EVADIENDO EL AMOR Capitulo 11

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Los días en Canadá eran, fueron y serian reales, me repetí varias veces durante el corto vuelo de Vancouver a Seattle. Bella dormito y como tonto le veía descansar, su rostro apoyado sobre mi pecho, desde la noche anterior se había encerrado y alejado de mi aun estando en contacto. Creía haber actuado bien, hacer lo que debía hacer, consolarle, demostrarle que lo nuestro no era ningún error que estamos destinados a estar juntos. Su llanto rompió mi corazón, Isabella Swan nunca se había visto tan vulnerable, perdida y desconsolada como la noche anterior. No importaba que la camisa estuviera empapada de sus lágrimas, o que sus puños apretaran con fuerza mi camisa, lo único que en verdad interesa es poder ganarme su confianza, y hacerle ver que mi amor es real.

― Despierta— susurre a su oído— estamos por aterrizar— se removió un poco, mi imprudente mano paro en su rostro librándole de la capa de cabello que le cubría— despierta dormilona—

Lentamente abrió los ojos, un ligero tinte rosa envolvió sus mejillas. Y en el mismo silencio sepulcral en el que había subido al avión se separo de mí. La azafata comenzó a dar las respectivas indicaciones para aterrizar, omití aquella voz.

Pellizque el puente de la nariz, la impotencia, y el deseo de zarandearle y gritarle que dejara de actuar como si no fuera nada para ella me corroían. La noche anterior se había quedado dormida en mis brazos, después de haber llorado, le lleve a la cama, recogí las fotos, el video y los deje sobre la mesa junto a nuestra cama.

A la mañana se había levantado antes que yo, cuando desperté ya estaba lista y tirando de su equipaje, huyendo de mi. Le grite enfadado, ella tan solo me dedico una fría sonrisa

― No debiste hacerle caso a una borracha— fue lo único que expresó— no nos conocemos, no sabemos tratarnos—

― Y una reverenda mierda. Puede que tú creas eso pero, yo si veo que nos entendemos dentro y fuera de la cama— le señale. Tomando el sobre con el video y las fotos camine a ella para dejarlos en sus manos— en la boda no parecías ebria— con aquello me fui al baño, los deseos de gritarle, de besarle, y otros tantos sentimientos contradictorios rebozaban en mi cuerpo.

Esperaba que al salir no estuviera, pero ahí estaba, fría, alejada.

Maldita sea, Bella no puedo solo, no puedo luchar si no estás dispuesta a aceptar la verdad

― Muévete, quiero llegar a casa— su voz y sus piernas empujándome cortaron con mis pensamientos— quítate de ahí, Edward— urgió

― Tranquila, sé que mi presencia te causa fastidio— solté sin mirarle concentrándome en el cinturón— para tu mala suerte estamos casados— grazne dejándole ahí.

Baje del avión respirando con fuerza. Camine con desgano a buscar el equipaje, me demore más de lo debido, esperando que ella pasara los controles, no me sentía preparado para verla, pero tampoco para dejarla.

Tiempo. Si eso era lo que necesitaba, se lo daría, le daría todo el tiempo del mundo para que aclare su mente.

Traspasados los controles, le indique para que me siguiera. Como buen caballero me hice cargo de abrir la puerta y dejar el equipaje en el baúl, indique al taxista a donde nos dirigíamos. En lugar de recién casados más parecíamos una pareja a punto de divorciarse, la idea no me agrado para nada.

Saque el móvil, usando el marcado rápido me comunique con Charlie

― Estaré de regreso a la cuidad mañana— dije sin darle la oportunidad de los saludos— envíame toda la información a la casa en la tarde, así una vez llegue me concentro en ello. Bien nos vemos—

― ¿Qué es tan importante?—

No esperaba que me hablara, así que no pude enarcar las cejas— Una obra nueva— respondí sin darle mas detalles

― Ah…—

― La licitación para construir el nuevo museo— complete la respuesta— la adjudicaron a nuestra firma y Charlie quiere que me encargue de vigilar y detallar los planos, para que la obra arranque, como ya habíamos presentado un bosquejo falta pulirlo y hacer la maqueta a escala real—

― ¿Yo no estaré en ese equipo?— encogí mis hombros, Charlie aun no había informado quien estaría en ese equipo, por ello había llamado pidiendo mi regreso urgente— no me sorprende— murmuro. Instintivamente corte el espacio que nos separaba, tome sus manos entre las mías— no necesito tu compasión, ni de la aprobación de Charlie— espetó arrancando sus manos de las mías

Por orgullo volví a mi lado del taxi, una vez vi que el taxista tomaría la calle en sentido contrario, le pedí dar la vuelta e ingresar de tal manera que me dejara a mi primero. Ordene que se detuviera una casa antes, e indique a donde llevar a Bella, cuando me disponía a pagar tuvimos una pequeña discrepancia

