Capitulo 39: Libertad

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Libertad

Sentí una punzada en mi bajo vientre, pequeña… pero indicadora de que habrían más y más intensas si es que no tomaba esa pequeña pastilla azul que arrastraba el dolor de mi cuerpo. Pestañeé despierta y abrí los ojos, cuando lo hice mantuve el silencio y miré cautivada lo que tenía frente a mí.

_Míra…_ susurró Esme sosteniendo las manitas de mi hija mientras la tenía en su regazo. Ella estaba sentada en la mecedora cerca de la ventana y Edward estaba sentado junto a ella sin separar la mirada de nuestra Helena.

_Si, son pequeñas… diminutas, casi temo tocarle los deditos_ murmuró él rozando su pulgar sobre la pequeña mano.

_No, tonto… si eres suave no la dañarás. Lo que te quiero decir, mira… tú tenías los mismos dedos al nacer, ¿crees que será una gran pianista como tú?_ sonrió Esme mirando a su hijo.

_Ma, yo no soy un gran pianista. Solo… un aficionado_

_Oh vamos, solo porque decidiste ser otra cosa en tu vida no quiere decir que ese talento natural se haya esfumado..._ Esme miró nuevamente a mi niña y sonrió tan dulcemente que pude ver el brillo en su mirada… oh cielos, definitivamente hoy tenía a mi hija gracias a ella.

Edward pareció seguir el mismo carril de pensamientos que yo porque miró a su madre con adoración y a mi hija con amor infinito y negó con la cabeza incrédulamente, _No puedo creer tenerte aquí… con tus brazos sosteniéndola. Es… como mi deseo hecho realidad_

Esme secó una lágrima en su mejilla y sonrió a Edward,

_Y yo no puedo creer tenerlos a ambos, cuando hace unos meses solo tenía la seguridad de que la vería primero a ella que a ti_

Hijo y madre sonrieron con pena y arrepentimiento y bajaron la mirada a mi niña que dormía en brazos de su abuela.

_Definitivamente tendré una nieta artista… ella, no puede ser más hermosa…_

Edward asintió sonriente y se acercó a besar la manito que sostenía entre sus dedos,

_Ella será todo lo que desee ser… pianista, astronauta, pediatra, escritora, artista. Para ella todo es posible… lo único que quiero es que sea feliz_

_Lo será mi amor, lo será…_ susurró Esme acunando suavemente a mi niña.

Traté de ignorar la molestia que cada vez era más notable y cerré los ojos. Tal vez si me volviera a dormir…

Habíamos llegado a nuestro departamento hace unos días, Carlisle me había dado el alta médico cuando comprobó que mi nivel de sangre en mi sistema era el apropiado y permitía la buena coagulación y la circulación normal. Edward pensaba que todavía era pronto para aparecerme por casa, que en el hospital iba a estar mejor cuidada y monitoreada, pero yo deseaba salir de allí y gozar a mi niña en un ámbito más confortante. Fueron cuatro días hospitalizaba y lo único que necesitaba era dormir en mi cama y sostener a mi hija en brazos mientras oíamos un poco de Bach o Mozart. Edward volvería al trabajo y yo con mi niña seríamos vigiladas por Alice, Rose o Esme mientras él no estaba y trataba de resolver algunos temas pendientes.

Emmett venía de vez en cuando por unas horas, no hablaba conmigo pero podía escuchar el trajín en la sala, seguían con las investigaciones y estaban en pleno proceso, cuando no trabajaban en la oficina lo hacían en nuestro departamento, el que habíamos adoptado Edward y yo, más como nuestro refugio como nuestro hogar.

Edward trataba de esparcir sus problemas y tareas laborales en cuanto me veía a mí o a nuestra niña y Emmett seguía siendo el Emmett de siempre sin su máscara fría de investigador federal. No quería preguntarles hasta que no tuvieran algo certero, cuando fuera así, confiaba igualmente que Edward me informaría.

Rose había aprendido a cuidar un bebé, fue casi algo natural en ella. Simplemente la sostuvo y mi hija tuvo esa “cosa” natural con ella. No había otra cosa para definirlo, Edward… casi estaba celoso cada vez que ellas se encerraban en esa burbuja y no hacía más que venir conmigo y recostarse a mi lado para quejarse de que mi amiga le estaba robando la atención de su hija.

Era tan tierno cuando él hacía eso. Pero con solo una suave caricia de mi mano en su mejilla era suficiente para relajarlo por completo y convencerlo de que éramos dos las niñas en esa casa que reclamábamos de su atención.

