapatos y salí de mi habitación. Caminé por la escalera sin que me importara nada, ni que me viera Benjamin, ni Loise… nadie, estaba dispuesta a luchar contra ellos si me decían algo más.

Salí de la casa luego de tomar una de las llaves de mis bebés, preferí la del Mini Cooper, entré al garaje y tomé mi querido auto. Acelerando salí del lugar hasta llegar al portón, el guardia de la garita de seguridad me abrió algo reticente pero lo hizo y aceleré fuertemente hasta alcanzar la maldita velocidad de 120 kilómetros antes de llegar a la parte de la ciudad más concurrida.

Llegué al centro del a ciudad para dirigirme al edificio de Rosalie, me aparqué cerca de la entrada y bajé de mi auto, miré a las personas que pasaban por allí y sonreí a un par de chicos que me recorrían con su mirada de arriba abajo,

_Hey guapa!_ murmuró uno. Hice caso omiso solo devolviéndole una sonrisa y caminé hasta la entrada del edificio, toqué el timbre del portero eléctrico y la voz de rose me atendió,

_Soy Isabella, Rose…_ 

Del otro lado de la línea Rosalie no contestó hasta después de unos segundos, me la imaginaba con la boca abierta tratando de entender el hecho de que yo estaba sola, parada en su edificio para visitarla a estas horas,

_Isa?... ¿qué haces aquí?... oh, espera que te abro…_ el timbre que indicaba la apertura de la puerta sonó y empujé  hasta entrar, caminé hasta el ascensor y subí al pent-house de mi amiga.

_Isabella! ¿Pero qué haces aquí?... me sorprendiste_ dijo ella al abrir la puerta y verme allí parada,

_Hola Rose, hum… si no me invitas a pasar no te podré explicar_ dije tratando de parecer divertida, ella pestañeó confundida y abrió la puerta para dejarme pasar,

_Hum… tengo un invitado, espero que no te importe_

Alcé las cejas mientras caminaba por la nueva sala recién decorada de mi amiga, le iba a preguntar de quién se trataba cuando oí su voz,

_Tengo hambre nena!... ¿llegó la pizza?_ 

Y podía decir que era la primera vez que veía a Rose sonrojarse, rió resignada y respondió,

_No bebé! Es Isabella no la pizza!_

_¿Emmett? ¿bebé?_ inquirí sonriendo. Ella rodó los ojos y caminó hacia mí, tiró de mi brazo y nos sentamos en el sofá,

_Él me invitó a salir un par de veces, me gusta… y yo le gusto, nos gustamos ¿está bien?. Anoche fue la primera vez que se quedó a dormir en casa y… fue la primera vez que… hum… tú sabes_ se alzó de hombros. No lo podía creer, mi amiga tenía un gusto difícil de tipo de hombre y Emmett no era precisamente esa clase de hombre, pero ella se veía tan radiante que me pareció que tal vez si fuese su clase de hombre y que yo estaba juzgando su relación, solo poniendo parámetros que eran inútiles.  Si dos personas se gustaban no había por qué poner peros…

_¿Estas enamorada?_ murmuré al mismo tiempo que a ella se le iluminaban los ojos, ella me sonrió y entonces comprendí que ella era otra mujer que había caído en esas redes, que no eran malas, pero si dolorosas. Ella sonrió sonrojándose y agachó la mirada,

_No te avergüences, enamorarse es lo mejor que nos puede pasar… te felicito_

Ella asintió y luego me miró con ansiedad,

_¿Cómo lo sabes? ¿Cómo sabes que el amor es lo mejor?_

Oh maldición, Rosalie y su estúpida manera de leer mi mente. Fui ahora yo la que miré mis manos en mi regazo y alcé los hombros indiferentemente,

_Supongo que es así_ pero mi voz había salido diferente, diablos… si hasta yo pude reconocer el rastro de dolor en mis labios,

_Oh Is,_ murmuró ella tomando mis manos…

Maldición, maldición, maldición…

Y no pude evitar que una solitaria lágrima cruzara mi mejilla,

_Oh amiga ¿qué sucedió?_ inquirió tomando con fuerza mis manos. Zafé una de mis manos y limpié la lagrima con el dorso y me atreví a mirar a Rose que me dirigía una mirada llena de pena y lástima _es Edward ¿no?_

Asentí lánguidamente, porque no había manera de esconder lo que sentía por él, no a mi mejor amiga que conocía cada parte de mí como si fuera mi alter ego.

