En el nombre del padre, Capitulo 14: Mis días sin ti

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Mis días sin ti.

Era reconfortante sentir el frio del vidrio en mi frente, me calmaba enormemente la sensación fresca en mi piel caliente. Cerré los ojos dándole la bienvenida a la calma y el momento de paz después de haber estado sumamente ocupada por dos semanas. Mis piernas estaban entumecidas y andaban por inercia, mis manos resecas y mi cabeza dolía cada vez que la colocaba en la almohada, haciéndome imposible la tarea de dormir.

_Deberías descansar… ir a tu casa y dormir un buen par de horas_ sentí la mano pequeña de Alice hacer círculos en mi espalda, gemí de placer… Dios, me sentía tan cansada.

_No, de un momento a otro llegaran las flores, tengo que estar para recibirlas_

_Yo puedo recibirlas también Bella_ su voz sonaba a reproche pero también a compasión, ella de primera mano, sabía lo abrumadoras que habían sido las últimas dos semanas para mí.

Entonces alcé la cabeza del vidrio de la ventana que daba hacia el hermoso jardín florido y la miré con reproche, _Tú no deberías estar aquí!_ la señalé con el dedo. _¿qué está haciendo Esme?_

Alice se miró las uñas y se alzó de hombros despreocupada, _Tal vez ande por ahí_ hizo un gesto desdeñoso con su mano _...con un tal Felix D´lias, que es un conocido diseñador de Nueva York_

Abrí los ojos y la boca desmesuradamente y con una de mis manos golpeé relativamente suave el brazo de mi amiga,

_Ya le estas consiguiendo novio!... y a penas llegó la pobre_

_Ay!...yo no le estoy consiguiendo nada, ellos ya se conocían_

La miré con los ojos entrecerrados y tratando de no hacer evidente mi sonrisa, conocía a mi amiga y podía decir que estaba más que desesperada de casar a su madre. Todos los candidatos debían pasar una prueba exhaustiva para que Alice les dé el visto bueno… y luego de eso pasaban a manos de Esme, que tenía la última palabra.

_Ok, ok…_ Alice rodó los ojos _los cité a ambos en el mismo lugar y ya… se verán, se reconocerán y las chispas volaran_

Reí con mi amiga… hacía semanas que no reía. Desde que él se había ido sin creerme ni una sola palabra de todo lo que le había contado.

Suspiré mirando la ficha que tenía en mis manos y tragué saliva respirando profundo, cada vez que recordaba ese fatídico día, quería simplemente tirarme sobre la cama y echarme a llorar. Siempre había estado tan segura en todo lo que hacía en mi vida, seguridad era mi segundo nombre… nada podía intimidarme, nada podía debilitarme, “lo que no te mata te hace más fuerte” se había convertido en mi filosofía de vida desde que a los quince perdí mi familia. Había buscado la causa de esa destrucción y estaba dispuesta a hacerlo pagar por lo que hizo, tenía toda mi concentración puesto en ello y me sentía con la seguridad a flor de piel para no dejarme intimidar por su persona.

Pero fue una terrible subestimación de la situación cuando Edward se inmiscuyó en la ecuación… tirando todo lo que había logrado en mi vida por la borda. No lo vi venir, no contaba con que él fuera la kriptonita que desbalanceara mi fuera interior y mi seguridad. Él había dado vuelta todo mi mundo, él tenía el poder de dejarme tirada en el suelo sin fuerzas y totalmente a su merced.

Que idiota había sido al nunca haber considerado la presencia de alguien así en mi vida. Y era tan jodidamente frustrante saber que él era la única persona que me importaba que me creyera y no lo hacía, me sentía tan desquiciadamente impotente.

_Bella_ la voz de Alice me hizo abrir los ojos y mirarla. Ella suspiró fuerte cruzándose de brazos y mirándome algo enojada. _¿Qué sucede?_

Miré mi planilla nuevamente tratando de leer lo que allí había escrito, flores lavanda… hecho, rosas blancas para la recepción… en espera, candelabros de plata… hecho, mantelería blanca y cintas azul noche… hecho, bajilla de porcelana… hecho, copas de cristal japonés… en espera.

