El valor de tu Vida. Capitulo 7

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Su  familia,  tras  el incidente en la playa  formo  y pétreo  flanco a su  alrededor. Si  algo  tenía por decir se lo  reservaron   para ellos,  ni si quisiera su madre  manifestó palabra alguna  al   conocer la  identidad del padre de Chaim.

 

El escozor  causado por  lo sucedido en la playa  fue  dejado atrás, no con prontitud pero si  con la firme  decisión de  no  dejarse pisotear  por nadie mas,  ya  demostraría  que   a pesar de su edad y  a haberse de saltado  etapas normales  en el crecimiento, demostraría que  era  una buena  madre, hija y mujer, demostraría que  no dependería  al cien por ciento de  un hombre  tan cruel como Sam. 

Para el primer    Halloween de  Chaim,  consiguió  un  disfraz  de   león. A pesar de las protestas de su madre, decidió que su  hijo tendría  lo que los demás  niños  tenían ese día, Todos  rieron al ver  al pequeño de  piel  canela   en  el disfraz, la melena   café  se  movía   fieramente  al ritmo de la cabeza producto de  no dejarse   pintar con  el lápiz de su madre unos   lindo bigotitos.

— Sin  bigotes  no eres el rey— susurro suavemente— vamos  déjate  hacer  los  bigotes fiero  gatito—

 Unos manchones  después,  lo  consiguió,  dibujo  tres líneas a lado  y lado de sus mejillas  simulando  los  bigotes del león y  a la  punta de su naricita  le  pinto un  triangulito  simulando  la  nariz  del felino. 

Chaim  gateo   por  toda la casa   volviendo su  traje de  león un completo  caos, Seth  y  las  gemelas corrían  tras él,  creyendo  que era un juego  gateaba con  mas    veracidad  y empeño, dejando a su paso  enérgicas, inocentes y  alegres  risas.

Las  rosas tienen  espinas  y ella  a  su corta edad  había   tocado  las más filosas y  agudas de  las espinas.  Todos  los problemas se disipaban con la mas leve risita del pequeño  regordete e  inocente de Chaim,  soportaría  cualquier  aguijonazo  con tal de poder  ver  esa hermosa sonrisa, con tal de poderle   oír  reír, y  de ver como linda carita   formaba cada  mohín cuando  se le  negaba  algo.

Sus hermanos   también   usaron  disfraces,   los   cuatro, cinco  contado a Chaim pasearon por la  reserva y parte del pueblo  cercano   pidiendo caramelos. Entre  todos  reunieron para  conseguir una  fotografía  del primer  Halloween de  Chaim. Del  primer  Halloween que celebraran ya que su padre  por  la religión prohibía  que  sus hijos  disfrutaran. 

 Mas tarde esa  fotografía ocuparía  todos los  sitios  importantes  en  su  camino.  Esa  fotografía le recordaría la calidez y el amor  incondicional que  algunas  personas podían  dar sin esperar nada a cambio, esa  fotografía  le  mostraría  el valor de  su  vida. 

Los primeros  pasos de Chaim vinieron cargados  con algunas  travesuras.  Su madre sin duda  alguna fue  la más perjudicada con  las andanzas de su hijo. 

El primer  paso   inestable  e inseguro le  mando directo al piso, un pequeño  sollozo   se escapo  del pequeño,   pero su abuelo   musito  algunas palabras  que le  calmaron, una sonrisa y  un nuevo intento.  Inseguro   lo intento una y otra  vez  hasta que  consiguió  tambaleante dar  do pequeños   pasitos antes de sujetarse con fiereza  a   una mesita. 

Dos  días  mas  tarde y con mas  energía  y determinación    avanzo mas,  bueno eso  habían dicho sus padres,  muchos progresos  de su pequeño parecía que los perdía  a causa de  la escuela, como  la primera palabra de  Chaim. La primera palabra que ella  no oyó. La primera palabra que  ella debía  celebrar  fue escuchada  y celebrada por sus padres.  

