Capitulo 7: Fortaleza. En el nombre del padre

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 Fortaleza

Estaba esperando… mirando la ventanilla hacia las calles de Nueva York, esperando por esas palabras de la boca de Alice. Palabras que eran la mismísima verdad… me había quemado.

Dilo… dilo Alice, necesito saber que todo lo que pasó allí fue cierto, que no fue una horrible pesadilla.

Suspiré temblorosamente tragándome un sollozo, mierda! Me negaba a seguir llorando.... pero era tanta la humillación que me había hecho pasar… Edward. Y Carlisle, por dios… si Carlisle se enteraba de lo que había hecho con su hijo en su ausencia, todo el plan que tuve por años se vendría abajo.

_Dilo… Alice, dilo_ susurré secándome las lágrimas que no se detenían de correr por mis mejillas. Solo oí un suspiro por parte de ella. Un suspiro y nada más…

Habíamos dejado el estadio antes de que comenzara el partido, Alice me llevó a través de las gradas por el camino contrario donde se encontraba Carlisle con toda su familia. No estaba preparada para enfrentar a ninguno de ellos. Ella llamó a Carlisle cuando llegamos al estacionamiento para decirle que nos habíamos ido, que yo no me sentía muy bien, él por supuesto pidió hablar conmigo, pero Alice le dijo que lo llamaría en cuanto llegáramos a casa, ella cortó la llamada cuando oí a Carlisle decir que en cuanto pudiera estaría conmigo.

_No diré nada… no soy quien Bella, ahora solo queda, no lo sé… reconsiderar todo, repensar_

_Lo sé_ admití.

Esta nueva información, que había llegado así, de esta manera tan despiadada hacia mí, iba a tener que ser considerada de algún modo dentro de mi plan. Edward había arruinado todo. Igualmente, por él… no iba a dejar de jugar.

Lo que más me enfermó fue su excitación… su erección tocando mi espalda baja, empujando contra mi culo, como si todo esto lo excitara. Como si humillarme y jugar de esa manera conmigo hubiese sido una enferma y maniática manera de disfrutar de un placentero orgasmo… un sádico y retorcido orgasmo.

¿Por qué eso también me hacía sentir cosas que no quería sentir? Dios… no quería sentir, pero sentía. Me retorcí involuntariamente sobre mi asiento cuando vi claramente en mi mente su mirada ardientemente verde mirándome con una mezcla de lujuria, odio y enojo.

Tenía que respirar, centrarme y volver a reenfocarme en mi objetivo, Carlisle. Lo único que podía esperar y rezar era porque Edward no le dijera nada a su padre. Que mantuviera en secreto esa noche que no tendría que haber sucedido, pero que él premeditó. Estúpido… estúpido Edward.

Tenía que ser un Cullen.

_¿Que vas a hacer Bella?_

La voz de Alice me sacó de la línea de pensamientos. Suspiré profundo y negué con la cabeza,

_Solo quiero llegar a casa, quiero pensar… quiero llamar a Billy, quiero hablar con alguien que me recuerde por qué estoy haciendo esto, quiero pensar… pensar bien los pasos que tengo que dar de ahora en mas_

_Bien… haré sorrentinos para la cena y cenaremos en casa, o pedimos pizza… como quieras, no te dejaré sola_

_¿Y Jasper?_ pregunté volteándome hacia ella, entonces me di cuenta de que había sido una egoísta, ella había ido a ver a Jas jugar, pero aquí estaba conmigo… dejando aparte su vida para consolarme.

_Al… invita a Jas si quieres, puedes cenar con él, yo no quiero comer, siento mi estómago revuelto_

_No bebé, Jas seguramente se reunirá con los chicos del equipo, me dijo que cuando ganan salen a festejar a un bar en la ciudad…_

_Entonces ve con él._ le dije con una media sonrisa _vamos Al, yo… de todos modos deseo pensar las cosas y hablar con Billy_

Ella me miró con la duda en sus ojos, sabía su dilema… ella quería estar allí para mí, pero también quería estar con Jas. Su relación era nueva y recién nacía, no quería que se privaran de nada por mi culpa. Traté de darle mi mejor sonrisa y tomé su mano para darle un apretón,

_Mañana podemos hacer noche de chicas, miramos algunas películas y comemos piza en la alfombra de la sala… esta noche dásela a Jas_

_¿Me llamaras si necesitas hablar? Estaré lo más pronto posible aquí, contigo_

Apreté su mano una vez más y asentí con una sonrisa,

_Lo sé cariño… no te preocupes, estaré bien_

Llegamos a casa y me fui directamente a mi habitación, había tomado una decisión, necesitaba ir a Forks. Urgente. Necesitaba ver por que tenía que seguir con esto y convencerme una vez más de concretar mi objetivo…

Lo primero que hice fue llamar a la aerolínea, los vuelos a Seattle estaban agotados para el día siguiente, pero pude encontrar un lugar para el día después, así que ya tenía mi volteo listo, lo próximo era hablar con Emily y pedir mis días de vacaciones reservados para esta ocasión. Ella entendería… aunque no tuviera idea de mi pasado. Y por ultimo… tenía que hablar con Carlisle y tratar de convencerlo de que en realidad no estaba huyendo, que solo me tomaba unos días libres fuera de la abrumadora vida de Nueva York.

