Tarde, Capitulo 4: Sueño o realidad.

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Sueño o pesadilla

Con la excusa de tener que trabajar al día siguiente, tuve que salir de allí, no podía, no… tenía la fuerza para mirar a los ojos a mi hermano y a ti… su prometida y que fueran capaces de ver el dolor que estaba rompiendo mi corazón. Oh cielos… dolía tanto que llegué jadeando al auto, me subí y tomé el volante temblorosamente, mientras que en mi pecho había una piedra que se hacía cada vez más pesada mi respiración.

_Maldición!_ grité en el interior de mi auto, la ira, el dolor, la desesperación me cegaba.

Dios sabía que no podía recriminarte nada… pero ¿por qué dar ese paso tan importante? Comprometerte… ¿en serio Bella?

Me sentía estúpido, idiota, ingenuo… ¿cómo es que pude pensar que tú al menos sentías algo por mí? Y yo declarándote mi amor en ese lugar luego de hacerte el amor salvajemente, desesperadamente como si fueras a escurrirte entre mis dedos. Que previsible fui. Te fuiste entre mis dedos, así como viniste… tan de repente que fue como haber visto una estrella fugaz en el cielo, que de repente lo iluminó todo y que luego me cegó con su luz.

Negué con la cabeza, tenía que soportarte como mi cuñada, como parte de mi familia. La esposa de mi hermano, la tía de mi hija y sabía desde el momento en que te vi que eso iba a ser el mismísimo infierno. ¿Por qué no te conocí antes amor? ¿Por qué no fui yo el que nació último, él que fue el agraciado de irse a estudiar con una beca a Londres? Te hubiese conocido y todo hubiese sido distinto… pero no, el destino jugó sus fichas como quería y a nuestra contra y te conocí cuando ya era tarde. Tan  tarde que podíamos dañar a quienes teníamos a nuestro lado.

Era consciente de que no podía hacerle eso a Ángela, ella… ella era la madre de mi niña aún por nacer, ella era mi esposa con un carajo! Era a ella a quien tenía que estar adorando ahora y no a ti, era a ella a quien tenía que dedicarle cada uno de mis pensamientos, no a ti… era ella, pero al mismo tiempo no lo era. Eras tú… cielos santo, tú carcomiste cada fibra de mi ser y te habías adentrado en mi corazón. Tú me tenías a tus pies preciosa.

No supe cuanto tiempo estuve en ese estacionamiento revolcándome en mi desgracia, en la rabia y la tristeza. Cuando decidí encender el auto ya estaba a punto de amanecer y el reloj del tablero del auto rezaba las cinco y treinta de la madrugada. Tenía que irme, tenía que llegar a casa junto a mi esposa y recomponerme, juntar mis pedazos y continuar con mi vida.

¿Cómo si nunca hubieses existido?

Jamás. Porque el cielo y dios sabía que nunca te sacaría de mi.

Atravesé la entrada de mi departamento a duras penas, mi cuerpo me respondía mecánicamente, caminaba solo porque tenía dos piernas y mi cerebro enviaba una orden a mis extremidades, pero… no tenía conciencia de mí mismo. Llegué a la habitación y el olor de Ángela inundó mis fosas nasales, ella dormía plácidamente aún con sus almohadas entre sus piernas y su hermoso vientre redondeado que cobijaba nuestro hijo. ¿por qué al verla no podía sentir esa sensación de exaltación que sentía cuando te veía a ti?

Ella al contrario de ti, me inspiraba ternura, dulzura y paz. Tú Bella, eras mi infierno personal, contigo sentía lujuria, dolor, desesperación, culpa… amor. Contigo me sentía completo, me sentía feliz y al mismo tiempo… el hombre más infeliz de la tierra, porque sabía que solo te tenía un momento, solo momentos… de eso estaba hecho mi tiempo contigo.

_Edward…_ la voz de mi esposa me sacó de mis pensamientos y fijé la vista en ella. Sonreí amargamente al ver su mano en su estomago, sintiendo a nuestro hijo, protegiéndolo. Saqué mis ropas de a poco dejándolas acomodadas sobre una silla y caminé a mi cama… que ahora sentía tan ajena. Me acosté a un lado de Ángela y suavemente toqué el contorno de su vientre con mi dedo índice.

