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Gracias por tu visita, los fics que se publican aquí son salidos de mi imaginación, con los personajes prestados de la gran Meyer… te agradecería que me avisaras si ves algún fic mío publicado por la web, eso se llama plagio y hay que combatirlo. Gracias!

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El Valor De Tu Vida-Capitulo 5




Así  las  fechas  festivas se convirtieron  en una completa  tortura, las miradas de  reproche en los ojos  de   su madre no se compararon con la mirada de decepción de su padre. Sus hermanos caso aparte  optaron por resaltar   todas y cada una de las  implicaciones de haberse embarazado, no  dudaron en apostillar que a causa de su  error todos  volverían  a la  reserva, cosa que a las gemelas no le hizo la menor  gracia, máxime  cuando las dos tenían amores en  Portland.

Taysha y sus hijos no dudaron en desaparecer, ni siquiera esperaron a la cena… ¡vaya  ensoñación juvenil! y ella  bueno, no pudo  hablar con Sam, se sentía perdida y sola. Aún sin dimensionar las  implicaciones que  su nuevo estado  traería consigo para sí y para su familia. 

De alegres y festivos esos días no  tuvieron nada, el clima y los  malestares que le  aquejaban  no  ayudaban a mejorar  la situación. Mientras el  resto del mundo parecía   estar en una nube de confort y  alegría, ella había  hundido a su familia en la  tristeza, el caos, y  continuas  peleas verbales entre sus  padres, peleas que se extendieran hasta  bien avanzado el embarazo.

Su madre no dudaba en atosigarle con preguntas sobre  su  embarazo y la identidad de aquel pérfido hombre que  osara a tocar  a  un ser  intocable—palabras de su madre. —

Además del cansancio al comienzo de aquello  no sentía nada más, bueno, quizás  dolor  en el fondo de su pequeño  corazón, un dolor que no menguaba. Poco a poco los días fueron pasando y de él, el  hombre  a  quien amara  no sabía nada, no   respondía a sus llamadas y las pocas veces que alguien levanto el teléfono en casa de  Taysha, al oír  su voz  no  dudaron en colgarle.

Los cambios en su cuerpo se fueron dando paulatina  y lentamente  hasta el  tercer mes, los senos un poco más henchidos, las caderas un poco más  estrechas, a su melena  se  fueron agregando otros centímetros, sin contar con las continuas nauseas, el  tomarle fastidio a la mayoría de los alimentos, el querer  dormir  la mayo parte  del día  sin poder lograrlo por supuesto. El  tomar  una cantidad de  vitaminas que  de sabor  eran poco  agradable, y  su variable  humor, claro que  este se mantenía más en  el extremo  de tristeza y  soledad que en el lado de  alegría y  tranquilidad.

Mientras que su  vientre  no  se hizo prominente  su vida no  sufrió  mayor  cambio. Iba  a la escuela   de la reserva donde  pocos  sabían  de su  embarazo, aun no sabía cómo  había hecho su madre para que aquella noticia no se extendiera  por  la reserva como si fuera pólvora.
En las  noches  sus  dolidos  sollozos  eran amortiguados por la  almohada  que  ponía en su boca, las lágrimas  raudas no  le dejaban  cuando  la  hora de dormir  llegaba, el que nadie le  consolara solo hacía que  su  dolor  aumentara.  Su padre   había  marcado una  insalvable  distancia, sus  ojos  no dejaban   aquella mirada de  decepción y  tristeza, tal  era  la decepción que optara por   cenar  cuando ella   ya hubiese cenado o  evitar  su  contacto todo lo que fuera  posible. Aquel  trato  le hacia  tanto daño.  

En una  completa bruma  transcurrió  un  tiempo,  nada cambiaba,  bueno si, su cuerpo que no dejaba de  crecer, su antes plano abdomen ahora era más abultado  pareciendo que   se hubiese comido un pequeño  balón.

La  forma en que vestía también  sufrió un drástico  cambio,  las camisas   un poco más  holgadas de  forma tal que su  vientre se  ocultara lo mejor posible,  ella no  discutía con su madre en  señalarle que al vestir de aquella manera hacia que todos  le observaran con  mas  ahínco y menos disimulo.  

Muchos de sus compañeros susurran  cada vez que le veían, poco disimulaban el  hacerlo, aquello hería un poco más  su cada  vez mas frágil autoestima. Algunos no  dudan en reírse de ella y señalarle con un dedo como si fuera una enferma. Algunos  no  dudaban en grítale  cosas creyendo que  tenia  problemas  alimenticios, no  es que les culpara,  antes del cuarto mes  había perdido demasiado pero y  de un momento a otro parecía haberlo recuperado,  pero no era peso... Bueno no del   todos a su alrededor creían.