Lo segundo que hice fue darme una larga ducha, amaba el agua caliente golpear sobre mi piel y cuerpo tensionado, era relajante y confortante, una ducha caliente era lo más cercano a un cuerpo caliente… y por eso las disfrutaba intensamente. Salí cuando el agua se tornó fría y solo me vestí con mis piyamas, una camiseta de futbol vieja de mi universidad y unos pequeños shors grises. Me sequé el cabello ligeramente y fui hasta el taburete frente a mi tocador para alzar a Perla entre mis brazos.

_¿Me extrañaste Perl?_ susurré con cariño cobijándola contra mi cuerpo. Acaricié su suave pelaje blanco y acomodé su collar del cual colgaba una chapita en forma de corazón, con su nombre escrito en ella y mi dirección. _También te extrañé cariño_ ella maulló.

Me recosté en mi cama y la puse a mi lado, ella se acomodó cerca de mi cintura moviendo su cola suavemente mientras yo le acariciaba la cabeza, del fondo de su pecho se emitía un suave ronroneo.

_¿Qué voy a hacer Perla?_ murmuré cerrando los ojos, sentí que mi garganta se apretaba al recordar todo lo que había sucedido en las gradas del estadio de la universidad. Y las cosas que habían sucedido en ese bendito club el sábado pasado. _¿cómo voy a seguir adelante sin desviar la mirada hacia él?_

Porque dentro, muy dentro de mi… todo esto se trataba de mi terrible atracción sexual con Edward. Que ni a Alice le confesaría. Me daba vergüenza que mi cuerpo reaccionara de tal manera a él cuando Carlisle tenía que ser quien me sedujera.

Pero era su hijo… si alguna vez había tenido algún deseo por Carlisle, se había esfumado cuando apareció su heredero de ojos verdes. No podía pensar en él… dios, no podía. Había sido suficientemente evidente su atracción por mi… lo sentí en mi baja espalda esa tarde a pesar de que parecía odiarme.

Suspiré frustrada y volteé metiéndome bajo mis cobijas y cerrando los ojos para tratar de tomar una siesta antes de levantarme para tratar de cenar algo y volver de nuevo a la cama y tal vez seguir lamentándome por mi horrible situación.

Sentí un golpe suave en la puerta y bajé mi cobija hasta mi barbilla para ver a Alice asomándose a penas por la puerta, Perla se agitó a mi lado mirándola también.

_Bella… Carlisle está aquí, quiere verte dice, para asegurarse que estas bien_

Mierda

Me quedé muda por un momento, tratando de encontrar la manera de esquivar esa visita o de alguna manera decirle que no, pero… no podía hacerle eso, si él estaba preocupado, no podía desperdiciar mi oportunidad. Y él parecía estarlo genuinamente.

Tragué en seco y miré el techo como si allí estuviera escrita la respuesta. Tenía que verlo, de todas maneras tenía que decirle de mi viaje, pero no podía permitir que supiera el por qué estaba así.

_Que pase Al_ murmuré arreglándome el cabello a la medida que podía, me sentía con los ojos hinchados de haber llorado tanto y con la voz ronca, pero tenía que verlo.

_Bien, yo… me voy con Jas al bar, ganaron Bella!_ gritó ella con un saltito, luego pareció arremetiese de ser feliz mientras yo no la estaba pasando nada bien y se acercó, Dios… que ella y Jasper al menos sean felices.

_Estaré bien_ dije automáticamente cuando ella besó mi frente.

_Lo sé… eres una mujer fuerte, esto no te vencerá_

Ella se fue y dejó mi puerta entreabierta, Perla salió detrás de ella cuando Alice gritó su nombre, iba a alimentarla antes de salir… porque seguramente sabía que yo no tenía ánimos para alimentarme ni a mí misma.

Un nuevo golpe en la puerta me hizo mirar hacia ella, masculle un “Adelante” y vi la cabellera rubia y esos brillantes ojos verdes. Carlisle…

_Hey_ susurró antes de entrar completamente. Aún llevaba su camisa blanca informal y jeans, una gorra de beisbol en su mano, una gorra que en seguida reconocí… era la de Edward.

