Capitulo 22: Sin miedos, La chica compañía.

Tweet

Sin miedos

Salí del baño y caminé atravesando la habitación hasta el espejo de cuerpo entero que estaba parado en una esquina, deslicé la toalla blanca que envolvía mi cuerpo y me quedé desnuda delante del espejo. Sonreí con una pizca de vanidad por la imagen que él me devolvía… seguía siendo la misma mujer que había tenido comiendo de la mano a cuanto hombre se cruzara con ella. Solo que ahora, solo un solo hombre era el dueño absoluto de ese cuerpo. Y esta noche me iba a ser digna de él, no solo por lo que reflejaba el espejo, sino por lo que no podía reflejar y residía dentro mío, iba a demostrarle al mundo que lo amaba más que a nadie en este mundo y estaba segura que él trataría de demostrar lo mismo.

Di unos pasos hasta el vestidor y tomé el juego de lencería que me esperaba paciente sobre el taburete del tocador, volví frente a espejo y me coloqué una media delicadamente hasta ajustarla a mi muslo y me coloqué la otra para luego deslizar las pequeñas bragas de encaje que apenas tapaban nada. Solo con eso tomé el vestido gris de seda, que colgaba en una percha dentro del vestidor de Edward y con mucho cuidado lo deslicé por mi cuerpo hasta que cayó suavemente hasta mis pies, ajusté el único hombro del vestido y me miré al espejo.

Me había peinado acentuando mis suaves ondas y recogiéndolo en mi nuca haciendo que cayesen algunas mechas delicadamente enmarcando mi rostro… sonreí convencida que me veía hermosa.

_Waau_ exclamó él momentáneamente petrificado en la entrada de la habitación. Por supuesto ya estaba preparado y perfectamente vestido con su smoking y se veía increíble… y muy caliente. Lo vi por el espejo, caminar hacia mí con sus ojos fijos en mi espalda descubierta, su mirada hambrienta y oscura recorriendo sin vergüenza cada centímetro de mi piel, como si no lo hubiese hecho la noche anterior. A dos pasos de llegar a mí alzó la mano y deslizó la yema de sus dedos desde mi baja espalda descubierta hacia arriba por toda mi columna vertebral. Arqueé el a espalda por acto reflejo y él gimió… mi culo se enmarcaba perfectamente con ese vestido. _Preciosa_ dijo por lo bajo.

Él había elegido ese vestido, él mismo le había pedido a la dependienta de una exclusiva boutique de Seattle, que me mostrara los vestidos más sugerentes pero elegantes que hubiera en la tienda. Y ella lo hizo… y él observó sin pestañear cómo me probaba cada vestido frente al espejo del probador privado. Sin hablar lo que hicimos sobre la pequeña silla estilo Luis XV que había en una esquina… esa tarde había comprobado que en realidad era una mujer muy flexible.

_¿Te gusta?_ pregunté recostando mi espalda en su pecho fuerte y seguro, mi hogar. Solo vi su par de ojos verdes observar la parte delantera de mi vestido y lamerse los labios antes de asentir y mirarme a los ojos a través del espejo. Edward sonrió lánguidamente y satisfecho como el hombre increíble que era y bajó sus labios para dejar un suave beso en mi hombro desnudo,

_No puedo creer lo jodidamente suertudo que soy…_ susurró sobre el lóbulo de mi oído. Me tocó a mí sonreír lánguidamente. Sus brazos se cerraron alrededor de mi cintura y presionó ligeramente mi culo sobre su erección, haciéndome saber lo entusiasmado que estaba.

Suspiré por enésima vez ese día y cuando su ceño se frunció ligeramente mientras me miraba a través del espejo, sabía que él lo sabía.

_¿Qué es mi amor?_ preguntó acunándome en sus brazos consciente de mis inseguridades. Cerró los ojos unos segundos para abrirlos con determinación apretando los dientes _Bella, sé que no es fácil mi amor, sé que esa vida que tuviste te perseguirá donde quiera que vayamos, pero yo… estoy dispuesto a vivir con ello y asimilar de alguna manera que ahora mismo, solo me perteneces a mi. ¿Quieres saber por qué debemos ir a esa gala? Bueno… te lo explicaré por quincuagésima vez si eso ayuda a sacar esa mirada de incertidumbre que nubla tu hermosa cara bebé. Iremos porque quiero demostrarle a toda la mierda con la que me rodeo cada puto día, que eres la mujer que amo y que soy un jodido suertudo al ser correspondido. Iremos para demostrarle a todo el mundo el hecho de que me importa una mierda como nos hayamos conocido… y que desde el primer día en que te vi, caí duro y fuerte por ti._ él dejó de mirarme solo para tomar mi mentón con su dedo índice y alzar mi rostro al suyo _ y porque la puta Tania no nos puede intimidar, me importa una mierda lo que piense su padre… porque lo único que me importa en esta puta vida, eres tú_

