EVADIENDO EL AMOR Capitulo 8

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― Necesito ir al baño— dije sintiéndome vulnerable e idiota por haberme embriagado. ¿Qué hice? ¿qué hice?, me recrimine. Edward se movió dejando que la sabana se corriera y mi cuerpo quedara a la vista, gemí bajamente al sentir el roce de la tela con mi cuerpo que protestaba por su alejamiento. Rápidamente sujete la sabana y tire de ella. trate de levantarme pero al hacerlo el mundo entero comenzó a girar, volví a dejar que mi cuerpo caer contra la cama, apreté los ojos— desde cuando la tierra decidió girar más rápido, ¿Por qué no me notificaron del cambio?— me queje en voz baja al tiempo que llevaba la mano a mi boca, el movimiento revolvió mi estomago y sentía el comienzo de las arcadas

― ¿Estás bien?—

No, no lo estoy, me vomitare, me veras pasare una gran vergüenza, además no se qué sucedió anoche entre nosotros dos, ¡ah! Y esta mañana he amanecido muy pegadita a ti y totalmente desnuda, luego me dices de una condenada promesa y no recuerdo, así que sí, estoy estupendamente bien

― Baño— susurre. No espere que sus brazos me levantaran a voladas, aun con los ojos cerrados, y con sus suaves movimientos sentía mi cuerpo revolverse— vomitare— murmure con voz dolida

― Es más que necesario, por poco y te intoxicas— su voz sonó a regaño pero poco me importo aquello.

Al llegar al baño me bajo y dejo frente a la cisterna, casi a ciegas me arrodille, mis manos rodearon la fría porcelana, trate de respirar una y otra vez para controlarlas, no me iba a permitir vomitar frente a Edward Cullen, suficiente con estar desnuda frente a él, mi cuerpo ardió de la vergüenza, apreté mas fuerte los parpados. Oí el agua corriendo cerca a mí, no me importo, no abrí los ojos. El agua pronto dejo de correr, y sus manos volvieron a tomar mi cuerpo

― Bájame— pedí calma

― Necesitas un baño— Aseguro

― Yo puedo, sola— proteste

― No puedes, así que no protestes—

Con mucho cuidado dejo que mi cuerpo hicieran contacto con el agua helada, me estremecí, pero él me clamo susurrando algo a mi oído, cuando por fin mi cuerpo estuvo todo dentro de la tina, el se unió a mí, evite hacer ruido alguno, cuando el agua aumento el nivel. Su cuerpo se posiciono tras el mío, con paciencia y diligencia comenzó a masajear mis hombros

― Relájate, no te hare nada— “Ya lo has hecho”. Deje que mi cabeza se recargara en su bien esculpido pecho, sus manos se concentraron en mojar mi cabello sin moverme de mi cómoda posición, cuando hubo mojado dejo que sus dedos se centrara en masajear mi cabeza, hice un ruidito de satisfacción a lo que respondió con una suave risa. Placido. la palabra se formo en mi mente, cada movimiento parecía realizado para lograr que me aliviara el dolor de cabeza o las gansa de volcar mi estomago se esfumaron, pareció una vida en esa bañera, tomando gustosa lo que me daba, masajeo cada parte de mi cuerpo con esmero y paciencia, ningún rincón de mi quedo sin ser explorado, sin ser mimado. Hice un pequeño movimiento y al hacerlo oí como tragaba aire, tuve que morder mi labio al notar la causa de su alteración, una que de seguro pedí atención— Edward…—

― Mucho tiempo en el agua, déjame busco las toallas— hablo y se movió tan rápido que no tuve tiempo de procesar su escape, claro antes se cercioro que no me lastimara al moverse. Recargada contra la porcelana y con la respiración turbada espere paciente a su regreso— puedes ponerte de pie, sola— asentí con su ayuda logre salir de la bañera, para que rápidamente cubriera mi cuerpo con el albornoz, volvió a cárgame en sus brazos para llevarme a la habitación, no importo que mi cabello estuviera húmedo o que aun no estuviera seca completamente, él me dejo sobre el colchón, nuestras miradas se enlazaron, podía ver sus ojos dilatados y algo más oscuros. Mis ojos viajaron a su boca, su dulce boca, inclino su rostro, podía sentir como nuestros halitos chocaban, en el momento en que creí que me besaría se alejo— Traeré una toalla para el cabello—

Y así lo hizo, ayudo a secarme y a poner una toalla en mi cabeza, me ordeno descansar un poco, mientras llegaba el desayuno. Como si pudiera consumir cosa alguna. El poco tiempo entre su orden y la llegada del desayuno, me obligue a pensar en que había sucedido.

