Capitulo 3: Esperando por tí

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Hola amigas!!... aquí entregando un nuevo capitulo de Cuando tu corazón deje de latir... espero que les guste, dejé volar mi imaginación... ya que el proximo capitulo ¡¡es la boda!!!!.... estoy ansiosa por hacer ese capi. Bueno espero sus buenos COMENTARIOS y gracias por leer mis delirios, besos!!!

PRIMERA PARTE Capitulo 3: Esperando por ti

Estaba dormido sin ti…

Estaba latente y sin vida…

Te esperé como la flor espera la refrescante lluvia de la primavera…

Y viniste a mí arrasando con lo que creía…

Alimentaste mi alma, mi vida….

Con suaves besos y enormes alegrías…

Estaba esperando por ti vida mía…

Y esperaré hasta el final de los días…

Vi que ya se asomaban las primeras luces del alba en el horizonte… teníamos que regresar. Fue realmente un alivio haber salido con mis hermanos a mi “despedida de soltero”, me sorprendieron mucho al haber pensado esto para mi.

Emmett había encontrado la manera de “secuestrar” de los circos y zoológicos cercanos unos cuantos leones africanos, los llevó hasta la península de Olimpic y los soltó allí para que los cazáramos nosotros mismos. Era conciente de que Emmett sufría locura temporal pero llegar al punto de “secuestrar” leones africanos para satisfacer nuestra sed con la excusa de que era mi despedida de soltero era demasiado. Había seis de ellos, dos para cada uno, su aroma era dulce y embriagador… solo un aroma podía superar este magnifico efluvio y era la esencia de Bella. Necesitaba a estos animales para afrontar mi luna de miel con mi esposa, le tenía que dar lo que ella quería… tenía que hacerla mujer y no iba a poder hacerlo si su aroma exquisito arremetía mis sentidos haciéndome desear beber su sangre. Definitivamente necesitaba los leones africanos. Cacé el primero gracias a su desorientación, su efluvio era fácil de rastrear, por lo tanto no me tomó demasiado tiempo para dar con él. El león no es como el puma, es valiente y enfrenta el peligro… hace que su presa se petrifique con su imponencia y su belleza, es más fuerte y veloz y juega con su presa una vez que la cazó. Era tan parecido a mí que me estremecí al pensarlo, aunque yo no jugaba con mis presas… y mucho menos con Bella… ella era mucho más que eso, era la dueña de mi vida, era ella quien decidía sobre mí.

Sorbí la sangre de león hasta la última gota, su dulzura y su calor llenó mi cuerpo, preparándolo para seguir… comencé a tratar de ubicar al otro ejemplar. Este fue realmente muy difícil de ubicar, ya se había ambientado y sabía a donde dirigirse… sabía por donde escabullirse, me hizo seguirlo por horas… había perdido el rastro de mis hermanos, pero el león era un desafío que debía cumplir. Me impuse el objetivo de rastrear a mi presa hasta dar con ella, de esa manera solo iba a estar satisfecho, y debía saberlo rápido, pues me esperaba mi futura esposa en casa.

Encontré al ultimo león varios kilómetros al norte de la zona donde Emmett los había liberado, cerca de una zona montañosa… reconocí el lugar enseguida… estaba cerca de Canadá. No podía creer que me había alejado tanto, no era mi intención desde un principio pero si era necesario hacerlo. Lo encontré entre los árboles de un bosque cercano, estaba acechando a su presa, de la misma manera que lo hacía yo con él, me lancé sobre él y luché encarnizadamente… él por mi carne y yo por su sangre. Desafortunadamente para él, yo era más fuerte y quebré su cuello en unos cuantos segundos, luego hinqué mis dientes en su cuello para beberlo hasta vaciarlo. Una vez que terminé con mi alimento volví a tras mis pasos para encontrar el rastro de regreso, pude sentir a Jassper y decidí ir tras él, lo encontré unos kilómetros al sur esperando por nosotros.

