EVADIENDO EL AMOR

Tweet

Capitulo 1

― Quédate conmigo— aquellas palabras resonaron en mi mente ¿Quedarme esa noche? ¿quedarme una temporada?¿cómo quedarme con alguien a quien quizás quiero pero la mayor parte del tiempo cabreo?

― No puedo— respondí siendo sincera, en verdad no podía quedarme ni en su casa, ni con él, pero al final el hambre , la lujuria y sus manos inquitas derogaron mi voluntad y termine quedándome con él, en su cama, en sus brazos y contra su candente cuerpo, jadeando, gimiendo, ahogando mis gritos de placer antes cada embiste contra su sudorosa piel, contra su caliente boca, llenándome por completo de él dejando que el cansancio tomara su parte y nos sumiera en un mágico relax.

Nunca fui buena atleta, pero con las cosas sucedidas en aquel bar, y en aquella cama perfectamente podía haber pensado en aspirar a un cupo en un grupo de gimnasia o en porristas, estar con Edward Cullen clasificaba ciertamente como deporte, un deporte extremo a mi parecer. Mucha adrenalina, mucho sudor, mucha fatiga y muchos musculo doloridos, y sobretodo mucha excitación y placer.

Los ruidos en la casa hicieron que me tensara e inmediatamente abriera los ojos, no hubo preámbulo para estírame como una gata, ronronear o restregar mis ojos. La puerta de la habitación no tenia seguro y estábamos completamente desnudos. Edward dormía plácidamente, sonreí, esta era seguramente de las pocas veces que le veía calmo, en las demás ocasiones o gruñía, o simplemente atacaba con todo, solo en su cama y haciéndome el amor fue otro. Me levante de la cama con total sigilo, evitando hacer movimiento alguno, alcanzar el pomo de la puerta y asegurarlo era la misión; una vez segura que de nadie intentaría abrir la puerta- claro Alice y Emmett sabían que yo estaba con él- me devolví recogiendo mi ropa, me arregle como pude, no perdí tiempo en verme perfecta o saber si había puesta cada prenda como debía. Con sumo cuidado abrí la ventana, agradecida por vivir en un sitio seguro donde los padres no consideraban necesario poner rejas a las ventanas de sus hijos, ni siquiera cuando esos hijos fueron más que dinamita en su adolescencia.

No mires abajo, no mires abajo me repetí varios veces, el corazón comenzaban a latir fuertemente, no sabía si por miedo a caer y partirme un huero o por lo sucedido la noche-madrugada. Ignorando el sonido persistente de mi corazón levante una pierna pasándole por encima del alfeizar, dejando que colgara, solo un pequeño soporte había bajo la ventana, Edward Cullen tenía la única habitación sin una salida de emergencia segura, mis opciones- y lo debatí mientras vi abajo- eran salir por la puerta y seguramente responder preguntas de sus padres- claro, solía quedarme con Alice, pero aquella noche Jasper se había quedado en casa- o escabullirme como delincuente. Respire profundo, obligue a mi otra pierna a salir por la ventana y luego a mi cuerpo para que se deslizara por la pared hasta el pequeño borde, haciendo maromas logre que llegar a este y que mis sudorosas manos se agarran fuertemente, otro respiro y salte, no grite cuando mi cuerpo toco el césped, rápidamente me levante limpie las ropas y corrí hasta mi casa, el corazón repicaba arduo. Pase la puerta con rapidez y en el comienzo de las escaleras respire hasta controlar los nervios.

Definitivamente Edward Cullen es igual a deporte extremo

― ¿Por qué tan agitada?— la voz de mi madre, me hizo soltar varias blasfemias en alto, e hizo que me llevara una mano al corazón que nuevamente latía como loco— Ya sé que no te quedaste a dormir en casa— dijo caminando hasta mí, me observo detenidamente y por unos segundos vi una chispa de humor y entendimiento en sus ojos— es temprano para que andes haciéndole maldades a Edward— me acuso.

Me erguí, dejando mi espalda totalmente recta, y alzando la barbilla— ¡Yo!—me defendí— él es el que inicia, y solo para que sepas no he hecho nada malo— “aun”— me quede con Alice porque era tarde cuando llegamos, no quería llegar y despertarles debes cuidarte la bebe esta por nacer— dije tratando de cambiar el tema, la salud de René a pesar de sus cuarenta y seis años su salud era formidable aquello no impedía que su embarazo se considerada de alto riesgo

― ¿ Y Alice no te dejo dormir?— pregunto con malicia— tienes cara de haber pasado de largo—

