Capitulo 18: En la jaula del lobo

Tweet Hola amigas!... aquí nuevo capi de Ángel, esto se pone emocionante!!!... Traten bien a este capi, no podía dejar de escribir, parecía que el teclado de la compu me había poseído ja ja!.... dejen sus buenos comentarios y espero que les guste, besotes!!!


En la jaula del lobo

Desperté cuando los rayos del sol se filtraban por la ventana y me molestaba los ojos, moví mi cabeza escondiéndola debajo de la almohada y suspiré resignada sabiendo que no iba a poder dormirme de nuevo, no pude contener una sonrisa cuando unas vividas imágenes vinieron a mi mente… Edward haciéndome el amor en la bañera, luego en la cama después de secar mi cuerpo él mismo y más tarde en la cómoda que estaba en un rincón de la habitación. Fue sin lugar a dudas la noche más feliz de mi vida, ninguna la superaría ni en un millón de años, no solo porque Edward y yo pudimos gozar de nuestro amor plenamente, sino también porque el amor de mi vida me había pedido ser su esposa. Luego de haber hecho el amor en la bañera, Edward tomó mis mejillas entre sus manos, mirándome fijamente a los ojos y pronunció las palabras más hermosas que hubiese podido escuchar… “deseo con todo mi corazón que me permitas ser tu esposo”, como si fuera que es un honor para él casarse conmigo… si supiera que el honor de ser su esposa era mío. Le respondí con un gran SI que inundó la casa, tuvo que sacarme de la bañera a cuestas porque mis saltitos de alegría hacían que el agua se desbordara y mojara todo el baño, terminamos acostados en la cama con nuestros cuerpos mojados haciendo el amor entre risas y lágrimas de alegría. Tenía una vida por delante para estar a su lado… una eternidad mejor dicho, ya que no me conformaría con menos… lo amaba con todas las fuerzas de mi corazón y por él era capaz de, no solo ser su esposa… sino también ser su compañera para toda la eternidad… lo único que anhelaba mi corazón era estar junto a él para siempre.

Dejé de lado mis cavilaciones cuando un frío dedo comenzó a recorrer la línea de mi columna haciéndome arquear la espalda, solté una risita por lo delicioso que se sentía.

Al parecer ese dedo se sitió confiado al ver que me agradaba su caricia y siguió bajando hasta llegar al punto bajo de mi columna. El dedo fue reemplazado por la palma de una mano que me acarició los glúteos suavemente y se adentró hasta mi entrepierna, solté un gritito ahogado ante su contacto con mi sexo, entreabrí mis piernas para facilitar el contacto y sentí cómo unos dedos fríos alcanzaban mi clítoris haciéndolo estremecer de placer, comencé a jadear bajo la almohada, con mi boca sobre el colchón. Los fríos dedos se adentraron en mi interior que ya estaba húmedo por la excitación y comencé a retorcerme de placer cuando estos dedos entraban y salían friccionando mi sexo. A pesar de haber estado casi la mitad de la noche haciéndole el amor a mi vampiro sentía que nunca iba a ser suficiente… siempre iba a querer más y más de él.

Mi jadeo se hizo incontrolable al igual que mi respiración y mis latidos erráticos del corazón, mientras más friccionaba mi sexo más estrecho se hacía el nudo en mi estómago y mucho más fuertes eran mis gemidos, llamaba a mi amor… lo llamaba a él tan fuerte que parecía no ser suficiente, yo lo sentí a mi lado siendo el responsable de tan exquisito placer pero no quería cortar esto… no quería interrumpir su tarea.

Cuando creí que iba a estallar con el placer de mi orgasmo él sacó sus dedos y tomo mis caderas con ambas manos elevándolas un poco, lo siguiente que rozó mi entrada fue su erección. Se adentró en mí suavemente deteniéndose para cerciorarse que yo me encontraba bien,

_¿Bella?... ¿te encuentras bien?_ me dijo con su voz ronca y entrecortada, estaba claro que quería lo mismo que yo…

_Si… sigue por favor_ le dije con mi cara hundida en la almohada. Sentí una suave risa y luego grité con su embestida, con sus manos en mis caderas comenzó a alejarme y a acercarme más rápidamente, una de sus manos viajó a mi espalda para acariciarme mientras la otra sostenía fuerte mi costado, levanté mi torso lentamente hasta quedar recargada contra su pecho mientras él arremetía por detrás, llevó una de sus manos a mi clítoris para acariciarlo al ritmo de su embestida y la otra mano la puso sobre mi pecho para sostenerme… nuestros gritos y jadeos llenaban la habitación, teníamos toda la libertad para gritar, ahora estábamos en nuestra propia casa sin nadie cerca para luego avergonzarnos… lo tenía solo para mi.

