Outake Custodio mío, Ser feliz...

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Outake  Custodio mío

Ser feliz…

_Es hermosa… redonda, perfecta, es… increíble que dentro haya una pequeña vida creciendo_  su mano acarició mi vientre suave y lentamente,  una mirada nostálgica nublaba sus hermosos ojos verdes y me estremecí. Su nuez de Adán subió y bajó en su garganta cuando tragó y cerró los ojos, _me perdí tanto…_ su voz rota me estremeció.

Alcé mi mano y acaricié sus cabellos cobrizos, el largo había crecido y pequeños mechones caían sobre su frente, había casi olvidado que mi custodio solía lucir siempre pulcro y ordenado. Mi Edward de ahora era más autentico, genuino… no limitado por esos trajes oscuros que le restaban luz, él ahora brillaba por sí mismo.

_Estas aquí mi amor, conmigo… con nosotros, no te perdiste mucho, solo unas cuantas mañanas de vómitos, malestares y mareos _sonreímos juntos _no fueron fáciles los primeros meses, estos son los mejores y gracias a adiós los puedo vivir contigo_

_Sí, pero al menos hubiese podido sostener tu cabello mientras sufrías tus malestares o… acompañarte en tu primera ecografía, ver a nuestro hijo en la pequeña pantalla mientras te sostenía la mano, acunarte en mis brazos mientras tarareaba para ustedes una canción de cuna, masajear tus pies_

_Oh bebé…_ susurré sintiendo mis ojos llenarse de lágrimas. Tomé su mano y besé sus nudillos… era verdad, él se había perdido tanto…

_Siento tanto todo, nunca me lo voy a perdonar…_ él inclinó su rostro y besó mi vientre de casi nueve meses casi con solemnidad, acarició el obligo sobresaliente y rozó la punta de su nariz en ese lugar.

_Mi chiquito… mi bebé, si hubiese sabido de un principio como me sentiría ahora, como se sintió mamá, jamás me hubiese alejado_ susurró a mi panza _siento todo lo que sucedió, jamás… encontraré palabras suficientes, pero te prometo, que encontraré la manera de profesar mi amor a ti y tu mami a cada minuto del día… me perdí tanto, no quiero perderme más cosas. Quiero verte… pronto, te tendré en mis brazos y sabrás el amor que tengo por ti desde que supe que existías, el amor inconmensurable que tengo por mamá. No fui el mejor de los guardianes, pero lo seré para ustedes…_ mis lágrimas cesaron y corrieron por mis mejillas. Sus palabras dulces a mi niño eran tan estremecedoras y mi hijo estaba tan quietito, que parecía como si estuviera escuchándolo.

_Te amo… te amamos y cuando te tengamos tendrás tu familia feliz. Solo déjame hacer unas cosas y ya verás… crece feliz allí adentro bebé y sigue cuidando de mamá, yo te estaré esperando  cuando decidas salir_

Sonreí al mismo tiempo que él. Se veía tan tierno y luminoso hablándole a nuestro hijo.  Fue un momento increíble y tan sereno…

_Tengo algo para ti_ murmuré acariciando su mejilla, él levantó su mirada y fijo sus ojos cristalinos en los míos. _Aún en tu ausencia tuve esperanza… búscalo en mi mesita de noche amor_

Él asintió con una sonrisa bailando en sus comisuras y se levantó de la cama para ir  hasta el cajón de mi mesa de noche. Rosalie había traído para mí algunas de mis cosas de mi antigua casa, entre ellas el cuaderno de partituras que ahora Edward sostenía en sus manos. Había adornado la tapa y contratapa con cada imagen que me recordaba a él. Rosas blancas, símbolos de amor infinito, una imagen del Big Ben, música representado en claves de sol y semicorcheas, teclas de un piano…  cuerdas de un chello…mi custodio. Era mi pequeño recordatorio de él. 

Él se sentó en la orilla de la cama y abrió el cuaderno en la primera página. Allí estaba mi carta, la primera de muchas que escribí para él cuando la única salida era mis cartas. Él leyó… cada palabra, cada expresión y sensación estampada en palabras, mi dolor… mi frustración. Él suspiró pesadamente cuando leyó y sonrió algunas veces cuando le contaba de mi embarazo. Había escrito cada noche, cada una de las noches que no lo había tenido, a veces poco, solo unos reglones y otras noches mucho, página y páginas… pero nunca falté a mi cita con el cuaderno y la pluma, solo para él.

_Oh dios…_ susurró al dar vuelta una página, allí estaba la imagen de ultrasonido de mi bebé, la primera. Era borrosa, en blanco y negro y no se veía nada, solo una pequeña semillita blanca dentro de un abismo negro… señalé con mi dedo tembloroso y él comprendió… _era tan pequeño_

_Allí estaba de doce semanas_

_¿Estuviste sola?_ su voz era áspera y dolida. Negué con la cabeza,

_Rose estuvo conmigo, en todo momento. Nunca estuve sola mi amor, solo… por las noches, aún allí estaba contigo…_ susurré de manera calmante, él asintió y continuó ojeando el cuaderno. Encontró más cosas, mis primeros análisis, otros estudios menores y algunas fotografías que Rose había tomado para ir llevando un registro del crecimiento de mi vientre.