Me quedé un minuto allí mirándolo, solo reprimiendo un gemido vergonzoso por el placer que me daba oír cada palabra. Edward Cullen era un tramposo moja bragas y ahora, tenía arruinada las mías.

_¿Estas preparada para eso?_ preguntó rozando sus labios por la concha de mi oreja. Gemí descaradamente arqueando mi espalda. _No me distraerás tan fácil bebé. Iremos allí y me dejaras lucir mi posesión más preciada, te amo… y nunca jamás permitiré que alguien trate de separarnos, nunca_

_Mhmm. Entonces estoy preparada a lo que sea para afrontarlo contigo_ di vuelta sobre mis pies desnudos y me colgué de su cuello haciéndolo callar con un beso suave, intenso y profundo.

Minutos después de besarnos intensamente separé mis labios de los suyos con una sonrisa tonta en mi cara y picoteé sus labios con los míos haciendo que él también sonriera. _Ahora mi caballero de brillante armadura ¿me llevaras a ese baile?_ pregunté juguetona llevando mi mano a la protuberancia que ahora se clavaba en  mi estómago. _¿O prefieres quedarte a arreglar esto?_

Él rió atrapando mi mano con la suya evitando que llegue a destino y negó con la cabeza, _Falta algo aquí preciosa, por más que te ves caliente como el infierno… no creo que puedas bailar mucho sin zapatos_

Exacto… reí dándome media vuelta y me calcé mis sandalias de tiras plateadas de tacones de doce centímetros. Pero antes de que caminara hacia la cama para recoger mi sobre de raso del mismo color de mi vestido, él me detuvo colocando sus manos en mis caderas haciéndome quedar frente al espejo. Besó mi hombro nuevamente y metió la mano en el bolsillo interior de su chaqueta.

Mi respiración quedó atrapada en la garganta cuando sacó un estuche de terciopelo azul de allí y me lo tendió por delante de mí, me quedé mirando el estuche en su mano mientras lo abrió y volví a respirar cuando una hermosa gargantilla de pequeñas piedras brillantes incrustadas sobre oro blanco me hizo susurrar un “Oh dios…”

_Porque mi amor por ti es infinito e imperecedero_ dijo sacando la hermosa gargantilla de su estuche. La fina cadena era de oro blanco pero el símbolo del infinito colgando de ella, era un precioso. Enteramente revestido en diamantes que brillaban titilantes a la luz. _Perdurable y firme como el tiempo_ Edward habló mientras lo colocaba en mi cuello y lo abrochaba atrás. _único y vital…_

_Te amo_ susurré cuando se detuvo y me miró a través del espejo. Traté de no pestañear, de hacerlo mis lágrimas caerían por mis mejillas _gracias… es tan hermoso_

_No como tú_ besó nuevamente mi hombro y me estrechó fuerte entre sus brazos. Suspiró profundo y largó su aliento caliente en mi cuello…. _Vamos a la fiesta antes de que la tentación me gane_ dijo entonces separándose de mí y tomando mi mano,

_¿Y qué harás?_ reí cuando él me llevó hasta la cama a recoger mi bolso, _me desnudaras y haremos el amor de nuevo? No es tan malo…_ negó con la cabeza y rió entre dientes _

_Esa sería mi segunda tentación… créeme Bella_ me llevó hasta fuera de su dormitorio en el que habíamos pasado los últimos días y luego de tomar nuestros abrigos del closet salimos de la puerta hacia el corredor de su penthouse. Él tenía una sonrisa pintada en su rostro…

_¿Cuál sería la primera tentación?_ pregunté intrigada. Él presionó el botón para llamar al ascensor mientras sonreía metiendo las manos en su bolsillo, se veía tan jodidamente guapo en ese smoking negro que sentía que mis piernas podían colapsar en ese pasillo.