Helena simplemente lo había enroscado en su dedo pequeño y él estaba enamorado. Los ojos de Edward brillaban cada vez que la veía y no pude estar más de acuerdo que aquí había solo una persona celosa… y era yo.  

Una nueva punzada atravesó mi bajo vientre un pequeño gemido se ahogó en mi garganta. Abrí los ojos solo para ver la mirada de Edward dirigida a mí. En seguida vi cómo se levantó de su silla y caminó a grandes pasos hasta mi mesa de noche, sacó mi medicamento y se sentó a mi lado tomando en su mano el vaso de agua.

_¿Duele mucho?_ preguntó casi con un tono ansioso en la voz. Asentí suavemente sin decir palabra y levanté la cabeza un poco para tomar la pastilla y un sorbo de agua que Edward me ofrecía.

Cerré los ojos y recosté la cabeza sobre la almohada, sentí una caricia de los dedos tibios de Edward sobre mi frente y suspiré apacible. Lo sentí recostarse a mi lado suavemente un momento después que oí los susurros de Esme disculpándose y el cierre de la puerta,

_Hey… hay alguien que te quiere ver_ dijo en voz baja y sonreí al suponer que no estaba solo. Abrí los ojos y vi a mi niña en sus brazos a mi lado, mi pequeña niña dormía aún apacible sobre su pecho.

_Helena…_ susurré con un suspiro. Arrastré el dorso de mi dedo pulgar sobre su mejilla y me acerqué un poco a besar su sien. Respiré profundo contra su suave cabello que más bien era una manta de pelusa castaña y absorbí su aroma… oh dios… era mi nuevo aroma favorito en el mundo.

_Bella… amor_ la voz de Edward me alertó, era seria y profunda. Me recosté sobre la almohada y lo miré precavidamente, sus ojos eran fríos de repente y podía intuir de qué se trataba… del único tema que quería olvidar ahora que tenía una vida nueva,

_Tu abogado llamó, quiere reunirse contigo temprano esta semana_ dijo midiendo  mi reacción, cuando le devolví la mirada imperturbable él prosiguió. _Él… sabe que estas en su post operatorio, pero tiene algo importante para ti, entonces… pensé que ibas a querer verlo, yo le dije que podría venir el lunes si estaba bien con él_

Asentí de acuerdo y me atreví a preguntar, no por nada su mirada ansiosa me traía el mismo sentimiento.

_¿Qué es?_ el fulgor de sus ojos verdes y su repentina sonrisa de lado me hizo respirar tranquila.

_Pronto serás una Swan de nuevo bebé…_

_¿En serio?_ pregunté esperanzada. Él sonrió suavemente y asintió…

La imagen de mi padre, el proveedor de mi apellido, cruzó por mi mente por un segundo, necesitaba estar mejor para ir a verlo… si aún vivía en Forks, necesitaba ir hasta allí para ubicarlo y para que tratemos de hablar… ya no había contrato vigente y si el divorcio se llevaba a cabo lo más antes posible, volvería a ser una swan con todas las letras… deseaba más que nunca ver a mi padre y saber de su propias palabras qué fue qué sucedió.

_La sentencia de divorcio fue aprobada y firmada, solo falta tu firma… y la de él_ Edward me sacó de mis pensamientos, su sonrisa decayó un poco al nombrarlo a Benjamin, aún indirectamente.

_¿Crees que lo hará? ¿Que firmará?_

Sinceramente temía que Benjamin se negara a firmar, sería lo más obvio. A pesar de estar enfermo, no iba a dejar su carácter posesivo y  ambicioso y eso era lo que tenía llena mi cabeza en las últimas semanas, aunque debía admitir que mi niña había arrastrado mis preocupaciones lejos de mi mente en cuanto la vi por primera vez.

Edward pareció pensar un segundo frunciendo el seño y asintió suavemente,

_Él lo hará… estoy seguro que sabrá lo que le conviene, está al borde de la ruina con todas las pruebas presentadas en su contra, no creo que encuentre la manera de hundirse más y arriesgarse con un juicio de divorcio… lo hará bebé, no te preocupes_

Oh dios… necesitaba creer en eso.

