Capitulo 30: Verdades

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 Verdades

_Estas hermosa_ murmuró Rose mirándome a través del espejo, su sonrisa de satisfacción al verme no me convencía, en su lugar incliné mi cabeza hacia un lado y me miré de manera crítica tratando de dejar de ver mi vientre redondeado de seis meses y medio como algo que  desfavorecía mi cuerpo, claro que no lo desfavorecía… a mi criterio, el embarazo era uno de los episodios más hermosos y satisfactorios de la vida de una mujer.

Era verdad y muy poco me había percatado de ello. Tal vez porque había dejado de verme como una mujer deseable cuando… todo sucedió, tal vez porque había dejado de preocuparme de mi aspecto desde aquella última vez que me sentí mujer, pero ahora frente al espejo podía ver las diferencias con la última vez que me paré frente a él.

Mi vientre perfectamente redondeado era lo primero que podía ver de mí, no solo porque mi mente estaba muy conciente de mi embarazo, sino porque sí… mi vientre era hermoso, redondo y parejo, era rebosante y armónico con el resto de mi cuerpo sin embargo. Mis pechos estaban llenos, supongo que listos para alimentar a ese pequeño en cuanto saliera de allí, mi trasero por alguna razón sobresalía, como si la parte baja de mi cintura se curvara sutilmente dejándole espacio a mis caderas para cobijar a ese pequeño que crecía y crecía. Mis mejillas rebosaban de salud, estaban casi todo el tiempo acaloradas y sonrojadas, mis pies a veces se hinchaban a la altura de mis tobillos, pero casi siempre sucedía cuando venía de andar todo el día, sin embargo una buena siesta lo remediaba. Zafrina había dicho que tomara mucho agua para que mis riñones funcionaran bien, ya que lo hacían al doble de lo normal al igual que todos los órganos de mi cuerpo, todo era al doble… hasta dormía al doble! Me alimentaba el doble y hasta iba al baño el doble de lo normal.

_Mi camisa esta muy entallada_ dije tirando un poco de la tela a la altura de mis pechos _estoy orgullosa de mi hermosa panza, pero mis pechos parecen dos melones…_

_Mejor, más de un hombre te verá con buen ojo a pesar de esa cosita_ señaló mi panza con su dedo índice,

_No voy a buscar hombres que me miren, ni siquiera sé por qué debo ir, pero definitivamente no a buscar hombres… a demás veo difícil que alguno se fije en mí con esa cosita aquí_ señalé mi vientre y sonreí acariciándolo.

_Nunca se sabe Bella… nunca se sabe_

Alcé la mirada hacia mi amiga pero ella ya estaba en mi armario metida de cabeza buscando un bolso y un abrigo. Negué con la cabeza, solo un hombre tenía en la cabeza y definitivamente no quería ser buscado por mí, por lo que era un caso perdido.

Minutos más tarde estaba enfundada en mi abrigo de lana color marfil y un gorro de lana del mismo color y caminaba con precaución por las escaleras del porche hacia el mercedes que Sam conduciría, Rose por supuesto acompañándome con una mano en mi brazo… no quería que la torpe Bella se hiciera presente y resbalarme en la nieve, caer y perjudicar a mi hijo.

_¿A donde Señora?_ preguntó Sam una vez adentro del Mercedes, Rose se había despedido de mí para correr a su departamento y comenzar a cocinar el almuerzo… wauu, mi amiga cocinaba para su Emmett, supongo que habían dejado de pedir pizzas y habían comenzado a probar lo que era la vida de casados, aunque no lo estuvieran.

_A la compañía de mi esposo_ le indiqué a mi chofer que asintió y comenzó a conducir por las calles de Seatlle blancas de nieve, había sido un invierno drástico, las carreteras fuera del estado de Washington habían sido cerradas por la nieve acumulada, las vías aéreas suspendidas y habían dado énfasis en la precaución en las calles con respecto a la nieve y la escarcha… algo que me daba miedo. La mayor razón por la que no salía de casa últimamente era eso, el miedo a resbalarme y dañar a mi hijo, con mi torpeza era de esperarse que ocurriera. 

Sin embargo aquí estaba, camino al centro de la ciudad por pedido de mi esposo, que me necesitaba no sabía para qué en realidad, no había dicho mucho cuando me había llamado a la mañana temprano. Solo sabía que hacía días que no lo veía… él simplemente no regresaba de la empresa hasta tarde, cuando yo ya estaba en mi cama cumpliendo con el doble de mi sueño, él no volvía a casa a almorzar y tampoco a cenar, siempre llamaba para ver cómo me encontraba y decirme que no llegaría, a veces me daba la sensación de que me quería evitar… ¿evitar por que? No lo sabía, simplemente mi esposo había comenzado a actuar distante y evasivo. No me importaba en lo más mínimo, ya que yo estaba inmersa en mi propio mundo, mi futuro hijo lo llenaba.