— ¡Es el acabose!—  manifestó  despavorida su madre  una  tarde— ¿Qué pensara  la  reserva de mis hijas? ¿De mi familia? De…— cuando su mirada se encontró con los  ojos  poco  brillantes y  demasiado tristes de Leah, opto por no terminar  su sarta  de reproches.

Tampoco  basto que dijera  nada más, el  sollozo estrangulado de la joven  fue más que suficiente.

Por primera vez en los meses transcurridos—cinco— la  severa mujer  vio a su pequeña desde otra perspectiva.  El verle indefensa con el puño en la boca, mordiéndose para que  sus  sollozos no fueran  oídos por  los demás miembros  de la casa  rompió su corazón.  

Temiendo que la joven  rechazar su consuelo  prefirió marcharse  a la cocina donde  silenciosa  imitara las acciones de su  pequeña.

Desde  que sus padres se enteraran  del embarazo, no le dejaban  sola ni  a sol, ni  a sombra, por  ello  aprovechaba  cualquier  momento de descuido para intentar comunicarse con  Sam… su  tonto e ingenuo corazón  no perdía la esperanza de que él  volviera y juntos  solucionaran todo. Sin  impórtale  que  pudieran   volver a rechazar sus llamadas, sin falta cada dos  días  marcaba  a su  casa, a veces el armatoste sonaba  hasta  el cansancio, otras veces era Taysha quien respondiera  y  no sintiéndose  valiente prefería  colgar y que esta creyera que era una broma, desde el día de navidad  había cortado  relación con sus padres, otra  culpa  a su lista de pecados. Tampoco  hablaba cuando el hermano de Sam contestaba.

— ¿Sí?— es día la  voz  era nueva. Incapaz de  hablar  presa del pánico estuvo a  punto de colgar  — ¡aló!—chillo la  suave  voz con algo de  fastidio.

Aclaro la  garganta para  que las  palabras  fluyeran,  una  quebradiza y temblorosa  voz  fue lo único que obtuvo— Podría  hablar con Sam, por  favor.

— ¿Para qué quieres  hablar con mi novio?—

Se mordió los labios con fuerza  para evitar sollozar y gritarle que  era su “novio”, pero no lo era se  dijo con  pesar.  Tomo  aire  dos  veces antes de responder.

—Necesito preguntarle  algo sobre tía  Taysha—

La  voz al otro lado de la línea  no parecía  convencida,  oyó algunos  murmullos   toscos,  luego la voz de  él.

— ¿Quién es?— no había que ser  adivina para   saber que no estaba de  buen humor.

—Leah… yo... —

— ¿Qué  quieres?—. Gruño él, cortándole de plano su vacilante  intervención. — Causar más  daño, mamá  no para de llorar por haber perdido  la amistad  con tus padres—.

Las  lágrimas  cayeron  raudas,  si antes  tenía  facilidad para el llanto con el  embarazo   se había aumentado por  diez  aquella  facilidad. Las palabras de Sam  fueron   más y más  bruscas, crueles,  frías.  Cada palabra  no  hacía más que  herirle  con más  profundidad, poco pudo ella  objetar  u defender, recibió impávida cada palabra y ofensa.

—Es tuyo— .susurro bajo.

—Nada es mío, tu solita te lo buscaste, a mí no vengas a achacarme culpas ajenas—. Con  eso  finalizó aquella llamada.

Sumida en un  estado de  tristeza  paso   otro mes  de embarazo. El  rechazo que en aquella época causara a su  estado  no ayudaron, el que la mayor parte de la gente  a quien conociera le juzgara y  quisieran dar consejos sobre  cómo debía  actuar y que debía hacer con  el pequeño  angelito que no tenía culpa alguna de que su madre  fuera una  precoz y  “casquisuelta”  adolescente,  tampoco eran  de ayuda. Nadie parecía darse  cuenta que  todo eso  le tenia confundid, dolida y  deprimida.  Todo lo que  hacia, lo hacia  por  inercia.

Muchas  madres, sabia,  habían prohibido a sus  hijas  ser amiga de una  niña con  reputación  manchada, no quisiera que  aquella  fuera tan mala  influencia  y les llevara por un destino parecido. Como  si tuviera tanto poder y confianza.