Por dios… deja de pensar en él…

_Carlisle… por favor… perdóname por haber salido así_  dije lo primero que me vino a mi mente. Pero él negó con la cabeza y se sentó en la orilla de mi cama, alzó la mano y cepilló unos mechones de cabello de mi mejilla, tenía el ceño fruncido mirándome como si pudiera encontrar algo en mi rostro,

_Has estado llorando_ murmuró luego de unos segundos de insondable silencio.

Mierda

_Recibí una llamada… en el estadio_ dije tratando de encontrar una estúpida excusa que justificara mi huida de él _iba a avisarte, pero… no quería cortar la diversión, lo siento, por salir así_

_¿Qué sucedió Bella?... puedes contarme_ afirmó.

Dios, no… Carlisle, si te cuento todo se viene abajo… y necesito que todo esto siga a flote.

_Sabes que puedes contar conmigo ¿no?._ su pulgar acarició mi rostro, mis ojos hinchados. Sentí la garganta apretada… las lágrimas formándose en mis ojos sentí tanta sinceridad en sus palabras, tanta preocupación que me parecía inconcebible.

Maldición Cullen, actúa como lo que eres! Actúa egoísta como tu hijo! Actúa como lo que conocí de ti!...

 _Bella… no me importaba nada el partido, no tuve la mente en el juego, no después de la llamada de alice diciéndome que te ibas. ¿Por qué? ¿Por qué no viniste a mí cariño? Podíamos haberlo solucionado, hablado… lo que fuera._

Tragué el nudo de mi garganta…

Porque tu hijo… tu precioso hijo estaba allí, no podía… porque me odia. No me quiere cerca de ti…

_No pude_ dije con voz entrecortada, sentí las lágrimas acudir a mis ojos y los cerré tragando nuevamente el nudo en mi garganta. Respiré unas cuantas veces mientras sentía los dedos de Carlisle en mis mejillas… malditas lágrimas _no quería preocuparte, tengo que viajar en dos días… a Seattle, una amiga está muy enferma_ mentí… a medias.

_Oh pequeña_ se lamentó él acercándose a besar mi frente. Él era tan cálido, tan abrumadoramente confortante… todo lo contrario a Edward, que era furia, intensidad, un volcán de lava ardiente.

Sácatelo de la cabeza!

Carlisle me miró con sus ojos suaves y cálidos. Continuó acariciando mi rostro como si estuviera repitiendo un mantra en sus adentros.

_Estas triste…_ suspiró mirando con ternura… ¿cómo podía ser este hombre ese canalla que se había convertido en el objetivo de mi vida?. Asentí mirando hacia mi ventana… no entendía… no entendía nada, pero no podía dejarme engañar por las apariencias, Carlisle muy bien podía ser un lobo vestido de oveja…

_Solo… quiero llegar allí y arreglar tantas cosas, ella me necesita… siempre lo hizo, nunca estuve_ dije perdida en mis pensamientos. Diciéndole la verdad sin querer.

_¿Por qué no estuviste cariño?... porque estabas mirando por tu vida_ dijo enfáticamente.

Estaba mirando la tuya… quise decirle.

_Porque estaba enojada con ella_ dije avergonzada _solo quiero verla_

Cerré los ojos cuando sentí un nuevo beso en mi frente, él continuó acariciando mi cabello una y otra vez mientras yo lloraba lágrimas de impotencia. Lloraba por todo… por todos… por toda mi puta y jodida vida.

_Sshh… Bella_ murmuró recostando su frente en la mía, sentía sus labios casi tocando los míos, sentía su aliento tacando mi piel, sus dedos… su cuerpo tan cerca… su calor.

Abrí los ojos y miré sus labios, quería besarlo… estaba tan cerca, tan cerca en todo sentido.

 _Déjame curar tus heridas, si las tienes... curemos juntos. Así como saliste hoy de mí, no quiero que lo hagas nunca más Bella_ limpió mis lágrimas acariciando mi mejilla con su pulgar y no pude separar mi mirada de la suya, era brillante, intensa y determinada _lograste esto Bella_ puso mi mano en su pecho, a la altura de su corazón _amarte_... y el aire dejó mis pulmones.

A mi mente solo vino un único pensamiento…  lo había logrado.

¿Me amaba?...

_Carlisle-

_Shh cariño…_ susurró en mis labios antes de besarlos suavemente, casto y dulce. _déjeme decirlo bien, quedé fuera de práctica_ sonrió con los ojos cerrados. Tomó un suspiro profundo y lo retuvo unos segundos… exhaló lenta y suavemente y abrió los ojos… dándose coraje. Sus ojos eran cuencas verdes y profundas, insondables… _te amo. Te amo Bella Swan… eres… una mujer fuerte, fuerte y segura de ti misma, eso… eso vi en ti. Dios… te amo Bella_

Y no  pude evitar caer rendida ante sus palabras… alcé mi boca a la suya y llevé mis manos a su nuca. Sus labios dulces y picantes se fundieron con los míos casi con fervor, casi como los de… su hijo.

