Capitulo 12: Dejandome llevar

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 Dejándome llevar

POV Bella

Entonces tras suspirar profundamente llamé al timbre, preparada y deseosa de que sucediese lo que los dos anhelábamos; Edward tras un par de segundos abrió la puerta.

-Hola Edward…-dije sin más, él sonrió ampliamente y me dejo pasar a su apartamento, su sonrisa se intensifico al verme dentro de su lugar, por fin parecía que se creía todo lo que estaba pasando, que de verdad estábamos en su apartamentos juntos después de haber quedado en que hoy, aquí y ahora tendríamos sexo… bah! Eso había quedado más que explicito.

-Bella bienvenida a mi hogar- dijo cerrando la puerta, de pronto la música que sonaba  en el lugar nos fundió en un ambiente casi especial, intimo diría yo, era Maroon 5, había comenzado una canción lenta.

Todo esto parecía tan íntimo que se me volvió a ablandar el corazón frente a él, lo quería aunque fuera un poquito, porque… bueno lo tenía que reconocer, lo quería; pero la verdad es que ese maldito me había dejado con las ganas de hacer algo más que darnos abrazos; lo quería entero para mí en la cama y preferentemente desnudo.

Edward me examinó de arriba abajo con una mirada libidinosa y subió el volumen de la música un poco, yo miré su apartamento con ojo crítico, me giré y le sonreí.

-Me gusta tu apartamento, y también la música- murmuré acercándome lentamente a él.

-Me alegro…- susurró acercándose, tomó con cuidado mi cintura, acarició mi mejilla con su nariz y cerró los ojos balanceándome a su lado. El fuego que habíamos experimentado juntos en aquél baño se había apagado un poco, ahora parecía menos celoso, menos posesivo… me gustaba, pero amaba también sacar ese Edward que me cabreaba tanto y con el que al mismo tiempo quería tener sexo desenfrenado…

-Mmm…me gusta bailar- dije sensualmente, aunque a él no le debía de importar nada que a mí me gustara bailar.

-¿A sí?, a mi también así que vamos a disfrutar de este momento- contestó como si de verdad le importara, me hizo sentir bien, como si no me estuviera pagando por estar conmigo…espera.

No me estaba pagando por estar conmigo, ¡era mi primera cita desde hacía no sabía cuánto…o bueno lo que yo tomaba como una cita por lo menos!

Y como dijo Edward me deje llevar por él y la música,  todo esto no tendría  por qué estar pasando o así lo decía yo siempre, como así debía ser, pero él era tan dulce y parecía interesarse en mi más de lo que cualquier tipo lo hacía, aunque me daba miedo que ese interés rayase la obsesión por mí.

Por eso supuse que esto era un error, hacer que un hombre te quisiera teniendo este trabajo era un error…pero ahora mismo lo sentía como un dulce error que debía ser cometido, por el bien de ambos, y sobre todo para mi bien mental y el suyo… tal vez si me acostaba con él se diera cuenta de que no soy más que eso… una acostada, sexo puro y llano, una cáscara vacía… como iba a descubrir pronto.

Seguimos con ese pequeño baile en la sala de su casa mientras nos pegábamos un poco más, nuestros cuerpos estaba totalmente unidos y ese toque entre ambos era delicioso, íntimo y casi me daba miedo, se sentía tan embriagante. Una de sus manos me rodeo bien la cadera y me apretó a él mientras que con la otra acariciaba mi espalda suavemente.

Con eso tendí mi cabeza en su hombro y cerré los ojos levemente, alzando mi mano sobre su cuello para mantenerlos ahí mientras él llevaba el compas de todo, su sexo me rozó bien, su mano bajo casi hasta mi trasero y yo solté un suspiro sobre su oído, junto con un pequeño escalofrío que recorrió mi cuerpo entero cuando me acaricio la nuca apartándome el cabello del cuello; agacho su cabeza y lo beso.

Con cuidado, con suavidad, totalmente distinto a cómo me había tocado antes,  sus labios volvieron a tocar mi piel, casi rozándola sintiéndome y haciéndose sentir. El balanceo no paraba y sus caricias tampoco, finalmente su mano bajó por mi espalda, mi cintura y cadera hasta tocar mi glúteo, mientras yo lo acercaba también a mí con una mano en su espalda, así mas fusionados que nunca pude sentir que el calor tan característico de nuestros cuerpos al encontrarse o tenerse cerca volvía a surgir… era inquietante, pero tan íntimo, que me daba pena romper esa conexión… algo que jamás me había sucedido.

