Donde está el amor, Capitulo 8: Mi tesoro

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Mi tesoro

Caminé rápidamente hacia la salida de la base de operaciones a las afueras de Sirte. Habían decidido montar una improvisada tienda de campaña como centro de comunicaciones. Ante el posible encubrimiento a su represor, los rebeldes de su ejército que nos acompañaban en nuestra misión, estaban bajo el ojo del Comandante. Temía que entre ellos hubiera algún informante infiltrado y  que fuera este motivo el causante de el entorpecimiento de la misión.

Apreté el sobre que llevaba en mi mano como si fuera lo más importante que cargaba, de hecho… era lo más importante que cargaba. Habían pasado cuatro días desde que decidí escribirte de vuelta Bella. Y me sorprendí esta mañana cuando Emmett vino a mí para entregarme un sobre. Tú seguías escribiéndome.

Y no podía esperar para abrirlo…

_Masen!_ volteé sobre mi camino y vi a Withlock acercarse a mí detrás. Traía una mochila sobre uno de sus hombros y solo vestía el pantalón camuflado y una camiseta blanca, teníamos unas horas de descanso ya que el comandante estaba atento las informaciones que nos enviaban y decidiendo nuestro destino.

_Estoy ocupado Withlock_ corté sin dejar de caminar. Quería estar lejos de la base para leerte mi… ángel.

_Esta noche dormimos en la sala común, el comandante nos informó que salimos a la madrugada y ya están sirviendo la cena_

_¿Dónde vamos?_

_No lo sé… tal vez seguimos hacia Bengasi o quizá retrocedemos_ Withlock se había puesto a caminar a la par mía.

_Mierda… ¿cuándo se terminará esto?_ gemí aferrándome más al sobre café.

_No lo sé… por lo pronto el comandante puso bajo custodia a varios rebeldes de los cuales sospechaba. No sé si entre ellos se encuentra el informante pero… espero que esta vez podamos dar con él._ alzó una botella de agua a la altura de mis ojos y se la arrebaté, el desierto seco y caluroso tenía mi garganta en miserias. Tomé un trago refrescante y gemí de placer. _Hey! Qué es eso? Recibes correspondencia?_ preguntó mirando mi sobre. Apreté mi mano sobre él.

_Es… si, correspondencia._

_¿Tu novia?_ preguntó con una sonrisa.

_Mi… novia_ coincidí disfrutando del placer que esta vez la palabra tenía en mi boca.

_Valla… entonces ve y lee… cuando termines ven a cenar, las mesas están siendo preparadas._

_Me daré un baño antes he iré_ contesté alejándome,

_Te deseo suerte para encontrar jabón!..._ gritó alejándose.

Reí entre dientes. Un baño placentero en el medio del desierto era algo difícil de encontrar, a menos que llegáramos a una base militar no era plausible algo como eso en precarias casas de las afueras de la ciudad. Dentro de la ciudad la gente nos tenía miedo y desconfianza, claro… éramos americanos en su tierra, no teníamos la mejor fama, por lo que eran pocas las personas que nos encontrábamos en el camino que eran cordiales y atentos con nosotros.

Llegué a una roca enorme a un lado de las tierras donde estaba la base improvisada, frente a mí el desierto era interminable y el sol se estaba ocultando en el horizonte. Me senté y recosté mi espalda cansada en la roca caliente y suspiré… al fin solos…

Sonreí al ver tu letra desprolija escribiendo mi nombre, rango y escuadrón. Rasgué el sobre y metí los dedos, cuando toqué el papel y otra cosa lo saqué y mi respiración se ahogó en mi garganta.

Cielos…

Abrí mis ojos grandes y tragué en seco, bajé mi mano ocultando parcialmente lo que me habías enviado y sonreí pasando mi mano por mi cabello.

Una foto… me habías enviado una foto…

Y te veías hermosa.

Tu largo cabello castaño cayendo por tus hombros, tus ojos marrón chocolate me miraban directamente a mí, pero no parecían vivos, no parecían felices. Parecían tristes y ausentes. Y entonces quería saber tan mal qué era lo que te preocupaba, que era lo que te tenía así…

Y entonces sonreí cuando me di cuenta de que dentro del sobre habían más, unas cinco en total. Eras tú, en tres de ellas, solo tú, pero en las restantes no estabas sola. En una salías abrazada a un par de niños libios, lo podía saber por sus ropas y sus características. Ellos tampoco parecían felices, pero sonreían a la cámara con timidez, tú estabas entre ellos dos sonriendo con orgullo. Di vuelta la fotografía solo por curiosidad y sonreí al ver tu descripción en el reverso. 

Estos son Abbas y Azhar, son mellizos y viven en el refugio, sus padres murieron, solo espero que puedan ser felices en un hogar sustituto o en una nueva familia.