Dios, no…

Dejé mis pensamientos a un lado y lo besé como si mi vida dependiera de ello. Y él me correspondió. Carlisle Cullen me amaba… me amaba!. A pesar de haber cometido el hermoso error de acostarme con su hijo… él no había ganado, había ganado yo.

Sus manos fuertes acunaron mis mejillas y él me empujó hacia la almohada, su lengua se adueñó de mi boca demandante, exigente. Y mis manos se enredaron en su cabello… por un momento, solo por un segundo tuve un indeseado deja vu.

Él me soltó un poco pero yo me negaba a hacerlo, quería saber… tan mal, hasta donde podíamos llegar. Literalmente lo obligué a besarme… no lo dejé ir.

_Hazme sentir…_ pedí sin dejar de besarlo _ hazme sentir cuanto me amas_

Él gimió en mi boca y eso ayudó a encender más la llama del deseo…

Lo quería, lo quería… para borrar la huella en mi cuerpo, la huella de su misma sangre y carne. Mi mente retorcida lo quería para probar si era cierto el dicho, de tal palo, tal astilla.

Llevé mis manos por su cuello y arañé con mis uñas sus clavículas hasta llegar a su pecho sobre su camisa, tomé el primer botón y lo deshice con facilidad, él no me detuvo… ¿me quería? Oh cielos…

Tampoco dejó de besarme, mi insistencia pareció darle más valentía y bajó sus manos de mis mejillas hasta los costados de mis pechos, recorriendo mi contorno con total cuidado…

Carlisle… no tengas cuidado, se pasional, se lujurioso… no te detengas…

_Tócame_ gemí desviando mis labios por su mejilla, su mandíbula… no tan filosa… y su cuello. Mi lengua se sacudió allí mientras lo oía ingerir aire de golpe y luego comenzar a respirar entrecortadamente. Continué desabotonando su camisa hasta que sentí su vientre tonificado debajo de mis dedos… entonces él se atrevió a tazar mis pechos. _¿Me deseas?... demuéstrame cuánto_

_Bella…_ gimió sin dejar de mover sus manos. _Oh cielos… eres tan jodidamente hermosa, te deseo tanto_

Muy bien… habla sucio, lo necesito. Tómame con pasión… supéralo. Supéralo.

_Me tienes_ dije llevando mis manos al cinturón de su pantalón. _ E… Carlisle, eres lo que quiero_ traté de convencerme a mí misma.

_Eres lo que quiero también Bella_ dijo él bajando su boca hasta mi cuello, cerré los ojos… siente Bella! Siente a este hombre, el que querías a tus pies, lo tienes… siéntelo mierda!

Gemí retorciéndome… _Te necesito Carlisle!..._

Necesito volver a centrarme en ti… enfocarme. Mira lo que conseguí por querer limpiarte de mi mente… no quiero hacerlo otra vez…. Porque ahora hay alguien más en mi mente.

Gemí con un sollozo en mi garganta, escapando sin poder evitarlo. Este juego maldito y retorcido se me había vuelo encima.

Entonces él se detuvo y detuvo el andar de mis manos que habían logrado desabrochar la cremallera del pantalón. Su cabeza lentamente se separó de mi cuello y sus ojos verdes oscuros se fijaron en los míos… frunció el ceño.

_Estas muy triste Bella._ susurró limpiando mis lágrimas traicioneras.

No! Carlisle… no te detengas, ¿no ves que es esto lo que necesito?

_Estoy bien_ dije temblorosamente y cerré los ojos. No estaba bien… era tan consciente de eso pero quería a toda costa mentirme a mí misma. Iba a tener que luchar con eso, tenía que volver a estar bien, segura y dispuesta.

_Ven_ se levantó de mi cama y se recostó con su espalda contra la cabecera. Abotonó su camisa… él me miró con una sonrisa y luego arrastró sus manos por su cabello, tirando hacia atrás lo que yo había dejado fuera de lugar. Tan pulcro… tan ordenado.

Tan opuesto al lio cobrizo.

Extendió su mano hacia mí que lo miraba abatida y vencida y cuando la tomé me llevó a su pecho.  Sentí un nuevo y suave beso en el tope de mi cabeza…

_Descansa Bella, no lo haremos hoy… estas triste_ dijo acariciando mi cabello que caía en cascada sobre mi espalda. _Es… la primera vez que estoy enamorado luego de… Elizabeth. Y lo creas o no cariño, me siento como si fuera la primera vez Bella_ rió negando con la cabeza, casi como si no creyera las palabras que decía. _un virginal llámalo, inexperto a pesar de haber tenido tanta experiencia como creyeras posible, idiotizado por ti… cagado de miedo por la posibilidad de fallarte y desilusionarte, cumplir con tus expectativas, satisfacerte. Todo eso Bella, así me siento_

_Siento hacerte sentir tantas cosas_ dije acomodando mi cabeza en su pecho para cerrar los ojos con una sonrisa satisfecha, después de todo, se sentía bonito escuchar a Carlisle Cullen cómo se sentía por mí.