Sonreí momentáneamente tranquila y me concentré en mi amor y mi hija. Pero la molestia seguía en mi mente y no podía dejar de despreocuparme. Si todo salía bien, pronto volvería a ser solo Isabella Swan. Y los años de odio y desesperanza junto a benjamín, quedarían enterrados y atrás dejando por delante un camino luminoso de amor y felicidad junto a mi familia. Mi hermosa y verdadera familia.

Durante la semana fue mejorando mi salud, de a poco pude levantarme de la cama y caminar por el departamento. Pude tomar a mi niña en brazos y darle su biberón y cantarle canciones de cuna. Con los días volví a ocuparme de mí misma y poner en orden mi nuevo hogar… con la ayuda de Edward por supuesto.

_Un poco más…_ dijo él en mi oído, me estremecí visiblemente, una corriente eléctrica recorrió lo largo de mi columna vertebral y sonreí _100ml más…_

_¿Toma todo esto?_ murmuré alzando el biberón a la altura de mis ojos luego de que terminé de poner el agua tibia. Edward envolvió mi cintura con ambos brazos y asintió sobre mi hombro

_Es una niña comilona_ sui voz me hizo cerrar los ojos con añoranza… solo asentí.

_Ahora… ¿pongo la solución?_ murmuré sintiendo su mano acariciando en círculos mi bajo vientre sobre mi bata de raso blanco, a pesar de que mi vientre de embarazada ya no estaba allí y había quedado una ligera hinchazón que mi doctora dijo que desaparecería con el tiempo. Edward parecía tener reminiscencias en su memoria de mi vientre abultado por nuestra hija… o solo lo hacía para serenar mis posibles dolores, aunque la pastilla azul hacía su buen trabajo para atenuar el dolor.

_Es una medida por cada 100ml de agua… entonces son…_

_Tres medias_ dije asintiendo en comprensión. Él besó un lado de mi cuello mascullando un “Mmhmm”… _entonces… ahora lo mezclo y cuando esté bien mezclado lo pongo bajo el chorro de agua fría…_

_Exacto… lo estás haciendo muy bien cariño_

_Tengo un buen maestro_ dije rebosando de orgullo. Gracias a él estaba feliz de poder hacer al fin mis menesteres de madre, lo había esperado pero nunca creí que iba a tener una gran ayuda como la de él.

Bueno… a eso agregarle que nuestra hija era la luz de sus ojos.

_Puedo enseñarte tantas cosas más amor…_ murmuró con nostalgia, sonreí para mis adentros. Terminé de mezclar la solución en el biberón y la dejé bajo el chorro de agua fría así se adecuara a la temperatura adecuada. Volteé sobre mis talones y me colgué del cuello de mi Edward que no dejaba de sostener mi cintura. Él sonrió y se acercó más a mi cuerpo recostando su frente con la mía y como si fuéramos atraídos por una fuerza de atracción  poderosa, nuestros labios se unieron suavemente.

Sus manos viajaron por mi cuerpo lentamente hasta acunar mi cara y profundizar el beso, mis manos se enredaron en el cabello de su nuca y di más acceso a su lengua en mi boca… de repente me sentía abrumadoramente embriagada. Era él… todo su olor, su gusto… su pasión, lo que me envolvía y me hacía olvidar todo…

Él gimió en mi boca y bajé mis brazos por su cuerpo para abrazar su cintura, mis dedos sintieron cada musculo tenso debajo de su camiseta, lo quería más cerca de mí… pero él se negó a tocar mi cuerpo con el suyo. Era increíble… e imposible, pero lo deseaba y lo único que quería y pronto era envolver mi cuerpo en él, hacerle sentir lo mucho que lo había extrañado.

Él ahogó un gruñido en mi boca y rompimos el beso, jadeantes,

_Mierda… Bella… yo, no me hagas esto bebé, la doctora dijo que hay que esperar al menos…-

_Sí, lo sé… un mes para tener relaciones..._ gemí de frustración _no creo poder soportar tanto cariño_

_Tienes que hacerlo, a demás… no podemos arriesgarnos a que los puntos de tu cirugía corran peligro… Bella, no te puedes dar una idea de cuánto te amo, de cuánto te deseo_

Dejé caer mi frente en su fuerte pecho y gemí frustrada, dios… lo amaba tanto, podía estallar de amor por él y era como si le mostraran un dulce a un bebé y se lo negaran, no… era más que eso!

_Déjame hacerte sentir mejor_ dije bajando mi mano por su cuerpo, su vientre tenso, hasta llegar a la orilla de sus vaqueros. Solo alcancé a desabotonar el primer botón cuando oímos un pequeño quejido desde la habitación de nuestra bebé.