_Sé que no debía dejar que sucediera, no necesito que me lo digas…_

_No diré nada de eso por todos los cielos Isa!_ me aprendió, me mordí el labio y la miré nuevamente _el amor llega y no hay nada ni nadie que impida que la unión de esas dos almas se hagan una_ murmuró con fervor. Abrí grande los ojos y reí estupefacta,

_¿Quién carajos eres y qué hiciste con mi amiga?_ mascullé mirándola con incredulidad, ella rió y miró hacia el corredor que llevaba a las habitaciones

 _Es Emmett, él es… no lo sé, él es un amor…_ dijo sonriendo, me miró nuevamente y la seriedad volvió a ella, _pero… ¿Qué sucedió con Edward?_

Negué con la cabeza una vez más y alcé los hombros, ella era algo impulsiva a decir verdad y temía que enfrentara a Edward o que dijera algo a Emmett y acabara el secreto y Edward saliera mal de la situación, para nada quería dañar su reputación.

_Puedes contarme Isabella si es Emmett el que te preocupa, bueno… él no juzga con facilidad a las personas, ni siquiera le interesa la vida de los demás… no sé cómo es que puede ser jefe del FBI…_ dijo pensativa ella _de todas maneras, cuéntame… sé que es por él que estas así_

Suspiré profundamente y comencé a contarle a mi amiga todo lo que había sucedido con Edward, la vuelta de Benjamín y lo extraño y distinto que había sido hoy Edward conmigo luego de su encuentro con Tanya, no pude evitar que unas lágrimas salieran de mis ojos a medida que avanzaba en mi relato…

_Es una perra mal nacida_ masculló frotando mi espalda suavemente, _el día que me encuentre a esa perra de Tanya te juro que podría hasta jalare sus extensiones y arrastrarla sobre el suelo…_

_Es por eso que deseo salir a distraerme Rose, si me quedo en casa no sé qué puede llegar a pasar, no quiero recurrir al Valium nuevamente…_ ella entendió mis palabras y asintió con una sonrisa indulgente, _pero entiendo que estés ocupada con Emmett, así que yo puedo…_

_Vamos a salir todos juntos_ replicó ella levantándose del sofá _espérame que iré a convencer a Emm que se levante de la cama y a ver si puedo llegar a estar a tu altura…_ señaló mi cuerpo y reímos juntas. Nunca me había considerado sexy pero sabía que si me vestía de cierta forma y tomaba otra actitud más femenina con mi cuerpo podía llegar a serlo, pero Rosalie… ella era un caso especial, ella nació sexy, fuera lo que fuera lo que usara ella se veía jodidamente cachonda todo el tiempo.

Esperé unos minutos en los que fui hasta el minibar que Rose había instalado en una esquina de su sala y me preparé un Cosmopolitan, cuando di el primer sorbo oí que alguien se detenía en seco detrás de mí y volteé, Emmett estaba allí mirándome con los ojos bien abiertos,

_S-señorita Isabella, un gusto verla otra vez_ dijo acercándose con la mano extendida,

_El gusto es mío Emmett_ dije acercándome a darle un beso en la mejilla amistosamente _y por favor, dime Isabella solamente… no me gustan las formalidades con los amigos_

_Oh… bien_ murmuró él asintiendo, _Rose se está preparando, llamaré para cancelar la piza que habíamos pedido, podremos comer algo donde sea que vayamos… no conozco mucho de clubs así que no sé que tienen ustedes en mente_ se dirigió al teléfono y buscó un número en la agenda,

_Oh, Rose y yo solemos frecuentar “Blue Moon” a veces…_

_¿En serio? He escuchado que ese es uno de los lugares más exclusivos_ dijo algo sorprendido,

_Algo así, pero podemos ir a cualquier otro lado…_

_Hum, yo realmente no sé mucho de esos lugares, las seguiré a ustedes_  dijo antes de hablar por teléfono.

