Donde está el amor, Capitulo 2: En mi memoria

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En mi memoria

Temblabas en mis brazos, como una hoja al viento a punto de soltarse y salir volando. Te encontré allí acurrucada y muerta de miedo por el infierno que sucedía afuera, en un primer momento juro que pensé que eras un niño o una niña joven, pero no… estabas allí y eras una mujer… una hermosa mujer aterrorizada.

_Bien Bella… ¿sabes qué?_ dije aferrándote más fuerte a mí _soy Edward y yo te sacaré de aquí_ la firmeza en mis palabras estaban destinadas a creérmelas a mí mismo, porque esa era la suficiente motivación que necesitaba, esa y la vida que tenía en mis brazos que tenía que guardar.

Me miraste con miedo, con terror y al mismo tiempo admiración… pero yo no buscaba eso, no buscaba que me admiraras. Yo participaba de esta guerra y había matado… mucho, no deseaba la admiración de nadie, menos la tuya, porque al menos te estaba salvando la vida.

Pero allí estaba… ese par de ojos de un marrón intenso, brillantes y llenos de temor. Lo único que atiné hacer fue intentar salvarte,  no merecías estar allí… no era tu lugar. Cuando te ví me pareciste como un ángel en medio del mismísimo infierno… tenía que sacarte de allí.

Así que cuando oí el sonido del helicóptero acercándose a tierra recordé los chalecos antibalas que tenía en mi mochila, te alejé un poco de mi cuerpo y la saqué de mi espalda, tú me miraste curiosa pero teníamos que darnos prisa, no había tiempo para explicaciones.

_Déjame ponerte esto_ dije poniéndolo frente a ti para que alzaras tus brazos. Cuando lo hiciste no perdí el tiempo y lo coloqué en tu pecho asegurándolo a tus costados. Mierda! Estabas tan asustada… _así estarás a salvo… vamos_

Te tomé nuevamente entre mis brazos y te mantuve firme en mi pecho, tú tenías esa laptop y cámara fotográfica de las que no te querías desprender, pero igualmente pude cargarte. Te aferraste a mí con un brazo alrededor de mi cuello y te oí gemir de miedo.

Nada iba a pasarte… yo iba a sacarte sana y salva de allí, era mi nueva misión.

_Preparado para salir!_ grité en mi radio antes de pararme contigo entre mis brazos, temblabas tanto… _no tengas miedo, estarás a salvo_ te prometí, y yo nunca falto a mis promesas.

Caminé hasta el marco de la puerta  y espié rápidamente ocultándome en la pared de a lado, mis compañeros estaban afuera llevando a los civiles encontrados al helicóptero, el fuego cruzado había cesado, solo se oían unos cuantos disparos perdidos, pero eran igual de peligrosos, aún pasaban los Tomcat lanzando sus MOABS  sobre la ciudad. Te aferré a mi pecho y vi a Mc Carty y Whitlock  detrás de un camión militar, indicándome que fuera por ese lugar, el paso estaba cubierto.

Entonces corrí, tan fuerte como si de ellos dependiera mi vida, cubriendo tu cabeza con mi mano y aferrándote a mí. Tus manos estaban enganchadas en mi cuello, pero era una sensación reconfortante, era cierto… estaba guardando tu vida.

_Masen! Hay más sobrevivientes calle abajo, debemos ir, apúrate!_ gritó Mc Carty corriendo conmigo hacia el helicóptero, ya habían unas cuantas personas dentro, tenías que salir de allí.

_No!_ gritaste tú cuando puse tu cuerpo sobre la plataforma del helicóptero _mis compañeros!_ tus manos se aferraban fuertemente de mi cuello y las lágrimas saladas corrían por tu rostro.

_Debes irte! Ellos estarán guarecidos en algún lugar, los encontraremos!_ grité de vuelta tratando de que me oyeras por encima del ruido de las astas del helicóptero.

Llevé mis manos a las tuyas y las desenredé de alrededor de mi cuello, eras fuerte… rogué que también tuvieras fortaleza interna.

_¿Y tú?_ murmuraste con cara de pánico.

