Capitulo 4: Si pudiera dar mi vida por tí...

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Amigas... acá les dejo un nuevo capitulo de este fic. Les comento que lo estoy haciendolo del principio, así que tenganme pasciencia y en unos días publicaré los primero capitulos, besos. Por favor dejen sus comentarios.

Si pudiera dar mi vida por ti…

"El valor del corazón de vestirse de insensato, de fingir ser sutil tan solo por un rato, tratando de esquivar tu mirada, que dio con la agonía, que despierta tu sonrisa inocente, tan culpable como yo, por amarte ciegamente, sin cegar a la razón."

_No!... necesito los boletos lo más pronto posible!_ le dije en un portugués fluido a la operadora del aeropuerto de Río de Janeiro, debíamos volver y de manera urgente… Carlisle nos esperaba y Bella necesitaba ser vista por mi padre, él podía encontrar la solución a todo esto.

_Sé que las reservaciones estaban programadas para unas semanas más señorita, pero es urgente que viajemos lo antes posible a Washington_ mi cuerpo no podía detenerse, mientras Bella estaba asustada mirando desde la puerta de la habitación yo iba a toda velocidad buscando cosas por todo el cuarto para meterlas en la maleta que estaba abierta encima de la cama. Mi mente estaba por completo concentrada en todas esas tareas y sin embargo la preocupación más grande estaba a un lado de la puerta, mirándome asustada y con gesto de preocupación… mi Bella.

_Por favor quiero urgente hablar con el responsable de la aerolínea señorita, debe haber alguien competente para que me ceda esos boletos, no me importa lo que tenga que pagar… solo dígalo!_ esta situación me estaba sacando de quicio, si hubiese podido habría navegado hasta Río para amenazar al gerente de la aerolínea mostrándoles lo que era capaz de hacerle sino cumplía con mis requerimientos, pero era imposible hacerlo Bella necesitaba estar bien, y eso no incluía portarme como un loco desquiciado con los humanos idiotas que no querían venderme dos boletos de avión… mientras más pronto salgamos de este país más concentrado en mi esposa iba a poder estar, ahora no hacía más que asustarla y eso me carcomía el cerebro pero era necesario y no podía controlarlo. Mi urgencia porque Bella esté bien me hacía comportarme de esta manera.

_Está bien… mire, un imprevisto surgió y necesitamos regresar con suma urgencia a Washington, pagaré lo que sea necesario o hablaré con quien sea necesario pero deben darme esos dos boletos de avión para hoy de ser posible…_ luego de tanto insistir me pidieron que aguardara un momento, me iban a pasar con el gerente de la aerolínea.

_¿Si?... señor mire… es de suma urgencia que mi esposa y yo viajemos a Washington hoy mismo,_ el hombre de la línea aérea me discutía que no se podían cambiar las fechas de los vuelos con tan poca anticipación y que el vuelo estaba sobrevendido así que no iban a poder hacer nada.

_Sea como sea debemos regresar de manera urgente, se lo repito dispongo de la cantidad de dinero que a usted le parezca suficiente y con gusto pagaré lo que sea por un jet privado o algún medio que nos pueda llevar lo más pronto posible._ me faltó decirle que vendería mi alma, de ser eso posible, para no pasar ni un minuto más aquí y así poder darle las atenciones necesarias a Bella.

Después de insistir, discutir y hasta chantajear al gerente de la aerolínea me pidieron que esperara un momento, iba a chequear si habían Jets privados a disposición. Luego de un momento en que casi colapso por la espera, el gerente me dijo, para satisfacción mía, que contaban con un jet privado de la empresa y que me lo alquilarían si así lo quería yo.

_Muy bien, eso esperaba oír si quieren seguir teniéndome como cliente regular de la aerolínea, dígame el precio la hora y el lugar…_ le conteste tajante.

Después de acordar con el gerente la hora de salida y el precio del alquiler del jet, colgué el móvil tratando de serenarme lo más posible, Bella me estaba esperando y no necesitaba a un vampiro histérico a su lado, sino el Edward que ella conocía… el que la amaba y la acompañaba fura lo que fuere, por eso serené lo más que pude mis ánimos y me mantuve frío… mis emociones ya estaban enterradas en algún lugar de mi ser, no debía dejar que Bella me viera así… no debía hacer notar mi miedo.