Quince minutos después ya estábamos en el auto de Rosalie, un descapotable rojo que hacía juego con el color de su vestido, dejamos mi auto en el parking privado de su edificio y salimos por la ciudad a vivir la noche de Seattle, me sentí emocionada y expectante sin saber qué era lo que me podía esperar esa noche… solo quería sacar a Edward de mi mente, aunque fuera solo por esa noche. 

POV Edward:

Maldición, maldición! ¿Qué había hecho? ¿Qué carajo había hecho?!... ¿Rechazar a Isabella de esa manera era buena idea para tratar de enfrentar lo nuestro? ¿Qué era lo nuestro?. Al parecer para Isabella era más de lo que era para mí, más que solo sexo y una acostada como decía su marido. Isabella había entrado en pánico cuando me oyó con Tanya, ella pensó que había perdido la una vez más la posibilidad de ser feliz cuando me oyó con ella.

¿Y yo qué había hecho? Solo enojarme por cómo había actuado, con desconfianza y posesividad, actué como un completo idiota lo sabía, pero ella también tenía culpa… maldición se suponía que ella confiaba en mí, se suponía que le había demostrado que esa mujer no me interesaba, que la había rechazado una vez y lo haría mil veces más porque solo la deseaba a ella… a mi Bella. Pero sabía que de alguna manera ese era un deseo imposible, ella no me pertenecía, lo había dejado bien claro su marido, me había dejado aclarado el hecho de que su esposa no se libraría de él tan fácilmente, ni siquiera aún después de muerto.

Tal vez fuera mejor así Bella… tal vez darte tu hijo te hará feliz, tal vez ese era el mejor modo de hacer las cosas, dejar que fluya como está previsto y nada más, al menos quedará una parte de mí contigo.

Entré a mi casa y Alice estaba limpiando la cocina, me  fui directamente a mi habitación y me cambié el traje por algo más cómodo para volver a la cocina a ayudarla con lo que faltaba hacer. Ella se encontraba de buen humor hoy luego de lo que sucedió al mediodía, ella parecía más optimista y lo era por mis palabras, al menos yo le había dado una esperanza y ella estaba dispuesta a creer en ella… dios, no debía defraudarla, ella era feliz con esa promesa y debía hacerlo imposible por cumplirla.

_Mañana vendrá Jassper a estudiar a casa conmigo, tenemos examen de Diseño informático y es un examen importante que debemos sacar si o si_ dijo mi hermana mientras preparábamos la bandeja con el té para mi madre.

_Qué bien, me agrada ese Jassper, deberías traerlo más seguido, te ves distinta cuando estas con él…_ mi hermana rió sonrojándose y suspiró, sabía lo que era eso… un suspiro de amor _ ¿Alice?_ ella me miró con una sonrisa expectante _ ¿me dirás si necesitas algo para la universidad? Quiero decir… se que tienes tu fondo universitario pero, cuenta conmigo para lo que necesites_ dije recordando la solución a nuestros problemas.

Ella asintió y se alzó de puntillas para besar mi mejilla y palmear mi espalda en agradecimiento,

_No entiendo cómo aún no encuentras esa mujer que te quite el sueño_ rió,

Oh si supieras Alice…

Sonreí sin decir palabra y me fui a la habitación de mi madre con su té, ella descansaba sobre su cama y mi padre estaba a su lado examinándola como todas las noches antes de acostarse, él me miró mientras su estetoscopio calculaba la presión arterial de Esme y saludó con un asentimiento de cabeza y una media sonrisa, continuó con su trabajo y yo dejé la bandeja sobre la cama.

_¿Cómo está?_ pregunté luego de que él terminara… siempre con la leve esperanza en el corazón. Los ojos de mi padre no dejaron de mostrar su tristeza y sabía que nada había cambiado, que tal vez había empeorado.

_Igual, su corazón está débil… pero ella es tan persistente_ él tomó la mano de mi madre y la besó con ternura, se me oprimió el pecho al verlo tan roto ante ella que a pesar de todo era la que más fuerza para enfrentar esto tenía de todos nosotros… ilógico.