Recordaba la boda, vagamente. A él en la ceremonia, claramente. Tratando de escabullirme, perfectamente. Él frustrando mi escape, notablemente. En la recepción tomando unas copas de vino, tambaleantemente, y de ahí en adelante era como fragmentos, partes que parecían demasiado reales, el resto era negro.

¿Qué hice? Me repetí, si las cosas antes de este día estaban confusas, si lo único en lo que pensaba era en mantenerme alejada de Edward Cullen para evitar herirme, y cuando lo veía sentía deseo de besarlo y golpear, de amar y odiarlo, él hace que mis sentidos se alboroten y contradigan.

El desayuno, quedo en la bandeja lo único que pude consumir fue agua helada, mucha agua, no había notado lo reseca que tenia la garganta. También me tome unas aspirinas para el dolor de cabeza

― Debes comer algo— señalo Edward

― No, vomitare si como algo—

― No has comido bien en estos días de liberación— su tono aunque carecía de sorna o reproche me dolió mas, ser tratada con tanta condescendencia solo hacía que creciera el desasosiego por lo ocurrido, la noche o horas previas— duerme un poco y cuando despiertes comes— eso sí sonó a orden, me acomode en la cama, él se acerco y me cubrió con una manta gruesa, sus labios rosaron furtivamente los míos, solo unos segundos— descansa bella Señora—

Ignore su modo peculiar de enviarme a dormir. Que puedo decir cuando volví a abrir los ojos quedaba poca luz de fuera, parpadee en varias ocasiones, bostecé, ese pequeño descanso sirvió mucho, el dolor de cabeza ya no estaba pero podía jurar que me devoraría un elefante, con sumo cuidado me levante, sujetando la tira del albornoz, rebusque entre mi ropa por un par de cómodas bragas, un buen sostén, un pantalón, una blusa y una sudadera, una vez cambiada, fui me lave la cara, tenía la piel algo pálida y ojeras remarcando mis ojos, la ve la boca. Edward no estaba en la habitación por lo que aproveche para pedir algo de comer, y ver un poco de televisión acomodándome en el sofá, en definitiva la comodidad ofrecida valían las cinco estrellas que los expertos le dieron, solo lujo y confort.

Los golpes en la puerta, fui corriendo creyendo que era el camarero, de igual sonreír al ver a mi amigo con una enorme sonrisa en sus labios, nos fundimos en un fuerte abrazo, ya dentro y sentados en el sofá, comenzó a regañarme por la manera tan irresponsable en la que había actuado, por como había estado presente en cuerpo pero ausente en alma de su boda, que ya me daría cuenta, que en las fotografías si acaso salía, que el discurso había sido un éxito de habérseme entendido lo que quería decir, mis mejillas ardían, podía más la vergüenza que mis deseos de preguntar que había hecho en la recepción para que Edward Cullen apareciera en mi cama

― Te acuerdas de lo que hiciste ¿verdad?—

Su tono hizo que se disparara la alarma biológica pase mis manos por los brazos para darme consuelo— Sinceramente— hable insegura— No, Dios , no recuerdo nada— mordí mi labio, y tuve que levantarme del sillón, la maldita incertidumbre me estaba matando

― No puedes culparlo por nada— lo excuso, no evite enarcar la ceja y dedicarle una mirada fulminante, traidor— que quede constancia que todos , hasta él se negaba, pero bueno amiga, no conocíamos esa vena de persistencia en ti—

― ¿Q-Que hice?— la pregunta salió en un hilito tembloroso

― ¿Has visto algo nuevo en tu cuerpo?— negué— examina que tienes nuevo en tu cuerpo—