_¿No ha llegado la cristalería aún?_ miré a mi amiga frunciendo el ceño.

_María se está haciendo cargo de eso, no trates de remediar lo que no está a tu alcance Bella, para eso ella está aquí… mierda, tú deberías estar descansando y ella seguir con la organización, para eso le pagan_ masculló ofuscada _a demás… no trates de cambiarme de tema nena, dime… ¿qué anda mal?_ bajé mi mirada de nuevo _mierda, ni siquiera tendría que preguntar._

_¿Jasper sabe algo?_ pregunté finalmente, era mi pregunta habitual de todos los días.

_Jasper no sabe nada, tampoco Carlisle ni Emmett. Parece como si hubiese desaparecido de la faz de la tierra, no responde el teléfono, no contesta los mails, nada… ¿conforme?_

Sin mirarla tragué saliva reteniendo las lágrimas traicioneras que osaban derramarse cada vez que tocábamos el tema. Asentí sin decir palabra.

_Oh Bella…_ sentí los brazos de Alice alrededor de mi torso y no pude evitar gemir de dolor, no física… dolor del corazón _Volverá nena, en cuanto menos te lo esperes… debes dejar que piense las cosas, que recapacite solo, él volverá y cuando lo haga podrás hablar con él_ su mano suavemente trazaba círculos en mi baja espalda, asentí sorbiendo mi nariz. 

_Es lo único que me distrae de pensar en él Al… todo esto, la organización del cumpleaños de Carlisle y mi trabajo, es lo único que me mantiene alejada de pensamientos destructivos_

_todo estará bien, tú confiaste en él… por algo fue, te conozco y se muy bien que le abres el corazón a gente que realmente se lo merece, él solo tiene que pensar un poco, no es fácil de asimilar todo lo que tú contaste_ asentí nuevamente, mierda que tenía razón.

Nos separamos cuando sentí el celular timbrar en el bolsillo de mi chaqueta, miré la pantalla y bufé, Alice rodó los ojos y caminó hasta la salida del salón,

_Nos vemos en casa nena! Mamá nos espera con la prueba de los vestidos._

Cielos, los vestidos…

_Ok_ dije antes de voltear y atender mi llamada, _María_ saludé informalmente

_Isabella, arribó el cristal japonés intacto y a salvo, lo estamos llevando allí… ¿llegaron las rosas blancas?_

_No aún no, he llamado a la florería y fueron despachadas hace media hora, estoy esperándolas_

_Bien, nos vemos en quince minutos… ¿podrías quedarte a ayudarnos a bajar las cosas?_

Rodé los ojos tratando de no bufar, _Tengo un almuerzo con mi novio en media hora María, luego del almuerzo vendré y te ayudaré_

Ella se quedó en silencio por unos minutos, pero sabía lo que le convenía cuando se trataba de Carlisle, era su jefe y uno de sus clientes más importantes, por él esa mujer era capaz de hacer traer grullas vivas desde Japón para solo adornar el salón. No era capaz de contradecir su palabra, quizá nadie era capaz de hacerlo.

_Está bien_ dijo tras un suspiro _te espero luego de tu almuerzo, estaré en el salón todo el día… tiene que quedar todo a punto para mañana a la noche_

_Bien, estaré aquí. Adiós María_ dije presionando la tecla de terminar llamada justo cuando llegaba el camión con las famosas rosas blancas. Suspiré y fui a su encuentro ignorando mi cansancio.

*o*

_Por aquí Señorita Swan_ el maître me guió a través de las mesas que ocupaban el amplio comedor de ese restaurant en el que mi novio me esperaba. Solo era un almuerzo, no entendía cómo los millonarios podían gastar en un simple almuerzo, dólares y dólares sin que se les moviera un pelo. Por dios… generalmente mi almuerzo consistía en un sándwich de pavo que engullía encima de mi escritorio, entre libros de nueva edición a medios inventariar. Sin embargo aquí estaba… preparada para cenar algún almuerzo exótico de la mano de mi novio Carlisle Cullen.

