El sicario
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Si nuestras alas se rompen ¿podemos seguir volando?
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El cielo era oscuro frente a mí, a pesar de que las luces de
la ciudad a mis espaldas iluminaban con un suave resplandor las aguas, estas se
tornaban oscuras y lóbregas más allá del horizonte. Nada de estrellas, ni de
luna en el cielo, solo más y más nubes oscuras que se cernían sobre mi cabeza…
como siempre.
“Llegaste temprano”
Continué mirando el horizonte, mis ojos intensos buscando a
través de las nubes, esperando inútilmente ver salir la luna, hacía tanto que
no la vía, una estrella… al menos una.
--Estoy aquí desde hace un tiempo— murmuré con monotonía --me
gusta ver el cielo— alcé la mirada hacia las nubes que se arremolinaban sobre
mí.
Sentí un suspiro a mi lado, el fru fru de un abrigo y el
cabello agitándose de esa persona que estaba junto a mí.
--¿Quién es?—susurré sin dejar de mirar las nubes,
preguntándome si alguna vez, dentro de mis largos y monótonos días podría ser
capaz de ver el cielo otra vez. Suspiré frustrado, por más que lo intentara, se
me había negado… no podía contra eso. El hombre a mi lado no respondió y mi
paciencia luego de horas de estar esperando, se estaba acabando. Bajé la mirada
y lo vi, aburrido, como siempre, tan cansado de nuestro camino como yo. Su
cabello rubio y largo se agitaba con la suave brisa marina y sus ojos azul
hielo miraban hacia el horizonte, sus manos dentro de los bolsillos de su
sobretodo negro, igual a las mías y tan camuflado con la noche como yo. Su
mente, era un remolino de imágenes, nombres, rostros, tantos… durante tantos
años.
Finalmente suspiró –Isabella Swan—murmuró cansinamente –vive
en el 325 de Okley, Ohio. Con 26 años, es
adicta a la eroína y a los antidepresivos, bebedora compulsiva y suicida—
Asentí respirando profundo, iba a ser un trabajo fácil.
--¿Lazos?—
--Ninguno—
--Será fácil—dije alzando una ceja en su dirección. Él
asintió pero no vi el convencimiento en su rostro.
--Tienes trabajo pendiente Edward—
--Lo sé… luego de nuestra reunión iba a dirigirme a él—cerré
los ojos y aspiré, el olor a la noche, la sal del mar, la humedad en el aire
por la tormenta pendiendo sobre nosotros y aún sin caer, siempre amenazando… me
embriagaba.
--Te está esperando y ansioso, desea sentirse mejor. Con él
estas cada vez más cerca, solo un puñado más—
Asentí mirando las nubes pasando sobre mi, --Lo sé—abrí los
ojos y miré por última vez el horizonte por esta noche… el próximo paisaje que
vería solo sería amplios y grandes lagos. Tendría que conformarme. Valdría la
pena al final, cuando obtuviera mi recompensa –Estoy tan cerca, solo un poco
más y cumpliré mi misión—
--Lo sé, me faltan miles todavía, pero estamos cerca… lo
estamos. Solo, debes seguir con lo acordado, nunca lo olvides, todo depende de
ello— él mantenía su voz y mirada impasible, pero solo alguien como él podía
ser capaz de sentir como me sentía yo y por esto, admiraba su templanza. Mi
mirada se dirigió al embarcadero que había a unos cientos de kilómetros, los
barcos pequeños de pescadores y los botes de turistas, se mecían con el
movimiento ondulatorio de las olas del mar, solitarios y frágiles ante la
tempestiva crueldad de la tormenta que se avecinaba.
Tomé una profunda respiración, la última, para atrapar el
aire frio y salado en mis pulmones y exhalé satisfecho, miré al hombre al lado
mío preguntándome el por qué de su frialdad y vigilancia --Nos vemos Withlock—di
media vuelta y comencé a caminar lejos de ese muelle costero, la tormenta se
aproximaba y no quería estar allí para cuando se desatara… odiaba que mi cabello
se mojara.
“Suerte Cullen… nos
veremos pronto con otro”
--Claro—mascullé –hasta pronto—
Metí mis manos en los bolsillos de mi sobretodo negro y
caminé. Bloqueé mi mente y solo fui capaz de escuchar los pensamientos de mi
próxima cita. Estábamos cerca o mis pasos eran rápidos, tal vez era lo segundo.
Solía desplazarme por el aire como un fantasma, eso era mejor para mi, una
sombra oscura surcando la noche tormentosa… sin pistas, sin testigos, solo…
siempre igual. Solo me limitaba materializarme cuando me encontraba con otros
como yo, como Withlock o con mis citas, el resto de mi tiempo… solo una sombra
subida al mas alto de los edificios jugando a ser Dios, mirando todo desde
allí, husmeando en la mente de las personas, hurgando en el corazón de los
demás. Había tantos pecados tan exquisitos… casi siempre miraba dentro de
aquellos cuyos pecados los azotaban emocionalmente, había algo sabroso y
extrañamente morboso en escuchar los
pecados de los demás. Me olvidaba de los míos. Me regocijaba el saber que algunos
tenían que pagar el mismo precio que yo estaba pagando, tal vez peor y me
deleitaba viendo sus rostros cuando sabían que ya no tenían tiempo para
resarcirlos, hacía que mi soledad y mi propio dolor fuera casi, solo casi,
distante e insignificante.