_Solo… hacerte alguna pregunta, que no se si estés preparada para contestar_ respiró profundamente _déjalo así…_

_¿O tú no estás preparado a preguntar?_ murmuré con un escalofrío recorriendo mi columna vertebral, podía suponer mirando sus ojos cuál era esa pregunta atrapada en su garganta _...pruébame_ mis ojos se mantenían fijos a los suyos.

Nos quedamos mirando todo lo que había tardado el ascensor en subir, podía ver todo en él… la determinación, la duda, el miedo y la inseguridad tanto como su seguridad. Apretó los labios y un musculo se tensionó en su mandíbula, alzó la mano y pude ver una sonrisa en vacilando en sus labios,

_¿Quieres subir conmigo al ascensor mi amor? ¿Quieres acompañarme a esa fiesta y enfrentar conmigo lo que haya que enfrentar? ¿Quieres pasar el resto de la noche conmigo y amarme y seguir amándome cuando volvamos a casa? ¿Quieres…?_

Sonreí suspirando como si esa fuera la pregunta real que él quería tanto hacer, pero que temía hacerla… asentí haciéndole entender con mis ojos y mi voz que había captado su pregunta capciosa,

_Si Edward… quiero_

Entonces él sonrió… tanto que me hizo sonreír a mi también. Tomé la mano que me ofrecía y a penas la toqué me tiró contra su cuerpo y atrapó mi cintura con sus brazos como hierro a mi alrededor. Y me aferré a su pecho…

_Te amo_ repitió con devoción. Dios!... este hombre me amaba… tanto, lo podía sentir en su pecho, su corazón cabalgaba a un ritmo loco, _te amo tanto bebe… no te das una puta idea_

Oh cielos… lo sé mi amor… lo siento, puedo sentir tu amor.

Eres difícil entregar mi corazón, pero a él se lo había dado desde el primer momento… aún sin saberlo.

**O**

Tomé la mano que Edward me ofrecía y bajé de su Aston Martin, solo mirándolo a los ojos a él, mi corazón. Sonrió y me ofreció su brazo, arremoliné mi mano allí y caminamos hasta la entrada del salón del hotel entre las demás parejas que estaban entrando.

Era la noche de la gala del Centro de Comercio de Seattle, Edward por supuesto estaba invitado con todos sus socios de la compañía, Aro era el anfitrión junto con otros presidentes de compañías importantes de la ciudad. Y yo era su cita.

No podía ser más feliz… esta noche era hora de demostrarle a la Tanya esa que no importaba lo que hiciera, yo y Edward estábamos juntos en esto y afrontaríamos lo que fuere, aunque ella se empeñe a arruinarnos la noche.

Entramos al gran vestíbulo con Edward sosteniendo mi brazo, cuando lo hicimos sentí los flashes en el rostro mientras caminábamos hacia el salón. Edward me soltó el brazo y tomó mi cintura aferrándome a su cuerpo posesivamente. Amaba esa parte de él.

Al entrar al salón nos recibió uno de los organizadores de la fiesta y nos llevó hasta nuestros asientos que estaban en la misma gran mesa donde Aro y su esposa estaban sentados. Entonces también estaba Tania… sentada a un lado de su madre y junto a otro hombre que no reconocí.

_Edward! Querido…_ Aro se levantó a saludar a mi amor que extendió su mano y la estrechó fuertemente, los ojos del hombre se fijaron enseguida en mí _Oh! Que agradable sorpresa, Isabella, no es cierto?_

Tomé la mano que me tendía y él la llevó a sus labios dejando un beso en mi dorso.

_Si señor, mucho gusto en volverlo a ver_

_Es un gusto verte de nuevo…_ respondió _Edward_ dijo mirándolo _mis felicidades, eres un hombre afortunado… tienes una hermosa novia_

_Gracias señor_ él apretó mi cintura con posesividad y besó el tope de mi cabeza _soy un hombre con demasiada suerte_ alcé la cabeza para sonreírle pero el tapó mis labios con los suyos para darme un suave y lánguido beso.

Cuando me soltó saludé a todo el resto de la mesa, entre ellos a Tanya. La perra me miraba como si pudiera lanzar dagas con los ojos y clavármelos en mi rostro, pero con una sonrisa sínica y triunfal.

Sentí la mano de Edward en mi pierna, a la altura de mi muslo y me relajé. Él estaba a mi lado, nada podía suceder… nada. El camarero vino y nos sirvió las bebidas de la noche y Edward se envolvió en las charlas que tenía Aro con los demás hombres de la mesa mientras yo hice lo mismo con las mujeres.