-Bella eres la mujer más malditamente sexy y excitante que en conocido en mi vida- murmuró Edward recorriendo el contorno de mi cuerpo con su mano, volviendo su cabeza para poder mirarme fijo a los ojos.

-¿Solo soy eso para ti?- pregunte con un pequeño puchero,  recordé   súbitamente todo lo que significaba tener mi modo de vida, claro… no podía ser más.

-No- se apresuró a decir - eres mucho más…la mujer más increíble que conocí nunca, esa eres tú Bella, - subió su mano por delante de mi cuerpo hasta tazar mi pecho y cerré los ojos, por una vez en mi vida podía creer lo que este hombre me decía, algo que muchos me decían pero que no tomaba en serio, nadie lo hacía. .

Mi respiración se entrecorto porque tenía a Edward al sentir su aliento cerca de mis labios, sintiéndolo de verdad tan cerca de mí dejando que todos los fantasmas y los malos augurios se esfumaran. Deseaba creer que ahora no era ninguna chica de compañía era una chica normal, y a pesar de que realmente lo fuera y nunca me abandonase la etiqueta yo no creía serlo en ese preciso instante; casi parecía un cuento de hadas, en el que por fin era una chica normal que tenia al chico amado a su lado sin que nada se interpusiera entre ambos…o por lo menos esta noche.

De nuevo intente dejarme llevar por la música y las manos de Edward que ahora hacían su trabajo.

La osadía se estaba apoderando de él y con su pulgar acarició mi pezón sobre la tela y beso mi cuello, lamiendo el hueco de mi clavícula. Sentía sus labios por mis mejillas, mi mandíbula, mi mentón… él era suave, pero sabía que se estaba reteniendo. Con dulzura posó un beso en mi nariz para después seguir besando el lóbulo de mi oreja, algo que me hizo jadear.

Mordisqueó y sin poderlo evitar sentí toda mi piel ponerse de gallina mientras que seguía con los jueguitos, metió una de sus manos bajo mi vestido separando su cuerpo y su creciente erección de mi, subió el vestido y lo paso por mi cabeza dejándome solo en lencería de encaje, así besó el inicio de mis pechos y acarició mi espalda hasta llegar a mi trasero de nuevo, donde una de sus manos se desvió hacia adelante para tocar por encima de la tela húmeda, mi clítoris ya estaba hinchado y pidiendo por él.

-Bella…- dijo con voz grave- estoy tan jodido por ti, que te daré todo lo que me pidas preciosa- besó mis labios y acaricio sobre la tela hundiendo su dedo mayor en círculos, comenzando  a satisfacer mi necesidad.

Una deliciosa combinación de fricción de tela. Sus dos dedos no paraban de dar vueltas y masajear a su ritmo mi clítoris; me desespere un poco por solo sentirlo de esa forma y verlo aún con demasiada ropa puesta pero deje eso de lado y me acerqué a él pidiendo más y más. Gemí en su oído y mordisqueé su lóbulo,

_Jódeme Edward, a eso vine ¿no?_ susurré jadeante, él estaba jugando conmigo, estaba volviéndome loca _quiero sentirte dentro, quiero lamerte y probarte, quiero todo de ti… eso es lo que te pido._ El gruñó… oh sí… le gustaba las palabras sucias.

Dejo los dedos quietos cuando gemí una vez más y sonrió de lado para llevarme al sofá y sentarme allí algo brusco, me miró con sus ojos encapuchados de lujuria y  se quito la camisa lentamente, torturándome, tentándome, su exquisito abdomen me dieron ganas de correr mis dedos por él. Se puso de rodillas frente a mí con un reflejo de cordura tras toda esa excitación impresa en su rostro.

-Voy a hacer que ardas y te retuerzas de placer preciosa, y después no habrá descanso hasta que yo diga- murmuró besando el interior de mi muslo con un pequeño escalofrió de mi parte. Podía gritar… oh mierda… lo necesitaba, él me hablaba de esa forma y me mataba.

Con una lentitud desesperante echo mano a mis bragas y fue quitándola poco a poco de su sitio, lo ayudé alzándome un poco y las sacó de mis piernas rozando cada una de ella con los labios, entonces cogió la braguita y la puso en su nariz, como había hecho la primera vez que tuvo una braga mía en sus manos, olió fuerte cerrando los ojos y gimió con un gruñido.