_¿Bella?_ mi esposa se volteó lentamente y vi en la comisura de sus ojos lagrimas que caían sobre sus mejillas mientras que sus manos acariciaban su vientre, me alarmé …¿y si esa cosa la estaba dañando?!...

_¡Bella!_ crucé la habitación rápidamente y tomé su rostro entre mis manos,

_¿te duele algo?_ le dije mirándola a los ojos con preocupación, ella negó que le doliera algo… pero su expresión era de tristeza y dolor, tal vez no físico pero algo la estaba preocupando, algo que yo tenía que solucionar…, la abracé y la acuné en mi pecho.

_No tengas miedo, llegaremos a casa en dieciséis horas. Estarás bien. Carlisle estará preparado cuando lleguemos y nos haremos cargo de esto y tú estarás bien, muy bien._ le dije con toda seguridad, no iba a dejar que le pasara nada.

Notó mi preocupación y me pregunto de qué nos haríamos cargo, ¿a caso no veía en el peligro que estaba?... ¿a caso siempre iba a seguir viéndose tan insignificante que no iba a llegar a entender nunca lo que realmente significaba ella para mi?, ¿de lo que era capaz de hacer por ella?.

_Vamos a sacar a esa cosa de ahí antes de que pueda herirte. No te asustes. No dejaré que te haga daño._ traté de que mi voz suene lo más tranquila y segura posible, sacar de Bella lo que ella y yo habíamos concebido con amor, sea lo que sea, me dolía pero debía mostrarme fuerte y soportar… por ella.

_¿Esa “cosa”?_ me preguntó jadeando, en ese momento me arrepentí de habérselo dicho así, ahora ella asumiría que era peor de lo que ella pensaba. Esto que estaba en su interior, que se abría paso a la vida no tenía nombre, simplemente eso. Entonces sentí pisadas en la entrada de la casa… recordé de pronto que Gustavo vendría hoy… ¿qué me estaba pasando?, lo había olvidado… claro todos mis sentidos y mi atención estaban concentrados en Bella, todo lo demás no importaba. Maldije por la interrupción, no quería que nada la perturbara, así que le dije a Bella que me desharía de él y volvía.

Detrás de la puerta estaba él y su esposa Kaure,

_Esteban… Kaure, lo siento… no pude avisarles. Mi esposa y yo nos iremos dentro de unas horas, me temo que tendrán que volver más tarde para realizar la limpieza._ les dije lo más educadamente posible en un fluido portugués, dentro de lo furioso que estaba.

_Lo siento señor… traigo esta cena para su esposa…_ me dijo vergonzosa Kaure en un portugués dificultoso y algo atropellado mostrándome un paquete.

_Yo se lo daré, gracias…_ cuando iba a cerrar la puerta una mano la detuvo y Kaure hizo el ademán para entrar a la casa,

_Ya le dije que nos iremos pronto, ahora no es momento para recibirlos…_

Pero era inútil, Kaure ya estaba con un pie dentro de la casa dispuesta a entrar, su mente era un torbellino de pensamientos… buscaba el rostro de Bella más que nada y sentía miedo hacia mí.

_Solo quiero saludar a su esposa…_ me dijo algo nerviosa avanzando por el pasillo hasta la cocina,

_Gustavo dile a tu esposa que estamos en plenos preparativos para irnos de la isla, en este momento no puede verla… no es buen momento, ¿podrían dejarnos tranquilos?!_ un gruñido salió de mi pecho pero Gustavo seguía a su esposa tímidamente, en su mente también estaba el rostro de Bella pero había más preocupación por mi actitud hostil. Me adelanté a ellos para alertar a Bella antes de verlos.

Ella estaba recargada en la encimera de la cocina con lagrimas aún en sus ojos, me acerqué a mi esposa y con una mano le limpié delicadamente las mejillas mojadas mientras le advertía al oído que Kaure estaba ahí con el pretexto de dejar la cena pero que en realidad la única razón era asegurarse que aún no la había asesinado… me fue difícil decirle eso, porque indirectamente eso lo estaba haciendo, asesinándola.