_ Solo nos dedicamos a obtener fondos subastando algunas cosas de valor para la casa matriz, no es nada grande por ahora… pero la idea es hacerlo grande y darnos a conocer_ la esposa de Eleazar, uno de los socios de Aro hablaba entretenidamente con las demás mujeres, ella era muy amable y me incluía en la conversación. Pero aún podía sentir las dagas que me clavaba Tania y tal vez su madre en mi cuello.

_Bella ¿te gustaría participar en estos eventos?... no tendrías que donar nada, solo buscar donadores_

Abrí la boca sorprendida y la cerré rápidamente. Nunca pensé que tendrían en cuenta para estas cosas que parecían estar fuera de mi alcance. Ayudar a los demás… por supuesto que quería.

_No creo que Bella esté dispuesta Carmen_ dijo una voz a mi lado, Tania se había unido a la conversación. _ella tiene un trabajo bastante ocupado y no creo que pueda dejarlo de lado para darse un tiempo para la beneficencia, ¿no Bella?_ Mis sentidos se pusieron en alerta y sonreí descarada a Tanya.

_Por supuesto que puedo, mi trabajo primordial es mantener feliz a mi Edward, no creo que a él le disguste dejar de tocarme por unas horas para ayudar en la caridad…_ volteé sobre mi silla y puse mi mano sobre el muslo de mi amor, recorriendo la tela de sus pantalones hasta cerca de su entrepierna _¿no bebe?_

Edward que parecía haber estado atento a la incursión de Tania, volteó a sonreírme, veía la chispa de complicidad en su rostro.

_Por supuesto mi amor_ acercó sus labios a los míos y fue difícil no rechazar su invitación a besarlo delante de todas esas damas de sociedad, su mano mientras aprisionaba mi cintura, emitió un gemido verdadero mientras acariciaba suavemente su lengua con la mía y se separó para mirar a Carmen que nos veía divertida _pero me la devuelves antes de las diez de la noche, porque la necesito en la cama_ me miró para guiñarme un ojo y podía jurar que mi cara estaba totalmente roja de la vergüenza. Algo que nunca me sucedió antes.

_Hecho!_ festejó Carmen, Edward asintió con una sonrisa y volteó a continuar hablando con los hombres de la mesa _en el club de campo “Los Alpes” nos reunimos los fines de semana a las cinco de la tarde Bella! Te esperaré ansiosa si mañana quieres venir…_

Asentí feliz _Por supuesto Carmen, nos vemos mañana_

_Y a todo esto… Bella_ volteé a Tanya que una vez más, me preparé para su lengua de serpiente _¿cómo te va en tus negocios?_

Y allí vamos…

Tomé un respiro grande y lo retuve unos segundos en mis pulmones, los suficientes para calmar las ansias que tenía de tomar por el cabello a esa perra y arrastrarla por todo el suelo del salón.

Sentí nuevamente la mano de mi amor en mi muslo apretando ligeramente, volteé a mirarlo por un segundo y le sonreí con seguridad cuando vi su mirada, estaba preocupado… no por lo que yo pudiera decir, sino por lo que yo pudiera sentir.

Ese hombre que estaba delante de mí me amaba, ese hombre me había traído de vuelta y me había demostrado que para una prostituta de clase alta como yo, existía la posibilidad de ser feliz. Y yo iba a demostrarle a cambio, todo mi amor por él, haciéndole saber que no estaba arrepentida de lo que un día fui por amor a mi hermano, porque gracias a ese trabajo, yo había conocido a mi verdadero amor.

Volteé a Tania y vi por el rabillo del ojo que todas las mujeres de la mesa estaban atentas a la pregunta sin contestar.

_Muy bien Tanya…_ dije sin titubear _ he dejado de ser lo que solía ser para estar al lado de mi hombre, Edward es todo lo que quiero ahora… lo he esperado toda mi vida, ahora que lo tengo es simplemente mío… y yo soy suya_

_¿Qué solías hacer Bella?..._ murmuró Carmen con una sonrisa suave _no creo que por un hombre, tengas que abandonar algo que te guste hacer_

Reí por la ironía _Cuando sueles ser Dama de compañía o Scort como suelen decirle, debes dejar ese negocio de lado si te enamoras de un hombre tan mal como me enamoré yo de Edward_

Y entonces oí el silencio… no solo de las mujeres, de toda la mesa… y era atronador a pesar de que la fiesta continuaba y todos seguían bailando y comiendo como si aquí no pasara nada.