_Siento tanto por ti, en tan poco tiempo… y a penas con unas cuantas citas en nuestro haber, me siento abrumado y totalmente impactado por ti_

Mierda…

Tenía ganas de bailar a rededor de mi cama, tenía ganas ya de llegar a todo lo que nos deparara esto nuevo que se había iniciado en la biblioteca hacía más de un mes atrás.

_Creo que debería haber aguardado ¿no?... temo que mi corazón podría correr peligro_ dijo pensativo, levanté mis ojos hacia él y lo vi mirándome como si fuera una extraña y fascinante criatura frente a él _temo que seas… una especie de sueño… y solo este a unas cuantas horas de despertar_

_No lo soy_ dije dejando un casto beso en sus labios. _Soy Bella, soy real… de carne y hueso… y cuidaré tu corazón_

Mentí.

Él sonrió y me abrazó nuevamente… suspirando fuerte y audiblemente. Yo cerré los ojos y me permití embriagarme en su perfume varonil y tenue, una mezcla de almizcle y picante. Nunca me había sentido más realizada… y nunca creí que con esa declaración, por un momento, por esa tarde… olvidara lo que su sangre y carne había hecho en mi cabeza, un hermoso desastre.

………

Guardé mi ipod en mi bolso de mano y lo dejé en el asiento de a lado, que estaba vacío. Reajusté mi cinturón de seguridad y miré hacia la ventanilla, las nubes espesas y grises recubrían el cielo de Seattle… como siempre.

Dejé caer mi cabeza sobre el asiento y cerré un momento los ojos mientras descendíamos sobre la ciudad de Seattle, listos para aterrizar. Los dos últimos días habían pasado rapidísimo, entre mis horas en la biblioteca hasta casi horas de la noche, para terminar mi inventariado y ayudar a Emily lo más posible con todo antes de partir y mis pocas horas con Carlisle.

Él me había acompañado casi todo mi tiempo libre, a excepción de las noches. Aún estábamos cuidadosos con pasar al siguiente nivel, al parecer, él quería hacer las cosas bien y estaba esperando a que yo pudiera superar mi tristeza. Él no quería que yo me dejara llevar solo por el deseo de borrarla.

Lo que él no sabía era que esa tristeza que yo llevaba por dentro, nunca iba a ser borrada, era mi constante recordatorio del por qué estaba haciendo esto.

En esos dos días, me llevó a almorzar en algún exclusivo restaurant de Manhattan y en mis tiempos libres, quedábamos en mi departamento para cenar o solo acompañarme a empacar. Sentía que nuestra relación iba avanzando poco a poco a lo que yo quería y eso me estaba haciendo más fuerte.

No había visto a Edward otra vez y por lo visto él no le había dicho nada a su padre, de lo que había sucedido entre nosotros. Pero me sentía capaz de todo con la fuerza que la relación con Carlisle me estaba dando, me sentía segura. Sentía que podía enfrentarme cara a cara con Edward y sonreírle con sarcasmo y hacerle ver que su presencia, su todo no me afectaba. No podía dejar que me afectara.

Carlisle por su parte había prometido que a mi regreso me llevaría a su casa, que necesitaba una buena tarde de piscina mientras él  se encargaba de la carne asada en el jardín. No podía esperar para esa tarde, lo que me hizo hacer una nota mental, comprar un buen traje de baño.  Me negué a pensar en mi inevitable encuentro con Edward, aunque ansiaba que llegara el día… por alguna razón, ansiaba verlo.

Las ruedas del avión chocando suavemente sobre la pista de aterrizaje me hicieron volver a la realidad, me acomodé en mi asiento y esperé hasta que el avión disminuyera su velocidad y se detuviera frente a la manga de descenso de pasajeros. Desabroché mi cinturón y tomé mi bolso de mano para salir hacia la puerta de desembarque, respiré profundo… se sentía bien volver a casa. Aunque mejor se iba a sentir una vez que llegáramos a Forks.

Al llegar al exterior de la manga de pasajeros recorrí con mi mirada el lugar esperando ver ese par de caras conocidas, pero al no haberlos encontrado tras un momentos de búsqueda, me fui directamente a buscar mi equipaje. Esperé en la cinta de equipajes hasta recuperar mi maleta negra mediana y salí de allí para buscar un teléfono.