Cuando estuve lo suficientemente cerca comencé a escucharlo,
“Por favor… solo quiero volver a
verla, solo… quiero oír su voz, tocar su piel”
Alcé la mirada al edificio que tenía frente a mi, allí
estaba… hasta podía olerlo, putrefacto, mohoso, deteriorado. Tan muerto en vida
como un gusano secándose al sol.
“Duele, duele tanto, ¡que alguien
haga algo! Que deje de doler”
A veces, soportar esa clases de clamados y lamentos se hacía pesado para mí y solo
quería terminar de una vez con mi trabajo y seguir mi camino, a veces lo hacía
otras veces no. Como dije, no hay nada más reconfortante para alguien como yo,
que ver las mentes ajenas en un último
pedido de indulgencia y no poder obtenerlos.
Mi propia existencia se hacía menos pesada.
Me volví terrenal, solo para presentarme ante él, abrí la
puerta del edificio y subí las escaleras a paso lento, mientras tanto por mi
mente pasaban una a una esas imágenes de las cuales mi alma negra, la que
actuaba como un pulpo con cientos de tentáculos, se alimentaba para sentirse un
poco mejor.
“Yo la adoraba… cuando
éramos niños, ella tan solo una niña de trenzas doradas y un helado en la mano
y yo un niño con los dientes frontales faltantes y mi cabello revuelto.
Sabíamos que desde ese momento, no íbamos a estar separados nunca más… eso es
amor, siempre lo fue. La amé para siempre”
Viejo loco, no era extraño que las personas a esta edad deliraran,
incluso a un paso de dejar esta tierra, los sueños mas locos y las ideas mas
descabelladas surgían de las mentes retorcidas de las personas antes de dar el
paso. Algunas veces me hacían reír, otras veces me daban pena.
Vi en su mente una pequeña niña como la que él describió, de
trenzas doradas y un helado en la mano, un triciclo detrás y una enorme sonrisa
en su rostro, vi lo que ellos, los mortales solían llamar felicidad. No creía
en ella. No podía hablar de ella… no sabía lo que era. Pero allí estaba, en la
sonrisa de esa niña… y anhelé sonreí así otra vez.
Cuando llegué frente a la puerta de ese departamento él se
había silenciado. Él podía sentirme, lo sabía… si, estaba aquí para completar
el trabajo que él mismo se encargó de hacer día a día durante todos los años de
su vida. Podía sentir en mi nariz el aroma a la putrefacción de sus pulmones, virulentos,
agónicos y extintos gracias al cigarrillo. Algunos grandes placeres te pueden
llevar a la muerte… oh si.
Tomé el pomo de la puerta y entré, su mente no pensaba,
estaba esperando… aguardando, imaginándome ¿cómo sería? ¿qué le haría?
¿Tardaría mucho? Podía oír las dudas gritando en mi cabeza.
Seguí el olor a muerte paso a paso hasta que doblé en un
corredor. El hombre vivía bien, me gustaba gastar mi tiempo como voyeur
prolongando la espera de mis citas, haciendo crecer las expectativas y el
desesperado deseo de al fin, sentirse libres. Soporten… aguanten un poco más,
lo mismo que hacía yo, miles de años deambulando por este mundo, esperando, esperando…
¿qué más daba un poco más?
De las grasientas paredes colgaban imágenes, fotografías de
años mejores. Esa niña de trenzas y sonrisa feliz me miraba desde mucha de
ellas, en unas más pequeñas y en otras como una mujer, madura, hermosa y aún
feliz. Me deleité mirando una a una, deteniéndome en algunas preguntándome ¿qué
se sentiría ser feliz? No podía encajar la palabra en mi mente, mucho menos su
concepto, nunca lo viví… no puedes comparar cuando nunca lo viviste.
Al entrar a su habitación me quedé a unos metros de la cama
observando la palidez de su cara, sus ojos huecos y vacíos mirándome clamando
por piedad, su cabeza redonda con la coronilla desnuda y un ralo y escaso cabello blanco ocupando la parte
inferior de su cabeza. Él me miró persistentemente, los oscuros surcos bajo sus
ojos contrastaban con la palidez de su piel, una palidez casi translucida y
agonizante.
--Por favor…-- susurró jadeante, su garganta emitía una
especie de silbido abrupto al hablar, acompañado por jadeos pequeños y superficiales.
Me acerqué lentamente mirándolo impasiblemente, sus ojos
vacios de un azul sin brillo me miraron con reverencia en reconocimiento
mientras yo tomaba asiento al costado de la cama, cerca de él. La mascarilla de
oxígeno que estaba pegado a su rostro, a la altura de su boca enviaba una
pequeña corriente de aire a trabes de los orificios, aire limpio para pulmones
podridos. Un último intento de aferrarse a la vida.