-Esta te las puedes quedar tu de recuerdo, porque yo ya tengo unas por ahí-dijo riendo, yo sonreí arqueando una ceja, así que él ya tenía unas… wouu, ¿sería algo así como trofeos de guerra?

Olvidé todo cuando bajó su cabeza, puso una mano en cada una de mis rodillas y las abrió de golpe, introdujo dos de sus dedos en mi coño con un pequeño gemido de mi parte y se relamió los labios en un gesto que sinceramente amé; este Edward me encantaba, era tan jodidamente caliente. Movió sus dedos, dentro de mí, fuera y dentro de mis paredes resbaladizas, nunca me había sentido tan mojada en mi vida, mi excitación se escurría entre mis muslos y él miraba obnubilado…

-Te gusta, se que te gusta…-dijo cuando yo cerré los ojos y arqueé mi espalda llevando mi trasero más a la orilla del sofá, alcé cada pierna sobre la mesa baja que había frente a mí y separé bien las piernas para mostrarle lo mucho que me gustaba.

-¿Quieres más?, dí lo que quieres Bella y voy a dártelo; mira lo mojada que estás- sacó sus dedos y se lo metió en la boca, chupó toda mi excitación llevando una mano a frotar su pene aprisionado en sus jeans.

-Ahora vuelvo a probar el sabor que tiene tu coño Bella, moría por beber de ti, nunca olvidé tu sabor… por noches enteras me volvió loco y me masturbaba oliendo tus braguitas… eso me haces cariño… me vuelves loco- dijo acariciándose casi con furia sobre el pantalón, no pude más que gemir azotando mis caderas sobre el sofá pidiendo más. Él era todo placer, sus dedos volvieron a mí y con solo sentirlos, una corriente eléctrica recorría todo mi cuerpo.

Apartó su mano de mí y bajó su cabeza, su boca poco a poco besando mi muslo interior, lamiendo, chupando y besando a boca abierta. Cuando llego a mi centro con su lengua húmeda y sus besos tentadores, sentí derretirme, tiré mi cabeza hacia atrás y llevé mis manos hacia mis pliegues, con mis dedos abrí mostrándole su camino a seguir. Su respiración se agitó y metió su lengua en mí moviéndola ferozmente, con un dedo además aumentaba el placer entrando y saliendo de mi entrada y mientras hacía eso yo lo tome de la nuca sin saber que mas hacer que sentirlo, gemir y casi gritar su nombre. Me movía sobre el sofá a ritmo con su lengua y gemía a más no poder… ¿tendría vecinos quejosos? No lo creía, el piso entero era de él!

Él lamio mi clítoris con insistencia, yo lo miré por un momento, era embriagador verlo entrar y salir de mi cuerpo de esa manera, manejándome a su antojo, era masa en sus manos, pero no lo pude resistir, el placer era tal que dejé caer mi cabeza hacia atrás nuevamente. Sentí que dio una pequeña mordida en mi clítoris aumentando el placer, y en circulo siguió con su lengua cada vez intensificando más las sensaciones, ya me sentía arder sobre su lengua y no distinguía cual estaba más húmeda o caliente, lo mejor una fusión de ambas para mi placer.

Casi estaba por llevar al maldito cielo con esa boca, y esa lengua que se movía frenéticamente sobre mí, ¡Dios esos dedos!, su lengua empujo mi botón, lo relamió y mordisqueó repetidas veces.

_Oh Edward! Ahh… por dios, eres… ahh!_ grité sin poder retenerme.

-Ya Bella, córrete en mi boca, quiero recibir lo que me des- y como si supiera lo que pasaría después, me chupó un poco más duro y llegué. Mi espalda chocó contra el sofá, me aferré a la tela con mis manos en puños y lancé todo el aire de mis pulmones con un agudo grito. Sentí como se contraían mis paredes y me llegaba el placer abrasador que Edward consiguió darme una vez más con su lengua. Lamió toda mi excitación y se aparto un poco de mí; había tenido el mejor sexo oral de mi vida, solo con este hombre.

Poco a poco fui tranquilizando mi respiración, cuando me calmé un poco, él levanté la cabeza y él se puso en pie, relamiéndose el labio inferior; con eso me tomo en brazos y me alzó en ellos.

_Ah! Edward…_ reí sorprendida.

-Vamos al cuarto- dijo rozando con su nariz mi mejilla, asentí y recosté mi cabeza en su hombro… deje que me acostara en la cama mullida, limpia y cómoda y esperé por él.