—Puedes  creerlo, mi niño  ha  dicho su  primera palabra— Chillo   alegre.  Los  celos  y la envidia. A  veces sentía que  perdía  tiempo con su  hijo— lo  hubieses  visto—

—Me  hubiese  gustado— farfullo con acritud— La  escuela no es tan divertida—

—Claro que es divertida,  estas aprendiendo,  tienes  amigos  con los  cuales  jugar y olvidarte todo lo que te espera  en casa—

Hubiese querido  refutarle  a su madre  aquella afirmación,  si,  disfrutaba  de la  escuela pero  no precisamente  por  los “amigos” ya que pocas personas querían  hablarle o permitirle  compartir con ellos,  las pocas  personas que lo hacían  parecían temer que  fueran a quedar embarazados. 

 Para  antes de acción de  gracia  consiguió  hacer unas  horas  en la pequeña cafetería,  tras  la  escuela y compartir tiempo con su hijo,  trabajaba  sirviendo cafés, limonadas, limpiando mesas, ayudando con  el aseo,  llegaba  a casa pasada las  nueve para  terminar las  tareas de la casa, para ver  a su pequeño   dormir plácidamente.  Sus padres no le obligaban  a  hacerlo, esto lo hacia ella  por orgullo,  por   obstinación, Chaim  era hijo suyo y   ella  no podía  delegar  toda la   responsabilidad a sus padres,  no,  ella   debía  proveer al pequeño  de todo lo que pudiera. 

Muchas  adolescentes de  su  edad  se preparaban para  pedir  su  megafiesta en  honor  a  la llegada de su dulce edad,  ella a cambio  se pensaba  en que si  recibiera algo  seria para  su  hijo.  

A veces se sorprendía con esos pensamientos,   no se sentía  anulada por su hijo, no se sentía menos  por  ser madre adolescente,  por contario  se sentía  mas  fuerte y  madura, mas consciente sobre las  prioridades de su hijo, de su  familia  y las propias. 

Muchas   deseaban   viajes,  ella   deseaba  poder  darle  a su  hijo lo que sus  padres  le  dieron a ella y más.

Los  ininteligibles diálogos de su hijo le hacían reír,  el no entender ni la mitad  de lo que  murmuraba  le hacía sentirse menos  cansada,  mas  emocionada.

Sus  días  básicamente se reducían  a  despertar, Escuela, cuidar de Chaim,   hacer  quehaceres,  trabajar, comer, dormir.

Despertar, trabajar,  hacer quehaceres,  cuidar de  Chaim,  Escuela, comer  dormir.

 Esa  fue  su  rutina   sin   importar  el orden, el resultado  era el mismo. 

Con la llegada de un nuevo  año, sus  hermanos volvieron  a Portland  esta  vez  los tres   vivirían juntos e  iniciarían  sus  respectivos  estudios  superiores,  Becca  decanto por  el  trabajo social,  Rachel  por   enfermería y  Seth por   una ingeniería.  La  economía del  hogar   se vio afectada,  con sus  tres hermanos fuera el  gasto de sus padres era más alto,  al menos  las horas que ella  laboraba  generaban un  aliciente para sus padres, al menos  podía decir que  lo poco o  nada que  ganaba  servía para suplir las necesidades mas  básicas de su  hijo  y un poco las suyas,   además una pequeñísima parte de su paga  iba directo a una  alcancía   escondida bajo  la  sencilla  cama  cuna  que consiguió  tras el primer cumpleaños  de Chaim. No era mucho lo que destinaba  para  la alcancía pero poco a poco   se podía lograr mucho.

La partida de sus hermanos se  sintió,  el poco   ruido en la casa,  la falta de gritos, el olor  de la  colonia de sus hermanas, los  chillidos  histéricos,  todo  eso se sintió,  hasta  Chaim parecía  extrañar  a sus  tíos. 