--Siento haber tardado—dije mirando el crucifijo colgado por
encima de su cabeza, contra la pared detrás de la vieja cama chirrieante. Otro
vano intento de resarcir los pecados, limpiarlos y excomulgarlos del alma antes
de partir. Si supieran que eso no estaba en mano de ellos, sino en manos de
alguien superior… ni siquiera yo, no. Estaba en manos del mismo que me condenó.
--Por favor—repitió jadeante.
Lo miré a los ojos y me metí en su mente, estaba en paz, a
pesar de su desesperación, a pesar de sus deseos.
“Llévame, llévame… quiero que me
dejes ir, por favor… con mi Lorrein. Por favor”
Fruncí el ceño… ¿esa era la niña de trenzas? ¿Lorrein? ¿Tan
feliz había sido con ella que ahora solo quiere partir solo para volver a
verla?
--Lo siento viejo… va a pasar un tiempo—dije con la verdad.
Él sabía… si, lo sabía. Había cometido toda clase de pecados en su vida y no
podía subir con tan solo arrepentirse, redimirse, no… debía pagar un precio. El
mismo que yo debía pagar. Solo que él tenía otra clase de misión, solo que él
era mortal, algo que yo nunca fui.
--¿Purgatorio?...—preguntó con tristeza. Asentí una sola vez
mirando maravillado las dos gruesas lágrimas que salían de sus ojos. ¿A qué
sabían? ¿Eso era producto de la infelicidad?
--¿Deseas irte ahora?—murmuré obligándome a acelerar mi
pedido, alguien más esperaba por mí, otro penique… Isabella Swan.
Él me observó por largo rato, allí, inmóvil y ausente, su
mirada ahora vidriosa llena de pena y miedo.
--Pensé… pensé que eras diferente—susurró dificultosamente,
sus ojos recorrían mi cara, mi cabello cobrizo y revuelto, mis ropas oscuras y
finalmente mis ojos negros. Una de mis
comisuras tembló en media sonrisa.
--¿Qué esperabas?... ¿una hábito negro con capucha? ¿una
guadaña? ¿un esqueleto detrás de la capucha?—él viejo casi, casi sonrió, pero al hacer el intento la tos lo
amedrentó sacudiéndolo sobre la cama, desgarrando su garganta hasta escupir
sangre sobre las sábanas blancas. –Es hora viejo—
Él apaciguó la tos, pero cayó laxo y débil sobre el colchón.
Sus pulmones estaban devastados, ya no había que esperar.
--Dame tu mano—dije extendiendo la mía. Él alzó su mano sobre
la sábana y puse la mía debajo. Lo miré con reverencia, cada uno de mis
peniques partía de manera diferente, algunos cerraban los ojos, otros gritaban,
otros lloraban, otros simplemente esperaban. Él me miró a los ojos expectante
aunque con la mirada cansada. Apreté su mano y asentí bajando lentamente mi
cabeza hasta su frente, besando su piel blanca y traslucida, con mis labios
venenosos –Buen viaje viejo—susurré separándome.
Y lo vi partir.
Sus ojos me miraron segundo a segundo hasta que la vida lo abandonó,
primero se fue su alma, mi penique, 21 gramos dejando su cuerpo con una última
exhalación, una suave brisa que acarició mi piel. Luego lo hizo su cuerpo,
cuando el frágil latido del corazón se extinguió y su mirada dejó de brillar.
Mi trabajo estaba finalizado, al menos con él.
Cerré sus ojos con mis dedos, que aun huecos me miraban, le
di las gracias aun sosteniendo la mano y cuando lo solté, me incorporé para
salir de allí.
Poco… muy poco para cumplir mi misión. Luego de eso… volvería
al lugar donde nunca debí salir.
Cuando salí del edificio miré al cielo tormentoso, las nubes
me seguían, nunca dejaban de hacerlo. Aun en la noche, allí estaban, tapando mi
vista de mi hogar. Un hogar que perdí en mis años de rebeldía… ¿cuánto había
pasado de ello? ¿Ciento? ¿miles de años?
Tal vez… no lo sabía. Para nosotros, el tiempo era como un
soplo de viento. Hoy aquí, mañana allá. Arrastrándonos y haciendo nuestro
trabajo… consiguiendo la indulgencia penique por penique.
Nos llamaban sicarios los que estaban más allá. Esperábamos
nuestra recompensa a cambio de ayudar a las almas a pasar al otro lado, no al
infierno, no al cielo… al purgatorio, donde sus destinos eran definidos.
En la tierra nosotros éramos meros soldados, que iban
caminando por entre las personas ayudándolos a dejar ir el alma cuando ellas
estaban preparadas para partir. Nosotros alguna vez habíamos tenido alas,
habíamos sido seres grandiosos a la derecha de Él, pero caímos… por nuestros
pecados, por nuestras ofensas. Éramos terrenales ahora y al mismo tiempo
estábamos entre los dos mundos. No éramos demonios, pues teníamos nuestra parte
angelada, no éramos ángeles, pues teníamos nuestra parte demoníaca. Estábamos
siempre ahí, atascados, llevando nuevas almas al purgatorio como peniques,
acumulando peniques, juntando almas para esperar Su pago, nuestra ascensión.