Vi embelesada como sus manos expertas quitaron su pantalón, que cayeron al suelo. Gateó arriba de la cama hasta llegar a mí, directo a mis labios, pero tuve una mejor idea porque él me había dado placer y yo en cambio nada, así que en vez de aprovechar sus labios y dejar que me besara y que hiciese conmigo lo que quisiera decidí tomar yo el rumbo de la situación. Toqué su pene con mi mano sobre sus bóxers y apreté un poco para ver su reacción; él gimió y dejó caer su cabeza en la almohada, su cuerpo fuerte y fibroso a mi merced… oh sí.

Tome eso como una pequeña rendición ante mí así que le quite el bóxers y tomé su erección entre mis manos, era grande… era jodidamente grande, duro y grueso… él gimió mi nombre y yo me mordí el labio, quería hacer las cosas más sucias con él.

-Vamos Edward, déjame darte lo que me diste… - murmuré moviendo una de mis manos sobre su pene arriba y abajo.

Bajé mi cabeza y vi como Edward me observaba mientras yo abría mi boca y rozaba mi lengua contra su pene, apenas un poco casi haciéndolo sufrir, pero no por mucho tiempo. Bese la punta y con la punta de mi lengua esparcí todo el líquido preseminal que había allí,

_Oh cielos Bella… eres increíble…_murmuró aferrándose a las sábanas con sus puños. Con las dos manos bombeé sobre él, aunque no podía dejar  mi boca quieta ni mucho menos mi lengua, relamí su parte más sensible y lo engullí en mi boca hasta que la punta chocó en mi garganta, hice lo mismo una y otra vez, literalmente comí su pene hasta que comencé a escuchar sus gemidos que tanto me calentaban.

Podía sentir su placer y su sabor pero no estaba contenta con eso quería más, quería que el supiera lo que era mi boca, mis manos y toda yo en su cama; así que aumente el ritmo de mis manos. Esta cama quedaría marcada por mí…

-Bella…- se quejó ante mis movimientos frenéticos.

Mi lengua lamió y chupó, su erección hinchada comenzó a endurecerse más en mi boca si eso era posible mientras él profería mi nombre entre gemidos excitantes, chupé por una última vez antes de sentir que se tensaba debajo mío y su excitación llenaba mi boca, a chorros directo en mi garganta, tragué todo lo que me entregaba.

Aparte mis manos de su pene y sonreí satisfecha porque le había devuelto lo que él me había dado, placer con mi dulce boquita al fin y al cabo. Algo brillo en los ojos de Edward, aún queríamos más, no habíamos tenido ni para empezar así que se acercó a mí y puso sus labios sobre mi oído.

-¿Ahora me dejaras hacer algo pervertido contigo Bella?- preguntó.

-Todo lo que desees- dije sonriente.

-¿Todo?- volvió a preguntar alzando una mano para tocar mi cuello con la yema de sus dedos.

-Todo- asentí.

El se giró y abrió un cajón de su mesita de noche de dónde sacó algo; un segundo después me lo mostraba evidentemente feliz, eran unas esposas revestidas con cuero negro.

-¿Esposas?- reí.

-Claro hermosa, quiero esposarte a mi cama durante un buen rato, así no te escaparas de mí y podré hacer contigo lo que desee- sonrió casi perversamente y se acerco a mi tomando mi muñeca con cuidado mientras abría una de las esposas, besó la piel del interior de la muñeca y a continuación cerro el grillete alrededor de ella.

-Bueno, me gustan los juegos sucios- dije sintiendo como el besaba mi cuello mientras acercaba mi muñeca a una de las barras de la cama para cerrar allí el otro grillete dejándome así encadenada literalmente a su cama. Ambas manos incapacitas para tocarlo, sentirlo… a su merced.

¡Dios, caliente, muy caliente!

Ya no le hizo falta decir nada más, paso su mano sobre mis muñecas esposada y lo siguiente que supe es que me mordió el lóbulo de la oreja y luego bajó lamiendo toda mi piel hasta mi  pezón, sus dientes mordieron la piel sensible levemente y grité de excitación removiéndome sobre la cama.

_Edward… no me hagas sufrir mucho cariño…_ dije con voz excitada.

Paso una de sus manos por mi sexo probando si estaba caliente, gruñó cuando me encontró sumamente mojada y escurriendo mi excitación entre mis muslos.

-Te quiero dentro mío…- murmuré mirando sus ojos apenas sin saber lo que decía, él me estaba volviendo loca, inconciente de las cosas que decía…

Edward me miro y se acomodó entre mis piernas, las alzó y las puso sobre sus hombros.