_Edward!... busquemos a Emmett y regresemos a casa, tienes una boda a la que asistir._ me dijo mi hermano con una sonrisa de suficiencia, sus ojos dorados y brillantes me decían que también había disfrutado de su caza. Volvimos a correr con todas nuestras fuerza hasta encontrar el rastro de Emmett, lo seguimos hasta dar con él. Nos esperaba ya en el Jeep a un costado de la carretera.

_¿Y hermanito?... ¿disfrutaste mi regalo?_ me decía Emmett recargado en una de las puertas,

_Tanto como tú supongo…_ le dije dándole con un puño en el hombro, _ahora vallamos, Bella espera…_ dije mientras me subía al asiento trasero.

Siempre era bueno volver a probar la sangre del león, nos revitalizaba y nos daba más fuerzas que cualquier otro animal. Emmett no podía contenerse de felicidad, lo había disfrutado tanto como yo, y Jassper más reservado en cuanto sus sentimientos, mantenía su semblante tranquilo y satisfecho. Realmente esto era lo que necesitaba, estar plenamente satisfecho para poder encarar el día de mi boda con mi amada Bella.

_Edward… sé que estuviste pendiente de todo hace unos días, ¿hay algo que todavía falte hacer?_ me dijo el siempre calculador y organizado Jassper.

_No Jass, solo falta que Bella diga “si”, _ le dije riendo _ ¿no sabes si ya han llegado Eleazar y los otros?_

_No… todavía no habían llegado cuando salimos a buscarte._ me decía Emmett sonriendo _ ya quiero ver la expresión de Tanya cuando digas “si quiero”_ se reía a carcajada limpia.

_No me preocupa Tanya y lo sabes… lo único que quiero es que Bella se sienta cómoda con nuestra familia. Sé que Tanya sabrá comportarse, ella sabe que lo nuestro no es más que una amistad._ sabía que Emmett seguiría molestando, aún durante la boda… lo conocía y no lo iba a dejar pasar. _Aún así será interesante ver su reacción cuando vea a Bella… ya sabes como son sus aires de grandeza._

No le discutía eso a Emmett, yo sabía realmente los intentos de Tanya por acercarse a mí, aún después de haberla rechazado hace tiempo cuando me declaró su interés de ser mi compañera cuando vivíamos en Alaska. Cada vez que me encontraba con ella me dejaba ver en sus pensamientos que aún sentía lo mismo por mí y yo siempre terminaba diciéndoles que solo la consideraba una buena amiga, mucho más que eso parte de mi familia. Ahora tenía la esperanza de que de una vez por todas asumiera el hecho de que yo no era para ella, que la única dueña de mi corazón fue y siempre será mi Bella.

También esperaba terminar con la inseguridad de Bella, ella nunca se veía como lo que realmente es… una hermosa mujer, la criatura más bella que mis ojos hubieran visto jamás, esto sumado al hecho que se dejaba intimidar fácilmente por la belleza física de los de nuestra raza y Tanya no le era indiferente en absoluto… ella sabía, por lo que yo le había contado, que Tanya alguna vez había intentado seducirme, y estaba seguro que en la boda, al momento de conocer a los Denali su inseguridad iba a surgir y la iba a hacer sentir intimidada. Yo tenía que demostrarle como sea posible, que mis ojos y mi corazón solo tenían una sola dueña… solo Bella.

Llegamos a casa al mediodía, la boda sería en unas cuantas horas más. Alice nos estaba esperando en el garaje con el seño fruncido y las manos en sus caderas, se podía decir que estaba impaciente.

_¿Preparado para la ira de esta enana?..._ me decía Emmett entre risas aparcando el jeep lentamente.

_Si, al final todo habrá valido la pena… no me importa soportarla unas cuantas horas más._ le respondí sonriendo mirando a mi hermanita acercarse al jeep.

_Ella solo quiere que tu boda sea inolvidable, tanto para ti como para Bella._ dijo Jassper abriendo la puerta.

Bajamos de un salto sabiendo que Alice iba a comenzar a despotricar hacia nosotros,

_Edward Anthony Cullen!... ¿se podría saber por qué tardaron tanto?_ decía mi hermanita sacudiendo un pie en el piso, _ no tuve tiempo de “verlos” por la cantidad de cosas que estuve haciendo por aquí… _ dijo aún con el seño fruncido.