_Amor_ levanté la vista del suelo y allí lo ví, sentado en esa silla cual rey del lugar, con su pulcro traje gris humo y corbata azul noche, su cabello prolijamente peinado hacia atrás, el cual a veces solo quería pasar mis dedos para desarmar tanta estructuración y esa sonrisa  conquistadora con una pizca de arrogancia. _te extrañé_ dijo parándose en su lugar y tomando mi mano cuando llegué a él. Cualquiera que lo veía podía haber dicho que iba a levantar mi mano a sus labios y dejar un dulce y caballeroso beso en el dorso, pero no… él tiró de mi mano acercándome a él, tomando mi cintura con su mano libre y plantando sus labios en los míos con ferocidad.

Cielos…

Digamos que Carlisle Cullen se había tornado más y más deseoso de mí en estas últimas semanas. No podía escapar de mi conocimiento la manera en que me besaba cada vez que nos veíamos, la manera en que sus manos parecían tener vida propia cada vez que me tocaba y la manera en que gemía en mi boca cada vez que profundizábamos. Por supuesto a pesar de sus fervientes necesidades, él era un caballero y sabía esperar y respetarme, después de esa noche torcida en la que Edward nos interrumpió, solo volvió a intentar tener sexo conmigo dos veces más, las cuales rechacé con patéticas excusas, aunque verdaderas. Desde que me había puesto en la tarea de trabajar cooperativamente con María en organizar su fiesta de cumpleaños, llegaba a casa solo con ganas de… nada. Había pasado algunas noches en su casa, precisamente en su cama, pero al verme en el estado de cansancio total se contuvo a intentar cualquier acercamiento, aunque fue muy sensible como para dejarme dormir en sus brazos apaciblemente.

El cumpleaños de Carlisle Cullen no era algo tomada a la ligera… era una gran celebración, ¿el por qué?. Bueno, según las palabras de mi novio se debía a que la fecha de su cumpleaños coincidía con el aniversario de su empresa, por lo que ese día era un día tan intenso como importante de manera significativa. Así que debía empeñarme por rezar a que todo saliera según lo esperado.

_Carlisle_ dije en sus labios empujando sutilmente su pecho _estamos en la mitad de un restaurant_ él se separó a regañadientes dejando un beso suave en mis labios.

_Lo sé… lo siento_ dijo antes de señalar con su mano la silla frente a la suya en la mesa, _la carta por favor_

El maître asintió y desapareció por un par de minutos antes de aparecer de nuevo con la carta.

_¿Cómo va todo para la fiesta amor? ¿María te trata bien?_ alzó sus ojos sobre la carta abierta ante él y sonreí ante su desconfianza,

_María es excelente organizadora, a veces logra apabullarme, pero está bien, aprendo para la próxima_ dije sin pensar mirando los precios del menú.

_Por supuesto que habrá una próxima vez y esa vez ya no te sentirás intimidada porque lo dejaré todo en tus manos amor_ dijo tomando mi mano sobre la mesa. Sonreí arrepintiéndome por mis malditas palabras.

No habría una próxima vez, yo me haría cargo de eso… pero no estaba mal para nada crear esa ilusión en su cabeza ¿no?.

Pedimos el almuerzo minutos después, él, salmón grillado sobre una almohada de alcachofas a la crema y yo una ensalada simple acompañada, ante su insistencia, por camarones al vapor. El vino esta vez lo eligió él alcanzando un precio moderado de trescientos dólares, moderado para él…

_Jasper me ha contado que tienes visitas_ murmuró luego de tomar un sorbo de su copa.

_Sí, Esme, la madre de Alice está en casa. Alice está muy entusiasmada, hacía mucho que no nos visitaba y esta vez se quedará por un par de semanas, es divertido tenerla en casa_ sonreí ante el recuerdo de la mujer, ella era como la madre que nunca tuve.

