Capitulo 32: Dejándote ir

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 Dejándote ir

Tenía un mal presentimiento, algo había sucedido, a demás de que mi niña, había sido sacada de mi lado, algo me decía que se trataba mucho más que solo de eso. ¿Quién era la mujer de la cabellera rojiza? ¿Quién era y que tenía que ver con James?

El terreno por el que corría era agreste, por momentos me parecía estar corriendo en Forks y otras veces si se parecía a la Toscana, atravesaba pequeños poblados y villas, ¿dónde se la había llevado?...

Por mi mente corría miles de preguntas como esa, ¿por qué mierda no había captado su efluvio antes? ¿Por qué Alice no lo vio venir?. ¿Qué hacía James en Italia? ¿O a caso nos persiguió?

Oh cielos… si era así ¿hacía cuanto tiempo nos estaba espiando?

Continué corriendo impactado por las posibles respuestas, su efluvio quemaba mi nariz, mi Bella aún sangraba y lo hacía profusamente, si prestaba atención al suelo por el que iba pisando, podía ver las pequeñas gotas de sangre que caían al ser trasportada.

Eso me hizo correr más rápido, necesitaba saber que aún podía hacer algo por ella, haría lo que fuera, el cielo y el infierno sabían que no podía vivir sin ella, ella lo deseó alguna vez, por lo que casi tenía su consentimiento para hacer lo que estuviera en mis manos para obligarla a quedarse conmigo…

No podía dejarla morir.

Mi celular sonó nuevamente, al principio lo ignoré, no podía ser otra persona que Alice, pero luego apabullado por la posible información que ella pudiera tener, saqué el celular de mi chaqueta y atendí,

_Edward…debes darte prisa…_ su voz era apremiante, pocas veces había oído a Alice desesperada, esta era una de esas pocas veces, algo que me decía que no había nada bien.

_Alice dime!_ le exigí,

_Es Bella, Edward… por favor, apúrate_

_Sé que es Bella, ¿qué sucedió Alice? Dime…_

_La está matando, está matando a Bella!_

Oh dios, no…

Reprimí las inmensas ganas de oprimir el pequeño artefacto en mi mano y destruirlo para calmar mi ira, pero debía seguir hablando con Alice, ella había visto algo más, algo que aún yo no sabía,

_Alice… dime por favor que ella estará bien, dímelo_ podía oírme a mí mismo… mi voz rota y sin vida

_No lo sé…_ susurró casi en un hilo de voz, sin embargo pude escucharla,

_Por favor Alice, por favor, mira por ella… dime que ella continúa viva, dime de qué manera la vez_

A medida que avanzaba a través de la Toscana, me di cuenta de que el efluvio de mi Bella se hacía más concentrado, estaba cerca, así que comencé a escanear las mentes que pudieran verla, que la tuvieran dentro de su rango de visión,

_Alice, puedo sentirla más cerca…_

Ella no habló, yo corrí aún tratando de ir a mi mayor velocidad y al mismo tiempo que cruzaba el bosquecillo raudamente pude sentir los pensamiento de alguien y el cosquilleo en mi nariz… la sangre de Bella estaba siendo derramada, pura, dulce y… alguien bebía de ella.

“Deliciosa, como lo supe siempre…”

No, no, no…

Llegué a lo alto de una pradera donde había una pequeña cabaña perteneciente a lo que parecía una finca de viñedos, estaba toda desvencijada y no vivía nadie allí, no habían humanos cerca salvo por Bella, su efluvio concentrado salía de allí al igual que los pensamientos. Habían efluvios entremezclados de dos vampiros, aunque solo había una mente, cuando me acerqué pude ver los restos de las cenizas de un cuerpo recientemente quemado.

¿Había aniquilado a quien viajaba con él?...

Entré a la cabaña tirando la puerta vieja de madera abajo, la excitación de James era tal que no me hoyó entrar, pero estaba allí cernido sobre un cuerpo, un hermoso cuerpo que yo conocía bien hasta el último centímetro de él, y que ahora solo era una masa sin vida… el débil y casi inexistente latido llegó a mí, ¡Aún había esperanza!