_Padre…_ pensé un minuto y respiré profundamente ¿tenía el derecho de darle esperanzas a su corazón? Nunca le diría del trato con Benjamin, porque estaba seguro que desilusionaría a mi padre, a pesar de que en ese trato estaba la salvación de su amada esposa… pero ¿sí podía darle esperanzas?. Él me miró esperando para que hablara y decidí hacerlo, _creo que conseguiré el dinero muy pronto_

Él me miró aturdido por un minuto hasta que respiró nuevamente y miró a Esme y asintió con sus ojos brillantes,

_¿De dónde?_ murmuró sin apartar los ojos de su esposa, mucho mejor… no sería capaz de mentirle mirándolo a los ojos,

_Mi… jefe, el Señor Plath accedió a darme un préstamo_ murmuré destrozado, avergonzado y tratando de no delatarme en el intento, nunca fui capaz de mentirle a mis padres, esa no era mi naturaleza, pero… ahora debía hacerlo, nunca estuve tan de acuerdo con la frase “El fin justifica los medios”… aún estando tan en contra.

_Es un buen hombre al parecer_ murmuró mirándome con reconocimiento. Apreté mi mandíbula y mis puños a mi lado y tomé todo de mí para asentir. _Tendré que agradecerle de algún modo_ reflexionó.

_No, ya lo hice… y él no desea que le agradezcan nada, él lo hace con todos sus empleados_

Maldición…

Mi padre asintió y decidí dejar la habitación, estaba a punto de romper el maldito código de silencio de todo negocio y decir todo lo que el maldito era, menos un buen hombre. Me despedí de mi padre y besé la frente de mi madre repitiéndome mientras lo hacía,

“Solo por ti Esme… solo por ti lo hago”

En mi habitación me di un baño con asco de mí mismo, refregándome con fuerza la piel como si con eso pudiera sacar de mí el engaño, la mentira y la traición, porque sí… sentía que había traicionado a mucha gente, sobre todo a mí mismo, a mi maldita moral… a Isabella, mi hermosa Bella, a mi madre y padre, a Alice… dios, cómo me odiaba a mí mismo!. Pero ya era tarde… Benjamin tenía mi palabra y sabía que de alguna menara era mejor así.

Me metí en mi cama si antes buscar la grabación de Isabella en mi celular, la última noche que había pasado con ella había hecho una grabación de su sueño, su hermosa sonrisa mientras dormía tal vez soñando con algo agradable, su cabello esparcido en la almohada y sus piernas enredadas con las mías, sus pechos perfectos subiendo y bajando por su tranquila respiración, los rayos de sol pegando en su piel e indicándome mi hora de la partida de su lado.

Hermosa…

Simplemente hermosa. Me dormí minutes después preguntándome qué hacer para que al otro día me perdone por haberla rechazado hoy,

Oh Bella… ojalá y que me perdones.

No sé cuanto dormí, pero momentos después de haberlo hecho un sonido fuerte me hizo despertar abruptamente, mi celular sonaba sobre mi mesa de luz y vibraba mientras su luz parpadeaba. Me senté en la cama y tallé mis ojos somnolientos, tomé el celular y atendí la llamada,

_¿Edward?_ dijo una voz que conocía… ¿Emmett?

_Oh… Emmett… uhm ¿sucede algo?_ pregunté vacilante ¿por qué me llamaría?

_Edward, disculpa que te moleste, sé que es tarde. Mira… es una larga historia, pero en resumidas cuentas, hoy por la noche estaba yo en el departamento de Rosalie, la amiga de Isabella, cuando ella llegó_ dijo rápidamente,

_¿Quién? ¿Isabella?_ inquirí sorprendido,

_Si ella, bueno… la cuestión es que ella llegó buscando a Rose para salir a algún club, la verdad que me extrañó que venía sola, sin ti…_ en cuanto dijo esas palabras descubrí mi cuerpo y me senté en la cama con los pies en el suelo.