Nosotros estábamos en el punto medio. Nosotros no éramos
quienes decidían donde ellos tenían que ir, había algunos que directamente
pasaban a los cielos, esos eran llevados por ángeles, otros pasaban al
infierno, eran reclamados por el fuego, ellos eran llevados por demonios.
Los sicarios necesitábamos retornar a nuestro lugar y se nos
exigía una misión. Al finalizar esa misión, éramos recompensados con la
redención. Esa misión… consistía en juntar nuestros peniques, las almas que
debíamos pasar.
Y mi tiempo se estaba acabando, pronto mi misión terminaría.
Había obtenido millones de peniques
durante los cientos o miles de años que merodeé como un terrenal. Estaba casi
listo para obtener mi recompensa.
Las gotas de lluvia comenzaron a caer sobre mi cabello cuando
comencé a caminar por la acera. Si… la tormenta estaba aquí y yo tenía que
partir.
Isabella Swan… mi próximo penique.
*o*
La tempestad me llevó a buscar mi otra cita. Cuando mis pies
tocaron el suelo de Ohio, las nubes instantáneamente se arremolinaron en el
cielo obstruyéndolo todo, nada… ni un centímetro de cielo azul, ni un rayo de
sol, se me había negado desde el momento en que mis alas habían sido tomadas.
Acomodé mi sobretodo negro y comencé a caminar por las calles
de la ciudad envuelta en tinieblas dirigiéndome directamente hacia donde se
jugaba mi redención. Supe cómo encontrarla, su alama me llamaba, me aclamaba,
quería ser liberada y yo estaba allí para hacerlo.
Pronto encontré un área residencial donde los humanos con
riquezas exaltadas tenían casas enormes, jardines verdes y niños jugando en el
césped. Curiosamente esa tarde nadie había allí más que un par de transeúntes
que me miraron extrañados. Yo era el extraño de abrigo largo negro, oscuro y
misterioso que caminaba entre ellos.
Ellos tenían miedo… y hacían bien. Yo podía besarlos y con solo ese beso, podía
terminar con ellos.
Abrí mi mente para percibir los extraños pensamientos de los
habitantes de la zona, sabía exactamente qué estaba buscando, mis citas sabían
que iban a partir pronto, ellos eran consientes de que dejarían este plano para
pasar a otro, solo que no sabían de qué manera sucedería. Sus pensamientos casi
siempre eran perturbadores, miedo, arrepentimientos, suplicas, dolor… y
finalmente resignación. Esta vez no sería algo distinto, ella tendría que estar
esperándome. Ella debía presentirme.
Un torbellino de imágenes que llamaron mi atención llegaron a
mi, risas… y más risas de niños, dos personas abrazadas, más risas y eso que
había envidiado tanto en el viejo que había sido mi ultimo penique; felicidad.
No podía ver claramente las imágenes, pero por las risas
burbujeantes sabía que eran niños, las personas abrazadas eran un hombre y una
mujer, pero tampoco podía verlos claramente. Esta mente estaba sumamente
perturbada, agonizante y perdida. ¿Qué había dicho Withlock? Ella era
drogadicta, adicta a la heroína y a los antidepresivos. Si… por eso era, su
mente estaba entumecida, adormecida, como si ella se hubiese metido todo eso
intoxicando su cerebro para no pensar.
Caminé con paso firme ahora que sabía hacia donde dirigirme,
llamado por esos perturbadores pensamientos, siguiendo el rastro como un león
al acecho. Pronto estuve frente a una casa de dos pisos, no tan opulenta como
la que las rondaban, esta era un poco más pequeña pero igual de familiar,
aunque no podía distinguir los pensamientos de niños entre sus paredes. Caminé
por el estrecho camino empedrado que me llevó a la puerta del frente. Por
supuesto, la abrí y entré.
Pero cuando lo hice, la belleza y la apariencia externa no
era nada parecido a lo que vi en el interior. Era lúgubre y oscura, las
cortinas no dejaban pasar ni un pobre haz de luz, aunque igualmente afuera el
cielo seguía nublado.
Olisqueé el aire, no había putrefacción, pudrición o muerte
como en la casa del viejo, aquí… olía a abandono. Me preguntaba ¿por qué? Pero
luego me reprendí, no me importaba, yo solo tenía que hacer mi trabajo y salir,
otros peniques llegarían luego, Withlock solo tenía que darme aviso.
Comencé a caminar por la planta baja. Frunciendo el entrecejo
al ver el desastre en o que el área de la cocina parecía haberse convertido,
porque ciertamente nunca antes estuvo así al parecer. Vajilla destruida en el
suelo y sobre la mesada de mármol, sucia y con restos de comida comenzando a
podrirse, botellas de algo que parecía licor en el cesto de basura que
desbordaba y expedía mal olor, ropa sucia en la esquina que separaba el
corredor de la cocina, en la sala los cojines del sofá estaban desgarrados,
como si alguien llevado por la ira hubiese arremetido contra ellos, la tela
estaba manchada, no quería saber con qué, había colillas de cigarrillo
esparcidos por todo el suelo y sobre la mesa baja… una jeringa, una cuchara,
una encendedor y varias pequeñas bolsitas transparentes vacías.