En la otra había una pequeña mujer a tu lado con cabello en punta, te abrazaba con énfasis y parecía quererte, sus ojos azules brillaban y tus sonrisa resplandecía, parecían hermanas o grandes amigas, aunque supuse lo segundo por la camiseta con el logo de la ACNUR que ella vestía. Volteé la fotografía y leí lo que tenía inscripto,

Ella es Alice Cullen, es voluntaria en la sede de la ACNUR en Túnez, ella es quien me recibió con los brazos abiertos y con quien trabajo día a día. La amo… es mi hermana del alma.

Sonreí ante esa noticia, no estabas sola… tenías una amiga, tal vez más y eso me dejaba sumamente tranquilo.

Entonces saqué dejé las fotografías en el sobre, las iba a ver con detenimiento esta noche cuando estuviera en mi cama… o catre. Desdoble la única hoja que venía con ellas en el interior del sobre y me dispuse a leer.

Estimado Edward:

Muchas gracias por responderme, fue un alivio saber que habías recibido mi carta correctamente. Fue un alivio también saber que te gustaría seguir recibiendo mis cartas, me imagino que, estar allí no debe ser nada fácil, te daré mis palabras hasta que me pidas que no lo siga haciendo, porque de alguna manera quiero hacerte compañía, porque me importas mucho como para seguir haciéndolo.

Muchas gracias…

Estas poniendo el cuerpo y la mente en una guerra que no nos pertenece, pero lo haces por el bien del otro y eso es digno de admirar, no sabes cuánto me alegro de que sigas bien, por favor… nunca bajes los brazos, nunca te des por vencido, tengo la esperanza de que para que todo esto termine falta muy poco, sigo teniendo fe en ello. Mantén la fe también.

Las cosas en el refugio siguen… bien, si esa es la palabra adecuada para decirlo. Siguen llegando niños sin familias y eso me astilla el corazón, hay mucho para hacer por aquí y eso me mantiene activa, si no lo estuviera, creo que me tiraría en mi cama a llorar por todos los niños que perdieron tanto en esta guerra. A veces me pregunto… qué pudo haber hecho mal una personita que lo único malo que le sucedió fue haber nacido en este lugar, en esta década, en este contexto político, bajo gobernantes tiranos que no piensan en su gente.

Con respecto a mí, bueno… hablo con mis padres cada semana, ellos se preocupan demasiado por lo que sucedió y por lo que puede llegar a pasarme, soy su única hija y sé que es algo que no quieren, perderme. Pero yo estoy muy segura de lo que estoy haciendo y mucho más ahora que se que estas cerca y en contacto, no quiero perder eso… sé que si me voy a los estados Unidos, lo perderé, te perderé. Y no quiero.

Ta envío fotografías, me atrevo a mandarte varias, porque a mí me gustaría tener varias tuyas. En una de ellas salgo acompañada, Alice es una amiga que conocí gracias a la ACNUR. Ella es increíble persona y me ha ayudado un montón, gracias a ella te encontré y eso se lo agradeceré siempre. Es de los Estados Unidos también, precisamente de Seattle, tan cerca de donde yo vivo. En realidad por razones laborales estoy residiendo en Washington D.C, pero mi alma, mi vida y mis padres están en Forks, un pequeño pueblo de cinco mil habitantes cerca de Seattle.

¿Tú de dónde eres? ¿Tienes hermanos? ¿Cómo se llaman tus padres? ¿Tienes novia?... ¿cuál es tu color favorito? me gustaría saber mucho de ti, por lo pronto puedes saber de mí, si es que te interesa. Tengo 23 años, no tengo novio ni hermanos, mis amigos son muy pocos, no soy una chica muy sociable, de hecho me cuesta conocer a gente nueva, pero conocerte a ti, fue tan fácil… a pesar de lo difícil que es a su vez. Y mi color favorito es el verde.

Espero poder seguir recibiendo tus cartas, si tienes la realización de que soy apabullante o abrumadora, pues… realmente entenderé que me dejes de escribir, cuando encuentro algo que me importa suelo ser muy entusiasta y pido perdón por ello.

Espero que estés bien… en serio Edward, cuídate, temo que si me dejas de escribir será porque… bueno, no quiero pronunciar las palabras que me dan tanto miedo. Simplemente… te espero.

Un abrazo y un beso…

Bella

Para cuando terminé de leer, el sol ya se había ocultado, la fría noche se abría paso y la sonrisa en mis labios parecía no poder desvanecerse nunca. Tomé un respiro profundo y me levanté sobre mis pies, guardé tu carta dentro del sobre junto con las fotografías y corrí hacia la base, tal vez aún podría cenar algo.

Me quedé dormido sobre mi catre luego de la cena, cansado y con mis piernas blandas, simplemente me tiré con la ropa aún puesta y cerré los ojos con la intención de imaginar tu rostro, evocarlo de las fotografías que había guardado en mi mochila.

Eras hermosa…

Hermosa

Te imaginaba con largos vestidos tunecinos caminando por la playa del mediterráneo, con cámara en mano inmortalizando cada bello paisaje que te encontrabas en su camino, no podía imaginarte documentando el desastre que se vivía gracias a una guerra. Tú eras especial y nunca me había sentido tan preocupado por alguien a tal nivel de evocarla en mis sueños y fantasías.