Abrí los ojos, y desee tener un espejo para ver mi cara, ¿Qué, acaso se notaba mi trasnocho?¿o que pase una noche de sexo?— ya sabes cómo somos las mujeres, nos dejamos llevar por nuestro cotilleo— mentí y espere a que René lo creyera. No me acerque a ella temiendo que oliera el aroma de Edward en mi— voy a ducharme—

― Recuerda hoy vienen los Black y los Cullen a almorzar— asentí con un pequeño “aja”— esperamos que esta vez se comporten como los adultos que son y no como los adolescentes que fueron, ya sé que no serán amigos pero por lo menos pueden tratarse cordiales por dos horas—

El baño nunca quedo tan lejos, una vez la puerta de la habitación se cerró comencé a desnudarme, dejando el reguero de ropa por el camino. Gire la perilla de la ducha, el agua caliente levanto vapor, mis manos pasaron desesperadas por la cara

¿Qué había hecho? ¿Cómo mierdas termine en la cama con Edward Cullen? Edward. Suspire. Mis dedos delinearon mis labios, un cosquilleo hizo que mi cuerpo temblara y mi mente le imaginara aquel dentro de mí. Mi entrepierna se humedeció solo con aquel pensamiento, mis manos trazaban el camino que sus manos tomaron, mi centro estaba hinchado. Era imposible que aun estuviera ardiendo, después de aquella sesión de sexo debería estar más que satisfecha.

Mis dedos se movieron sobre mi monte Venus, proporcionando él un placer menor al que él hubiese ofrecido, peor con mi mente llena de imágenes de nuestro encuentro me llevo al límite con rapidez. Sonreí, mientras el agua continuaba cayendo en mi cuerpo. En esta ocasión demore más de lo acostumbrado. Con paciencia una vez seque mi cuerpo, lo envolví en una toalla. Tome el mando del estero en mi habitación y deje que sonara, mi cuerpo se movió al ritmo de la música, me cerciore de que las persianas estuvieran bajas, y la puerta sin seguro, para comenzar a saltar encima de la cama, la toalla pronto cayo, dejándome desnuda pero no importo, la alegría desbordaba mi mente y cuerpo.

El cabello se seco, fruncí el ceño al ver que el fritz se apoderaba de el y las ondas se formaban en la punta, salte de nuevo hacia el baño para aplacar la maraña que se formaba en mi cabeza. No me di cuenta en qué momento comencé a cantar a todo pulmón. Puse una cintilla blanco con una flor en mi cabeza. Me vestí con ropa interior de aquella que me hacía sentir sexy, enfunde mis piernas en el pantalón de mezclilla, una camisa de seda y encima me puse una sudadera de la universidad. Para contrarrestar el frio me puse unas botas. Volví al baño para maquillar, debajo de mis ojos se dibujaban unos pequeños círculos.

Una vez estuve lista baje las escaleras. Me detuve en seco cuando la puerta era abierta por mi madre, y la figura de Edward Cullen entraba en mi línea de visión. El corazon comenzó a latir ruidosamente, iba a devolverme cuando mi amiga me saludo animada

― ¡Bella!— chillo. Haciéndome soltar una maldición silenciosa, no me sentía preparada para ver a Edward, una cosa era haber cedido a lo que ese hombre despertaba en mi, otra amanecer en sus brazos, dejarle ahí dormido, y otra enfrentarlo, necesitaba más tiempo para asimilar todo—¿Dormiste?— pregunto haciéndome abrir los ojos como platos

― Conociéndolas ustedes dos no dormirían más de dos horas. De que tanto pueden hablar cuando se la pasan la mayor parte del tiempo juntas— dijo mi madre, me obligue a descender lo que restaba de escaleras

― Así somos las mujeres— aseguro mi amiga guiñándome un ojo. Le fulmine con la mirada

― Buenas señores Cullen, Al, y tu— salude a Edward como siempre lo hacía restándole importancia así mi corazón quisiera salirse de mi pecho

― Hay que ver que te hacen en las noches para que amanezcas huraña Isfea— nuestras familias se echaron a reír

― Algunas cosas no cambiaran— aseguro Esme— ya perdi la esperanza de que nuestros hijos lleguen a tratarse civilizadamente René, espero que la pollita que viene en camino sea una dulzura con todos—

Les ignore, tome el inalámbrico para llamar a Jacob o al papa, a alguien que pudiera alejar mi mente y mis ojos de Edward, quien me miraba con cierto reproche.

Me dirigí al estudio y me deje caer en uno de los sillones de cuero de Charlie

― Casi haces que me de un infarto— dije cuando oí ligeros pasos, conocía ese caminar, sabía que Alice querría los detalles sucios y sórdidos de lo que ocurriera la noche anterior— le dije a René que me había quedado contigo y tu, enana traidora preguntas ¿dormiste?, estoy histérica contigo Alice, así que no te diré nada— le informe mirando fijamente el teléfono

― Y no dormiste—la voz de Edward me hizo saltar de la silla. Sus ojos estaban fijos en mi cuerpo

― No es asunto tuyo, si dormí o no— quise sonar ruda, pero no creo haber logrado el efecto, el se acerco como felino a su presa. Mis ojos viajaban por todo el estudio buscando un sitio para huir.

