Capitulo 25: Roma = Amor, Una vida de oportunidades

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 Roma = Amor

Sabía que tenía mi boca abierta, no había  parpadeado desde que Edward me había llevado de su mano dentro de ese lugar. Mis ojos no se separaron ni por un segundo del gran complejo que tenía frente a mí. Cada muro de piedra, cada arista, cada escultura desgastada, cada roca suelta al azar, cada uno de esos rincones que albergaba el Coliseo Romano era un manjar para la vista.

_Hey!_ Edward tiró de mi mano y me hizo quedar frente a mí luego de dar media vuelta sobre mis talones. Me miraba divertido y tiernamente _puedo decir por tu impresión, que el coliseo te gusta_

_¿Cómo no gustarme? Si es arte… es antepasado, cultura, es magia frente a mis ojos._ él comenzó a caminar de nuevo hasta que llegamos a una abertura en forma de arco y salimos por ella. Hasta ahora habíamos recorrido las partes internas de las ruinas del coliseo, no estaba preparada para ver lo que ahora tenía frente a mis ojos. _Aquí lucharon los gladiadores_ dije en un hilo de voz, la única imagen que tenía en mi cabeza era la de Rowsell Crowe como el gladiador poderoso luchando en el gran estadio de tierra que tenía por debajo de mí, solo que ahora estaba desnudo y en ruinas, con un tigre feroz y muy enojado.

Oh cielos…

_Esos son los hipogeos_ dijo señalando los laberintos vacíos que estaban en la base del coliseo, _eran los antiguos pasadizos donde los gladiadores y fieras se mantenían ocultos antes de cada lucha_

_Wau… es hermoso_ dije mirando por encima de mí, las escalinatas superiores parecían un esqueleto antiguo de ruinas de alguna ciudad. El cielo brillaba sobre nuestras cabezas y tuve que bajar mis lentes oscuros sobre mis ojos para protegerme, Edward había hecho lo mismo desde que salimos de casa y se veía endemoniadamente sexy combinado con sus jeans azul oscuro y una camisa blanca arremangada hasta los codos.

Sonreí al verlo alzar las cejas al haberme quedado mirándolo detenidamente, Edward era un espectáculo a la vista y bajo el sol de Roma y ante el coliseo romano era difícil no apreciar ni fantasear con su belleza.

_¿En qué piensas?_ preguntó acercándose a mí y encerrando mi cintura entre sus brazos, alcé mis labios pidiendo un beso, el cual él me dio luego de una sonrisa divertida. Un beso lánguido, suave e intenso a la vez que me dejó echa una masa de arcilla en sus brazos. Finalmente recostó su frente en la mía suspirando feliz _puedo suponer que pensabas en algo que te excitó demasiado ¿no?_

_En ti_ afirmé _en lo que me haces cuando me miras, cuando te vistes todo sexy, cuando respiras sobre mi boca, cuando me besas… y es injusto, porque me seduces a cada paso que vas, cosa que yo no creo lograr contigo y… eres un hombre de mundo, sabes cada cosa de cada lugar donde vamos, eres inteligente e increíblemente admirable… yo soy una torpe que apenas si hizo el primer año de la universidad y trabaja en un superme---

_Hey, hey, hey…_ dijo él tapando mi boca con su dedo índice _¿Qué es eso Bella?... ¿por qué crees tan poco en ti misma? Siempre haces lo mismo…_ se sacó los lentes y me sacó los míos para mirarme directamente, él estaba enojado y pocas veces había visto enojado a Edward, particularmente conmigo.  _Escucha Bella, todas esas cosas que dices sobre ti misma yo las veo totalmente diferentes y no voy a permitir que insultes y rebajes a la mujer de mi vida con cosas que no son ciertas ¿entiendes?_

_Lo siento… arruiné esto_ sonreí con tristeza mirando a mi alrededor, yo y mi estúpida boca _es que… a veces no puedo creer ser la mujer de tu vida, es… como un cuento de hadas_

Reprimí las lágrimas que tenía picando mis ojos y tragué saliva sin mirar a Edward, pero entonces sentí sus dedos en mi barbilla levantando mi rostro hacia él. Me miraba de esa manera peculiar con la que me veía cuando estaba con Ali en mis brazos o cuando yo estaba distraída haciendo otras cosas… con adoración.

_Te amo Isabella Swan y te lo seguiré diciendo y demostrando hasta que estés cien por ciento convencida. Te amo por la mujer que eres, la madre, la amiga, la compañera, la hermosa, torpe y sexy mujer que deseo tanto y que revoluciona cada fibra de mi ser. Y te amo por siempre preciosa… no dudes eso cariño y créeme que te lo demostraré_

_Yo también te amo_ susurré sin poder encontrar más palabras para poder decirles, mi amplio sentido del parlamento y la argumentación se veía disminuido cada vez que él hacía uso del suyo.