Ella  no pensó extrañarles pero así,  al menos quedaban  las conversaciones telefónicas  y  fueron  esas conversaciones las que terminaron por forjar una  fuerte  con  su  hermana  Becca,  con  Rachel   se creo camaradería pero no como  con  Becca, quien se convirtió en su confidente. 

Fue a Becca a quien le confiara cuando  uno de los  jóvenes  con quien estudiaba  comenzó a  coquetear con ella,  fue  a Becca a quien pidió que le guiara  y le dijera que  hacer, fue  Becca  quien  oía  sobre sus inseguridades, anhelos, temores  y sueños,  fue a  Beca  a quien le  informara con antelación que al terminar la escuela  estudiaría  leyes. Y si  fue Becca  la  que  metiera en su  mente la  idea  de  responder al coqueteo de su compañero  de clase.

 No  se  imaginaba  coqueteando  con  alguien. Él  era completamente descarado en cuanto  al  hacerle sonrojar o coquetearle,  en buscar cualquier pretexto para   tocarle,  en  cuanto  a  ponerse  zalamero y quererle camelearle usando a Chaim  en el proceso.  

Ella  no estaba  dispuesta a  quemarse  nuevamente y no confiaba en que  el repentino interés  de  él  no tuviera una segunda intención  por eso ante  cada  avance  ella  se retraía.

Él no  tenia reparo en  ir  a su casa  y manifestarle  sus  intenciones a su madre, quien escéptica le  oía pero no le alentaba  a desistir.

—Aun eres  joven, no puedes volverte una  monja,  tienes que vivir— le dijo  una noche— él  parece un buen joven—  frunció  el ceño a su madre, mientras  intentaba que la mano no le temblara  o  Chaim se quemaría.

—No tengo  tiempo para esas  cosas— respondió  tras una larga  y  profunda respiración.

—Tonterías,  eres   joven aun  no puedes negarte  a  experiencias—

—Suficientes experiencias  tengo con  Chaim—

 En esa ocasión  hasta  ahí quedo la conversación,  que su madre  se pusiera de parte de  Nahuel  no le hacia  gracia.  Que Becca  creyera que  seria una  buena  oportunidad de conocer la otra cara del amor, no le  hizo  gracia. Que  todos parecieran empecinados  en que ella  después  de tanta  reprimendas   antes de quedarse embarazada,  luego de las  recriminaciones durante el embarazo  no le hacia  gracia. 

Nahuel,  no parecía  aludido con  la negativa rotunda que  día  a día  le  diera. Por  Dios,  quería que entendiera que  ella no  era como todas las de su edad, que  ella   estaba centrada en dos  cosas su  hijo, su estudio, que no tenia tiempo, ni ganas de  embarcarse en una relación de la que  podría  salir herida, que  ella   aunque  se viera  fuerte  aun  tenia  una  vieja y abierta  herida,  y que  la confianza en si  misma,  el autoestima no estaban  tan altos como  aparentaba  al mundo.

No,  Nahuel  no entendía  eso, día  a día  le empujaba  más.  Diariamente le   esperaba  fuera de la cafetería para acompañarla  a  la casa,   para  rematar  se tomaba  su  tiempo para  charlar  con sus padres e incluso cenar con ellos. 

Todo  eso  le  exasperaba  e  inquietaba, sobre todo esa  ultima,  le inquietaba  sentirse atraída  hacia  él,   no  podía  ocultar  esa  sensación de vació cuando le  veía  y  cada que  él se acercaba   demasiado a su cuerpo  sentía que el corazón  latía  con demasiada  fuerza. Se sentía  estúpida  al  dejar que  le  afectara tanto,  ella la madre de un niño cercano a los dos  años de edad,  no podía  dejarse  trastocar   de esa manera.,  además  era ridículo que solo con las caricias  que él  se permitía  prodigarle  sintiera  que  su corazón se desbocada, eso  quizás era lo peor de todo Nahuel  le  tenia en vilo porque durante todo el tiempo  que llevaba  rondándole no le  había  dado  un beso, solo   caricias que le  hacían  soñar y desear cosas  fuera de su alcance. 