Llegamos al centro de la ciudad más rápido de lo que esperaba, el gran edificio de oficinas, Plath inc. Quedó a la vista y Sam se estacionó para ayudarme a bajar, él amablemente me acompañó a la entrada para sortear la nieve que cubría la acera y luego entré al vestíbulo que pocas veces había recorrido cuando a penas me había casado con Benjamin y las cosas entre nosotros era más… llevadera. Todo parecía igual y al mismo tiempo tan distinto.

Por supuesto el personal había cambiado con los años, algunos habrán sido ascendidos de puesto y otros despedidos, conociendo a Benjamin y su afán por la eficiencia, muchos habrán recibido su carta de despido a través de los años.

Caminé hacia la mesa de recepción y una mujer rubia y alta de mediana edad me miró cautelosamente,

_Si Señora ¿en que puedo ayudarla?_

Por supuesto ella no sabía quién era yo…

_Soy Isabella Swan la esposa del Señor Plath… ¿se encuentra él?_ murmuré con toda firmeza, ella me miró por un instante y reaccionó abriendo bien los ojos y fijándose en mi vientre,

_Si… oh, Señora Isabella, bienvenida… el señor Plath está en el edificio, seguramente en su oficina, por favor pase_ murmuró indicando el área de ascensores, asentí con una sonrisa amable y caminé hasta uno de ellos.

Había olvidado el pavor que le tenía a los ascensores hasta que empezó a andar, los hombres que iban junto a mí en él iban charlando despreocupadamente pero yo buscaba con los ojos alguna esquina para vomitar… oh cielos.

Retuve lo más que pude mis nauseas pensando en cosas incoherentes, como Rose eligiendo ropa en el Centro Comercial, mi futuro bebé, el obsequio que Benjamin tenía para mí bajo el árbol, algo que me descolocó en cuanto lo ví…

Me levanté esa mañana del 25 con hambre, tenía muchas ganas de desayunar cereal con frutas, por lo que solo me puse mi bata de algodón y bajé las escaleras con la esperanza de encontrar a Claire en la cocina, deseaba sus waffles.  Benjamin estaba en el comedor desayunando y al verme pasar hacia la cocina me interceptó para pedirme que lo siguiera a la sala, me sorprendí cuando él sacó una pequeña caja de terciopelo plano con un gran moño blanco en una de las esquinas,

_Feliz navidad Isabella… esto es para ti_ murmuró sonriendo genuinamente, pocas veces había visto esa sonrisa genuina. Tomé su regalo y lo abrí y un hermoso juego de gargantilla de oro blanco con dos diamantes incrustados en forma de hoja y un par de colgantes, que no eran más que dos diamantes con la misma forma que los que se engarzaban en la gargantilla, se acomodaban en su interior. Era hermoso y no pude evitar agradecerle con una sonrisa. Aún más aturdida quedé cuando vi el obsequio que tenía para mi bebé, él tapó mis ojos con una tela y me dijo que confiara en él, lo hice… me dejé llevar cuando me dijo que caminara tomada de sus manos, subimos las escaleras lento pero seguro y cuando llegamos arriba caminamos hasta una de las habitaciones, supuse que era en el ala de la casa donde estaba mi habitación, por la dirección que habíamos tomado. Al llegar sentí cómo abrió una puerta y tomada de su mano me dejé conducir al interior,

_Tú la completaras como lo desees, pero creo que es un comienzo_ me dijo mientras deshacía el nudo de mi pañuelo, al abrir los ojos no pude más que paralizarme en la entrada de esa habitación.

Mis ojos recorrían el interior absorbiendo cada detalle, cortinados de organza color marfil, las paredes pintadas de un hermoso color aguamarina pastel, un alfombrado suave y mullido color marfil también a juego con las cortinas y una cuna en medio de la habitación, una hermosa cuna blanca de madera con un tul blanco cayendo del techo a su alrededor, llevé mis manos a mi boca y ahogué un sollozo… sentí sus manos en mis hombros reconfortándome,

_Pensé que te gustaría, si no te gusta algo… lo podemos cambiar_ murmuró con voz calma, negué con la cabeza dejando escapar una lágrima,

_No… es que… ¿cuándo lo hicieron? ¿Cómo no me di cuenta?, es hermoso_

_Bueno… duermes mucho_ dijo él con una sonrisa _a demás Loise se encargó de terminarlo cuando tú salías_

_Gracias_ dije caminando hacia la cuna, dentro de ella había un oso de peluche blanco, lo tomé y lo acaricié, era tan suave… lo puse cerca de mi pecho y miré el resto de las cosas. Había un mueble blanco de cajones contra una de las paredes y un cambiador en la otra pared, sobre este había diferentes cosas de bebé, botellitas de perfume y shampoo, talquera y juguetitos de goma para el baño. En la esquina contra la ventana había una mecedora igual a la que tenía en mi habitación, pero en blanco y en la esquina contraria un área de juegos, donde se disponían diferentes juegos para el bebé, hasta cuentos, peluches y un caballo de madera blanco con un lazo azul en el cuello… era una habitación hermosa.