_Entonces… prométeme algo cariño._ alcé las cejas indicándole que continuara _que nunca más me hablaras como si yo fuera superior a ti, de ninguna manera… por dios Bella, nos conocemos desde niños, somos iguales. Un hombre y una mujer enamorados a pesar de todo… con una hermosa niña y una hermosa vida por delante_

Entonces me mordí el labio, Edward mismo había dicho que éramos una pareja de enamorados con una niña, él nunca hizo distinciones entre Ali y su verdadero padre, él siempre se adjudicó la paternidad él mismo, como si James nunca hubiese existido… y sabía que lo hacía porque amaba a mi niña como si fuera suya propia, pero yo deseaba saber hasta que altura llegaba ese amor.

_¿Qué?_ preguntó sacando con su pulgar mi labio de entre mis dientes _¿Qué está bullendo en esa cabecita hermosa?_ decidí hablar con transparencia, como él hacía conmigo… así que respiré profundo y largué el aire con un fuerte suspiro.

_Es que tú… siempre hablas de Ali como si fuera tu hija…_

_¿No lo es?_ preguntó con el ceño fruncido _sé que no lo es biológicamente, lo cual no me hace amarla menos, pero lo es de corazón. La amo, amo a esa niña con cada fibra de mi ser y ella necesita un papá, yo quiero ser ese padre amor, yo que te amo a ti, su madre, al punto de la locura, yo que deseo terriblemente ser quien las haga feliz. ¿Te molesta que ella me adopte como su padre o yo la adopte a ella como mi hija? Porque si de algo estoy seguro es que ella ya es una Cullen, desde el día que nació_

_dios Edward…_ susurré tragando mis lagrimas _¿cómo puede llegar a molestarme eso? Es lo más hermoso y dulce que alguien a hecho por mi hija y soy feliz de que la consideres como tal. Te amo Edward… te amo tanto_ sonreí contagiándolo a él, tomó mi rostro entre sus manos y me besó lánguidamente unos segundos.

_Entonces.. ¿te gustaría?_ secó una lágrima solitaria en mi mejilla y vi la emoción en sus ojos.

_¿Qué cosa?_ pregunté confundida.

_Mi amor… ¿te gustaría que ella sea Alizzé Cullen? ¿Te gustaría que legalmente adoptara mi apellido?_

Me quedé mirándolo con una mezcla de confusión, incredulidad y admiración. ¿Él me estaba pidiendo reconocer a Alizzé? Oh cielos…

_¿En serio?_ pregunté tontamente, él rió _es decir… ¿no es ilegal?_ reí histriónicamente _es decir… ella no tiene vinculación consanguínea contigo y está a mi cargo… ¿no es como cedértela en adopción o algo asi?_

Él rió divertido una vez más, _mi amor… hay un paso previo que hay que hacer antes de eso, algo que haremos muy pronto si dios quiere, por lo que no te preocupes, tu llevaras los mismos apellidos que ella. Solo será como hacerme cargo de la creación más hermosa de este mundo, aún sin haber sido participante activo_

_Eres un loco_ dije mientras él me abrazaba por la cintura y rozaba la punta de su nariz con la mía.

_Un loco enamorado cariño_ reímos antes de besarnos ante la imagen más hermosa de roma. El Coliseo romano.

Habíamos llegado hacía unas horas de Venecia, Alizzé aún estaba volando hacia Estados Unidos con su tía Ali por lo que no sería hasta la noche que íbamos a poder hablar con ellas a su llegada. Y la extrañaba… tanto que dolía. Se sentía como si arrancaran algún brazo o pierna o algún órgano sustancialmente  importante para la vida. Pero sabía que estaría con sus tios y abuelos y eso me tranquilizaba enormemente, no había mejores guardianes para ella.

Edward me llevó de la mano por los hipogeos, sacamos fotografías en cada lugar donde nos parábamos a observar las ruinas del complejo más grande del mundo de la antigua roma, donde se reunían popularmente miles de personas para ver espectáculos de lucha entre legendarios gladiadores y fieras. Por un momento me sentí propia de esa época, podía imaginarme los aplausos de las multitudes, el veredicto del emperador, la euforia de los espectadores y la tensión en la arena, como se le decía al lugar donde se concretaba la lucha.

_Imagínate ser la emperatriz mirando desde las altas plateas junto al emperador, la pelea entre un gladiador de muy poca monta y otro con renombre en Roma_ murmuró Edward detrás de mí _la gente mirando desde las gradas gritando para uno y otro, ambos peleando por el honor, por la fama, por la gloria, por la supervivencia… por el amor._

_¿El amor? ¿Algunos gladiadores peleaban por amor?_ pregunté mirando todo el panorama que tenía a mi alrededor, imaginándome todo lo que él me decía. Sentí sus brazos rodeando mi cintura y sus manos planas en mi vientre mientras sus labios rozaban el lóbulo de mi oreja.