― Yo pago— dijo dándome un manotazo— no hace falta tanta caballerosidad—

― No es caballerosidad, pero como quieras— respondí mirándole fijamente, y sabiendo que el taxista estaba atento a todo lo sucedido, podía sentir sus ojos en el espejo retrovisor. Pueden llamarme machista, territorio e incluso cretino, saber que el hombre al volante miraba atento, solo sirvió para gírame y tomar entre mis manos su rostro y besarla con fuerza, sus labios se movieron junto a los míos, respondieron frenticos a mi asalto, mi lengua degustaba el sabor dulce de su boca, haciendo despertar otras partes de mi cuerpo. El sonido del claxon, rompió el beso— aun eres mi esposa— le recordé antes de que pudiera modular algo— espero que tenga lindos días, señora mía, nos veremos luego—

Rápidamente me dirigí a la casa, como de costumbre nadie estaba, Alice debía estar con Rose planeando comprando cosas para el bebé y planeando su boda, desde el anuncio solo tenía cabeza para el gran acontecimiento. No pude evitar reírme, cuando se enterara pondría el grito en el cielo, mi hermana siempre profesa “una boda es el evento más importante, por eso debe ser perfecto, solo te casas una vez”.

Esme apostaría que estaría plantada junto a Rané e Ethan, y Carlisle en el trabajo, teniendo la casa para mí solo, y no sintiéndome para nada animado en dejar que mi mente comenzara a divagar sobre Isabella y su postura, me centre en deshacer el equipaje, en llevar a la lavadora la ropa sucia en arreglar el l caos de habitación

― Ya no soy un soltero empedernido— dije en alto al terminar mi tarea— tendré que cambiar ciertas cosas— mi mente comenzó planear e imaginar la nueva vida, mi vida de casado— necesitaremos una casa, una propia, una que nos identifique, que plasme nuestros gusto— mis labios se curvaron en una sonrisa enorme.

Sin darme cuenta comencé a plasmar las ideas que tenia sobre nuestra casa, el lápiz se movía con rapidez sobre el papel blanco, cada trazo, cada línea me daba esperanza, la fachada que dibuje tenía un aspecto entre moderno y rustico, podía imaginar algunos detalles de madera y pierda, nada de columnas frente a las puertas, techo prominente y alto para evitar que en verano el calor se acumule, además en forma de trapecio de donde sobresale dos pequeñas columnas con ventanales, ventanas amplias, quizás con un diseño francés o italiano, una puerta a juego, y frente un camino adoquinado rodeado de unas hermosas jardineras.

― Hijo— la voz de Esme casi hace que caiga de la silla, y dejando caer las reglas al suelo— ¿Cuándo llegaste?—

― En la mañana, no había nadie— respondí tratando de ocultar rápidamente los planos, cosa que resulto infructuosa

― Ya estás trabajando— recrimino chasqueando la lengua— vaya que hermoso ¿Para quién es?—

― Uno de esos tipos que no se conforman con una casa, que desean dos o más— respondí evasivo— iré a buscar algo de comer—

― Pero si ya prepare el almuerzo— dijo sonriendo como si supiera que escondía algo— después de que Bella llego, pensé que tal vez tu aparecerías pronto—

Fruncí el entrecejo— ¿Qué tiene que ver el regreso de Isabella conmigo?— trate de sonar basto

― Nada, supongo, algo me dijo que volverías— pero sus ojos me decían que no creía nada de lo que había dicho con anterioridad— vamos, René te ha enviado postre—

Evite replicar, durante nuestro almuerzo, sus miradas se hicieron mas incriminatorias, su sonrisa mas astuta. A punto estuve de atragantarme cuando comento de manera “casual”

― Siempre he pensado que en lugar de ser enemigos debieron ser pareja, Bella es una buena chica—

Trague la ultima cucharada del postre, lleve los platos para meterlos en la maquina, y volví a la habitación donde me concentre en los últimos detalles de aquel plano. Cuando deje de trabajar el reloj marcaba más de la medianoche, di un último vistazo a los dibujos, aun faltaban detalles pero mis ojos se cerraban usando el último aliento enrolle el papel y lo guarde en uno de los tubos negros. Tan solo tocar la cama y me quede dormido.

El nuevo día inicio cuando Alice incursiono en mi habitación y sin piedad tiro varias carpetas sobre mi rostro

― Espero que disfrutaras de tus días lejos de todos con algún de esas mujeres que te gustan— chillo indignada— yo creyendo que en verdad querías a Bella, eres un cerdo, nunca más vuelvo a interceder a tu favor—

― ¿Has hablado con Bella?— pregunte levantándome de la cama

― No. ¿Por qué?—

― Nada— no iba a decirle acerca de nuestro estado civil. Uno que puede fácilmente derogarse. Me recordó la maldita vocecilla en mi mente— puedes marcharte, tengo que trabajar—

Dejando las carpetas en el escritorio, y tomando la toalla me escabullí en el baño. Esme se encargo de proveer mi alimento durante el día ya que me centre en estudiar las condiciones del contrato y reevaluar los diseños plateados en primer instancia.