Tomé una entre mis manos y la llevé a mi nariz, olisqueé y la
devolví a la mesa… eroína en polvo. Esta
mujer tenía una seria adicción a las drogas. ¿Qué había sucedido en su vida
para que tomara esta decisión tan drástica? Si parecía haberlo tenido todo, de
hecho… ella estaba en una buena posición económica a suponer por su enorme casa
y lo que un día había sido un lugar agradable para habitar… ¿qué llevaría a una
persona que parecía ser feliz a tomar este camino tan autodestructivo?
Camino a la habitación donde podía sentir ese fluido de
brumosos pensamientos, me topé con algo que no había visto hasta ese momento en
mi incursión a la casa, fotografías. Estaban descansando en un mueble cajonero
en la mitad del pasillo, prolijamente acomodados sin siquiera un rastro de
polvo, tan diferente al resto de la casa.
Niños
Esta mujer al parecer era madre.
Con mayor razón me pregunté el porqué de esa actitud tan
nociva. Yo no era un mortal, pero sabía tanto de los humanos, aun sin poder
experimentarlo, porque solo era un observador. Sabía muy bien que ella no podía
hacerse cargo de niños en su situación y con su adicción, por lo que atribuí la
ausencia de ellos a causa de las nocivas conductas de la madre.
Pero… ¿dónde estarían? ¿qué clase de madre alejaría a sus
hijos por unos gramos de heroína?
Sacudí la cabeza… ¿qué me importaba? No debería de
importarme.
Me limité a mirar las fotos sin tomarlas, me reprendía por
mis pensamientos aprehensivos contra la mujer, yo solo venía a buscarla para
ayudarla a pasar… solo era lo que ella quisiera llamarme aquí ¿la muerte? ¿un
ángel? Lo que fuera, no era ni una cosa ni la otra, porque era ambas cosas a la
vez.
Yo no venía a juzgar… porque eso solo lo hacia Uno
Las fotografías eran brillantes y luminosas, tomadas a plena
luz del día todas en diferentes ocasiones, una blanca navidad ellos jugando en
la nieve, dos niños de cabello oscuro ondulado, piel pálida y brillantes ojos
marrón chocolate. Eran gemelos.
“¡Mami, mami!... ¡mira lo que encontré! ¡Es una rana!”
entonces las voces comenzaron a ser más nítidas conforme las imágenes iban
llegando a mi cabeza, imágenes de dos niños iguales, los gemelos, con las manos
ahuecadas sujetando una rana, los ojos de la mujer los veía y su primer
pensamiento fue felicidad, luego rió y trató de comportarse como la madre
responsable que era,
“Ian estas ranas tienen verrugas ¿no te dan asco?” Dejé de mirar los marcos y comencé a caminar
desde hacía donde los pensamientos provenían en forma de sueño.
“No mami, son divertidas” uno de ellos, no Ian, se alzó de hombros
desinteresadamente antes de besar la cabeza de la rana rápidamente.
“Iuuug, luego no quiero
esos labios tuyos en mi cara Nate” ella rio por sus adentros al ver al niño
limpiarse los labios con la manga de su camiseta en forma disimulada.
Un sueño agradable, que cambiaba de escenarios y de
protagonistas.
“Mira cariño… se han embarrado todo,
estábamos jugando a tirarnos bombas de agua” la voz gruesa de un hombre rió en la cabeza de la
mujer. Vi la imagen luego en su mente.
Un hombre alto, de cabello castaño ondulado y de brillantes
ojos azules, le sonreía ampliamente con otra de esas sensaciones que yo nunca
había experimentado. ¿eso era amor?
Para cuando tomé el pomo de la puerta de su habitación, donde
yo sabía que estaba, otra corrida de pensamientos vino a mí, eran inagotables,
uno tras otros, sin detenerse.
“¿No quieres que yo vaya? Tú y los
niños se pueden quedar terminando el árbol… solo serán unos minutos” ella se secaba las manos con un
paño mientras el hombre le colocaba los abrigos a los niños. Ella pensaba en
ese momento que tonta había sido como para olvidarse la salsa de soja en el
super.
“Tranquila, tú termina con eso…
estaremos de vuelta en un tris. ¿algo más a parte de la salsa de soja?” ella miró el pavo que tenía en el
horno y luego desvió los ojos hacia la ensalada a medio hacer.
“No solo eso… perdóname que te haga
ir, olvidé comprarlo en el super” lamentó tener que hacerlo salir con los niños a horas de la
noche buena, pero ella no podía dejar el pavo que estaba a punto de estar
listo.
“Está bien… te amo”
La habitación estaba oscura, llena de tinieblas como estaba
el día afuera a causa de mi presencia. A través de la penumbra que venía del
corredor pude verla a ella sobre la cama, tendida boca abajo con solo un short
de algodón y una camiseta de tirantes como vestimenta, su cabello revuelto y
enmarañado cubría su cabeza y parte de su rostro y su respiración era
superficial y algo jadeante… su corazón estaba fallando y su sistema
respiratorio también, ella tenía una sobredosis.