_De más está decir que la invitación que le enviamos a Alice está incluida su madre_

_Lo sé, será la única manera de salvarla de una cita pre arreglada por Alice_ ante la mirada curiosa de Carlisle sonreí _Alice insiste en buscarle novio, es muy persistente en ello._ reímos juntos.

Tomé una porción de mi ensalada mirando por el rabillo del ojos a mi novio, él parecía concentrado en algo en su celular, respiré profundo y carraspeé algo nerviosa,

_¿Has sabido algo de Edward?_ tomé un trago de mi vino, Carlisle alzó la mirada de su celular para retenerla en la mía, no vacilé… si lo hacía podía ver que su hijo era mi debilidad. Él negó con la cabeza luego de un momento.

_Estoy seguro que está en Río, él tiene una casa allí, pero no me ha contestado el teléfono así que me da lugar para la duda._ alzó los hombros desinteresadamente _quizá está entretenido en la casa de alguna de sus amigas, más precisamente en su cama… como si no lo hubiera hecho ya._

Dios… esas palabras se sentía como un cuchillo mellado retorciéndose en mi interior, haciendo el agujero oscuro que reinaba en mi pecho desde su partida, aún más grande y doloroso.

Asentí ausentemente volviendo a mi comida a pesar de que mi apetito se había esfumado.

_Seguramente hará gala de su presencia mañana en la fiesta, conociéndolo no perderá oportunidad para mostrar a alguna de sus conquistas_ tomó otro sorbo de su copa.

Cielos… para ya, duele.

Su celular sonó en ese momento dándome la vía de escape que necesitaba en ese preciso momento, alcé mi mano indicándole que iría al baño y me levanté de la mesa luego de su asentimiento.

Con pasos errantes llegué al toilette de damas y me desplomé contra la pared de uno de los cubículos, llevé mis manos temblorosas a mi celular sacándolo de la chaqueta y por enésima vez apreté llamar al contacto bajo el nombre de Edward. Lo puse en mi oído colgada de la esperanza de que esta vez sí atendiera su celular, pero nuevamente me llevó a la casilla de mensajes, cerré los ojos respirando profundo.

_Edward… atiende por favor, habla conmigo._ hice una pausa consiente del tiempo que tenía para dejarle unas palabras _ créeme cariño, no existe nadie que me dé ni la mitad de todo lo que tú me das, se que si vuelves hablaremos y podremos solucionar o tratar de hallar una solución a todo esto, pero no quiero que sigas escapando. No cambiaría por nada tu presencia en mi vida, por nada de nada. Te esperaré aquí con paciencia… vuelve y hablaremos_

Corté la llamada y esperé un momento en ese cubículo tratando con la ardua tarea de recomponerme. Salí y mojé mi cara en el lavabo, sequé mis manos y mi rostro con el papel toalla y me miré en el espejo. Era Bella en este momento, con toda mi vulnerabilidad alzada y mis murallas caídas, respiré profundo y difícilmente hice volver a Isabella, la única que Carlisle reconocía.

*o*

_Estas hermosa!_ Alice caminó hacia mí y me tomó de las manos haciéndome dar una vuelta sobre mi propio eje, _Waw… mamá tenía razón, este vestido te remarcaría la figura y destacaría tus partes pudientes_

Esme largó una carcajada mirándome desde la puerta de mi habitación mientras yo volvía mi mirada hacia el espejo de cuerpo entero que reflejaba mi imagen,

_No dije eso!_ Esme se acercó y cual reina de la moda se colocó detrás de mí y sostuvo mi cintura, _solo remarca tus curvas que precisamente no son partes pudientes_ miró a Alice remarcando sus últimas palabras.

_Ok madre, ok…_ Alice rodó los ojos _lo único que te estoy diciendo Bella, es que Carlisle se volverá loco cuando te vea_

_Eso veremos_ murmuré para mí mientras me veía en el espejo.