_Oh cielos_ murmuró por lo bajo, su respiración me dijo que deseaba esto tanto o más como yo, pero deberíamos esperar. _Bella… el biberón_

Mierda!

Volteé hacia el biberón y lo saqué de debajo del chorro de agua fría, lo probé sobre el dorso de mi mano como Edward me había enseñado pero estaba fría…

Oh cielos…

_Está fría!..._ dije mientras sentí el llanto de mi niña cada vez más cerca. Edward la había ido a buscar a su cuna y venía acunándola entre sus brazos,

_¿Quieres sostenerla cariño?... puedo hacer un biberón_

_Si… soy un desastre_ gemí caminando hacia él, él trataba de esconder una sonrisa mientras me entregaba a mi bebé.

_Eres increíble mi amor, solo… perdona haberte distraído_ murmuró él antes de besar mi frente _tendremos tiempo para todo bebé, aunque tendremos que acostumbrarnos a frustrarnos por esta pequeña princesita_

Por supuesto… la satisfacción de tenerla, eclipsaba cualquier excitación, todo vendría con su tiempo.

~Ѽ~

Miré hacia la ventana mientras doblaba unas mediecitas de mi bebé, el cielo estaba nublado y amenazaba una tormenta, a pesar de que la primavera había llegado… el invierno pasado no daba tregua. Suspiré resignada, hoy había pensado sacar por primera vez a mi niña a pasear si el día prometía… pero había resultado todo lo contrario.

_¿Señora?_

Volteé al oír a Claire en la entrada de la habitación. Ella se había ofrecido a ayudar con llevar adelante la casa y el cuidado de la niña, Edward había estado con mucho trabajo estos últimos días y cuando él no estaba contaba con la presencia de ella, Rosalie o cualquiera de las mujeres Cullen.

_Claire, solo llámame Bella, te lo he dicho_ le sonreí a mi antigua cocinera. Ella bajó la mirada y asintió con una sonrisa…

_Oh… es la costumbre, ¿Desea tomar algo? ¿tal vez un te?_

_No Claire, no estás aquí para servirme… pero gracias de todos modos_ murmuré guardando los pares de medias que ya tenían su pareja.

En ese momento el timbre sonó y Calire se apresuró a abrir, oí la voz de Rose saludando y caminando por el corredor hacia la habitación. Terminé de acomodar la ropita en los cajones lentamente, mi herida aún molestaba de vez en cuando.

_Hey Bella!_ entró saludando, en seguida llevé mi dedo índice a mis labios… mi hija dormía en su cuna en ese momento. Rose murmuró un “ups” y se tapó la boca,

_Supongo que tendré que acostumbrarme… ¿dónde esta ese pequeño algodón de azúcar?_

_En su habitación durmiendo_

_Ou.. ¿por qué la dejas allí solita? Si fuera mi hija dormiría conmigo en todo momento…_

_Bueno_ alcé los hombros _no creo que Emmett estuviera muy de acuerdo de dormir con su hijo entre tú y él… yo, prefiero resguardar mi cama para actividades entre Edward y yo y mantener esa área libre de inocencia, cuando… bueno, tú sabes… no es territorio inocente_ miré en todo momento mis manos que sostenían una batita color lavanda.

_¿Tú y Edward… ya…?_

_No!, aún no… pero déjame decirte que no puedo esperar_  

Reímos juntas para luego escuchar el pequeño llanto de mi niña, abrí los ojos sorprendida y le di un manotazo a Rosalie en el brazo,

_¿Ves?... se despertó por tu culpa!_

_Hey… voy yo y verás cómo se duerme de inmediato_ murmuró sonriente mientras salía de la habitación.

Claire vino un momento después diciéndome que había alguien que me buscaba en la sala, su rostro me dijo que era alguien que no le era familiar…

_Es una mujer, dice ser Mia Lewis… tu abogada_

_Oh si…_ murmuré apresurada _que se ponga cómoda, me arreglo y voy, Rose está con Helena…_ Claire asintió y me dejó sola. Me apuré a vestirme solo con un vestido suelto de verano y un par de sandalias livianas. Me peiné con una cola de caballo en la nuca y bueno… no pude hacer nada con mi piel pálida y los círculos debajo de mis ojos… después de todo, solo era una mujer pasando por su etapa de post parto.