_Quiero que gimas tan fuerte Bella, que no quede voz en ti en la mañana._ murmuró antes de alinear la punta de su pene con mi entrada y de una fuerte estocada entrar en mi carne húmeda.

_Ahg Edward!_ gemí arqueando mi espalda, el placer de tenerlo dentro mío al fin era algo inigualable, nunca había estado tan contenta de ser penetrada por un hombre.

Nuestras respiraciones eran algo irregulares y el comenzó con un pequeño vaivén sobre mis caderas, pegándola ambas para unirnos más y más; él aire estaba embriagado con el olor a excitación y todo nos llevaba a perder un poco más la cabeza.

Solo se escuchaba el sonido de las esposas bajando y subiendo por todo el barrote de la cama, nuestros gemidos y los choques de piel mojada contra piel, los gruñidos ocasionales de Edward y mis entrañas retorciéndose de placer mientras sentía de nuevo su pene dentro de mí, llenándome.

Él me azoto el trasero con la palma de su mano, el maldito hijo de puta me había dado una nalgada!... pero me había gustado, subí mis caderas al tiempo que él las bajaba fuertemente, colisionando ambas con potencia y sin poderlo evitar gemí su nombre una y otra vez como una posesa.

_Eso es bebé… grita mi nombre, grítalo!... ¿quién te está follando de esta manera? Gritalo!_ gruñó al mismo tiempo que me penetraba con una fuerte estocada,

_Ah! Edward!... oh cielos_

El sudor casi nos cubría y eso le daba un aspecto casi mas viril pero a la vez mas sabroso, su ritmo era frenético y mi cabeza daba vueltas casi sin poder concentrarme demasiado en algo que no fuera el placer; estábamos unidos en uno.

Edward beso de nuevo mis pechos torturándome con esos pequeños mordiscos en cada uno de ellos y mis grititos y gemidos no hacían más que excitarlo y morderme más; chupó mi cuello fuertemente, estaba segura que me marcaría… no me importaba, ya era suya. Siguió chupando con cada empuje de su pene contra mí llegando hasta mi oído, donde yo podía oír perfectamente su respiración jadente. Una de sus manos rozó de repente mi clítoris y eche la cabeza hacia atrás, el murmuro un “vamos” y sus embestidas casi se hicieron más fuertes.

Una y otra vez, entrando y saliendo… gemidos, jadeos, el choque de nuestras pieles mojadas… oh cielos…

Me gustaba su forma de darme places, duro, frenético y poseso… como un maldito hombre de las cavernas, no necesitaba dulzura como la mayoría de los hombre pretendían dar, quería a Edward. Grité mientras sentía mis paredes contraerse, él daba vueltas con su dedos en mi botón y entraba en mi una vez más, murmuró un “ajá” y sentí que el casi estaba a punto de llegar al éxtasis, sus dedos se movieron mas frenéticamente y solo con una vez más que entró en mi, todo dio vueltas y me encontré en un mar de placer puro.

_Aahh… Edward…_ gemí cerrando fuerte los ojos, me lamenté mientras sus caderas pegaron con las mías y sentí su caliente liquido dentro de mí y yo seguía apretándome alrededor de él gimiendo y respirando entrecortadamente.

_Oh Bella, bebé…_ murmuró con ansiedad dejándose caer sobre mí, su frente en el medio de mis pechos y su respiración caliente golpeando mi piel. _Eres increíble_

Había sido la experiencia más exquisita de mis últimos tiempo, tenerlo aún dentro mío, en esa posición… su frente sobre mi corazón, hizo replantearme muchas cosas… era gracioso pero así me veía con él por muchas noches más, perversos, adictos el uno del otro y calientes… la atracción ya era innegable y lo necesitaba, necesitaba a Edward para saciar mis mas profundos placeres.

-Te portaste bien_ dijo luego de unos minutos, su respiración casi reestablecida y aligerando un poco su peso sosteniéndose en sus codos _la próxima vez ¿Qué tal si lo probamos al revés?- preguntó levantándose de mí, miró nuestra unión y sonrió con un suspiro _me veo bien dentro de ti ¿he?... nunca olvidaré esta imagen_ dijo, para luego apartar su cadera de la mía y sacando su pene semirrecto. Se sentó en la cama y tomó unas llaves del cajón para quitarme el grillete de las muñecas.