Mi vestido era increíblemente de ensueño, no podía estar más agradecida con Esme. Mi cuerpo entero estaba enfundado como un guante por puro encaje negro, en partes con retazos de raso del mismo color, el vestido era de hombros descubiertos y una gran abertura en el frente que caía hasta mis pies. A demás estaba acompañado con un par de guantes de encaje y un antifaz de encaje al mismo tono, me sentía hermosa, sensual y deseable, si eso podía ser posible. Solo me hubiese gustado que una sola persona posara sus ojos en mí, pero esa persona estaba muy lejos y no sabía cuándo podría volver a verla. Así que solo por eso, esta noche era importante pero no estaba completa.

Alice y Esme también llevaban antifaz a juego con sus vestidos, de hecho la fiesta era de gala y tenía una condición, que los invitados llevaran sus antifaces para crear un ambiente místico y diferente. Fue una de las ideas que había aportado a María y que felizmente fue aceptada sin ningún contratiempo.

Llegamos al gran salón de fiestas en el New York Palace Hotel, con una vista increíble al Rockefeller center y al que tuvimos que llegar a travesando la 5^ta avenida. Ya habíamos estado con María días y días programando y organizando en el salón y encargándonos del tema de la decoración, pero de noche era otra cosa… era sublime.

Cuando bajamos de la limusine que Carlisle se había encargado de enivarnos, nos dirigimos hacia la suite privada que mi novio había reservado para la familia, íbamos a encontrarnos con él allí antes de bajar a la gala. Tuve mucho cuidado de no trastabillar con mi vestido o mis altos tacones, aún mantenía mi pobre equilibrio de antaño y podía resultar fatal combinado con mis ojos semi tapados con el fino encaje negro, aunque no era incomodo ni una dificultad para mi visión.

Esme había llevado su cita, Felix D´lias por lo que se habían quedado en el salón de fiesta mientras Alice y yo entramos a la habitación luego de abrir con nuestra tarjeta llave.

Lo vi a penas entré, él estaba de espaldas mirando hacia la gran ventana de cristal que daba directamente al Rockefeller center, con una mano en el bolsillo de su pantalón y la otra sosteniendo su celular en su oído.

_Lo sé Marcus, las transacciones unilaterales han comenzado a tomar importancia y no dejo de lado nuestras contrataciones, solo estoy pensando en que deberíamos afianzar las negociaciones con las pequeñas empresas así ganamos  capital…_ él caminó hacia mí con la cabeza gacha, aún sin haberme visto, caminé hacia él _quizá el semestre que viene veremos las grandes recaudaciones…_ y alzó la mirada. _Oh dios…_ solo fue un susurro. Sus ojos se abrieron al igual que su boca pero logró recomponerse al instante, sonreí internamente mientras continuaba caminando hacia él. Carraspeó… _he… Marcus, ¿sabes?.. . tengo que dejarte, nos vemos en unos minutos_

_Cumpleaños feliz…_ comencé a cantar cual Marilyn Monroe cuando llegué a él, mi dedo índice recorrió la longitud de la solapa de su saco del esmoquin y sintiéndome audaz me alcé de puntillas y le canté al oído _te deseo a ti… Cumpleaños querido Carlisle… Que los cumplas feliz._

_Bella_ solo susurró tomando mi cintura con ambas manos. Dejé un suave beso en su mejilla y sonriendo lo miré rodeando su cuello con ambos brazos. _Estas… preciosa mi amor_

_Gracias_ me mordí el labio y con satisfacción observé sus ojos verdes brillando de puro y carnal deseo, a veces mirando mis ojos, a veces mirando mis labios.