_Tú solo habla y nosotros haremos._ soltó Emmett, estaba dispuesto a todo con tal de no sufrir la ira de Alice.

_Bien… Edward Esme te necesita a ti y a Emmett, ve que quiere y luego ve a bañarte y por favor no quiero rastros de ese olor a gato que tienes encima._ dijo olisqueando mi ropa, _ dejé tu traje bien acomodado en tu cuarto, si necesitas ayuda con la corbata o los gemelos llama a Carlisle yo estaré ocupada con Bella… no salgas hasta que yo te lo indique ¿oíste?_ asentí algo aturdido.

_¿Bella está aquí?_ pregunté una vez que me di cuenta que lo había dicho.

_Si… Bella está aquí_ me dijo como si fuera algo obvio _y pobre de ti que vallas a verla, aguántate hasta que estés en el altar._ volteó hacia Emmett y siguió dando indicaciones. Yo no pude oír nada más solo pude imaginarme a Bella preparándose a unos pasos de mí, me la imaginé poniéndose un vestido blanco y sonrojándose al verse en el espejo, la imaginé peinando su suave y sedoso cabello… no pude imaginarme más nada, algo me golpeó en las costillas haciéndome volver a la realidad. Miré para ver qué había sido y vi a Alice con su pequeño puño a centímetros de mi costado,

_¡¿Todavía estas aquí?!_ bramó con el seño fruncido. Temí que se quedara así para siempre así que salí a toda velocidad hacia el patio trasero donde pude sentir la esencia de mi madre supe que Emmett venía detrás mío, mi madre estaba a un lado de la gran tienda donde sería la fiesta, nos pidió que aseguráramos las cuerdas de la tienda a los árboles más cercanos para que ante cualquier soplo de viento este bien asegurada al suelo, con nuestra fuerza y rapidez lo hicimos en unos pocos minutos.

Luego de cerciorarme que mi madre ya no necesitaba de mi ayuda salí corriendo hacia mi habitación, no pude ver nada en el camino ni escuchar a nadie, sabía que había gente por allí, dentro de la casa, tal vez ultimando algunos detalles… pero no me detuve hasta estar frente a mi puerta. Me pregunté en que habitación tenían a Bella y vacilé frente a mi puerta con la perilla en mi mano, tal vez si pudiera ir y verla, tan solo verla y saber que estaba bien. Solté la perilla dispuesto a dar unos pasos por el corredor,

_¡Ni se te ocurra!_ escuché el bramido de Alice desde algún lugar del segundo piso, sabía que se dirigía a mí. Resignado abrí mi puerta y me escabullí a su interior. Encima de la amplia cama con cobertor dorado estaba mi traje perfectamente acomodado, con las prendas colocadas tal cual debía ponérmelas, sonreí ante la precisa organización de Alice.

Me vestí lentamente sabiendo que en unas horas más me uniría para siempre con el amor de mi existencia, al fin dejaría mi soltería atrás para unirme a la más perfecta criatura que existía en el mundo… al fin la convertiría en mi amada esposa Bella Cullen.

Justo cuando me colocaba mis gemelos sentí cómo unos pasos en el corredor se detenían ante mi puerta, pude reconocer la esencia de mi padre. No necesitó golpear, antes le indiqué que pasara. Ya enfundado en su traje y preparado para la ceremonia se adentró en mi habitación con una gran sonrisa en su rostro,

_Hijo… estás muy guapo._ me dijo para mi sorpresa,

_Tú también padre…_ reímos ante aquellos cumplidos. Tomó el gemelo que trataba de poner en mi muñeca y lo ajustó perfectamente con sus precisos dedos de cirujano.