Con eso de “la próxima vez”, me puse un poco seria tratando de recordarme a mí misma que solo era un hombre que me veía como una prostituta… casi todos los hombres con los que había estado querían una próxima vez. Es decir,  de verdad que esperaba que hubiese una próxima vez, porque a mí también me había gustado, pero nunca se sabía, la vida daba tantas vueltas que…nunca podías saber que pasaría al día siguiente.

-Claro la próxima vez, tú serás mi esclavo sexual Edward Cullen- dije cuando dejo mis manos libres, las pasé por todo su cuerpo hasta llegar a su pene- y este será de gran ayuda- reí tomándolo entre mis dedos, él se acomodó en la cama sonriente y paso una manta por encima de nuestros cuerpos, sus brazos se ciñeron a mi cintura posesivamente y recosté mi cabeza en su pecho

-Aún no creo que de verdad hayamos hecho todo esto-dijo acariciando mi mejilla pensativamente, luego sus ojos verdes brillantes se posaron en los míos y sonrió de lado _con lo que me costó tenerte en mi cama creo que me costará dejarte ir Bella_

-Tarde pero seguro, a demás… hiciste de todo conmigo ¿y no lo crees?, definitivamente la próxima vez será más dura para ti, así lo creerás…- le comente pasando mi dedo por el contorno de sus labios.

-Lo estaré esperando- pasó su mano suavemente por mi cintura y me atrajo a su pecho dejándome totalmente abrazada por sus brazos, puse su cabeza sobre su pecho atenta a los latidos de su corazón.

Estuvimos así de callados tan solo disfrutando de la compañía del otro por unos minutos, caricias sutiles, murmullos placenteros, besos lánguidos y suaves hasta que Edward decidió cortar el silencio.

-Bella, no es indiscreción pero me gustaría saber más de ti, sobre tu familia y sobre Jasper tu hermano- mientras decía esto el cansancio casi me vencía pero me obligue a estar totalmente despierta y pase un dedo por su pecho haciendo círculos distraída sobre el parche de bello que revestís el centro de sus pectorales, traté de pensar en  una buena respuesta.

-Pues, mi familia se reduce a las chicas que viven conmigo en la casa, el pequeño niño que viste que es como mi sobrino y mi hermano Jasper que es la razón por la que siempre seguí hacía delante y no me hundí en la autentica miseria- contesté con un suspiro.

-Supongo que las chicas son como tu familia después de todo, pero ¿ese pequeño de quien es hijo?- preguntó interesado acariciando distraídamente mi cintura.

-Pues el hijo de una de ellas, es el pequeño torbellino de casa, la alegría y la energía, todas lo queremos y creo que por eso estará un poco mimado pero nos da igual, es nuestro pequeño- conteste desperezándome un poco, crucé mi pierna sobre las suyas rozando con mi muslo su miembro en descanso.

-Bien…y ¿Jasper?- preguntó, decidí contarle la verdad, era lo mejor.

-Jasper es mi hermano adoptivo, no compartimos sangre pero como puedes ver lo amo como si la compartiéramos, es la mitad de mi vida y…- cayó una maldita lagrima traicionera por mi ojo y él intento subirme la cara para averiguar el porqué.

-¿Qué pasa preciosa?- me alentó a seguir contando lo que quería.

-Bueno, es que él está enfermo del corazón_ dije secando mi lágrima con el dorso de mi mano _ pronto tendrá que ser operado de eso; un trasplante para ser exactos y la verdad si le pasara algo yo no sé qué haría- ahora sollozaba recordando penosamente la próxima espera por un corazón, dolorosa espera. No podía ni siquiera pensar en eso porque mi corazón se oprimía, y si pasaba algo y yo me quedara sin Jasper, todo se volvería nada.

-No te preocupes, sé que todo estará bien; yo estaré contigo- dijo intentando tranquilizarme, sus manos me acariciaron suavemente. Me acomodé en su pecho una vez más tratando de despejar mi mente, él comenzó a tararear en silencio una nana, en un par de minutos después me tranquilicé y volví a mirarlo,

-Y bueno… ¿Qué hacías con Tanya?- bajé la mirada no quería que el supiera cuanto me molestaba eso.

-¿La verdad?, tenía que disculparme con ella y como creí que había perdido la oportunidad de tenerte, simplemente pensé en que quizás me valdría intentarlo con ella_ él rió sin gracia _ la verdad es que es una chica que no tiene nada que ver con lo que yo busco- primero me molesté… ¿intentarlo con ella?, estaba loco, la tipa era una trepadora y a la legua una zorrita, se veía que solo quería a Edward como un capricho. Me tranquilicé, esa no tenía nada que hacer con Edward, ni una oportunidad tenía… él después de todo estaba rendido a mis pies.