_Hola pequeña…_ susurré a mi hija como soñaba tantas veces hacer cuando ya estuviera ocupando su cuna _papá te ama cariño… eres lo mejor que me sucedió en la vida, eres mi tesorito bebé_

No podría estar tan herrado el destino, mi hija no podía ser un error del destino. Mi hija era fruto de un amor… que existió de alguna manera, pero que no era el verdadero, no fue intenso como el que ahora ocupaba mi pecho. Mi hija nacería en el seño de una familia que la amaría como el regalo más grande, de eso me encargaría, era mi sacrificio… así como el sacrificio de Bella era estar con Jasper y serle leal. Ambos estábamos sacrificando tanto… pero que era tan necesario.

_No veo la hora de tenerte en mis brazos cariño_ susurré una vez más _que sientas cuanto te amo y que nunca lo dejaré de hacer. Te daré todo bebé, tú llenarás mi mundo_

Una solitaria lágrima rodó por mi mejilla, cielos… me negaba a llorar más, pero dolía tanto no saberte mía, dolía tanto. Respiré profundo y limpié mi lágrima solitaria, cerré los ojos y me acomodé en mi espalda. Las imágenes venían a mí, tus ojos de miedo y culpa, Jasper besándote con tanto amor, tu anillo de compromiso cegándome. Imágenes que en mi vida olvidaría. Y con esas memorias caí en la profundidad de mis sueños inquietos.

Como si o hubiese pasado nada de tiempo, me removí en la cama cuando sentí una mano serpenteando sobre mi pecho, una mano cálida y familiar, pero no la deseada. En segundos comencé a sentir unos cálidos labios dejando pequeños besos en mi cuello, las manos aún en mi pecho por debajo de mi camiseta  bajando hasta el elástico de mi bóxer.

_Mmmm… ¿estás dormido? No importa mi amor… yo me hago cargo._ la voz de Ángela me estremeció y su piel erizó la mía cuando ella se colocó ahorcadillas sobre mí, una pierna a cada lado de mi cuerpo y su centro cálido sobre el mío… separados solo por una fina tela.

No pude apartarla, me sentía sin fuerzas, resignado y rendido, a demás ella era mi esposa ¿no? Mi esposa embarazada con las hormonas revolucionadas. Tenía derecho de estar allí, aunque yo lo sintiera erróneo.

Pronto comenzó a mecerse encima de mí, sus labios regando besos en mi mentón y sus manos arrastrándose por mi estómago hacia arriba, llevando con ellas mi camiseta.

_Edward amor…_ susurró gimiendo _hazme el amor… te deseo_

Tomé su cintura con ambas manos y me obligué a abrir los ojos, sentía la presurosa necesidad de sacarla de ese lugar, ese amor… te pertenecía, como te pertenecía todo mi cuerpo. Pero al abrir los ojos y verla allí… lo perdí. Dios… solo te vi a ti, tu largo cabello castaño cayendo como una cortina sobre tu cara mientras te restregabas contra mí, tus pechos turgentes desnudos, tus sonrosados pezones. Eras tú. ¿Tan mal jugaba mi mente? ¿tan cruel podía ser?

_Mi amor_ gemí sintiendo cómo mi cuerpo reaccionaba a ti. Sujeté tus caderas fuertemente y te ayudé a mecerte sobre mí, buscando la fricción que necesitábamos, tenía… Dios, necesitaba sentir tu cavidad estrecha y húmeda para mí, necesitaba estar dentro de ti, descargarme y marcarte.

Mía, solo mía… mi Bella

_Oh… Edward_ susurraste entre gemidos. Cerré los ojos sintiéndote, apretando mis dientes por el placer que tus movimientos me estaban dando. Te había tenido hacia unas horas atrás, pero mi cuerpo era insaciable, quería más, mucho más.