Oh dios…

Decir que quedé perplejo antes tu pregunta es decir poco, ¿por qué razón te preocupabas por mí? Si yo estaba en el lugar que debía estar… para vivir o morir… para salvar o matar… ¿por qué me mirabas con esos enormes ojos llenos de ansiedad?... Tenías que salir de allí.

_Asegúrala!_ grité al soldado que estaba dentro de la plataforma del helicóptero sosteniéndote de tus hombros. Tú jadeaste y negaste frenéticamente con la cabeza. Me alejé de allí sin dejar de mirarte… era desconcertante la preocupación que tus ojos reflejaban… ¿preocupación por mí? ¿por qué?

Vas a estar bien Bella… voy a estar bien…

Bella… ese nombre allí… era como una esperanza en medio de la desolación.

_Edward…_ dijiste con un suspiro resignado,  levantando la cámara de fotos que tenías contra tu pecho. Vi el resplandor del fash y luego vi tu rostro otra vez cuando la bajaste… ¿una fotografía? ¿querías una fotografía de mí?... _Gracias…_ sonreíste con tristeza _tú me salvaste_ tus ojos quedaron fijos en los míos mirándome mientras el helicóptero levantaba vuelo. Lejos de mí… allí se iba mi trago de agua fresca… la ráfaga de aire puro en medio de una tormenta de desierto.

Allí te ibas.

Quedé mirando el helicóptero  hasta que cambió de rumbo y tomó otra dirección hacia el sur, lejos de las bases enemigas. Reaccioné cuando una mano apretó mi hombro,

_Masen, el comandante nos quiere reunidos en la base sur, debemos apresurarnos_

Asentí dejando de mirar el pequeño punto blanco en el cielo alejándose cada vez más. Corrí junto a Mc Carty y Whitlock  hacia el jep militar, que en cuanto nos subimos salió a toda velocidad por las calles de Tripoli, esquivando los escombros de los edificios que habían sufrido con los bombardeos de esta noche y los autos incendiados en las calles.

La guerra dejaba sus consecuencias…

Mc Carty, Whitlock y yo éramos parte de un escuadrón venido de los Estados Unidos que había llegado al país en condición de aliado de los rebeldes de Libia que tenían como objetivo primordial, despojar del mando del país al líder militar, el dictador  Khadafy. La OTAN había firmado un acuerdo con los militares de Libia, la alianza solo contemplaba apoyar las misiones que estaban destinadas a buscar, rastrear, encontrar y capturar al líder militar. Toda la inteligencia militar que los países aliados enviaban a esas tierras solo estaba destinada en ese objetivo. Por supuesto… sin contemplar, como en ninguna guerra, los daños colaterales.

Eran cientos las víctimas civiles que día a día se registraban por llevar a cabo ese objetivo y era allí donde entraba en juego nuestra segunda misión, llevar ayuda humanitaria a las zonas en las que la guerra arrasaba y en las que no podíamos evitar el daño que los rebeldes dejaban a su paso.

Y había visto mucho… mucho…

Había visto más de lo que en toda mi vida iba a ser capaz de volver a ver. En mi retina tenía grabada imágenes  que tenía la esperanza que con el tiempo pudieran borrarse, que mi cerebro pudiera reprimir y dejarme vivir mi vida en paz sin ellas atormentándome. Muerte a nuestro paso, ya sea de gente inocente o de subalternos que protegían a su líder, mujeres pidiendo ayuda para sus hijos, niños llorando de miedo y desesperanza, familias que quedaban sin hogar, el hambre…

Cerré los ojos y sacudí la cabeza, desde que había llegado a Libia, un mes atrás, había optado por ser lo más fuerte no solo físicamente, sino psicológicamente y solo actuar mi papel de la mejor manera. Pero esta noche tú… Bella, me habías desarmado. ¿Qué hacía aquí, en un lugar como este, una criatura tan hermosa y frágil como tú? Era un infierno maldito para ti…

De repente sentí rabia e impotencia por haberte encontrado en las condiciones que lo hice, sino lo hubiese hecho, si hubiese acatado la orden de mi superior y salir de ese edificio ignorando tu grito de ayuda, en este momento yacerías entre los escombros o tal vez en manos de cualquier enemigo secuestrada.  Y apreté mis puños y mis dientes al imaginarte en esa situación…

Suspiré resignado, por más que me enojase contigo, no tenía derecho a hacerlo ni sentir como me sentía, al parecer estaban es mis mismas condiciones, trabajando. Aunque implicara estar trabajando en el lugar más horrible del mundo.