Me acerqué a ella lentamente, sin mi beso ella no podría
partir, ella sufriría, lo estaba haciendo ya. Me senté en una silla que había
cerca de la cabecera de la cama, coloqué mis codos en mis rodillas y la miré.
Ella parecía dormir apaciblemente, pero su cabeza estaba llena de tormentosos
pensamientos.
El sueño se había tronado doloroso.
Ella terminaba de sacar el pavo del horno cuando el timbre de
casa sonó, se limpió las manos con calma pensando en que tal vez esa sería una
entrega desde Phoenix para navidad de
parte de su madre, como todos los años los mismos suéteres a crochet que el año
pasado pensó con una sonrisa…
Cuando abrió la puerta se paralizó al ver un oficial de
policía parado frente a ella “¿Señora
Isabella Sttaton?”
Ella frunció el ceño ¿ellos trabajaban en vísperas de
navidad? Oh por supuesto que lo hacían… tonta Bella.
“Si, soy yo ¿en qué puedo ayudarlo?”
Esperó mientras el policía tomaba una respiración profunda y
exhaló tornando su mirada precavida… pero había algo más allí.
Algo como… pena.
--¡Uuugghhh!—el fuerte gemido doloroso que emitió ella desde
su cama me hizo apartarme de sus pensamientos. Ella estaba sufriendo, su cuerpo
se dobló haciéndola ovillarse como un feto, en su mente solo había dolor, dolor
y más dolor… pronto todo eso quedaría atrás.
--Ya es hora—dije viendo como ella abría a penas los ojos y
miraba ausentemente entre las pestañas, sus jadeos superficiales me decían que
su sistema cardiorespiratorio estaba preparado para colapsar. Era mi momento.
--¿Q… quien… eres?—susurró entre dientes luchando por
respirar.
No había reconocimiento. Ella estaba demasiada aturdida y
adolorida. La miré ladeando la cabeza, ella tenía la mitad de su rostro tapado
con su cabello y solo me dejaba ver sus ojos profundos de un marrón chocolate,
sus pupilas estaban dilatadas y su cuerpo delgado estaba tembloroso y laxo.
Su mente era un sinfín de preguntas a cerca de mí, preguntas
que me sorprendió que existieran en esa cabeza llena de tóxicos matándola poco
a poco. Ella tenía su mirada perdida en mí y yo tenía mi mirada en la de ella,
buscando lo que me satisfacía encontrar… miedo, desconfianza, tristeza, dolor,
remordimientos y finalmente resignación. Pero fruncí el ceño… allí no había
nada de eso.
Ella pareció reconocerme o tal era la bruma de las drogas que
la confundían…
“Mátame… ¡por favor!, mátame. Quiero… morir. Llévame… ¡quiero
morir!” ella lucho por darse vuelta de espaldas en la cama, pero su cuerpo
temblaba fuertemente y su respiración fallaba. Sus ojos comenzaron a despedir
gruesas lágrimas y su corazón a exigirse bombeando a 150 latidos por minuto.
¿Ella deseaba morir? Y lo deseaba con tal desesperación… En
cientos de años, nunca vi tanta desesperación en una mirada.
--Por… favor… mátame--
Me levanté de la silla y caminé hacia ella para sentarme en
el costado de la cama, cuando ella terminó de voltearse me miró con la
respiración agitada y entreabrí la boca. Ella era tan hermosa… y al mismo
tiempo estaba tan rota. A pesar de sus oscuras ojeras y a pesar de su palidez
fantasmal, ella era una hermosa mujer.
--¿Por qué?—no pude evitar preguntar. ¿Por qué me importaba?
Ella jadeó y vi algo en sus ojos que no había visto antes,
determinación, enojo y la misma ansiedad para que yo tomara lo que quedara de
ella y siguiera su curso.
--Porque… porque… no puedo hacerlo… no yo, no estaría… con
ellos si lo hiciera—
Fruncí el ceño mirando su rostro, ¿no estaría con ellos? Los
rostros de sus hijos y esposo estaban en su mente. Y comprendí.
Volví a mirarla y vi… el pedido de piedad más grande que
había visto en años. Ella lloraba en un dolor agónico, acercando su mano a la
mía.
--Tú los llevaste… completa el trabajo… llévame con… ellos—su
respiración dificultosa salió en audibles jadeos de su garganta. Su mano se
aferró a la mía con fiereza y mi respiración quedó atascada en mi pecho. Mis
ojos se abrieron desorbitadamente viendo lo que ella estaba recordando en su
cabeza.
“¡¡No!!... no, no, no… no por favor” ella corría por la acera solo con
sus pies vistiendo un par de medias finas, lágrimas surcando sus mejillas y su
respiración agitada. “¡No!... no, no lo
permitas por favor, no ellos” gimió
en largos lamentos.
Había una ambulancia en la esquina, con sus luces encendidas
y gente alrededor, había también una patrulla de policía. Los oficiales
trataban de apartar a las personas que se reunían allí, pero apenas podían
contenerlas. Un camión detenido estaba cerca en una posición entraña.