Gritamos nuestros nombres con su ultima embestida, momento en el cual sentí el orgasmo más exquisito que él pudiera darme, sentí cómo cada fibra de mi ser se iba llenando de él… sentí que él se descargaba en mi interior refrescando mi entrada, sentí al amor de mi vida marcándome como suya para siempre.

Luego de nuestros orgasmos nos quedamos quietos tratando de encontrar nuestra respiración, mientras él besaba mi cuello, mi hombro y mi espalda yo solo susurraba su nombre, luego se separó aún sosteniéndome y no tuve fuerzas más que para dejarme caer en la cama desesperada por aire, él también jadeaba pero en menor medida que yo… igualmente él no lo necesitaba, lo hacía por instinto. Me envolvió con sus brazos sabiendo que necesitaba calmar mi calor y con uno de sus dedos acarició mi cuello y la línea de mi mandíbula, yo tenía los ojos cerrados pero podía sentir su poderosa mirada traspasando mi rostro.

_Bella…_ me llamó suavemente.

_¿Qué mi amor?...

_ Si pudiera encontrar las palabras suficientemente adecuadas para decirte cuanto te amo…_ suspiró, en ese momento yo abrí los ojos para encontrarme con el rostro más perfecto sobre la tierra, tenía sus ojos cerrados y se mordía el labio inferior. Reí ante la posibilidad de haberlo aprendido de mí, le suavicé el labio con uno de mis dedos… y levanté mi cabeza para besarlo dulcemente.

_Lo sé amor…_ le dije riendo _no necesitas demostrármelo con todo esto… yo solo te quiero a mi lado… para siempre._ le dije tratando de no sonar tan directa con la idea que se me había estado formando en la cabeza los últimos días.

Se rió suavemente cuando seguramente me sintió tensarme casi imperceptible entre sus brazos.

_Bella… yo tampoco te quiero a mi lado por menos que eso…_ me contestó para mi sorpresa. En ese momento sonó su móvil, él refunfuñó y luego levantó su brazo hacia la mesita al costado de la cama, miró la pantalla y con un suspiro atendió la llamada,

_Hola Alice…_ dijo resignado. _ Si, está aquí… Alice no sea ridícula… OK se lo diré pero déjame decirte algo antes…_ se escuchó un largo silencio del otro lado y luego solo un “anda dime”…

_Quiero que la dejes en paz… no revolotees a su alrededor como un molesto mosquito porque la vas a ahuyentar._ le dijo riendo maliciosamente, _ no te perdonaré si por tu culpa ella me deja…. Está bien…_ me miró sonriendo y luego me tendió el móvil para hablar,

_Hola Alice…_

_¡Bella!... hoy debemos salir, solo tu y yo… me acompañaras a ir de compras_ me dijo entusiasmada la pequeña Alice.

_Mmm… hoy tenía otros planes Alice, espero que no te moleste…_

_No… pero cuéntame de tus planes y tal vez pueda convencerte de dejarlos para otro día…_ una risita maliciosa sonó del otro lado del teléfono.

_No lo creo Alice… tal vez mañana pueda acompañarte. Hoy iré a visitar a Ángela a su casa, hace mucho que no la veo y me gustaría charlar con ella de algunas cosas… por favor ¿me perdonas?_ la línea quedó en silencio unos momentos.

_Bella… si te pido que no vayas ¿lo harías por mí?_ sus voz era seria y segura.

_¿Por qué Alice?... estaré bien._ traté de asegurarle mientras miraba a Edward, él parecía pensativo.

_No lo sé Bella, habíamos quedado en que no irías sola a ningún lado._

_Lo sé Alice, pero es Ángela y es su casa… ¿qué podría pasar?... a demás tengo que ver con ella unas cosas del trabajo, no me moveré a de allí._ parecías ser un trabajo difícil convencer a Alice de algo.