_Oh por dios, te amo… te amo mi vida, no te alejes_ gemí envistiéndote, alzando las caderas del colchón. _no me dejes, no lo hagas… te necesito_

_Te amo Edward, oh dios… no me alejo, estoy aquí, contigo siempre_

Te amo… te amo…

Te amo?

Abrí los ojos de repente ¿me amabas?. Oh por dios… Tomé tu rostro entre mis manos para verte directamente a los ojos y alzaste la mirada, pero mi cuerpo, mi cabeza, mi conciencia reaccionó, porque no eras tú la que me decía que me amaba. No era mi hermosa Bella.

_Ángela_ murmuré sintiéndome el peor idiota del mundo. ¿Cómo pude haberme alejado tanto de la realidad? ¿Cómo podía anhelarte tanto al punto de verte en mi mujer?

Tomé sus caderas rápidamente y detuve sus movimientos, ella me miró con curiosidad y sonrió con el ceño fruncido tratando de retomar los movimientos,

_Edward, ¿qué pasa?_ dijo acercando sus labios a besarme. Rápidamente la tomé de su cintura y la volteé para que quedara con la espalda sobre el colchó y yo a su lado observando su reacción, _Edward!_

_El bebé_ argumenté _tu embarazo, no… podemos, estas muy avanzada_ fue lo primero que se vino a mi cabeza.

_Edward!... por dios, nada sucederá. ¿A caso no eres médico?_ dijo ella levantando su torso de la cama con sus codos apoyados en el colchón,  _sabes que no sucederá nada, el obstetra nos dio permiso hasta el octavo mes_

Me senté en la orilla de la cama y rastrillé mi cabello con ambas manos, me sentía frustrado, me sentía con culpa… no solo por haber pensado en otra mujer mientras mi esposa trataba de tener sexo conmigo, sino también por haberla tocado sexualmente cuando te prometí que no lo haría.

_¿Qué hora es?_ traté de cambiar de tema parándome y caminando hacia el vestidor, necesitaba una ducha.

Escuché un resoplido frustrado a mis espaldas, _Las diez de la mañana_ masculló Ángela _tu madre llamó, nos invitaron a cenar a un restaurant esta noche… parece que Jasper quiere anunciar algo_

_Oh dios…_

¿Cómo se llamaba esto? ¿Clavar la estocada final? ¿Retorcer el cuchillo? Lamentablemente no iba a poder eludir todo eso, Ángela me arrastraría, no tenía turnos en el hospital hasta dos días más y mi madre se encargaría de contar con mi presencia. ¿Sería capaz de verte a la cara mi amor? ¿seré capaz de soportar mientras anuncias que te entregas a otro hombre mi vida?

_Al parecer las cosas entre tu hermano y su novio van muy bien. Te apuesto lo que quieras que anunciaran un embarazo o que se van a vivir juntos._ dijo ella levantándose para ir a vestirse. No quise escuchar más y salí de esa habitación para darme una buena ducha y de alguna manera sobrepasar las horas hasta que fuera la hora de enfrentarte de nuevo.

De alguna manera pasaron, de alguna manera pude concentrarme en mi estudio y estudiar los casos que en el hospital me esperaban, releí mil veces el mismo párrafo a veces, maldije y bufé por no poder leer más allá de cuatro palabras sin que se me apareciera delante de mis ojos, los tuyos, tu boca, tu piel… mierda, ¿cambiaba algo este compromiso? ¿Esta nueva situación demarcaba nuevos límites? Bueno… no te importó dejarme hacerte el amor en ese corredor oscuro de ese club estando ya comprometida… pero, ¿podría yo imponer mis límites?

Qué más daba… mi moral la había tirado a la mierda desde el primer momento en que puse mis ojos en ti, ¿podría hacerlo peor?. Podía pensar que no importaba quien te bese, quién te abrace, quien ponga un puto anillo en tu dedo… yo seguiría estando, para darte mi vida entera. Mi amor estaba por encima de esta traición, de todo dolor porque ese dolor era compartido… tuyo y mío, aunque tu dolor iba de la mano de la culpa, mi dolor iba por el amor que te tenía. Un amor que no estaba seguro que compartíamos.