Las medidas en los planos no coincidían con las dimensiones indicadas en los papeles.

― Esto no cuadra— murmure en alto. Repase varias veces para ver que la diferencia no era de uno o dos metros sino de cinco— está mal—

― ¿Qué está mal?— pregunto suavemente, con cuidado gire la silla— Esme dijo que estabas concentrado así que me dejo seguir— vocalizo como si estuviera nerviosa

― P-pasa— tartamudeé.

Con algo de timidez avanzo — ¿Qué está mal?— Explique mis observaciones, su risa retumbo en la habitación al borde de llevarme a hiperventilar. Edward Cullen hiperventilando— Se supone que esos cinco metros se tienen como margen de error, digo puede ampliarse este aula que de por si debe ser la más grande, o puede usarse como cenadores, la idea de este museo es llamar la atención en los jóvenes— sus sonrisa hizo que actuara sin pensar, mis manos tomaron su cintura para sentarla en mi regazo, hundí mi nariz en la curvatura de su cuello, inhale su aroma, dulce, suave

― Esta es mi mujer— afirme presumido— inteligente, sexy, mortal— solo para corroborar lo dicho mi lengua sedujo su cuello. Nuestra postura me permitió sentir cuando se estremeció— ¿qué me has dado que de ti me he enamorado?—

La carcajada fue potente y cargada de vida, de sinceridad— Oh, Romeo ¿donde estas que no te veo?— asalte sus labios como castigo a su ofensa, un día un maldito día y ya le extrañaba, la única distracción eran los planos.

― Te he echado de menos— hable contra sus labios— maldita sea debería de pegarte a mí para no tener que extrañarte— tire de su labio, su gemido me incitaba a seguir a darle rienda suelta a todo lo que sentía

Al momento sentí su cambio, volvía a cerrarse— yo… Dios… venía a decirte que ha llegado…— sus ojos iban de mi rostro a la puerta, me gire para ver que estaba abierta, de ahí su cambio—nuestro… lo de… ya sabes… la adopción— susurro— puedes soltarme, no quiero que alguien piense cosas que no son—

De mala gana obedecí. Una vez se separo de mí, me levante y pasee por la habitación— ¿que pueden pensar? Que soy un tonto por seguir ciegamente a la mujer que amo— su “shh” acompaño mi frase— es la verdad, ¿Qué quieres que haga?—

― Yo… Edward… yo...—

― ¡Bella!— el grito de Jacob interrumpió su titubeo— chicos espero estén presentables— esa vez su voz se oyó mas cerca— iba a tu casa a…— corto en seco al vernos— ¿sucede algo? Parece que alguien estuviera a punto de morir—

― Nada— chistamos la unisonó

― Espero nos acompañen a cenar, tengo que contarles algo— no era una petición, era una orden, Isabella huyo dejándome sin una respuesta. Tire de mi cabello con fuerza. Mi mujer podría hacer que un santo pecara.

Las miradas asesinas de mi hermana y de Rose, no ayudaron a la tensión que fluía entre Isabela y yo. Ellas iban enfrascadas en algunas cosas del bebé, yo distante de todos, mi humor luego del pequeño encuentro con MI ESPOSA me dejo hecho un ogro. No tuvimos que usar los autos ya que la cena, se llevo a cabo en la casa de los Black.

Las miradas de complicidad iban de Alice a Rose y Jacob, Vanessa la novia de Jacob se removía en su puesto, la cena se realizo bajo tensión

― Soy yo o esta estancia esta algo calurosa— murmuro limpiándose unas gotas de sudor inexistente

― Ness, llevas días nerviosa ¿qué escondes?— replico Jacob, levantándose de la mesa— ¿acaso temes que ya no te quiera?— pregunto tomándole el mentón y haciéndole levanta la vista— porque yo, mi Ness quiero antes mis amigos decirte lo importante que eres para mi, sabes que no podría ser feliz con nadie, por eso quiero pedirte que seas mi esposa ¿quieres Vanessa, casarte conmigo?— sus palabras llegaron a mí, pero mis ojos estaban clavados en Bella, quien mordía su labio y evitaba parpadear.

La respuesta de la novia nunca llego a mis oídos, todo mi ser estaba avocado en ella. Dios, no he podido cometer más errores con ella.