_Hijo… estoy muy feliz de que haya llegado este día._ me dijo sosteniendo mi mano una vez que colocó el gemelo en su lugar, _tú más que nadie se merece ser feliz y sé que a partir de este día esa felicidad que embarga tu corazón no te abandonará jamás._ sus ojos y sus palabras eran sinceros y no pude más que estrecharlo en un fuerte abrazo, él había creído en mí en mis momentos de flaqueza y duda, él me había dado su aliento en los momentos en que más lo necesité… él había hecho posible que yo conociera a Bella,

_Carlisle… nunca te lo dije pero… gracias._ susurré sin romper nuestro abrazo _... por convertirme, si tú no lo hubieras hecho nunca habría conocido a Bella… y mi vida habría sido solo eso, algo vacío y sin sentido… gracias_ dije con la mayor sinceridad que podía expresar. Me soltó para tomarme de los hombros y mirarme a los ojos,

_Tú solo sé feliz… tu madre y yo te agradecemos… no solo por este día y por permitirnos verte feliz, sino porque nos das la posibilidad de tener otra hija._ me dijo sonriendo. Yo sabía que lo que me decía era verdad, de ahora en más comenzábamos un camino nuevo como familia… Bella no solo se unía a mí sino también a ellos, haciéndolos aún más completos.

_Espera a Alice… abajo ya está todo preparado, solo faltan los novios…_ dijo apartándose y palmeando mi hombro, se dirigió a la puerta y la abrió mirándome antes de salir,

_Padre… ¿cómo está Bella?_ nadie me había hablado de ella desde la noche anterior y ya me estaba inquietando.

_Ella está bien… pronto la verás, hijo… nunca la sueltes, hazle sabe que siempre estarás allí para ella._ me dijo comprensivo.

_Nunca me atrevería a soltarla padre…_ le dije dejando escapar una risita nerviosa. Cerró la puerta tras él y lo único que me quedaba hacer era esperar. Aunque la espera se hacia larga y tortuosa, podía saber lo que pasaba en el piso de abajo con solo agudizar mis sentidos. Oía murmullos y risas, pude reconocer las de mi padre y la de Emmett como siempre bromeando con los pobres invitados, reconocí la voz de mi madre y la de Carmen del clan de los Denali… supuse que Tanya y sus hermanas ya estarían allí. Escuché la vocecita de Alice aún más cercana, talvez en el segundo piso.

_Yo tengo que vestirme ahora, ¿puedes apañártelas sola unos minutos?_ le decía a alguien.

_Mmm a lo mejor si._ ¡esa era mi Bella!, una tonta sonrisa se me plasmó en la cara mientras me sentaba en mi sofá esperando oír más… pero la voz de Bella no llegó a mis oídos de nuevo. A cambio de eso unos dedos llamaron a mi puerta,

_¿estás vestido?_ dijo la vos de Alice. Le indiqué que pasara al tiempo que me paraba,

_Wow…_ me dijo mirándome de arriba abajo. _Edward pero si estás muy guapo!..._ me agarró las manos dando saltitos de alegría.

_Gracias Alice… de verdad, por hacer todo esto…_

_Vamos hermanito… deja eso para después, lo único que pido a cambio es que la hagas feliz,_ no podía estar tan de acuerdo con ella _ ahora ve… hay una hermosa mujer vestida de blanco que espera por ti._

Una sonrisa de felicidad se instaló en mi rostro para quedarse allí, asentí y vi a Alice dejarme en mi habitación, salí detrás de ella. Nunca me había parecido tan largo el corredor ni tampoco las escaleras… no fue porque debía recorrer la distancia que me separaba del salón a paso humano sino porque la ansiedad de estar junto a ella estaban carcomiendo mis nervios… la necesitaba, quería verla… sentirla y hacerla mía de todas las maneras posibles.

Mi madre estaba esperándome a los pies de la escalera, levanté la vista hacia ella y por el rabillo del ojo pude ver a todos nuestros invitados mirándonos, cuando llegué a su lado nos fundimos en un abrazo,

_Hijo…sé feliz._ mi madre sonrió con sus grandes ojos brillando, tomó mi brazo y fuimos juntos por el pasillo hasta el altar, cerré los ojos mientras caminaba y solo pensando en su rostro, el hermoso rostro de mi Bella, esperé por ella todo lo que llevaba de vida y ahora estaba a minutos de convertirla en mi esposa… a minutos de tenerla definitivamente siempre junto a mí.