_Mía!_ murmuré cuando me encontré con la mujer sentada en mi sofá, ella me sonrió y caminó a abrazarme, _que bueno verte!_

_Felicidades Isabella… ya eres madre_ su voz era afectuosa y sincera.

_Gracias… mi helena es hermosa, ahora duerme pero si despierta la conocerás_

_Por supuesto, déjala dormir._ dijo ofreciéndome sentarme como si estuviéramos en su despacho. me ubiqué frente a ella en el sofá blanco y la miré expectante, sabía que me traía noticias sobre mi divorcio y no podía esperar escucharlas. Ella abrió su maletín mientras me informaba _hemos terminado con la sentencia de divorcio_ alzó la mirada y asentí sonriente _estas son las formas y me gustaría que me digas si estas decidida a seguir adelante…_

_Por supuesto que si_ afirmé enfáticamente _solo quiero dar por finalizado con esta etapa de mi vida y poder desligarme en todo sentido de ese hombre_

Ella asintió y abrió la carpeta que tenía en su regazo,

_Benjamin Plath a firmado_ ella me mostró la clara firma de Benjamin al pie de uno de los formularios y sucesivamente en otros que le sucedían, yo… simplemente lo seguí con la mirada. _Él consultó a un abogado que le recomendó hacer esto… supongo que previeron la difícil situación legal de él y optaron por darte el divorcio antes de que tú levantes cargos en su nombre. De todas maneras… él ya no tiene nada más que perder, retenerte no estaba en sus planes luego de darse cuenta de su situación._

Abrí y cerré los ojos casi perpleja… él había firmado, él había accedido.

_¿Quiere decir… que estoy oficialmente divorciada de Benjamin?_ al oír mi voz me sobresalté, contenía tal incredulidad que no podía caber en mí.

_Oficialmente eres nuevamente Isabella Swan_  sonrió ella.

Oh cielos!...

Recosté mi espalda en el sofá sonriendo y sin dejar de mirar a Mía, que me continuaba explicando el contenido de las formas. Como Benjamin había anulado el contrato prenupcial yo tenía derecho a una parte de su riqueza, Mía me preguntó si deseaba algo de ello pero yo dije que lo que me correspondiera lo usaría para aportar a causas benéficas.. No quería tener nada que ver nada con ese hombre… absolutamente nada, ni siquiera ser dueña de su dinero sucio y ganado con el dolor de muchas personas. Serviría mucho más en otros lugares donde lo necesitaran.

Finalmente invité un te a Mía y traté de serenarme para que mi mano no temblara a la hora de firmar. Lo hice… y no podía ser más feliz.

La jaula de acero y oro se había abierto y era libre de nuevo, las ataduras que me unían a Benjamin ya no estaban más y tapé mi boca con ambas manos para ahogar un sollozo.

Dios… necesitaba ver a Edward.

Rose apareció junto a mi niña, que dormitaba en sus brazos, Claire corrió a la cocina a prepararle su biberón. Mía fue presentada y las noticias fueron dadas, Rosalie me abrazó cuando Mía sostuvo a helena entre sus brazos y lloramos juntas… después de siete años finalmente era libre para decidir a quién amar, yo ya había elegido.

Oh dios, necesitaba, en serio necesitaba decirle a Edward. Me disculpé unos minutos después y fui hasta mi habitación, ubiqué mi celular sobre la mesita de noche y encontré un texto de él que leí rápidamente,

Amor, llego a casa en unas horas. Tengo una sorpresa para ti… ponte hermosa y a mi niña también, te amo…

No, no no-… yo solo quería oír su voz cuanto antes. Saqué el mensaje sin contestarle y marqué su número para llamarlo, él contestó luego del primer tono.

_¿Bella?..._ su voz reflejaba su confusión _yo… te mandé un mensaje, vamos a ir a un lugar_

_Si… yo, hum… lo recibí. Solo que… necesitaba hablarte_

_¿Qué sucede?_ preguntó frenéticamente.

_Nada… yo, recibí la visita de Mía, mi abogada… Edward_ no pude evitar quebrarme en las últimas palabras.

_Bella, dime cariño… ¿qué es?_ dijo con cautela. Las palabras se atascaron en mi garganta, quería gritárselas pero asustaría a mi niña… solo, me limité a tomar esta noticia con la mayor calma posible, fracasando por mucho,

_Ya soy una mujer soltera de nuevo… Benjamin firmó el divorcio_ dije en un suave susurro.