_Ok Bella… pero estaré más tranquila si me dejas llevarte o si lo hace Edward… y luego deberás llamar para que alguien te busque._ dijo con determinación.

_¡Alice!, no soy una niña… puedo ir sola sin andar molestando_ esa pequeña Cullen me estaba colmando la paciencia._

_No molestas Bella… a demás me dolería ver cómo mi hermano se deshace en pedazos si algo te sucediera._ al escuchar eso no pude más que resignarme, lo que menos quería era que Edward se preocupara por mí. Con lo que había sucedido hace dos días con el tema de Jacob Black en la concesionaria y con todo lo que había hecho por mí a partir de allí, lo menos que podía hacer era no preocuparlo.

_Está bien Alice, dejaré que Edward me lleve y me busque… a demás tú puedes ver el futuro ¿no?, nada podría sucederme si tu estás vigilando._ le dije tratando de calmarla.

_Si es cierto, pero también es cierto que mis visiones pueden cambiar y no son totalmente de fiar, yo que tú no confiaría mucho en mi habilidad. Nunca se sabe._ dijo algo reticente.

_No lo creo… confío en ti._

_Bella… ¿me pasarías con Edward?, necesito decirle algo._ la saludé y le pasé el móvil a Edward que esperaba con el seño fruncido. Yo me recargué sobre su pecho mientras él acariciaba mi espalda con la yema de sus dedos.

_¿si Alice?..._ esperó escuchando, _bien… lo haré no te preocupes, tú mantenme al tanto… lo sé… bien estaré atento, Adiós._ cerró el móvil y volteó a mirarme. Su mirada era seria y calculadora y parecía querer ver a través de mí con esos ojos dorados ahora algo oscurecidos.

_Bella, te llevaré hasta lo de Ángela… pero promete que no te moverás de allí y esperarás por mí si lo debes hacer. ¿lo harás?_ su mirada era tan penetrante que no pude encontrar mi voz para responderle, solo asentí.

_Bien, mejor así… _ acunó mi cara entre sus manos y me besó dulcemente. _¿a qué hora irás?.._ me dijo luego.

_Luego del almuerzo estría bien, es decir de mi almuerzo…_ dije recordando que allí era la única que comía, _ asintió con la cabeza sonriendo antes de besarme de nuevo,

_Edward… ¿por qué tanta precaución?... ¿por qué ese afán de cuidarme?_ le pregunté luego, su mirada se oscureció otra vez y casi sentí miedo de haber preguntado.

_Bella… tú sabes por qué. Lo único que quiero… y perdona que sea demasiado egoísta de mi parte… pero lo único que quiero es que no te separen de mi lado, yo sin ti no soy nada. A demás todo es peligroso con un hombre lobo dando vueltas… y mucho más con esos pensamientos que tiene sobre ti._

_ ¡y mira quién lo dice!... un vampiro…_ traté de encontrarle el humor a la situación, pero él ni se inmutó. _Ok… un hombre lobo, me gustaría saber qué pensamientos tiene sobre mí pero no quiero despertar más tu ira, si tú crees que es peligroso no diré ni una palabra._ dije simulando cerrar mi boca con una llave y tirarla sobre mi hombro. Logré que se riera y lo besé al verlo cambiar de actitud.

Almorcé rápidamente lo que Edward cocinó para mí, ravioles con salsa de setas. No podía creer que él lo supiera hacer, lo acabé todo en minutos y sonrió satisfecho al ver que me habían gustado. Me di un baño rápido y me puse unos jeans oscuros con una camisa azul de mangas cortas, unos zapatos bajos y me peiné con una coleta en la nuca.

Cuando bajé las escaleras él me esperaba ya cambiado y parecía recién bañado,

_¿cómo hiciste eso?..._ le dije apuntando su cambio de ropa y su pelo mojado, miré por todas direcciones buscando otro baño mientras sentía su risa.

_Fui a casa mientras te estabas bañando, no queda muy lejos…_ me dijo como si fuera lo más casual del mundo.