La  vergüenza  se apoderaba cada vez que  salía de   casa, mil veces  hubiese preferido que su madre le  mantuviera enclaustrada, pero  la mujer que le diera la  vida  había  argüido:

—Estar  embarazada  no   implica que no puedas  estudiar, ninguna  hija mía   habrá de quedarse  ignorante y  sin estudios,  has de ser  un  ejemplo para esa criaturita—

Así se dio paso a otra lucha, lucha que se diera sobre el mes  quinto cuando su  barriga redondeada  fue imposible  de ocultar, los  chismes,  dudas y  rumores quedaron corroborados.

Por aquella  época  el  embarazo  adolescente  era  poco  común,  ella no podía decir  que era el primero, ni tampoco que fuera el  último caso  pero la legislación  del momento prácticamente  permitía  que las directivas de los planteles educativos   a su  discreción retiraran  a las jóvenes de sus aulas.

Los maestros  poco a poco  empezaron a  lanzar  algunas palabras que le  hacían sentir incomoda  e indigna.  Todo aquello  afecto  su estado de ánimo, su salud  pero sobre todo  las notas que tanto se esmerara por levantar. No podía  ir   corriendo a su casa a   llorar a los brazos de su padre porque  simplemente  parecía que  ella  se había vuelto  invisible para él, para sus hermanas  era la vergüenza mas grande y  su  hermano solo se limita  a  interceder en la escuela cuando  las burlas y las ofensas   se hacían   algo  violentas, claro nunca llegaron a  golpearle físicamente, pero  a veces prefería  que  lo hubiesen hecho.

Las  batallas ante  tribunal,  las  citas al médico, el mantener las notas  altas, el ayudar en  casa y  el decaído estado  de ánimo que le acompañaba, terminaron por pasarle  cuenta de cobro.

Iniciando el séptimo  mes le  ingresaron al hospital, una  infección urinaria, el  bajo peso que  tenía  tanto el feto como la madre, la corta edad, y  los primeros  síntomas de  preclancia  fueron razones más que suficientes para  que durara interna  cerca de quince días.

Sumado a eso Servicios Sociales  se  hizo presente,  esa  fue otra lucha, sus padres  demostrando que  aunque  fue  “negligencia” de su parte, ella, sus hermanos  y el bebé en camino tenían un  hogar  estable y libre de peligros,  al menos  las  leyes de la reserva  le protegían  de que el estado se la llevara lejos de sus padres,  claro no evitaba que  Servicios Sociales  les  vigilara e iniciara  la  respectiva investigación,  yendo a donde sus vecinos,  familiares  preguntando, hostigando  hasta que alguien  contradijera  lo que sus padres  decían. Se sentía  acosada por todos,  era su fallo  haberse  fiado tontamente, no el de sus padres.

Durante la estadía  en el hospital su madre  decidió que debía aprender a tejer  y hacerle  un regalo al  bebé.  Si, un bebé, un niño.  Un pedacito  de  ella, por no decir que  toda  ella en ese pequeñajo alojado en su cuerpo.  Un pequeño  que no sabía  lo que deparaba el destino, bueno ni ella misma sabia que le  deparaba la vida para la mañana siguiente. 

A diferencia de otras  embrazadas con las que  compartía   minutos en sala de   espera par entrar a la consulta medica, o  con las  que  hacia el  curso de cuidados prenatales,  ella  no  mimaba  su barriga, ni le decía cosas lindas y  tiernas, no porque no le naciera sino porque aun no dimensionaba  lo que venia,  si  ni siquiera podía  ver  al  bebé  en las  ecografías  a lo sumo veía manchas  negras y blancas, pero asentía cada vez que el medico  le  señalaba  al pequeño inquilino en su cuerpo. 

Las enfermeras le miraban  con pena, los  de servicio  sociales  insistían en   hacerle preguntas, en  acosarle para  saber si  había sido accedida  físicamente, si la persona  era  un adulto y mil cosas más, ella simplemente  se   limitaba a  decir que estaba cansada  o  no responderles, total no estaba  obligada, se lo había dejado  en claro desde su primera aparición.  

Para su salida  sus padres  se comprometieron  en   vigilar que  nada le  alterara, en que tendría un óptimo descanso, alimentación y  ante la menor  alteración   seria llevada de  urgencia.