_No lo puedo creer_ murmuré para mí mirando todo, era como me lo había imaginado, aunque hasta hacía unos minutos estaba convencida de poner una cuna en mi habitación y dormir junto a él o ella.

Miré a Benjamin, oh cielos… sus ojos brillaban y una sonrisa cálida bailaba en sus labios. Si no fuera por qué durante años había sido un hombre frío y sin sentimientos, podría correr y abrazarlo, pero simplemente me sequé las lágrimas y le sonreí,

_Gracias Benjamin, esto es… hermoso, nunca creí-

_Que yo haría algo así_ finalizó él con un mueca de incomodidad, tal vez culpa _siento que tengas ese concepto de mí Isabella, pero… aún tengo corazón_

Un corazón ausente que pensé que ya no existía…

Él no me dio tiempo a replicar, tan solo dio media vuelta sobre sus talones y salió de la habitación, el hombre frío había vuelto…

El “ding” del ascensor me devolvió a la realidad. Las puertas se abrieron y las pocas personas que quedaban el él salieron al último piso, caminé fuera y respiré tranquila.

Entré a una zona de oficinas, las asistentes y secretarias entraban y salían de diferentes puertas llevando carpetas y archivos, así que me encaminé rápidamente por entremedio de ellas hacia el último par de puertas de madera de dos hojas al final del corredor, antes de llegar allí tenía que cruzar por una pequeña oficina que seguramente era de la asistente de Benjamin, ciertamente María, la morena que había ido una vez a mi casa con Taylor estaba rebuscando en un archivero, carraspeé suavemente y ella volteó

_Oh Señora Plath!... ya está aquí, el señor la está esperando_ murmuró dejando los archivos sobre su escritorio y señalándome la puerta de la oficina de Benjamin. Ella no golpeó, simplemente entró y anunció mi llegada, Benjamin le dio la orden de que me dejara pasar y entré, ella cerró la puerta luego de irse y dejarme ahí.

Benjamin estaba detrás de su escritorio hablando por teléfono, me quedé mirándolo por un momento. Su tez pálida y sus ojos hundidos, como si hubiese bajado de peso de manera acelerada, su cabello bien corto, casi al raz… ¿qué le sucedía? Pocas veces había visto a Benjamin enfermo, uno que otro resfrío o indisposición, pero esto iba más allá.

Me indicó que pasara y señaló con la mano los sofás que habían en su sala de estar, asentí y caminé hacia la sala frente a grades ventanales, a un lado de su oficina. Pocas veces había visitado la oficina de mi esposo y lejos estaba de recordar cómo era.

Los sofás de cuero blanco y de apariencia cómodos estaban dispuestos al rededor de una mesa de café de madera de arce, detrás de los sofás había una gran pared con cuadros pintados y otra pared lateral a su escritorio con fotografías en blanco y negro, la otra pared de cristal daba directo a los edificios de la ciudad de Seatlle. Pero lo que me pasmó de todo eso… fue una inmensa fotografía mía colgada en el centro de la pared donde se distinguí de todas las demás que eran más pequeñas, era yo… yo en el día de nuestra boda. Yo sonreía y miraba el sol ponerse frente a mí, al parecer sin saber que la cámara fotográfica estaba capturando una imagen mía. El viento arremolinaba mi cabello detrás como lazos de cintas flotando al aire y yo miraba a la distancia con esa sonrisa en mi cara. ¿Por qué sonreía? ¿porque en ese momento creía que estaba enamorada?

_Estabas hermosa_ la voz de Benjamin me hizo desviar la mirada. Él estaba sentado sobre uno de los apoyabrazos del sofá de cuero y me veía detenidamente.  _Ese día estabas hermosa, tus ojos brillaban y me decían que podía hacerte feliz_

_Benjamin…_ murmuré negando y volteando para caminar hacia la ventana de cristal, la vista era hermosa… Seatlle bullía y la vida rugía en todas partes, era increíble sentirse en el tope del mundo, aún me daba un poco de vértigo, pero era menos con el cristal delante de mí _¿qué es lo que necesitas? Nunca me llamaste para que viniera a tu oficina_

_Bueno, necesito arreglar unos asuntos contigo que eres mi esposa_ murmuró cerca de mí _son cosas que necesito que sepas, aunque no creo que te interesen_

_Entonces… ¿me puedes decir?_ él caminó hasta una esquina de la sala y abrió un pequeño minibar,

_¿Deseas un jugo… naranja, mango, manzana?_ dijo rebuscando en el minibar acuclillado y mirándome sobre su hombro,

_Manzana_ él sonrió y sirvió mi jugo.