Pero cuando justo había visto el área de teléfonos públicos a lo lejos, un cuerpo chocó contra el mío haciéndome dejar todo el aire de mis pulmones. Reconocí ese olor a Forks, amaderado y húmedo, olor a lluvia y tierra mojada…. Exquisito.

_Aquí estas!_

_Oh cielos!_ tomé su rostro entre mis manos apartándola de mi y la miré… sus rasgados ojos marrones hermosos y brillantes… los había extrañado  _¡Leah!_ ella tenía una sonrisa enorme en su rostro.

_Bienvenida a casa_

_¡Todavía no estoy en casa!_ gemí abrazándola de nuevo, _pero gracias por venir a buscarme_

_Mierda_ dijo apartándome luego de tomarme por los hombros, sus ojos me recorrieron de arriba abajo _mírate!... toda una chica de ciudad_

Sonreí alzando los hombros. Me había puesto un par de pantalones de mezclilla color crema y una camisa a cuadros en rojo y negro, con mis converse de Forks. Antes de salir de allí, me conocían por la chica de los jeans eternos y zapatillas bajas, no podía volver a eso… pero tampoco podía venir como la mujer de los tacones y faldas tubo, ella se había quedado junto a Carlisle.

_Y tú toda una chica Black!_ grité antes de juguetear con el cabello de su cabeza _¿dónde está ese querido marido tuyo?_ cuando miré por encima de su hombro, vi al susodicho parado cerca de nosotras mirando la escena con esa sonrisa reluciente _Jake!_

Él avanzó hasta mí pero sin poder evitarlo caminé más rápido y me tiré sobre él colgándome de su cuello, él abrazó mi cintura…

_Dios!... que grande estas._  gemí en su hombro.

_Si! Sin embargo tú te quedaste en el metro cincuenta Bells!_ me soltó y le pegué en el brazo juguetonamente. _No te sorprendas, me viste la primavera pasada y ya era todo un hombre_ rió.

_Leah… ¿cómo lo soportas?_ pregunté dando un paso hacia atrás y tomando el brazo de mi amiga. Ella hizo una mueca mirando a Jake y frunció el entrecejo,

_No lo sé!_ gritó sorprendida. Me reí junto a ella y Jake rodó los ojos antes de tomar mi maleta y mi bolso y tirarlo sobre sus anchos hombros,

_Vamos damas… quiero llegar para la cena, Sue hizo su guisado especial Bells…_

_Si!_ salté antes de salir del brazo de Leah.

Ahora si me sentía en casa.

~‡~

_¿Estás segura que quieres hacer esto sola?_ Sue me miraba con sus hermosos ojos grises mientras escondía un mechón de mi cabello detrás de mi oreja. Tomé una respiración profunda y la retuve por unos segundos,

Asentí exhalando suavemente, _Si… sabes que puedo, siempre lo he hecho._

_Lo sé… se que eres valiente hija_  ella tomó mis mejillas entre sus manos rugosas y me besó la frente para luego abrazarme… dios… extrañaba este calor de madre. Sue… ella era, como eso, como la madre que había perdido hace tantos años. Aunque era la madre de Leah y la segunda esposa de Billy. Todos ellos eran mi familia… la única que me había quedado, mi familia adoptiva después de haber perdido la mía por completo.

_Gracias Sue…_ me separé de ella limpiando disimuladamente una pequeña lágrima de mis comisuras y sentí la mano de Leah acariciando mi espalda.

Respiré hondo una vez más… tenía que hacer esto.

Volteé a Leah y también la abracé… era el ritual que me daba fuerzas en cada uno de mis viajes. Luego abracé a Billy que me miraba desde su silla de ruedas, conocía su mirada… la que me decía “Ten cuidado” “No arriesgues más de lo que puedes sacrificar” “No te involucres”…. Esa misma mirada que ahora me decía “Ten fuerza pequeña”.

Y luego abracé a mi sol en esos días, mi sol personal… mi mejor amigo.

_Sé una buena chica_ susurró en mi cabello, asentí sobre su hombro _sabes que solo tienes que llamar y yo estaré allí… lo sabes ¿no?_ asentí nuevamente. _Eres valiente… siempre lo fuiste, ve y termina con esto cariño_

_Gracias_ dije separándome de él.

Me volví hacia la puerta y sin mirar atrás, salí hacia el porche de la casa y me subí a la Chebrolete que alguna vez fue mía, mi gran camión rojo.

Lo primero era lo primero… el cementerio de Forks.

Ir a ver a mi padre siempre fue difícil. Ir a ver al hombre por quien estaba haciendo todo esto, siempre fue difícil. Mi padre fue siempre como una especie de héroe para mí, aún en su último día… él siguió siendo mi mayor ícono, la persona que quería ser de grande. Valiente, excelente padre, un amigo incondicional, una persona que amaba aún después de la muerte… porque ese fue su gran problema, amar, amar aunque le costara la vida.