_Mi amor_ la voz de Ángela me sacó de mis cavilaciones mientras pretendía leer el archivo que tenía en mis manos _ya es hora, ¿no te has vestido aún? Tu madre nos está esperando…_

Mierda…

_Termino de leer estos archivos y voy_ realmente deseaba alargar lo inevitable, pero la cara de Ángela y su mano en puño en su cintura me dejó claro que esto no debía alargarse. Con un suspiro cerré el archivo y lo dejé sobre mi escritorio mientras apagaba la luz de la veladora.

Bañado, afeitado y vestido con la ropa que mi esposa disponía para mí, llevé a Ángela a casa de mi madre mientras yo deseaba por dentro estar solo, solo en algún lugar donde no tuvieran que refregarme en la cara lo que mas dolía. Pero entendía que no tenía nada que reclamar, por lo que puse mi mejor cara de indiferencia y al llegar al parking del restaurant donde mi madre nos había dado cita, bajé de mi Volvo y de la mano de mi esposa, caminé hacia la entrada respirando profundamente.

Lo primero que vi al ubicar la mesa donde se reunía mi familia ya, fue tu mirada sobre mí para luego apartarla bajándola a tus manos en tu regazo. Jasper estaba a tu lado con su brazo derecho sobre el respaldo de tu silla como fiel guardián, yo amaba a mi hermano, en serio lo amaba, pero no podía evitar sentir una punzada de celos y rabia al verlo tener esos gestos contigo.

_Oh al fin llegaron!_ mi madre cantó con una sonrisa _ahora podemos pedir la carta, acomódense en los lugares que quedan_

Y para mi mala o buena suerte, mi asiento estaba frente tuyo, junto a Ángela y del otro lado junto mi madre. Mis ojos no podían dejarte al sentarme, pero tú parecías muy concentrada en el plato vacío frente a ti.

_¿Cómo estuvo tu turno en el hospital hoy Edward?_ la pregunta de Jasper me descolocó, pero pronto recordé mi excusa de anoche para salir de ese club justo después de haber recibido la noticia que había roto mi corazón.

_Oh… Edward no trabajó hoy_ contestó Ángela por mí. Jassper alzó una ceja interrogativa y me miró, seguramente haciendo trabajar su cerebro del por qué había mentido.

_No, retomo los turnos en dos días, pero de vez en cuando me paso al hospital a ver a mis pacientes internados_ dije a media voz.

_Oh…_ Jasper decidió dejar las cosas ahí, mientras tú aún no levantabas la mirada de la mesa. Vamos cariño… levántala, déjame gozar de ese mar chocolate que amo tanto, no seas egoísta y déjame perderme una vez más. ¿No ves que soy un adicto a ti? Y hoy no tuve aún mi dosis diaria de ti…

_Bella, ¿cómo has estado?_ Ángela fue la encargada de hacer levantar esa hermosa mirada profunda, pero sin mirarme _ ¿has conseguido trabajo ya?_

Te miré con el ceño fruncido, no sabía que pensaban quedarse… o al menos prolongar su estadía, diablos!... pensé todo el tiempo que regresarían a Londres, a terminar sus carreras, pero esto era nuevo.

_No_ dijiste con una pequeña sonrisa _no he podido buscar, sinceramente… aún no sabemos qué vamos a hacer, tenemos muchas que considerar antes_

Claro… como la boda ¿no?.

Apreté los dientes y bajé la mirada a mi menú, me arrepentí al instante haber venido a esta cena, podría haber inventado alguna excusa que me habría salvado, no sé… alguna emergencia, algún turno sin cubrir, pero no, tuve que venir.

_Oh bueno, siempre puede surgir algo… no te preocupes, en cuanto menos te lo esperes…_ Ángela alzó un hombro sonriendo con simpatía.