_Dejala!_ rugí, tomé a James del cuello y lo tiré contra el suelo, él se sorprendió de verme en primer lugar, tenía los labios teñidos de sangre y los ojos escarlata… _¿Qué le hiciste?..._ gemí al ver sus pensamientos. La había engatusado para que Bella se ofreciera como comida, el maldito diablo no deseaba tomarla sin obtener alguna clase de perdón de su parte…

_Era lo que debía suceder, desde un principio_ murmuró entre jadeos, con ambas manos tomó la muñeca de la mano que lo sostenía del cuello contra el suelo y me separó de él, luché para no perderlo de entre mis manos y nuevamente lo tomé del cuello por atrás cuando él volteó a terminar su trabajo con Bella.

_No!_ grité al tomarlo, tiré de él a pesar de que se resistía y lo llevé afuera de la cabaña, lo que menos quería era luchar allí adentro y dejar que el techo y las paredes caigan sobre Bella…

Había una esperanza…

_Tiene que morir, ¿la dejarás agonizar?_ preguntó entre jadeos tratando de zafarse,

_Yo terminaré el trabajo, no dejaré que lo hagas tú!_ 

Él se zafó de mi agarré y trató de correr entre los viñedos, rápidamente salté sobre él y lo tomé de uno de sus brazos, él gruñó y me tomó del cuello al voltear a mí… me empujó hacia atrás y mi espalda chocó contra el tronco de un árbol.

_No quiero hacerte daño Edward, solo la deseaba a ella, como lo hice desde un principio…_

_Tú nunca la deseaste!_ gruñí, _no tendrías que haberla tenido, no cuando tu deseo ya fue mitigado con su madre, ¿por qué ahora ella?_

_Oh ¿en serio crees que su madre fue la que tenía la sangre?_  murmuró con una sonrisa. _su madre fue solo el plato de entrada, el principal… oh si, ese lo has estado cuidando por diecisiete años, gracias por eso por cierto_

_Maldito hij…_

Una sarta de visiones pasaron por su mente, visiones que me hicieron callar. Imágenes de aquella vez en que encontré a Bella sobre el pecho de su madre, James absorbiendo por su nariz, como si fuera un maniático, el dulzor arrebatador de la sangre nueva de mi Bella… en ese entonces solo una niña, imágenes de mi pequeña dueña en los ojos feroces del monstruo, yo mismo recogiéndola del suelo donde yacía muerta su madre, él huyendo con la promesa de volver… volver a tomar lo que le pertenecía, lo que era suyo.

_No!_ grité cegado por la ira.

_Gracias por cuidarla tan bien_ susurró antes de tirar de mi cuello hacia adelante y luego hacia atrás fuertemente contra el árbol, sentí la madera resquebrajarse debajo de mí.

Tomé impuso con mi pierna y pateé su abdomen con todas mis fuerzas, él cayó hacia atrás y su espalda chocó contra el costado de la casa, temí por un momento pero nada sucedió más que James abalanzándose sobre mí nuevamente. Esta vez logré esquivarlo y tomarlo nuevamente del cuello. Oía jadear suavemente a Bella desde adentro y sabía lo que estaba sucediendo, la poca ponzoña que James había puesto en ella estaba tomando efecto.

Maldición…

No así, no así… no con el sucio y repugnante veneno del vampiro que quiso matarla, no con él corriendo por sus venas.

Finalmente reuní todo de mí para acabar con esto, con mi brazo libre tomé la cabeza de James y me tiré a su cuello,

_No!_  gritó al sentir mis dientes en su piel, hundiéndose como si fuera roca dura,

Mordí fuertemente y con la fuerza de mi mano aparté la cabeza de su cuerpo, que cayó desplomado en el suelo y más lejos su cabeza. Debía hacer algo… nunca había matado un vampiro, nunca luché más de lo que Emmett y yo hacíamos por diversión a veces. Sin embargo sabía que tenía que terminar con todo rastro de él.

Sin embargo el tiempo apremiaba, Bella estaba debatiéndose allí adentro entre sí, morir como una humana o vivir como vampiro. Destrocé rápidamente el cuerpo de James y tomé el ziper que siempre llevaba en el bolsillo. Lo eché encendido sobre los miembros destrozados del vampiro y el fuego revivió enseguida como si fuera yesca seca.