No bajé la mirada ni agaché la cabeza, sonreí volteando a Edward que me miraba con el orgullo y el amor brillando en sus ojos, alcé mi mano y acaricié su mejilla suavemente, él no separó su mirada de la mía e inclinó su rostro solo un poco para besar el interior de mi mano.

_Te amo_ susurré temiendo que iba a explotar por lo fuerte que lo sentía.

_Y yo te amo a ti…_ contestó él.

_Es hermoso lo mucho que se aman ustedes dos, es hermoso saber que el amor es tan fuerte a veces que lo sobrelleva todo…_ tragué saliva al escuchar las palabras de Carmen. Volteé hacia ella y me sonrió apretando mi hombro, _el amor se puede encontrar en cualquier sitio y en cualquier lugar… créeme ¿no es cierto Eleazar?_ se dirigió a su marido.

Él le guiño un ojo a la distancia, estaba sentado al lado de Aro que miraba la escena pacíficamente.

_Es cierto cariño, tú me hipnotizaste esa noche cuando bailaste para mí sobre esa tarima, en el Retro club… ¿recuerdas Aro? ¿Dónde solíamos salir a divertirnos y mirar chicas lindas?_ rió Eleazar.

Aro rió fuertemente _Discúlpame mi amigo pero o solo salía a tomar unos tragos y tu veías chicas lindas_ el resto de la mesa rió. _Y recuerdo exactamente la noche en que conociste a Carmen, porque me quedé solo como perro rabioso tomando mi whisky en el bar_

Fue increíble la manera en que la conversación se desvió… y yo simplemente no lo podía creer. Edward tampoco a juzgar por su boca semiabierta mirando a su jefe y su socio, hablando sobre clubes nocturnos y mujeres.

_Era bailarina exótica en mis buenos años_ murmuró con complicidad Carmen a mi lado, volteé a verla aún obnubilada. Ella era una mujer entrada en los 40 que se conservaba muy bien y tenía esa belleza exótica de los latinos, _esa noche bailé en privado para Eleazar como lo hice con muchos clientes del Retro Club.  Y no me avergüenzo… como tú no te avergüenzas de tu ex profesión._ Veía la sinceridad en sus ojos y agradecí internamente que el destino hubiese puesto esa mujer en mi camino, en el camino de todos y justamente en esta mesa _no dejes que nadie te haga sentir menos de lo que eres Bella, una mujer fuerte e independiente, hermosa y digna… valiosa. Mantente a la altura de Edward siempre y no temas a nada y mucho menos nunca te avergüences de ti misma. Estoy encantada de haberte conocido_

Simplemente me quedé sin aire… extasiada y sin palabras.

_Dios, gracias Carmen… yo no sé qué decir_

_Nada, solo… sigue disfrutando de esta noche, ignora a las fieras y lleva a tu hombre a bailar que no puede dejar de mirarte_ rió fijando su vista sobre mi hombro.

Al voltear Edward me miraba casi con devoción ignorando al resto de las personas de la mesa. Le sonreí tontamente y él alzó la mano hacia mí levantándose de la mesa,

_¿Bailas conmigo mi amor?_

Mi sonrisa casi era dolorosa, tomé su mano y me levanté de esa silla ignorando todo lo que pudieran pensar de mí, simplemente quería bailar con mi único amor, con la única persona que me importaba en mi vida.

Había comenzado una canción lenta y hermosa cuando llegamos, las luces bajaron su intensidad y fueron suficientes como para verlo a él entre penumbras azules. Levanté mis brazos para anclarlos alrededor de su cuello y él me encerró entre sus brazos, su frente contra la mía… su mirada en la mía… y su cuerpo fundido con el mío.

Él suspiró cerrando por un momento los ojos y comenzamos a movernos lentamente sobre la pista de baile. Casi podía gemir al oler su aroma a hombre, al sentir su aliento en mis labios. Su pulgar acariciando mi baja espalda donde terminaba el escote de mi vestido y sus labios rozando a penas los míos…

_Te amor.. te amo… te amo…_ susurraba casi inaudiblemente sin abrir los ojos _dios… eres todo amor… tú podrías matarme si quisieras_

_Bebé…_ susurré de vuelta, no me gustaba que dijera esas cosas, no me gustaba la idea de verlo de nuevo como lo ví un par de semanas atrás cuando apareció en mi casa con su hermano, implorando un poco de mi tiempo para arreglar las cosas que yo me había empeñado en estropear por cobarde.