_¿Tienes otras cosas que hacer?_ preguntó mientras me daba mi vaso. Negué con la cabeza y sorbí un poco, estaba delicioso,

_Bien_ murmuró acercándose a mí con un vaso de agua mineral en la mano, sus ojos fijos en los edificios contiguos, _es realmente fascinante ¿no? pero a veces… las apariencias son engañosas_ su rostro se congeló como si pensara en algo desagradable _ te ves en la cima del mundo y por debajo tu vida es una mierda_

¿Qué estaba diciendo?

_¿Por qué nunca logré que me amaras Isabella?_ fijó sus ojos en los míos y por un instante me sentí intimidada, estaba demasiado cerca y a la vez lo sentía tan lejos, como siempre. Toqué mi vientre suavemente con una mano temblorosa, dejé el vaso sobre un taburete cercano y miré hacia la ciudad,

_Tal vez porque nuestros comienzos y todo nuestro matrimonio no fue precisamente algo natural, al menos no para mí. Mi padre me vendió prácticamente a ti Benjamin, ¿qué quieres que piense ante un hombre que acepta como paga una mujer?_

_Pensé que era lo mejor, pensé que con el tiempo me amarías, pensé que me ibas a ver como lo único más importante en tu vida como yo te veía a ti_

_Las cosas no se dan así _ susurré obnubilada, tal vez si las cosas se hubiesen dado de otro modo, si él fuera más humano… tal vez…

_Es lo que tenía para dar, lo que tengo… sé que lo material a veces no es suficiente, ni protegerte, ni darte todo lo que desees, ni llevarte a fiestas… sé que no es suficiente, pero era lo que tenía para darte_

_¿Y el cariño? ¿el amor? ¿la compañía? ¿el apoyo?... ¿crees que eso no cuenta en un matrimonio?_ murmuré sintiendo tantos años de resentimiento y soledad bullendo en mi interior.

_Claro que sí y créeme que es ahora cuando me doy cuenta de ello…_

_¿Qué pretendes Benjamin?_ dije hastiada, volteé a verlo fijamente y él volteó a verme a mí, dejó su vaso en el mismo taburete en que lo dejé yo y respiró profundo con el ceño fruncido… ¿sus ojos contenían pena? ¿lástima? ¿culpa?  No lo creía… no creía nada.

_Pretendo que me des una nueva oportunidad_ dijo suavemente mirándome fijamente a los ojos _no te pido que me ames, porque se que tu amor nunca será para mí, que pertenece a alguien que no le importa…_

_Benja-

_Déjame terminar_ murmuró frenando mis palabras _ solo te pido que consideres mi compañía, que se que aborreces, que me incluyas en tu vida, Isabella… estamos viviendo en la misma casa y no sé si estas o no estas, si necesitas algo o no, si cenas, si aún tocas… no te he vuelto a escuchar tocar tu chello y lo extraño, no sé nada… nada de ti_

Me quedé mirándolo aturdida, no recordaba la última vez que había visto a Benjamin tan calmo y sincero… y mucho menos interesado por mí.

_Si ceno, en mi habitación o en la cocina, no toco mi chello desde… desde…_ carraspeé _ salgo solo cuando Rosalie me busca y es para acompañarla a almorzar o de compras y sinceramente yo tampoco te veo en casa, viajas sin decirme los motivos, llegas tarde de la oficina, no te presentas a cenar ni almorzar, a excepción de Navidad y la verdad no me interesa preguntarte porque asumí desde hace mucho tiempo que no te importo, lo cual no es algo que me moleste… no soy la esposa abnegada que deseabas_ miré nuevamente a Seatlle.

_Eres la mujer que quería, desde que te vi por primera vez lo supe, pero solo pensé en mí… nunca pensé en enamorarte, en esforzarme por ganarme tu corazón_

_Benjamin…¿es necesario hacer esto? Tú sabes mi posición en este matrimonio, perdóname que sea dura, pero… tú me lo dijiste, yo estoy aún contigo por mi hijo, por nada más, por tus amenazas y tus palabras duras ¿no las recuerdas? Yo te pedí el divorcio Benjamin, no me lo quisiste dar y aquí estoy…_

_Perdóname… Isabella… perdóname por favor, yo… yo te amo aún y verte con él, saber que estabas con él mientras yo trabajaba para darte todo_

En ese momento me alejé de la ventana, no estaba dispuesta a seguir escuchándolo y mucho menos si se pondría a hablar de él…

_No te vallas_ murmuró tomándome el brazo cuando yo comencé a caminar a la salida _Isabella escúchame por favor…_

_¿Qué?_ dije bruscamente mirando los sofás, él se paró frente a mí y suspiró alzando una mano para acariciar mi mejilla, di un paso hacia atrás y él detuvo su mano, luego la dejó caer resignado…

_Sé que me costará, sé que tal vez no me lo merezco, pero Isabella… ese niño puede ser la clave, podemos ser una familia feliz… podemos perdonar, lo que me hiciste me lo merecía de alguna manera… sé que no soy el mejor hombre, pero puedo llegar a ser mejor en lo que me queda de vida, solo para ti_

¿En lo que le queda de vida?