Todos  de repente parecían mas  protectores con ella,   sus hermanas  no dudaban  en  prodigar mimos  a su  redondeada panza. Su padre de todos  era  el único que  mantenía ese  aire de  frialdad  e indiferencia,   a veces  parecía olvidarse  de su enojo porque le  pillaba mirándole con  amor,   con  ese cariño que  otrora  que  le  brindara libremente,  y esa mirada  duraba  hasta que sus ojos  se posaban en su  vientre, entonces   todo volvía a ser como era él se alejaba y ella se quedaba queriendo  ir  a pedirle  que  le perdonara  por ser   tan insensata, pero ya nada  cambiaría  lo sucedido.

Las  discusiones  cesaron como  cesa  una tormenta, dejando  una clama  casi  idílica. Varias veces le  oyó  hablando bajo con su madre,  manifestando sus sentimientos.  Su  madre  tras la  hospitalización  le  cuidaba  más,  había dejado de lado los  reproches  verbales pero  eso  no  le hacía olvidar  su fallo. 

A mitad del  octavo  mes  por fin un tribunal  prohibió  al plantel educativo  el  retirarle de sus  aulas, un triunfo efímero pero que le  garantizaría  que  podía  continuar  con sus  deberes desde  casa hasta que  la  dieta pasara y  podría  volver a la  escuela.

Nadie  esperaba que una  adolescente  tuviese  una  determinación tan   firme como  ella, el  gran secreto  sobre la identidad del padre del  bebé  solo hacía  que   aquello pareciera  más grave,  tampoco quería que  nadie se enterara, no hasta que Sam  entrara en razón y viniera  ayudarle.

Que  ingenuo  y tono corazón, confiado  y atolondrado  creyendo  que  él   volvería, tardaría   algún tiempo en ver  y aceptar  la verdad, una verdad única e innegable y  también dolorosa.

Un  día despertó sintiendo mucho dolor  en  la  parte  baja de la espalda  mas no  dijo   nada, no queriendo  preocupar  a nadie  se mantuvo  en silencio  soportando   el  infernal dolor,   podría comprarlo con el  romperse los  huesos una  y  otra vez. Se  arregló para la  escuela,  poco  comió. Tampoco prestó mucha atención a las clases,  durante la clase de educación física   troto junto a sus  compañeros.  Su maestra  tuvo que notar que  algo  andaba  mal pues  inmediatamente le  mando a descansar, el dolor  que con el paso de las horas se  había incrementado  le hizo  imposible  sentarse y quedarse en silencio.

No  tardaron pues en  informar a sus padres  y  en  ser  trasladarla al  hospital, donde  el medico  no  tardo en informar que estaba en trabajo de parto.

Hubiese  jurado que  durante el proceso murió. El  dolor  desgarraba su  pequeño y delicado cuerpo, el sudor perlaba  la  frente, sus uñas se enterraban con fuerza  en las  sabanas  de la camilla donde le  tenían recostada, aunque mentalmente  se decía que debía  ser  fuerte no  era consciente de  lo alto que eran sus  gritos y  lamentos. No vio el pánico en los ojos de su padre,  ni el llanto  de su madre, tampoco la palidez de sus hermanos. Las lágrimas  cubrían su  bronceado  rostro, su  pequeña  carita se crispaba  ante  cada  contracción, la  intensidad del  dolor  aumentaba  tras cada  contracción. 

Alguien  le  hizo moverse, acto  seguido  una pequeña picadura.

No se dio por enterada de la conclusión a la que  el medico  tratante  llegara    y comunicara  a sus padres en  aquella  habitación.

—Es lo más recomendable,  no  estamos  seguro que soporte el proceso, y lo que  pretendemos es salvar la vida tanto de madre como del   hijo, una  cesárea —  

Otro  pinchazo,  alguien a su lado sosteniendo  sus manos,  las luces del cuarto moviéndose, murmullos ininteligibles, gente desconocida.

Estaba dormida con los ojos   abiertos. Se  dijo. Nada de  eso era  real, todo era producto del  cansancio, de su dolor.  Todo era…real.

El pequeño chillido, le saco de su sopor. Una  mujer vestida de  cirugía  puso  en  su pecho un pequeño  bulto calientito y  chillón. No  reaccionó como  lo harían en la tele,  riendo y abrazando al pequeño,  tan solo  se limito a  verle  unos  minutos  antes que  una enfermera se lo llevara.

Unas  horas mas tarde,  ya  consciente de la   realidad,  algo  dolorida, noto como su familia se congregaba  alrededor de su padre  quien sostenía un pequeño  bulto  azul, no sabía  si  era felicidad absoluto  mera  curiosidad la forma en que estaban reaccionando,  tampoco  iba  a indagar en el momento.  Mas  tarde lo haría,  también  pensaría cual  seria el destino de  ese  pequeño ser.  