No lo quería así nunca más… lo quería feliz, aunque me diera miedo hacer el intento de dejar toda mi vida atrás, todo lo que conocía, para hacerlo.

“Has permanecido en mis pensamientos,

 me encariñé cada día, me perdí en el tiempo… pensando en tu rostro.

Solo dios sabe… cuánto tiempo me ha costado,

dejar mis dudas aparte… eres el único al que quiero”

Arrastré mis manos desde su nuca hasta tazar sus mejillas, él abrió los ojos y me miró fijamente con ese par de verdes ojos que penetraban cada una de mis resistencias… lo quería, lo quería tanto y estaba decidida a no tener miedo.

Quería arrastrar toda mi inseguridad junto con la de él, borrar todo el mundo de nuestra burbuja y solo quedarnos él y yo. Como lo habíamos hecho desde que volvimos a estar juntos.

“No sé por qué estoy asustada, he estado aquí antes…

Cada sentimiento, cada palabra. Lo he imaginado todo.

Nunca lo sabrás si no lo intentas. Olvidar tu pasado y simplemente ser mío…

Te reto a que me dejes ser la única, prometo que merezco que me estreches en tus brazos.”

Él me apretó fuerte contra su cuerpo y cerró fuerte los ojos. Respiró sobre mí casi con desesperación… apretó los dientes y yo acaricié sus mejillas con mis manos. Era muy abrumador el momento que estábamos viviendo, era amor puro en su máxima potencia lo que estábamos sintiendo.

No había vuelta atrás para ninguno de los dos…

_¿Qué es cariño?_ susurré sobre sus labios que permanecían en una fina línea.

_Duele amarte tanto… ¿no lo entiendes?_ dijo de una sola vez, con ansias puras, su voz era oscura y llena de tensión… parecía como si estuviera conteniéndose duro para hablar, apretaba los dientes y fruncía el ceño _necesito saber esto Bella, por favor… ¿pasaras el resto de tu vida conmigo? Necesito saber que nunca tendrás miedo de nuevo… nunca amor, pasa el resto de tu vida conmigo…_ lo suplicaba… como un muerto de sed pidiendo agua, como un adicto a la heroína…

“Así que vamos, dame una oportunidad

Para demostrar que soy la que puede caminar esa milla…

Hasta que comience el fin…

Si he permanecido en tu pensamiento, te cuelgas en cada palabra que digo…

Te pierdes en el tiempo cuando oyes mencionar mi nombre…”

Sentí que mis ojos picaban, _Sí mi amor, solo… déjame estar a tu lado el tiempo que tú me quieras, yo estaré ahí, porque te amo tanto…_

_¿Siempre?_ preguntó apretándome más a su cuerpo. Asentí sonriendo…

_Siempre… siempre_

Lo besé, porque no tenía más herramientas para hacerle saber cuánto lo amaba, iba a tener que demostrárselo y afirmarle que nunca más sentiría miedo ante las amenazas, porque lo podíamos resolver juntos. Nunca huiría otra vez.

“Sé que no es fácil, entregar tu corazón…

Sé que no es difícil… entregar tu corazón.

Nadie es perfecto… Créeme lo he aprendido…”

Reí cuando desvió sus besos de mi boca para besar mis mejillas y limpiar así mis lágrimas. No pensé que estaba llorando… pero lo hacía. Sus manos fuertes subieron por mi costado hasta mi rostro y fue él el que acunó mis mejillas, me miró fijamente a los ojos y negó con la cabeza ante una diatriba interna que tenía consigo mismo…

_Tengo que conseguir algo primero_ susurró antes de besarme. ¿A qué se refería?

 Antes de que pudiera preguntarle él me abrazó fuerte y me alzó del suelo,

_Ahh!... Edward_ ahogué un grito y gemí su nombre, él dio una vuelta sobre su eje y volvió a colocarme en mis pies. Parecía tan feliz…

_¿Quieres champagne? Conseguiré un par de copas…_ señaló el bar a un lado de la pista de baile.

_Bien, yo mientras tanto iré al cuarto de baño_

Luego de un beso y un “te amo” como si no nos lo dijéramos lo suficiente, separamos nuestros caminos. Él al bar y yo al baño de damas.