Su dedo acarició suavemente una imagen mía, estaba en una reposera en el departamento de Rose, leía un libro y llevaba una pequeña panza de apenas cinco meses.

_Siempre tan hermosa_ murmuró él con reverencia. Dio vuelta una página y leyó atentamente lo que había escrito ese día…

_¿Esme y Alice?... ¿crees que Esme sabía?_ sus ojos se trabaron con los míos.

_Creo que siempre lo supo, ese día me dio ánimos de manera muy especial. Ella siempre lo supo._ él asintió sonriendo suavemente.

_Siempre ha sido tan intuitiva, ella supo primero que yo que me había enamorado de ti_

Continuó leyendo y sonrió en cada hoja que leía, una nueva ecografía, una nueva imagen mía, confesiones y confesiones solo para él…

_¿Dónde me puedo inscribir para tus clases?_ dijo con tono divertido, _envidio a esos niños, tienen una profesora excelente_ palmeé su brazo suavemente y chasqueé mi lengua,

_Solo les enseño lo que sé, no soy profesora_ repliqué tratando de arquear un poco mi espalda, el peso de mi vientre me incomodaba cuando estaba por mucho tiempo en una posición. Él vio mi mueca de dolor cuando quise girar mi cadera y dejó el cuaderno sobre la mesa de luz para apresurarse a ayudarme.

_¿Estás bien amor?_ preguntó preocupado, acomodó la manta de lana blanca sobre mi cuerpo y asentí largando un profundo suspiro.

_A veces duele, pero es porque se acerca más la fecha_  murmuré cansada. Él asintió aún preocupado, con el seño fruncido y pensativo. Volvió a sentarse a mi lado y tomó el libro de la mesa para seguir leyendo. Su mano libre acarició suavemente una y otra vez mi espalda baja, donde el dolor era más intenso.

Leyó  hasta que llegó al final. Lo último que había escrito fue la noche anterior de su retorno, él sonrió…

_¿Un patrón?_ preguntó casi maravillado.

_Sí, a él o a ella le gusta mucho el dulce y se relaja cuando escucha las notas del chello. Cuando toco música es como si él o ella estuvieran escuchando, no hay pataditas o movimientos hasta que acaba la canción… será un pródigo_ no pude evitar que mi voz chorreara orgullo.

_Lo será… como su madre_

_Como su padre_ repliqué yo. Ambos sonreímos, Edward dejó el libro sobre la mesa y se inclinó a besar mi frente,

_Prométeme algo Bella, solo una cosa quiero que me regales… solo un instante…_

_¿Qué?_ pregunté perdida en sus ojos emocionados.

_Quiero sostener tu mano y estar allí… cuando nazca_

Su pedido me había hecho sonreír, no podía haberme pedido algo mejor, lo necesitaba allí conmigo…

_Gritaré mucho… tal vez_ dije con voz ahogada.

_Entonces te besaré…_ replicó.

_Tal vez esté furiosa y resentida contigo por haberme embarazado…_ dije riendo.

_Estaré allí para recibir la cachetada…_

Tragué en seco…

_Estaré sudada y horrible, no será mi mejor momento…_

_Estarás hermosa y estaré allí para pasar un pañuelo sobre tu frente_

Lloré… no podía tener un mejor hombre…

_Habrá sangre y estaré agotada_

_Tengo tolerancia mi amor, soy militar… y estaré allí sosteniendo a nuestro hijo para que tú puedas dormir_

_Te amo…_

_Te amo más_ susurró él.

Se acercó a besar mis labios y tuve mi epifanía. Quería estar con este hombre cada minuto de mi vida, darle felicidad, amor y compañía… quería hacerlo feliz. Nadie más se merecía la felicidad más que él… y yo había nacido y recorrido mil cosas, sobrepasado tantos obstáculos para conocerlo y darle esa felicidad. Edward Cullen se lo merecía… y yo pasaría cada minuto de mi vida con ese único objetivo. Seríamos felices juntos…

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FELIZ DÍA DE SAN VALENTÍN! Bueno... no hay cenas románticas, flores, anillos... pero preferí mil veces este momento entre ellos que algo tan común como una cena cara o una joya... 

Como saben es solo un outake, quería compartirlo con ustedes... la semana que viene tendrán el capitulo real, pero esto es una parte de la historia igualmente, gracias y nos vemos si dios quiere el miércoles, beso!!

Gracias por tantos saludos en mi ausencia!!! Ada, eres genial... voy preparando un regalito para mi hermanita querida. Besos a todas!