Desperté gracias a las risas, eran risas burlescas que borraron tu rostro de mi sueños y eso me molestó. Tenía solo unas horas hasta despertar antes del amanecer y salir de ese infierno para seguir buscando ciudad por ciudad- Y me habían despertado. Me levanté somnoliento en medio de la oscuridad, habían mucho otros soldados durmiendo en catres iguales al mío separados por un metro o menos, todos con sus ropas puestas. Me coloqué mis borceguíes  y me levanté refregando mi rostro. Caminé hacia la puerta entreabierta de la habitación común y al salir la luz de unas lámparas de nafta me hicieron parpadear. Pero mis ojos tomaron conocimiento en seguida de lo que pasaba a mi alrededor y del por qué de las risas.

Los rebeldes libios ocupaban la sala adjunta a las habitaciones, ellos estaban tomando alguna especie de alcohol que solo dios sabe donde lo conseguían y de que estaba hecho. Uno de ellos estaba borracho y meneaba la cadera sugerentemente mientras reía, los demás lo apludían como si eso fuera una hazaña, en su mano sostenía la botella de licor y en la otra…

Oh mierda…

Abrí los ojos inhalando aire y sentí que la sangre viajaba por mi cuerpo a raudales. No podía estar sucediendo. Mis ojos viajaron de su mano hasta el suelo y ahí, al costado de una de las sillas estaba mi mochilla.

Hijos de puta!

No pude controlar mi cuerpo, te juro hermosa… Un gruñido comenzó a abrirse paso por mi garganta  y no pude controlar mi ira. Empujé a la silla que estaba delante de mí y esta calló a un lado con un estrepito. Los ojos de los libios que estaban reunidos allí se quedaron sorprendidos por un momento, pero apenas pude darme cuenta de eso, porque en tres grandes zancadas llegué al hijo de puta que tenía tu fotografía en sus sucias manos profanándola, burlándose… y rompí mi puño en su mandíbula.

Perdió su equilibrio ayudado por su borrachera y le saqué la foto de las manos, cuando lo hice lo tomé de su camisa y lo empujé contra la pared, solo oía los gritos en árabe a mi alrededor, me iban a matar… estaba seguro de ello, me iban a dar con un tiro en la espalda como lo muy traicioneros que eran e iba a perder toda posibilidad de volver a verte.

Oh Bella…

_Hijo de puta!_ grité en su cara, sus ojos abiertos me miraban desorbitados, por el miedo, la sorpresa o la borrachera, no lo sabía, pero estaba esperando el tiro de gracia. _Nunca jamás vuelvan a tocar una sola de mis cosas!_ seguramente no me entenderían, pero cada palabra que salía de mis labios era verdadera _o te juro, te juro que los mato!_

_Edward!_ sentí una voz a mis espaldas. Unos brazos fuertes tomaron mi cintura y me separaron del zángano.

_Ahhggg!_ grité tratando de soltarme e ir hacia el libio. Pero esos brazos no me lo permitieron.  _Hijos de puta!_

Las voces en árabe se mezclaron, reconocí las de Emmett y otros más que eran americanos, con mis ojos nublados de ira vi un intercambio de palabras entre los libios y mis propios compañeros, Emmett les gritaba y los otros de vuelta, hasta que los rebeldes se alejaron con los ojos puestos en mí, aún la ira en sus rostros.

_¿Qué mierda Masen?!_ gritó finalmente Emmett volviéndose hacia mí, yo veía rojo sin apartar mi mirada de esos infelices. Mi respiración jadeante quemaba mis pulmones y apreté mis puños hasta que se tornó doloroso.

_Quiero volver... quiero irme de esta mierda!_ mi puño impactó contra la pared más cercana, no tendría que haber pasado esto, no... eso era mi tesoro, no tendrían que haberlo tomado de mí. Arremetí contra ellos pero no alcancé a dar ni  un paso,

_Edward! cálmate!_ sentí los fuertes brazos de Emmett sostener mi pecho empujándome lejos de esas personas... en ese momento había un tirano ahí afuera a quien debíamos encontrar y estaban aquí jodiendo con lo único que me mantenía en pie aquí.... los odiaba! mi pecho se expandía con mi respiración jadeante... mis ojos directos a esos hijos de puta. _Venimos a arreglar sus problemas!... no se metan con nosotros!_

_Edward…_ la voz de Emmett era más tranquila y mantenía sus manos extendidas delante de mi pecho, bloqueándome la vista a esos… mierda…

_Que no se metan conmigo Emmett…_ dije con voz gruesa y baja _te juro que se termina la puta alianza porque los mato o me matan ellos a mí, pero que no se metan conmigo_

_Hablaré con el comandante, no lo harán, cálmate_ dijo con vehemencia.

Dios Bella… quería estar donde estuvieras… solo contigo.

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Este video es de un cantante de mi país, León gieco... pero para los soldados de Malvinas. Amo esta canción, espero que también les guste.