― Desde que te enredaste en mis piernas, todo lo tuyo es asunto mío— hablo acercándose más. Retrocedí hasta chocar con el maldito escritorio—¿Por qué te fuiste sin despedirte? Yo no soy uno más en tu lista Isabella— antes de poder replico silencio mis labios castigándoles con un fuerte beso, un beso posesivo, un beso invasor, que desnudo todo en mi, el calor se expandía entre nosotros con pronósticos de derretir la nieve de nuestro alrededor— Buen día, hermosa. Aunque debería castigarte por haberme dejado solo en mi cama— hablo sobre mis labios

― Hasta donde se puedo dejar tu cama y la que sea a la hora que desee porque no tengo una marquilla que diga propiedad de … soy dueña de mi misma, lo de anoche se cataloga como una celebración inesperada de navidad. Nosotros no nos soportamos, así que no comencemos a fingir lo contrario, ya oíste a nuestras familia nunca nos trataremos como personas civilizadas—

Rio suavemente su cuerpo empujo el mío, sobre el escritorio, sus manos se encargaron de que mi cabeza no se golpeara mientras mi cuerpo yacía a su disposición— Bella, ya no hay marcha atrás los dos sabemos lo que sentimos, así que no te resistas— gemí al contacto de su piel sobre la mía, el muy maldito si sabia como descontrolar a una mujer, sus manos levantaron la sudadera, el frio del aire me hizo cerrar los ojos

― A-alguien p-pu-puede entrar— susurre con voz rota

― Que entren, que vean que la niña buena tiene lado salvaje— susurro contra la piel de mi estomago. Sus labios besaron mi estomago, su lengua jugueteo en mi ombligo y en el aro que pendía en el, por la dedicación podía apostar que a pesar de lo sucedido con anterioridad no había notado el pequeño aro—¿cuándo te horadaste el ombligo?— cuestiono, dejando un lametón en mi estomago. Sus manos masajeaba mis pechos sobre la tela del sostén. Mi respiración era irregular

― Mmm, cuando tenía doce— le respondí con los ojos cerrados— antes de mudarnos aquí—

― ¿Por qué no te lo había visto?—

― Porque no soy el tipo de mujer que te guste, además siempre procuramos no coincidir en los mismo sitios— gazne. Su cuero se recargo contra el mío, en tanto su boca besaba mi cuello ascendiendo a la mandíbula y luego atrapar mis labios que le esperaban ansiosos, devorándonos nuevamente, dejando que el calor nos consumiera, mi lengua recorría los recovecos de su boca, su lengua apresaba la mía de cuando en cuando, sus labios atraparon mi lengua succionándole y haciéndome gemir. Nuestras manos recorrían nuestros cuerpos al ritmo del caliente beso

― Bella—la voz de Charlie me saco del paraíso. Abrí los ojos para ser consciente de la posición en que nos encontrábamos— Isabella, tenemos invitados ¿Dónde estás?— su voz se oía mas cerca

― Déjame— pedí ronca

― Por ahora. Más tarde hablaremos tenemos asuntos por resolver—

Ni confirme, ni desmentí. A penas su cuerpo se separo del mío, brinque lejos de él, arregle mi ropa y cabello, limpie mis labios, tome el inalámbrico y salí sin mirar a Edward

― Estaba al teléfono— respondí a mi padre cerrando tras de mí la puerta del estudio

― ¿Por qué estas sonrojada?— pregunto— ¿has visto a Edward? quiero mostrarle algunos planos—

― Porque tendría que saber dónde está tu protegido— chille exasperada. Edward Cullen al igual que mi padre se dedicaban al negocio inmobiliario, Edward comenzó a trabajar con la firma de mi padre antes de terminar la universidad, ahora faltaba poco para que fuera nombrado socio sénior— Estamos de descanso, no es tiempo para sus planos y sus negocios súper importantes, por estas fiestas descansa. Vamos a ayudar a René, si no queremos que el bebe nazca antes de tiempo— le urgí

Todos estaban en la cocina, sentados alrededor de la barra, Alice acariciaba la barriga de mi madre, mientras Esme reía picando las verduras. Mi padre pronto se unió a la conversación. Mi vista se encontró con la de Alice quien preguntaba qué pasaba. Negué. Me acerque a besar el vientre de mi madre

― Cariño, tienes un chupón aquí— presión la parte media de mi cuello. Inmediatamente salte lejos de ella

― No es ningún chupón, quien me lo haría el dracula. Debí lastimarme cuando hablaba por teléfono, estaba nerviosa y me puse a pellizcarme—hice la musa de pellizcar mi cuello— ves—

Me aleje para terminar de ayudar con la comida, desde los doce años era tradición que las tres familias se unieran para celebrar en las fiestas, luego del almuerzo hacíamos un intercambio de obsequios, los cuales la noche anterior dejaban en nuestra casa, ya que desde la adolescencia todos huíamos la noche del 24 , el intercambio se estableció para el 25.