La cena avanzó tortuosamente lenta, la mesa estaba alejada de otras miradas, casi como en un lugar más privado y alejado por lo que no había mucho con que distraerme para no mirarte. Sencillamente mis ojos te deseaban, tú los llamabas y sin poder evitarlo me descubrí mirándote más de lo que era correcto. Por suerte, mi hermano, Ángela y mis padres estaban concentrados en sus conversaciones, por lo que no eran testigos de mis descuidos.

No tenía apetito, por lo que mi cordero asado con puré de papas y hierbas se enfrió sin ser tocado más que para ser revuelto con mi tenedor, así mismo pasó el postre… que ni siquiera toqué, pero el vino… bueno, eso parecía ser lo único que lograba entumecerme un poco.

Participaba de algunas conversaciones que mi padre tenía con Ángela, pero no más allá de eso, la situación me parecía extremadamente incomoda, al igual que parecía serlo para ti también.

_... el estilo de ese artista en especial es increíble…_ alcancé a captar algo de tu conversación con Esme _...los trazados y la obra en general tiene un estilo único…_

Cúlpame por lo que hice a continuación… pero te necesitaba.

Alcé mi pie y sin dejar de mirarte lo llevé hasta tu pie, las sillas estaban algo distanciadas por lo que no tuve que preocuparme si en realidad te estaba tocando  a ti, lo supe en cuanto tu tenedor, que sostenías en tu mano, cayó con un estruendo sobre su plato y tus palabras se trabaron en la garganta alzando la mirada incrédula hacia mí.

Sonreí por lo bajo mirando mi helado que estaba derritiéndose dentro de la copa, tú disimuladamente continuaste hablando con Esme y yo no saqué mi pie, tampoco sacaste el tuyo. No me resistí y recorrí con mi zapato tu pierna desnuda hasta llegar por debajo de tu rodilla,

_Hum… hem… si, solo, si… que en Londres fuimos a… verlo…_ noté el nerviosismo en stu voz.

_Mi sueño es visitar Italia_ dijo Ángela a mi lado dirigiéndose a ti, _pero… supongo que ese sueño ahora se retrasará un rato_ acarició con amor su vientre hinchado.

_Oh… no te preocupes Áng_ Jasper tomó tu mano sobre la mesa y le dio un apretón _de hecho, Bella y yo iremos este verano a Italia, ¿no es así cariño?_

Tú asentiste con una mueca mirando tu plato nuevamente,

_Familia…_ dijo Jasper mirando a todos en la mesa.

Oh mierda… ahí íbamos.

Me tensé en mi silla y tomé unos cuantos sorbos más de mi vino tinto, ganándome la mirada reprobatoria de mi madre y una preocupada tuya. La mesa puso sus ojos en Jasper, que se había parado de su silla con copa en mano… no me había dado cuenta en qué mísero momento habían servido champagne.

_Esta noche los hemos citados a todos aquí para compartir nuestra felicidad_ alzó su copa y con la mano tomaba la tuya, tu mirada gacha y el sonrojo adorable en tu rostro me hizo suspirar… saboreando el momento amargamente, pensando y deseando estar en lugar de mi hermano, algo muy estúpido ya que mi propia mano era sostenida por Ángela, mi esposa. _Bella y yo… bueno, queremos anunciar que nos hemos comprometido familia. Habrá boda!_

Y por supuesto no se hizo esperar los gritos de mi madre, ni los chillidos alegres de Ángela, las felicitaciones de mi padre, ni las risas de Jasper… feliz, despreocupado. Tú solo sonreías recibiendo las felicitaciones y buenos augurios, por mi parte solo me limité a saludar a Jasper como no había podido hacerlo, un abrazo manteniendo por dentro las ganas de gritar de furia y amargura.

_Felicidades hermano_ dije tratando de que mi voz saliera lo más cálida posible, pero fallando en el intento.

_Gracias Edward, al fin me uno al club de los casados_ bromeó logrando disgustarme.

A la hora de separarme de él y dar unos pasos hacia ti, me decidí… necesitaba hablar contigo. Tomé tu cintura abrazándote con la perfecta excusa de darte la bienvenida a la familia,

_Felicitaciones Bella_ susurré en tu oído provocando un estremecimiento de tu parte. _necesitamos hablar… estaré en el departamento_ dije antes de separarme de ti y darte un beso en la mejilla. Tú simplemente me miraste sin expresión.