Esto no puede estar pasando…

_Benjamin… ¿qué..

_Dame una oportunidad Isabella, una…_ él se volvió a acercar a mí y su frente estaba a centímetros de la mía, sus ojos azules y brillantes fijos en los míos _una… Isabella, quiero hacerte feliz, antes de…_

Él se quedó en silencio…

_¿Antes de qué?_

_Isabella... yo_ se detuvo para cerrar sus ojos y luego los abrió, había determinación en ellos, determinación y algo más… ¿miedo? _hace seis meses me diagnosticaron Leucemia_

Abrí los ojos de golpe y di un paso hacia atrás aturdida, mi mano a mi vientre para tolerar la impresión sin que le haga daño a mi hijo y la sangre de mi cuerpo pareció abandonar mi cerebro, de repente me sentí mareada… ¿cáncer? ¿él tenía cáncer?...

Oh cielos…

_Mírame_ dijo él tomando mis mejillas con ambas manos, había desesperación en su mirada _por eso te necesito, necesito a mi esposa, necesito a mi compañera, no tengo mucho tiempo Isabella y no quiero desperdiciarlo, quiero estar contigo… por favor, déjame ser tu esposo, el padre de tu hijo, déjame tener una familia… el tiempo dirá, tal vez pueda vivir más de lo estimado y recomponer las cosas, necesito saber que tengo tu aprobación para eso._

_Mientes… ¿Tienes cáncer?…_ no pude evitar que esa palabra sonara como una mala palabra…

_Sí… no sé cuanto viviré, los tratamientos están dando resultados, pero no los esperados, sin embargo lo que pueda llegar a vivir, quiero hacerlo contigo. Los médicos te pueden contestar las preguntas que desees, no estoy mintiendo, no podría sobre eso…_

_Por eso viajabas tanto…_ susurré.

_Sí… no quería preocuparte, las sesiones de quimioterapia son abusivas y llevan cierto tiempo para la recuperación. No pensaba que te importara, pero ahora… con este niño en camino quería prepararte para lo que se nos viniera_ él levantó su mano nuevamente y perpleja me dejé tocar por él, su pulgar acarició mi mejilla sutilmente… tan suave como el toque de una pluma, _no podía dejarte sola con este niño, por eso no te di el divorcio… a demás te necesito para cuidar la empresa cuando  yo no esté, juntos podemos hacerlo, debes aprender por el bien del niño, aprender a ser mi igual aquí. Necesito saber que te tengo todavía… que no te he perdido del todo, que aún puedo tener una posibilidad de hacerte feliz…_

Lo ví acercarse, lo ví… pero de alguna manera no podía moverme, mi mente corría a mil tratando de asimilar esas palabras que él había dicho, ese torrente de verdades…

_¿Lo harás?... ¿me darás una oportunidad?... Te amo todavía Isabella, olvídate de todo y trata de ser feliz conmigo, aún podemos hacerlo… olvídate de quien te engañó y te dejó, a quien no le importaste y jugó contigo, yo nunca jugué…_ murmuró recostando su frente contra la mía, cerré los ojos y una lágrima corrió por mi mejilla… no era una lágrima de lástima, ni de compasión… era confusión. No podía darle una oportunidad al hombre que no amaba, que me había dado tanta infelicidad, que me había ignorado por años y que seguramente llevado por la desesperación de un hombre solo y destinado a morir, ahora me imploraba un nuevo comienzo y aseguraba amarme, cuando en realidad no sé si alguna vez lo hizo. ¿Podía borrar años de infelicidad para darle un poco de felicidad a él en sus últimos tal vez meses, años? ¿Podía olvidar a… Edward y enfocarme en ser feliz con mi esposo?

Bueno… seguramente Edward era feliz con otra en algún lugar, como había dicho… yo podría retomar mi vida y hacer algo con lo que tenía…

_Benjamin yo…_

_Shh Isabella…_ aún con los ojos cerrados sentí cómo sus labios, que hacía tanto que no sentía, se posaron sobre los míos, suavemente, como un toque de mariposas…_ ámame Isabella, como yo te amo_

Sus manos que sostenían mis mejillas retuvieron mi cara llevándome a él, sus labios fueron firmes sobre los míos y un instante después lo estaba besando… no eran los labios que anhelaba tanto, no eran suaves como los de él, no eran cómodos, era como estar besando… nada. No era cálidos ni suaves… ¿qué estaba haciendo? ¿podía hacer esto?