Kaure entró al mismo tiempo en que yo daba media vuelta y agarraba la mano de mi Bella, la miró de arriba abajo examinándola y recorriendo cada una de sus facciones. Su mente estaba concentrada en analizar el color de sus ojos, sus mejillas sonrojadas, sus ojos humedecidos mientras Bella asentía con la cabeza en señal de agradecimiento por el plato que Kaure ponía sobre la encimera.

_Esta cena es para usted señora…_ dijo Kaure tímidamente, había alivio en su mente, se conformaba con lo que había visto, Bella la miró sin comprender.

_Vallase… ¿ya está conforme?!_ le dije una vez que terminó con su escrutinio.

Al darse media vuelta vi que de repente Bella giraba hacia el fregadero y vomitaba una vez más… las nauseas se debían al fuerte olor a comida insoportable para mi, mucho más para una mujer embarazada. Rápidamente la tomé de la cintura y con una de mis manos le enfrié la frente bañada en sudor…

_Calma mi Bella… todo irá bien, te lo prometo amor… ya lo verás…_ le dije al oído casi inaudiblemente. Me percaté cuando volteé mi cabeza que el plato de comida estaba aún en la encimera y Kaure estaba mirándonos con una mueca de preocupación desde la entrada de la cocina, puse rápidamente el plato en el frigorífico para luego seguir atendiendo a mi esposa. La abracé fuertemente cuando se terminó de limpiar y entonces sentí un jadeo, Kaure buscaba en su mente la manera de ayudar a mi esposa, ni en sueños la iba a tocar… ví a Bella en la mente de la mujer, tenía sus manos en su vientre. Ella fijó su vista en ese gesto y comprendió. Yo ahogué un grito al ver las imágenes en su mente, ví a Bella con una gran barriga, la vi en su mente de esta manera… solo atiné a escudar a mi esposa detrás de mi cuerpo protegiéndola instintivamente….¿ qué sucedía con esa mujer?, ¿era su imaginación o tenía la habilidad de Alice?… ¿podía ella tener visiones del futuro?...

_ ¡¿eso ha hecho señor?!!... por eso no quería que la viera!!…_ me gritó la mujer en un dificultoso portugués y alzando su puño,

_ No tiene idea!!!... usted no tiene idea de lo que ha hecho!!!... la ha condenado!_ seguía gritando avanzando dos pasos hacia mí. Yo la enfrenté avanzando hacia ella mientras sentía cómo Bella tironeaba de mi brazo. No iba a dejar que se acercara a ella ni un paso más. Yo sabía muy bien lo que había hecho, no necesitaba recordatorio… sabía que la había corrompido al punto de dejarla embarazada… embarazada de un monstruo como yo.

_ Lo sé…_ decidí hablarle en su lengua nativa, en ticúna… para que comprendiera el dolor que me embargaba… para que en su preocupación pudiera entender la mía. _ Sé lo que hice y sé también que la puse en peligro… no tengo palabras, no tengo perdón… temo perderla, lo único que quiero es que mi esposa este bien… por favor… entiéndame… necesito darle tranquilidad._ luego de mirarme algo sorprendida me miró con desconfianza y me dijo,

_¿A caso no conoce las leyendas señor?... ¿por qué no la cuidó?, en mi pueblo esto es un trabajo del demonio… a caso no sabía?... ¿Qué es usted señor?, yo conozco a los iguales a usted, es usted un bebedor de sangre ¿verdad?_ yo no podía decir nada, ella sabía lo que era y estaba en toda razón, solo pude asentir con toda la pena cargada en mi espalda y en mi muerto corazón. Ella me miró aterrorizada santiguándose, en sus pensamientos estaban las imágenes más aterradoras que ella misma había visto, demonios y criaturas que vivían en la selva y atacaban a las tribus.

_Eso no soy yo… yo no sería capas de matarla ni de hacerle daño… pero esto se me fue de las manos, ella… es mi vida._ dije al ver que Kaure me relacionaba con esas criaturas sanguinarias.