El resto de la noche pasó por suerte rápidamente, sería porque esperaba ansiosamente nuestro encuentro en mi departamento. Solo esperaba que quisieras verme, no soportaría quedarme esperando allí para finalmente no contar con tu presencia.

Salimos del restaurant y nos despedimos entre todos, Ángela estaba cansada por lo que nos fuimos a nuestra casa para que ella se pudiera recostar, estaba ya entrando en el sexto mes y su abultado embarazo se hacía notar en sus pies y su espalda. Ella se recostó en la cama ya con su pijama puesto y yo me encargué en colocarle la almohada entre las piernas y darle unos breves masajes en los pies.

_¿Tomaste las vitaminas?_ pregunté con mi vena de doctor.

_Si_ dijo ella ya somnolienta acomodándose sobre la almohada _¿tú no te acostaras aún?

_No… iré a terminar de ver esos archivos que estaba viendo hoy_ dije como patética excusa.

_Bien. Buenas noches cariño_

_Buenas noches… descansa_ dije dejando un beso en su frente.

Salí de esa habitación luego de que ella se quedó rápidamente dormida, solo tomé mi abrigo, mi celular y las llaves de mi auto y salí del departamento casi corriendo a mi Volvo.

Seguramente recibiría multas por haberme saltado varias normas de transito, no me importaba, lo único que deseaba era llegar a mi antiguo departamento de estudiante, tú me estarías esperando…

Finalmente a las tres de la madrugada llegué al edifico que antaño compartía con mis compañeros de medicina de la universidad. Aparqué el auto frente al edificio y salí son ni siquiera cerciorarme de mi estacionamiento, llegué a la puerta y de allí al ascensor y pulsé el décimo piso, nuestro piso.

Cuando abrí la puerta de nuestro departamento ya sabía que no había nadie esperándome en ese lugar, lo supe porque faltaba su olor embriagante, su esencia y la oscuridad reinaba en el lugar. Me acerqué a la lámpara cercana a la puerta y la encendí y solo colapsé sobre el sofá que aún estaba tapado con las sábanas blancas para cuidarlo del polvo.

Estaba desilusionado y agónico… seguramente habías preferido quedarte con mi hermano festejando el gran acontecimiento, cómo dolía… cielos…

Llevé una mano a mi pecho y me refregué allí donde sentía una punzada.

Lo único que quería era tenerte en mis brazos, era una necesidad incontenible… ¿cómo iba a hacer? ¿cómo iba a soportar verte y saberte de otra persona? ¿cómo íbamos a pasar los domingos en familia si tu presencia iba a ser un calvario para mí al no poder tenerte?

Refregué mi rostro con ambas manos y dejé caer mi cabeza sobre el respaldo del sofá con los ojos cerrados,

_Mierda!... Bella, ¿dónde mierda estas?_ gruñí desconcertado. Tú nunca habías faltado a una de nuestras citas…

Entonces oí la puerta abrirse y apareciste tú. Me paré del golpe del sofá cuando tu cuerpo apareció en la penumbra del departamento y luego cerraste la puerta, tu rostro estaba pálido y parecías… miserable, no me gustó nada esa visión.

_Bella_ tu nombre salió como un soplo de mis labios. No podía… no, mierda, no podía estar enojado contigo amor, te amaba, irremediablemente te amaba.

Tú me miraste por un momento interminable y luego dejaste caer el bolso en el suelo para dejarte caer de espaldas en la puerta, el silencio era apabullante y nunca me sentí tan ansioso. ¿Estábamos bien? ¿Ibas a desear dejar de verme?

No, por favor…

_Yo…_ dijiste para tragar saliva después, parecías a punto de romperte y no podía soportar verte así. _ no sé qué hago aquí_

Ok… eso no me lo esperaba, pero dolió.