Entré hacia la calle empedrada que daba al cementerio local y detuve mi camioneta a un costado del aparcamiento. No era muy grande, había una muerte en Forks cada tanto y si sucedía era un evento del que todo el mundo se enteraba… aun recuerdo la muerte de papá. Todo Forks estaba allí. Todos mirándome con lástima… no, no quería recordar. Ese había sido el peor día de mi vida.

Tomé le ramo de rosas blancas que Sue había cortado de su jardín y caminé hacia la tumba de mi padre, sorteando las lápidas que se erigían hacia el cielo. Lo vi de lejos… a lado de un roble viejo, tenía flores silvestres en el regazo de su tumba… seguramente de Leah recientemente, ella amaba las flores silvestres.

_Hey papá_ murmuré arrodillándome en el frio césped. Toqué mis labios con mis dedos besándolos y toqué las letras de su nombre grabadas en relieve en su lápida.  _Te extrañé… lo hago cada día_

Dejé las rosas sobre su regazo junto con las de Leah y me senté cruzándome de piernas sobre la hierba, al estilo indio. Arranqué un poco de hierba de mi lado para jugar con ella entre mis dedos…

_Todo está yendo muy bien, lo sabes… mi carrera va bien, ejercerla en la biblioteca es muy satisfactorio para mi en lo personal, sabes que siempre quise trabajar en una biblioteca. Pero creo que existe la posibilidad de obtener un puesto en una gran compañía… no sé qué pensarías tu de eso. Trabajar para él. No estoy segura aún y no he tomado ninguna decisión_ suspiré mirando mis dedos y sonreí incómodamente _logré que se enamorara de mí_

El susurro de mi voz de pronto se oyó como si fuera una potente voz en el bosque vacío. Estaba sola… y parecía que todo se había detenido para escuchar lo que tenía para decir.

_Dijo que me ama_ miré su nombre y sonreí  _sé que tal vez no era la manera en que te gustaría pero lo hice, hice que ese hombre llegara a amarme. Lo juré Charlie… y lo haré, haré que ese hombre sienta lo que tú y ella sintieron… y lo que yo sentí_ agaché la cabeza.

_Te amo_ le dije tragando un sollozo _y quiero que me des fuerza para lo que tengo que hacer, tú siempre fuiste fuerte, siempre admiré eso, solo el amor te quebró. Dame un poco de tu fuerza… tengo que ir_

Cerré los ojos y levanté la cabeza hacia el cielo, como si por medio de una bendición mi padre me diera la fuerza que necesitaba.

_Hace dos años que no la veo… no se que puede llegar a resultar de lo que haré hoy, pero quiero verla, quiero… quiero permitirme darme fuerzas a mí misma, ver la razón de tu muerte_

Un suave viento sopló sobre mi rostro, fresco, que traía el olor a las margaritas del ramo de flores silvestres que Leah había dejado allí, el soplo que me enviaba mi padre…

_Te quiero… y volveré a verte cuando sea el día de mi partida_ besé la punta de mis dedos y acaricié su nombre una vez más _Gracias papá_

Salí del cementerio con las piernas temblorosas, las lagrimas contenidas en mis ojos y un poco… solo un poco más fuerte. Sentía la valentía que mi padre siempre me decía que tenía en mi interior, sentía que podía ser esto que iba  a hacer y cualquier otra cosa… lo sentí en mi interior.

Tomé el camino hacia Port Ángeles. No había visitado esa ciudad hacía dos años y me die cuanta de que la carretera estaba mejorada, todo había crecido en mi ausencia… pero algunas cosas siempre quedaban iguales. La familia, el dolor, el amor… la vida.

Cuando llegué a la ciudad, tomé el camino que sabía que me llevaría a mi destino… era hora de afrontar mi pasado, era hora de ver lo que había acabado con mi papá y conmigo… y con todo lo que creí que era el amor. El amor no existía para mí… era una palabra burda, existía solo en los cuentos para niñas y en todo caso, si caías en el amor era algo que terminaba matándote… si no sabré yo de eso.

Estacioné en el aparcamiento renovado, mi mente luchaba por tomar fuerzas de donde no sabía que guardaba y mi corazón estaba a punto de romperse una vez más, pero aquí estaba. Admirando lo mucho que había mejorado este lugar, una parte de mí se alegró… parecía tener un jardín más amplio y la seguridad como siempre pareció perfecta. No había muros… como otros lugares similares, había en su lugar una especia de pared hecho con rejas altas que dejaban ver lo que había en el exterior y dejaba a la vista de quienes estaban entre esas rejas, el bosque que circundaba el lugar, como si se tratara de una hermosa mansión protegida y fortificada… no lo que en realidad era.