Corrí rápidamente hacia dentro de la cabaña y vi a Bella convulsionarse, su corazón corría eufórico a una muerte inminente, sucediera lo que sucediera, así sería… Bella, mi Bella, la Bella por la que había cuidado parte de mi existencia, iba a morir.

Me acerqué a ella y noté el líquido perlado que destellaba en la herida que James había hecho a su cuerpo, su sangre aún era dulce al aire, pero había una nota de James en su sistema… definitivamente mi Bella se estaba convirtiendo.

_Mi amor… pequeña_ susurré cerca de su oído, miré detrás de su cabeza y tenía una fea herida en la nuca...

Oh dios…

James la dejó desangrarse…

Me senté derrotado en el suelo junto a ella y tapé mi rostro con ambas manos, mi pecho oprimido… oh cielos, no tenía lágrimas en mi organismo que sean capaz de mostrar cómo me dolía… dolía verla así, tan rota, tan frágil, su cuerpo sufriendo algo por lo que nunca, jamás debería haber pasado. Lo que tanto yo había evitado, durante tantos años.

Me di cuenta que estaba sollozando, me sentía seco… solo convulsiones de mi pecho vacío, sin vida… sentía que el soplo que había alentado toda mi existencia me había abandonado, dando paso a la desolación, al ahogo…

Oí un gemido, pequeño, casi inaudible… pero que había roto el silencio de la habitación, levanté la mirada y la vi, ella se ahogaba… ella había abierto los ojos y su mirada exaltante contenía pánico y miedo.

_Oh Bella…_

Ella gorgoteó desesperadamente y su cuerpo se tensó, sus manos se crisparon en garras y las llevó a su garganta, arañándose y queriendo sacar su piel a rasgones.

_Bella…_ advertí, rápidamente me arrodillé y tomé sus manos y las aparté, las presioné a cada lado de su cuerpo sobre el suelo duro y frío, ella me miró con súplica pero aún no podía hablar,

_Bella… pequeña, dolerá, pero se fuerte…_ Entonces como si hubiesen sido las palabras de que ella necesitaba, abrió la boca e inhaló aire como si hubiese estado aguantando debajo del agua demasiado tiempo y luego dejó escapar todo con un grito agónico…

Aguanta, aguanta, aguanta pequeña… por favor aguanta…

_Aggh.. Ed… Ward…_ jadeó  removiéndose debajo de mí, sentía la fuerza con la que deseaba zafar sus manos, su respiración frenética y desesperada, _quema… me quema…_

_Sopórtalo mi amor, tienes que hacerlo, no podía dejarte morir…_ susurré, ella me miró enceguecida, su vista nublada por el dolor y sollocé patéticamente de nuevo al verla así,

_¿Por qué?... Edward… ¿por qué no lo dejaste seguir?!_  masculló retorciéndose debajo de mí

Oh cielos, no… no quería perderte, no quiero.

_Lo siento_ susurré.

Ella gimió y cerró los ojos fuertemente, un grito de dolor, desesperante y abrumador.

Mi amor…

¿Cuántas veces quise evitar esto?... ¿tu dolor en cuerpo y alma?. ¿Cuántas veces te cobijé por las noches y cuidé tus sueños, que eran un tesoro para mí…

Mi amor…

Perdóname… por no poder hacerlo mejor, por no tener noción de lo delicada y frágil que eras, por no mirar por ti…

Perdóname amor, espero no me odies, como yo sé que merezco como único sentimiento de parte de ti…

Solo espero que recuerdes que te amo… como nunca creí amar, desde el principio hubo un final… lamento que fuera este.

Hubiese querido sostener tu mano cálida y suave, el último día en que tu hermosa alma decidiera irse, pero no así… no así. Hubiese deseado besar tu frente por última vez…  y desearte un feliz viaje a la eternidad… pero, no esta, no conmigo, no aquí amor. Tú mereces más…

Te amo… espero que no lo olvides cuando tus ojos vuelvan a encontrarse con los míos…

Ella siguió gimiendo y sus ojos no se abrieron más, intenté dejar libre sus manos, cuidando que no se hiciera daño… ella no las movió más que encerrarlas en puño. Me alejé de ella hacia la pared más cercana y la vi desde allí sumirse en su dolor. Ella gemía y gemía… gritaba por momentos y con cada grito, podía ser capaz de jalar mis cabellos hasta arrancarlos de mi cabeza, lloraba… ella lloraba…

Cerré los ojos fuertemente y gemí de dolor por verla así…

Con sus gritos se iba su humanidad y yo estaba allí, impotente, sin poder hacer nada más que observar.