Estabas confundida cariño y era normal, te debatías entre hacer feliz a mi hermano o hacerme feliz a mí. Te debatías entre él y yo… podía asegurarlo, podía verlo en tus ojos, la desesperación, como la que yo sentía.

_Yo si se qué hago aquí_ dije acercándome un paso hacia ti cautelosamente _vine a arriesgar todo Bella, solo por ti… vine a saber qué mierda es lo que debo hacer, porque estoy perdido aquí mi amor._ apunté mi pecho. _anoche no estabas comprometida hasta que mi hermano me lo hizo notar, tú no fuiste capaz de decírmelo y eso dolió como la pierda Bella._

_Perdóname…_ susurraste con los ojos brillantes de lágrimas. _Yo quería decírtelo, pero…_

_Pero nada!_ grité dolido _no sabes lo que fue Bella, saber que mientras yo arriesgaba tanto, tú… tú apostabas por otra persona_

Me miraste asombrada y asustada al mismo tiempo,

_Edward, yo… yo no te pedí nada, no te puse condiciones, tú sabías que podía llegar a suceder esto. Lo que teníamos era sin compromiso_

_¿Era?_ susurré llegando hasta ti. No… no, no, no.

Cerraste los ojos con una expresión de derrota, _Tú sabes que no podemos ir más allá de esto, no podemos, tu… esposa, tu hijo, Jasper. Hay muchas cosas en juego_

_Estas renunciando a mí_ susurré ahora yo impactado por sus palabras.

Sonreíste con tristeza mientras las primeras lágrimas comenzaban a caer por tus mejillas _ Hay que asimilarlo… fue increíble mientras duró, pero… ya no puedo con esta culpa Edward, me muero de a poco al saber lo que puede llegar a suceder si lo nuestro se sabe_

Terminé con nuestra distancia y me aferré a tus hombros.

_No puedo, no puedo... no puedo asimilar esto_ susurré negando con los ojos cerrados, el dolor en mi pecho era insostenible y lo único que podía evitar caer al suelo era aferrarte a mi cuerpo, entre mis brazos, tu lugar.

_Si puedes... ambos sabíamos que esto... que tenemos, no podía suceder_ dijiste con las lágrimas surcando tus mejillas.

_No puedo renunciar a tí... no me obligues a hacerlo Bella_

_Edward... no quiero que nuestras conciencias nos castiguen por el resto de los días..._

_Pero prefieres romper mi corazón_ dije en un hilo de voz. _¿Por qué?..._

Y la respuesta llegó en forma de llamada, mi celular comenzó a vibrar en mi bolsillo y a duras penas logré sacarlo para ver quien era. Ángela... tragué saliva y respiré profundo antes de acercar el celular en mi oído,

_Edward!... estoy en el hospital, es nuestro bebé...tienes que venir_ oí a penas puse el celular en mi oído.

Ángela!

_¿Qué…_

_Edward , pensé que estabas en el hospital… desperté sangrando amor y no estabas...  por favor…_ su voz se oía quebrada, desesperada y yo simplemente me quedé en shock ante lo que acababa de escuchar. _¿Dónde estas?_

_Ángela_ miré a Bella que me veía preocupada con una de sus manos tapando su boca para atenuar sus sollozos. _iré para allá, no tardaré…_

Colgué el teléfono y te miré. Tenía mi corazón partido en dos… tú tenías en tu puño una mitad, podías elegir apretar y desmenuzarlo, destruirme, mi hijo tenía en sus manos la otra… podía elegir lo mismo que tú. Hacerme feliz o destruirme.

_Ve_ dijiste simplemente secando tus lágrimas con la manga de tu abrigo _ella te necesita_

En una zancada llegué a ti y tomé tu rostro entre mis manos para dejar un beso efusivo en tu frente. Luego te miré directo a los ojos… para que veas mi súplica.

_No… no me dejes_

Y salí de allí para salvar a la otra parte de mi corazón.

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Uff... fue dificil pero lo logré. Gracias enormes por la espera, se que siempre estan ahi y las amo por eso. Este es un minific por lo que solo deben quedarle unos tres capis mas... o cuatro, espero lo disfruten. Besotes!!!