_¿Dónde están?_ pregunté rápidamente, la línea se silenció y revolví nervioso mi cabello _¿Dónde está Emmett?_

_Hey calma, estamos en “Blue Moon”, Rosalie está tratando de contenerla, Isabella a tomado un poco de más y…

_¡Y qué está haciendo? ¿Dónde es eso?_ en ese momento me levanté de la cama y fui hasta mi armario a buscar algo de ropa, mientras sostenía el celular entre mi oído y mi hombro, me coloqué un jean gastado y una remera negra con unos converse, me apresuré a ponerme mi abrigo y salí de mi habitación tratando de no hacer ruido mientras Emmett me explicaba cómo llegar al club donde se encontraban.

_¿Puedo hablar con ella Emmett?_ le pregunté encendiendo el Volvo.

_Hum, no creo… ella está, bueno… está ocupada_ aceleré mi auto y pronto estaba yendo a toda velocidad por la ciudad,

_¿Qué está haciendo?_ pregunté temiendo la respuesta,

_Bueno, ella está bailando sobre una tarima, esta Rosalie tratando de bajarla de allí, pero también hay otros tipos que al parecer quieren… otra cosa, ya sabes_

Oh dios…no

_Emmett por favor, bájala de allí hasta que yo llegue, ya salí hacia allá, pero por favor… sácala de allí_

_Créeme Edward que lo he intentado, pero ella está empeñada en bailar… se pasó de copas y… oh dios Edward apúrate, un tipo la está ayudando a bajar de allí justo en este momento y ella se va con él_

Corté la llamada y me apresuré en recorrer las calles rápidamente, el centro de Seatlle estaba concurrido y era una de esas noches en que los clubes de la ciudad estaban hasta el tope. Me dirigí hacia donde Emmett me había indicado y estacioné en la calle, bajé del auto rápidamente y en la entrada del club mostré mi identificación y registro y me permitieron pasar.

En seguida me puse a buscar con la mirada esquivando la gente que había por allí, las mujeres y hombres bailaban con entusiasmo al ritmo de la música y algunos con demasiadas copas de más eran sacados por los guardias de seguridad. Busqué en la barra donde vendían las bebidas y no vi nada que pudiera reconocer, me comencé a impacientar.

Me rendí e iba a sacar el teléfono para marcarle a Emmett cuando una pareja llamó mi atención, la mujer iba vestida de blanco con una falda corta y un gran escote en la espada… una espalda que reconocí…

Dios… cuantas noches había recorrido esa espalda con besos y caricias! Cuantas noches había gemido y jadeado sobre esa espalda!

El tipo la tomaba de la cintura y le hablaba al oído aproximándose a sus labios, ella los esquivaba y empujaba el pecho del tipo con sus manos, que no lograban ninguna diferencia.

En ese momento vi todo rojo, maldición!... fue como si hubiesen activado el botón de defensa en mi espalda y comencé a caminar en dirección de ellos. Estaban cerca de la barra pero en uno de los rincones más oscuros, cerca de la puerta de emergencia. Ya a un metro de ellos escuché la voz de Bella,

_No… te dije que no quiero, déjame ir con mi amiga!_

Me adelanté unos pasos más y envolví el cuello del hombre con mi brazo y vi directamente a los ojos de Isabella que me miraron con pánico,

_Suéltala ahora mismo_ dije apretando más fuerte con mi brazo alrededor del cuello del tipo _o te juro que te rompo el cuello_ apreté una vez más y la alejé de ella dando un paso hacia atrás, el tipo gorgoteaba apenas pudiendo respirar y ya cuando estuvimos fuera del alcance de Isabella lo solté y lo empujé contra una pared,

_Hey… calma amigo_ alcanzó a decir tomándose el cuello _ella lo deseaba, ella lo provocó_ dijo entre jadeos. Me acerqué nuevamente a él y lo tomé del cuello con una mano y sacudí su cabeza contra la pared,

_Acércate a ella una vez más y laméntalo luego ¿oíste?_ no me había dado cuenta que jadeaba de odio por ese hombre frente a mí, podía matarlo, podía hacer que se arrastre pidiendo aire, podía matarlo a golpes en ese instante, pero en ese momento sentí un par de pequeños brazos envolviéndose en mi cintura y fue el ápice que necesite para que algo de cordura volviera a mí,

_Déjalo Edward, no vale la pena bebé_

Aflojé mis dedos que envolvía su cuello presionando su tráquea y dejé caer al tipo al suelo, que jadeaba con ambas manos en su cuello y tosía, di media vuelta y el mundo volvió a ser mundo cuando la vi detrás de mí, sus ojos brillantes con una mezcla de pánico y preocupación. Ella tomó mis mejillas con ambas manos y se aproximó a mí,

_Sácame de aquí mi amor_ susurró antes de darme un suave beso.