_Ok… ya algún día tendré esas habilidades amor…_ le dije restándole importancia mientras tomaba mi abrigo y abría la puerta de salida, volteé al ver por el rabillo del ojo que no se movía. Estaba parado en el mismo lugar, como petrificado y con los ojos como plato, su boca parecía querer decir algo pero no lograba hacerlo. Reí internamente al saber qué era lo que lo había puesto así, sinceramente se me había escapado ese comentario pero de alguna manera tenía que hacérselo saber, y si era con indirectas mucho mejor… ya sabía lo que pensaba con respecto a mi bienestar.

_¿Vas a venir o tomo el Volvo y me voy sola?_ le dije con tono sarcástico.

Se movió vacilante al principio pero luego aceleró sus pasos y salimos de la casa, nos montamos en el Volvo y no pude evitar una sonrisa. Por primera vez había podido desconcertar a Edward Cullen, el perfecto vampiro.

Aparcó el auto en la calle del edificio de Ángela y volteó a mirarme…

_¿Quieres que te acompañe?..._ una de sus manos ya estaban abriendo la puerta.

_No… no es necesario, Ángela vive en el segundo piso y aguarda por mí, le mandé un mensaje ayer desde el móvil de Alice y me dijo que estaría esperándome…_ le dije tomándole la mano.

_Me avisas para que te venga a buscar…_ pareció recordar algo y buscó en la gaveta delantera del auto, sacó un móvil pequeño plateado y me lo tendió hacia mí, _este lo compró Alice ayer, están los números de la familia… tómalo es tuyo._

_Edward… basta de regalarme cosas, esto es…_ alcancé a decir antes de que el me cortara

_...es para que me llames si te quieres ir, estaré aquí lo más pronto que pueda…_

_Está bien… te llamaré cuando quiera irme._ lo besé con dulzura pero él me apretó contra su pecho intensificando el beso, haciendo que nuestras lenguas tuvieran una lucha encarnizada en nuestras bocas, por un momento ya no quise salir del auto, quería besarlo para disipar todos sus miedos, quería hacerle sentir que era solo suya y de nadie más, que iba a extrañarlo el tiempo que no estuviera con él… era simplemente lo mismo que él me estaba diciendo a través de su beso: que me iba a extrañar, que era mío y que no tuviera miedo... aún así la necesidad de respirar fue apremiante, nos separamos jadeantes y con una gran sonrisa en mi boca salí del auto. Vi que se iba cuando yo estaba cerrando la puerta del edificio, tomé las escaleras y subí despacio pensando en mi amor, era ridículo tomar el ascensor si iba al segundo piso.

Golpeé la puerta de Ángela y esperé aún con la sonrisa en la cara, nadie respondió. Golpeé de nuevo tratando de escuchar pasos o voces al otro lado de la puerta pero nada pasó, maldije en voz baja… pero justo cuando sacaba el móvil de mi bolsillo para marcarle a Edward la puerta del departamento de Ángela se abrió. Reconocí de inmediato al hombre que se encontraba en el marco de la puerta sonriéndome con suficiencia,

_Jacob… ¿Qué haces aquí?_ le dije mirándolo incrédula, por instinto me alejé un paso hacia atrás tratando de ver dentro del departamento de Ángela, algo me decía que esto no estaba bien. _ ¿y Ángela?_ le dije reuniendo coraje para tratar de entrar al departamento pero él tomó mi brazo y me detuvo antes de que yo pudiera hacer algo, sus ojos destilaban resentimiento, se acercó a mí lentamente,

_A ti te quería ver… ¿y tu vampirito donde está?_ dijo algo sarcástico. En ese momento se me cortó la respiración, no podía creer lo que acababa de decir… sabía lo que Edward era y sus palabras hacia él estaban cargadas de odio y rencor.

En ese momento escuche un gemido de dolor desde dentro del departamento, giré la cabeza y él comprendió lo que yo había escuchado, con un empujón me tiró dentro del departamento, caí en la alfombra de la sala de Ángela y me llenó de dolor lo que ví.

Ví a mi mejor amiga atada de pies y manos y amordazada en el suelo de su cocina, las lágrimas me nublaron la vista y quise ir hasta donde se encontraba ella, sus ojos bañados en lágrimas estaban llenos de confusión y miedo y no pude evitar taparme la boca para no gritar, esto era demasiado… había entrado a la jaula del lobo como una completa idiota, arrastrando a todos los que quería conmigo, a mi amor, a su familia y a mi mejor amiga. Esto era demasiado…