Caminé hasta la entrada del lugar, algunos médicos salían y otras personas entraban, no era un lugar muy concurrido usualmente, pero luego me di cuenta de que era fin de semana, seguramente había gente… que tenía familiares allí.

En la recepción tuve que esperar unos minutos hasta que atendieran a las personas que estaban allí antes que yo. Pero una voz… familiar me hizo voltear.

_¿Isabella?... Isabella Swan?_

Una mujer alta y delgada con bata blanca y una carpeta en sus manos me miraba desde una de las mesas de entrada próxima a donde yo me encontraba. Su piel aceitunada y sus hermosos ojos oscuros me ayudaron a identificarla.

_¿Dra Estevenson?_ pregunté tanteando el terreno.

Ella asintió con una sonrisa en sus labios _Valla Isabella, no te veía hace un tiempo_ asentí caminando hacia ella. Extendí la mano pero ella en vez de tomarla me abrazó tomándome por sorpresa _que bueno, no sabes cuánto me alegra que hayas venido_ ella me soltó y vi su sonrisa triste haciendo acto de aparición. Nada había cambiado…

_Me imagino que estas aquí para…_

Asentí antes de que ella terminara la frase. _¿Puede ser ahora o tengo que sacar una cita?_

_Puede ser ahora Isabella, por supuesto que puede ser ahora._ asintió _y por favor, solo Carmen… no doctora, ni nada de eso_

_Gracias Carmen_

Ella me pidió que la siguiera y yo me aferré a la correa de mi bolso con fuerza, sentía mis pulmones a punto de colapsar… esa sensación de pánico en la boca del estómago que me era tan familiar.

_Ha estado sedada estos días, pero hoy está mejor… salió al jardín a disfrutar del sol a la mañana y cuando comenzó a tener frio entró a tomar una siesta, está tranquila la mayor parte del tiempo_

_¿Por qué ha estado sedada?_ de repente tuve miedo a saber.

Carmen me miró deteniéndose en el ascensor, _Isabella, ella… ha tenido varios episodios, su condición no ha cambiado… a veces creo que ha ido empeorando. Ha tratado de suicidarse en distintas ocasiones… no hemos tenido otra opción_

_¿Se ha querido suicidar últimamente?_ pregunté con mi corazón tronando en mi pecho. Con la mirada de Carmen confirmé mi pregunta.

_El viernes pasado… cuando la enfermera pasó a dejarle los medicamentos, ella la empujó y le sacó una de las jeringas que pertenecía a uno de los otros pacientes. La clavó en la piel de su muñeca y rasgó por ella hasta cortarla… tuvo una pérdida de sangre, estuvo sedada desde entonces_

_Dios…_ gemí cerrando los ojos.

El ascensor nos llevó a uno de los pisos superiores, cuando bajamos me encontré con un largo pasillo, varias puertas en sus laterales. Reconocía este pasillo pero estaba cambiado… para mejor.

Carmen me encaminó hasta una de las puertas y pasó su tarjeta identificadora por una ranura a un lado de la puerta, entonces esta, se abrió con un clik. _Ten cuidado Isabella… no te ha visto en años, no sabemos cómo reaccionará_ asentí tragando saliva.

Y entonces entré.

La habitación era blanca, en su mayoría, solo habían unos pocos colores… los sofás en una esquina en color beige y el edredón de la cama en color crema, una encimera de madera donde parecían haber unas pocas cosas y una puerta a un lado, seguramente el baño.

Entonces cuando di unos pocos pasos la vi, en la reposera que daba a la gran ventana blindada, estaba sentada ella. Me acerqué lentamente con Carmen de cerca, pero me detuve en cuanto vi su rostro. Ella estaba pálida y delgada, no era la hermosa mujer que yo recordaba… no lo era ya. Sus ojos estaban rodeados por oscuras ojeras y su piel cansada se adhería a sus pómulos, su cabello estaba recogido en una cola de caballo en la nuca, pero habían mechas que salían de ella y embarcaba su frágil rostro. Su muñeca derecha estaba vendada, producto de su intento de suicidio… y sus manos sostenían una manta doblada que casi reposaba en su regazo.

Me acuclillé frente a ella, sus ojos grises vacíos estaban fijos en el paisaje de afuera, arboles y más árboles de los bosques de la península. Tomé un respiro profundo y sentí la mano de Carmen en mi hombro apretando ligeramente… dándome ánimos. Y decidí hablar…

_Hola mamá…_ dije suavemente. Algo sucedió… el aire cambió, algo raro que no pude definir, tal vez fue la ingestión de aire que ella había hecho al escucharme. Y entonces me miró… _Soy Bella… ¿me recuerdas?_

En verdad, en verdad… no quería saber su respuesta.

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Hola preciosas!... bueno, la verdad es que no sé cuales serán sus reacciones, así que sorprendanme. Besotes a todas y gracias por la espera. UVO en breve.