Sin esperar mas, corrí al baño, allí encerrada comencé a detallar mi cabello el cual estaba tal cual lo tenía antes, mi rostro igual, poco a poco fui revisando las parte que creía relevante en busca de alguna marca, una señal, pero todo parecía tan normal, tan idéntico que llegue a creer que James me estaba jugando una broma, en ese momento entrelace mis manos y ahí estaba…trague saliva, mordí duro mi labio. Sutil, casi imperceptible, levante la mano hasta quedar a la altura de mi visión, parpadee con fuerza. Es un maldito sueño. Pero el reflejo del espejo mostraba lo mismo que mis incrédulos ojos veían

― Bella, cariño ¿estás bien?— con mi mano me tape la boca para acallar el gemido— Bella— oía a James volviendo a llamar, todo mi ser se había concentrado en mi mano

La voz y los golpes en la puerta me sacaron de mi estupor, tome agua del grifo, y lave la cara, no podía evitar mirar mi mano para ver en qué momento despertaba y aquello ya no estaba ahí. James esperaba sentando en la orilla de la cama

― Edward, ya viene—

― ¿Lo llamaste?— pregunte trémula

― Si, llevas encerrada en ese baño más de una hora—

― ¿Desde cuándo eres tan intimo de él?— lance la pregunta con rabia— tantos años de amistad James y me vendes— estaba al vilo de las lagrimas— yo… yo… no…— me arecerse a él con los puños cerrados

― No te atrevas a decir o hacer nada de lo que luego te arrepientas— hablo con tanta clama que estuve a punto de estrellar mi puño en su rostro—como te dije el día en la playa, si es que te acuerdas, no podía dejar que sigas huyendo y lastimándote en el proceso, me pareció una buena idea, y a ti también te lo pareció digo, si no, no llevarías esto— tiro de mi mano y obligo a soltar el puño, sus dedos bailaron sobre la argolla

― Esto no puede ser válido, Dios estaba más que ebria—

Encogió los hombros, y dijo: — Pues están casados— solté la mano bruscamente

― ¡No lo estamos!¡no lo estamos!, esto es ilegal en cualquier parte del mundo—

― Pues hasta ha certificado de matrimonio, obvio no fue una ceremonia tradicional, ni nada así, fue una civil, el ministro se reía cuando tu le asegurabas que estabas en tus cinco sentidos creo que mañana a primera hora traen las fotografías de nuestras bodas e incluso debe haber un video, yo soy tu testigo, así como mi chocolatito y hasta Victoria—

― No, no, no, no—

― Si, si, si, si, si— repitió él con sarcasmos— mira te tengo que dejar, Edward no debe tardar estaba trayendo algo para ti, espéralo y hablen, y no puedes culparlo, el pobre quería besitos, abrazos y quizás una noche loca pero tu insististe en una boda hasta que al final cedió— Oh si, pobre Edward. Pensé irónica— te pido guardes mis fotografías, nosotros nos iremos de luna de miel esta noche—

― Me dejaran con él—

― Es tu esposo—

― No lo es—

― Como sea. Descansa estas muy pálida—

Se iba a despedir de beso pero de manera grosera desvié mi rostro, no me sentía para nada animosa. Al momento en que quede sola, me deje caer sobre la moqueta, mis manos cubrieron mi rostro. Sus brazos rodearon mi cuerpo, no luche por separarme, por un buen lapsus las palabras sobraron

― Todo va salir bien— aseguro a mi oído

― ¿Cómo?— pregunte, sin dejar el confort y seguridad de sus brazos— no nos gustamos, tú me odias, yo te odio. Esto es una locura—

― Una hermosa locura— él como siempre tan elocuente y perspicaz— tu no me odias, según me he enterado te gusto desde la adolescencia, y tú me gustas—

― Si, desde la noche en que tuvimos sexo, valiente gusto— replique por lo bajo

― No, desde mucho antes, solo que los hombres podemos ser ciegos y tontos, el verano pasado, poco después de que te enteraras del embarazo de René lucias tan radiante, tan alegre, no me buscabas peleas y yo, Dios las extrañaba, extrañaba hacerte rabiar, extrañaba ver como tus mejillas se teñían de ese color rosa, varias noches desperté deseando besarte, preguntándome como seria, que pasaría si te besaba, me abofetearías, corresponderías, tantas preguntas, y tu tan indolente parecía que en esa época ya no existía para ti— su rostro se pego mas a mi cuello, su respiración chocando en mi cuello, solo hizo que todo mi cuerpo vibrara, que un escalofrió de emoción recorriera mi cuerpo, podía sentir como este despertaba ante el sutil halito— esa noche solo sirvió para luchar por ti, te conozco Isabella, si no sintieras algo no te hubiese entregado, no hubieses pasado esa noche a mi lado—