Llevé mi bolso que había quedado en la mesa y caminé levantando ligeramente la falda de mi vestido para no tropezar. El baño de damas estaba ocupado por tres mujeres que hablaban entre risas cuando entré. Ellas me saludaron y terminaron lo que estaban haciendo para luego irse entre más risas, sonreí… estar ligeramente ebria con tacones altos no era una gran idea.

Me paré frente al espejo y saqué un pañuelito tissue de mi bolso para mojarlo con un poco de agua y delicadamente arreglar mi maquillaje que se me había corrido con mis lágrimas. Cuando mis pestañas y delineador quedaron perfectos oí que alguien abría la puerta, rebusqué mi celular en mi bolso y lo encendí para saber si tenía alguna llamada o mensaje…

_Así que aquí está la prostituta de alta sociedad…_ alcé la vista solo para encontrarme con la mirada de dagas de Tania… lo que me faltaba. _Que buena cazarecomepensas que eres a demás_ ella se cruzó de brazos sobre la encimera del tocador.

_Creo que ya te diste el gusto de tratar de humillarme en la mesa ¿no?..._ miré mi celular que estaba iniciando y sonreí _seré una prostituta como tú dices, pero tengo más decencia que tú que te andas por los baños, donde nadie te ve, insultando y tratando de humillar a alguien cuando no pudiste hacerlo en público._

Ella rió secamente y sin gracia _No puedo creer que te consideres una mujer con decencia luego de haberte acostado con hombre que se te cruzaba, no puedes compararte conmigo… Edward necesita sacarse la venda de los ojos_

Entonces fue mi turno de reírme mientras vi que me habían llegado dos mensajes de Alice, me apresuré a abrirlos sin molestarme por mirarla a ella. Abrí rápidamente el primero,

Bella, perdóname que te moleste,

 sé que estas en la gala junto a Edward.

Pero necesito contarte algo ¿puedes llamarme?

Fruncí el ceño mientras abría el otro y tomaba mi bolso de la encimera para marcharme de ese baño,

_No cariño, sabes que hay una diferencia entre tú y yo ¿no?_ la miré por un segundo a través del espejo _que yo soy una puta con paga… tú lo haces gratis_  sonreí antes de caminar hacia la salida. Me atreví a mirar sobre mi hombro antes de cerrar la puerta, Tania miraba el punto donde yo había estado con la boca y ojos bien abiertos.

Caminé rápidamente por el corredor hasta las puertas del salón, busqué a Edward con la mirada y lo vi sonriéndome a un lado de la barra de bebidas, las copa sobre ella y él con las manos en su bolsillo… increíblemente guapo.

Volví a ver mi celular mientras emprendía mi caminar hacia él y leí el segundo mensaje de Alice.

Bella, por favor, es urgente…

te he llamado pero me da apagado y el de Edward también.

Es Jasper… cielos Bella, es Jasper, tienes que venir, han encontrado un corazón para él

Entonces me detuve en seco sin sacar mis ojos de esas palabras… “Han encontrado un corazón para él”… un corazón!...

Llevé mi mano a cubrirme la boca cuando dejé escapar un sollozo. Mis ojos se llenaron rápidamente de lágrimas y la mano que sostenía mi celular comenzó a temblar con fuerza…

Un corazón!

_Bella!_ alcé la Mirada de mi celular y entre mis lágrimas vi la figura de Edward acercándose, esquivando y empujando ligeramente a los que estaban en su camino, su rostro preocupado y pálido. _¿qué es?… Bella, ¿qué sucedió?_ dijo llegando a mí ahuecando mi rostro entre sus manos para ver en mis ojos.

_Es Jas, oh cielos… encontraron un corazón para Jas._ dije con un hilo de voz tratando de hablar bien y claramente a pesar de mis lágrimas.

Sus ojos se iluminaron y vi el alivio en sus rasgos, tomó mi celular y mi bolso y con la otra mano se aferró a la mía, _Vamos… salgamos de aquí_

Levantando mi falda traté de seguir su ritmo. Al fin mi hermano conseguía su corazón. Al fin mi vida parecía encaminarse al rumbo que yo siempre había soñado… Al fin.

____________________________

Vestido de Bella
--------------
Espero que les haya gustado el capi!!! aauuuu... esta canción se me ha metido en la cabeza y no me la puedo sacar, la amo...