Tenía que hacerlo…

Entreabrí mis labios pidiendo perdón implícitamente a… Edward. ¿Pero por qué? Sí él no me amaba, nunca lo hizo. Cerré mi mente y dejé las conjeturas atrás, no podía disfrutarlo como si lo hubiese deseado, solo me limité a corresponder.

En el momento en que el beso casto se iba a tornar en algo más, agradecí que la puerta se abriera de pronto. Me separé de Benjamin como si estuviera haciendo algo malo, por dios… mi corazón tronando a mil y mi mente me estaban gritando que sí, que hacía algo malo!

 Traicionaba…

_Oh cielos… lo siento tanto Benjamin_

Una mujer alta y pelirroja irrumpió en la oficina de Benjamin, llevaba algunos archivos en las manos y sus ojos azules se paralizaron en los míos y luego sin disimular los pasó a mi vientre, Benjamin pasó un brazo por mi cintura y frunció el seño a la mujer.

_Victoria, estoy ocupado aquí_ era tan diferente su tono de voz ahora, el Benjamin Plath frío y sin sentimientos volvía a aparecer _estoy con mi esposa, Isabella… ella es Victoria Warner, jefa del área de finanzas._

Victoria miró por un momento a Benjamin con un signo de interrogación en los ojos y luego volteó hacia mí esbozando una sonrisa, caminó segura unos pasos hacia mí y extendió su mano.

_ Mucho gusto Isabella, bienvenida, nunca te había visto por aquí_ tomé su mano y la saludé formalmente, le sonreí sutilmente y supe que ella tenía muchas preguntas en su cabeza. Nunca me había visto por aquí, pero al parecer ahora me  vería mucho más seguido.

_Mucho gusto Victoria_ dije juntando toda mi seguridad, ella tal vez fuera alguna diversión de mi marido, pero era yo la que figuraba en los papeles que concernían a la empresa, no me iba a dejar intimidar. _solo pasé a ver a mi marido un momento, pero veo que tienen cosas que hacer_ señalé los archivos y volteé a Benjamin y toqué mi panza con una mano _el pequeño tiene hambre y Rosalie está esperándome para almorzar, a partir de mañana me tendrás más seguido por aquí_

Él asintió con una sonrisa en sus comisuras y se acercó a mí, reticente pero tratando de disimular mi incomodidad me acerqué a él para besar sus labios castamente.

Victoria recibiría el mensaje, ella podía ser la diversión, yo era la esposa, algo de eso podía sacar en beneficio.

Los dejé solos y salí de esa oficina, la asistente me saludó al salir de su oficina y caminé firme hasta el elevador… cuando este se abrió, me metí rápidamente allí y oprimí el primer piso, cuando las puertas del ascensor se cerraron no lo pude retener más. Lloré.

Lloré por todo, por mi maldita vida, por haberme recompensado con un marido enfermo que a parte de todo eso no amaba, por haberme quitado de mi lado lo único que me mantenía firme, por no poder ser fuerte, a pesar de que me lo había prometido. Por cargar ahora con una empresa, ¿para qué? ¿Para que las aves rapiñadoras me la quitaran en cuanto Benjamin muriera? Por dios! Yo no sabía nada de empresas! Y debía hacerlo… si quería bienestar para mi hijo debía hacerlo.

Perdonarnos…

¿Podría hacer eso?... mi dios! Ahora mi vida era un caos y a eso le añadía el hecho que al parecer, había aceptado darle una segunda oportunidad… lo había besado.

Sequé mis lágrimas y me apresuré a salir del edificio en cuanto el ascensor se abrió, asqueada de mí misma. Llegué al Mercedes que aún estaba allí esperándome, sin darme cuenta de las manos de Sam, que me sostenían ayudándome a caminar hacia el auto en medio de la plancha de nieve.

_¿A donde Señora Isabella?_ preguntó él antes de cerrar mi puerta,

_A casa de Rosalie…

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Me limpié rápidamente las lágrimas que aún mojaban mis mejillas y esperé que Rose me abriera la puerta de su penthouse, ella al parecer estaba “ocupada” cuando llegue y muy indiscreta toqué el timbre del portero automático, pero al oír mi voz alterada ella se apresuró a abrirme.

_No lo sé Emmett! Ponte el maldito pantalón!_ oí que gritaba mi amiga del otro lado de la puerta y reí tristemente, al menos una de nosotras tenía acción en pleno mediodía.

Rosalie abrió la puerta de un tirón, su cabello rubio revuelto en una maraña, su boca que a la mañana temprano era roja ahora era un machón carmín y su piel enrojecida me dieron más ganas de llorar… oh cielos, extrañaba esas reacciones en mi cuerpo.