_Ese color de labios te queda muy bien_ dijo en voz gruesa apretándome contra su cuerpo. Gemí cerrando los ojos, podía sentir su erección presionando en mi bajo vientre. _quiero besar esos labios rojos…_

_No, no Señor Cullen_ dije con voz insinuante _es color carmín y corro el riesgo de dejar tus labios embarrados con él si te beso…_

Él sonrió y negando con la cabeza dejó caer su frente en mi hombro desnudo, dejando un beso allí y gimiendo frustradamente, _Quiero besarte sin contemplaciones, quiero arrastrar mis manos por tu cuerpo liberándote de tan suertudo vestido, quiero hacerte gritar y que llames mi nombre con esta voz con la que me cantaste… Bella_

_Hey Señor Cullen, hoy es su cumpleaños… puede pedir su deseo cuando sople las velas_

Sus ojos brillaron al mirarme y el verde de sus ojos se tornó algo eléctrico y obscuro  _Lo haré preciosa, te aseguro que lo haré_

Alice caminó hacia la sala con Jasper de la mano y Emmett apareció por la puerta de una de las recamaras con Rosalie detrás, que aún me miraba como si yo hubiese salido del más vulgar de los cabaret. Tenía que intentar hablar en algún momento con ella, pero me parecía una persona muy intuitiva, era atemorizante ver su rostro y no saber qué hacer ni cómo actuar en su presencia, cómo lo hiciera parecía que le caía mal.

Juntos nos dirigimos hacia el salón que estaría ya rebosante de invitados, todos llevando nuestros antifaces puestos, Carlisle tenía uno parecido al del zorro, que si no fuera por su cabellera dorada, hubiese asegurada que estaba ante el mismísimo Antonio Banderas. Alice llevaba una verde lima con plumas, haciendo juego con su vestido, Rosalie uno negro de plumas en contraste con su vestido rojo sangre y Emmett y Jasper, ambos usando antifaces plateados.

Me preguntaba qué clase de antifaz hubiera usado Edward si estuviera en esta fiesta. Por dios… me oponía rotundamente a pensar en Edward en estos momentos, era la noche de Carlisle y tenía que actuar como la devota novia del magnate Cullen. Punto.

Como lo había pensado, el salón desbordaba de invitados, Carlisle me llevaba de la mano mientras atravesábamos el gran salón luego de entrar por las grandes puertas, todos aplaudían y vitoreaban el nombre de mi novio y por un ínfimo momento me sentí tan fuera de lugar. ¿Quién era yo y qué hacía de su mano? Como seguramente más de un invitado se preguntaba.

Carlise saludó a cada invitado que se le aproximaba con simpatía y amabilidad, dedicando varios segundos o minutos de su tiempo a quienes se acercaban. En momentos como ese me parecía imposible pensar que él mismo había destruido mi familia sin importarle nada, sin remordimientos y sin reparos. Pero era su máscara, como la que llevaba esa noche, Carlisle tenía varias facetas, entre ellas la que mi madre conoció y la que yo conozco.

_Bella cariño, te presento a Marcus Voltire, uno de mis socios y mi rival en golf_ su mano tomó mi cintura y con la otra señaló a un hombre alto de piel morena y cabello negro que me miraba con los brillantes ojos café. _Marcus, ella es Isabella, mi novia… la responsable de todo esto_ Él tomó mi mano y besó el dorso delicadamente,

_Bella… por fin nos conocemos, este hombre aquí no puede dejar de hablar de ti_

_Es un gusto conocerlo señor Volteir_ dije con una sonrisa _me apena saber que ha tenido que soportar tanto por mi culpa_ palmeé la mano de Carlisle que sujetaba la mía, _no le crea tanto… esta fiesta fue en conjunto con un gran equipo_

_Oh Bella, no te preocupes, conozco las exageraciones de Carlisle, pero déjame decirte querida, que no exageró nada al describirte_

_Carlisle_ reproché gentilmente con una sonrisa.

_Mi amor, no me atrevería a mentir ni omitir nada cuando se trata de ti… solo le describí a Marcus la increíble mujer que eres, creo que es más bien una rivalidad entre socios y jugadores_

_No me extrañaría_ reí negando con la cabeza. Entonces vi detrás de Carlisle a Alice acercándose con Esme y Felix, _Oh cariño, Alice tiene alguien para presentarte_

Distraje a mi novio de las garras de Marcus y me volví a Esme y mi amiga,

_Carlisle_ dijo Alice con cierto nerviosismo _esta es mi madre, Esme Platt. Mamá él es Carlisle, el padre de Jasper_ la madre de mi amiga sonrió simpáticamente y sus ojos brillaron al ver al hombre que tomaba mi mano con posesividad. Sabía que Esme había quedado pasmada como muchas otras mujeres.