Sonreí de satisfacción…

-¿Y que buscas?- se me ocurrió preguntar.

-Pues ya no busco nada, te tengo aquí- contestó besando mi frente, sentí que metía la mano entre mis cabellos acariciando mi cabeza y no pude evitar cerrar los ojos,

_Buenas noches Bella, duerme cariño… estaré aquí_ susurró suavemente. Apagó la luz del cuarto y literalmente me quede dormida sobre su pecho para soñar que tenía una vida normal con alguien a quien quería.

El confortable sueño se fue esfumando de a poco, sabía que era de día ya porque la luz de la habitación molestaba debajo de mis parpados. Sentí unos suaves besos por mi espalda y sonreí. Su lengua lamió los huequitos de mi cadera y siguió subiendo por mi espalda hasta mis omóplatos, besó la piel de mi columna y subió hasta mi oído a chupar suavemente mi lóbulo,

_Abre las piernas preciosa_ demandó…

Oh cielos…

Hice lo que me pidió y boca abajo sobre la cama abrí mis piernas, él puso las suyas entre ellas y con ambas manos alzó un poco mi cadera. Sentí cómo metió un dedo dentro mío y escondí mi rostro en la almohada para gemir, a su dedo lo acompañó otro y dos de ellos entraron y salieron de mí varias veces hasta que me sentí lubricada,

_Eso es cariño, ¿estas lista para recibirme?_ preguntó sacando los dedos, asentí jadeante y miré sobre mi hombro, él tomó su pene y colocó la punta en mi entrada, esta vez entró despacio… abriéndose paso con delicadeza y apretando los dientes, controlándose… conteniéndose…  

_Buenos días Bella…_ dijo con una estocada, salió un poco de mí y volvió a entrar con un empuje más fuerte _fue un placer verte dormir… entre mis sábanas_ gimió aumentando la velocidad de sus caderas chocando contra la mía, su mano rodeó mi cadera y llevó sus dedos hacia mi clítoris… lo pellizco suavemente y yo gemí arqueando mi espalda, alcé mi torso sosteniéndome de mis manos en el colchón y acompañé sus movimientos de ida y venida, haciendo chocar mi cadera con la suya.

_Fuerte Edward… házmelo fuerte y duro_ gemí mirando sobre mis hombros, él acarició con la mano libre, mi espalda y se aferró a mi cadera haciéndola chocar más fuerte con la suya… su pene duro entrando y saliendo de mi carne caliente. Era tan excitante verlo, no podía pensar en otra cosa que en él.

Él me tomó de la cintura y me obligó a arrodillarme sobre la cama mientras aún seguí envistiéndome,

_Cabálgame Bella_ dijo tomando mis pechos con ambas manos y haciéndome recostar mi espalda sobre su pecho, tiré mi cabeza hacia atrás y moví mi cadera sobre él, _así preciosa, móntame duro bebé_ acarició mis pezones con sus dedos y yo me rendí a la tarea de cabalgar sobre él, su pene entrando y saliendo de mi estrechez y yo gimiendo como una condenada. Mis movimientos pronto se tornaron frenéticos y sus jadeos en mi oído se tornaron en sutiles gruñidos de placer,

_Vente Bella… apriétame cariño, vamos…_ murmuró con tono ansioso, aceleré mis movimientos y sentí su dedo haciendo círculos en mi clítoris, su otro brazo reteniendo mi cintura…

_Aggh Edward… ya casi…_ gruñí sintiendo los primeros espasmos de mi orgasmo. Él se sacudió contra mí y sentí su descarga caliente en mi interior junto con mi nombre saliendo de sus labios reverentemente, entonces dejé que el orgasmo se apoderara enteramente de mí.

Descansé mi cabeza en su hombro mientras los espasmos agitaban mis paredes y el placer infinito me embargó, Edward gimió áspero en mi oído y ambos nos relajamos al punto máximo. Nos dejamos caer sobre la cama,  lánguidos del placer, sueltos… flácidos, sus brazos envueltos en mi cintura acercándome a su cuerpo.

No sé cuanto tiempo pasó, pero lo sentí removerse detrás de mí y salir de la cama, minutos después, mientras yo trataba de luchar contra el sopor de mi inconciencia, lo sentí tocar mis hombros y dejar besos suaves en mi cuello.