_Rose_  gemí reprimiendo un sollozo,

_Oh cielos Bella ¿Qué mierda te hizo?_ preguntó abrazándome. Escondí mi rostro en su cuello,

_Nada… solo hablamos_ tiré mi nariz y reímos juntas cuando mi panza se interpuso en nuestro abrazo.

_No sé si fue solo eso, ven… entra y cuéntame_

Emmett estaba en la sala mirando su blackberry mientras luchaba por colocarse bien la camisa, en cuanto me vio abrazada a Rose caminó rápidamente hacia mí,

_Bella… ¿te hizo algo?. Dime ahora y lo vamos a buscar y te juro que hasta no verlo en la carc-

_Emmett, no pasó nada… solo, hay cosas que me dijo que aún… son difíciles de manejar_

_Siéntate cariño_ susurró Rose llevándome al sofá. Me senté y suspiré aliviada, el peso de mi cuerpo era difícil de llevar por estos días y ahora con la tensión y los nervios, era aún peor.

_¿Quieres tomar un vaso de agua o un té?_ Emmett me miraba por encima de la cabeza de Rosalie y yo asentí con una mueca que traté que sea una sonrisa, él me guiñó un ojo sonriendo y se fue hasta la cocina.

_Oh Rose… no sé qué hice_ murmuré ahogando un sollozo.

_Shh calma cariño, relájate y luego me cuentas, le puede hacer mal al bebé tu nerviosismo… solo relájate ¿si?_

Asentí y me quedé recostada allí, en los brazos de mi amiga por unos minutos mientras ella acariciaba mi cabello, ella me arrullaba y de lejos podía oír el tintineo de la cuchara contra el cristal, Emmett me estaba preparando un té. Respiré profundamente y tragué saliva,

_Él esta muriendo_ dije son preámbulos, Rosalie detuvo su mano en seco y Emmett el tintineo, al parecer había escuchado. _Tiene leucemia desde hace unos seis meses… está muriendo_

_Oh cielos_ susurró mi amiga sobre mi cabello,

_Tengo que hacerme cargo de la compañía, tengo que aprender…_ dije reteniendo un nuevo sollozo.

_¿Qué?... ¿te hará responsable?_

_Me enseñará lo necesario para manejarla cuando él no esté_ recordé en mi mente alterada el episodio de Tayler en mi casa haciéndome firmar unos documentos _por eso anuló el contrato prematrimonial_ murmuré más para mí

_Bueno, creo que es lo más obvio, eres su esposa_ murmuró más para ella _Jah! Con razón el mal nacido no quiso darte el divorcio, no le convenía perderte_

_Rose, el hombre se está muriendo_ exclamó Emmett que oía atentamente mientras me traía la taza de té y la colocaba frente a mí en la mesa baja del living.

_Sí, por eso digo que no le convenía dejar ir a Bella. Le dejará las empresas pero… _Rose se quedó mirando a un punto lejano con el seño fruncido _es raro…se supone que tú lo engañaste, no debería darte la compañía en bandeja. Una de dos, o está realmente desesperado porque su compañía no quede en manos de sus socios o hay algo detrás… ¿solo anuló el contrato así como así y está dispuesto a darte el manejo de la compañía? Oh no lo creo… Benjamin es más que eso…_

_Rose, me pidió perdón… me pidió una nueva oportunidad_ Rose trabó su respiración y se separó de mí para verme mejor, Emmett se sentó cautelosamente en el sofá de enfrente mirando con el seño fruncido.

_¿Y?_ susurró mi amiga como si premeditara mi respuesta.

_Él esta enfermo, él me necesita para la empresa y yo necesito que mi hijo este bien… se la dí_

_Mierda!_ gritó Rose levantándose del sofá y comenzando a caminar por toda la sala _no te puedo creer Isabella!... el tipo está enfermo pero no es tu culpa, sí tal vez te corresponde ocuparte de la compañía, pero ¿darle una oportunidad? ¿Estás loca? Después de todo lo que te hizo ¿solo olvidarás todo?_

_¿Qué más me puede hacer Rose? Trato de olvidar! De olvidar a alguien que me dañó más de lo que hizo Benjamin todos estos años y no podré, no a menos que me de una nueva oportunidad a mí misma de tratar… solo tratar Rose, tratar de olvidar a… Edward_

_Bella cálmate…_ susurró mi amiga compungida acercándose a mí nuevamente.

_Sé que está mal, sé que no lo amo nunca lo haré… pero es solo para olvidar! No sabes y no te das una idea del daño que tengo en mi corazón, solo quiero tratar de enmendarlo, porque parte de la culpa de que todo haya sucedido es mía… Tendría que haber pedido el divorcio mucho antes y ahorrarme todo el dolor, pero no estaría esperando a mi bebé y por dios! No quiero ni pensar si lo hubiese hecho_

_Bella_ murmuró ella dejándose caer en el sofá a mi lado, miré a Emmett que parecía con la mirada perdida _¿qué harás entonces? ¿Tienes las fuerzas para  hacer lo que vas a hacer?_

Miré a mi amiga y con la misma determinación que estaba dispuesta a demostrar ante todos, asentí.