“¡Ohhhh por Dios!”ella corrió más fuerte haciendo que
sus temblorosas piernas le respondieran ella solo necesitaba llegar allí. Sus
gritos y sus sollozos eran desgarradores, su alma gemía, su corazón corría una
carrera para chocar contra una pared de concreto, estaba a punto de ser roto en
millones de pedazos.
Ella cruzó la calle sin siquiera voltear a ver, allí en la
esquina habían paramédicos trabajando rápidamente, alguien la detuvo, un
uniformado.
“Señora no puede pasar”
dijo con voz gruesa.
“!Es mi familia!” gritó ella empujándolo. Él la dejó…
y haberlo hecho, fue lo peor.
Ella cayó de rodillas cuando vio la escena. Se tapó la boca
con una mano temblorosa y lloró sin separar la mirada de los dos pequeños
cuerpos en la calle casi debajo del camión, en un charco de sangre.
“Ian… ohhhhggg… Nate”
gruñó dolorosamente extendiendo la mano hacia uno de sus gemelos mientras tres
paramédicos examinaban el cuerpo.
Pero lo vi antes que ella… por dios… lo vi antes que ella.
Ninguno respiraba, ninguno emitía movimiento alguno. Lo vi antes cuando el
paramédico negó con la cabeza a su compañero y sus ojos se llenaron de
impotencia y resignación.
Alguien la abrazó y dos oficiales se acercaron a ella. Tan
sola… tanto dolor.
“Señora… lo sentimos mucho, tenemos
que trasladar los cuerpos al hospital, su marido fue llevado allí con vida aun
pero muy grave, si quiere acompañarnos…” aunque su voz era cautelosa y reflejaba pena, aun había
sonado desgarrador.
--Por favor—gimió ella tocándose desesperadamente el medio
del pecho, dolía… sabía que le dolía, había vivido su dolor a través de
ella –por favor… mátame—las lágrimas
tapaban sus ojos, tan solitarios, tan rota, tan vacía.
--Yo no lo hice, no los llevé-- susurré sin dejar de mirarla. Tan joven –un
ángel lo hizo-- ella necesitaba
comprender que si la llevaba ahora no iría con ellos. Ella estaba entregando su
vida, quería morir… eso era un pecado más a la lista que ya tenía. La miré por
debajo de mis pestañas –yo soy un caído… no irás a ellos conmigo—
Y así como lo dije… mis pensamientos se aclararon. Negué con
la cabeza y cerré los ojos fuertemente, Dios… no podía estar pensando en eso.
Pero mi mente tenía vida propia como así parecía tenerlas mis decisiones.
Ella… tenía que redimirse.
Ella no podía morir.
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Si... que ganas locas tenía de hacer esto. Desde hace mucho tiempo, pero necesitaba una ocación especial y como verán, la idea "Y que tal si?..." me inspiro a hacerlo. Este One shoot se me ocurrió cuando miré la peli 21 gramos... ¿la vieron? una de mis peliculas preferidas, de hecho mi Bella se parece mucho a una de los personajes, espero les haya gustado tanto como a mi
Es un Edward distinto... es un One Shoot, pero si istedes tienen ganas de leer esta historia diferente la seguiré. Ahora dejenme sus besos y abrazos o un NO rotundo... besotes a todas y nos vemos pronto se que desean una actualización, se las daré :*
Sicario: Asesino a sueldo.
25 comentarios:
asi como todas tus historias, esta me engancho de principio a fin, por favor con un rotundo SI continua escribiendola esta muy buena.
WOOOW ke escalofrío mw recorrió la espalda, algo muy macabro, tenebroso, oscuro jejeje.. y claro que por supuesto que pido mas de este one shot je, uf algo muy diferente, pero viniendo de ti, será algo hermoso, lo se
Super definitivamente SIIIIIII!!!!
Hola de nuevo por aqui.
Ya te lo lei en FF y deje mi comentario y ahora lo haré por aqui. El comentario de FF era este:
Es una historia preciosa que habla de dos almas que en un momento determinado se han perdido y necesitan redimirse, dos lamas buenas que se han convertido en cínicas por culpa de la vida y sus avatares. Una humana, la otra no , pero las dos con la misma necesidad: encontrar la felicidad perdida o nunca hallada.
Bella es la redención de Edward y Edward la de Bella, ambos se necesitan, se complementan y me gustaria que la siguieras para ver como consiguen por fin redimirse y encontrar esa anhelada felicidad perdida o nunca experimentada.
Edward es un cínico que disfruta viendo el dolor de los demás pero Bella le ha tocado algo,una fibra sensible, algo que esta ahi pero nunca ha podido desarrollar. Algo que necesita mas que esa redención que quiere conseguir a través del trabajo al que esta destinado.
Pero ahora tambien quiero añadir que hay veces que ese ser que esrta en la alturas decidiendo donde vamos despues de morir y que pensamos que es omnipotente a veces se equivoca. Isabella es una mujer amargada por la culpa de pensar que debido a su olvido su marido y sus hijos murieron y se ha estado castigando por ello. Ella no piensa que pudo ser el conductor del camión sino ella por hacerlos salir. Ya bastante infierno y purgatorio ha tenido en la vida, necesita redimirse pero no en el lugar a donde Edward la tiene que llevar. Necesita perdonarse a si misma creo que los dos necesitan hacerlo por eso me gustaria que la siguieras.