― Todos tenemos derecho a una noche loca, una noche sin pena, gloria o conciencia—

― Ese día dijiste que me querías, y te creo, sé que me quieres—

― Te odio— quise sonar segura, demostrar que en verdad no sentía mas que desprecio por él, pero no sonó convincente

― Puedo hacer que ese odio se convierta en amor, ahora más que eres mi esposa te lo demostrare—

― No soy tu esposa— enfatice— ese matrimonio no puede ser valido— ¿o sí?

― Solo me falto besar el pez, hubiese sido una boda con el toque canadiense— hablo ignorando mi comentario

― Quiero el divorcio—

En un rápido movimiento mi espalda quedo contra la moqueta y él sentado ahorcadas— lo que quieres es que te recuerde que estamos casados— sus manos se metieron por debajo de mi camisa, sus dedos juguetearon con el aro en mi estomago— darte un baño ha sido una tortura, no he querido tocarte o ceder a mi impulso animal, verte dormir es una tortura mas cuando— la parte inferior de su cuerpo rozo mi pelvis dejando claro que estaba más que erguido— en lo único en lo que pensaba era en quitar ese cobertor, desatar el albornoz y clavarme en ti, nada sutil, nada delicado— volvió a moverse mostrando como lo haría, estimulando mi intimida, haciéndome gemir, y cerrar los ojos. Mis caderas respondieron a su movimientos, sus manos delineando mi abdomen— quiero hacértelo, quiero sentir como aprietas mi pene en tu vagina hasta hacerme correr, quiero hacerte gritar y pedir por mas— mis manos tomaron su camisa para hacerlo pegarse a mí. Un beso, frenético, desesperado nos consumió, nuestras lenguas luchando por la supremacía, sus labios tomando todo de los míos, marcando para no ser olvidados, cuando pensaba que por falta de aliento sus labios me dejarían volvía a tomarlos con fuerza, mis manos se unieron a la pasión del momento, y cuando nuestros labios por fin cedieron su camisa ya estaba abierta— es mejor que paremos— dijo entre dientes— yo, estoy seguro de lo que quiero, y te quiero a ti, pero no puedo jugar contigo a un día si y al otro no, Isabella lo quiero todo— sus labios besaron los míos rápidamente— siento dejarte así, créeme para mi es más difícil pero es lo más sano— no me moleste en gritarle, o hacer algo, él tenía razón era lo más sano, oí la puerta del baño cerrarse, y aproveche para tomar respiración y controlar mi libidinoso cuerpo.

Casada, casada con Edward Cullen, y deseándolo.

Enfoque mi vista al techo, mi vida era un desastre.

Buenas noches, bueno como tod@s se dieron cuenta ayer me die a la vagancia pero hoy estoy aquí, corto, pero sustancioso creo, espero que les gusté, ya saben que sucedió.

Quiero agradecerles por sus mensajitos el día de ayer, enserio niñas me hicieron sentir la persona más importante del mundo, alguien pregunto que como la había pasado, mi respuesta bien, calmada, sola, como años anteriores pero feliz al saber que a pesar de la distancia hay varias personitas que se tomaron un minuto de su tiempo para dejar un saludito. Gracias a mi Lullaby y mi hermosa Leymi, mis gemelas las amo, gracias por ese hermoso Os, y mi Lu esta imagen ya está en mi álbum, para presumirla a mi familia cuando la vaya a ver.. Gracias, no sé cómo pagarte tanto amor, y confianza mi Lu, eres mas que importante en mi vida, no solo tienes un cachito de mi corazón lo tienes completamente. TE AMO, nunca me cansare de decírtelo, y para que veas espera mi llamada sensual *guiño* déjame un msj diciéndome si estás trabajando en la mañana o la tarde y para poder llamarte. En fin TE AMOOO.

Mi anuncio parroquial es: al verte al espejo recuerda lo hermosa que eres, amate a ti misma para que el mundo entero te ame.Ada