Y lo hice, como un tremendo estúpido… hacía falta que ella hiciera chasquear los dedos para que yo reaccionara e hiciera cada maldita cosas que me pidiera. ¿Qué mierda me sucedía?

Rodeé su cintura con un brazo y caminé llevándola conmigo hacia alguna salida, la única que encontré cerca de nosotros fue la salida de emergencia, así que la llevé hasta allí y abrí la puerta, bajamos unas escaleras que nos llevarían a otra puerta final y justo cuando llegamos al rellano inferior ella jaló de mi mano y su boca chocó contra la mía, jadeante, desesperada… calienten y húmeda,

_Bella…_ gemí respondiendo efusivamente, tomé sus mejillas y el beso se tornó aún más furioso, caminé un paso e hice chocar su espalda contra una pared

Maldición… cómo la necesitaba!

Sus manos recorrieron mi pecho y bajaron hacia mi cintura tirando de mis jeans, desabrochó desesperadamente el botón y tiró de la cremallera y su pequeña mano no tuvo problema en encontrar mi miembro duro preparado para ella, que había estado así desde que la vi con ese pequeño vestido. Sin dudar ni un minuto tomé el ruedo de su minifalda y lo subí hasta su cintura y acaricié de lleno su trasero… enseguida me separé de su boca y miré su cadera,

_¿Sin ropa interior?_ gemí dolorosamente, ella se sonrojó y asintió,

_Se marca en la tela_ dijo simplemente..

¡Dios! ¿Sonrojándote Isabella? ¿Mientras te estoy por tomar en un pasillo? ¿Mientras anduviste toda la noche sin ropa interior?...

_¿Y así pretendes no ser una atracción para los hombres? Si hasta a mí me estas volviendo loco bebé…_ la besé una vez más, mi lengua invadió su boca haciéndola gemir, degustando cada centímetro de esa maravillosa boca mientras su mano acariciaba mi pene una y otra vez. Llevé mi mano hasta sus pliegues mojados y metí mi dedo ansioso en su interior, ella gimió en mi boca y acarició mi erección más fuerte, más duro… me estremecí cuando su pulgar recorrió la punta esparciendo el pre semen que había allí. Sacudí mi mano haciendo entrar y salir mi dedo de su entrada mientras sentí sus músculos apretarme en busca de satisfacción y ella arqueó la espalda, mi mano libre recorrió su abdomen hasta meterse debajo del vestido y subir hasta encontrar sus pechos perfectos, acaricié sus pezones con urgencia, pellizcándolos, tirando de ellos hasta hacerla gemir.

Eso es bebé, gime para mí… hazme saber que te hago sentir bien…

_Edward… te quiero dentro mío_ pidió entre gemidos. En ese momento saqué mis dedos cubiertos de su ambrosía y los lamí mientras ella miraba con sus ojos encapuchados con lujuria, _Oh bebé…_ dijo con voz gruesa, ella sacó mi mano de mi boca y me besó fuerte, gimiendo y sintiendo su gusto en mi lengua. Me separé de ella sin poder contenerme más.

_Voltea hacia la pared_ le pedí, era una pared de ladrillos y no quería hacerle daño, porque lo único en que pensaba era en que no iba a ser gentil con ella, por primera vez quería tomarla duro, fuerte y sin consideraciones…

Ella sonrió y se dio vuelta exponiendo su culo delicioso a mí, sus manos se apoyaron en la pared y tomé con las mías su cadera acercándola más a mí, mi miembro temblaba de la expectativa, ella arqueó su espada y miró sobre su hombro…

Diablos, se veía tan sexy… ¿cómo podía ser tan jodidamente sensual? ¿Cómo podía ser yo tan suertudo?