_Pero lo hizo… ¿no ve?... lo hizo!... aún sabiendo que era peligroso para ella!_ me dijo acusándome,

_Lo sé… soy lo peor que existe bajo este cielo y no la merezco… a pesar de todo, no pude cuidarla… pero si usted nos deja ir mi padre que es médico, podrá salvarla… eso no nacerá._ dije con la cabeza gacha… la tristeza me nublaba la razón y el entendimiento, había dejado de ser yo… solo me quedaba suplicar. Ella pareció entenderlo aunque siguió observándonos a Bella y a mí con duda, dio un paso acercándose a mi esposa y realizó un gesto con sus manos, como un balón en su estomago, en sus pensamientos una mujer daba a luz a un niño que previamente había desgarrado el cuerpo de su madre, eso me aturdió y si hubiese sido humano habría llorado. Kaure se acercó aún más a Bella y preguntó,

_¿Ella sabe lo que le sucederá?_

_No… no lo sabe_ dije tenso

_¿Morirá?_ esta vez fui yo el que preguntó ya sin fuerzas … ella dudó pero después vi su respuesta en sus pensamientos… “si, morirá por esa criatura”, Kaure veía su futuro, ví a mi Bella muerta a mi lado… con mis ropas empapadas en sangre mirando su cuerpo desgarrado y mutilado, entonces me di cuenta que esa misma visión la había visto en su mente el primer día que nos visitó, cuando tenía una leve sospecha de lo que yo era.

_ no… no, debo evitarlo mujer, lo haré_ le dije congestionado por la pena que me inundaba, me quebraba por dentro y era un dolor tan fuerte, tan grande que lo primero que se me vino a la mente como un deja vu fue acudir a los Volturis nuevamente, para que hicieran su trabajo final en mí. No iba a vivir un minuto sin ella, no lo haría… no otra vez.

Kaure avanzó hacia Bella con lentitud, esta vez no la frené… sus pensamientos eran de compasión por mi esposa, era pena… no tan grande como la mía, pero pena al fin. Por el rabillo del ojo pude ver cómo Kaure ponía su mano en la insipiente barriga de mi esposa,

_Morte_ dijo en portugués, lo bastante claro para que el pulso cardiaco de Bella se acelerara al entenderlo y para que yo muriera de dolor, peor que el que Jane pudiera darme o peor aún que ver a Bella en una cama de hospital herida por James, esto era peor que todo eso junto. La mujer dio media vuelta y desapareció por el corredor, la vi irse con esa palabra retumbando aún en mis oídos.

_¿A donde vas?_ le dije a Bella sosteniéndola de un hombro al darme cuenta que caminaba, me dijo que iría a lavarse los dientes de nuevo.

_No te preocupes por lo que ha dicho, no son nada más que leyendas, viejas mentiras para entretener a la gente_ le dije al notar su preocupación, pero me hizo saber que no había entendido nada. No era así, yo sabía que ella había entendido lo que la mujer había dicho, aunque no quisiera reconocerlo la ultima palabra la reconocería cualquiera.

Esperé a que terminara de lavarse los dientes para ir por el equipaje y llevarlo a la lancha,

_Edward…_ me llamó antes de irme, _ ¿te importaría si nos llevamos algo de comida?… ya sabes, por si me entra hambre otra vez._ me dijo tiernamente… aún comportándose con toda su dulzura y tan inocente como siempre, eso lo hacía todavía más duro.

_ Claro. No te preocupes por nada. Llegaremos alado de Carlisle, en una cuantas horas de verdad y pronto todo habrá terminado._ le dije tratando de parecer seguro y fuerte. Di media vuelta y salí con el equipaje y al llegar a la lancha no hice más que dejarme caer dentro de ella partido por el dolor y la agonía.

Entonces lloré, con mis ojos secos y mis manos en mi cara, mi cuerpo se convulsionaba por los sollozos que pugnaban por salir de mi pecho, quería romper, desgarrar o matar a alguien y ese alguien era yo. Deseaba poder tomar el lugar de ella y entregarme a la muerte tan solo para que mi Bella estuviera bien.

_Maldito… mil veces maldito!!_ me dije golpeándome con fuerza el pecho, no había dolor más grande que éste… no había otro.