_Yo lo hubiese hecho en un latido de corazón, si mi hermosa amada fueras tu, pero eso sucedía en casos excepcionales, cuando algún gladiador… que al fin y al cabo eran esclavos, eran subyugados a esa vida sin oportunidades y llevados de su familia, del lado de su amada, peleando por ella y por una libertad anhelada que solo llegaría con la muerte. Triste, pero fue parte de la belleza de la Roma de oro_

Él apoyó su mentón en mi hombro y suspiró en mi oído, _”Sangre y polvo” era el lema de ellos, una vez que entraban en esta vida no salían de ella hasta morir, mientras tanto esa era su vida… su sangre y la del adversario y el polvo de la arena._

_Un juego de poderes_ susurré. Donde había un esclavo, había un amo… donde había un rico vitoreando o alguien de la realeza, había un pobre que se llevaba las migajas y garroneaban como buitres. Donde había un gladiador, había una víctima… un hijo, un hermano, un padre, un esposo.

Suspiré… definitivamente el destino de los hombres dependía de sus hechos del pasado.

_Exacto mi amor, un juego de poderes_ repitió besando mi hombro.

Luego de recorrer las hipogeas de la mano y continuar relatando leyendas e historia de la era de oro de la Roma antigua, nos unimos a un grupo de turistas de Estados Unidos y continuamos la recorrida escuchando al guía atentamente. Edward manteniendo su brazo posesivo y protector en mi cintura y yo con el pulgar de mi mano enganchado en el bolsillo trasero de sus pantalones.

Luego de ese hermoso y fructífero recorrido nos fuimos a obtener un almuerzo tardío. Habíamos llegado temprano a la mañana, luego de viajar unas dos horas desde Venecia hasta Roma y habíamos decidido, como estábamos solo nosotros dos, que aprovecharíamos todo el día, sin perder un segundo… solo nos quedaríamos un día y luego partiríamos temprano a la mañana hacia nuestro último destino, del cual Edward no me quería decir nada.

Fuimos a la sede del Vaticano, yo no era una religiosa que se levantaba todos los días a las siete de la mañana para rezar el rosario, ni que iba puntualmente a misa los domingos, ni siquiera rezaba cada noche antes de irme a acostar. Pero creía, que había una fuerza superior a todos los hombres que nos guiaba y nos daba fuerzas para soportar en nuestros momentos más difíciles y yo… había pasado muchos, aún así, nunca dejé de sentir esa fuerza que me acompañaba. Cuando en mi vida acaecía algo horrible, siempre el resultado era algo bueno, eso no podía negarlo. Cuando murió mamá conocí a los Cullens, me adoptaron prácticamente como una hija más y me tuvieron en su seño mientras papá trabajaba para darme un futuro mejor. Cuando James prácticamente me violó en aquella fiesta de fraternidad, me embaracé de la preciosura más hermosa sobre esta tierra, vino mi Alizzé… ¿cómo podía ser eso algo malo?. Cuando Jake me dejó plantada en el altar, Edward me rescató de tantas maneras que ni él sabía, que ni yo me había dado cuenta.

Me enamoré de él… la felicidad comenzó y solo rogaba con toda mi alma que esa felicidad no se detuviera, la quería para siempre en cada rincón y aspecto de mi vida. Hay un proverbio chino que dice que de cada crisis nace una nueva oportunidad, yo creía en eso… fervientemente. Pero también creía en esa fuerza sublime y sagrada que nos empujaba a tomar esa nueva oportunidad y no desperdiciarla.

Entramos a la capilla Sixtina luego de recorrer la Plaza de San Pedro. Era tan hermosa… rebozaba arte y buen gusto por donde mirásemos, sin duda los grandes artistas del renacimiento habían dejado su huella en ese lugar que ahora se había convertido en la capilla más hermosa y concurrida del mundo. Consistía en una sola sala rectangular de casi cuarenta metros de largo y veinte de alto, constando de tres niveles, los cuales se podían recorrer sobre un estrecho balcón que se ubican en los laterales. En el primer nivel se pueden ver las figuras de los distintos papas revestidos en oro y plata, en el segundo nivel se puede aprender a través de las imágenes de la vida de Cristo y Moisés, en el tercer nivel se puede ver el relato en imágenes de la asunción de Cristo y lo más impresionante, el techo abovedado, en el cual se encontraba la mayor obra de arte de Miguel Ángel, el relato en imágenes de ciertos hechos del génesis, como la creación de Adán y Eva y el pecado original.

_Wauu…_ susurré anonadada. Mi suave susurro hizo eco dentro de la capilla y me tapé la boca instintivamente. Era un lugar que transmitía tanta paz que no me atrevía a alterarla ni con un susurro.

_Increíble ¿no?_ susurró Edward en mi oído con mas cuidado. Alzó la mano y señaló una de las imagenes en el techo, era un hombre que alzaba la mano y con el dedo índice quería tocar el dedo índice de otro hombre que se hallaba mucho más por encima de él. _El techo está dividido en nueve escenas de la biblia, esa es la más famosa…_

_Adán y Dios… ¿no?_ pregunté recordando las clases de arte en la preparatoria y luego algún que otro comentario en la Universidad.