_Oh cielo… mierda, tengo… tengo que ir a verte, tengo que verte bebé. Voy para allá_

Con esas palabras cortó el teléfono y yo quedé con los ojos bien abiertos y sin entender absolutamente nada, el teléfono pegado a la oreja y las sensaciones brotando a mil en mi pecho.

_¿Bella?_ la voz de Rosalie me hizo salir de mi aturdimiento. _Tu abogada debe irse… te espera para despedirse_

_Oh… ok. ¿Rose?_

Mi amiga, que sostenía a mi bebé en sus brazos me dio una mirada paciente y sonrió,

_Edward quiere llevarnos a algún lugar a mi niña y a mí… ¿quieres prepararla mientras despido a Mía?

_Por supuesto_ saltó ella caminando hacia la habitación de mi niña. _será una princesa!_ reí ante el entusiasmo de Rose.

Fui hasta la sala y me despedí de Mía, ella me prometió llamar a primeras horas de la mañana para acordar a dónde sería destinado el dinero que me correspondía por mi divorcio. Era mucho y deseaba pensar un poco antes de decidirlo, pero tenía una idea de varios lugares.

Respiré tranquila cuando se fue, recogí las tazas de té y se las dejé a Claire en la cocina, insistía con ayudar cuando yo debía hacerme cargo de mi propio hogar.

Luego de quince minutos Edward apareció en la puerta con el saco de su traje en la mano y la corbata deshecha. Yo estaba en la terraza respirando el aire cargado de humedad, pronto llovería. Sonreí al verlo, él no se detuvo… simplemente caminó hacia mí y cuando estuvo a veinte centímetros de mí se detuvo y me miró como si no me hubiese visto nunca.

_Bebé…_ susurré alcanzando con mis manos sus mejillas, parecía que había corrido por las escaleras o como si hubiese tratado de llegar rápidamente desde el otro lado de la ciudad.

_No_ dijo tomando mis muñecas y dejándolas al costado de mi cuerpo, mi sonrisa decayó un poco y de repente no estaba tan segura de lo que sucedía. El viento suave arremolinaba mis cabellos y los suyos, el verde de sus ojos refulgía más que nunca y jamás había visto tanta determinación en sus ojos como ahora.

_Dios Bella. Pensé en este día cada día que estuve lejos, cada minuto luego de haberte encontrado de vuelta. Pensé en cómo sería, construí todo un plan… hermoso, de ensueño, pensando solo en ti. Pero no puedo…No quiero arruinar nada, pero amor… las palabras que me dijiste hace quince minutos atrás que el detonante que hizo que no pudiera soportar más._

Estaba por preguntarle por qué estaba tan loco cuando lo vi descender en una rodilla frente a mí,

Oh cielos…

Me tapé las boca para ahogar mis sollozos y maldije a mis ojos que estaban consumidos en lágrimas, no me dejaban verlo bien… pestañé varias veces.

Él estaba frente a mí, arrodillado en una rodilla, su mano jugando con uno de los bolsillos de su pantalón hasta que sacó esa pequeña cajita de terciopelo azul mar.

_Edward_ me atoré con las palabras.

_Bella… mi amor… _ abrió la boca para decir algo pero l acerró de nuevo y sonrió, finalmente vi la alegría en sus ojos _tenía todo un discurso preparado para este día, no sé si lo estoy haciendo bien, no se si es demasiado pronto para ti… para mí no, yo quiero más que nada en el mundo decirles a todos que pronto serás mía, solo mía. Dios… ¿quieres ser mi esposa Bella? ¿me concedes el privilegio de pasar el resto de mi vida contigo?_

En ese momento comencé a reír… solo reí, por muchas cosas… felicidad, alegría, esperanza, por no creer mi deseo hecho realidad… solo reí.

Y asentí con la cabeza…

_Si mi amor, sí quiero_ dije antes de que él sacara el anillo con banda entrelazada como la cinta del infinito y portador de una piedra hermosa que brillaba a pesar de las nubes que tapaban el cielo… esa piedra era una promesa,  lo iluminaba todo.

Él deslizó el anillo en mi dedo anular y no pude ser capaz de contenerme,

_Oh dios… Edward_ gemí cuando el se paró, tomó mis mejillas con ambas manos y suspiró en mis labios.

_Al fin…_ murmuró antes de besarme.

Al fin… reí feliz.

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Bien... dejenme sorprenderlas el próximo lunes con un capi extra o el epílogo, no estoy decidida... veremos. dejen sus comentarios porque esta historia llega a su fin. Besotes!!!