-Vamos, el desayuno- murmuró, me giré un poco aún desperezándome y abrí un ojo para verlo, sobre la mesita de noche había una bandeja con el desayuno tal y como yo le llevaba el desayuno a Jasper a veces.

-A comer dormilona… necesitas reponer fuerzas- abrí los dos ojos abracé a Edward por el cuello y lo besé.

Entonces él me separó y tomó la bandeja de la mesa para ponerla sobre mis  piernas, fue a su armario y luego de revisar, me dió una de sus camisas, me la puse y me cubrí los pechos, él sonrió y se disculpó saliendo hacia el baño.

Media hora después Edward ya estaba duchado y arreglado y parecía que también había desayunado aunque ahora me acompañase.

-Gracias por molestarte en hacerme el desayuno- dije antes de tomarme el zumo de naranja exprimida que había hecho.

-De nada_ murmuró acercándose a dejar un beso en mis labios _ desayuna tranquila mientras busco tu ropa o algo que ponerte- dijo mirando alrededor y por todo el cuarto, se fue a la sala recogiendo mi ropa pero aún así quiso ir a su armario y mirar allí para no sé qué.

Sacó un vestido corto de un color amarillo pastel, era un poco clásico pero bonito y lo dejo sobre la cama. Dudé por un momento…

-Era de mi hermana, no sé como lo apareció aquí pero tratándose de ella tendré ropa por todas partes- dijo sonriendo, yo arqueé una ceja y lo miré cautelosamente… claro, ¿hermana?, él sonrió _preguntale si quieres cuando la veamos_

Negué con la cabeza y deje la bandeja en la mesita, recogí mi ropa interior y me la puse, luego me puse en pie y me quite la camisa para probarme el vestido que parecía quedarme bien, Edward me ayudo con las tirantas pues eran entrelazadas y así estuve vestida.

-Creo que me queda bien- dije mirándome en el espejo del cuarto.

-Como siempre hermosa-contestó sin más, nuestras miradas se entrelazaron y no pude apartarla.

Él sonido de mi móvil en algún lugar me saco de ese pequeño trance y fui corriendo a la sala para tomar mi móvil del bolso y ponérmelo en el oído.

-¿Si? ¿Quién es?- aunque sabía perfectamente que debía de ser alguna de las chicas, no había avisado de que pasaría la noche fuera aunque ya me pasó más de una vez, prefería que lo supieran por mí.

-¿Bella?, Bella soy Rose tienes que venir al hospital, Jasper tuvo una recaída, está internado- dijo como una loca Rose, yo no reaccione al segundo casi ni podía asimilar lo que estaba diciendo ¿Jasper?; solté todo el aire y comencé a hiperventilar.

-¿Qué le pasa?- pregunté nerviosamente, las manos comenzaban a temblarme y no podía tenerme en pie.

-No sabemos, le están haciendo pruebas, algo le pasó a su corazón- dijo como pudo.

Yo solté un quejido y me tape la boca sin creer, Edward vino hacia mí con cara de pánico y me abrazo intentando tranquilizarme aún sin saber que me pasaba.

-Vamos Bella, sé fuerte ahora y ven al hospital- volvió a hablar Rose con la voz quebrada.

-Sí, sí, ya voy- le colgué y me aferre a la camisa de Edward tratando de respirar, Jasper tuvo una recaída y estaba segura que por el esfuerzo que hizo el día anterior solo podía ser eso.

-¿Qué te pasa preciosa?... cuéntame- murmuró preocupado Edward. Yo me separé y tomé varias respiraciones profundas, busqué mi bolso para meter el móvil y salir cuanto antes hacia el hospital.

-Jasper tuvo una recaída, esta internado en el hospital, debo ir ahora mismo-me separé de él  nerviosa, sin poder parar de mirar a mi alrededor y asegurándome de que lo tenía todo.

-Oh, Bella, ven yo te acompaño cariño…- me tomó de la mano, me abrazó y hundí la cabeza en su pecho para respirar su aroma mientras sentía mi corazón galopar en el mío, estaba tan asustada. _Shh… tranquila preciosa, todo saldrá bien_ susurró apaciblemente -Yo te llevare- me tomo de ambas mejillas, besó mis labios y me hizo andar rápidamente hasta la puerta para salir de allí lo antes posible.

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Y bueno?? Espero les haya gustado, si hay tensión, pero la pasión seguirá. Una chispa se ha encendido, no creo que sea capaz de apagarse. Beso!!!!