Tonto, Cullen. Toda mujer sueña con la boda ideal, ¿y tú que ofreciste? Una boda clandestina, lejos de sus seres queridos, lejos de ser su boda soñada, y como guinda para el pastel ilegal.

Tras dar una apretón de mano a mi amigo, y felicitar a la novia, abandone la casa Black. Estaba claro que no se puede ir contra la corriente, y quizás Isabella tenía razón y había cometido un error, un terrible error al aceptar casarme con alguien carente de cinco sentidos

― Ella lo deseaba— me reconforté

No fue de sorprenderme que el resto de esa semana, e incluso casi toda la semana no supiera de ella, por más que quise llamarla, o ir a sus casa a verle me obligue a no hacerlo. Enfoque todas mis energías en los planos, y maquetas para el museo.

A mitad de semana Jasper trajo una caja a la que se notaba se le había quitado la marquilla del envió

― Dijeron, en sus manos— rodo los ojos— como ya cumplí, me largo, tu hermana no quiere que aprenda tus “gustos”— resople

La caja aun estaba totalmente sellada, si no fuera por la marca del envió, creería que acababa de llegar. Con parsimonia le abrí, dentro estaba el cuaderno, el certificado, la fotografías y demás objetos especificados en el paquete de adopción. Tristeza, ni siquiera este hijo simbólico podía salvar lo insalvable, claro estaba el mensaje de mi mujer.

― No es tu mujer— me regañe.

El Sábado cuando pensé que las cosas estaban ya dichas, y cuando lo único que esperaba era la citación del juzgado o la llamada de su abogado me vi sorprendido. Charlie me informo de una cena con los encargados del Museo. No me apetecía disfrazarme de pingüino, odio usar esmoquin, pero tuve que hacerlo.

El restaurante demasiado lujoso para mi gusto, si de aquellos sitios donde pagas dos ojos y comemos menos que dos cucharadas, demasiado caro para poco sabor.

Charlie iba acompañado de Isabella quien evitaba toda costa cruzar su mirada conmigo.

― Entenderán que mi esposa no puede hacerse presente porque está en casa pasando la dieta, mi hija Isabella Swan, y mi hombre de confianza Edward Cullen— hablo enérgico una vez nos unimos con nuestros clientes tres hombres y una mujer— Claire, querida gustoso de verte—

La mujer uso un tono zalamero que me hizo rodar los ojos.

La discusiones sobre el proyecto, presentación, materiales, equipos, fechas, desembolsos y mil cosas más se llevo a cabo sin mayor contratiempo. De negocios se paso rápidamente a temas que anda tenía que ver con el museo, la arquitectura o el arte, y más temas personales, no supe si es que para ellos era importante escrudiñar sobre la vida intima de los encargados de erguir la estructura

― ¿ Y tu novio?— pregunto Charlie a la mujer de cabello negro y demasiado maquillaje

― En estos momentos mi corazón esta vacio— respondió con una amplia sonrisa— ya vendrá alguien especial, supongo— concluyo bebiendo de su vino blanco

― Quizás no tengas que esperar tanto, Edward, a quien considero como un hijo, podrían intentar conocerse— propuso. la bebida que engullía estuvo a punto de escaparse de mi cuerpo— Estoy seguro que harían bonita pareja—

Abría mi boca para declinar la gentil sugerencia de Charlie

― Cosa que veo totalmente difícil— contrario Isabella, ganándose una mal mirada de su padre

― ¿Por qué?—

― Porque no creo que a la señorita le guste ser la otra—

― Edward, es un hombre soltero— me hallaba completamente anonadado por el intercambio de palabras

― Edward está casado— asevero dedicándole una sonrisa peligrosa a la mujer en el mesa— yo, soy su esposa— Todos en la mesa quedamos en completo silencio, mientras Bella bebía sin remordimiento o culpa lo que quedaba de su champaña— ahora si nos disculpan, y en vista de que ni Edward, ni yo somos necesarios nos retiramos— tomo su bolso— que pasen buena noche—

Como si estuviera en piloto automático, me levante, entrelace nuestras manos. Sonreí estúpidamente, los celos de Isabella daban fe en una relación tambaleante

― Mas te vale que no te atrevas a salir con esa frígida—

Yo también te amo, mi pequeña arpía.

Perdón, siento no haber actualizado la semana pasada y demorar esta semana, algunas supieron que tuve una crisis… bueno aquí esta… costo, costo, costo, y reitero mato a Bella, un día de esos leen que se murió y ya , ahora mi anuncio parroquial, vuelvo al no olvides decir lo que sientes a las personas importantes en tu vida, hoy están aquí, pero en cualquier momento se puede. Un Te Amo, puede ser como si se ganara el lotto. Otro, por más gris que este el día siempre habrá alguien a tu lado aguantando la caída, que si no te agarran a tiempo te ayudan a sobarte el culo. Besos Ada