Besitos
Terrible situacion pobre bells......siempre me haces esto ...he llorado la fuerza con la que cuentas el inmaginar como estuvo ella me ha matado.......porfa continua con la historia como siempre se que sera genial..:)
omg me dejo los pelos de punta ,me encantoooooo y fuera buenoque siguiera ,fantastica....Gracias Lu....
Plissssss continuala.... Es bastante interesante y diferente...... Continuala
Me encanto como todo lo que escribes. Estoy enganchadisima a tu blog pero he de confesarte que la historia Aunque no te pueda ver me tiene enamorada sigue escribiendola porfiss.
Un besazo, Fati
Rotundamente si... Me encanta la forma en la que escribes... Y este one shoot... Ha sido espectacular.... Muchas felicidades...
Que historia, me parece muy hacertado el comentario de Aliena Cullen en ti esta el continuar con tu historia un abrazo
me encanta tu historia, y porfa siguela no es como las demás ya que tiene un pricipio dramático y espero que con un buen final si sigues adelante con la historia, asique adelante con ella!!!!
Uy q historia mas triste pobre Bella al ver a sus hijos y esposo asi y perderlos q dolor mas grande,te cuento q esa parte me dolio mucho cuando la lei q dificil debe de ser eso,
Lu sigue con esta historia xq esta muy buena xfa!
hola reina.
perodname x no dejar mis saludos x aqui, pero sabes q t sigo en face... eres mi idola.
lulla q hermoso esta este OS, pero PORFA!!!!!!1CONTINUALA
no s epuede quedar asi, porfa porfa porfa simplemente ellos tienen q encontrar la luz y tenemos q seguir leyendo mas de esta provadita q nos has dado
lulla gracias por segur actualizando aqui tmb y plis sigue escribiendo en el nombre del padre y aunque no te pueda ver
en cada una nos has dejado comiendonos la uñas
porfa tenemos que saber de ellos
gracias lulla por darnos la oportunidad de leerte
muxosssss bexossssssssssssssss
HOLA LULLA QUE SORPRESOTA ESTE OS, ES DIFERENTE PERO ESTA GENIAL Y POR SUPUESTO QUE QUEREMOS CONTINUACION, SIGUE POR FAVOR POR NOSOTRAS NO TE DETENGAS YA QUE SIEMPRE ESTAREMOS A TU LADO APOYANDO TUS LOCURAS... GRACIAS Y CUIDATE MUCHO... XOXOXOXOXOXOXOXOXOXOXO ISSY...
Está genial y queremos seguir leyendo, es diferente a las demás, algo nuevo, porfi continúa con ella.
Gracias
GISSELLA
Esta increible!!!!!!! SIIIIIIIIIIIII es la respuesta para que sigas escribiendola!!!!!!!
Esta increible el OS!!!, me gustan muchos todos tus fic esta muy bonito y me gustaria que lo continues, ten por seguro que leere cada uno de los capis, me gustaria seguir leyendo a este nuevo Edward... siguelo, siguelo!!!
Dios! Lu... (entre lágrimas)
Es impactante el porqué Bella ha decidido dar fin a su vida, el porqué de su deteriorado estilo de vida. Definitivamente que deseo des continuidad a la historia, no quiero que me dejes con esta lamentable imagen de ese encuentro.
Un Abrazo y espero leer el siguiente capítulo pronto.
Marta Salazar
Costa Rica
Hola Lu si me encanta por faor continualo es Ewdard estio joe Black me gusto mucho y me dejaste con muchas dudas besos
oh por dios lu
como siempre eres grande y maravillosa,te lo juro ese don que dios te dio de escribir haciendo magia con tus palabras...felicidades me en canto este one shot y te lo pido por favor por favor sigue con la historia, gracias por darnos tanto que dios te bendiga siempre.espero la continuacion---
Por favor!!!! Continúa. Es genial. Mary
Mil veces siiiiii esta muy buena como toda tus historia espero y la sigas me engancho desde el titulo hasta el final bravoooo !!
SIIIII x1000!!! continualaaaaaa! esta buenisima , me dejaste picada jajajaja ojala y si la puedas continuar sera una graan historia! besos Muaa
Me encantaría que este one shot sea una nueva historia, desde hace poco he ido leyendo tus historias lu y eres una gran escritora, tanto así que me dan ganas de intentarlo un día.
Hermosa un one shoot grandioso, no sabes lo mucho que me gusto. Deseo ella logre redimirse para que se encuentre con sus seres queridos. y que Edward tenga la bendicion de haber cumplido su cuota. Todo lo que escribes es adictivo. TQM!!!
PD. Hermosa se que he estado perdida, pero es que el trabajo me tiene casi sin tiempo. Sabes que aunque me tarde en pasar siempre estoy pendiente de tu hermosas historias. Deseo pases un hermoso Fin de Semana! TQM!!!
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