_Exacto…_ dijo mi amor alzando la cámara de fotos y sacando una fotografía sin flash _Miguel Ángel quiso retratar el momento en que Dios dio esa chispa de vida al cuerpo de Adán, a través de su dedo índice. ¿Ves la mujer que está a un lado de Dios, acaparada por su brazo y rodeada de ángeles?... es Eva, que aún espera por venir a la tierra, no fue creada recién hasta la última escena._ murmuró señalando la última de las partes del techo, donde una mujer desnuda estaba rodeada de ángeles.

_¿Cómo sabes tanto?_ dije mirándolo abrumada. Edward siempre había dado gala de su buena cultura y excelente inteligencia, pero a veces era abrumador lo mucho que ese hombre podía llegar a sorprenderme. Él rió…

_Estudié cariño, sabes cual es mi carrera. En Licenciatura en literatura antigua, tuve que hacer una maestría en arte moderno y barroco y mi tesis abarcó la relación existente entre la literatura y el arte… todo esto, es una pasión para mi_ podía ver la pasión esa reflejada en sus ojos. Dios… ¿cómo no entenderlo? Si esto era maravilloso.

_Me gustaría estudiar algo así_ dije más para mí que para él.

Pero él me miró por un momento alzando las cejas y con una suave sonrisa formándose en su bello rostro.

_¿En serio?_

Asentí. _Esto es maravilloso, me hablas de arte y creo que es lo más increíble que ha hecho el hombre. Me gustaría estudiarlo, los artistas, lo que los llevó a representar ciertas partes de la historia como lo hicieron. Me gustaría estudiar a Miguel ángel y su loco deseo perfeccionista y a Leonardo Da Vinci y su perfecta y exacta destreza para el calculo y las dimensiones. Me encanta_

Entonces sentí sus manos sobre mis hombros y mi cuerpo estuvo frente al de él, Edward me miraba intensamente y con cierto brillo particular en su mirada,

_Conozco a un profesor en la Universidad de Seatlle y puedo preguntarle si existe algún programa de arte o historia del Arte en la Universidad, amor… podrías tener la posibilidad de hacer lo que te guste, yo te podría ayudar… si tienes pasión por esto debes aprovecharla y exprimir ese deseo al máximo_

Me mordí el labio… ¿poder retomar mis estudios? ¿Podía hacer eso con Alizzé tan demandante? ¿y mi trabajo? ¿y mi noviazgo con Edward? Eran muchas cosas a considerar y mi vida no me permitía ser un estudiante responsable a tiempo completo entre mi trabajo, mi Alizzé y el dinero que eso supondría.

_No lo pienses tanto Bella, te dije que yo iba a estar allí para ti, que te iba a ayudar y se perfectamente en todo lo que estas pensando que según tú te impediría hacerlo_ por supuesto Edward me conocía muy bien y conocía mis miedos e inseguridades _toda mi familia estará allí, Alice estará encantada, Rose también y por supuesto Esme, Alizzé tendrá quien la cuide en un parpadeo, eso no tienes ni qué pensarlo. Yo mi amor, estaré allí para ti… puedes comenzar despacio, solo con algunas cátedras, probar y tantear el terreno, sé que es difícil volver al ruedo, pero puedes hacerlo despacio, sin prisas. En cuanto al dinero que se requiere, bueno… sé lo orgullosa que eres y que no dejarás que te pague la cátedra ni nada que se relacione con eso, pero no pienso dejar que lo hagas tú sola o que el tema económico te impida hacerlo y no pienso discutir por eso. Créeme cuando te digo que yo estaré allí para ti, créeme amor._

_No lo sé… solo, déjame pensarlo_ susurré bajando la mirada. Tenía muchas cosas qué pensar y no pensaba hacerlo en este viaje, que supuestamente era de placer y distracción.

Edward levantó mi mentón con su dedo índice y se acercó a mí hasta reposar su frente en la mía, sus ojos verdes brillantes e intensos me traspasaban y me desnudaban el alma, no podía hacer nada contra ello.

_Prométeme que lo pensarás y que no te auto pondrás ningún tipo de obstáculo, porque tú sabes que nada es imposible. Eres mi Bella fuerte y segura, eres mi mujer con esa fuerza interior que amo tanto y me hace amarla tanto que me estremezco… eres una mujer capaz cariño, no quiero que tus circunstancias impidan cumplir tus sueños_

_Gracias por creer en mí amor, prometo que lo pensaré_ dije con reverencia. Él asintió con una encantadora sonrisa y continuamos recorriendo la Capilla Sixtina.