De repente sentí vibrar mi teléfono en mi bolsillo, debía atender, por más que no encontrase mi voz para hablar. Lo saqué casi lentamente y lo llevé a mi oído,

_Edward… oh por dios, lo siento tanto_ Alice lloraba… _¿qué podemos hacer?... dinos Edward, oh cielos…_

_¿Esta Carlisle?_ dije fríamente, mi voz sin vida se abrió paso por mi garganta… Del otro lado de la línea se oyó un soplido de viento y unas voces, entonces mi padre contestó,

_Dime Edward…_ la voz rota de mi padre no me sorprendió, él habría querido lo mismo que yo.

_¿Qué hago?... ella sufre_ susurré, estaba seguro que la oía. Estaba seguro que recibía sus gritos del otro lado de la línea,

_Déjala, sabes cómo es… ella sufrirá y es lo normal, al menos… no dejes que ella se haga daño_

_Lo sé_

_Emmett y Jassper van hacia allá, seguramente en una horas tomarán tu rastro en Florencia y llegarán donde están_

Asentí como si Carlisle fuera capaz de verme y luego cortamos la llamada, no era necesario un adiós.

Miré a Bella nuevamente y ella continuaba en su agonía… ¿cuánto tiempo más?... ¿tres días al menos? ¿En Italia?...

Me quedé allí mirándola, cada gesto suyo, cada mueca de dolor, castigándome a mí mismo por ser tan torpe, la manera en que torcía su boca cuando gemía, sus ojos fuertemente cerrados, la manera cómo iba perdiendo el color bronceado que había adquirido en la Casa Rossa tornándose pálido, su seño fruncido y las venas sobresalientes de su cuello tratando de soportar el dolor, pero fallando por lejos… no había remedio en el mundo que apaciguara el tormento.

No había manera que el tiempo pasara más rápido… solo tenía que esperar. Y era terrible la espera, no había aprendido en mis cien años que no se debe apurar el tiempo, las horas, los minutos pasan a su antojo…

_¡Por qué!... debiste dejar que me mate!_ rugió antes de jadear sobre el suelo manchado de sangre.

_Porque no deseaba esa muerte para ti…_ susurré a media voz, ella convulsionó entre gritos y lloró amargamente, _te amo demasiado…_

_¡No!... no me haría sufrir… mátame por favor_ imploró. Sentí pánico irracional… ella, ella no podía pedirme eso, sabía que estaba sufriendo y que podía ser capaz de decir cualquier cosa, pero no eso… yo no recordaba haberlo hecho.

_Te amo demasiado_ repetí como un obseso.

_No me amas!... ahhhgg… no te amo, no te amo_ jadeó.

Oh cielos, no hagas esto pequeña…

Por favor señor, sé que no soy digno de implórate nada… pero permítele recordar que la amo, que ella es lo único que importa para mí, permite que sepa.

_Te odio…_ oí que susurró antes de sumirse en una inconsciencia perturbadora, cerré los ojos tratando de no creer en esas palabras, ella no me odiaba y si lo hacía estaba en lo cierto.

Me di cuenta, mirando su agonía, que su cuerpo estaba manchado, sucio, roto y corría hacia su cambio sobre un charco de su propia sangre, en un suelo mugriento y frío.

Me levanté con una nueva fuerza sacada de los resquicios destrozados de mi interior y la tomé entre brazos, ella no luchó, ni se sacudió, no dijo palabra, solo gemía y lloraba como lo había estado haciendo.

_Calma mi amor… te llevaré a un lugar mejor_  le murmuré al oído, a sabiendas que ella tal vez no me escucharía. La saqué de ese lugar deshonroso y caminé con ella hacia la parte trasera de la casa. No había nadie cerca de donde estábamos, seguramente había villas y pueblos alejados de allí, pero no la llevaría hacia esos lugares. Podía ser peligroso cuando terminara su transformación y ella despertara.