_Esme, bienvenida a Nueva York y a esta fiesta, Alice me contó que estas de visitas_ murmuró Carlisle tomando su mano en un saludo.

_Si, vine a pasar unas semanas con ella, a demás estoy programando un evento de moda junto con algunos colegas, Nueva York es una ciudad increíble y necesitaré un tiempo para conocerla_

_Estoy seguro que estas mujeres te ayudarán con eso, no lo dudo_ dijo él cordialmente para luego seguir saludando a otros de sus socios que se habían acercado.

Respiré profundo aún tomada de la mano de mi novio, los antifaces aún seguían en los rostros de los invitados, aunque salían de su lugar para saludarse o reconocerse.

_Bella_ Alice me llamó, alcé la vista hacia ella y con un asentimiento de cabeza señaló la entrada del salón. Miré hacia las puertas…

Y fue uno de esos momentos en que sientes que estás sola en medio de alguna nube, en que tu cuerpo deja de responder y tu voz se acalla, el silencio envuelve los sentidos y solo puedes ver, oír, sentir a una sola persona. La que está frente a ti.

Edward…

No lo reconocí por su garbo descuidado para caminar o la sensualidad con la que lo hacía, no lo reconocí por su cabello ligeramente indomable de color cobrizo oscuro, no lo reconocí por sus labios entreabiertos, rosados y pulposos… no, lo reconocí por la forma en que sus ojos se deslizaban por mi cuerpo, la forma en que se trabaron en los míos y brillaron de manera sin igual.

Todo mi aire salió de mi cuerpo como un jadeo, estaba increíblemente guapo con su traje de etiqueta y con su máscara simulando a la del fantasma de la ópera, pero la sangre abandonó mi rostro cuando visualicé el cuadro completo.

Él venía acompañado, íntimamente acompañado.

Una mujer alta y de largos cabellos rubios iba colgada de su brazo, su vestido azul noche se destacaba por la forma en que remarcaba sus curvas y por el sugestivo escote. Un antifaz del mismo color que su vestido adornaba su rostro que al parecer no dejaba de ser hermoso. Esa mujer nada tenía que ver con la rubia que frecuentaba a Edward ese día en la piscina de su casa, esta mujer tenía clase y distinción y eso sí me hizo temblar.

De un momento a otro tuve que despegar mi mirada de ellos, más aún cuando me di cuenta del lugar hacia donde se dirigían, hacia nosotros. Edward caminaba junto a ella, ahora entrelazando su brazo a la cintura de la mujer, acercándola más a su cuerpo. Bajé mi mirada,

_Papá_ dijo cuando llegó a nosotros, sus ojos habían dejado de mirarme para estar centrado en su padre, _feliz cumpleaños_ dijo cuando Carlisle lo vio. No hubo reproches, ni preguntas… se saludaron y sabía que tenían una conversación pendiente padre e hijo. _quiero presentarte a alguien… ella es Tanya Denali._ señaló a la mujer a su lado que mantenía una de sus esculpidas y delicadas manos pastoreando ligeramente su brazo _Tanya, él es mi padre, Carlisle_

Alcé mi barbilla y cruzamos miradas cuando Carlisle y esa Tanya se saludaban, Edward y su nueva amiga no me iban a debilitar, no ahora.

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Uff... ok, las bichas aparecieron. Vamos a ver qué sucede. Un beso enorme a todas y gracias por estar siempre allí. Leo todos los comentarios y creo que cambiaré el modo de dejarlos o algo, porque hay muchos de ellos que me gustaría contestar. son hermosas... un beso!!!!!

VESTIDO DE BELLA

ANTIFAZ DE BELLA