Cuando salimos de allí, luego de aprovechar el recorrido explicativo del guía de un grupo de turistas, recorrimos los alrededores de la Plaza de San Pedro, nos sacamos fotografías en el obelisco egipcio central que fue testigo, en la época de Nerón, de la crucifixión del apóstol San Pedro y fue traído aquí como recordatorio, a demás que se decía que la ciudad del Vaticano, fue creada sobre un cementerio donde varios cristianos mas fueron matados y sepultados por el Emperador Nerón.

_La Basílica de San Pedro_ murmuró Edward mientras nos parábamos frente a la monumental basílica de tres cúpulas. Era hermosa y la pieza arquitectónica más increíble que había visto en mi paso por Europa junto con el Coliseo. _Dentro de ella están los restos del apóstol San Pedro y de todos los papas después de él._

_¿Podemos entrar a ver?_ pregunté con entusiasmo, por dentro prometía ser más hermosa que el exterior.

_Por supuesto mi amor, hay visitas guiadas en todo momento del día y cierran las puertas luego del atardecer_ me tomó de la mano y fuimos dentro de la Basílica de San Pedro. El recorrido fue hermoso y algo agotador, era un complejo muy grande y según los historiadores había sido mandada a construir por el emperador Constantino en honor a San Pedro, tardaron treinta años en hacerla.

Cuando salimos caminamos fuera de la Ciudad del Vaticano y tomamos uno de los taxis que allí esperaban por los turistas, estaba muy agotada y necesitaba un descanso, así que Edward decidió ir al hotel donde por la mañana habíamos dejado ya nuestras maletas.

En algún momento me quedé dormida en nuestro recorrido por las calles de Roma, porque desperté en la cama de nuestra habitación. Ya era de noche y había dormido varias horas.

Me levanté sobre mis codos mirando a mí alrededor, una pequeña lámpara de lectura iluminaba la habitación a un lado de la ventana de dos hojas y una suave música salía de algún lugar. Pero no había rastros de Edward.

_¿Edward?_ me levanté de la cama encendiendo la luz de mi mesa de noche. Me di cuenta de que estaba desvestida, solo en ropa interior y cubierta con una manta de lana gruesa y confortante. ¿Edward me había desnudado?

Caminé alrededor de la habitación y encendí la luz, fui hasta le ventana y me fijé en el balcón, estaba vacío. Volteé sobre mis talones y miré alrededor de la habitación y fue ahí cuando me percaté de una pequeña nota sobre la almohada a un lado de donde yo había estado durmiendo.  Sonreí caminando hasta ella y la tomé rápidamente abriéndola,

Mi amor, espero que hayas descansado bien.

Ve al baño y disfruta de lo que preparé

especialmente para ti cariño, te amo y te espero.

Edward

Fui al baño y mi hermoso novio había preparado para mí algo que me dejó con una sonrisa en la cara y una mirada de incredulidad. El baño amplio, de mármol blanco y con una bañera ovalada y grande estaba adornado con un centenar de pequeñas velas blancas que eran lo único que iluminaban el lugar, a través de las ventanas se podía ver las luces de la ciudad de Roma… sencillamente hermoso.

Encontré otra nota sobre la silla donde estaban las toallas, la letra estilizada de Edward me dijo que había planeado todo esto y que seguramente tenía planeado todo el resto de la noche, solo me quedaba hacerle caso al pie de la letra.

Amor, un baño de rosas para sacar la tensión de tu cuerpo.

Cada noche de mi vida me dedicaré a darte la felicidad que te mereces,

hagamos esta memorable. Te amo… y te espero.

Edward.

Sonreí embobada y besé la nota antes de ponerla sobre el tocador, me metí en la bañera luego de despojarme de mi ropa interior y me sumergí hasta que mi mentón tocó la espuma, cerré los ojos y suspiré. Hubiese sido mejor este baño sintiendo sus músculos en mi espalda, su respiración en mi oído y sus manos recorriendo cada centímetro de mi cuerpo, pero teníamos miles de noches por delante… como él dijo.

La suave música continuaba sonando en el habiente y no sentía ningún ruido más que me dijera que Edward estaba en la habitación, este hombre era un misterio… un misterio exquisito, pero lo amaba.

Luego de relajarme y suspirar varias veces, comencé a lavar mi cuerpo con la esponja natural que había allí y con un jabón líquido de jazmín. El agua olía a rosas así que esta noche iba a quedar bastante aromatizada.

Cuando terminé me enjuagué y salí de la bañera con cuidado, me sequé el cuerpo y me coloqué mi albornoz de toalla en mi cuerpo, salí de la habitación esperando ver a Edward recostado sobre la cama, pero me sorprendí al encontrar otra cosa.

Un vestido, una caja pequeña y un juego de lencería. Ah! Y otra nota….

Amor, supongo que estas mas descansada.

Espero que si, porque esta noche quiero que sea perfecta cariño.