_Si Rose. Lo haré… seré la Señora Plath y tomaré la posición que debía haber tomado hace mucho tiempo_

POV Edward

Ya había visto esto antes, ya lo había visto… ¿por qué me seguía atormentando?

Esta vez me acerqué a la casa sin desesperación alguna, las rejas altas de hierro la rodeaban entera y el día era hermoso como aquella vez, el sol brillaba en lo alto del techo de la enorme casa y el jardín rebosaba de vida, las flores blancas crecían al rededor. Algo llamó mi atención, como la otra vez… risas. La risa de un niño y de una mujer, alcé las manos cerrándolas fuertemente en las barras de hierro y miré… observé como el niño se adelantaba persiguiendo una mariposa que volaba delante de él, la mujer venía detrás… Bella, ella estaba hermosa, pero esta vez no sonreía… no como la otra vez. Me quedé paralizado cuando ella alzó la mirada y se fijó en mí,

_Bella_ susurré, ella estaba rota. Ella se paralizó en su lugar y estaba rota. El niño también alzó la mirada y se fijó en mí… oh cielos, esos ojos verdes y ese cabello… era mi hijo. Él no se movió al igual que su madre. La puerta de la casa se abrió y salió un hombre rubio, esta vez no era ni la mitad de hombre que yo había conocido, el estaba desahuciado.

_Edward!_ él gritó al niño, este lo miró y negó con la cabeza. _Ven aquí, ahora_  él volvió a negar con la cabeza.

Como si fuera en cámara lenta vi cómo el niño se separó de su madre que me miraba absolutamente rota y dolida y avanzaba hacia mí, el niño… mi hijo llegó hasta las rejas de hierro donde yo estaba parado observando. Él se acercó y fue como si me hubiese visto en un espejo.

_¿Papá?_ murmuró en voz baja, sus ojos verdes fijos en los míos. Salí de mi parálisis y me acuclillé frente a él, él sostuvo mi mirada y me veía con tristeza.

_Edward_ susurré maravillado, lo tenía frente a mí. Increíblemente lo tenía frente a mí, pero se veía tan triste.

_¿Por que nos dejaste?_ dijo con una pequeña lagrima cayendo de sus pestañas cobrizas, mi sonrisa decayó. Oh cielos… ¿Qué había hecho? _mami te quiere y yo también ¿por que nos dejaste?_

En el momento en que iba a responder, unos ruidos fuertes me sobresaltaron y me hicieron alzar la cabeza, por encima del hombro de mi niño… la vi a ella, caía al suelo inerte y sin vida. Benjamin estaba a su lado… con un arma en su mano apuntando hacia donde ella había estado parada.

Mi corazón se oprimió en el pecho. Mi respiración se aceleró. Me paré en el lugar y quise gritar, pero mi voz no salía. Él volteó hacia mí… sus ojos llenos de avaricia y crueldad…

_Te dije que si volvías la destruiría… lo haré de todos modos_

_Bella_ encontré mi voz solo para decir su nombre…_Bella!_

Unos nuevos ruidos alcancé a escuchar, muchos y fuertes y caí en la oscuridad.

Abrí los ojos jadeante, traté de enfocar los ojos mientras sentía mi pulso acelerado palpitar en mi cuello y distinguí las manchas de humedad del techo. Alcé una mano y rastrillé mi cabello sudoroso y volteé mi cabeza… el reloj marcaban las siete de la mañana, el sol aún no salía… era pleno invierno.

Unos nuevos golpes volvieron a resonar y gemí sobre la almohada, algún infeliz estaba en la puerta a esta hora.

Tiré las colchas de mi cama con los pies, demasiado aturdido por el alcohol de la noche anterior como para tener la paciencia de doblarlas con orden, me senté en la cama mientras oía los golpes en la puerta y quise gritar una sarta de maldiciones, pero tenía la garganta reseca. Pasé varias veces mis manos en mi rostro y gemí… mi cabeza se partía.

Me levanté sobre mis pies tambaleante y caminé arrastrándolos hasta la puerta, lento pero seguro. Cuando estuve a punto de llegar, los golpes se hicieron más insistentes,

_Abre Edward! Sé que estas ahí!_

Oh mierda… esa voz.

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Chan!...  

Bueno, está de más decir que me gustaría saber sus opiniones. Lo que sea! ja ja... Nos vemos el miercoles! o mañana no sé, siempre puede surgir algo. Besotes y Ah! Buenos... en el blog de Coka, hay un concurso de prólogos, el ganador se convertirá en fic, si quieren leer el mío y el de las demás chicas vayan AQUI y leanlos, voten por el que más les gusta! besoootes!


No se olviden de quién es Benjamin...