Me dejé caer contra una pared de piedra y la mantuve conmigo en mis brazos, si iba a pasar por eso… sería con mis manos meciéndola. Acaricié sus mejillas con mis fríos dedos y descubrí que su temperatura había enfriado también, revisé la herida de su nuca y estaba cerrando. Dejé caer mi cabeza en la piedra y miré las estrellas… las mismas que alguna vez habíamos mirado juntos en ese prado en que descubrió su primer orgasmo.

“_Oh… mm…_ jadeó con su pecho subiendo y bajando _ la… ¿Andro… meda?... creo_”

“_Si amor… ¿sabías que ella era tan hermosa como las nereidas… sin embargo tan frágil e inocente que enamoró al gran guerrero Perseo?... ¿sabías qué él… luchó contra los mismos dioses para tenerla?...mi amor… mi Andrómeda”

Si… tan hermosa como la mismísima diosa y yo no había podido vencer a los dioses que osaron quitármela.

_Resulté ser un fiasco mi amor… ni un dios, ni un guerrero, ni nada… solo un iluso que pensó en tenerte para mí el resto de tu vida... si eres tan tentadora!, nunca caí en la cuenta de lo que, sin proponértelo podías llegar a hacer_

Ella gimió dolorosamente entre sueños.

Acaricié sus cabellos lánguidamente y de la nada comencé a tararearle la nana que le cantaba cuando era pequeña y tenía sus pesadillas.

“Somos nosotros… debemos sacarla de aquí” me detuve cuando oí los pensamientos de Emmett desde algún lugar en el bosquecillo.

_Dime cómo_ le pedí. Aún no se dejaba ver pero oía sus pensamientos de cerca, Jassper estaba con él,

_Hay policías siguiendo el rastro Edward… al parecer James y esa mujer cazaron sin miramientos cerca de aquí_ musitó él. Entonces aparecieron de entre la fronda de detrás de la casa y corrieron hacia mí, Jassper se acuclilló a mi lado y pude ver el dolor en su rostro, acarició la mejilla de Bella con el dorso de su mano y sentí la calma viniendo de él, Bella gimió despacio. _No puedo mantenerla así todo el tiempo, su dolor es demasiado… pero así podremos sacarla de aquí más fácilmente_

_Dime cómo…_ exigí una vez más. Se suponía que estábamos lejos de casa, en un país del otro lado del océano, sin documentos, pasaportes ni equipaje ¿cómo diablos íbamos a salir?... No podíamos viajar nadando cruzando todo el océano, no con Bella en proceso de trasformación, no podía dejarla sola, no lo haría…

_Edward… ¿recuerdas la casa Rossa?_ murmuró irónicamente Emmett, parecía no sufrir y tapaba todo con su clásico sentido del humor, pero le dolía verla sufrir… él sabía que yo sabía.

_Claro que la recuerdo, no podré olvidarla nunca_ susurré mirando a mi niña dejando su vida en mis brazos.

_Hay un muelle cerca de allí, podemos tomar un embarcación, podemos ir hasta los Estados Unidos o si es muy lejos a Londres, a la casa que Carlisle tiene allí. Al menos hasta que Bella despierte…_  murmuró Emmett confiado de sus palabras, deseando con todo fervor creer en ellas.

_Buscaremos un medio para llegar a casa hermano, Carlisle tiene muchos contactos en Londres, alguien nos podrá facilitar un trasporte apropiado_ Jassper me dejó ver la casa en Londres, habíamos estado allí varias veces en el pasado y allí fue donde tuvo lugar la trasformación de Esme.

Pensé por un minuto, no teníamos muchas opciones y esa era la más fiable. A Bella a lo mucho le quedaba dos días más de agonía… debía sacarla de allí a como dé lugar.

_Iremos a Londres, al menos por estos dos días_ murmuré mirándolos nuevamente.

Mis hermanos asintieron y me paré del suelo con Bella en brazos, ellos comenzaron a correr hacia Livorno y yo corrí detrás como una sombra. Bella lloraba entre sueños nebulosos y se removía en mis brazos,

Perdona mi amor, hubiese querido volver a Casa Rossa contigo en otras circunstancias más felices… pero algún día lo haremos cuando seamos iguales… perdóname…

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Hola hermosas... ¿qué creen que sucederá?... 

Bueno, espero lo hayan disfrutado y nos veremos mañana o el lunes en todo caso, tengan fe!... 

Me dejan sus palabras?