Espero que sea de tu agrado lo que elegí para ti…

Te espero en el recibidor del hotel, tengo una sorpresa para ti. Te amo…

Tu Edward

_¿Qué estas planeando mi amor?_ pregunté a nadie. Me desabroché el cinturón de mi albornoz y lo dejé caer a mis pies, mi piel se sentía suave gracias al baño de rosas y me sentía descansada.

Me coloqué la ropa interior que consistía en un par de bragas y sujetador en encaje negro, no había medias ni portaligas, así que me coloqué el vestido. Era hermoso… corto hasta por encima del muslo, nunca me había vestido con algo así, pero me sentía que podía seducir a Edward y si él lo había elegido, mucho mejor, iba a verme hermosa para él. El vestido era en color marfil y tenía encaje negro sobre él, formando distintos diseños hermosos. Era muy al estilo romano y me quedaba muy bien, cuando abrí la caja de zapatos me reí en voz alta, ¿Edward quería matarme?

Un hermoso par de zapatos negros con moños en el frente adornaban mis pies, me hacía ver más alta y mis piernas parecían kilómetros más largas. Me sentía hermosa. Solo me quedaba hacer algo por mi cabello y mi maquillaje por lo que opté por lo más simple. Dejé mi cabello suelto cayendo en ondas suaves sobre mi espalda y sujeté algunas partes de los laterales con horquillas invisibles, por lo que mi rostro estaba despejado. Me coloqué un poco rubor y corrector de ojeras, ya que mi descanso no había atenuado eso. Un poco de rímel negro para enmarcar mis largas pestañas y darles forma y solo un poco de gloss color carne y brillante. Si iba a ser besada era inútil colocarme algo más.

Tomé un pequeño bolso que se adjuntó junto con los zapatos y coloqué mi celular, mi gloss y algo de dinero, aunque sabía que no iba a ser necesario, había cambiado unos pocos dólares a euros en el aeropuerto a nuestra llegada a España, pero no los había utilizado. Y salí al corredor en busca del ascensor, sintiéndome hermosa y cuidada, ansiosa y nerviosa… mordiendo mi labio y muerta de ganas de besar al hombre que amaba.

Entonces al llegar abajo estaba él esperándome. Parado en el hall del Hotel, mirando ansiosamente hacia los ascensores. Las manos metidas en los bolsillos del pantalón de vestir y una sonrisa radiante al verme. Me detuve unos segundos para admirarlo, mi amor estaba muy elegante a pesar de llevar un par de pantalones de vestir, una camisa blanca abierta ene l cuello y un saco del mismo color que el pantalón de traje, desabrochado. Su cabello despeinado era el habitual y un par de mocasines de vestir… él era hermoso.

Nos quedamos mirándonos a la distancia, una sonrisa brillante en nuestros labios y reacciones de adolescentes hasta que él dio el primer paso hacia mí, yo lo imité y nos encontramos en mitad del camino. Tomó mi rostro entre sus manos y besó con ternura mis labios, me colgué de su cintura abrazándolo mientras me derretía.

_Estas hermosa… dios Bella… eres hermosa_ mi Edward se había quedado sin palabras, sonreí.

_Tu estas muy guapo…_ susurré en sus labios. Él negó sonriendo, tomó mi mano y llevándola a sus labios besó el dorso.

_Tenemos una reserva cerca de aquí, iremos caminando, la noche está hermosa y estrellada. Luego tengo una sorpresa mi amor_

_Edward_ reí bajando la mirada _sabes que no me agradan las sorpresas_

_Espero que esta te guste y que aprendas a apreciarlas porque no dejaras de recibirlas de mi parte_ besó nuevamente mi mano y tiró de ella cuando comenzó a caminar. Me llevó hasta el sofá cerca de donde él había estado parado esperando y tomó una manta negra, era una chalina que puso sobre mis hombros para luego salir a la noche romana. 

_Roma es reconocida mundialmente por la comida, manjares de los Dioses y esta noche… degustaremos juntos de qué se trata ¿te parece?_

_Si… me encanta la idea_ dije siguiéndolo por las calles de adoquines luego de dejar atrás el hotel. Calles iluminadas de amarillo dorado y la música sonando en el habiente, las voces de los transeúntes, turistas como nosotros, entrando a restaurantes y a los hoteles que circundaban el nuestro, olores típicos del Mediterráneo, exquisito y tentador. Casi no habían coches pero si muchas motos y el antiguo habito de andar en bicicleta… si Venecia era la ciudad del amor, Roma a demás de eso, era la ciudad de las costumbre, el antepasado y lo romántico.

Entramos a un restaurant y fuimos recibidos por Luca, él y Edward intercambiaron unas palabras en Italiano y yo solo me dediqué a mirar a mi amor, se veía tan… jodidamente sexy hablando otros idiomas, no podía entender qué era lo excitante pero él lo era. Luca nos guió a través del restaurante y en vez de ubicarnos en una mesa cualquiera en el gran salón, nos llevó a una escalera lateral del lugar, al parecer un área más privada y destinada a ciertas celebraciones. Subimos Edward y yo detrás de él y abrió la puerta, cuando las escaleras terminaron me quedé boquiabierta al ver dónde nos había llevado.