Me moví nerviosa por la cocina, maldiciendo a Edward Cullen en todos los idiomas que supiera, o de todas las formas que había aprendido

― ¿Y, Isabella cuando piensas sentar cabeza?— indago Carlisle

― Si, cariño— intervino mi madre—Alice pronto se casara, Rose y Emmett esperan un bebe y pronto también se casara, Jacob no tardara en seguir sus pasos. ¿y tú?— Me gire para responder

― A penas tengo veintiséis— le recordé. René y Charlie, según los relatos que ellos impartían conmigo, se conocieron comenzando al universidad, tras una breve relación mi madre quedo embarazada y ellos optaron por casarse en la Vargas, ganándose la furia de sus familias les desheredaron, eso a la edad de diecinueve, antes de que mi madre cumpliera los veinte me tuvo— no tengo afán, aun me falta vivir, quiero viajar, seguir estudiando. Quizás cuando cumpla cuarenta puedo pensármelo— respondí segura

― Para esa época parecerás una uva pasa, tendrás patas de gallina y serás canosa, con lo amargada que eres— intervino Edward. Apreté los dientes y las manos, olvidando que tenía un cuchillo en la mano.

Grite e inmediatamente deje caer el cuchillo en el piso, ni siquiera mire la herida ya que tenía fobia a la sangre.

― Torpe Bella— dijo mi padre llevándome hasta el grifo a vierto para dejar que el agua se llevara la sangre— ya cariño no fue profundo una pequeña curación y estarás bien— consoló como si fuera una bebita

― Vamos Bella—

― Tranquila Alice, quédate aquí yo puedo curarme sola— mi padre envolvió mi mano en una toalla.

Tome aire para recuperar el aliento y evitar desmayarme. Pase empujando a Edward. Me moví lo más rápido que pude para regresar a mi habitación y hacerme la estúpida curación. Saque el botiquín escondido bajo el lavabo, un poco de agua oxigenada para evita infección, luego limpie con antiséptico e isodine. Aproveche estar frente a un espejo para ver la magnitud de la marca en el cuello. Por Dios, la cosa era grandísima, apostaba cien dólares a que se vería a un metro de distancia

Baje la tapa del inodoro y me senté allí observando mi descuido, el corte atravesaba gran parte de mi palma ¿Por qué me descolocaba tanto las palabras de Edward?¿por qué simplemente no le había ignorado?¿ por qué tenía que estar enamorada de un cretino como él?

― Lo siento— susurro, haciéndome chillar

― Me mataras de un susto. Eres un imbécil, no te enseño tu mami a tocar antes de irrumpir en una habitación. Fuera de mi habitación, no eres bienvenido—

Ignoro mi sarta de palabras, se inclino frente a mí sujetando mi mano herida. Su ceño se frunció— hermosa, en verdad lo siento— retire mi mano bruscamente

― No sientas nada y déjame en paz. Por una vez en tu vida olvida mi existencia—

― Bella— mi nombre en sus labios era un putísimo castigo

Un “Oh” me hizo levantar mis ojos para encontrarme a Alice con la mano en la boca— perfecto, invitemos a todos los presentes para que se enteren de lo que sucede entre el cretino y yo— ataque. Con la mano sana aleje a Edward— puedes dejar mi habitación, como te dije no fuiste invitado, y no eres bienvenido—

Les deje allí. Poco después llegaron los Black, Emmett, Rose y Jasper, todos mis amigos me sonreían c recordándome que ellos sabían que había sucedido entre Edward y yo. Antes de sentarnos en la mesa, y ante la mirada atenta de todos, me excuse fingiendo sentirme mal. Encargue a mi madre para entregar los tontos regalos, y enseguida me escabullí a mi habitación, a uno de los pocos lugares seguros en mi vida. Baje persianas y pase las cortinas para dejar el cuarto a oscuras, asegure la puerta y me acosté, tratando de resolver el enredo de mi mente.

Hola a todas, tras un sigloo regreso a recordar que secundo a mi amada Lu, Bebé espero que este fic sea de tu agrado ya que como el OS fue tu regalo de navidad este fic seria como una continuacioón.Gracias pori toda la confianza te AMO Ada