El colmo  de los  colmos fue que se  hiciera un gran amigo de Seth  y que las  gemelas  pulularan  a su  alrededor encandiladas  cada  vez que visitan  el hogar,  en esos  días  no quería  salir de su habitación y hacia  lo posible por no hacerlo, pero con un niño en edad de  exploración y  con  energía desbordante le  era  imposible.

Desesperante  se torno la  situación cuando su madre   desbordaba  alabanzas  al  buenecito de Nahuel, en palabras de  su madre él era el hombre perfecto para  ella, su alma  gemela,  el  amor de  su vida  y un montón de  cursilerías que  por poco  le provocan  arcadas.

— Si es tan perfecto deberías pedirle que salga contigo y dejarme  a  mi en paz—  estallo— él  no es tan perfecto  ¿Por qué todos  parecen adorarle?, no ven que es  fastidioso,  molesto como un   grano en…  alguna  zona dolorosa.  No le quiero  cerca de  mí, no  lo  quiero cerca. Punto — 

—Como desees— murmuro  una  voz  suavemente tras de ella. Apretó los parpados con fuerza  y  sintió como sus mejillas se  ponían calientes de la  vergüenza. Nunca  antes le había  sucedido  semejante  cosa,   el único  día que decía algo  producto de sus confusos  sentimientos y  él lo oía  claro  y  alto—Que  pasen  un  buen día— mordió con  fuerza su labio  inferior  para evitar gemir  alto. 

— ¿Satisfecha?— pregunto su madre  con notable desaprobación— Acabas de dejar  ir a un  buen amigo  y  un buen  partido—

Nahuel dejo de  visitarle,  de  ir  a  esperarle  a las   afuera  de  su trabajo, en la  escuela  también le ignoraba y  no  le dirigía  la palabra.  Ese  cambio   no le gusto,  admitía que  sus  atenciones  le hacían  falta, que conversar con él  era  mas que entretenido, que  el que  la  acompañara  a su casa  luego  del  trabajo  se  había  convertido en  uno  de los momentos mas   esperados del día. Tristemente  se dio cuenta de todo ello  tras  sus  duras palabras y   dos semanas  de  su ausencia.    

Su madre  notando  que animo  se limitaba  a  decirle  “te lo dije”.  Becca  sugirió que le pidiera  disculpas  y  le explicara como  se sentía, pero tan  terca y  orgullosa  como se había  vuelto  prefirió  extrañarlo  a  buscarlo. No,  ella  no tenía tiempo para eso,  tampoco era lo más prudente.

Dedico  sus  energías  a  organizar  una pequeña  celebración por  el  cumpleaños  numero dos  de su  hijo.  Elaboro  unas  sencillísimas  tarjetas de invitación,  realizo algunos  viajes  a  Forks  para  hacerse  a  los  globos y  sorpresas  que iba  a dar a los pocos  invitados.  Contrato a  algunos  jóvenes de la reserva para  animar  la  fiesta.  Su madre  ayudo  a hacer  algunos postres y  con la  torta de  chocolate. Por  cortesía  envió   invitación a  Nahuel, no es que creyera que  fuera a  asistir.

Para ese día  compro a  Chaim un  hermoso  pantalón de mezclilla  y  una camisa   a  cuadros  y  zapatos de material, su mini hombrecito  lucia  como  para portada de revista. Sus pequeños  y oscuros rizos  y  sus  grandes  ojos  marrones   le  hacían lucir  como  todo  un  fon  juan,  ya  podría verle  con algunos años  mas  conquistando el corazón de las  jóvenes.

La  casa  fue  adornada  con globos de todos los  colores, varias sillas  ubicadas de tal forma que la pequeña  sala  quedar convertida en una zona  de  actividades, el pastel se  ubico en el  fondo sobre una  mesa cubierta con un  mantel e plástico  lleno de figuritas  animadas y  con  las palabras Feliz  Cumpleaños.