Era la azotea del restaurant.

Luca nos encaminó hacia una gran carpa blanca con tela blanca que simulaban las paredes que ondeaban con la leve brisa de la noche, esta tienda albergaba nuestra mesa y cuatro lámparas japonesas que iluminaban el lugar dispuestas en cada esquina. Estaba la mesa en el centro preparada para la cena, con las bandejas tapadas en el centro y una mesa más pequeña que contenía una botella de champagne. A un lado de la mesa había un sofá blanco de dos cuerpos que se veía muy cómodo, sobre él habían al menos una veintena de almohadones blancos y mullidos.

Luca separó mi silla y saliendo de mi estupor me senté mirando a Edward, él sonrió guiñando un ojo y dio las gracias a Luca en italiano.

_Edward… ¿tú tenías todo esto preparado?_ pregunté recorriendo el lugar con mi mirada, se podían ver desde esa altura las luces de la ciudad y el cielo estrellado, era hermoso, no podía imaginarme otro lugar más hermoso para cenar.

_Si… es parte de la sorpresa, pero la noche aún no termina_ lo miré alzando las cejas mientras él destapaba la botella de vino que había sobre la mesa, _espera mi amor y lo veras, solo se paciente_

Sirvió las dos copas y yo levanté la tapa de la bandeja porque sinceramente moría de hambre,

_¿Has probado algunas vez los langostinos?_ preguntó sirviendo en mi plato una porción de lo que parecía Espagueti con una salsa color salmón con langostino, verduras y champiñones.

_Solo… una vez compre una bolsa de langostino congelados en el supermercado, eso fue lo más cerca que estuve de ellos y no los supe cocinar, cuando los probé parecía que masticaba goma de mascar._ dije algo avergonzada.

_Entonces prueba estos y dime_ dijo él suprimiendo la risa. Obedeciendo, tomé una porción con mi tenedor y me llevé a la boca, en cuanto tocó mi lengua gemí de placer, el gusto era delicioso y la carne era blanda, en combinación con las setas y la salsa de crema y queso era algo simplemente pecaminoso.

_Mmm… delicioso_ dije luego de tragar, tomé un sorbo de vino y continué cenando. Él sonrió en satisfacción y tomó mi mano que descansaba sobre la mesa para besarla una vez más.

_Te amo cariño, tengo que mostrarte algo_ dijo mientras yo no podía dejar de llevarme comida a la boca.

Él sacó su celular del bolsillo de su saco y comenzó a tocar los botones, luego se levantó y se puso de cuclillas a mi lado para que mirásemos los dos juntos el celular, entonces un video comenzó a rodar…

_Hola mita!!... llegamos a casa de la nana!... tiita Alice está filmando y dijo que te lo enviaría.  Te quiero mucho, mucho, mucho hasta las estrellas y más allá!_ rió imitando a Buzz Lightyear. _te extraño mucho así… pero sé que estas con mi príncipe y que la estarán pasando bonito donde estén_ alguien le sopló el nombre de fondo _ Roma! Y que coman muchos helados, mi daddy Carlisle me dio helado de chocolate, pero no enojes mita, todavía no es de noche y comí toda mi cena_ Edward y yo reímos _hoy veremos pelis porque dormí mucho en el avión y no tengo sueño, con mi tío Jaz veremos El rey León._ luego puso sus manitas en su boca y besó soplándolos hacia el teléfono _los amo! A los dos, a ti mami y a mi príncipe… y los iré a buscar al ropuerto cuando vengan! Adioooooooos_ el video terminó con ella tirando beso tras beso a la cámara.

_Como ves nuestra pequeña está excelente_

_Lo sé…_ dije con una sonrisa nostálgica mirando a mi amor, acaricié su mejilla con una mano y me acerqué a besar sus labios levemente _gracias mi amor, te amo…_

_Y yo a ti_ dijo besándome ahora él a mí.

Continuamos cenando bajo la mirada del cielo nocturno romano y conversando de algunos temas, él me contó más de su carrera y lo que pensaba hacer cuando llegáramos a Estados Unidos, deseaba ejercer su profesorado en la Universidad de Seattle en el área de Historia de la literatura. Y me puse a pensar, que sería increíble e ideal que él asistiera a la misma universidad que la mía, él como profesor y yo como alumna. Un montón de fantasías comenzaron a rondar por mi cabeza.

Terminamos la cena con helado de castañas y caramelo, delicioso. Tomamos lo que quedaba del vino y él se paró de su silla para ofrecer su mano, la tomé y comencé a escuchar una melodía en piano, dulce, suave. Reí negando con la cabeza, él lo tenía todo arreglado con detalles y sin errores, había sido una noche perfecta. Tomé su mano y me llevó a un metro de la mesa y aún debajo de la protección de la tienda, me tomó de la cintura con ambos brazos y yo me colgué literalmente de su cuello y comenzamos a bailar.