Al  notarle  despierta su madre tomo al pequeño bulto en sus brazos  y  sin palabra lo dejo en los  suyos. Con algo de incertidumbre  se  fijo  en él.  Un pequeño que  parecía una  uvita pasa, sin cejas, sin pestañas, con los parpados cerrados  y un mohín en sus labios. Un chiquillo  que dormía sereno con los pequeños  puñitos apretados, en sus brazos. Un bebé con  piel tan suave como  la  seda y el  terciopelo  juntos, y tan  hermoso como el amanecer. Un bebé que parecía le parecía más de  juguete que de verdad…

Un bebé…  su  bebé.



Tras un largo  periodo…. mmm bueno   por fin  he empezado a ver la Luz, siento la demora  y como no me gusta dejar nada al aire vengo a compartir  con uds  este capítulo. Gracias por la  paciencia y  nos  estamos  leyendo. Un abrazo.

 Lulla  te amo.

Ada.

7 comentarios:

Laura dijo... [Responder]

Hola Ada q alegria tener noticias tuyas!!,
un buen capitulo pobre Leah x todo lo q esta pasando y ese desgraciado de Sam no acepta q ese bebe es hijo suyo y ella toda sola,esperemos q ahora q tiene al bebe le vaya bien y q su familia le ayude bastante xq lamentablemente a ella la engañaron no fue culpa suya,veremos q pasa mas adelante,gracias Ada x volver a publicar!

Bell.mary dijo... [Responder]

Hola Ada que gusto saber de ti y ya sabes que aqui te esperamos todo lo que sea necesario con tal de leer tus letras.........
pobre Leah todo lo que tuvo que sufrir durante su embarazo toda la soledad que sintio, mientras que el desgraciado de Sam ni sus luces, pobre chica no sabe ni siquiera lo que significa traer un bebe al mundo creo que hasta ahora que lo ve se da cuenta de ello, espero que su familia con la llegada de el cambien y la apoyen mas..........
GRacias Ada cuidate mucho........besos

usagui dijo... [Responder]

Hola Ada gracias por no dejar de escrir y espero tu róxima actualización

PaTy_sev dijo... [Responder]

Me alegro de que hayas vuelto linda!!! el capi ha estado genial aunque un poco triste,he podido yegar a imaginar el dolor que leah ha sentido. Odio que su familia la haya hecho sentir asi de indigna pues no es ni la primera ni la ultima adolescente que se queda embarazada, pero claro a muchas personas les preocupa más el que dirá la gente que la felicidad de su propia hija y de Sam ya ni hablamos... me dan ganas de matarlo!!! pero estoy segura que harás que se arrepienta jijiji mil besos chicas

joiitah dijo... [Responder]

Ojala que cuando Sam habrá los ojos sea demasiado tarde y leah no lo perdone por imbécil e idiota.
Me ha encantado el capitulo ada nos vemos en el siguiente besooossssssss

Anónimo dijo... [Responder]

Hola Ada. ¿como estás? Me alegro de que hayas vuelto. Y lo cierto es que lo has hecho por la puerta grande. Triste, muy triste un capitulo doroloso y triste. No solo por el rechazo de una familia que poco a poco pareces ser que van arrepintiéndose de haberse comportado así y ahora parece que la cuidan y miman mas.
Un embarazo adolescente es muy dificil y esa familia no se ha comportado nada bien en un principio, ante todo y todos esta su hija. Y ha sido triste sobre todo por la actitud de Sam, odio a este Sam y espero que pague todo lo que le esta haciendo sufriendo hasta lo impredecible. Un bebé es cosa de dos señor mio, ella era inocente y fuiste tu quien la engañaste ¿como puede ser tan ca****?, espero que de verdad lo pague y lastima me da esa otra novia pues puede que le haga lo mismo.

Muchos besos nos seguimos leyendo.

Lumy Cullen dijo... [Responder]

Adita me alegra tanto saber que estas bien. Entendemos que habeces necesitan un tiempo de descanso, para recuperar fuerzas y compartir con la familia. Nos hiciste mucha falta.

Por otro lado, el capí estuvo fabuloso, me encantó. Me da mucha tristeza por lo que esta pasando Leah, pero lo importante es que nacio su bebe sano y salvo. Además que la familia parecen que la van a apoyar. Eso sería excelente!! Ansiosa por más, un abrazo!!! Feliz Finde!!