Los ruidosos  y alegres  invitados  se tomaron  rápidamente el hogar , las  risas, los gritos, el verles correr de lado a  lado,  disfrutar  de la pequeña  fiesta  le hizo sentir la mejor madre  del mundo, no hacia  esa celebración por  los  regalos, lo hacia para que su hijo  fuera  feliz. Ella  misma  se comporto  como  uno de los pequeños invitados,  haciéndose participe  de cada  juego.  No faltaron las fotografías de  Chaim,  de  ella con su  hijo, de su  familia alrededor del pastel  con grandes  sonrisas. La  alegría  y emoción en el  rostro de su hijo compensaba  cualquier cosa. 

Se sorprendió  que  Nahuel  apareciera  luego  de  la sesión fotográfica, sin saber  como  actuar se limito a dedicarle una  tímida sonrisa.  Observo con  el  cristo en la boca como  su pequeño  terremoto corrió  a los  brazos  de Nahuel quien no   dudo  en  atrapar al pequeño  en un  abrazo. 

Él  con niño en brazos se  acercó  a ella,  saludo cortes,  y dejo un beso en una mejilla. Tartamudeo algunas   insípidas  disculpas.  Rápidamente Nahuel  resto importancia  a  sus palabras,  no podía culparle  se había  comportado como una  imbécil.  Le  vio  marchar  con Chaim   y  unirse a los  pequeños  invitados  con  quienes jugo. 

Un poco  agotada  por la  energía de los  invitados  se  escabullo  a la pequeña  cocina.  se  dejo caer  en una  cómoda silla  y  cerro  los ojos,  sonrío  ante el éxito de la  fiesta, así   le  encontró Nahuel unos  minutos  después.  Sobresaltada  dio un  respingo.  Sus  mejillas  se pusieron  rojas  como las  granadas.  Fingió  que nada  paso e intento  salir  de  la pequeña cocina.

— ¿Tan desagradable soy que siempre  te  marchas cuando llego?— pregunto  él  con su mejor  voz de sufrimiento.

—Y…yo…—  tuvo que  aclararse la  garganta  y  obligarse a  levantar la barbilla— no  eres  desagradable, solo...  yo… bueno…  creí  que estabas  enojado por lo de la otra vez—

—Y  lo  estaba,  lastimaste mis sentimientos— por el tono que uso no sabía si era verdad o alguna bromita— yo ,  todo enamorado y tu   toda  remilgada y  pretenciosa,   no iba  a venir…

— ¿Por…—

—Quería  verte—  interrumpió,  se  acercó  con premura— solo  verte,  extrañaba  mucho  poder  estar a tu lado,  hablarte y  reír  contigo— con cada  palabra su  pulso se  aceleraba y  su  respiración se  hacia pesada. 

La  manera  en que la miraba   no  ayudaba   a  mantener  una actitud distante. Por  unos  minutos  sus   oscuros  ojos  se encontraron, no es como si antes  no se  hubiesen mirado, ellos  durante  varios meses  se miraron miles de veces ,  solo   que  esta  vez había  algo más.

Un parpadeo,  solo  un parpadeo y él  tenia  su  rostro acunado entre  sus manos,  y  sus labios unidos  en  una  lenta  sucesión  de  caricias.  Respiro profundo,  antes de  permitirse   besarlo,  un beso concienzudo,  delicado,  fuerte.  Un beso que le  hizo añorar  más  que  solo  el momento.   Despejo su mente  de  cualquier pensamiento,  no  se preocuparía por  todas las dudas  y  deseos que ese beso  despertó. 

P.s  Desde la semana  pasada tenía este capitulo pero  que he  estado líadisima.  Un abrazo y  una  Felices  felizces  fiestas,   Mi Lu un  abrazoooo  se me  cuidan .

Ada