Mi frente recostada en la suya y mis pies siguiendo el ritmo suave de la melodía, él me sostenía fuerte y segura en sus brazos, así me había sentido desde que volvió de Francia para una boda frustrada. Nunca agradecí más que a Jacob se le ocurriera faltar a ella, sino ahora no estaría en Roma con el amor de mi vida en mis brazos, amándolo hasta enloquecer como lo amaba, no quería pensar siquiera en brazos de quién estaría Edward si me hubiese casado con Jacob.

A veces lo que nos da el destino debemos acatarlo, porque mejores cosas pueden venir.

Sentí los labios de mi amor en mi boca, su lengua recorriendo mi interior y chupando mis labios que habían quedado dulces luego del helado, él gimió. _dios… qué exquisita eres Bella_ lo besé con más fuerza. Entrelacé mis dedos en su cabello y me paré de puntillas solo para besarlo con más pasión, intensamente,… esta noche podía volar. Entonces él se separó y recostó su frente en la mía mirándome intensamente, sonreí y picoteé sus labios, de repente sentía hambre por él.

_¿Te gustó Roma cariño?_

_Lo amé_ dije cerrando los ojos. _es todo tan… increíble. Me gustaría volver algún día… me enamoré de Italia_

_Lo haremos… cuantas veces quieras, cuantas veces lo desees_

_Mmm… te amo Edward._

Entonces él se detuvo. Pero no me separó de su cuerpo, suspiró profundo y cerró los ojos momentáneamente para luego abrirlos con más intensidad.

_Bella… quiero decirte algo, en realidad… quiero decirte muchas cosas. Como “te amo”, “estas hermosa esta noche”_ de repente lo sentí nervioso a mi lado y ansioso… su cuerpo estaba tenso _pero lo que en verdad quiero decirte… es que… no tengas miedo, confía en mí_

_Lo hago_ dije insegura de por qué lo decía. Él sonrió nerviosamente y asintió…

_Ha sido suficiente tiempo ¿no crees?... suficiente tiempo de estar separados, suficiente tiempo conociendo otra gente y evadiéndonos_

Asentí sonriendo tristemente. No sabía a qué venía ese comentario, pero no dejaba de ser verdad. Siempre con otros, siempre con la persona equivocada los dos.

_Te he tenido desde los doce años, cuando un par de niños maltrataron tu bicicleta y mis hermanos y yo los detuvimos. Te he pensado desde ese instante, enamorándome de ti día a día, aun sin saberlo. Me he ido separándote de mí, pero llevándote conmigo. Isabella Swan, esperé mucho tiempo por tí amor... cada cosa de tu vida y de la mía nos trajo a este momento.- Vi la determinación en su mirada cuando sacó un pequeño recuadro azul de su bolsillo y supe que había llegado ese momento.

Mi respiración se capturó en mi garganta… y abrí los ojos atravesada por el miedo. Él midió mi reacción y tomó mi mano escondiendo momentáneamente esa pequeña cajita azul con la otra…

_No temas, confía en mí_ pidió casi implorante.

Comencé a respirar agitadamente y pestañeé sintiendo la garganta seca… ¿qué estaba haciendo?. Oh cielos…

_Mi amor… no se si estoy haciendo bien, solo se que te quiero para siempre en mi vida. Y que no puedo esperar más, te necesito, tan mal que duele. Odio a todos los hombres que te hirieron porque no puedes disfrutar esto con tranquilidad, pero confío en que me conoces lo suficiente como para saber que no te haré daño alguno, ni a ti ni a mi princesa._

_Edward…_ jadeé. Sin embargo él siguió adelante y comenzó a posarse en una de sus rodillas, sentí las lágrimas llenando mis ojos y deslizándose en mis mejillas y no pude ver el contenido de la pequeña caja cuando él la abrió frente a mí.

_Bella mi amor, ¿me haces el honor de ser…

_No, no, no… no_ dije tapándome la cara con ambas manos, un sollozo explotó en mi garganta y el miedo profundo en mi pecho _No… no puedo Edward, lo siento, no puedo._ gemí entre lagrimas con mi garganta apretada y un abrazo de hierro a mi alrededor, me faltaba el aire y me fallaban las piernas, aún así, la voz suave de Edward en mi oído, no fue suficiente para calmar mi dolor.

_Shh… lo entiendo cariño, está bien._ susurró sosteniéndome.

_Lo siento tanto!_ gemí.

_Está bien… fue mi culpa, olvida esto. Te amo_

¿Cómo podía decir que lo olvidara? Si estaba segura de haber roto su corazón.

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Vestido de Bella

Auuuuu pobre Bella! tiene miedo... hmmm... bueno, gracias por la espera, ya estoy mejor de mi caida, pero... no me puedo sentar por mucho tiempo porque me duele todo, asi que hice este capi de a poco. Besotes y a comentar!