El jep se detuvo cuando llegamos a las afueras de Tripoli a nuestra base militar, camuflada entre los pocos arboles de la zona y como una vieja casa de campo. El comandante en jefe Denali y el equipo de inteligencia, nos esperaba dentro con varios más de mí mismo escuadrón.  Tenían un mapa grande de la zona desplegado sobre la mesa y unas cuantas laptops abiertas tratando seguramente de seguir el rastro vía satélite y por tierra.

_Tenemos firmes sospechas de que ha salido de Tripoli, seguramente hacia las ciudades cercanas, tenemos Tubruk…_ señaló el mapa _y Sirte… si tomaron esa dirección, lo han hecho por aire o via terrestre desviándose de la ciudad de Misrata, que está tomada por los rebeldes… nos dirigiremos así allí cuanto antes, los objetivos, Sirte y Tubruk_ dijo con firmeza mientras sentía helicópteros acercándose _alguno de ustedes irán por tierra junto con el subcomandante Alistair y los demás seguiremos el rastro desde el aire. ¿Quedó claro?_

_Si Señor!_ dijimos todos a la vez.

El despliegue fue rápido y conciso, todos nos movíamos con destreza y pensando solo en el objetivo delante de nuestros ojos. En cuanto me di cuenta estaba subido nuevamente en el jep con Mc Carty al volante, Alistir a su lado hablando con nuestros compañeros por radio, que viajaban a nuestro lado en camiones militares.

Whitlock estaba a mi lado contemplando el amanecer que se desplegaba ante nuestros ojos, un nuevo día más en esta árida y desolada tierra. El cielo estaba limpio y sin nubes y algunas estrellas aún brillaban en el cielo.

Quería creer que te habían llevado a un lugar lejos de aquí, más hermoso y sin tanta desolación. ¿Dónde sería ese lugar? Solo esperaba que fuera lejos de Libia, todo el país estaba en alerta militar. ¿Qué estarías haciendo?.

_¿Qué piensas?_ preguntó Whitlock a mi lado. Lamí mis labios resecos, no había tomado ni una gota de agua desde antes del ataque a la ciudad. Sentí un codazo en mi brazo y cuando miré a mi lado Whitlock tenía una cantimplora que tomé con cierta desesperación y tomé de ella. El agua no era fresca y estaba caliente pero era agua, serviría por unas horas. Me limpié con la manga de mi uniforme sucio y llenos de tierra y se la devolví mirándolo con agradecimiento,

_Solo me pregunto… ¿hacía donde se habrán dirigido los helicópteros de rescate?_

Whitlock tomó un poco de la cantimplora y alzó los hombros.

_Seguramente del otro lado de la frontera, en algún país limítrofe… un centro de evacuación o una base de refugiados, como hacen con todos los civiles._

_La última civil era una corresponsal americana, la que saqué del edificio…_ dije mirando al frente y recordando tus intensos ojos marrones.

_Mmm… bien, seguramente volverá a Estados Unidos_ dijo con indiferencia.

Era siempre lo mismo, desde que habíamos llegado, rescatar y olvidarnos de que lo habíamos hecho, no había rostros, no había nombres… solo civiles y nada más.

_Si… seguramente_ mascullé pensando en que esta vez mi memoria de corto plazo había decidido no olvidar y retener en la memoria, una hermosa americana de ojos marrones llamada Bella. 

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Hola amores!!! Espero les haya gustado, asediandome con información antes de escribir cualquier disparate, las amoooo y gracias por la gran aceptación que tuvo este fic, un beso a todas.