Posicioné la punta de mi pene en su entrada sin dejar de ver su otra entrada aún más estrecha, ¿cómo sería…? Oh diablos, eso sería lo más maravilloso… algún día bebé, algún día.

Dejé mis fantasías de lado y con una sola estocada fuerte y dura, penetré dentro de ella. Gemimos al unísono mientras sin perder tiempo comenzaba a moverse contra ella hasta que nuestras caderas chocaron una contra otro con un ruido húmedo, era algo subliminal… tomándola en el pasillo de una discoteca mientras que de fondo aún se sentía la música.

Dios, no permitas que concibamos nuestro hijo así, no en este lugar… no de esta manera.

Pero esa sensación desesperante de tenerla, de marcarla como mía, era tan avasalladora… tan urgente. No había manera de detenerme… solo quería amarla.

Amarla…

Oh si… Amarla…

La envestí aún más fuerte y mis brazos rodearon su pecho pegándome lo más posible a ella, cerré fuertemente los ojos y gemí en su cuello mientras mis envestidas iban en aumento y solo oía sus gemidos a mi alrededor entremezclados con la música que venía de arriba. Gruñí en su cuello mientras mis caderas estaban fuera de sí… envistiendo frenéticamente contra ella.

Nada es para siempre amor… hoy nos toca compartir la misma luna…

La necesitaba… maldición! La necesitaba… esa era la pura y jodida verdad… y tuve que maldecirme a mí mismo, porque sabía muy bien que eso no era simple y llana necesidad…  la amaba, lo hacía tan idiotamente y no podía negarlo más…

Oh cielos… la amaba.

Esto es amor… y es tan grande que no cabe en mis palabras…

Quiero amarte hoy, por si no hay mañana…

Y la música siguió sonando y yo llorando de amor por esta mujer, porque no era posible… porque había dado mi palabra a alguien más… porque no debía caer y caí como semejante estúpido, porque era tan difícil evitarlo, era inevitable.

Te quiero hoy, quiero abrirle al corazón una ventana…

_Bella!... oh Bella_ gemí cuando sentía que podía estallar de odio, de enojo, de placer y lujuria al mismo tiempo… podía morir allí mismo, que estaría feliz de hacerlo en sus brazos. Ella siguió sacudiéndose contra mí y yo clavando mis dedos en su cadera, viendo como un maldito loco la manera en que mi erección entraba y salía de ella, tratando de tragar el nudo en mi garganta.

Oh mi amor ¿Por qué tuve que enamorarme de ti?... ¿por qué ahora?... mi amor, si nos hubiésemos conocido antes, en otro espacio y tiempo… en otro lugar. Esta historia entre los dos, hubiese funcionado en cualquier otro momento, pero no ahora…

Nadie sabe amor, nadie sabe qué podrá pasar mañana,

Quiero amarte hoy, quiero abrir todas las puertas de mi alma…

Entonces gemí una vez más cuando la sentí tensarse, cuando su estrechez presionó sobre mi eje y con pequeños gritos se estremeció y llegó a su orgasmo, me aferré a ella en ese instante,

_Edward!_  la sostuve contra mí al sentir la manera en que había golpeado su orgasmo contra ella, que temblaba y se contraía en pequeños espasmos, su propio sexo apretando el mío dolorosamente.

Y con una última envestida mi excitación se derramo a chorros en su interior. Gruñí mordiéndome la lengua para no decirle a gritos lo que esa noche había descubierto, lo que me iba a volver loco de allí en más…  

Te amo Isabella…

Te amo…

Y la abracé sin desear ni por un segundo separarme de ella, la abracé con desesperación… repitiendo en cada segundo en mi mente esas palabras que ahora eran mi muerte… “Te amo… te amo” como un mantra, como un recordatorio de que no se puede jugar con fuego, porque te acabas quemando.

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Amores!!!  ok, aquí les dejo este videito, con la canción que inspiró este fic. En cuanto la escuché imaginé esta historia, besotes y me dejan lo que piensan...